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Enamórame por Fullbuster

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Gray Fullbuster POV


 


Loke me ayudó a subir y a bajar del coche, sinceramente, la fractura de la costilla dolía horrores, a cada respiración era un infierno, cada vez que respiraba o tosía, el dolor me mataba. Lo que me sorprendió es encontrarme allí a aquel chico de cabello rosa ¡ni siquiera recordaba su nombre! En realidad es que creo que no me lo había llegado a decir.


~ Te ayudo – me dijo el chico de cabello rosa mientras me ayudaba a bajar del coche y Loke daba la vuelta también para venir a ayudarme.


Quería darles las gracias a los dos por estar allí, por ayudarme, pero por más que lo intentaba, las palabras no venían a mi mente, mi voz no salía y no entendía por qué no podía hablarles ¡Quería hablar! Quería recuperar mi voz, me sentía estúpido sin poder hablar, sin poder decirles como me sentía o sin simplemente, poder decir un “buenos días”.


Loke abrió la puerta de su casa y entre ambos me ayudaron para entrar, aunque podía caminar solo ¡con dolor! Pero podía caminar. Es más, me soltaron en la entrada los dos para ir a guardar mis cosas, porque el chico de pelo rosa había traído cosas que supuestamente… eran mías ¡yo no lo sabía! Tampoco entendía por qué aquel chico de cabello rosa tenía cosas mías.


Cuando volvieron los dos a entrar en el apartamento, Loke me indicó que podía pasar, porque me había quedado exactamente en el mismo lugar donde me habían dejado, sin moverme, me daba un poco de vergüenza entrar a una zona que no era mía, era como estar de ocupa con ese chico, me sabía mal molestarle. Loke pareció darse cuenta de que me intrigaba el chico de cabello rosa y sería porque aún no había parado de mirarle… pero no era por curiosidad ni por nada en concreto, era simplemente porque no sabía su nombre y estaba atento por si lo decían.


~ Es Natsu – me dijo Loke y el nombrado se giró hacia mí – se llama Natsu Dragneel, es mi compañero de trabajo, somos policías – me explicó y yo sonreí levantando el pulgar dándole a entender que agradecía la explicación. Ambos me sonrieron antes de seguir guardando cosas en la casa.


Caminé hacia el amplio salón y desde la cristalera, podía ver el jardín delantero de la casa. Los otros dos chicos se habían ido hacia la cocina guardando algunas cosas y pude ver a Natsu volver hacia el salón para coger una maleta.


~ ¿Dónde te dejo esto Loke? – Preguntó Natsu – es la ropa de Gray – comentó.


~ En el cuarto del fondo – le dijo – ahora voy a ayudarte, pero puedes ir guardándola en los cajones, los armarios ya los he limpiado para él.


~ Vale – dijo Natsu.


Natsu desapareció por el pasillo y me acerqué hacia Loke que estaba en la cocina ¡por lo menos podría ayudarles en algo ya que iba a estar de ocupa en su casa! Parecía estar ocupado revisando los armarios y quitando armas de mi vista, porque estaba subiendo cuchillos y esas cosas fuera de mi alcance ¡ni que no supiera que eso cortaba! Aunque bueno… mi memoria no era precisamente lo que mejor estaba hoy en día. Intenté ayudarle a sacar unas ollas que necesitaba para hacer la cena, pero cuando me vio agacharme y poner una mueca de dolor, me cogió de las manos ayudándome a levantarme.


~ No te preocupes, lo hago yo – yo le miré como se mira cuando te disgustas ¡Quería ayudar! Hacer algo por lo menos, no parecer un inútil, pareció entenderme y empezó a reírse – si quieres ayudar, ve a ver si Natsu necesita ayuda con la ropa – me comentó y me fui hacia la habitación del fondo.


Toqué a la puerta antes de entrar y Natsu se giró sorprendiéndose por verme allí. Entré y me senté en el suelo a su lado ayudándole a sacar la ropa de la maleta para meterla en los cajones. Yo la estaba guardando pero Natsu no dejaba de mirarme ¿Por qué me miraba tanto? Paré un segundo de recoger la ropa para mirarle y parece que se dio cuenta de que se había quedado absorto mirándome.


~ Lo siento – me dijo volviendo a guardar la ropa


No sé muy bien por qué se estaba disculpando, pero parecía que era por haberse quedado mirándome tanto tiempo dejando de hacer la tarea. Le paré las manos haciendo que soltase la ropa y le alcé la cabeza con un dedo ¡Quería verle mejor! Porque tenía que conocerle… de alguna forma tenía que ser algo mío y estaba intentando recordar de qué le podía conocer ¡Tenía cosas supuestamente mías! Tenía que ser alguien cercano. Natsu me miró, se quedó quieto y sólo me miraba. Me gustaba su mirada aunque parecía triste. Ladeé la cabeza para verle mejor tratando de recordar ¿Por qué no podía recordarle?


