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Enamórame por Fullbuster

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Rogue Cheney POV


Desde que había hablado con Sting aquel día que quiso romper conmigo, ya no había vuelto a hablar con él ni a verle, necesitaba que se distanciase, porque creo… que tenía una ligera idea de lo que estaba pasando. Sus cambios de humor, su depresión cuando quiso romper conmigo porque no aguantaba lo que le pasaba, su angustia y sufrimiento, esa sensación de que le excitaba mi primo y por supuesto… esos continuos olvidos. Pasaba algo con mi primo y como no sabía lo que era, quería distanciarle de él, porque estuviera haciendo lo que hiciera con Sting, estaba claro que lo necesitaba cerca, así que lo mandé a su casa con orden de no vernos ni a mí ni a mi primo.


Aún no sabía lo que estaba haciendo mi primo para conseguir confundir así a Sting, pero desde luego lo iba a averiguar. Por el momento a su continua pregunta de por qué Sting no volvía por casa, acabé diciéndole que habíamos cortado, así que no volvería. Cuando vi su rostro de preocupación, me di cuenta de que no era porque hubiéramos cortado, era porque no tenía acceso a él.


Todos estos días, había estado siguiendo y vigilando a Zeref, incluso había hecho lo que nunca pensé hacer, entrar en su cuarto a comprobar si había algo extraño, pero no encontré nada. Me decepcioné un poco, quizá porque quería encontrar algo sospechoso, pero todo parecía muy normal.


Hacía mucho tiempo ya que no me cruzaba con nadie de los que conocían a Sting, exceptuando los de mi equipo como Natsu, pero cero, que ni siquiera había visto a Gray y eso que estaba viviendo con mi compañero desde hacía unos meses, supongo que estaban ocupados, porque si yo tuviera a Sting viviendo en mi casa, también le tendría ocupado, no saldríamos del dormitorio a menos que fuera a comer y al aseo.


Aquel día fui a trabajar como cualquier otro, sólo para encontrarme que la puerta del vestuario estaba cerrada y se escuchaban gemidos ¡madre mía que estos dos no podían estar tranquilos ni en el trabajo!


~ Natsu, ábreme la puerta ¿Quieres? – le pregunté con una sonrisa y me abrió como… a los cinco minutos de reloj – ya era hora – le dije.


~ Lo siento Rogue.


~ Enserio ¿qué os pasa? Sois como conejos, iros a casa o a un hotel – Natsu me sonrió y su única contestación, fue que aquí era más interesante.


Cuando Gray salió, no pude evitar comentarle si había visto a Sting, de lo cual, lo que pude sacarle, es que no estaba muy bien, pero que si quería saber algo, hablase con su prima Minerva, porque solía estar todos los días en casa de Sting. Me dio su número de teléfono y también el de su hermana, porque iba a necesitar una investigadora privada para solucionar todo esto… y del padre de Sting no me fiaba en absoluto.


Entré a trabajar y fue un día tranquilo, no tuvimos muchas alarmas y a la mayoría, respondieron los otros equipos, así que me pasé el día en mi despacho mirando informes. Aproveché para llamar a Minerva porque desde mi despacho, nadie me espiaría, y con nadie me refería a mi primo básicamente.


Con Minerva quedé para hablar el fin de semana, aprovechando que mi primo se iba a no sé donde con algo de la facultad. Mejor para mí, porque tendría toda la casa para mí solo y podría levantarla entera si fuera necesario hasta encontrar que era lo que tramaba mi primo con mi novio.


Hasta el fin de semana, no hice otra cosa que trabajar y volver a casa a comer y dormir, porque con mi primo últimamente, tampoco hablaba mucho y es que se había distanciado de mí en cuanto Sting dejó de venir, estaba claro, que de la compañía de los tres, sólo le interesaba que estuviera Sting. Intenté hacer que se sintiera cómodo, le había llevado a todos los sitios, hasta Sting se llegó a enfadar algunas veces conmigo porque mi primo nos acompañaba a todos los sitios y ahora me daba cuenta, de que sólo venía porque estaba Sting.


Minerva llegó el sábado a hablar conmigo y cuando le abrí la puerta, se sorprendió un poco de mi casa, creo que ella nunca había estado en mi casa. Le pregunté si quería tomar algo y cuando me dijo que un té, acabé preparando otro para mí. Hacía ya bastante que no tomaba té y eso era raro en mí. Solía tomarlo con Sting a media tarde, pero desde que no estaba conmigo por aquí, era como si estuviera perdiendo las buenas costumbres que tenía con él.


~ ¿Cómo está? – le pregunté cuando le serví el té en la mesa.


~ Está algo mejor que cuando intentó romper contigo – me explicó su prima – te echa mucho de menos, a veces tengo que impedirle que coja el teléfono para llamarte.


