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Mi inspiración por 01PrincessaCandy01

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Notas del capitulo:

Hola, de nuevo publico capitulo. Tarde -y me disculpo por esa demora- debido a que he actualizado otra historia de otra pagina :3

º3º Besos

Capitulo tres: ¿Que soy para ti?

Estaba sentado contra el respaldo de la cama, escribía mientras veía con la poca luz de una de las lámparas. Cada una variante de  tiempo echaba miradas fugaces para ver a mi acompañante, dormía plácidamente a mi lado. Sonreí. De verdad me hacía muy feliz poder continuar mi trabajo, que mi viaje acabe aquí, me hace enormemente feliz. ¿Hace cuánto que no me siento así? Las mariposas en mi estómago revolotean, intentan escapar por mi garganta, no las dejare salir. No dejare que él se aleje de mí.

—Lúgubre chicle de la pared, dejad de acosarme con tu existencia —Recite mirando la golosina— Deja de mostrarme una verdad inequívoca por un momento y déjame vivir mi vida en compañía de mi soledad…

Que ironía ¿verdad?, escribir tanto hasta agotar tu inspiración y luego tener que robar la de los demás. Si las personas harían eso, sería un círculo infinito de insatisfacciones y monotonía tétrica en sus vidas. De todas formas, estoy seguro que Vegeta tendría a  alguien que lo esperara en su hogar, quizás una familia: esposa e hijos… talvez.

¿A caso importa? ¡Lo han descuidado! Esta delgado, se le notan los huesos, pobre. ¿Y si no comiera lo suficiente? Necesita más proteína; necesita carnes rojas. Muchas carnes rojas.

Deje sobre mi regazo mi libreta y mi lápiz, me acerca a Vegeta y lo abrase, el emitió un gruñido—Tranquilo… —Susurre en su oído, lo levante para abrazarlo a mi altura, sentándolo en la cama— ¿Vegeta…Tú tienes familia?

Mi brazo le cubría la boca, el solo miraba fijamente a la pared que estaba frente a el—Tengo un hermano pequeño.

—Dile que no iras a verle —

—No iba a verle —Se apartó de mi agarre y se acostó volviéndose a tapar— Autor… o apaga la lámpara, o me voy a mi habitación… O hare que esa lámpara se estrelle misteriosamente sobre su cráneo.

Yo mire sus ojos fieros, era como un felino. Su mirada demostraba la certeza de sus palabras— Discúlpeme, doctor, pero no recuerdo haberle permitido que usted haga tal cosa… ¿me equivoco?

Él se levantó, me miró fijamente y sonrió —Claro que te equivocas —Yo abrí los ojos sorprendido— De hecho, el que me debe obedecer, eres tú. No yo a ti.

Lo mire sin comprender, me estaba enfureciendo eso. Tome mi libreta azul y la deje sobre la mesita junto con mi lápiz— ¿Disculpa? Siento que me salte una parte de tu dialogo—

El río, se levantó de la cama y se sentó sobre mí, enredo sus brazos en mi cuello. Puede que me esté seduciendo y piense que no me he dado cuenta, pero me dejare llevar. Su respiración es agradable de sobremanera— Bien, te explico: Soy tu musa, por ende debes obedecerme. Si no, no te daré inspiración.

Me sobre salte de una manera poco propia y un tanto alocada, ¿¡Que está diciendo!? Un tic en mi ojo lo altero, yo me altere— Eso es imposible, no te atreverías. Es algo completamente y deliberadamente ridículo; no tiene absolutamente nada de sentido.

— ¿Quizás? —Se acercó a mi oreja, sus piernas quedaban al costado de mi cintura— ¿Quieres arriesgarte?

—Vegeta… —reproche— Sal de encima o terminaremos haciendo algo que no queremos.

Vegeta se sobre salto observándome con los ojos bien abiertos y casi asombrado— ¿¡Como algo que no queremos!?  ¿¡No te sientes ninguna tracción física hacia mí!? ¡Estoy jodidamente guapo!

