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Enamórame por Fullbuster

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Gray Fullbuster POV


 


Natsu se empeñó en que comprase la ropa y me llenó de bolsas aunque a mí no me terminaba de gustar la idea de que se gastase el dinero en esto, pero bueno… al final tuve que callar y aguantarme. Sin Lyon por aquí estos días, me encantaba, no tenía que preocuparme de las cosas de la casa, ni de llegar tarde, ni tenía miedo a lo que pudiera hacerme.


Cuando llegamos a su casa ya era tarde, pero yo no tenía sueño, estaba muy a gusto con Natsu y no quería irme a dormir por si al despertarme me daba cuenta de que todo había sido sólo un sueño ¡Quería despertar siempre junto a él! Natsu por el contrario, sí parecía querer irse a dormir y cuanto antes, se le caían los ojos del cansancio.


Abrió la puerta de su apartamento y dejó las bolsas con la ropa encima de uno de los sillones para luego ir a la cocina, coger un vaso de agua y llevárselo a la habitación. Me indicó de forma sugerente que le acompañase a dormir ¡Pero es que yo no tenía sueño!


Le acompañé hasta la habitación y le vi cambiarse de ropa mientras yo buscaba la camiseta que me había prestado el día de antes para dormir. Me quedé absortó durante unos segundos viendo a Natsu cambiarse, viendo sus músculos tensarse cuando levantaba sus brazos quitándose la camiseta. Ahora lo único que conseguía pensar era en aquellos músculos que esa misma mañana había tenido encima de mí, en aquellos besos dulces que Natsu daba y que a mí, me encantaban.


Me quedé mirando, porque también pensaba en mi hermano ¿Cómo podía haberle hecho esto? ¡Me había acostado con su novio! Me sentía fatal por esto, pero a la vez, viendo frente a mí a Natsu, no podía evitarlo.


~ ¿Qué te pasa Gray? – me preguntó Natsu con una sonrisa.


~ Nada – le dije apartando mi vista de la suya y buscando la camiseta.


~ ¿Seguro? – escuché ahora que me preguntaba justo a mi espalda.


Me tensé cuando noté sus brazos desnudos rodeando mi cintura y cerré los ojos sintiéndolos acariciarme por encima de la camiseta que aún llevaba yo puesta. Sus labios estaban en mi cuello y me besaban haciéndome cosquillas. Sonreí y noté como Natsu también estaba sonriendo.


~ No tengo sueño – le dije al final


~ ¿Necesitas un cuento para dormir? – me preguntó bromeando.


~ No – le dije – tengo miedo de despertarme mañana y que no estés.


~ ¿Dónde quieres que me haya ido? – me preguntó – estamos en mi casa…


~ Me has entendido Natsu – le dije serio.


~ Sí, te prometo no levantarme de la cama y permanecer abrazado a ti hasta que abras esos espectaculares ojos que tienes ¿Te parece bien? Vamos… necesitas descansar también


~ Vale – fue mi última contestación


Fui a quitarme la camiseta cuando recordé las cicatrices ¡no quería enseñárselas a Natsu! Aunque sé que las había visto, pero no quería que las tuviera que ver, eran horribles. Me bloqueé pensando si quitarla o no y finalmente, decidí quitármela muy rápido en cuanto Natsu desapareció por la puerta del baño, aunque salió tan rápido, que no me había dado tiempo a ponerme la del pijama.


Se quedó mirándome y me puse de cara a él ocultando mi espalda de sus ojos, aún así se acercó hacia mí pasando su mano por mi nuca y haciendo fuerza hasta que nuestras frentes se tocaron.


~ ¿De qué son Gray? – me preguntó y no sabía que responderle - ¿Quién te las hizo?


~ Yo… - no sabía por donde comenzar a explicarle esto y no se me ocurría una mentira convincente.


Si culpaba a Lyon… podía pasarlo muy mal en su casa cuando Natsu le enfrentase y no quería eso, necesitaba una mentira y la necesitaba ya. Pensé y pensé mientras notaba mis labios temblando. Bajé un poco la mirada aunque aún sentía la frente de Natsu contra la mía, sentía sus cálidos dedos acariciando mi nuca intentando relajarme.


~ Fue un chico – le dije al final y él se sorprendió por mi escasez de información – una de las familias de acogida – le comenté


Realmente no estaba mintiéndole, Lyon era un chico y fue una de la multitud de familias que me acogieron. Lo único que había obviado, era el nombre de mi hermanastro, pero no mentí en todo lo demás. Creo que ahora estaba llorando aunque no le había mentido, me sentía como si lo hiciera y eso… me dolía.


