Era una noche de luna menguante, las estrellas brillaban inmensamente y la luz de la luna era la única luz que entraba por la ventana de aquella habitación. Dos mujeres se encontraban recostadas mirándose, mientras una de ellas tomaba el rostro de la mayor y besaba intensamente sus labios.
La sentía como en otro mundo donde sólo estábamos nosotras dos, donde no había preguntas, porque tampoco existían respuestas concretas, simplemente estábamos nosotras entregándonos lo que posiblemente era una noche de aventura, una noche de egoísmo puro, pero que nos hacía inmensamente feliz.
- Marcie…hazme tuya – susurró Bonnibel totalmente roja. Marceline le sonrió y besó sus labios mientras con sus manos la acariciaba, de cierta forma que la hacía estremecer, que la hacía sentir segura pero también deseada.
- me encantas – susurró Marceline y la sentó en sus piernas y comenzó a besarla mientras acariciaba su espalda – eres preciosa – y comenzaba a besar su pecho mientras notaba como la mayor arqueaba su espalda producto de la excitación. Aferraba sus manos a su nuca, apretaba un poco su cabello, tirándolo un poco, produciendo un sentimiento un tanto masoquista, pero realmente exquisito.
Ambas mujeres no paraban de tocarse mientras el calor corporal de ambas comenzaba a subir un poco más, Bonnibel tomó el rostro de Marceline y comenzó a besarla profundamente, un poco de saliva corría por las comisuras de sus labios y respiros ahogados comenzaban a soltar sutiles gemidos de parte de la mayor quien sentía que hace mucho no se sentía así, no sentía tantas ganas de "ser de alguien", ese sentimiento posesivo de sentir que su cabeza encajaba a la perfección en el hombro de alguien. De cierta forma sentía que Marceline la hacía sentir que no tenía que dudar de nada, que lo que estaba haciendo era lo correcto y que por primera vez estaba haciendo las cosas como ella quería y no por lo que diría el resto.
De pronto sintió como se daba vuelta el mundo cuando la peli negra bajó hasta su vientre y luego de morderlo un par de veces se fue hasta la entrepierna de la mayor y comenzó a lamerla, quien soltó un gemido bastante intenso. Bonnibel mantenía tomada la mano de la menor y la apretó fuertemente.
- No…no….no pares… - gimió mientras su cabeza la apoyaba en la almohada y sentía que el techo de la habitación era el cielo, pues lo que le estaba haciendo su "novia por contrato" era demasiado bueno para ser cierto – Marcie…Marcie no pares… - se mordía el labio mientras miraba lo que hacía la peli negra y con algo de vergüenza le sonreía con mucho placer – está muy rico – decía entre gemidos. Siguió gimiendo un rato hasta incorporarse y quedar mirando a Marceline.
- hice algo mal? – preguntó Marceline
- lo haces increíble – dijo ella pero de manera algo seria la quedó mirando, tomó su rostro y besó sus labios, que ahora tenían sabor a ella. Agarró sus muñecas y se puso encima de ella, al tiempo que comenzaba a morder su cuello con desesperación, sus senos, sus hombros, comenzaba a poseerla – eres mía, Marcie… - continuaba besándola y con sus manos se dirigía hasta su entrepierna, donde la encontraba totalmente húmeda. Cerró de forma reflejo los ojos al sentirla así, sentía que podía excitar a alguien, sentía que alguien la deseaba y ese alguien era Marceline, la quedó mirando nuevamente preguntándose si era cierto lo que estaba sucediendo: Era cierto, estaba haciéndole el amor a la mujer que en ese momento quería. Al escuchar los gemidos de la menor se sintió en la gloria. La analista se aferró a la espalda de la doctora y con sus cortas uñas comenzó a rasguñarle la espalda.
- Qué rico… - gimió la peli negra – Bonnie…me abro para ti… - y mordió su cuello mientras la peli rosa movía sus dedos dentro de ella – soy toda tuya… - entrelazaba la otra mano con la de ella mientras comenzaba una oda de gemidos que ya no era capaz de aguantar, el calor que le estaba provocando la mayor ya no lo podía controlar, sentía una corriente eléctrica que la quemaba y latía fuertemente por todo su cuerpo, centímetro a centímetro.
