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Enamórame por Fullbuster

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Notas del capitulo:

Bueno éste es el último capítulo que subiré porque no estaré el fin de semana, así que hasta el lunes. Si hay comentarios ya contestaré el lunes. Siento las molestias

Jellal Fernándes POV

 

Hoy tampoco fue uno de esos días en los que podía dormir mucho, seguía teniendo pesadillas y encima ahora… mi mente pensaba en varias cosas, una en como decirle a Gray que creía… que era mi hermano biológico, al menos por parte de padre ¡que era un cabrón! Y en segundo Loke que me estaba volviendo loco, ¡odiaba que me controlasen! Y desde luego en el cementerio yo era quien había perdido el control, acabé con Loke encima de mí besándome como él quiso y lo odiaba, porque siempre era yo quien decidía quien me besaba, cómo, donde y cuando.

Odiaba que me controlasen por una sencilla razón, porque lo habían hecho durante mucho tiempo en mi infancia, odiaba a mi padre por todo lo que me había hecho y por supuesto… odiaba que alguien, fuera quien fuera… pudiera volver a tener el control sobre mí y eso… incluía a Loke.

La vida me había enseñado una lección muy dura, sólo hay dos clases de personas, las que dominan y las que se dejan dominar y ya había probado la segunda… jamás volvería a dejarme dominar, no volvería a dejar que hicieran conmigo lo que quisieran, me propuse desde pequeño ser fuerte e independiente y lo había conseguido… Incluso había conseguido tener en la palma de mi mano a Laxus haciendo todo lo que yo quería, no iba a venir ahora un niño rico y pijo como Loke a demostrarme que me podían dominar de nuevo, porque no lo iba a permitir. Yo ya no era aquel niño asustado, había crecido y sabía defenderme y por supuesto no quería que Gray pasara por lo mismo que tuve que pasar yo, por eso me empeñé en enseñarle a defenderse. Aunque también esperaba… que no sacara el carácter tan agrio que tenía yo con la gente, porque él no era solitario como yo, el tenía gente a la que le importaba y eso… no quería que lo perdiese.

Cuando iba a salir de casa, sonó el teléfono fijo y lo cogí, mi sorpresa fue encontrarme la voz de mi padre al otro lado e incluso antes de que pudiese hablar, colgué. No había hecho nada más que colgar y volvió a sonar. Dudé si cogerlo o no y noté como temblaba mi mano, ni siquiera sabía como había conseguido mi teléfono o mi dirección.

~ ¿Qué quieres? – contesté el teléfono de mala manera.

~ A ti – me dijo de golpe y me tensé – y a tu hermano

~ Mi hermano está muerto – le dije muy tenso intentando evitarle el tema de Gray pero él empezó a reírse y volvió a cambiarme el tema.

~ Ese no, el otro.

~ Yo no tengo más hermanos – le dije intentando volver a desviarle de Gray.

~ No intentes jugar conmigo Jellal, es muy sencillo… tú o él, pero quiero a uno de los dos, si tú no decides, lo haré yo – me dijo colgando.

Mi padre nunca hablaba en broma y sabía perfectamente de lo que era capaz, porque le aguanté durante años hasta que decidió abandonarnos… y aquello fue lo mejor que pudo pasarme en la vida, que se largase. ¿Cómo iba a pararle ahora? La última vez lo hizo mi hermano y acabó muerto, también intentó pararle uno de servicios al menor y también estaba enterrado ¿Quién nos ayudaba ahora? Porque todo el que se enfrentaba a Silver… moría.

¿Gray o yo? ¿Qué decidir? Dejar al chico huérfano que no había conocido la crudeza de su verdadero padre expuesto a lo más sádico que podía encontrar o ir yo de nuevo a él. No sé si podía salir de esta otra vez ¿A quién pedir ayuda? No lo sabía, no podía, yo estaba solo.

Salí de casa para ir al trabajo y cuando llegué al aparcamiento para coger el coche, me di cuenta de que algo no iba bien, reduje el paso y miré tras mi espalda por si llevaba el arma  reglamentaria de bajo calibre detrás ¡pero no estaba! La habría metido en la bolsa seguramente y no me gustaba el camino que tenía hasta el coche ¿y si me daba media vuelta? Saqué el móvil del bolsillo y llamé a Erza, más que nada a ella porque vivía enfrente, no tardó en contestar.

