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Enamórame por Fullbuster

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Notas del capitulo:

Bueno como prometí, los dos seguidos y lamento las molestias, pero en cuanto tenga internet volveré a subirlos, de todas formas, para el Lunes que viene volveré a subir como normalmente hago.

 

Espero que disfrutéis el capítulo aunque éste lamentablemente no es de Gray y Natsu, pero lo disfrutaran los fanáticos de Sting y Rogue jeje.

Sting Eucliffe POV

 

 

 

Hoy me había levantado con buen ánimo, supongo que porque Gray me había reconocido a mí de entre todos y eso era algo bueno. Con mi padre… habíamos vuelto a la relación de antes, es decir… a no hablarnos y más desde que se enteró de que salía con Rogue, porque me espiaba por la ventana cada vez que mi chico venía a recogerme para alguna cita. Pero eso no me preocupaba, el que me preocupaba era Zeref, porque desde que vino, estaba muy pegajoso y a mí me sabía mal apartarle, aquí no conocía a nadie y suponía que se pegaba tanto porque yo era el único que realmente hablaba con él, aparte de su primo.

 

Si no fuera por Zeref… estaría disfrutando en todo momento de mi relación con Rogue, pero es que siempre estaba en medio, me era imposible pasar un rato a solas con él. Sí me invitaba al cine, Zeref se apuntaba, si me invitaba a cenar, allí estaba Zeref en una mesa para tres y sinceramente… me estaba empezando a agobiar, porque yo quería una relación de dos, Rogue y yo y no de tres. ¡Su primo era muy pesado! Pero es que luego cuando quería decirle las cosas… me daba tanta lástima de que estuviera solo, que al final… no me atrevía a decirle nada.

 

Hoy Rogue me había invitado a ir a su casa porque su primo supuestamente se iba a la facultad a algo de un trabajo o no se qué rollo ¡menos mal, el primo se largaba! Era lo único que yo podía pensar en este momento. Un rato a solas con Rogue me emocionaba. Hacía tanto tiempo que no estábamos solos y es que encima… Zeref me miraba rarísimo, siempre que me giraba él me miraba fijamente ¡me daba un poco de miedo! Porque no sé en qué estaba pensando ese chico. Llegué a pensar incluso de que estaba celoso porque le estuviera quitando tiempo con su primo y tenía algo contra mí.

 

Tanto llegué a pensar esa posibilidad, que a veces en algunos planes, a Rogue le decía que no para que fuese a solas con su primo, así quizá… si pasaba más tiempo con él, se olvidaba de esa idea de que yo le estuviera robando a su querido primo… porque si no… la convivencia entre los tres iba a ser muy mala.

 

Cuando llegué a casa de Rogue y toqué el timbre, me extrañó ver a Zeref allí, porque fue él quien me abrió la puerta ¿Este no se iba a algo de la facultad? Ahora no entendía que hacía aquí.

 

~ Puedes pasar – me dijo cuando me quedé estático en el pasillo sin cruzar el umbral.

 

~ Vale – le dije pasando - ¿Dónde está tu primo?

 

~ Ha salido a comprar un par de cosas, pero viene enseguida. Puedes esperarle mientras si quieres en el sofá – me comunicó mientras él se iba hacia la cocina.

 

Entré por la casa y me senté en el sofá. Miré la televisión que estaba encendida y me extrañé de ver una película en stop ¡Supongo que el chaval la estaría viendo! Aunque no estaba muy seguro. Trajo consigo una libreta y un bolígrafo, se sentó a mi lado y le dio al play para ver la película mientras escribía algo en la libreta ¡Era porno! Este crío estaba fatal de la cabeza.

 

~ ¿Pero qué estás viendo? – le pregunté asustado. El chaval me miró y luego sonrió.

 

~ Es para un proyecto de clase – me dijo – tengo que hacer unos experimentos, pero me está llevando mucho tiempo – me comentó – estudio enfermería ¿sabes?

 

~ ¿Y tienes que ver porno para el experimento? – le pregunté - ¿Qué narices estáis estudiando?

 

~ Reacciones de la gente – me dijo como si fuera lo más normal del mundo ¡A mí me pareció como si se lo inventase!

 

Puede que yo fuera un cazurro… pero Gray estudiaba la carrera de medicina y nunca me había dicho nada de experimentos, ni de trabajos sobre reacciones de la gente ni chorradas de estas, además Gray parecía normal y éste chico era… un bicho raro.

 

~ ¿Tú no tenías que ir a la facultad hoy? – le pregunté ahora.

 

~ Sí, pero el compañero con quien hago el trabajo hoy no podía quedar, así que al final me ha tocado ir a por una película para poder ver las reacciones que necesitaba.

 

~ ¿Prácticas estas cosas con tu amigo?

 

~ No, esto no. Cosas más simples –me dijo – cosas que den vergüenza, cosas que den risa, cosas que den miedo…  ¿Quieres ayudarme con una parte del trabajo? – me preguntó.