Sus labios tocaron los míos entonces con dulzura y suavidad intentando que dejase ahora de llorar.


~ No dejaré que vuelvan a hacerte esto – me dijo Natsu muy convencido – llámame siempre que necesites ayuda Gray, correré a buscarte.


Sonreí por sus palabras, porque así era Natsu, siempre sabía qué decir y cuándo decirlo para animar a los demás. Me metí en la cama y Natsu, que entró justo detrás de mí, me colocó la manta por encima mientras se pegaba a mi cuerpo y me pasaba un brazo por la cintura atrayéndome hacia él.


Me sentía protegido, cálido y a gusto. Me habría gustado estar siempre así, entre sus brazos y aunque se quedó dormido enseguida, no me soltó en ningún momento, algo que yo agradecí.


Dormí como ninguna otra noche había podido dormir, estar en su casa junto a él, me hacía sentirme más seguro y la cama… era mucho mejor que el colchón que Lyon me había lanzado en una esquina de mi “dormitorio” ¡Cómo me habría gustado estar siempre así! Con Natsu abrazándome, pero sólo sería mío dos días, porque cuando Lyon volviese no sabía lo que iba a pasar, menos cuando se enterase de esto.


Me desperté al día siguiente por la cantidad de luz que entraba desde la cristalera y por unas caricias que sentía en mi cabello. Abrí los ojos aunque me costó para ver la cara de Natsu sonriéndome, apoyando su cabeza sobre una de sus manos, medio recostado a mí lado y acariciándome con la otra mano libre.


~ Estás hecho un dormilón – me dijo sonriendo


~ Lo siento – le comenté con una sonrisa.


~ No te preocupes, duerme lo que quieras.


~ Al final no te has movido de la cama – le comenté.


~ Te prometí que me quedaría aquí hasta que despertases, he cumplido – me dijo sonriendo de una forma, que me hizo sonreír a mí también - ¿Tienes hambre? ¿Preparo algo de desayuno?


~ Yo sólo quiero un vaso de leche – le comenté para que no hiciera mucho de desayunar.


Natsu se levantó justo después de besarme y yo le seguí hasta la cocina. Me encantaba verle, porque dormía sólo con un pantalón corto y sin camiseta, la verdad… es que debía estar rojísimo en este momento al verle ¿Cómo podía ser tan guapo Natsu?


Entré en la cocina viendo como se movía por ella cogiendo las cosas para preparar el desayuno. De vez en cuando me miraba y me sonreía e incluso, en alguna ocasión paraba de hacer las cosas para besarme antes de continuar ¡me gustaba que estuviera pendiente de mí! Me gustaba que estuviera siempre tan atento. Nunca había tenido a nadie que estuviera atento a mí y era una sensación nueva.


Desayunamos en el salón entre sonrisas y conversaciones agradables y mientras Natsu arreglaba unas cosas de casa, yo me senté en la mesa con el diccionario de japonés para intentar traducir los apuntes del chico que me los había prestado. ¡Esto era imposible! La mitad de palabras ni sabía lo que eran.


Me sorprendieron los labios de Natsu en mi cuello, rozándolo y poniéndome la carne de gallina, haciéndome cosquillas mientras yo sonreía y cerraba los ojos. Natsu sonreía por detrás de mí mientras echaba ahora un vistazo por encima de mi hombro a los apuntes.


~ ¿Cómo vas? – me preguntó.


~ Lento – le dije – no entiendo nada.


~ Déjame a mí – me dijo sentándose a mí lado y cogiendo los apuntes empezando a traducir en un folio al inglés.


Desde luego él traducía mucho más rápido que yo, aunque se quedaba atascado en algunas palabras que intentaba buscar en el diccionario. A veces se rascaba la cabeza intentando averiguar como se decía en inglés esas palabras y me sonreía.


~ Si que es complicado esto – me comentó - ¿Quién te mandaría estudiar medicina? – se reía – Hay muchas palabras específicas que no sé como se dicen en inglés – me explicó.


Le sonreí porque era tan tierno, ahí estaba intentando buscar la palabra en el diccionario de inglés por mí. Me acerqué a él y levantándole la cara para que me mirase le besé ¡no pude evitarlo! Quería hacerlo, quería agradecerle el esfuerzo que estaba haciendo intentando ayudarme. Natsu se aproximó más a mí cerrando los ojos y profundizando el beso mientras su mano acababa en mi cintura tratando de acercarme más a él.


