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Enamórame por Fullbuster

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Lyon Bastia POV

 

 

 

Salí de la cafetería después de hablar con Natsu y empecé a reírme sin poder evitarlo ¡Qué fácil era engañar a todo el mundo! ¿Qué no podía comprarse con dinero? Un médico que diría lo que yo quería que dijese, un expediente médico de un estúpido hermano pequeño completamente creado por mí y a Natsu comiendo de la palma de mi mano dudando de todo lo que era mi hermano pequeño ¡Todo salía perfecto!

 

Debía reconocer que mi hermano tenía talento para las mentiras, no sé como conseguía que todo el mundo se las creyera, era inteligente para utilizar los elementos a su favor. Decirle que estaba enamorado de otro, que me tenía envidia porque era un muerto de hambre… sólo a él se le habría ocurrido esas cosas para alejar a Natsu. Cuando entré por su habitación, estaba llorando ¡Claro que estaba llorando! Y eso es lo que más me gustaba de él, ver aquellos preciosos ojos encharcados.

 

~ Lo has hecho muy bien – le dije y él se sorprendió mirándome – creí que Natsu te tocaría cuando te corté, pero le detuviste bien, acabas de destrozarle.

 

~ Ya tienes lo que querías Lyon, déjame en paz ahora, por favor.

 

~ Claro Gray, estarás en paz, tranquilo, nos vamos a casa.

 

Cuando llegamos a casa esa tarde, Natsu me había dejado el bote de pastillas del médico en el buzón ¡me venía perfecto! Porque ya se me estaba acabando el bote que tenía aquí. Mantener sedado a Gray me venía genial y el pobre desgraciado ni se daba cuenta, creía que no podía conmigo, que no tenía fuerza y no se daba cuenta, de que le estaba machacando las pastillas y haciendo que se las comiera para mantenerle débil. ¡y ahora era el propio Natsu quien me ayudaba a conseguirlas! Esto cada vez estaba saliendo mejor.

 

Iba a conseguir que Natsu odiase a Gray, conseguiría que volvieran a encerrar a mi hermano en ese manicomio a como diera lugar, me lo sacaría de encima y asunto resuelto. Nadie podría ayudarle una vez consiguiera que le odiasen, sólo tenía que dejarle solo, tan solo, que nadie se diera cuenta ni de que había desaparecido. Desde luego el más difícil sería Natsu, pero lo conseguiría.

 

Gray se encerró en su habitación y mientras preparaba la comida y machacaba las pastillas en el plato de Gray, hablé por teléfono con mi detective privado ¡Que llevaba unas semanas ya siguiendo a Gray! para que me informase de a donde iba ese crío por las noches, porque iba a destruirle por completo.

 

También aproveché para hablar con Yuka y contarle lo bien que estaba saliendo el plan, como tenía a Gray alejado de Natsu en cuestión de unas horas, como iba a conseguir que mi novio le odiase, como iba a alejarle de todos los que conocía, de cómo iba a quitármelo de encima.

 

Llamé a Gray para que saliera a cenar y vino ¡se comió todo sin darse cuenta de la pastilla! Pero para eso le dejaba las noches sin cenar, para que al día siguiente tuviera más hambre y se lo comiera sin rechistar. Me encantaba… se quedaba tan débil que podía hacer lo que me diera la gana con él, podría incluso haberle violado, pero me gustaba martirizarle, que no supiera cuando iba a hacerlo y de momento, con sus besos me conformaba, aunque no sé por cuanto tiempo podría aguantar mis ganas de penetrarle incluso aunque fuera en el suelo. ¡Quería escucharle gritar, quería escucharle suplicarme, quería verle llorar!

 

Gray se levantó de la silla y pareció marearse ¡supongo que porque le había puesto más pastilla que otras veces! Pero era necesario, necesitaba que cayese y lo hizo. Se apoyó encima de la mesa para no caer y aún así, sus rodillas fallaron y cayó al suelo sentado mirándome.

 

~ ¿Qué pasa Gray? – le pregunté con una sonrisa - ¿no te encuentras bien?

 

~ Estoy mareado – me dijo mirándose las manos como sino pudiera ni vérselas.

 

Me levanté y cogí uno de los cuchillos de la cocina acercándome a él. Gray se tensó pero yo sonreí y le corté en el brazo de nuevo como esta mañana, aunque mucho más superficial ¡no quería volver al hospital! Quería obtener algo mucho mayor, quería que le encerrasen. Gritó cuando le corté y no pude evitar reír.

 

~ No deberías herirte tú mismo Gray – le dije – si la medicación no funciona, volverás a ese manicomio.

 

~ Por favor Lyon, no me hagas esto, he hecho lo que querías.

 

~ Sí, lo sé, pero no quiero que estés por aquí dando vueltas a mi novio, además… siempre haces cosas muy malas cuando no te tomas la medicación – me reí – te metes en peleas, eres irascible, cambias de personalidad, quemas cosas, destruyes otras, te haces daño a ti mismo, como ahora – le dije cortándole en el otro brazo y escuchando otro grito por su parte.

 

~ Yo no quemé aquel edificio – me dijo llorando – no me he metido en peleas, tampoco me hago daño a mí mismo.

