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Amor en el tiempo por Misaki Heartfilia

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Notas del capitulo:

Misa: holi ^^ perdonen la tardanza (dos semanas) pero estaba terminando el semestre y no tenía mucha inspiración xD además estaba media depre (me robaron TT^TT) y este capi le tuve que escribir la mitad (es cosa nueva) y por cierto -se esconde detrás de Kaguya- vine con protección. Nos leemos al final.

PD: todos los reviews contestados.

¡A leer se ha dicho!

Capítulo 3: Sucesos.

 

Después de pasar a buscar a Lee y andar unos 10 minutos en el auto, por fin Hana, una chica de ojos negros y dos triángulos rojos en el rostro, iguales a los de Kiba, los dejó en la entrada de la Rinnegan tras decirles que pasaría por ellos a las 11:30 de la noche. Luego de eso, los donceles se dirigieron a la entrada en donde se encontraba un guardia de traje y gafas oscuras que los detuvo.

— ¿Tienen permiso para entrar? —les preguntó de manera seria intimidando un poco a los donceles, menos a Lee, quien esbozó una sonrisa.

—Claro que sí, Gai-sensei —respondió Lee a lo que el hombre se quitó las gafas.

—Oh, Lee, no te había reconocido. Por supuesto, pasen, no hay ningún problema —les abrió el paso sonriendo y de paso, mostrando un pequeño brillo en los dientes mientras levantaba el pulgar en señal de aprobación.

—Gra-gracias —dijo Hiroshi y se apresuró a entrar ya que el hombre le parecía un tanto extraño.

— ¿Quién era? —le preguntó Kiba a Lee cuando ya estuvieron adentro.

—Mi tío, Gai Maito —respondió sonriendo con el mismo brillo en la sonrisa que mostró Gai y tanto Hiroshi como Kiba, entendieron el porqué de semejante parecido.

—Ya veo —dijo Kiba algo nervioso y los tres donceles se sentaron en una mesa mientras un montón de jóvenes de la edad de ellos, bailaban al son de la música.

La discoteca Rinnegan, aparte de ser la más popular de Konoha, tenía la característica de estar dividida en dos secciones, una era para los jóvenes de entre 14 y 17 años —que era en donde se encontraban Hiroshi y sus amigos— lugar en el que podían bailar y beber bebidas y jugos —nada de alcohol—, y estaba la otra sección que era para mayores de 18 contando con todas las libertades disponibles.

— ¿Qué les parece si pedimos algo? —sugirió Lee y los otros asintieron.

—Yo quiero un jugo de frambuesa —pidió Hiroshi.

—Y yo uno de piña —pidió Kiba, entonces Lee se dirigió a la barra a hacer los pedidos.

Al cabo de unos minutos, una mesera les trajo los jugos despidiéndose con una sonrisa.

—Gracias —dijeron los tres al unísono.

Luego, se pusieron a conversar amenamente mientras tomaban de su jugo cuando de repente un par de chicos mayores que ellos se acercaron a su mesa, más específicamente, a Hiroshi.

—Oye tú ¿te gustaría ir a bailar con nosotros? —le preguntó uno de ellos que era de cabello blanco y ojos verdes.

—No gracias —le respondió Hiroshi de la manera más cortés posible.

—Anda, ya verás que nos la pasaremos muy bien —insistió usando un extraño tono.

—No gracias, pero estoy muy bien con mis amigos.

—Te estás haciendo el de rogar, ¿no?  —habló esta vez el otro tipo que era de cabello negro amarrado en una coleta y ojos también negros.

—Claro que no y les pido que por favor me dejen en paz —explotó Hiroshi.

—Eres muy aburrido ¿verdad?

—Él les dijo que se vayan, así que será mejor que lo hagan —dijo Kiba bastante molesto ante la insistencia de los tipos a lo que éstos se retiraron bastantes molestos.

— ¿Qué haremos? —le preguntó el pelinegro de nombre Kidoumaru al otro.

—Esperaremos, que ni crea que esto se va a quedar así —respondió el peliblanco de nombre Kimimaru poniendo una retorcida sonrisa en el acto mientras miraba a Hiroshi a lo lejos.

 

Después de aquel incidente, los donceles siguieron en lo suyo, salieron a bailar un rato solo entre ellos, aunque cabe decir que a Hiroshi no le faltaron invitaciones a lo que él les respondía con un cortés “no”, que los varones entendían a la perfección, por suerte, no eran igual de insistentes que los primeros. Ahora se encontraban de nuevo en la mesa y habían pedido más jugos cuando de repente, Lee levantó la mano para señalar que había llegado un Dj, acción provocó que diera vuelta su vaso de jugo, derramándolo encima de Hiroshi.

