Kris se levantó al escuchar como alguien llamaba a su timbre y suspiró. Ya era tarde, y eso era bastante extraño, teniendo en cuenta que era sábado y por lo normal no recibía visitas de ese tipo. Abrió la puerta topándose con un musculoso y corpulento cuerpo. El hombre moreno se veía muy elegante con su traje azul marino y su corbata plateada, la cual resaltaba sobre la camisa blanca que llevaba puesta.
-¿Siwon? ¡Qué sorpresa! -El rubio abrazó al otro con fuerza, como dos buenos amigos que se conocen de toda la vida. Y bueno, así era.
Kris y Choi estudiaron en la misma escuela, la misma carrera de filosofía, e incluso trabajaban en la misma escuela. Por unos años, él y Won perdieron todo contacto existente hasta que la hermana de Wu le dijo que se iba a casar con un tal DongHae… el hermano pequeño de Siwon. Kris rió ante la sorpresa, y por suerte él y el pelinegro seguían siendo amigos.
-Ay Wu… Necesito ayuda… -Murmuró el moreno, haciendo que el alto se alejara un poco y le mirara preocupado.
-¿Que ha pasado, Choi SiWon?
Kris le dejó entrar, y el mayor por apenas pocos años se sentó en el sofá donde hace unos segundos estaba él sentado. Se situó a su lado y tragó saliva al ver su rostro lleno de preocupación.
-¿Recuerdas al niño al cual le hago clases particulares? -Susurró y Kris asintió- Ok… Me he enamorado.
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Kris suspiró de nuevo, mirando a su hermana con una mueca de fastidio. No es que odiara a su sobrino, es que él tenía veintiocho años cuando el menor solo diez, y el mayor sabía que ahora que el menor estaría con él… Adiós a las fiestas locas.
Su hermana, Amber, le hizo ojitos de cachorro y miró al menor que estaba recogiendo la ropa con un puchero. Kris lo miró también, sonriendo suavemente al ver ese gesto tierno por su parte.
El niño peliazul se giró con una pequeña maleta y una expresión triste en sus ojos. Wu se acercó a él como siempre, firme y seguro, y extendió su mano esperando a que el menor hiciera algo, pero solo recibió una mirada desolada.
-Vamos Tao… No seas así con tu tío Kris… -Le regañó la mayor, haciendo que el pequeño suspirara suavemente.
-Tranquila Amber… -Kris le sonrió para calmarla y tomó en brazos a Tao, como solía hacer.
El pequeño peliazul se mordió el labio y se apoyó en sus hombros para no caer al tiempo que el mayor lo alzaba. Kris acarició su espalda con ternura antes de suspirar con más fuerza que el menor y tomar la maleta entre su gran mano.
-Ya nos vemos, Fan… Y gracias -Le dijo su hermana antes de cerrar la puerta de nuevo. El alto rodó los ojos y caminó al coche lentamente, sintiendo como el pequeño Tao no destensaba su cuerpecito.
Kris lo dejó en el suelo y observó de reojo como Tao estaba cabizbajo, observando el suelo fijamente, jugando con sus propias manos. El mayor se mordió el labio mientras abría el maletero y dejaba la maleta dentro, sintiendo como el peliazul abría la puerta trasera y se metía en el coche, sentándose y poniéndose el cinturón. YiFan entró en el asiento del piloto y miró por el retrovisor al menor, quien miraba fijamente la ventanilla, esperando salir de allí.
-¿Tú sabías que Amber se iba a promocionar por Europa? -Susurró el mayor mientras el auto se encendía y salía de su aparcamiento para dirigirse a casa del rubio.
-No. Nunca lo dice -Murmuró Tao en tono indiferente.
Y en la hora y media de viaje, ninguno de los dos hablaron. Tao adoraba a Kris, era cierto, pero llevaba muchos años sin verle, y quería contarle tantas cosas… Solo no sabía por dónde empezar. El pecho de Tao se sentía como si realmente su amado Wu fuese un desconocido. Y eso al mismo pequeño le dolía a horrores. Él y Siwon eran los únicos que realmente se preocupaban por él pero… ¿qué podía hacer? Su propia familia había creado al monstruo que ahora mismo era Tao: frío, calculador y solitario.
