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Enamórame por Fullbuster

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Natsu Dragneel POV


 


Mientras Gray se daba una ducha ¡Esta vez sin espuma y habiéndole explicado como funcionaban los mandos! Yo recogí la habitación. La cama estaba aún llena de la espuma que habíamos traído. Debía reconocer que por Gray estaba sintiendo algo que no sentía en mucho tiempo, pero tampoco podía alejarme de la cabeza a Lyon y lo que le estaba haciendo ¡no estaba bien! Quizá debería arreglar las cosas, no podíamos seguir así y realmente… Lyon hacía mucho tiempo que había dejado de ser cariñoso, que había ocupado todo su tiempo con su trabajo y me había apartado au n lado y justo entonces… aparecía Gray en mi vida, que era exactamente, lo que había estado buscando toda mi vida. ¡Ahora tenía demasiadas dudas en mi cabeza! Sabía que quería a Gray a mi lado, pero no podía hacerle esto a Lyon ¿Qué iba a hacer?


Supongo que Gray ahora mismo se sentiría igual de culpable que yo, pero es que el sentimiento que tenía por él, me era imposible de ocultar, no podía simplemente intentar evitar quererle, no podía evitar tocarle cuando le tenía tan cerca, o ayudarle y sobre todo, me costaba horrores tener que mantener las distancias estando solos, ¡No podía! Me atraía demasiado todo él, su físico, su forma de actuar, su carácter…


Metí las sábanas a lavar y me di cuenta de lo tarde que era ya, a este paso… nos cerrarían las tiendas si no nos dábamos prisa. Fui a mi habitación para cambiarme y busqué en el armario algo que ponerme. Ya estaba medio desnudo cuando Gray salió de la ducha con la toalla, el cabello mojado y rojo como un tomate al verme. No pude evitar sonreír, porque era extremadamente inocente, pero eso me gustaba de él.


Me acerqué hasta él para besarle ¡y se dejó! Supongo que ya no podíamos hacer mucho a lo que había ocurrido, él lo había querido y yo también, era algo que tarde o temprano nos iba a pasar, porque yo desde luego, no podía ocultar más mi deseo por aquel moreno de ojos azules. Cuando me separé le dije una frase en japonés y me miró extrañado, a lo que yo sonreí.


~ Quiere decir “buenos días” – le expliqué en inglés para que pudiera entenderme – ya te dije que iba a enseñarte japonés


Gray sonrió y me repitió la frase aunque con un acento extraño. ¡Era tan guapo! Sobre todo cuando intentaba hacer las cosas aunque le salieran extrañas, como esa pronunciación que tenía del japonés.


~ Vamos, te prometí que iríamos a comprarte lo que necesitases.


Volví hacia la cama donde había dejado la ropa para empezar a vestirme. Gray se había quedado allí parado, paralizado con aquellas mejillas sonrojadas que a mí tanto me gustaba verle. Le sonreí y le hice un gesto con la mano para que se acercase a cambiarse.


Le pasé uno de mis pantalones y una camiseta para que pudiera cambiarse y dudó si quitarse o no la toalla que llevaba enrollada al verme allí. Me acerqué hasta él por la espalda con una sonrisa y abracé su cintura besando su cuello por detrás mientras avanzaba hacia su oreja.


~ ¿Vergüenza de que te vea desnudo, Gray? – le pregunté - ¿o es que prefieres que yo te quite la toalla?


Noté como se tensaba, pero también podía sentir como su piel se erizaba de la excitación por mis palabras, por mis caricias y eso era exactamente, lo que más me atraía de él. No obtuve respuesta de su parte y acabé deshaciendo el agarre, paseando mis manos por su torso desnudo buscando el nudo de su toalla.


~ Te he visto desnudo Gray y no tienes que tener vergüenza, eres perfecto.


~ Natsu – le escuché ahora pronunciar mi nombre de forma sugerente


Le terminé de deshacer el nudo y le resbalé la toalla cogiendo ahora la ropa interior que él había dejado encima del colchón y levantándosela con mi mano hasta su rostro. Gray la miró y la cogió con su mano derecha mientras yo le daba ahora una palmada cariñosa en su desnudo trasero.


