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La paz en tus ojos por Dagi

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Notas del capitulo:

Dean necesita dejar de temer y darse cuenta que Castiel esta ahí para él. ¿Podrá verlo?

 

Punto de quiebre

 

Castiel estaba por terminar sus horas de clases y podría decirse que por una vez en su vida, su mente no se centraba únicamente en su profesión. Sus pensamientos a cada segundo volaban automáticamente hacia Dean. Recordando todo el suceso de la otra noche y la conversación que había mantenido con Sam mientras este conducía hacia su apartamento.

"Así que…" Sammy tanteó el terreno antes de lanzar su pregunta " Dean y tú… ¿ya formalizaron?

" ¿Cómo? ¿formalizar? sólo...somos amigos" Castiel estaba muy confundido por lo momentos vividos hace unos minutos atrás.

Sam podía darse cuenta del conflicto interno que estaba pasando el hombre y tenía la seguridad de que su hermano mayor le sucedía lo mismo en estos instantes. No quería parecer un entrometido.... sin embargo, sentía que debía hacer o decir algo.

" Mira, Castiel…" aclaró su garganta " Sólo te pido que me escuches ¿sí? Prometo que no voy a ser tan fastidioso. Se que Dean es una persona muy difícil y que no es honesto consigo mismo. Ni con nadie en especial si su corazón está implicado. No sé si él te hablo de nuestros padres y del accidente. Después de que ellos fallecieran, Dean se ocupó de criarme y de mantenernos. Mi hermano pudo haber seguido su camino y dejarme con Bobby ¿sabes? Pero no lo hizo. Siempre se sacrifico por mí… el muy idiota y por los demás. Conseguía trabajos de medio tiempo con Bobby y en otros lugares. Además, trataba de ayudarme con las tareas de la escuela. Prácticamente no tenia amigos, excepto Jo, Ellen. Ellos también son parte de nuestra familia. Dean no tenía vida social y dudo que ahora lo tenga. Luego se hizo cargo del taller" sonrió y miró fugazmente a su acompañante pero llegaste tú y su mirada cambio.

"Sam…", susurró con una voz de sorpresa y emoción.

"Lo miro en sus ojos, Cas. Tiene esa chispa que hace mucho tiempo no veía. Sé que les gustas ¡maldición! Y sé que está peleando contra ello. No debes permitir que te aleje. No puedes abandonarlo, Cas. Él te necesita".

Castiel no podía creerlo. Aunque Sam no podía estar mintiendo.

Él seguía divagando cuando de forma sorpresiva sonó su teléfono celular. Decidió revisar el mensaje y se quedó sorprendido cuando leyó el texto.

“Cas, te espero en el playón de estacionamiento. Necesitamos hablar”.

Dean fue a buscarlo. Era demasiado evidente que ambos estaban evadiéndose. Todo había ocurrido de manera precipitada, ¿Qué iban a decirse cuando se volvieran a ver?

El tiempo transcurrió y sus rodeos sólo fueron detenidos por el timbre que marcaba el fin de las clases de ese día. Sus alumnos de segundo año esperaron un saludo de despedida, pero Castiel estaba tan enfrascado en el mensaje de Dean que parecía encontrarse en otra sintonía.

Castiel justo pudo oír su apellido saliendo de la boca de uno de sus alumnos y eso provocó que volviera al presente. Se dio la vuelta y se enfocó en su clase.

—¡Ah! Lo lamento. Pueden irse ya.

Sus alumnos se encontraban extrañados por su comportamiento y se marcharon dejando el salón vacio, excepto por él.

Castiel se sentía ansioso y nervioso. Salió del salón de clases apurando su caminata. 

En estos últimos tiempos, empezaron a crecer con intensidad sentimientos que no podía disimular con facilidad. Él se sentía orgullo de poder contar con la amistad de Dean. Es decir, el hombre poseía una personalidad ingeniosa, honesta, obstinada e interesante. Todo el fin de semana trató de buscar una posible respuesta sobre de los hechos ocurridos, pero por más vueltas que le daba al asunto, todas sus conjeturas llegaban a una misma conclusión:  su amistad no podía seguir siendo la misma de antes. Algo había cambiado entre ellos.

Los momentos que pasaban juntos eran grandiosos y sin embargo, los modos de actuar de Dean demostraban que solamente eran amigos. El hombre nunca le había dado otra señal hasta aquella noche del viernes. Claro... además de la breve conversación con Sam.

Cas suspiró.

Dean también había participado en aquellas caricias...en aquel beso.

Y más aún en aquellas palabras no dichas.

Esto no podía ser sólo su imaginación.

¿Entonces que hacia él con estos sentimientos? Se había enamorado de Dean.

No sabía exactamente en que momento, ya que Dean ganaba su corazón de manera lenta y con pequeñas cosas. Tal vez sus destinos estaban sellados en el instante que sus miradas se cruzaron y en esa curiosidad de querer descifrar y descubrir quién era el hombre. Encontrando en cada reunión compartida al verdadero Dean. Al auténtico. No a la fachada que le hacía creer a los demás.

Castiel quería y necesitaba demostrarle a Dean que era una persona capaz de generar cosas buenas en los demás y en sí mismo.

Apresuró sus pasos con esperanzas y a la vez, poseía este deseo de retroceder por temor.

Muchas emociones le invadían. ¿Qué pasaría si Dean no sentía lo mismo?¿Se alejaría? ¿Mantendría la amistad?

Cas divisó muy pocos coches en el playón y unos de ellos era su querido Prius. A pocos metros se podía ver el Impala negro y a Dean esperándolo.

Los nervios estaban haciendo estragos en su cuerpo. Sus manos sudaban y el mango de su maletín, se resbalaba cada tanto en su palma. Mientras más se acercaba, más revivían en Castiel todos los recuerdos.