Miró por unos instantes al mayor y suspiró casi inaudible. Él también había cambiado. Era más corpulento, más alto y más masculino que nunca. Su cabello había pasado de ser castaño con peinado adolescente, a llevarlo rubio y ordenado, como el hombre mayor que era. Lo único que no había cambiado, era esa sonrisa que a cualquier chica volvería loca. Y esos ojos negros y profundos como un pozo, sensuales y pasionales. Simplemente, Tao sabía que su tío era muy sensual y atractivo.
Volvió la vista a la ventanilla, viendo su reflejo en ella. Él también había cambiado desde la última vez que se habían visto. Su cabello había pasado de negro a azul, su ropa de elegante a sensual. Con solo diez años, Tao ya era un niño alto y fuerte. Cuando sus ojos ojerosos miraron de nuevo hacia delante, se dio cuenta que Kris ya había aparcado y le miraba fijamente, con ternura en sus hermosos ojos.
-¿Bajamos?-Le sonrió y el menor solo se quitó el cinturón y bajó de un salto del coche, esperando a que el rubio le siguiera.
Cuando Kris bajó también, el peliazul se alejó del auto, dejando que el rubio se las apañara. Sacó la maleta del menor y se la tendió con una gran sonrisa, esperando una de vuelta por parte del pequeño. Pero nada. El corazón de Kris empezaba a doler. Extrañaba sus sonrisas a muerte, sus palabras tiernas, que le susurrara Kris… tío Kris… ¿Que le había pasado a su amado panda para ser así? ¿Qué se había perdido esos cinco años que estuvo en China?
Soltando un suspiro, YiFan se adentró en casa, dejando pasar primero a Tao, quien entró en silencio total, mirando a su alrededor con curiosidad. La casa de Kris había cambiado también mucho. Pero el mayor, para sorpresa de Tao, aún guardaba una foto de ellos dos, antes de que el otro se marchara a China.
El menor casi se dejó llevar por la nostalgia, pero por suerte el mayor distrajo sus pensamientos.
-¿Dormirás en tu antigua habitación?-Le susurró con mucha ternura, y Tao asintió tomando su maleta y subiendo las escaleras.-Me gustaría que me contaras lo que te sucede, pequeño…-Le susurró en el tono anterior Kris, pero el peliazul solo se encerró en su habitación dando un portazo.
El mayor suspiró y se dirigió a su habitación, desnudándose y metiéndose en la cama con su ordenador portátil e intentar corregir los trabajos vituales que los alumnos tenían que hacer. Empezó a revisarlos y se acomodó el pantalón de pijama y el boxer que llevaba, pues le gustaba dormir sin camiseta. Suspiró y empezó a leer, atentamente.
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Tao se cambió poniéndose su pijama azul y metiéndose en la cama de su antigua habitación, la cual le traia grandes recuerdos. Tao se abrazó al osito panda que su tío Kris le había comprado y suspiró, tratando de dormir un poco.
Pero todos los recuerdos aparecían en su mente como imágenes que deseaba borrar, pero su corazón traicionero las transmitía una y otra vez. Los cinco años que Siwon y Kris estuvieron en China acabando sus estudios, fueron infierno para el menor. Empezó a dar vueltas por la cama, suspirando, tratando de no llorar...de no pensar…
Las 12 pm…. la 1 am… las 2 am….las 3 am...y Tao sin conseguir dormir. Se levantó todavía abrazado a su peluche y salió de la cama para ir directo a la habitación del mayor, la cual estaba entreabierta, dejando ver la luz de la mesita encendida, junto a los desnudos y perfectos pies de Wu. ¿Debería entrar? Tao picó con cuidado y después abrió, sintiendo la mirada del mayor en él.
-¿Tao?¿Que haces despierto? -El rubio se incorporó esperando una respuesta, pero Tao sólo avanzó hasta meterse en la cama abrazando al peluche, dándole la espalda a su tío y cerrando los ojos con lentitud. Escuchó como el mayor cerraba el ordenador, abría un cajón y de repente apagaba la luz. También sintió que se movía bajo las sábanas y, minutos después, sintió su brazo rodeando al menor y al panda de peluche.
Tao trató de apartarlo pero, antes de mover un solo dedo, cayó en un sueño profundo.