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"El diario de la Luna" (EXO) por Sai Choi

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Notas del capitulo:

Sup? 

Notece que cada vez meto más personajes, no vallan a perderse xD

Seúl, Sábado 09:36 a.m

 

P.O.V Tao:

 

Era una bellísima mañana para salir a caminar, sobretodo para salir de compras al centro comercial más caro de Seúl.

Los primeros días no quise aprovecharme de la bondad de los Choi al darme una tarjeta de crédito para mis gastos, pero sinceramente cuando Zelo me invito al salón de belleza no pude resistirlo.

Trajes, zapatos, camisas, pantalones, lentes de sol, sombreros y joyas eran muchas de las cosas que estábamos cargando en nuestras bolsas, Zelo parecía un niño correcto pero era todo lo contrario, era un pequeño diablo en derrochando el dinero… Oh bueno, era un chiquillo travieso.

 

-Déjame decirte Tao, te ves genial. –sonreí, había caramelizado el color rubio de mi cabello, también me había perforado la oreja. –No te pareces en nada al panda deslucido y pelirrojo que eras cuando llegaste.

 

-¿Tan mal me veía? –el asintió y suspiré, al menos ahora me veía fabuloso. –La familia Wu jamás me dio muchos lujos a mi y a mi familia, mi cabello pelirrojo lo logré al pelear con Kris y escapar de casa, me encontraron a las 5 horas, le echaron la culpa a Kris y como disculpa me dejaron teñirme el cabello.

 

-Debiste haberte escapado más seguido hyung, -rió y lo imité, luego miré mis bolsas. –No hay ninguna tienda a la que no hayamos entrado ya… Tao.

 

-¿Si? –estaba mirando la hora en mi teléfono cuando me llamo, gire a verlo y se lo veía algo avergonzado. -¿Qué pasa?

 

-Anoche escuché a Tiffany y a Top hyung hablando de tu don… -no le entendía bien.

 

-¿Don? –el asintió. –Disculpa Zelo, no se que es un don.

 

-Tu habilidad… Ya sabes… –se frotó las manos, lentamente habíamos comenzado a caminar hacía la limosina, esta vez solo la trajimos para las bolsas, nosotros volveríamos caminando a la mansión. Así le dijimos la chofer, el guardo nuestras bolsas y luego se marchó hacía la mansión. –Tu… Control del tiempo.

 

-Ohh… -sonreí, el solo me regalo un gesto de pena. –Lo siento, no te había entendido Zelo, no lo llamamos Don, en china se dice:”Liwú”… -cruzamos la calle hacía un parque repleto de árboles, frené mi caminata y tomé una rama del suelo para escribir en la tierra:” 禮物”. –Significa regalo.

 

-Así que así lo llaman… -murmuró mientras tomaba asiento en una pulcra y blanca banca del parque, otra de las cosas que me encantaban de Seúl era lo limpia que era la ciudad en si. Yo opté por seguir de pie, no tenía deseos de sentarme, y si lo hacía luego no tendría ganas de levantarme. –¿P-podrías enseñármelo?

 

-Me suponía que lo pedirías tarde o temprano. –suspiré, odio que la gente sepa quien soy. –Pero si lo hago tu deberías de mostrarme el tuyo.

 

-Yo nací sin don. –abrí los ojos como platos, eso no era biológicamente posible, que un lobo con la sangre tan pura como la de Zelo hubiera nacido sin habilidades. –Solo tengo un olfato más agudo y tal vez mejor oído… Tranquilamente puedo decirte que alguien nos estuvo siguiendo toda la mañana.

 

-¡¿Qué?! –miré en todas direcciones pero no vi a nadie.

 

-Oh no te preocupes, no reconozco su aroma, pero puedo asegurarte que no es un lobo. –respiré tranquilo, si alguien enviado por Kris llegara a estar aquí estaría en serios problemas puesto que aunque soy veloz, no tengo resistencia para correr por mucho tiempo. –Entonces, ¿Me lo enseñaras?

 

-Bueno… No veo otra opción… -tomé su mano pero la retiro de manera brusca. –Si quieres ver como funciona debes darme la mano Zelo…

 

-Emm… No me tomes por mal educado Tao y tampoco es que no quiera tomarte la mano… -explicaba mientras metía su mano dentro del puño de su camiseta mangas largas, debido a que era una mañana fría, raro del verano.