~ Vístete anda, llegaremos tarde – le dije sonriendo y él sonrió al verme hacerlo a mí.


Terminé de cambiarme y salí de la habitación dejando a Gray acabar también de arreglarse. Cuando salió, aún llevaba su cabello mojado y sinceramente ¡me gustaba mucho cómo le quedaba mojado!


Para ir hacia el centro y como Gray tenía pánico a los accidentes, decidí que sería mejor ir en metro ¡A mí me gustaba más ir en moto! Porque para la ciudad era una maravilla, llegabas rápido, sin atascos, sin problemas para aparcar, pero claro… no podía pedirle a Gray que subiera si le tenía miedo, así que al final, me tocó acceder a ir en metro.


Estaba a rebosar de gente y eso a mí, me agobiaba mucho, sólo notaba empujones, apretones, etc… era asfixiante. Cuando salimos, me alegré de haberlo hecho, aire limpio, sin bullicio de gente. Miré a Gray y caminamos juntos hasta la primera de las tiendas, en la que yo solía entrar siempre a comprar. Me sorprendió ver a Rogue allí comprando ¡o por lo menos mirando ropa!


Dejé a Gray mirando ropa y me fui a saludarle, claro que al verme lo primero que me soltó fue un “no has aguantado” y tuve que darle la razón, porque es que con Gray, era imposible aguantarse. Según Rogue, se veía en el brillo de mis ojos, me veía feliz como hacía tiempo no me veía ¡y no sé si sería cierto o no! Lo que sí sabía, es que había acertado de lleno.


~ Esta allí – le dije señalando hacia donde Gray miraba unas camisetas por encima.


~ ¿Y Lyon? – me preguntó Rogue – ya sabes que no es de mi gusto, pero tampoco es para hacerle esto – me comentó.


~ Lo sé, hablaré con él cuando venga, pero es que no puedo evitar que me guste Gray – le comenté.


~ ¿Tan diferentes son? – me preguntó Rogue con una sonrisa.


~ Sí, no sabes cuanto. ¿Qué pasó al final con tu chico rubio? – le pregunté ahora sonriendo.


~ Que es muy guapo – me dijo Rogue con una sonrisa de punta a punta – no lo conozco, sólo sé que suele estar por ese edificio que vimos el otro día.


~ Pero si le ayudaste el otro día a recoger sus libros – le comenté con ironía – y se te caía la baba, no parabas de mirarle.


~ Ya te he dicho que es guapo, nada más, no tengo nada con él, ni siquiera sé como se llama.


~ Aburrido – le dije para fastidiarle – y yo que creía que serías más valiente y lanzado… me has decepcionado.


~ No soy como tú – me dijo entre risas – anda vete con él – me dijo señalándome con la cabeza hacia Gray.


~ Ya nos vemos – le comenté – voy a ver si le ayudo a elegir algo.


~ De acuerdo –me comentó Rogue – nos vemos en el trabajo.


Volví junto a Gray y yo dudaba de que estuviera mirando ropa ¡Estaba mirando etiquetas! Cuando me enseñó una de las camisetas ¡Qué a mí no me gustó nada porque era horrible! Me di cuenta de lo que estaba pasando.


~ ¿De verdad te gusta eso? – le pregunté y él afirmó - ¿te gusta la camiseta o su precio? – le pregunté ahora y él se quedó mudo.


Me acerqué hasta él para quitarle la percha con la camiseta y volver a colgarla eligiendo esta vez yo una que me gustase.


~ Pruébate ésta – le dije


~ Es más cara Natsu – me recalcó y entonces supe que tenía razón, estaba preocupado de que no me gastase mucho dinero en él.


~ Pruébatela – le repetí – no me importa su precio, entra ahí – le dije señalando el vestidor – venga, quiero ver como te queda.


