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Enamórame por Fullbuster

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Notas del capitulo:

Bueno lo primero de todo, agradecer a la gente que sigue leyendo la historia porque la verdad... ¡demasiados capítulos! jeje. De todas formas lo agradezco y desearos una feliz lectura.

Silver Fullbuster POV

 

Todo estaba saliendo según mi plan y eso que sólo era el comienzo. Con Natsu fuera de la vida de Gray, éste tendría que recurrir a Jellal y de mi hijo… me ocuparía personalmente de hundirle, ni siquiera sería capaz de pedir la custodia después de la bomba que iba a soltar sobre su pasado. Pero todo había que hacerlo por partes para que saliera a pedir de boca, primero y ante todo… Natsu. Había que humillarle, destrozarle, hacerle ver que ya no servía para nada, era sólo un impedimento y por tanto, acabaría dejando él mismo a Gray.

Sin novio y sin casa… a Gray no le quedaría más remedio que irse con Jellal, el cual era mi plan. El único problema que tenía era como entrar a ese dichoso hospital sin que no estuvieran los amiguitos de mi hijo para obstaculizar mi brillante plan, porque iba a matar dos pájaros de un tiro, aprovecharía para poder humillar a mi hijo y de paso… terminar de hundir a Natsu que sería incapaz de ayudarle sin sus piernas.

¿Cómo iba a hacer para entrar en el hospital? Principalmente tendría que hacerlo de noche, cuando no hubiera apenas gente, mi único problema era entrar sin levantar sospechas y cuando Lyon me dio la solución, salté de alegría. Al parecer el padre del que se supone estaba saliendo con mi hijo… era el director del centro y no le gustaba nada que su primogénito estuviera con otro chico, en su caso, con mi hijo. Sinceramente… a mí tampoco me gustaba la idea, porque Jellal era todo mío, yo era el único que podía decidir con quien se acostaba mi hijo y desde luego no quería que lo hiciera con ese policía.

La verdad es que lo del director del centro hospitalario me venia de cine, porque además de eso, si odiaba tanto a mi hijo, no tendría que mancharme yo las manos con la noticia de su pasado, se la pasaría a él para que la lanzase. Todo estaba saliendo perfecto.

Aquella noche llegué al centro y me sorprendí cuando conocí a Jude, era un hombre que parecía amable, aunque visto que era de la alta esfera social, estaría muy acostumbrado a controlar la vida de sus hijos y eso… me gustaba, porque en parte me recordaba un poco a mí. Me presenté como el padre de Jellal y se asombró mucho, porque no esperaba aquello, claro que cuando le dije que tampoco aceptaba la relación entre nuestros hijos, fue como si nos hiciéramos íntimos amigos y le pasé un expediente completo sobre el pasado de mi hijo para que lo utilizara como mejor le conviniese.

Me lo agradeció enormemente y tras revisar por encima el expediente, se quedó asombrado con su pasado, tanto… que sé que lo utilizaría muy pero que muy bien y en el momento preciso para alejar definitivamente a su hijo del mío, porque últimamente parecían demasiado unidos y eso me molestaba.

Le pedí permiso para empezar con mi plan y me prometió discreción absoluta, ningún enfermero pasaría por el pasillo donde estaban Natsu y Jellal ingresados, así que era mi oportunidad, nadie iba a molestarme y podía hacerles la anhelada visita. Seguro que mi hijo se alegraba mucho de verme, tanto como yo me alegraría de verle a él, porque lo estaba deseando.

Caminé por el pasillo desierto buscando la habitación de mi hijo. La encontré a mitad pasillo y para mi suerte, estaba durmiendo aunque eso era algo normal por la hora que era ya. Entré y se despertó de golpe asustado cuando sintió mi mano en su boca. Intentó reaccionar y lo máximo que consiguió es levantarse de la cama, pero supongo que estar en el hospital había hecho su reacción más lenta, porque me dio tiempo de cogerle el brazo herido y retorcérselo hacia atrás provocando que gritase del dolor y cayera de rodillas al suelo de espaldas a mí.

~ Y yo que venía a ver qué tal te encontrabas e intentas alejarte de mí, eso está muy mal – le dije con una sonrisa - ¿No querías ver a tu propio padre? Que mal hijo

~ ¿Qué estás haciendo aquí? – me preguntó

~ ¿Tú que crees? Te echaba de menos ¿no puede un padre echar de menos a su hijo?