 

-Eh… Claro. –no quise darle mucha atención al asunto, me parecía raro, puesto que hoy nos lo habíamos pasado del brazo, como si fuéramos pareja. -¿Puedo tomarte del brazo?

 

-¡Claro! Del brazo si, de la mano no porque… -se quedó callado unos segundos. –No estoy acostumbrado, me pone realmente incomodo que alguien lo haga… Sería como… Si de la nada Kris Wu apareciera y dijera que te ama.

 

-Ouh, ahora entiendo. –eso sería realmente traumático, entiendo que el pequeño sienta esa incomodidad, siendo sincero jamás en el tiempo que llevó aquí le he visto tomar la mano de alguien. –No hay problema Zelo. –me tomé de su brazo y sonreí. Luego simplemente cerré mis ojos y respiré de manera tranquila, para hacer lo que iba a hacer debía concentrarme demasiado. Inhalé y exhalé repetidas veces, mientras el sonido a mi alrededor lentamente desaparecía, dando paso a una soledad y silencios infinitos, de esos que uno cree que serán interrumpidos en cualquier momento, y efectivamente lo fue.

 

-¡¡¡WAAAA!!! –abrí mis ojos solo para encontrarme con un Zelo super emocionado que no dejaba de saltar en su lugar. Era raro ver a un chico tan alto saltando de esa manera. -¡¡Es impresionante!!

 

-¿Tu crees? –no era por ser modesto, es solo que para mi no es tan genial como para otras personas. Miré el parque, silencioso, una bella pareja que hasta hace segundos corría ejercitándose ahora se encontraba petrificada. Su cabello, ojos, boca, extremidades e incluso sus cerebros se habían detenido. Lo mismo ocurría con un grupo  adolescentes que anteriormente patinaban, el tiempo se había detenido justo en el momento en que uno de los patinadores estaba por destrozar su cabeza contra el suelo, vaya suerte.

 

-¡¿Bromeas?! ¡¡Acabas de silenciar a todo Seúl! –se soltó de mi agarre y comenzó a correr por entre las personas dispersas, que ahora no parecían más que maniquíes de muestra en alguna nueva tienda de moda.

 

-En realidad creo que silencie a todo el mundo… -giro a verme con los ojos y boca abiertos como platos. –Es que aún no lo manejo a la perfección, pero cuando lo haga podré congelar a mi antojo pequeñas partes de fragmentos espacio-tiempo.

 

-Mira hyung, no entendí ni un pepino de lo que dijiste, pero te aseguro… -murmuro mientras se acercaba a unas palomas que estaba congeladas en pleno vuelo. -Que esto es lo más sorprendente que he visto en mi vida.

 

-Gracias Zelo. –sonreí de manera cansada, suspiré y de un momento a otro todo el ruido y movimiento volvió a su curso natural, me sentí cansado. –Lo malo es que pierda algo de tiempo al hacer esto… Acabo de perder una hora de vida por solo 5 minutos de tiempo congelado.

 

-¡Pero eso no inj---- -la voz de Zelo se vio interrumpida por un sonido seco y seguido de eso un grito desgarrador. Seguimos con la mirada el alboroto y nos dimos cuenta que el skater que yo había congelado en el aire efectivamente se había roto la cabeza contra el pavimento, podíamos ver claramente como aquel liquido rojo bañaba el asfaltado. -¿N-n-o puedes hacer nada?

 

-Lo siento… -suspiré, y desvíe la mirada, mucha gente se acercaba a ver al chico muerto (aparentemente), pero nosotros solo nos quedamos en nuestro lugar a unos cuantos metros de distancia. –Lo tengo prohibido… Podría morir si lo intento.

 

-Ya… -el también desvió y bajo la mirada, los gritos de horror y llantos no habían dejado de oírse. –Ya veo… Volvamos a casa…

 

“Es una lástima, había empezado como una bella mañana de compras”.

 

 

 

 

Seúl, Sábado 19:39

 

P.O.V Lay:

 

 

Trabajar con las manos vendadas me resultaba realmente incomodo.

Desde la aparición de la mujer rubia llamada Krystal en mi apartamento todo me estaba saliendo mal.