Las dos continuaron dándose amor lo que fue toda la noche, sin preguntarse que sería del día siguiente, donde sabían que posiblemente no tendrían respuesta a absolutamente nada.
A la mañana siguiente, la peli rosa llegó a su casa en un total silencio, se preparó algo de desayuno, sin embargo a los pocos minutos bajó la ame de llaves, quien al verle el rostro notó todo lo que había pasado.
- quiero decirle que Morita está durmiendo y que tenemos media hora antes de que despierte…. – la miró fijamente – dicen que bajan las condenas cuando el acusado confiesa…espero lo mismo para usted…
- no tengo nada que decir, Lumpy… - sonrió para sí misma mientras bebía su café – ayer salí con Marcie….
- así que ahora es Marcie – dijo golpeando la mesa – mañana qué será?! Mi cuchi cuchi?! – se sobó la sien – lesbianas…quién las entiende…tan intensas…tan intensas para amar…es que en serio debería ser contra natura que dos mujeres con un sinfín de hormonas sin controlar estén juntas…si de verdad no cuadra
- me gusta, Lumpy – la quedó mirando y se emocionó al decirlo – quiero…quiero pedirle que sea mi novia
- no puede hacerlo! Tiene una hija…qué diría su hija si lo sabe? – dijo Lumpy
- pero Morita cree que si es mi novia, cuál es el problema? – preguntó Bonnibel
- a ver…yo le explicaré cuál es el problema: El problema es que no tiene idea quién rayos es Marceline, y traer a una extraña a la vida de su hija, créame que al menos es un poco reprochable, sin incluir que además está Fionna que aún no la supera y además está Keyla… - explicó Grumosa
- quién es Keyla? – preguntó Bonnibel
- ya sabe…la ex novia de Marceline – dijo Grumosa
- ahh…ella…si, la recuerdo… - explicó la doctora – pero son ex novias, ya no hay nada entre ellas – dijo Bonnibel
- eso no es lo que dice instagram – dijo Grumosa – mírelo por usted misma – decía la ama de llaves quien le mostraba fotos de la ex novia de Marceline – aún tiene sus fotos, eso es porque terminaron hace poco y buscan entretención nuevamente…además mírela…estaban jugando Play Station…usted qué fue lo último que jugo en su vida Atari? Jugaba con una saltarina y esa era su mayor adrenalina
- no es tanta diferencia de edad…son solo 9 años – dijo Bonnibel
- tiene 25 años…entiendes? Es una niña pequeña que acaba de salir de la universidad, que no sabe cómo educar a una niña de 6 años…puede cocinar, sí, lo acepto…no cocina tan mal en repostería, pero qué te puede ofrecer una niña como ella. Te invitará al cine? Te sacará a comer? – cuestionó los sentimientos de Bonnibel – Alguien te tiene que decir esto Bonnibel – la miró fijamente – y ya no hablo como ama de llaves, ahora mi potestad es como la de una madre putativa
- tenemos casi la misma edad – dijo Bonnibel
- déjame continuar con mi papel – dijo ella pegándole con una servilleta – debes entender que Marceline puede hacerte pasarlo bien un momento…pero no puede ser más que eso…además cuánto tiempo se va a fijar en alguien como tú? Claro! Ahora es la novedad porque posiblemente quiere usar el estetoscopio quien sabe por donde!
- Lumpy! – gritó Bonnibel avergonzada
- asumámoslo! Todo el mundo tiene fantasías con las doctoras! – explicó Lumpy – el delantal…las camillas…el estetoscopio – continuó mencionándolo
- cuál es tu problema con el estetoscopio? – preguntó avergonzada nuevamente
- pienso humildemente que realmente se puede usar – la miró fijamente – pero no quiero desviarme del tema, Marceline debe sentir que es una chica super poderosa porque está encantada contigo, pero nada más que eso ¿entiendes? Tienes una vida complicada, y ella dudo que quiera formalizar algo – sentenció
En la barra de siempre, la pelinegra le contaba su mejor amigo lo que había sucedido mientras se tomaba una cerveza.