~        Lo sé, a mí también me cuesta mantenerme lejos de él, me encantaría poder ir y abrazarle, pero tengo que descubrir que es lo que está pasando, no quiero ponerle en peligro con mi primo. ¿Ha vuelto a perder la memoria? – le pregunté preocupado


~ No, desde que se encerró en su casa está muy normal, algo deprimido por todo esto y un poco dolido porque no entiende como le podía excitar tu primo cuando estaba enamorado de ti, así que bueno… intento animarle como puedo, aunque sería bueno que arreglases esto rápido, porque necesita que seas tú quien le hable y le tranquilice. Cree que no vas a quererle después de todo esto.


~ ¿Cómo no iba a quererle? – le pregunté con una sonrisa – él es todo lo que siempre he estado buscando, está claro que algo le estaba haciendo mi primo y voy a descubrir que es. No voy a dejar de quererle por esto, no estaba actuando bajo su propia voluntad. El problema es que no sé que está utilizando.


~ ¿Has registrado su cuarto?


~ Entero, incluso la cocina y los medicamentos del baño, he abierto todos los botes pero no encuentro nada. Ya no se me ocurre que más hacer.


~ ¿Has probado a llamar a Mirajane? – me preguntó – ha estudiado algo de enfermería, trabaja en un clínica dental y estuvo en una clínica psiquiátrica, conoce los medicamentos y encima por su familia… creo que puede descubrirte cosas y si no… Ultear – me comentó – la hermanastra de Gray, me la crucé el otro día y comentó que se quedaría un tiempo en la ciudad para asegurarse de que todo estaba en orden y es investigadora privada, podría ayudarte un poco, si no ella, su ayudando Meredy.


~ Ya lo había pensado lo de Ultear, tendré que ir a verla.


Terminamos de tomarnos el té y aprovechó Minerva para darme los resultados médicos de la prueba que se había hecho Sting, aunque los médicos comentaron que estaba todo normal. A mí algo no me cuadraba, tenía que haber algo. Cuando Minerva se fue, cogí la moto y aparqué frente a la consulta dental de Mirajane.


Hoy no había mucha gente y mientras el doctor atendía a un paciente, me senté frente a Mirajane que me saludó con un gran abrazo y le comenté lo de los resultados médicos. Aunque debía dejar de mirarlos de vez en cuando para atender el teléfono y dar cita a las personas que le llamaban, iba mirando los resultados.


~ Parece que está todo normal – me dijo – pero aquí hay una cosa – me comentó como si dudase, como si pensara donde había visto eso – déjame pensar un segundo… creo que Jackal utilizaba este elemento antes, pero se supone que es como un relajante muscular – me dijo


~ ¿Segura?


~ Sí, Jackal lo utilizaba para inmovilizar a otros y realmente se puede utilizar como un medicamento normal, por eso no levanta sospechas en los análisis, pero Sting no se inmovilizaba – me explicó – a mí me dijo que perdía la memoria, lo único que te puedo decir… es que están utilizando esto mezclándolo con otra cosa para conseguir el efecto que deseen.


~ ¿Qué tengo que buscar? – le pregunté.


~ Debería de ser algo en polvo, algo que se disuelva bien.


~ ¿Lo ha metido por bebida? – le pregunté.


~ Seguramente, revisa toda la cocina – me dijo – tiene que estar en algún lugar.


~ Ya revisé la cocina entera y no encontré nada.


~ Búscalo bien, tiene que estar en algún bote o en algún saco, deshazte de todo si es necesario, puede haberlo escondido en algún bote de sal, o de azúcar, de café, de cualquier cosa en polvo.


~  De acuerdo.


~ Por cierto… tiene un sabor suave, así que lo identificarás enseguida si pruebas un poco aunque sea con el dedo.


~ De acuerdo.


Cuando regresé a casa, revisé de nuevo toda la cocina, pero esta vez a fondo. Saqué todos los botes y comprobé uno a uno metiendo el dedo en ellos y degustando un par de granos para comprobar que efectivamente… el bote de sal tenía sal, el de azúcar tenía azúcar y el de café, tenía café.


Saqué tras los botes los sacos medio abiertos, porque no me cabía todo el contenido en los botes, así que también comprobé todos los sacos hasta que di con uno con un sabor muy diferente, un saco de harina. Lo quité de en medio para tener claro que ese me sabía diferente y seguí revisando el resto por si acaso no era el correcto, aunque creo que era ese.


Cuando acabé, me tocó volver a recoger la cocina guardando las cosas en sus lugares y abrí un bote de harina normal para aparentar que era el de Zeref y que no se diera cuenta del cambiazo que le había hecho. El saco de Zeref, me lo llevé yo y pasaba de dejarlo en casa, así que se lo dejé a Loke para que lo llevase al día siguiente a investigar, porque él estuvo en narcóticos, conocía a gente de ese departamento y podría decirme que es lo que contenía y que efectos tenía, pero estaba claro… que a Sting le habían estado drogando cuando venía por mi casa.


 


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