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Enamórame por Fullbuster

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Erza Scarlet POV


 


Últimamente echaba de menos ver a Jellal por su apartamento, desde que se fue a vivir con Loke, ya no le veía por aquí apenas si no era a recoger de vez en cuando algo que se le había olvidado, pero bueno, también estaba feliz por él y a Loke se le veía radiante estos días, en general a los dos se les veía radiantes, seguro que estaban revolcándose por todos los rincones de la casa como conejos, porque esos dos eran así, siempre tan enérgicos.


De todas formas, ahora pasaban un momento delicado y es que tras la muerte de la madre de Jellal, no creo que tuvieran mucha alegría por la casa, pero Loke había pedido unos días libres para estar con Jellal, aún así, ambos tenían unos días de permiso por defunción de un familiar, imagino que aprovecharían en descansar esos días e intentar superar el vacío que había dejado su madre.


Yo sí que fui a trabajar y me crucé cuando entraba a Kagura. Crucé con ella dos palabras, lo justo para decirme que alguien me esperaba en el despacho. Eso era raro, porque no solía tener mucha gente que viniera a visitarme y desde luego… ni solía irme a ligar como mis compañeros y mucho menos, les decía dónde y de qué trabajaba.


Entré en mi despacho y me sorprendí al ver allí a Mirajane, eso sí era raro porque nos llevábamos como el perro y el gato, ella venía de una de las familias más importantes en la mafia y yo de una de las más importantes y reconocidas dentro de la policía. Nadie tenía dudas de que ella sería un miembro importante en la mafia y de que yo sería alguien muy importante en la policía, éramos completamente opuestas.


Supongo que tampoco me perdonó la detención y me sorprendí muchísimo cuando aquella vez me dio las gracias por salvar a su hermana, porque no solía hacerlo, menos a mí precisamente. La saludé cordialmente cuando entré en el despacho y me saludó aunque claro… el ambiente estaba muy tenso, como siempre ocurría entre nosotras.


~ ¿En qué puedo ayudarte? – le pregunté.


~ Creo que tengo información sobre el primo de Rogue – me dijo.


~ Pero eso no es de nuestro departamento


~ ¿Entonces lo llevo a la policía normal? Porque sinceramente… no creo que hagan nada, creía que Rogue era tu compañero y querrías ayudarle


~ Y quiero, pero no es de nuestra jurisdicción, si es tema de drogas, debería llevarlo narcóticos – le comenté – de todas formas si quieres comentarme lo que sabes, intentaré ver si podemos hacer algo.


~ La policía siempre igual, ya estáis con los “intentaré” y luego no hacéis nada – me recriminó.


~ Frena el carro guapita – le dije enfadándome – no hacemos nada pero bien que me diste las gracias por salvar a tu hermanita de aquella banda.


~ ¿Tengo que felicitarte por hacer tú trabajo o qué? – me preguntó.


~ No soy yo la que juega con bandas


~ Pues a mí no me mires porque yo tampoco juego con bandas – me dijo – al menos no desde que me arrestaste – me respondió


~ Ya claro ¿Y tengo que tragarme eso? Un Yakuza lo es para siempre, me da igual en que banda estés, estás con ellos.


~ Yo no elegí nacer en esa familia igual que tú no elegiste nacer en una de policías –me dijo casi llorando - ¿Crees que me gusta que me tachen siempre de estar en la mafia? Yo no estoy con ellos, no puedo evitar que mi familia esté involucrada pero yo no quiero saber nada de sus temas – me dijo – ni siquiera sé para qué he venido, creía que quizá me escucharías.


Mirajane se levantó de la silla para marcharse y la vi afectada, demasiado afectada, quizá tenía razón y ya no estaba en la banda, quizá yo me había pasado al decirle todo eso. Me levanté de mi asiento y retuve su brazo antes de que alcanzara la puerta.


~ Lo siento – me disculpé – siéntate por favor y cuéntame que has descubierto


Mirajane me miró sorprendida, pero al final, accedió a sentarse en la silla de nuevo. Me explicó que sabía de dónde había sacado Zeref la droga que le estaba dando a Sting y no me gustó nada escuchar que era algo experimental, porque eso significaba que gracias a dios no le había pasado nada a Sting, porque no se sabían sus efectos secundarios ¿Cómo podía utilizar algo que no conocía sus efectos con tanta ligereza? Podía haberle pasado algo grave al chico. Claro que cuando me dijo de qué laboratorio la estaban sacando y que parte de la mafia la estaba empezando a utilizar, todas mis alertas se dispararon.


Cogí el teléfono para llamar a recepción y les comenté que me pusieran con alguien de narcóticos, a ser posible algún jefe, porque esto era de su jurisdicción y no nuestro. Le informé de todo lo que había y al finalizar, buscamos a Rogue para avisarle de las cosas. Por suerte, ya había convencido a Sting de volver a hacerse las pruebas médicas y asegurarse así de que todo estaba bien.


Rogue dijo que se ocuparía de su primo y no volvimos a hablar del tema, aunque le vi marcharse llamando por teléfono, supongo que iba a ocuparse de ese asunto. Mirajane me seguía por toda la base y al final me digné a preguntar.


~ ¿Puedo ayudarte en algo más? – le pregunté.


~ En realidad… quería saber si alguien tenía antecedentes – me dijo y sonreí.