~ Ven al parking de mi casa ya – le dije en cuanto contestó y aunque su voz parecía de dormida, se despertó enseguida diciendo que venía hacia aquí.

Caminé con más lentitud hacia mi coche, que estaba prácticamente solo en mitad de aquel recinto y desde luego… no vi la botella que me dio en la cabeza, pero sentí cuando caí al suelo y como alguien se me echaba encima. Estaba aturdido por el golpe y no veía bien, incluso al mirar hacia el suelo juraría que había sangre en mis manos ¡me estaba clavando los cristales rotos de la botella de vidrio que me habían roto en la cabeza! No podía enfocar bien mi vista, era imposible, pero sí sentía como cogían mis piernas y me arrastraban levemente hacia alguien.

Puede que no viese, pero podía sentir a alguien colocándose encima de mí y cuando lo tuve más o menos cerca de mi cara, con el brazo agarré su cuello inmovilizándole en el suelo intentando ahogarle ¡por lo menos dejarle inconsciente!, claro que con el botellazo que me habían dado, tampoco pude ver al segundo hombre que estaba allí ahora intentando soltar mis brazos de su compañero ¡joder que mareado estaba con el golpe! Así me era imposible centrarme, ni siquiera les veía, sólo distinguía sombras. Consiguió soltar mi brazo de su compañero y éste se enfadó el doble, porque con el codo me golpeó en la cara y creo que me había roto la nariz porque volví a ver en el suelo la sangre que caía.

Miré por el suelo hasta encontrar mi bolsa e intenté alcanzarla arrastrándome por el suelo hacia ella mientras los dos se me tiraban encima, uno sujetándome por los tobillos mientras el otro se tumbaba encima de mí y me besaba el cuello. ¡La bolsa estaba ahí! Grité del asco cuando sentí su lengua pasear por mi cuello y desde luego… no me había sentido tan impotente e indefenso desde que era niño, desde cuando mi padre vivía con nosotros.

~ Tu padre te manda recuerdos – escuché que decía uno de ellos y me tensé aún más – ha dicho que quizá necesitabas un incentivo para decidirte… ¿Tú o Gray? – me preguntaron mientras seguían tocándome.

Estiré el brazo hacia la bolsa y alcancé la cremallera pudiendo abrirla. Rebusqué en su interior aún sintiendo aquellos asquerosos besos en mi cuello, sintiendo las caricias lascivas de los dos sobre mí, sintiendo como intentaban quitarme la ropa ¡o más bien arrancarla! Porque ni siquiera tenían cuidado en eso ¡Tampoco es que yo forcejeando con ellos les pusiera precisamente fácil las cosas!

Mis dedos tocaron en ese momento la culata de la pistola y me costó unos segundos conseguir cogerla firmemente, justo cuando escuché la voz de Erza gritando mi nombre y viniendo hacia donde yo estaba. Veía borroso, pero alguien venía en mi dirección y por la postura que llevaba tal y como nos enseñaban en asalto… era Erza. Le grité para que supiera donde estaba, aunque creo que me estaba viendo y cogí finalmente el arma. Cuando conseguí girarme y colocarme boca arriba apuntando con el arma hacia los tipos que estaban encima de mí, éstos se estaban levantando y salían corriendo ¡ni siquiera enfocaba la vista para poder apuntar! y me daba miedo confundirme y darle a Erza.

Alguien tocó mi hombro en ese momento y me tensé, principalmente porque no veía, pero cuando escuché la voz de Erza me calmé. ¡Creo que estaba temblando! Pero Erza no dijo nada, sólo se fijó en la herida preocupada.

~ Tengo que llevarte a urgencias – me dijo.

~ ¿Tan fea es? – le dije intentando ponerme de pie sin conseguirlo ¡ni equilibrio tenía!

~ ¿Puedes verme? – me preguntó cogiendo mi brazo y ayudándome a levantarme, porque no podía solo.

~ No – le dije – te veo borrosa, ni siquiera puedo identificarte – le comenté - ¿Con qué narices me han dado? – le pregunté aunque por mis manos sangrando supuse que era cristal.

~ Una botella de cristal – me dijo – van a tener que darte puntos ¿Sabes quienes eran?