- no puedo creer lo que me estás diciendo, o sea que finalmente conquistaste a tu jefecita?! Eres una maestra – dijo Finn
- no… - susurró Marceline – la verdad es que realmente me gusta – dijo algo indecisa – pero tampoco es como que pueda tener algo con ella – explicó la amante de los computadores
- lo dices por la edad? – preguntó Finn
- en parte, pero también porque ella sigue enamorada de su ex novia – explicó Marceline
- y tú no sigues enamorada de Keyla? – preguntó el rubio
- la verdad es que en estos momentos no me interesa Keyla, de hecho me había dicho que nos juntáramos, pero no tengo ganas – dijo la joven – de hecho…no lo sé, Finn…de verdad estoy algo confundida con lo que pasó
- entonces juégatela – dijo Finn – cocinas rico, puedes llevarla al cine y ser una buena novia
- es que me complica que tiene una hija…y la verdad es que no me desagrada Morita, pero si quisiera tener algo con ella…Morita sería prioridad…y eso igual debo tenerlo claro – explicó la peli negra
- pero tú sabes separar las cosas – dijo Finn – tú eres madura para tu edad y puedes demostrarle a tu jefa que eres la mejor opción – dijo de forma motivacional el mejor amigo de la joven
Marceline se fue hasta su casa, abrió la puerta y se sorprendió al encontrarse con una peli negra sentada en el sillón quien estaba tomándose un té en su tacita de Piper Chapman
- lo siento, sabía que no te iba a molestar su tomaba un té mientras te esperaba – decía Keyla
- cómo entraste? – preguntó Marceline
- Simon justo iba saliendo, pero me dijo que podía quedarme, así que aproveché de hacerme un té – la quedó mirando y se extraño al notar que estaba algo molesta – es por usar tu taza? – preguntó – pensé que si usaba tu taza de Mon Laferte ahí si no me lo perdonarías – explicó y se levantó
- tal vez hubiera preferido que no usaras ninguna de mis tazas – explicó la "amante por contrato" – y bien…qué quieres que hablemos? – se preguntó
- me dijiste que nos íbamos a juntar…ayer te llamé muchas veces pero nunca contestaste… - la miró de forma coqueta – entonces quise venir a darte la sorpresa
- Keyla, la verdad es que yo creo que deberíamos hablar otro día, en otro momento, en otra ocasión – explicó la peli negra a lo que la ex novia la abrazó y puso sus brazos en su cuello
- yo creo que deberíamos hablar ahora mismo – explicó Keyla – de nosotras…de la historia que dejamos inconclusas…pero que debemos continuar – La joven besó sus labios al tiempo que la puerta se abrió dando paso a Simon y Bonnibel. Ambas jóvenes se separaron y Marceline se puso pálida. Simon se fue a la cocina a preparar algo de comida y Bonnibel quedó mirando incómoda la escena.
- venía a… - Bonnibel no sabía que decir, pues se sentía ridícula intentando llegar de sorpresa a la casa de la chica que trabajaba para ella
- usted es la jefa de Marceline – dijo Keyla contenta y la saludó – si quieres vengo después Marcie y hablamos
- no! – sonrió Bonnibel fingiendo ser una mujer educada – no quiero interrumpir tan romántica escena – dijo Bonnibel quien intentaba no mirar con suficiente odio a Marceline
- Si quiere…puedo ir a la noche y hablamos… - dijo Marceline quien sabía que había arruinado las cosas
- no… - dijo Bonnibel – disculpa te llamé pero no contestaste…sólo era para decirte que mañana no necesito que vayas a trabajar
- pero qué suerte mi amor – dijo Keyla abrazando a Marceline – es usted una excelente jefa
- bueno, solo era eso, Marceline – dijo Bonnibel y se dirigió a la puerta, Marceline intentó acercarse pero la mujer simplemente se fue, con un sentimiento de dolor y odio en el corazón.