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Homofobia (SUCHEN: EXO) por Monnyca16

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Notas del capitulo:

Me lo pidieron. Espero que les guste. 

Único capítulo

“¿Te sigo pareciendo asqueroso?”

 

Chen deseaba venganza. Habían pasado tres años de Universidad soportando el rechazo de Suho. En muchas ocasiones quiso hablar con el gran Suho para confesarle sus sentimientos, sin embargo el chisme había corrido rápido y Suho ahora se burlaba de sus sentimientos sinceros. Personalmente no pudo confesarse, pero ya medio mundo sabía que deseaba a Suho y que éste lo odiaba por ser homosexual. Lo más lamentable para Chen era reiterarse a cada minuto que el chico que le gustaba era homofóbico. Sí. Suho era homofóbico y trataba a Chen como si fuera lo más asqueroso y contagioso del planeta.

Pero no era fácil ser homosexual. Chen no prefirió a los hombres fácilmente, de hecho se había dado cuenta de su homosexualidad cuando puso los ojos en Suho. Él era el culpable de todo. Después de varios meses, Chen descubrió que prefería estar envuelto en un pene que enterrar la polla. No era versátil. No le gustaba ser activo. Chen diariamente se preparaba para ser pasivo en todas sus relaciones pasajeras. Incluso éste no era virgen.

Chen se había acostado con varios hombres para poder experimentar, y recordaba cada vez con importancia. Era pasivo en todas sus vivencias e incluso tenía juguetes sexuales en su recámara. Chen ahora estaba limpio y bien preparado para entrar a la habitación donde tenía a Suho amarrado y todavía vestido. Sin vergüenza Chen podía asegurar que había raptado a Suho para enseñarle que los homosexuales eran muy sensuales y que el sexo se disfrutaba incluso más que el heterosexual. A decir verdad no batalló para lograr que Suho ahora estuviera a su merced. Sólo bastó con dormirlo profundamente para después pagarle a alguien para que lo llevara a su casa, especialmente a su sótano. 

Ahora Suho se encontraba ahí, encerrado y listo para que Chen se divirtiera toda la noche. Era sábado y ese día era especial para Chen ya que cumplía años. Tomaría  Suho como regalo.

-Oh, ya estás despierto  -murmuró, entrando a la habitación y cerrándola después.

Suho se encontraba sentado en una silla acolchonada que estaba especialmente recargada en la pared del fondo, amarrado de las muñecas  tras el respaldo de la silla, y de los tobillos, uno en cada pata de ésta. Los ojos de Suho se achinaron, estaba muy enojado y le repugnaba tener tan cerca a Chen. Sentía tanto asco por él que ni siquiera se atrevía a mirarlo a la cara.

-Sácame de aquí, asqueroso homosexual -manifestó con la voz temblorosa. No estaba intimidado, más bien asqueado. 

Chen chasqueó los labios, negándose a la petición previa.  

-Luego de esto no te pareceré asqueroso, Suho –espetó, inclinándose para sacar de un cajón una botella de lubricante y unas tijeras. Se dirigió hasta su rehén y con cuidado comenzó a romperle la camiseta con su instrumento. Suho ladeó la cara, ignorando lo sucedido. Chen sonrió.

-Quítame las manos de encima, maricón –vociferó empecinado en desamarrar los amarres que había en sus manos.

Sin embargo, Chen se hincó y con su labio inferior atrapó uno de sus pezones, apretándolo fuerte y lamiéndolo después, jugueteando un poco hasta sentir cómo se endurecía entre sus labios. Suho se estremeció. Las mujeres no acariciaban ese tipo de puntos sensibles en los hombres, pero se sentía placentero.

-No quieres, pero estás jodidamente duro –susurró, acariciando el miembro de Suho.

-No es por ti –Jadeó, cerrando los ojos con fuerza para no ver lo que Chen hacía con su cuerpo.

En cuestión de segundos, Chen desabrochó sus pantalones y se desvistió por completo, posando frente a Suho. Poco después desabrochó los pantalones de Suho, alcanzando a sacarle la polla. Le dio una lamida e inmediatamente hizo garganta profunda, repasando la lengua por la rejilla. Suho abrió los ojos y gruñó al ver con atención la manera que su acompañante utilizaba para chuparle el glande.

-Está muy grande –dijo, acariciando su mejilla con la longitud del pene –.La tienes especial para mi culo –añadió, mordiendo con los labios el poco prepucio.

-Es repugnante –Se empeñó en alegar el  acosado. Chen rió, lamiendo de arriba abajo el miembro, hasta envolver el glande con los labios y luego retirarse.

-Sé que no lo es –dijo muy seguro de su afirmación. Suho lo observó ponerse de pie e ir por el lubricante. Sin dudarlo se puso bastante en los dedos y después los llevó hasta su entrada, frotándose la abertura.