—Lo siento mucho Hiroshi —se disculpó muy apenado.

—No te preocupes, iré al baño a limpiármelo —le sonrió.

—Yo te acompaño —le dijo Lee.

—No, no hace falta, puedo solo, además, tú querías ver a ese Dj. Vuelvo enseguida —Hiroshi se levantó y se dispuso a ir al baño, luego de que Lee le indicara a donde ir sin saber que era observado atentamente por dos personas.

Cuando llegó, cogió un poco de papel y trató de limpiarlo, pero como era jugo de naranja la mancha quedaría ahí y en lo único que pensó en ese momento fue en que su obaa-chan lo iba a regañar. Suspiró y cuando abrió la llave del grifo, escuchó que alguien entró, pero no le prestó atención ya que aquel era un baño exclusivamente para donceles hasta que alguien lo agarró por detrás tapándole la boca y lo jaló bruscamente hacia atrás.

—Cierra la puerta —dijo el que lo tenía sujetado y Hiroshi reconoció esa voz y al tipo que acababa de cerrar la puerta, eran los dos tipos de antes, pero ¿Qué querían? ¿Acaso se habían molestado tanto porque él los había rechazado? Lo más probable era que ellos quisieran algo más allá de un simple acompañamiento a bailar.

Comenzó a removerse inquieto entre los brazos del peliblanco quien era el que lo sujetaba mientras que el otro lo miraba de frente poniendo una sonrisa lasciva en su rostro.

—Así que creíste que te ibas a librar fácil de nosotros ¿no? Pues te equivocaste —le habló al oído Kimimaru haciendo estremecer de miedo a Hiroshi ¿lo iban a violar? No quería ni pensar en eso, pero tal pareciera que así iba a ser.

—Vamos a acabar rápido —dijo Kidoumaru.

—Tienes razón ¿Quién va primero?

— ¿Qué tal los dos? —sugirió el otro y ambos empezaron a reír. Hiroshi se asustó por lo que utilizó todas sus fuerzas para al menos, intentar liberar el agarre que tenía en su boca para poder gritar por ayuda.

— ¡Ayuda por favor! —gritó Hiroshi a todo pulmón.

— ¡Cállate! —le volvió a tapar la boca Kimimaru, pero Hiroshi se libró nuevamente para gritar más fuerte.

— ¡Ayuda!

—Cierra la maldita boca —el otro le dio una cachetada que hizo callar a Hiroshi.

Gracias a Dios una pareja que se dirigía a los baños había escuchado el grito por lo que inmediatamente fueron a ver qué pasaba encontrándose con la terrible escena.

— ¡Oigan, déjenlo! —gritó una chica mientras su novio se apresuraba a alejar a los dos tipos del doncel, ambos huyeron de inmediato sin que pudieran detenerlos—. ¿Estás bien? —la chica se arrodilló al lado de Hiroshi muy preocupada.

—Sí, muchas gracias, me salvaron de verdad, tenía mucho miedo —oyó como se le empezaba a quebrar la voz.

—Será mejor que te vayas a casa —Hiroshi asintió— ¿viniste con alguien?

—Sí, con mis amigos.

—Vamos nosotros te acompañaremos —la chica con su novio lo acompañaron hasta dar con Lee y Kiba en donde le explicaron la situación a la vez que ambos ponían una clara expresión de horror y preocupación abrazando entre los dos a Hiroshi.

—Llamaré de inmediato a mi hermana —dijo Kiba y agarró su celular. Cuando terminó, los tres se dirigieron a donde Gai ya que con él se encontrarían más a salvo.

— ¿Ya se van? —preguntó Gai alegre.

—Sí, Gai-sensei lo que pasa es que… —iba a decir Lee cuando Hiroshi lo interrumpió.

—Lo que pasa es que me siento mal —Hiroshi los instó a ambos con la mirada de que por favor no dijeran nada a lo que éstos le hicieron caso.

Minutos después, cuando esperaban a Hana, Kiba le preguntó bajito a Hiroshi.

— ¿Por qué no dejaste que se lo contáramos? Podría haber ido por los sujetos.

—No, de seguro ellos ya se fueron, además, estoy seguro en que hubiera insistido llamar a mi casa o peor, a la policía y yo no quiero eso. Tú me entiendes.

—Sí, pero…

—Yo lo único que quiero es olvidar, por suerte no pasó a más porque si no…

—Tranquilo —Lee lo abrazó y Kiba sonrió—. Ya pasará y verás que pronto lo olvidarás y volverás a ser el mismo Hiroshi de siempre.