—Hola, Dean.

Castiel acortó la poca distancia entre ellos.

—¡Hey, Cas!

Después del saludo, un silencio incomodo cayó y sólo se miraron. Luego de unos segundos que parecían interminables, Dean comenzó la charla.

—Cas…—relamió sus labios antes de seguir—. Siento no haberme comunicado contigo, es que estos días fueron difíciles en el taller.

En realidad, no era una mentira. Había tenido unos días ajetreados en el trabajo, pero eso no justificaba que no podía mandarle ni un mísero mensaje de texto o darle una llamada. Su verdad era otra. La verdad era que tenía miedo de admitir que era un imbécil que no podía enfrentar las situaciones que se le presentaban. Que no quería darle falsas esperanzas a Cas, porque el hombre no se lo merecía.

¿Él podía hacer feliz a Cas? ¿Podía? En realidad no tenía algún impedimento, pero no era capaz de arruinar su amistad y en el fondo de su corazón sabía que también era mentira, porque Dean también sintió la reciprocidad de sentimientos por parte de Castiel. Porque la verdad es que tenia miedo de herir y ser herido. De no ser capaz de entregarse por completo por miedo a perderlo todo.

A perder a Cas.

¿Qué le ofrecería? Simplemente era un mecánico que se ganaba la vida día tras día.

Tenía miedo de ver el rechazo en los ojos de Castiel. De que algún día se pudiera arrepentir de haberlo elegido.

Temor de arruinar la vida de Cas con su egoísmo, sus malditos problemas de autoestima y desconfianza. No quería que el hombre lidiara con su mierda.

¡No! Cas se merecía ser feliz.

Y ahora estaba parado frente a él y a punto de decirle más mentiras.

Una mentira, pero necesaria. ¿Necesaria?

—Dean, yo también quiero decirte que...— pero sus palabras fueron detenidas por Dean.

—Espera Cas. Todavía no he terminado—su voz sonó brusca.

Castiel asintió, comprendiendo que la situación no debía ser fácil para ellos. Esperaría. Porque lo que tenía que decir Dean era muy importante para los dos.

—Nuestra última salida fue...—Dean no sabía cómo decirlo sin hacer sentir mal a Cas—. ¡Wow! una locura. Me salvaste la vida y voy a estar malditamente agradecido por siempre— apoyó su mano en el hombro del profesor— . Eres mi amigo y valoro nuestra amistad. Eres una persona increíble, créeme.- Castiel lo observaba con detenimiento—. Pero lo que sucedió en mi casa, todo lo que hicimos…fue un error. —Dean alejó como el cobarde que era. Le dio la espalda a Cas y siguió la conversación como si nada ocurría—. Es decir, la adrenalina del momento mezclada con el alcohol hizo que descarguemos nuestros emociones por cualquier lado…

Castiel se quedo en su lugar. Estupefacto. ¿Dean le decia que todo era un simple error?  ¿Qué todo había sido una simple confusión y una equivocación? No se encontraba bien. Sentía que el suelo que pisaba se movía. Capaz era su corazón que bombeaba demasiado deprisa y se partía en el proceso, o tal vez, podría ser el modo en que Dean hablaba. Tan distante.

Parpadeó varias veces, tratando de poder reaccionar. Estaba muy desconcertado y parecía que su mente se había desconectado de su cuerpo. Sintió una gran vergüenza recorrerlo. Iba a confesarle a Dean que se encontraba enamorado de él, pero para el hombre solamente fue una emoción del momento.

—Cas, ¿te encuentras bien?

—Si… yo…—¿Qué podía responder? Forzó el principio de una sonrisa, aunque no lo sentía—.  Te comprendo, Dean. Eso no va a cambiar nuestra amistad.

Castiel pudo notar que Dean suspiraba aliviado. Así que eso resumía sus sentimientos: una situación sin sentido.

¿Cómo podía pensar que Dean se interesaría en él?

Parecía que Dean le seguía hablando pero él sólo veía sus labios moverse.

—¿Qué?

—Hombre, estas en las nubes. Esto no va a cambiar nuestra relación— Dean se rió y fue directo a su Impala a buscar algo—. Yo sé que es mitad de semana, pero... ¿quieres ir a casa para una maratón de una nueva serie que compré?—en sus manos sostenía unos Dvds-—Vamos, échale un vistazo.

Castiel no estaba con ánimos para fingir que todo seguía su curso normal. Agarró el Dvd y le dio una rápida mirada. La imagen de la tapa mostraba un ángel con su armadura clásica de soldado, encima de un hombre que le apuntaba con un arma.

—Eh… es una serie nueva sobre ángeles. Pensé que te gustaría... así que podríamos verlo, claro, si quieres.

Dean miró a Cas esperando una respuesta.

¿Cómo seguir después de semejante golpe? Cas sintió enojo y apretó sus labios antes de responder.

—Hoy no puedo, Dean—Cas se dio la vuelta, yendo a su automóvil—. Tengo que corregir los trabajos de mis alumnos—su voz se expresaba sin sentimientos. Que ironía… él a punto de entregarle su corazón y su amigo rompiéndoselo—. El viernes es mejor… si… mejor.

¿Dean podía ser tan desconsiderado?

—Me imaginé que estarías ocupado. Entonces…— acomodó su vieja chaqueta de cuero. El frío parecía estar llegando con fuerza—. Nos vemos, Cas— sus últimas palabras eran tan forzadas. No podía creer que lo estaba diciendo con tanta naturalidad.

Se despidieron y cada uno se subió a sus respectivos autos. Castiel se encontraba ante un desengaño amoroso y Dean ante la impotencia de no poder ser digno de amar.

Notas finales:

Gracias por leer :)


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