 

~ Creo que no – le dije.

 

~ Pero que es muy sencillo, sólo tengo que echar un vistazo a tu rostro, venga por favor… me ayudaría mucho para el trabajo.

 

~ Está bien – le dije – pero que sea rápido… y nada de lo que hay en esa película – le especifiqué.

 

~ Tranquilo que no, hasta mi primo me ayudó ayer – dijo sonriendo.

 

Zeref volvió a la sala con una pequeña linterna y un otoscopio… que era por lo que yo vi cuando iba al médico, para explorar los oídos. ¡Eso me calmó un poco! Ya tenía más pinta de medicina.

 

~ Vale… quédate quieto y abre la boca – me dijo y cuando lo hice, encendió la linterna mirando mi garganta y apuntó algo en su libreta. – Ya puedes cerrarla, gira un poco la cabeza, necesito mirarte los oídos – me comentó y le hice caso. – vale ya está, ahora necesito que me mires.

 

Le miré fijamente sin cerrar los ojos y apuntó con el punzón de luz a mis ojos mirando algo y volviendo a apuntar en su libreta ¡por lo menos ahora estaba relajado, era algo de medicina! Porque vamos… lo de la película porno me había asustado por completo.

 

~ Cierra los ojos un segundo – me dijo colocando sus manos en mi cabeza a la altura de la frente y presionando un poco ¡un poco de daño hacía la verdad! Pero era una presión soportable.

 

Sentí entonces un peso sobre mis piernas, pero eso no fue lo peor, lo peor es que el crío me estaba besando. Abrí los ojos de golpe y prácticamente al levantarme, le tiré sobre el sofá apartándome yo de él.

 

~ ¿Pero qué haces? – le pregunté enfadado

 

~ Ver tu reacción – me dijo apuntando algo de nuevo en la libreta – no es muy buena

 

~ ¿Cómo quieres que sea mi reacción si me besas? – le pregunté

 

~ Pues… no sé… la gente dice que cuando besan se excitan, se emocionan, sienten algo bueno, no creí que te enfadases.

 

~ Sí, sentirán eso cuando la otra persona les corresponde, pero yo salgo con tu primo, no puedes ir besándome.

 

~ Oh… lo siento si te he molestado, sólo era un experimento – me dijo -  no volveré a hacerlo, lo prometo.

 

Este crío estaba fatal de la cabeza ¿Cómo le contaba yo a Rogue esto? Ni siquiera sé si me creería, o bueno puede que sí me creyese, pero siendo su primo y poniendo esa cara que se le daba tan bien de niño inocente que nunca ha roto un plato… pues no creo ni que Rogue pudiera enfadarse con él. La verdad es que hasta a mí me costaba enfadarme con él cuando empezaba a disculparse y a poner esa cara de niño bueno ¡no tenía remedio!

 

~ Vale… no pasa nada – le dije – lo tomaré como un experimento, pero no vuelvas a hacerlo

 

~ De acuerdo – me dijo con una gran sonrisa como si fuera un niño pequeño

 

En aquel momento entró Rogue y también se extrañó de ver allí aún a Zeref, haciéndole la misma pregunta que le había hecho yo de por qué no estaba en la facultad y respondiendo exactamente lo mismo que me había dicho a mí. Claro que luego me sorprendió.

 

~ He intentando que Sting me ayudase con unos experimentos… pero no me ha dejado.

 

~ ¿Por qué no Sting? – me preguntó ahora Rogue.

 

~ Porque…. Porque me ha besado – le dije muy sincero y Rogue empezó a reírse.

 

~ Vale… Zeref no vuelvas a hacerlo, no puedes medir la reacción de un beso en una persona que está enamorada de otra, se enfada contigo, es algo normal – le explicó Rogue.

 

~ Mmm pues lo siento – dijo con cara de  niño bueno.

 

~ No pasa nada, ve a tu habitación anda – le dijo Rogue – y tú… vente por la mía – me aclaró con una sonrisa.

 

Me mantuve callado hasta que entré por su habitación… y entonces tal y como era mi carácter, estallé sin remedio.

 

~ ¿A ti te parece normal lo que hace tu primo? ¿y esa bronca que le has dado? Eso no es ni bronca ni nada, por dios Rogue que me ha besa…. – no pude acabar la frase porque Rogue me estaba besando apasionadamente lanzándome sobre la cama con él encima.

 

~ ¿Te ha besado así? – me preguntó

 

~ No, así no – le dije embobado con su beso y él sonrió.

 

~ Tenle un poco de paciencia, sé que es raro, pero es que sus padres tratan todo el tema del sexo como un Tabú, el chico se ha criado sin saber nada al respecto y tiene curiosidad. Si no quieres hacer esos experimentos sólo díselo – me comentó y es que él lo explicaba todo tan bien y con tanta calma… que no podía enfadarme - ¿Haces un experimento conmigo? – me preguntó sonriendo

 

~ Contigo… los que quieras.