Me reí, lo volví a acercar contra mi pecho en la misma posición que estábamos antes, su torso desnudo era suave, acaricie su costado sintiendo las costillas— Vegeta, estas delgado ¿a dónde ibas?, ¿Cuál es su destino?

El dudo un momento en contestarme, frunció el ceño —No me ha contestado a mi pregunta anterior, Kakarroto—Yo ladee mi cabeza y, con mi mano que estaba en su espalda baja, lo presione— bien… bien… a casa de un conocido.

— ¿Quien? —

—Suficientes respuestas —Se apartó de mí y se levantó, lo seguí con la mirada— No vendrán a perseguirlo los cuervos* si me voy, ¿Eh, autor?

Sonreí siguiendo su silueta hasta que entro al baño —Me gusta la carne de cuervo, no sería un problema —Escuche como suspiro y se encerró en el baño con el pestillo.

Mire el reloj de nuevo, ya podía levantarme tranquilamente y comenzar a prepararme para tomar el expreso y volver a mi hogar.  Volví a mi libreta y decidí terminar el dialogo que me quedaba antes de comenzar a prepararme.

Mientras lo fui escribiendo, fui hablando en voz alta— […]’Él tuyo es tu corazón, repleto de vulgares sentimientos que te atormenta’* […] —Era armonioso la danza que realizaba mi pluma entintada sobre la delgada hoja blanca. Dejando el dialogo abierto, cerré y metí dentro de mi maletín la libreta azul y las herramientas que uso para escribir, pues, el maletín siempre está cerca de mí, incluso al dormir.

Me levante y busque algo de ropa limpia que ponerme, la deje sobre la cama y comencé a guardar lo demás en mi maleta. Siempre olvido que llevo una, por suerte un hombre antes de salir de la estación me lo recordó. Cosas insignificantes, que dicen los mortales.

Prepare todo y cerré la maleta, Vegeta salió del baño dejando una estela de vapor por su camino y las gotas que caían de su cabello.

— ¿Dónde has conseguido esa ropa? —Interrogue mirándolo de arriba abajo— De verdad, ¿o eres mago?

El suspiro y desvió la mirada— ¿Tengo que ir contigo, verdad? —Yo afirme con un ligero movimiento de cabeza— Bien… supongo que iré a mi habitación y hare unas llamadas. ¿A qué hora sale el expreso?

Tome mi bufanda de sobre la cama— ¿Llamar? ¿Quien? —Le pregunte.

—A la persona a la cual se suponía que debí ir a ver—contestó, note que la pregunta no le sentó bien, pues la respuesta fue cortante.

—Puedo ayudarte a empacar, ya he terminado —

— ¿A qué hora sale el expreso? —Repitió.

Mire el reloj, las seis de la mañana. Temprano, quedaba un tiempo para prepararnos y comer tranquilos. Si el tráfico ayudaba llegaríamos a tiempo a la estación —A las nueve. Llegaríamos sin demora a Nombermin a las… no sé, antes de la cena. Probablemente a las cinco de la tarde.

— ¿¡Ocho horas en un expreso!? —Pregunto horrorizado.

Yo me acerque y lo abrase— No se preocupe, yo lo cuidare durante el almuerzo.

El quedo estático por un momento, cuando lo solté me miro a los ojos. Sentí como el intentaba explorar algo dentro de mí, mi mente quizás. Se alejó y camino hacia la puerta. Salió de la habitación.

—Eso es todo— comente mirando la habitación y repasando cada objeto en una lista mental. Tome mi maletín y la pesada maleta, que no era realmente grande ya que llevaba poco más de dos mudas de ropa, fuera de mi habitación  y pase dentro de la habitación de vegeta. ¿Ya dije que estaba al lado?