~ ¿Me reconoces? – Me preguntó y yo negué con la cabeza – no te preocupes – me dijo – aquí estarás bien, Loke te ayudará – me comentó volviendo a guardar la ropa.


La verdad es que nadie me contaba nada y yo quería saber por qué era él quien tenía cosas mías. Miré la ropa pero no me venían recuerdos de nada ¿Por qué no me acordaba de nada?


Terminamos de recoger las cosas y cuando fui a levantarme me quejé por el dolor, aunque Natsu me cogió y me dejó de rodillas en el suelo hasta que se me pasara el pinchazo que me había dado. Me agarré la costilla ¡Cada movimiento era un suplicio! Pero me sorprendí al notar que Natsu no me soltaba, sus manos seguían una en cada hombro sosteniéndome y me miraba.


No pude evitar mirarle también viendo esa tristeza que reflejaban sus ojos ¿Por qué era un chico tan triste? Eso es en lo único que podía pensar cuando le veía. Su mano se colocó en mi mejilla y notaba su calidez ¿Por qué tocaba mi mejilla? ¿Por qué ahora me miraba con ternura? Yo no entendía nada. Loke entró de golpe en la habitación y Natsu le pidió ayuda para levantarme.


Entre los dos me ayudaron y salimos hacia el salón. Natsu tenía algo extraño, tampoco sabría describir qué me pasaba cuando le veía o cuando estaba con él, no entendía nada, no sabía nada, no podía reconocerle aunque sabía que había tenido que ser algo importante, porque tenía cosas mías, porque me miraba con ternura y porque antes de marcharse le pidió a Loke que me cuidase.


Me quedé a solas con Loke en su casa y realmente… no sabía qué hacer, simplemente me senté en el sofá y me quedé allí quieto, intentando molestar lo menos posible. Loke de vez en cuando me miraba desde la cocina y sonreía, aunque a mí me ponía nervioso, porque no sabía si quería algo o no, si le molestaba o no.


~ Puedes poner la televisión si quieres – me dijo – es ese mando negro de ahí delante de ti – me comentó y yo miré encima de una mesa el mando.


Lo cogí entre las manos y miré las teclas. En realidad me daba igual ver la televisión, había cogido el mando porque él me lo había dicho y no quería desobedecerle, no quería hacer nada mal para que no se quejasen de mí.


Los dos comimos juntos en el sofá, porque trajo hasta aquí dos platos para comer viendo un partido. ¡Claro que al final encender la televisión… acabó haciéndolo él! Porque yo me había quedado con el mando en las manos, fue él quien me lo arrebató y puso el canal de deportes.


~ ¿Te gusta el deporte? – me preguntó y yo realmente… lo pensé.


No sabía si a mí a antiguo yo le gustaba o no el deporte y yo sinceramente…. Pues no tenía ni idea, no recordaba ningún partido de nada en concreto, tampoco recordaba si yo había hecho algún deporte… en verdad… ni siquiera recordaba de donde era yo, ¿Cómo iba a acordarme de si hacía o no deporte? Le levanté los hombros en señal de “ni idea” para contestar a su pregunta y él sonrió.


~ Es baloncesto – me dijo - ¿Sabes cómo se juega? – me preguntó y yo negué con la cabeza.


Yo sólo veía cinco personas en cada equipo corriendo por la pista botando un balón e intentando meterlo en el aro, claro que Loke empezó a hablarme de normas, faltas y tiempos de posesión de balón. ¡Él vivía el deporte! Se levantaba del sofá como un loco dándome unos sustos de muerte cada vez que un equipo con camisetas azules encestaba.


Acabé preguntándome si gustarme un deporte era tener que imitar lo que hacía Loke, insultar al árbitro, insultar a los jugadores cuando no les salía una jugada y maldecir al equipo rival… si eso era gustarte un deporte… creo que no me gustaba. Aún así miré el partido y sonreí cada vez que Loke me miraba, hasta que se dio cuenta.


~ No te gusta, ¿Verdad?


Yo volví a elevar los hombres en un “no sé” y es que me sentía así, no sabía si me gustaba o no, eran tíos corriendo por una pista. Al principio pensaba así, hasta que llegamos al último cuarto y entonces… cuando ganó el equipo y Loke se lanzó a abrazarme de lo contento que estaba porque su equipo había ganado, entendí que lo emocionante del deporte era precisamente eso, sufrir con el equipo y alegrarte por ellos cuando ganaban. Bueno… supongo que los fans del otro equipo no estarían tan contentos, pero seguirían ahí apoyándoles para el siguiente. ¡Y ese espíritu de lucha y no rendirse, me gustó!


 


 


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