~ ¿Ni siquiera te veo a ti y quieres que me haya fijado en ellos? – le pregunté – veía sombras, creo que eran dos, pero no sé, veía tan mal que estaba viendo cuatro o cinco – le dije cogiéndome la cabeza con una mano al estar de pie ¡ahora me pitaba el oído!

~ Voy a llevarte a urgencias, vamos, dame las llaves de tu coche, yo conduzco.

Y claro que tenía que conducir ella, porque como condujese yo no salíamos del parking tal y como estaba. Erza me ayudó a sentarme en el asiento del copiloto y entonces a medida que se me pasaba la adrenalina del momento, empecé a sentir el dolor, dolor de cabeza, el dolor en las manos, dolor en las piernas, hasta casi podía sentir la lengua de aquel tipo en mi cuello y me dio asco. No sabía quienes eran, pero de una cosa estaba seguro… esto sólo era la advertencia de mi padre ¿Gray o yo? es lo que seguía pensando. ¿Estaba dispuesto a dejar que Gray pasara por eso? Él ni siquiera podía defenderse.

En urgencias me atendieron y tal y como Erza supuso, me pusieron puntos. ¡Empezaba bien el día! Con la cabeza como la tenía, la visión borrosa y la perdida de equilibrio por el golpe en mi oído… así no podía disparar,  no podía trabajar hoy y eso era lo que más me fastidiaba.

Descansé unos segundos hasta que los médicos se aseguraron de que podía ver mejor y me dejaron ir. Erza me esperaba en la sala de espera y cuando pude verla… ¡iba en camisón! Pero no un camisón normal… un camisón corto y sensual ¡Aunque las zapatillas de deporte no pegaban con esa ropa! No pude evitar reírme.

~ Qué erótico – le dije sonriendo cuando se acercó hacia mí para ayudarme.

~ No seas imbécil – me dijo – me has hecho salir tan rápido que sólo me ha dado tiempo a coger el arma, ahora me cambio en la base – me dijo – me tenías preocupada.

~ No ha sido para tanto – le dije – solo unos puntos en la cabeza.

~ ¿Qué no ha sido para tanto? Te esperan unos tíos en un parking, casi te revientan la cabeza de un botellazo, casi te violan ahí si no llego a aparecer y… ¿no es para tanto? ¿Tú eres imbécil? – la abracé de golpe y se calló sin saber que decirme.

~ Gracias, gracias por venir a por mí – le dije muy serio y ella no supo que contestarme ¡Creo que es la primera vez que agradecía algo a alguien! Se había quedado sorprendida, claro que luego volví a bromearla – Tendré que decirles que me ataquen más a menudo… porque al menos sales de casa a ligar en camisón.

~ Imbécil – me dijo golpeándome el brazo y saliendo hacia el coche.

No pude evitar reírme, realmente se había asustado ¡pero no fue la única, yo también! Realmente, intentaba bromearle para quitarle importancia al asunto, pero estaba asustado y es que de mi padre… podía esperarme cualquier cosa.

~ Erza – la llamé y se giró - ¿puedes llamar a los compañeros y decirles que vigilen a Gray?

~ ¿Qué pasa? – me preguntó Erza ya casi en la puerta hacia el parking - ¿Van a por él?

~ No lo sé, sólo es por si acaso.

Llegamos a la base y todo nuestro equipo ya estaba cambiado y en sus oficinas, así que Erza entró en su vestuario y yo entré al mío. ¡Estaba solo! Normal… todos se habían cambiado, porque estábamos entrando una hora tarde. Me acababa de quitar la camiseta cuando de repente sentí una mano en mi hombro y me asusté, me asusté tanto que cogí el arma de la taquilla y me giré apuntando con ella al que me había tocado mientras mi cuerpo temblaba ¡Era Laxus!

~ Cálmate – me pidió quitándome el arma de mis temblorosas manos – soy yo – me dijo colocando su mano en mi mejilla bajo mi oreja mientras me ladeaba un poco la cabeza para ver las marcas que me habían hecho en el cuello.