 

~ Sí lo haces Gray… bueno… puede que fuera yo y te echase a ti la culpa, pero con dinero… el médico dirá lo que yo quiera que diga y desde luego… todo está en tú expediente. ¿Sabes que Natsu ha ido hoy a verlo? – le pregunté y se asustó – ahora pensará que estás loco, que eres un desequilibrado emocional, que estás enfermo y que necesitas que te encierren y… ¿sabes lo mejor de todo? Que voy a hacer que crea que es verdad, voy a demostrarle que no puedes estar en la calle, que tienen que encerrarte de nuevo en ese sitio que tanto te gustó.

 

~ Lyon por favor… no me metas allí – me lloraba ahora y yo sonreía – déjame irme.

 

~ ¿Dónde quieres irte Gray?

 

~ Quiero volver a casa – me dijo

 

~ Ésta es tu casa Gray, aquí conmigo, te recuerdo que estás bajo mi tutela, eres mi mascota.

 

~ Por favor Lyon, no te molestaré más, déjame volver a Estados Unidos. Tendrás a Natsu para ti, por favor… no me encierres en ese sitio.

 

~ Acuéstate conmigo – le dije – hazlo y me olvido de esto. Diré que la medicación hace efecto y que no es necesario llevarte a ese manicomio – le sonreí – sólo tienes que acostarte conmigo.

 

~ ¿Por qué quieres acostarte conmigo Lyon? ¿por qué tienes tantas ganas? – me preguntó – Se supone que somos familia, no deberías pensar así.

 

~ Me excitas mucho Gray, mira – le dije cogiendo su débil mano

 

Me bajé la bragueta y le metí la mano dentro haciendo que tocase mi ya erecto miembro. Él intentó apartarla pero no podía, estaba tan débil que le era imposible y para aprovecharme del asco que le daba, la moví para que rozase mi miembro mientras jadeaba en su oído.

 

~ Para – me gritó – por favor, lo prometiste, no he tocado a Natsu

 

Yo sonreí, es cierto que se lo había prometido, pero yo creo que le prometí no violarle, no que él no pudiera tocarme.

 

~ ¿no te gusta Gray? – le pregunté con una sonrisa

 

~ Estas enfermo – me dijo Gray de golpe

 

~ No Gray… tú estás enfermo, estás de psiquiátrico – me reí – yo sólo estoy excitado ¿Qué decides?

 

~ No voy a acostarme contigo Lyon – me dijo

 

~ Entonces tú te lo has buscado – le solté la mano antes de volver a hacerle otro corte cerca del abdomen del cual, también empezó a gritar ¡como me gustaba que gritase, que me suplicase! – lárgate a tu habitación y sino puedes caminar, puedes quedarte a dormir en el suelo de la cocina – me reí y salí de allí en dirección a mi despacho.

 

Apagué todas las luces y me fui hacia el despacho aún escuchando a Gray en el suelo llorando, cubriéndose con una de las manos los ojos intentando que no le viera. Llegué al despacho y cerré la puerta tras de mí llamando ahora desde el teléfono fijo a mi detective, quien me comentó que me había mandado todo lo que había encontrado sobre mi hermanastro en estas últimas semanas en un correo al ordenador. Lo encendí y desde luego, me sorprendí al ver las fotografías ¡Mi detective siempre hacía un buen trabajo! Sonreí y le agradecí su fiel trabajo. Lo último que me comentó, es que podía utilizar la información como quisiera, él tenía una copia por si acaso.

 

Iba a hundirle frente a Natsu, pero no mañana, sino un poco más adelante, primero iba a hundirle poco a poco, iba a demostrarle a Natsu lo conflictivo que podía ser Gray, en los problemas que se metía y como guinda del pastel… sacaría la información que me había proporcionado el detective. Cuando acabase con Gray, nadie le querría, nadie se acordaría de él cuando le mandase a ese manicomio.

 

Colgué a mi detective y llamé esta vez a Zancrow, un viejo amigo que estaba acabando el último año de universidad en la carrera de derecho. Desde luego la vez anterior había hecho un buen trabajo, le había metido en un lío y eso me había ayudado a demostrarle a Natsu, que Gray no era el chico inocente y dulce que conocía, era un mentiroso, un rebelde, alguien que siempre estaba metido en problemas cuando menos lo esperabas. ¡Eso se lo iba a demostrar como fuera!

 

~ ¿Qué pasa Lyon? – contestó Zancrow al otro lado del teléfono.

 

~ ¿Te acuerdas de mi hermanito?

 

~ ¿El de los ojos azules? – me preguntó - ¿Cómo voy a olvidarme de él con lo bueno que está? – me preguntó entre risas.

 

~ Necesito que le metas en problemas.

 

~ Eso está hecho pero… ¿Qué hago con el director? – me preguntó ahora

 

~ Del director me ocupo yo – le dije mientras buscaba en el cajón un fajo de billetes – tranquilo, no te acusará a ti.

 

~ ¿Puedo hacerle cualquier cosa? – me preguntó Zancrow riéndose.

 

~ ¿Qué quieres hacerle Zancrow? – le sonreí

 

~ ¿Tú que crees?

 

~ Haz lo que quieras, no me importa lo que le pase, pero hazme un favor… necesitaremos pruebas, quiero que Natsu vea lo que es, un chucho callejero que hace cualquier cosa por sobrevivir.

 

~ Eso está hecho.

 

 

 

 


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