El ascensor del edificio se descomponía cada vez que yo iba a subirme, la cafetera de mi cocina empezó a odiarme, las Ajummas ahora me ignoraban y… Lo peor de todo, el extraño olor a vainilla que mi casa solía tener fue suplantado por un horrible olor a rosas.

 

“Odio las rosas, sobre todo si estas son rojas”

*Exactamente, las rosas rojas son horrendas*

“¿No deberías de estar trabajando Yixing?”

 

 

Mierda, tenía razón.

En estos momentos debía de estar limpiando las mesas.

Salí de la cocina con un trapo en mano y en la otra una bandeja, me dirigí a la primera mesa, no había ningún cliente, este ya se había ido y al hacerlo había dejado un desastre en la pequeña mesa de caoba.

 

“Que gente mal educada…”

*¿Puedes no molestar en horas de trabajo?*

“Que bebé”

 

Suspiré de manera pesada, estaba un poco agotado, hoy la cafetería había tenido el doble de clientes de lo normal, y solo yo, el cocinero y 2 meseros más nos hicimos cargo de la atareada tarde, ahora apenas y si se había calmado.

Lee Joon, J-Hope y yo apenas si podíamos manejar la situación, por suerte el número de clientes ya había bajado y J-Hope, el menor de los meseros, estaba descansando en una de las sillas de la cocina. Exactamente en ese momento la campanilla de la puerta nos aviso que entraba otro cliente.

 

-¿J-Hope-shii? –el asomo su cabeza por la puerta de la cocina, ese chico siempre tenía una sonrisa de oreja a oreja. -¿Limpiarías las mesas mientras atiendo?

 

-Claro hyung. –salió de la cocina, le tendí el trapo y bandeja para limpiar, luego me dirigí hacía la pareja de chicos que había entrado, eran ambos de baja estatura, uno pelirrojo y otro pelinegro.

 

-Vengan por aquí, los llevaré a una mesa limpia. –les llamé la atención y el pelinegro me miro de manera extraña, no sabría de que manera decirlo. Los guíe hasta el segundo piso, era una cafetería realmente grande. -¿Qué debería traerles?

 

-Tráenos… -murmuraba el pelinegro mientras leía el menú, el chico pelirrojo y cachetón empezó a romper una servilleta para entretenerse, “Mal educado… Me harás un desastre de papel”, pensaba. –A mí un simple americano. –lo anoté rápidamente en mi anotador de unicornios. -¿Tu que quieres MinSeok hyung?

 

-Un frapuccino… -murmuro el pelirrojo, jamás abría imaginado que era el hyung. Ya que este estaba vestido como un adolescente de mi edad, mientras el pelinegro tenía lo que parecía ser un traje muy caro. –Con donas.

 

-Les traeré su pedido en un momento, gracias por elegir “Dreams Coffee”. –era el eslogan de la cafetería.

 

Me fui dejando al par de chicos solos, bajé las escaleras y dejé el pedido al cocinero/barista. Eché un rápido vistazo a la planta baja de la cafetería, las mesas ya estaban limpias gracias a J-Hope, y había como mucho unas 12 personas dispersas.

 

Otra vez la campanilla había sonado.

 

Suspiré y me dirigí otra vez hacía la puerta, ahí estaba el chico JoonMyun, espléndidamente vestido con un traje negro y corbata azul, al igual que el pardo de sus ojos.

 

-B-bienvenido… -llamé su atención y el giro a verme con una pequeña sonrisa, sentí como si me derritiera, y por muy extraño que parezca, la sensación me resultaba conocida.

 

-Hola… ¿Lay verdad? –asentí como retrasado y el volvió a sonreir, debería dejar de hacer eso. –Estoy buscando a un chico pelirrojo y otro pelinegro.

 

-A-a si… -asentí otra vez y luego de manera nerviosa pase una de mis manos por mi cabello, las vendas eran incomodas. –Ellos están en el segundo piso.

 

-¿Qué te ocurrió en las manos? –su gesto facial ahora se veía preocupado.

 

-Oh, me queme con agua caliente… -expliqué con una de mis mejores sonrisa. –No es nada, déjeme llevarlo a donde están sus amigos.

 

-¿Seguro que fue el agua? -¿A que venía esa pregunta?

 

 

-Si, la olla estaba caliente… -algo rondaba en mi cabeza, era una duda que no dejaba de comerme. –Disculpe, ¿No nos hemos visto antes?


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