Suho entornó los ojos, sin poder aceptar que lo que estaba pasando le estaba gustando demasiado. No entendía cómo era que se sentía tan bien, sólo deseaba que Chen siguiera haciendo ese tipo de acciones.

-¿Quieres sentirme? ¿Quieres tocarme? –Preguntó apenas bajando hasta los labios de Suho. Chen pensaba soltarlo al menos de las manos, pero no estaba demasiado seguro. Quizá si lo soltaba Suho echaría a perder el momento golpeándolo o huyendo.

-Suéltame –musitó, evitando tener contacto visual.

-Te soltaré de las manos cuando estés listo. –Dicho esto besó su frente y reposó su trasero sobre la enorme polla, sentándose sobre él y frotándose con todo el eje.  Suho cerró los ojos nuevamente, reprimiendo los jadeos momentáneos -. ¿Te gusta?

Suho no contestó, sólo se mordió los labios. La entrada de Chen estaba húmeda por el lubricante y resbalaba a la perfección. Tal acción se sentía deliciosa y Suho apremiaba a cada instante al moverse para sentir un poco más aquella apretada parte trasera.

Acelerando el movimiento, Chen fue desatando las manos de su secuestrado, hasta llevarlas  a su trasero. Suho aprovechó la libertad para apartarse a Chen de encima, pero cuando quiso golpearlo, no pudo. Chen se detuvo y se encogió de hombros, llevando nuevamente las manos del rehén hasta su trasero y hundiendo los dedos hasta el interior de su apretada entrada. Suho se dejó manipular, percibiendo lo estrecha que estaba la cavidad anal. Nunca se imaginó estar así, derrotando ante un homosexual y mucho menos introduciéndole los dedos.  Pero lo estaba haciendo y le agradaba.

Se sentía diferente, y aunque al principio estaba muy enfadado y asqueado, ahora lo aceptaba, moviendo lento sus propios dedos para abrir y sentir con más profundidad las paredes anales. Pero duró poco acariciando aquella parte; su acompañante le apartó las manos y agarró su pene para introducirlo en su interior de manera brusca, adelantando los hechos. Suho soltó un gruñido de placer, pero prefirió bajar las manos, siendo incapaz de volverlo a tocar.

Chen notó que Suho evitaba tocarlo, pero se lo esperaba. Suho odiaba a los gays y era muy esperado que lo evitara hasta visualmente, sin embargo Chen siguió formándose con su polla, moviéndose se atrás hacia adelante y manteniendo un ritmo ansioso, totalmente experto en el sexo. Y aunque estuvieran frente a frente y Chen sentado en su regazo cabalgando el falo, siguieron evitando el contacto visual e incluso sólo se centraban en las penetraciones que a cada segundo se volvían más rápidas.

Tras un jadeo, Chen tocó su próstata de la mejor manera, golpeando ese punto varias veces más. Su éxtasis lo abrazó totalmente, obligando a  Suho a subir de nuevo sus manos y apretarle las nalgas, impidiéndole moverse y derramándose en su interior. Chen también logró eyacular sin masturbarse, apretándose y con ello también asfixiando el pene que seguía estancado en su recto.

Con semblante post orgásmico, Suho dejó de apretar el trasero de su agresor, apartando las manos lentamente y dejándolas en sus costados. Chen se apartó, sacándose el pene cuando se irguió. Fue hasta su ropa e inmediatamente se cubrió con el bóxer.

-Dejaré la puerta principal abierta  para que te largues después. En aquella esquina hay una playera limpia y si quieres denunciarme, entonces hazlo, me dará lo mismo. Igual me la has metido y te ha encantado. –Curveó una sonrisa -. Sal cuando termines y no hagas ruido, será molesto.

 

Y tenía razón. Ni siquiera tenía golpes ¿cómo demonios lo podría denunciar así? Además era cierto, le había encantado. 

 

Después de dar órdenes, Chen se fue del lugar, dirigiéndose a la regadera para darse una buena ducha. Se tardó lo suficiente para que Suho huyera traumatizado, y aunque no quería aceptarlo, le dolía dejarlo. Suho a pesar de todo le seguía gustando.

Después de dos horas duchándose, decidió salir de la regadera, envuelto en una toalla grandísima. Fue hasta el sótano y vio que su rehén ya no estaba ahí. Sonrió con pesar y se dirigió hasta la sala de la casa, tumbándose en el sillón y prendiendo la televisión para ver algún programa de variedades.

-Te tardas mucho dándote una ducha –espetaron desde atrás. Chen sabía de quien era esa voz.

 

Al parecer ahora Suho se había encaprichado.

 

Chen ladeó la cabeza, mostrando una sonrisa inquieta y llena de placer. Después de todo no había sido mala idea tomar venganza.

 

 

 

 


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