En eso llegó el auto de Hana y los tres se despidieron de Gai para ir cada uno al auto.

Más tarde, Hiroshi se bajaba del auto y se despedía de sus amigos. Aquel día había tenido cosas positivas como los detalles de su oto-chan y de su obaa-chan y el encuentro con aquel extraño hombre. Negó repetidamente con la cabeza ¿Qué tenía eso que ver? Ni él mismo se lo explicaba, pero había sido algo extraño, de eso estaba seguro.

Abrió la puerta tratando de no hacer mucho ruido, recién eran las 11 de la noche, pero no quería que le preguntaran nada.

—Hiroshi —éste pegó un brinquito al oír la voz de su oto-chan justo cuando iba a subir el primer escalón de la escalera. Se volteó y lo vio de pie en la entrada de la cocina mirándolo fijamente— ¿ocurre algo? Te estabas metiendo como un ladrón en tu propia casa ¿o acaso te afectó la cabeza salir tan tarde?

—No, es solo que pensé que ya estarían dormidos y…

— ¿Dormidos a las 11 de la noche?

—Eh… bueno.

—Lárgate de inmediato a tu cuarto —se dio la vuelta y regresó a la cocina.

Hiroshi suspiró y subió al segundo piso, ahí se encontró a su obaa-chan quien acostumbraba ponerse a coser a esa hora en su habitación.

— ¿Por qué tan temprano? —preguntó poniendo una mirada inquisitiva mientras alzaba una ceja.

—Es que me dolió la cabeza, la poca costumbre a salir a esta hora. —respondió con los nervios a flor de piel.

—Bueno —no parecía haberle creído mucho pero tampoco parecía tener la intención de preguntar—, entonces vete a dormir. —se regresa a su cuarto.

—Sí, buenas noches obaa-chan.

—Buenas noches —cierra la puerta y Hiroshi se va a su propio cuarto.

 

Naruto estaba en la cocina leyendo, o más bien, tratando de leer un libro porque aquel maldito presentimiento no lo había dejado tranquilo en todo en todo ese tiempo y para colmo, la forma de llegar de Hiroshi que insinuaba que no quería hablar con nadie le dejaba más dudas. Naruto sabía que algo había pasado, lo había visto en la mirada de su hijo, en aquellos ojos azules tan parecidos a los suyos, pero no había querido preguntar después de todo, sabía que él no mantenía una relación tan estrecha con Hiroshi por lo que dudaba que su hijo le tuviera la suficiente confianza para contarle sus cosas. Devolvió la vista a su libro, era un pésimo padre y él lo sabía y a esas alturas, ya no podía cambiar mucho que digamos.

 

 

 

 

 

El lunes había llegado y Hiroshi de nueva cuenta se estaba arreglando el uniforme y Kushina le dio su ya típico grito del desayuno y las llegadas tardes por lo que Hiroshi bajó rápidamente las escaleras. Al llegar, vio a Kushina servir café y a Naruto leyendo el periódico así que se sentó en su lugar. Durante el fin de semana las cosas habían vuelto a la “normalidad” si se le pudiera decir, o más bien, empeoraron, ya que Naruto ni le hablaba y Kushina estaba siempre centrada en sus quehaceres. Era raro, ya que Hiroshi pensó que, después de la amabilidad que habían mostrado en su cumpleaños, tal vez las cosas podrían cambiar, pero luego reflexionó en que si Naruto y Kushina, no habían hecho un esfuerzo en 15 años no lo iban a hacer ahora, y eso era triste. Por suerte, ya tenía casi completamente olvidado el asunto de la discoteca y todo gracias a la ayuda de sus amigos quienes lo habían llamado en esos días para darle ánimos y apoyo.

Al terminar de desayunar, se volvió a arreglar y se fue caminando a paso lento ya que tenía tiempo de más para llegar a la escuela.

 

 

Al Konoha High School, venia llegando un auto Mercedes Benz negro, del cual bajaron dos ocupantes muy parecidos físicamente.

— ¿Era necesario que nos viniéramos juntos? Que yo sepa, tú tienes tu propio auto.

—Pero, así ahorramos combustible y de paso ¡salvamos al planeta! —exclamó con alegría un azabache de largo cabello, atado en una coleta baja, ojos también oscuros con unas ojeras en el rostro que le daban un aire aún más sexy.

— ¿Es por eso o porque tu auto no funciona, Itachi? —preguntó Sasuke en tono burlón.