~ Esa información es privada, a mucha de ella ni nosotros tenemos acceso a menos que esté esa persona en seguimiento.


~ ¿Y no podrías hacer una excepción? – Me preguntó con cara de niña buena que nunca había roto un plato – por favor.


~ Está bien, sígueme, pero de esto ni una palabra a nadie.


~ De acuerdo.


Pasamos al archivo y me dijo el nombre completo de la persona que buscábamos, aunque como no lo vi en el archivo, preferí buscar en el ordenador por si estaba en la base de datos. Lo encontré pero no como un archivo de investigación, porque estaba limpio.


~ Ni delitos ni nada – le dije - ¿Qué buscabas exactamente?


~ Si estaba en alguna banda – me dijo.


~ No – le aclaré – lo máximo que he encontrado, ha sido una multa de tráfico hace cinco años, la pagó y asunto resuelto – le dije - ¿Quién es? ¿alguien que te interesa?


~ No por dios – me dijo sonriendo – el novio de mi hermana.


~ ¿El novio de tu hermana? ¿tu hermana no tiene diecisiete años?


~ Si, esa – me dijo


~ ¿Y qué hace con un profesor de universidad de treinta años? – le pregunté.


~ Eso me gustaría saber a mí – me dijo sonriendo – y parecía tan decente que creí que podía ocultar algo.


~ Quizá es sólo que le interesa tu hermana y no tiene deseos oscuros guardados, quizá te estás pasando de sobreprotectora – le comenté.


~ Puede ser, pero es que es mi única hermana, por ella haría cualquier cosa.


~ Lo entiendo – le dije y se extrañó – de verdad, lo digo enserio – le sonreí


Mirajane se fue hacia la salida tras obtener la información que buscaba y a mí hubo algo que no terminaba de encajarme en todo esto, quizá había visto una faceta de aquella chica que no conocía, quizá me confundí con la chica que detuve hace años, pero la que veía ahora, parecía una persona completamente diferente.


~ Mirajane… - la llamé y se giró - ¿Crees que nos habríamos llevado bien si no hubiera ocurrido todo lo del pasado? – le pregunté.


~ Es posible – me dijo y me acerqué hasta ella tendiéndole la mano


~ ¿Crees que podemos intentar llevarnos bien? – le pregunté y ella estrechó la mano con una sonrisa.


~ Sí – me dijo – puedo intentarlo


~ Le sonreí y pasé caminando hacia la salida cuando Mirajane cogió mi muñeca y me giró para volver a mirarla.


~ Erza – me llamó con su voz en susurro – creo que no he sido del todo sincera contigo – me dijo


~ ¿A qué te refieres? ¿Sigues en una banda? – le pregunté.


~ No, no es eso. Verás… podía haberle dicho la información a Rogue – me comentó.


~ ¿entonces por qué me la diste a mí?


~ Era una excusa para poder verte


~ No hacía falta que buscaras excusas para venir a verme – le aclaré


~ Sí la necesitaba, porque desde el día en que salvaste a mi hermana, me di cuenta de que me gustas un poco – dijo sonrojándose – y no sé si puedo ser tu amiga sintiendo esto hacia ti, pero puedo intentarlo.


Me quedé a cuadros, yo nunca esperé que alguien me dijera algo así y menos Mirajane. De todas formas… desde que salvé a su hermana y la volví a ver, cada vez que me llegaban rumores por parte de mis compañeros sobre ella y lo bien que le iba ahora lejos de las bandas, me alegraba, porque era buena chica y quizá… puede que sintiera algo por ella, algo que mi trabajo me impedía sentir, porque ella venía de una familia criminal y yo de una de policías ¿dónde me metía? No estaba segura, pero quería averiguarlo, porque como decía Jellal, la vida era muy corta para pasarla con gente equivocada y dejar escapar a la correcta.


Me acerqué hasta ella levantándole levemente su sonrojado rostro y la besé. No sé muy bien que estaba haciendo, pero ella aunque sorprendida, me siguió el beso y no quise cortarlo, porque puestos a romper la regla de la familia, mejor con ella que con cualquier otro. ¡Mi familia iba a matarme por esto! Primero porque les llevaría a una chica en un futuro cuando tuviera que presentarla como mi pareja si es que ella aceptaba y en segundo… porque era la sobrina de un mafioso importante… ¡no sé como irían las reuniones familiares! Pero estoy segura… de que su familia no lo aceptaría y la mía tampoco, pero me daba lo mismo, no estaba dispuesta a perder mi oportunidad.


~ ¿Por qué has hecho eso? – me preguntó cuando me alejé de ella


~ Porque nuestras familias van a matarnos, pero si de verdad quieres intentarlo, estoy dispuesta a darnos una oportunidad – le dije – la verdad es que no paré de pensar en ti desde el día en que te ayudé pero no encontraba una excusa para acercarme a ti.


~ Entonces… me alegro de haber venido yo con la excusa – me sonrió – porque quiero intentarlo, aunque nuestras familias se opongan, quiero apostar todo por esta relación.


Los meses pasaron tras aquello y en fin… ¡sigo con ella! Cada día la quiero más. Aunque las reuniones familiares son entretenidas, por eso no solemos ir a muchas. De Rogue y su problema con su primo, lo último que supe, es que le había mandado de vuelta con su familia y la relación con él, prácticamente la cortó, no quería volver a ver a Zeref cerca de su novio nunca más. 


 


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