~ No me hagas esto – me dijo Natsu susurrándome sin apartar sus labios de los míos – no puedo aguantar si sigues así.


~ No te aguantes – le dije sonriendo.


Nada más decirlo, sus labios apresaron los míos con mayor fuerza, con mayor efusividad mientras sus manos en mi cintura me obligaban a levantarme y me conducían hacia el sofá. Le dejé meterme la lengua como quiso, jugué con él y estuve pensando en quitarle aquel pantalón corto que llevaba, pero aún así, me seguía dando vergüenza. ¡yo no era tan impulsivo como él! Supongo que se dio cuenta, porque antes de tirarse detrás de mí en el sofá, se lo quitó quedándose con la ropa interior sólo.


~ No puedo estudiar contigo – me dijo sonriendo y yo sonreí.


~ Sí puedes – le dije – me gusta estudiar contigo.


~ No te gusta estudiar conmigo… te gusta estar conmigo – me dijo susurrando y no pude evitar sonreír. ¡En eso tenía razón!


Le besé ante de que siguiera hablando mientras él me acariciaba y quitaba mi camiseta. ¿Qué tenía Natsu para tenerme así con él? No entendía como podía sentirme tan bien con él. Sus brazos me estaban rodeando, me acercaban a él, sentía el calor de su cuerpo, me excitaba sólo de pensarlo, sólo de sentirle cerca y por otra parte… me sentía tan culpable por hacer esto con él, por hacerle esto a mi hermano. Puede que me odiase, pero seguía siendo mi hermano ¡Era tan difícil decirle que no a mis sentimientos por Natsu que me era imposible! No podía negarlos, le quería.


~ ¿Estás seguro de esto? – me preguntó


~ Sí – le dije muy convencido.


Me rozó la nariz con la suya sonriendo justo antes de besarme. Sus manos bajaba hacia mi pantalón metiéndose entre él para empezar a bajarlo. Gemí cuando noté sus manos rozando mi miembro y él sonrió al escucharme.


Me encantaba cuando me besaba el cuello ¡Era mi punto débil! Me excitaba mucho sentirle en mi cuello. Enredé mis manos en su alborotado cabello y le acaricié mientras él empezaba a prepararme, mientras me besaba acallando mis gemidos.


Aún tenía vergüenza a tocarle, la verdad es que ahora me daba cuenta de lo vergonzoso que podía llegar a ser, por lo menos en estos temas, pero a Natsu no parecía importarle, porque él mismo cogió mi mano y la bajó hasta su miembro. La moví sacando un par de gemidos de él y me gustó escucharle, saber que era capaz de excitarle, que le gustaba a él lo que le hacía.


Notaba que mis manos cada vez temblaban menos, ya no tenía miedo como el otro día, ya sabía lo que era y sabía perfectamente, que Natsu no me haría ningún daño y por el tiempo que se estaba tomando en prepararme, se preocupaba de no hacerme daño.


Desde el luego el momento que más disfrutaba con él, era cuando se posicionaba entre mis piernas, cuando iba a entrar como ahora y me besaba con pasión para que no pensase en eso. Me gustaba cuando entraba, me gustaba sentir como mis paredes se abrían aceptándole, me gustaba escuchar sus gemidos y cuando se movía intentando que ambos disfrutásemos.


Me gustó hacerlo con Natsu en el sofá, ¡Aunque la cama era más cómoda! Pero me gustó la innovación, sobretodo cuando me senté encima de él y me dejó llevar a mí el ritmo. Conseguí que se corriese en pocos movimientos. ¡Creo que me gustaba saber que podía controlar su placer!


¿Mi momento favorito? Cuando Natsu se tumbaba encima de mí y podía acariciarle el cabello mientras se recuperaba.


~ ¿Estás bien? – me preguntó Natsu aún apoyado en mi pecho.


~ Sí – le dije.


~ ¿Le estás dando vuelta a lo de tu hermano, verdad? – me preguntó y le afirmé ¡no iba a mentirle! Era lo que más me preocupaba.


~ Yo hablaré con él – me dijo – quiero estar contigo Gray – me comentó de golpe mirándome - ¿Quieres estar tú conmigo?


~ Sí, me gustaría estar contigo Natsu… pero me duele pensar en mi hermano.


~ De él, me ocuparé yo – dijo Natsu besándome.


 


 


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