~ Tú no echas de menos a nadie así que di la verdad ¿Qué haces aquí? – yo sonreí.

~ Demos un paseo – le dije apretando su brazo y empujándole para ponerle de pie mientras le empujaba por el pasillo hacia la habitación de Natsu y creo que se dio cuenta de lo que intentaba, porque intentó dejar de caminar y frenar mi paseo hacia la habitación – camina o te termino de romper el brazo – le amenacé forzándole un poco más el brazo para que gritase.

~ No entres ahí – me pidió – por favor, haré lo que quieras.

~ Es que lo que quiero… es hundir a Natsu – le dije – además… no me hace falta que hagas lo que yo quiero, lo harás igualmente por las buenas o por las malas, no tienes nada que ofrecerme para que negocie contigo.

~ No lo hundas más – me pidió – por favor.

Abrí la puerta de la habitación de Natsu y del ruido que hicimos se despertó. Nos miró entrar y se incorporó un poco sorprendido de verme allí sujetando a Jellal retorciéndole el brazo a su espalda. Lo arrodillé de nuevo frente a Natsu mientras seguía pidiéndome que no lo hiciera.

~ ¿Qué pasa aquí? – preguntó Natsu – suéltale – me dijo.

~ ¿Y quien me lo va a impedir? ¿Tú? Ni siquiera puedes levantarte de esa cama.

~ Déjale en paz – me gritó Jellal y le retorcí un poco más el brazo provocando que volviera a gritar.

~ Suéltale – me gritó Natsu – le vas a destrozar el brazo.

Me hizo gracia tenerles a los dos así, Jellal arrodillado frente a mí sin poder moverse por miedo a que le rompiera el brazo y Natsu en la camilla sin poder caminar ni moverse a ayudar a su amigo ¡y eso si le dolía a un policía! No poder ayudar.

~ Le soltaré – le dije – cuando acabe con él

Cogí el rostro de mi hijo con una mano y le obligué a mirarme para devorar su boca. Intentó apartarse de mí varias veces y notaba como lloraba por el dolor que se estaba haciendo en el brazo por intentar forcejear conmigo, pero no me detuve, seguí invadiendo su boca mientras escuchaba los gritos de Natsu pidiendo que le dejara en paz.

~ ¿Qué te pasa Natsu? ¿no vas a ayudarle?

~ Déjale maldito cabrón – me gritó al borde de las lágrimas

~ ¿Es lo mejor que tienes? – me preguntó Jellal de golpe sonriendo aunque sus mejillas tenían lágrimas del dolor – ¿te crees muy valiente enfrentándote a alguien que no puede caminar? Sólo eres un cobarde, Natsu es más valiente que tú, porque no puede andar y sigue intentando que pares.

Esto no lo tenía en el plan, no imaginaba que Jellal intentaría darle ánimos a su amigo en vez de culparle por no ir en su ayuda y eso me lo complicaba a mí, porque tenía que desanimar a Natsu,  no hacer que se envalentonase.

~ Natsu… déjale – le comentó Jellal sonriendo – tú puedes recuperar las piernas, pero él no recuperara la ética que ha perdido, sigue siendo un imbécil que sólo se atreve a intentar algo contra nosotros cuando no podemos defendernos. Puedes hacerme lo que quieras papá – me dijo – ya me has hecho de todo, no me importa. ¿Has venido a follarme delante de Natsu? Pues hazlo, vamos, no me importa, lo has hecho tantas veces que ha dejado de importarme, no siento nada, sólo es sexo, me da igual si eres tú o cualquier otro.

~ Jellal – escuché que susurraba Natsu hacia su amigo.

~ No te preocupes Natsu – le dijo – sólo es sexo, ¿a qué esperas papá? ¿necesitas ahogarme o qué? – dijo mientras se acercaba él a mí y me besaba. La verdad es que me había dejado paralizado en el sitio y Natsu no entendía porque ahora era Jellal quien me estaba besando a mí, pero yo lo entendí perfectamente, sobre todo cuando se separó y habló - ¿no te pongo si no me resisto? ¿no te excita cuando te dejo hacerlo, verdad?