Estuve un buen rato mirando por la tienda ropa que pudiera sentarle bien a Gray mientras él seguía en el probador ¡no sé si es que tenía vergüenza de salir y enseñármelo! Mientras él estaba allí dentro, me fijé que al fondo también había bañadores. Supongo que también necesitaría, porque cerca de mi casa había una piscina climatizada, quizá podría llevarle algún día. Cogí uno cualquiera y lo pagué sin que él lo supiera ¡porque si tenía que esperar a que él se probase todo podía morirme aquí! Es que no había forma de que saliese.


Al final fui hasta el vestidor y le llamé para saber donde estaba. Me respondió desde uno de los últimos y caminé hasta él colocándome frente a la cortina.


~ Gray, si no sales no puedo saber como te queda – le dije.


~ No me queda bien – fue su respuesta.


~ ¿y no podrías salir para que lo viera? – le pregunté – me gustaría poder opinar


No sé por qué me daba, que esto no iba sobre si le quedaba bien o mal, iba sobre que no quería que yo me gastase dinero en él. Entré de golpe moviendo la cortina para volver a correrla en cuanto entré.


Gray estaba allí mirándose al espejo con la camiseta puesta ¡y le quedaba bien! Así que no era por la ropa tal y como yo había supuesto.


~ ¿Me cuentas qué es lo que te preocupa?


~ Yo no necesito esto, tengo mi ropa – me dijo.


~ No, no la tienes, tienes dos camisetas y una chaqueta rota – le dije – así que haz el favor de buscar algo que sea decente para ponerte.


Gray me miraba ahora como un niño pequeño al que acaban de regañar, así que para calmar la situación, toqué con mi mano su mejilla y le besé con dulzura mientras él me seguía el beso.


~ Gray – le llamé ahora – quiero regalártelo ¿vale? Coge lo que necesites.


~ Vale – me dijo ahora más tranquilo.


Suponía que habiendo sido huérfano, no habría tenido muchas cosas que fueran de él, quizá por eso le costaba aceptar que le comprasen cosas o que fuera sólo para él sin tener que compartirlo con otra gente. Pero aún así, me conmovía su forma de preocuparse por los demás, de preocuparse de que yo no me gastase mucho dinero en él, como si no valiese nada cuando no era así, él era importante para mí, sólo quería que estuviera bien.


~ ¿Quieres que vayamos a cenar? – le pregunté cuando salíamos de la tienda – si prefieres, podemos pedir algo y cenamos en casa…


~ Lo que prefieras Natsu – me dijo Gray dejándome la elección a mí.


No sé yo si sería buena idea lo de cenar en casa, porque estando a solas con él, mi mente se desviaba sólo a un tema, hacerle mío y no quería hacerlo, no quería forzarle a él, no quería tener esta preocupación y culpabilidad con Lyon.


~ ¿Cenamos fuera entonces? – le pregunté y él me movió la cabeza sin saber que decirme.


Al final acabamos en uno de mis lugares favoritos, no era para nada del estilo de Lyon, él siempre iba a lugares refinados y este local, estaba cerca del puerto. No era para nada elegante, era un pequeño puesto, pero tenía sin lugar a dudas, el mejor pescado de la ciudad ¡Claro… para mi gusto! Por primera vez, no tuve que escuchar la chirriante voz de Lyon diciéndome que le había traído a un lugar sin clase, ni escuchando sus quejas por el sitio o la hora, ni por la comida.


Con Gray, la cena transcurría entre conversaciones suaves y sonrisas, disfrutaba de lo que le contaba, me escuchaba, le veía sonreír y pasárselo bien ¡Era completamente opuesto a Lyon! Probó el pescado que a mí me gustaba, no escuché una sola queja del local, ni de su comida, es más… a Gray le gustó tanto o más que a mí este sitio. ¡Nunca creí que encontraría a alguien que fuera tan compatible conmigo o con mis gustos! Y ahora… lo tenía justo delante de mí. Eso hacía más difícil tener que lidiar con la culpabilidad que sentía.


 


 


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