El estaba ordenando la ropa esparcida del suelo mientras hablaba por teléfono— Mira, no podré ir, ¿bien?... Ya, deja de intentarlo, que no es por eso… —Me acerque un poco y pude escuchar como alguien gritaba detrás del tubo— ¡No tienes por qué gritarme! No es algo de lo que yo tuviera… no… deja de hacerte ideas… no es por eso,  es parte. Otro tema…

— ¿Vegeta, pasa algo? —Pregunte. Hubo un silencio que ninguna de las tres voces se animó a romper.

Los gritos histéricos se escucharon del aparato— ¡No es eso! —grito Vegeta— Él es… Es el autor que me ayudara a hacer un libro de medicina, se llama Goku… Sí, sí. Iremos a su estudio para hacer y preparar todo, estaré bien… si… si… lo sé, yo también te quiero. Adiós.

Me quede quieto ante esa despedida tan, ‘emocional’ de Vegeta. Intente decir algo pero no encontré las palabras adecuadas, al fin y al cabo, la pregunta que intente hacer de manera cortes salió de mi boca como proyectil con mira térmica:

— ¿Con quién hablabas? —Cuando lo note, ciertamente era demasiado tarde.

—No quiero oírte —Agredió— Tú no tienes derecho a saber absolutamente nada sobre mí, no tienes derecho a pedirme nada ni a juzgarme. ¡Y sobre todo, tú no tienes derecho a decidir nada por mí! Tengo voz, y tengo la determinación para ser oído. Algo que tú, no podrás quitarme.

Era obvio que la discusión  telefónica lo había alterado más de la cuenta. Estaba furioso, enojado. Estábamos a solo medio metro de distancia, pero en mi interior, sentí como una brecha de cuarenta metros se abrió entre ambos. Sentí angustia—No quiero quitarte nada, solo quiero ser parte de tu vida. Eso es todo…

—Pues, yo no quiero que seas parte de ella —Continuo —Quiero que me dejes en paz, el que no puedas continuar con tu trabajo no es cosa mía. No me concierne en ningún aspecto, dejame irme y no vernos jamás.

Me mordí el labio, ¿Cómo podía estar tan a la defensiva?—Vegeta… solo tienes hambre, por eso estas a la defensiva —Razone.

— ¿¡qué yo  tengo hambre!? —Grito— ¡Idiota! No estoy a la defensiva, ¡tú estás a la defensiva! ¡Todo el maldito sistema está a la defensiva!

Camino unos pasos cerca de él— Escuchame: entiendo que no quieras estar a mi lado. Lo comprendo, después de todo ¿Quién querría estar al lado de un autor como yo? —Me observaba en silencio, me tome un respiro para meditar cada palabra—, sin embargo, quiero formar parte de tu vida, quizás no estar a tu lado de mera literal; pero si hablar contigo, aunque sea a distancia.

Él se cruzó de brazos y me miro de una manera que jamás me habían mirado. Una mirada de asco, de repulsión, odio y vergüenza a la vez—No me interesa tu vida, ni tu trabajo, ni nada que tenga relación directa o indirecta de contigo. No te quiero cerca, de hecho, no te quiero simplemente—

Lo vi tomar su maleta, ya armada, y pasar a mi costado para salir hacia fuera— No me disculpo por esto, no tengo porque, pero quiero que sepas que espero jamás volverme a topar con un enfermo como tú. — Me di vuelta confrontando su espalda a medio salir— Ah, sobre la historia: o cambias el nombre del protagonista, o te demando. Mi hermano es abogado, y creeme que hare que pierdas hasta tu apellido, Kakarroto. Hasta nunca.

Antes de que se alejara, yo ya había perdido mi control, me abalance sobre él y lo tome del brazo alejando y empujándolo con brusquedad contra un armario –sinceramente no lo había visto antes-, estaba seguro que el chillido de su parte y la brusquedad con la que se sacudió el mueble, había dejado un moretón en el brazo. El me miro con ferocidad, como un lobo acorralado, pues, de cierta forma lo era.

— ¡No estoy enfermo! —Grite, vegeta miro la puerta de salida tras de mí. La cerré de un sonoro estruendo— ¡Tu no harás eso! ¡No hemos terminado de hablar!