Vale tenía un pequeño problema… él tenía razón, me gustaba cuando se resistía, pero no podía irme sin conseguir absolutamente nada, necesitaba hundir a Natsu y aunque Jellal se dejase, si le humillaba sin que su amigo pudiera ayudar, seguiría consiguiendo mi objetivo, porque no iba a por mi hijo, iba a por los sentimientos de Natsu y sé que para él no poder ayudarle le dolería.

~ Como quieras – le dije a mi hijo – puedes colaborar si quieres. Conmigo no funcionarán tus trucos – le comenté volviendo a ponerle de espaldas a mí mientras me arrodillaba tras él y metía la mano bajo el camisón del hospital cogiendo su miembro sin soltar su brazo a la espalda.

Creo que hasta Jellal se sorprendió de lo que le dije porque sus ojos tenían un cierto toque de miedo y eso me gustaba. Ya me sabía los trucos de mi hijo, era experto en seducir a la gente, experto en salirse con la suya y encima… era capaz de hacer cualquier cosa como esta idiotez de besarme con tal de que la gente se tragara la mentira que estaba soltando, porque claro que le importaba que le follase, no quería que lo hiciera, me odiaba.

~ ¿Jellal? – preguntó Natsu hacia un Jellal con la cabeza agachada dejándose manosear pero yo sabía que mantener la cabeza baja era para que no le vieran llorar – Jellal – le gritó Natsu asustado e impotente sin poder hacer nada.

~ Sólo… - intentó hablar Jellal aunque su voz se rompió e intentó recuperarla con forzando más seguridad para no asustar a su amigo – no hace falta que mires Natsu, estoy bien, acabará pronto.

~ Pero... – intentó decir Natsu

~ Natsu… estoy bien – le dijo – sólo… sólo es sexo, no es el fin del mundo – intentó convencerse a sí mismo.

No podía parar de sonreír y es que me encantaba mi hijo, siempre intentando mostrar esa fortaleza aunque se estaba derrumbando. A cada movimiento de mi mano en su miembro le escuchaba morderse la lengua para no gritar, para no hablar, para no gemir. Pero aunque él intentaba aparentar fuerte, Natsu se iba desmoronando al ver que no podía evitarlo y eso era lo que yo quería conseguir, quería que viera que no podía proteger a nadie, menos a Gray, por lo que lo más seguro sería dejarle marchar.

Besé el cuello de Jellal y le escuché gimotear porque sé que estaba llorando aunque no quisiera reconocerlo, seguía siendo ese niño pequeño que dejé a los diez años, seguía sin aguantarme pero aquí estaba, dejándose con tal de que dejase en paz a los demás. Cogí la mano que tenía libre y la llevé hasta mi miembro para que lo tocase y lo hizo aunque no quería y tuve que obligarle al principio.

Natsu no paraba de gritarme, de insultarme, de decirme de todo y por supuesto… llamar por el timbre a los enfermeros, claro que él no sabía que Jude me había desalojado toda la planta para mí. Desde luego… todo salía muy bien y me gustaba ver a ambos llorando, Natsu de la impotencia y Jellal por lo que le estaba haciendo, pero tenía que darle el golpe final a esto por mucho que me estuviera divirtiendo.

Agaché la cabeza de Jellal hasta que tocó el suelo y dejé mi mano allí apoyada para que no pudiera levantarla mientras posicionaba mi miembro en su entrada. El grito de Natsu casi me dejó sordo pero me gustó sentir las lágrimas de Jellal escurriendo por mi mano hacia el suelo. Entré en él y aunque intentó ahogar el quejido de dolor, no pudo hacerlo, gritó y se mordió el labio enseguida intentando callarse de nuevo. No volví a escuchar ni una sola queja de mi hijo, se quedó inmóvil en el suelo como solía hacer y esperó a que acabase para marcharme.

Cuando acabé con él, le dejé en el suelo soltándole el brazo mientras veía como lo pasaba ahora delante y lo cogía con el otro intentando aminorar el dolor. Le besé una última vez y después me acerqué hasta Natsu diciéndole un “hasta pronto” mientras él intentaba alcanzarme para estrangularme. Cuando me marchaba, antes incluso de cerrarles la puerta, escuchaba a Natsu llamando a Jellal, quien se quedó en el suelo sin contestar.

 

 


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