¡Supongo que ya le habían informado a él de lo sucedido! Al fin y al cabo… era mi superior, así que de estas cosas era el primero en enterarse. Mejor… porque así no tenía que pasar por la vergüenza de contárselo. Una lágrima resbaló por mi mejilla y no tuve fuerzas para impedirla, ni siquiera delante de Laxus con quien me había hecho prometer a mí mismo que no volvería a derramar una sola lágrima delante de él. Me abrazó con fuerza contra su pecho y agarré tan fuerte como pude las manos a su espalda, agarrando aquella camisa del uniforme bajo el chaleco antibalas.

~ Quítamelas – le pedí llorando – por favor quítamelas – volví a repetirle y entendió que me refería a las marcas que me había dejado ese tipo en el cuello.

~ Vale – me dijo – cálmate, haré lo que quieras, pero cálmate, no soporto verte así, tú eres fuerte, eres indomable, puedes superar cualquier cosa.

Se apartó un poco de mí para besarme y le seguí, aún tenía las imágenes de aquellos tipos metida en la cabeza, pero no quería tenerlas, quería que Laxus borrara todo lo que me habían hecho, quería que quitase esas marcas. Me cogió con fuerza esta vez levantándome para que enrollase las piernas a su cintura y lo hice. Caminó conmigo hasta la ducha y me dejó allí mientras se quitaba todo el equipo y lo dejaba fuera de la ducha.

Succionó encima de las marcas de aquellos tíos y aunque me venían los recuerdos de ellos, intenté pensar que era Laxus quien lo estaba haciendo ahora, necesitaba que me las quitase, no quería sentir nada de aquellos tipos en mi piel. ¡Dolía! Laxus utilizaba tanta fuerza para poner sus marcas encima que me dolía, pero aunque me quejé un poco, no quería que parase.

Cuando acabó, me besó y empezó a colar sus manos bajo mi pantalón para quitarlo. Gemí sintiendo sus manos acariciarme entero y realmente lo agradecía, porque no quería recordar las caricias de aquellos hombres, quería sustituirlas por las de Laxus, necesitaba que lo hiciera.

Me gustaba la rudeza de Laxus, cada vez que me empotraba más y más entre la pared de azulejos de la ducha y su cuerpo. Gemí con sus besos, gemí con sus caricias y entonces al mirar por encima del muro de la ducha hacia el vestuario me encontré con la mirada de Loke, pero en este momento me daba igual quien estuviera allí. Laxus no se había dado cuenta, pero yo no podía dejar de mirar a Loke allí de pie mirándonos, escuchándome gemir y por un momento… aquello me excitó mucho. Gemí aún más centrándome en Loke y agarrando con fuerza el cabello de Laxus que ahora entraba en mí penetrándome con fuerza mientras yo gemía y Laxus besaba mi cuello sin compasión alguna.

Miraba a Loke y disfrutaba con Laxus, pero no sentía nada, para mí el sexo sólo era eso, mi padre me había quitado todo, ya no podía sentir nada ni podía emocionarme, me daba igual si Loke miraba o no, lo único que sentía, era excitación al ver crecer la entrepierna de Loke mientras nos observaba ¡porque él también se estaba excitando! Y gemí con más fuerza mirándole para excitarle el doble y lo conseguí, porque cada vez se le notaba más y más el bulto de su pantalón.

Cuando Laxus se corrió ambos gemimos y no pude evitar a mirar Loke que al darse cuenta, se escondió tras una columna mientras nos vestíamos. Laxus me preguntó si estaba mejor y al comentarle que sí, salió del vestuario ya vestido y arreglado ¡ni siquiera se fijó en Loke! Pero en cuanto la puerta se cerró, éste vino corriendo hacia mí cogiéndome de los hombros y empotrándome contra la pared donde antes me tenía Laxus.

~ ¿Qué narices estás haciendo? – me preguntó - ¿Y si hubiera entrado alguien que no fuera yo y os delata? ¿has pensado en qué le sucedería al equipo?

~ No nos han pillado – le dije sonriendo – relájate ¿vale? y suéltame. Además no vengas hablándome de moral… tú que le robas el novio a Natsu y luego te excitas escuchándome gemir.

Me sorprendió cuando Loke cogió mi mano y la llevó hasta su miembro y aunque estaba por encima del pantalón, notaba el bulto y me asusté, me asusté porque por hoy tenía bastante, ya habían intentado violarme esta mañana, me dolía la cabeza y sólo le había pedido a Laxus esto para que me quitase esas marcas, no quería hacer nada más y menos con Loke.