—Bueno, es cierto que tiene una falla en los frenos y que no lo he mandado a reparar, pero es porque no he tenido tiempo, además, está tu auto disponible ¿no?

—Sí, y te aprovechas ya que Deidara no sabe lo de los frenos y tampoco quieres que se entere ¿no es así?

—También —respondió resignado.

—Vaya que eres mandilón —pone una sonrisa burlona y comienza a avanzar.

—Ya quisieras ser tú un mandilón —le dijo desde atrás Itachi lo que hizo que Sasuke detuviera sus pasos— ¿dije algo malo?

—No.

—Pero, aun así, yo creo que ya es hora de que te busques una mujer o doncel para casarte y formar una familia ya que… yo no te quiero seguir viendo solo y estoy seguro de que podrías encontrar a alguien que te quiera de verdad y que tú puedas amar también.

—Eso es imposible. Yo solo he amado y amaré a una sola persona —y siguió su camino mientras que Itachi solo le miraba con gesto de preocupación en su rostro. Él y sus padres sabían a la perfección la historia de Sasuke, lo que pasó con su novio a los 15 años, aquel hijo que pudiera o no, estar por ahí y sabía también que Sasuke había estado sufriendo al respecto, no, más bien, aun sufría.

Itachi dejó de pensar cosas tristes y decidió seguir a Sasuke antes de perderlo de vista. Llegó corriendo a su lado y ambos entraron en el recinto captando la atención de varias mujeres y donceles quienes suspiraban al verlos pasar. Tras recorrer un pequeño trecho, se detuvieron delante de una puerta que decía “Tsunade Senju, directora”, tocaron y se escuchó un adelante, por lo que ambos hermanos entraron.

—Ustedes deben ser los hermanos Uchiha ¿no? —preguntó una mujer de cabello rubio, atado en dos coletas bajas y ojos color miel, sentada detrás de un escritorio vistiendo un traje del tipo ejecutiva color vino.

—Así es. Yo soy Itachi y este es mi hermano Sasuke —respondió Itachi.

—Bienvenidos, Itachi-sensei por favor, acompañe a Kirara —señaló a una mujer de cabello y ojos cafés, quien estaba sentada en un escritorio situado en una esquina.

—Claro —se permitió seguir a la mujer quien ya iba saliendo de la oficina—. Nos vemos luego ototo —se despidió de Sasuke y éste asintió.

—Y usted Sasuke-sensei, va a venir conmigo… —se interrumpió al escuchar el timbre de entrada— Bien, le mostraré su grupo.

— ¿Me designaron un grupo? —preguntó algo sorprendido ya que era la primera vez, en sus años como profesor, que le asignarían un curso.

—Sí, verá, la antigua profesora estaba a cargo del curso, pero debido a su condición tuvo que dejarlo.

—Ya veo.

—Acompáñeme, ah, por cierto, le pido y sea paciente, es un grupo de primer año por lo que… eh, como decirlo… son un poco más, movidos.

—Entiendo —dijo y siguió a la mujer.

 

 

Hiroshi llegó a duras penas a su salón, y todo por quedarse a mirar unas chucherías, que había en la vitrina de Juubi.

—Por poco y no llegas —le dijo Kiba desde su asiento.

—Sí, ya lo sé —vio como Lee le saludaba con la mano puesto que venía llegando la directora.

—Buenos días, chicos —saludó Tsunade y todos los alumnos se pusieron de pie para saludarla—, asiento —espera a que todos se acomoden—. Como ustedes ya saben, Shirayuki-sensei se tuvo que ir por cuestiones de salud, pero hoy ha llegado un nuevo profesor a reemplazarle, reciban a Sasuke Uchiha-sensei —y de pronto Sasuke entró y los gritos de asombro de varios se hicieron escuchar. Sin embargo, el más sorprendido era claramente Hiroshi, ya que su nuevo profesor, era la misma persona que le había salvado tres días atrás.

—Buenos días, mi nombre es Sasuke Uchiha y seré su nuevo profesor de grupo y de matemáticas —y finalizó con una sonrisa de lado que encantó a muchos, sobre todo a Hiroshi.

Continuará…

Notas finales:

Misa: -asustada detrás de Kaguya- perdonen, sé que por suerte no le pasó nada a Hiroshi, pero a la larga le traerá problemas, y el teme por fin llegó muajajajaja y Naru no parece querer aflojar, pero al menos se da cuenta ^^

Espero reviews (son gratis), tomatazos, la hoguera, susanos, rasengan (ya me desvié)

Matta ne n.n


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