-Entonces ¿fue hace un par de meses?- Indagó Hongbin
-Siete meses, dos semanas, cuatro días y once horas- Contestó Hyuk sin más, Hongbin cada vez se preocupaba más por los trastornos mentales de este chico, parecía bastante obsesionado con el tema de su muerte, que en realidad fue solo la de sus padres, pero, esta ya era su segunda visita, y otra vez tuvieron que obligar al pobre de Hyuk a entrar a su consultorio por la fuerza. Pero esta vez, Hongbin le prohibió entrar con cigarro, si en su hoja de diagnóstico sale que está en tratamiento para dejar la nicotina, el, como alguien que forma parte de su tratamiento tiene que ayudarlo a dejarla.
-¿Por qué te gusta tanto fumar?- Le preguntó Hongbin mirándolo atentamente, en eso consistía prácticamente su visita al consultorio, en Hongbin preguntando lo que sea, y en Hyuk respondiendo lo que sea.
-No me gusta, en realidad lo odio, pero, me hace sentir algo, y sintiendo cosas puedo llegar a creer que estoy vivo, no lo podría explicar, pero me encanta la sensación de estar vivo otra vez- Este pobre niño, pensó Hongbin, se refugia en la nicotina tan solo por el efecto que este produce en su cuerpo, cuando en realidad lo único que hace es apurar su verdadera muerte y la de todos los que lo rodean. Hongbin se aburrió de preguntarle cosas en relación a su diagnóstico y síntomas, quería preguntarle otro tipo de cosas, cosas no tan frías como las relacionadas con su enfermedad, si no algo más personal.
-¿Cuando te teñiste el cabello de ese color?- Le preguntó mientras ponía una mano bajo su barbilla para apoyarse en ella, mostrando su interés. Hyuk pareció pensarlo mucho tiempo.
-Hace como cinco meses, el cabello negro es demasiado sombrío- Le contestó con una mueca de susto graciosa, tanto que hizo que Hongbin soltara un pequeño bufido de risa.
-Entonces ¿Yo te parezco sombrío?- Le dijo tocando su propio cabello.
-No- Contestó simplemente, mirándolo directo.
-¿Por qué yo no?- Hongbin también lo miraba directamente, era como una guerra de miradas, Hongbin no dejaría que un pequeño niño deprimido lo intimidara.
-Porque tu sonrisa...- Hizo un gesto con las manos cerca de sus ojos.
-Irradia luz propia, no se si será genuina tu sonrisa, pero prefiero creer que si lo es, lo que si se es que es muy linda.- Y tenía razón, no solía reírse sinceramente nunca, pero, con ese niño si que lo había hecho, ¿La razón? ni el mismo la sabía, pero, ya se podrían contar más de cinco risas no fingidas, lo cual es un record.
-Gracias, creo que desde ahora sonreiré más- Hongbin sonrió mientras lo decía, definitivamente sonreiría más.
-Hazlo, ojalá mi sonrisa fuera así de bonita, aunque no sonrío casi nunca, sonreiría sin motivos si fuese como la tuya- Le dijo Hyuk a Hongbin encorvándose en la silla frente al escritorio de Hongbin.
-No he visto tu sonrisa-
-Y no esperes verla jamás, no sonrío desde mi muerte- Cuando le volvió a mencionar ese tema, Hongbin pensó en algo, si aun no era mayor de edad en Corea, y además es huérfano, incluyendo a eso su problema mental ¿Dónde vive?
-Hyuk, ¿Puedo saber donde te estás alojando?- Buscó una palabra que no fuera vivir, porque, al parecer a Hyuk no le agradaba esa palabra
-¿Yo? Mmm, con los hombres malos, el chico de traje me ha dicho que yo no soy como ellos, el me dice que yo no soy malo, pero, ya no estoy seguro, ya que todos me tratan como si lo fuera- Los hombres malos...El chico de traje...Hongbin no tenía ni la capacidad ni la imaginación suficientes como para entender a qué se refería.
-¿Qué hombres malos?-
-Los que han asesinado personas, todos me dicen que soy como ellos, pero yo no he matado a nadie- ¿La cárcel? Hongbin se preguntó ¿Cómo demonios podían tener en la cárcel a este chico? quien obviamente no sería capaz de matar a nadie, o es que aún no sabía mucho acerca de su paciente, lo que a Hongbin más le apasionaba de ser psicólogo era el hecho de que en media hora podía jactarse de conocer a las personas mejor que lo que ellas mismas se conocen, pero con este chico Hyuk, la verdad es que estaba en blanco, no tenía ni la menor idea de como funcionaba su cabeza, no sabría decir si es feliz o no, no sabría decir si de verdad no le gusta fumar, o si en realidad le encanta, pero algo si puede decir, y es que, con las condiciones mentales de este chico, no podría matar a nadie, si fuese así, todo apuntaría a que ya se hubiese suicidado hace tiempo.