~ Déjame –le pedí – por favor – intenté apartar mi mano de su miembro pero él hacia fuerza reteniéndolo allí, no me soltaba la mano.

~ ¿Qué te pasa? ¿primero me excitas y ahora no quieres acabar lo que has empezado? ¿Por qué no follas conmigo como lo haces con Laxus? – me preguntó - ¿Por qué gimes mientras te folla Laxus cuando me estás mirando a mí deseándome?

~ No te deseo Loke, sólo me excitaba ver que había gente mirando – le dije siendo muy sincero – déjame por favor.

~ No quiero dejarte, estoy cansado de que siempre hagamos lo que tú quieras – dijo esta vez empujándome y tirándome al suelo con él encima y ahora sí me asusté, porque un intento de violación era suficiente por hoy, no necesitaba dos.

~ Loke para – le dije a punto de llorar pero no me hizo caso

~ ¿no es esto lo que buscabas? – me preguntó – pues ya lo has encontrado – me dijo mientras se bajaba la bragueta.

~ No lo buscaba – le grité - ¿Crees que voy buscando que me violen? – le gritaba y cuando cogió mis manos para llevarlas a su miembro, se detuvo al escuchar mi quejido de dolor y ver como empezaba a resbalar por mi mejilla una lágrima.

Se dio cuenta en ese momento de que tenía una mano vendada y miró la otra para ver la cantidad de cortes que me había hecho cuando la botella se rompió y había apoyado las manos sobre todos aquellos afilados trozos. Soltó mi mano con cuidado de no hacerme más daño del que me había hecho al cogerlas con fuerza.

~ ¿Qué te ha pasado? – me preguntó ahora preocupado.

~ Lo mismo que intentabas hacerme tú ahora – le grité y se quedó atónito – Han intentado violarme – le dije empezando a notar como mis ojos querían llorar y yo intentaba evitarlo – yo no estaba provocando a nadie – le dije ahora por la acusación de sus palabras – sólo quería ir a mi coche – le expliqué y sé que una lágrima resbaló por mi mejilla.

~ Yo… no lo sabía – me dijo – pero Laxus…

~ Le pedí que me quitara las marcas que esos tipos me habían dejado – le dije – sólo eso, mira – le dije enseñándole mi cuello con las marcas ahora más rojas que antes por tener encima las de Laxus.

~ Lo siento – me dijo Loke – Dios… lo siento. No quería hacerte esto, no quería hacerte daño, no quiero verte sufrir – me comentó - Dime quienes eran – me exigió ahora – si alguien te toca sin tu permiso los mataré yo mismo ¿Quiénes eran?

~ No sé quienes eran, no los vi, pero si no me llega a coger el teléfono Erza y haber venido a ayudarme no sé que habría pasado – le dije.

~ ¿Por qué no me llamaste a mí? – me preguntó Loke enfadándose.

~ Porque te necesitaba con Gray – le grité – no sé si van a por él o a por mí y tú sabes defenderte, podías protegerle, te necesitaba con él – le dije llorando.

~ ¿Por qué te preocupas tanto por él? – me preguntó de golpe Loke.

~ Porque es mi hermano – le dije aún llorando mientras me agarraba a la camiseta de Loke con fuerza – no dejéis que le pase nada, por favor. Me da igual lo que me hagan a mí, pero por favor… no dejes que le hagan nada a él.

~ No voy a dejar que le pase nada ¿Vale? – me comentó – pero tampoco quiero que te pase nada a ti, llámame si estas en peligro, sea la hora que sea, correré a por ti – me dijo abrazándome ahora intentando consolarme - no quiero dejarte solo si esos tipos están por ahí. Le diré a Natsu que se lleve esta noche a Gray a su casa y me iré contigo.

~ No hace falta – le dije.

~ Sí hace falta… no voy a dejar que te hagan nada a ti tampoco.

~ Puedo irme yo con Natsu – le dije – si tanto quieres a Gray, tú puedes quedarte con él.

~ Iré contigo, Natsu cuidará mejor de Gray, tú mismo lo dijiste, se quieren. Natsu no permitirá que le hagan nada.

 

 


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