 

~ Perfecto… porque quiero probarte entero – me dijo mientras abría mi bragueta y me bajaba el pantalón.

 

~ ¿Ahora? – le pregunté – Está tu primo en la habitación de al lado.

 

~ Entonces no grites muy alto – me dijo sonriendo justo antes de meterse mi miembro en su boca.

 

¡Era muy fácil decir que no gimiese muy alto! Hacerlo era otro cantar, porque me era imposible contener todos los gemidos que me hacía soltar. Incluso acabé agarrándome con fuerza a la sábana intentando no gemir mucho o por lo menos… no muy alto, incluso sentí una de las manos de Rogue apretar una de mis manos que sostenían con fuerza la sábana y es que era imposible… todo de Rogue me excitaba, cada gesto, cada caricia, cada sonrisa…

 

Cuando soltó mi miembro y me besó con fuerza, me excité el doble, me encantaba que lo hiciera, me encantaba que fuera así, que tuviera el control durante cierto tiempo, porque sinceramente… para dominante yo, a mí me gustaba hacerlo a mi ritmo, a mi manera y no solía gustarme que me controlasen mucho tiempo. Rogue desde luego, lo sabía, mi carácter era demasiado impulsivo.

 

~ ¿Quieres entrar tú hoy? – me preguntó Rogue y aluciné cuando lo dijo.

 

~ Sí – le dije de inmediato – esa idea me gusta.

 

~ Sabía que te gustaría.

 

Le coloqué la pierna por su cintura y haciendo fuerza le di la vuelta dejándole a él tumbado en la cama. ¡Este no sabía lo que era yo en la cama, pero lo iba a saber! Le ayudé a quitarse la ropa y le besé con fuerza, aunque él me correspondía perfectamente. Aproveché al separarme de él para meterle los dedos en la boca y poder empezar a prepararle y mientras lo hacía… le acaricié y le besé todo lo que quise y un poco más, porque me gustaba escucharle intentar no gemir, me encantaba como ahogaba sus gemidos en mi boca.

 

Le preparé durante un buen rato, tampoco quería que le doliese, o al menos… que doliera lo menos posible, porque después de haberlo experimentado yo… desde luego la experiencia… dolía al principio, aunque luego es cierto que disfruté muchísimo con él.

 

Me levanté un poco de su cuerpo para poder masturbarme un poco mientras seguía preparándole a él y cuando ambos estuvimos, pensé si pedirle lo que realmente quería hacerle o no… ¡quizá me mandaba al cuerno! Pero tenía que intentarlo… porque era la postura que más me excitaba a mí.

 

~ Rogue… ¿podrías ponerte a cuatro patas? – le pregunté y empezó a reírse ante mi asombro.

 

~ Así que a mi chico rubio le gusta a cuatro patas – me dijo riéndose antes de incorporarse y besarme – por ti, me pongo como quieras ¿También te gusta agarrar del pelo? – se cachondeaba ahora de mí y yo empecé a reírme

 

~ Si me dejas… - le dije riéndome mientras le colocaba cara de niño bueno.

 

~ Haz lo que más te excite – me dijo colocándose ahora a cuatro patas sobre la cama.

 

Entré con cuidado en él aunque no pude evitar que pusiera esa cara de dolor aún evitando gritarme o decirme algo. Me detuve cuando entré entero y quise esperarme un momento, pero Rogue me pidió que no esperase, que empezase a moverme para dilatarle antes, así que le hice caso y me moví. Intenté hacerlo despacio hasta que noté como esa estrechez que tenía empezaba a abrirse un poco y en cuanto le escuché gemir, aceleré el ritmo ¡incluso creo que se excitó más cuando le cogí suavemente del pelo! La verdad… es que a mí ésta postura me excitaba tanto… que tenía que ir bajando el ritmo de vez en cuando para no correrme tan rápido.

 

Con la mano que tenía libre, aproveché para coger su miembro y darle más placer a él, sacando más y más gemidos que acababan excitándome a mí. Al final no aguanté más con tanto jadeo y movimiento y acabé corriéndome. Él no tardó tampoco mucho más en correrse en mi mano. Salí de su interior y me tiré en la cama al lado de Rogue.

 

~ Así que a cuatro patas tratándome como a un perro te excita – me dijo Rogue sonriendo – te excita dominar – me afirmó.

 

~ Sí – le dije sonriendo – dominar me encanta – le dije – ¿Puedo un día atarte a la cama y vendarte los ojos? – le pregunté sonriendo y él empezó a reírse.

 

~ Ya te lo he dicho mi precioso chico rubio… por ti, hago lo que quieras. En realidad… si quieres atarme lo tienes fácil – me dijo – tengo las esposas del trabajo justo en ese armario

 

Desde luego me encantaba Rogue, porque siempre estaba dispuesto a jugar conmigo a lo que fuera, incluso me dejaba sus esposas.

 

 

 

 


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