— ¡No hay nada de qué hablar! —

— ¡No he dicho nada! —Grite— Entiendo que no quieres que me entrometa, pero solo te doy una oportunidad de venir a vivir a mi mansión y harás tu trabajo hay. Solo pido que vivas a mi lado, Vegeta, te quiero… te necesito a mi lado.

Él se tomó el brazo lastimado e hizo una mueca de dolor—Desgraciado… —Murmuro, dejo ser su maleta y se arrodillo en el suelo— Maldita seas, Kakarroto.

Yo lo mire, desde arriba, con aires de grandeza— Saldremos… a tomar el expreso. ¿Bien?, ponte la bufanda blanca… se te ve… bien.

Hubo un momento de silencio, él estaba en el suelo gimiendo y retorciéndose de dolor. Mientras yo lo miraba desde arriba sin entender. Luego se me ocurrió hacer algo interesante, un experimento: me senté frente a él y lo abrase de manera protectora. Por extraño que parezca, inclino su cabeza en mi clavícula.

Lo siento —Susurre contra su oreja— No sabía que el mueble está ubicado allí. Pensé que…

—No quiero oírte —Interrumpió enojado, no se alejó, solo se molestó—No quiero escucharte decir absolutamente nada.

— ¿Qué quieres que haga, entonces? —Curiosee— teniendo en cuenta las cosas que no te gustan, será más rápido que me digas las que si te gustan o quieres.

Hubo una pausa de silencio en la que él se acurruco un poco más cerca de mí—Quiero que contestes algo muy simple: ¿Tu cómo me vez?, siento que crees que soy tu pareja o algo así—

Acaricie su espalda mientras hablaba—Te veo como algo intocable, algo así como un ser mítico  que no puede ser apreciado por todos y solo es apreciado por una persona especial, alguien que tiene un calidad única—Hizo una pausa—como un héroe de la antigua Grecia, que está condenado a ver seres fantásticos. Eres un ser único, algo así como un… ángel.

— ¿Un ángel? —Pregunto mirándome— ¿Te das cuenta lo ridículo que suena eso? Yo no soy buena persona.

— ¿¡y como sabes tú que los ángeles son buenos!? —Interrogue— ¿Has visto a uno y le has preguntado si era bueno?

—No pero…—

— ¿Entonces? Nadie es bueno ni nadie es malo. Son simples palabras vacías— Le bese la frente— Tu eres mi ángel, no importa si eres bueno o malo. Eso eres, y siempre lo serás para mí. ¿Bien? Ahora vete a desayunar que estas delgado y en cualquier momento desaparecerás entres mis brazos.

El río, con una sonrisa grande y  luminosa. Se levanto y camino hacia la puerta tomando el picaporte con cuidado, casi podría arriesgarme a decir que lo contemplaba, cada mínimo detalle o dudara en tomarlo— No pienses que te he perdonado… solo te doy el beneficio de la duda. ¿De acuerdo?

—Claro —me levante— Solo dejame llevarte a mi hogar, luego me dirás si deseas quedarte o no. Dejame intentarlo y no quedarme con el sentimiento de lo que pude haber hecho.

El suspiro, volvió y tomo su maleta —Nos vemos en la mesa para desayunar —Volteo a verme y con el rostro neutro y una cejar arqueada dijo— No me haga esperar, no soy un hombre paciente.

—Creame… si eso lo molesta, mi ángel, no lo hare —Reí sarcástico. El solo gruño con una leve capa rosada en las mejillas y se alejó a paso pesado por el pasillo.

Notas finales:

Referencias:

Cuervos: Referencia a Edgar Allan Poe, famoso autor de novelas de terror. (A mi me gustan sus obras)

[…] Él tuyo es tu corazón, repleto de vulgares sentimientos que te atormenta […] : Fragmento de "Secreto entre ángeles" por 01PrincessaCandy01


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