-¿Cómo se llama el que te defiende el el caso?- Hongbin decidió hablarle adultamente, ya que, no estaba de humor para prestarse al juego de "Los hombres malos" y "El chico de traje"
-¿El chico de traje? Se llama Taekwoon, su cabello es negro, él si me parece sombrío, ya que no habla mucho cuando no estamos en la corte, y, además tiene un aura malvada- Aura malvada, Hongbin ya no podía más con este chico.
-Hyuk, tu no hiciste nada malo ¿Cierto?-
-Pero por supuesto que no hice nada malo, tarde o temprano saldré en libertad- Ahora se comportaba como adulto, Hongbin aún no se podía acostumbrar a sus cambios de humor tan repentinos.
-¿Y donde te quedarás cuando salgas libre?- Le preguntó Hongbin con voz de un interrogatorio policial.
-Supongo que en un orfanato, hasta cumplir la mayoría de edad-
-¿Cuánto falta para eso?- Hongbin hacía sus preguntas cada vez más rápido.
-La verdad es que no mucho, oye hyung, creo que es injusto que tu solo preguntes y yo tenga que contestar todo, ¿Qué tal si cambiamos papeles?- Cambiar papeles, Hongbin no había pensado en eso, pero, la verdad es que no parecía tan mala idea, tal vez así podría saber más de la personalidad (bastante distorsionada) de Sanghyuk.
-Está bien- Revisó la hora en su reloj.
-Nos quedan diez minutos de sesión, pregúntame lo que quieras-
-Espera, lleguemos a un acuerdo- Dijo Hyuk ahora acomodándose bien el la silla y cruzando las piernas.
-Todos los días, a la hora de nuestra sesión, me darás diez minutos para preguntarte cosas, tu tendrás tus veinte minutos para tratar de hacer algo con esta pobre cabeza trastornada mía, aunque, te advierto- Se acercó rápidamente a Hongbin, dejando sus caras muy cercas, pero Hongbin no pareció inmutarse ni un poco, y solo permaneció en su lugar mirando a Sanghyuk.
-He estado en cuatro hospitales psiquiátricos y he ido a seis psicólogos, y todos siempre se rinden, y es por eso mismo que terminé en la cárcel, simplemente pensaron que soy un asesino- Aunque Hongbin intentó no demostrar emociones ante lo que le decía Hyuk, se asustó bastante del nuevo cambio del chico.
-Tus diez minutos se van a acabar- Le dijo en un tono burlón Hongbin a Hyuk.
-Descuida, solo tengo una pequeña pregunta...- Le dijo Hyuk levantando las cejas.
-¿Cuál es?-
-¿Eres gay?- Esa pregunta simplemente le sorprendió demasiado, nadie jamás le había cuestionado sobre sus preferencias sexuales, la verdad es que Hongbin hace poco era cien por ciento heterosexual, pero, luego de una aventura loca de una noche (que por cierto vivió cuando aun no salía de la universidad) se trató de auto-convencer de que quizás, solo quizás, le atraían los hombres también, no fue hasta la segunda aventura con otro chico que se convenció de que ya era bisexual, pero, cuando después de eso intentó volver a tener relaciones con una mujer, sinceramente le pareció aburrido, no le fue placentero, o quizás si, el sexo siempre es placentero, pero, le pareció insuficiente comparado a sus noches con amantes del mismo sexo, por lo cual, hace poco tiempo que se volvió un homosexual asumido.
-¿Por qué el repentino interés hacia mis preferencias?- Le preguntó Hongbin con una mirada impenetrable.
-Es que...- Hyuk se le quedó mirando bastantes segundos antes de continuar con su respuesta.
-Simplemente me entró curiosidad- Le dijo moviendo juguetona y aniñadamente su cabeza.
-Si, soy gay, hace un tiempo, no mucho la verdad- A Hongbin no le pudo parecer más extraña la pregunta de su paciente, pero, la olvidó, asi que, simplemente se despidió de Hyuk y dejó archivado en su agenda la cita de mañana.
Esa noche Hongbin soñó, soñó con su paciente, el pequeño Hyuk, este estaba llorando, llorando muy fuerte, pero su cabello estaba oscuro, y en definitiva, lucía muy sombrío, tal y como el había dicho, pero eso no fue lo más raro de su sueño, lo más raro fue, que antes de despertar, escuchó al chico susurrar algo.
-Quiero vivir-