Nos encontrábamos al otro lado de la ciudad, donde la paz se encontraba en la brisa marina, en la playa que nos brindaba su vasta extensión y en una maniática Bonnibel que miraba de arriba abajo la habitación que había reservado para ambas.
- entonces supongo que aquí estaremos bien, no? - preguntaba la peli rosa con cierto aire nervioso, mientras buscaba algo dentro de su cartera.
- Sí...pero creo que no es necesario hacer algo que usted no quiera hacer….me refiero a que...creo que esto está yendo muy rápido y yo soy solo la jardinera...entiende?
- tú entiendes por qué estoy haciendo todo esto, cierto? me refiero...a Fionna, a Marshall, a Gumball...bueno en realidad Gumball no, él es demasiado afeminado - y tras decir esto hace soltar una dulce risa en Marceline.
- Estamos de acuerdo con lo afeminado que puede ser Gumball, pero creo que todo esto no tiene que ver con Marshall, Fionna, e incluso él...e incluso la estúpida de Grumosa, sino que únicamente con usted y el bienestar de Morita, pero ella no se sentirá bien si usted no esta bien…
- y tú podrías dejar de tratarme de usted? Me incomoda realmente, me hace sentir que soy un vejestorio..
- no ….no es….no eres un vejestorio, pero creo que es bastante extraño que finjamos que tendremos algo solo para que la gente no note que está sola
- yo...yo realmente quería a Fionna...qué digo? la amaba...pero ella jamás se atrevió a aceptar mi amor…
- por qué razón terminaste entonces con Marshall? - la quedó mirando fijamente - quiero decir...Marshall es el hermano pero no se parecen en nada...si hubieran sido mellizos tal vez lo habría entendido
- Marshall me hacía sentir segura...supongo que no estaba pensando bien en ese entonces...o tal vez porque era una manera de estar cerca de Fionna, pero a lo lejos… - siendo interrumpida por Marceline
- querrás decir...muy a lo lejos...ella se fue lejos...si ahora volvió...por qué razón no intentarlo?
- no te pasaría nada si lo intento con ella? - se acercó hasta ella tomando su mano - pero qué estupidez digo…
- conozco mi lugar...y solo soy algo así como la versión tomboy de Mujer Bonita para ti
- Me niego a ser Richard Gere...pero entiendo el punto… -
En la cocina de la gran casa, bastante lejos de donde se encontraban las protagonistas, una mujer se terminaba el quinto trozo de tartaleta para finalizar así sus quehaceres domésticos de la casa.
- Lumpy...has visto a Bonnibel? debo hablar con ella… - decía Fionna algo molesta
- Aún no llega...y a juzgar por la hora llegará muy tarde. Me llamó para decirme que acunara a Morita, así que supongo que debe estar teniendo una noche de chicas… - decía mientras tomaba los trastos sucios y los llevaba hasta el lavaplatos
- La llamaré por teléfono - agarra el celular de Grumosa y esta se lo quita
- lo último que faltaba es que a parte de desvivirme por esta casa, tenga que entregar mi celular para que llames por teléfono a Bonnibel...mi contrato tiene sus límites, desgraciada!
- ya la llamé desde mi celular, entonces posiblemente si me conteste desde el tuyo
- suena lógica lo que dices…
Faltaba poco para las 12 de la noche y dos chicas se encontraban una sentada en el piso de la cama, acomodada en el final de la cama y la otra encima de la cama; ambas con una copa de espumante, que correspondía a la segunda botella.
- creo que no deberíamos seguir tomando - dice Bonnibel intentando parecer seria - es una vergüenza que yo haga esto! - diciéndolo casi en un tono de risas
- Bonnie creo que es cierto...deberías dejarme la botella a mi...lo poco que queda - la mira de reojo - quiero decir...está claro que tú no puedes seguir bebiendo, pero yo si quiero un poco más.
La peli negra se acercó a ella e intentó robarle la copa, sin embargo la peli rosa la agarró por el cuello y dio un beso. No tenía intenciones de soltarse de ella, solo quería que supiera que la quería, que anhelaba estar con ella porque la hacía sentir cómoda, la hacía sentir que era ella misma. Ambas se separaron cuando de pronto Marceline tomó el rostro de Bonnibel, no quería dejar pasar la oportunidad, quería estar junto a ella un poco más.
- ignoro qué estamos haciendo… - susurró Marceline mientras se acercaba a besar el hombro de la doctora
- lo sabes perfectamente - la mayor agarró de la camisa a Marceline y la tiró hasta la cama con ella. Ambas se comenzaron a dejar llevar, mientras los suspiros se hacían cada vez más fuertes, una marea de sentimientos se hacía notar en la habitación.