Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La paz en tus ojos por Dagi

[Reviews - 77]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Nace una conexión profunda...

 

Informes sobre la cita

 

Domingo

Castiel se levantó después de un corto periodo de sueño. Miró la hora del reloj y concluyó que todavía era muy temprano para levantarse un domingo. Cas bostezó y caminó hacia el cuarto de baño. Su vestimenta de dormir se ajustaba a su figura esbelta; un pantalón chándal de un color gris y una camiseta azul.

Segundos después, oyó un ruido que provenía de la cocina. Despejando por completo su somnolencia supuso que era su gato haciendo de las suyas. Él vivía en un primer piso y siempre dejaba la ventana de la cocina un poco abierta para que su gato saliera a tomar aire e hiciera una vida gatuna normal.

Misha era un gato con pelaje blanco y peludo. Sus ojos eran de un profundo color azul claro, casi parecidos a los de su dueño.

Castiel lo había encontrado a pocos metros del edificio donde vivía, metido en una caja de cartón en la vereda. El gatito maullaba pidiendo comida y los transeúntes que pasaban a su lado no se percataban del pobre animal desnutrido. Esa situación lo hizo enojar mucho.

Agarró al pequeño gato y lo llevó directo a la veterinaria.

Él adoptaría al gatito.

Su gato era todo un travieso, loco y alegre felino.

Castiel caminó hacia donde provenía los ruidos. No quería imaginarse el posible desorden que hubiera causado en la cocina, porque Misha era todo un personaje.

—Misha de seguro quieres comid-...

Pero Cas no pudo seguir hablando, porque la imagen que veía lo dejo sorprendido. Su gato estaba acurrucado en su canasta de mimbre junto con otro gato.

Se acercó con cautela hacía ellos. Misha ronroneaba mientras que el otro felino dormía profundamente.

El hombre reconoció que el gato pertenecía a su vecina, Anna Milton.

Muy pocas veces se había cruzado con la mujer y cuando coincidían, se saludaban con un hola o adiós. Sólo en raras y en breves ocasiones entablaban una fugaz conversación. En una de aquellas charlas supo que la mujer también era dueña de un gato con las misma descripción del acompañante de su gato.

—Al parecer... tienes un nuevo amigo—dijo con una sonrisa.

Inmediatamente no dudo en llamar a la joven mujer, pero se dio cuenta que no tenía su número. Así que decidió ir hasta su puerta y rogar que estuviera.

Una vez estando en frente de la puerta tocó el timbre.

No espero mucho, porque Anna salió a su encuentro.

—¡Oh! ¡Castiel Novak! ¡Hola!

—Hola, Anna.

—¿Qué necesitas?—preguntó entusiasmada—. Es muy temprano para tener una charla entre vecinos.

—Si, es verdad. Me disculpo por eso. Sólo quería avisarte que tu gato se encuentra en mi apartamento. Parece que entró por la ventana de la cocina ayer por la noche.

Castiel oyó un alto chillido proveniente de la joven mujer.

—¡Jensen! Pequeño escapista. Pensé que dormía en el closet...—Anna se apoyó contra el marco de la puerta antes de continuar—¡Lo siento mucho, Castiel! Por lo general es muy tímido y no se escabulle a hogares ajenos.

Parecía que él no era el único en ponerle un nombre extraño a su mascota, ya que Anna también tenía fascinación por ello.

Siguieron conversando, prometiéndose que tanto Misha como Jensen podían entrar a ambos apartamentos sin ninguna restricción.

 

****

 

Dos horas después…

Luego de una sorpresiva y singular mañana. Castiel se encontraba revisando unos documentos administrativos de la universidad. Tenía que entregarlos el lunes sin falta y sin embargo no podía concentrarse, ya que comenzó a rememorar la cita de la noche anterior.

En realidad no podía dejar de pensar en Dean Winchester…

Dean era diferente a Balthazar u a otro hombre que haya conocido. De lo que estaba seguro era lo interesante que podía llegar a ser Dean. En sus conversación pudo darse cuenta que Dean revelaba ser una persona sincera, directa y con un buen sentido del humor, pero también muy cabeza dura. Una persona con mucha experiencia y sabiduría en cuanto a la cultura pop. Poseía un gran fanatismo por los grupos clásicos de rock y un gran amor por su Impala negro.

Muy seguro de lo que quería. Bueno, eso es lo que demostraba a simple vista. A decir verdad, el hombre indicaba ser un gran protector de las personas que quería.

Hablaron de sus familias. Lamentó la perdida que había sufrido. Dean también le habló con gran entusiasmo de su hermano menor, Sam.

El hombre sentía un gran orgullo por Sam. Dada las circunstancias de su vidas y los momentos difíciles que pasaron, el joven pudo alcanzar sus objetivos.

Pero un repentino sentimiento de pesar hacia que se preguntara constantemente: ¿Quién te protege a ti, Dean Winchester?

Dean parecía el clásico héroe de la historia. Indomable y fuerte. En constante sacrificio para sus seres amados y aquellas personas que realmente valían la pena. Pero que en el fondo, llevaba una vida solitaria.

Para Castiel, Dean era un enigma sin resolver. Era una persona que quería seguir conociendo.

****

 

Por su parte y a pocos kilómetros del centro. Dean terminaba de acomodar las nuevas herramientas que había encargado hace semanas. Era su obligación tener su taller mecánico a punto y en regla. Aunque eso también traía a su economía un gran ajuste. Por el momento, debería conformarse con sopas y fideos enlatados por un mes. Su billetera estaba casi vacía. Tenía la opción de ir a la casa de Bobby y pedirle prestado dinero, pero su terquedad y orgullo no se lo permitian. Él saldría de esta situación solo.

En ese instante, sonó su teléfono celular. Era una llamada entrante de Sammy.

El Sasquatch quería información sobre la cita.

—¡Oye, Sam! ¿no crees que es muy temprano para qué llames?

—Dean. Según Albert Einstein, el tiempo es relativo—respondió con ingenio.

—¡Cállate! No me vengas con tu ciencia loca y más a esta hora de la mañana.

El hombre escuchó del otro lado de la línea la risa de Sam.

—Está bien, amigo. Quería saber cómo te fue en tu cita.

Dean no quería confesarle a su hermano que había sido una gran noche. Aún recordaba la mirada de Cas y esos ojos que podían ver hasta su propia alma. Claro, amás de la divertida y agradable conversación que mantuvieron. Todo había sido emocionante y raro a la vez. Por supuesto, no hablaría del molesto incidente-acosador de Nancy con Sam.

Dean atribuía que las sensaciones que experimentaba ante la sola presencia de Cas, se debía a que simplemente le agradaba el hombre.

Demasiado.

Apenas lo había conocido unas pocas horas y hasta cierto punto era un encuentro igual a los demás.

¿Entonces?

¿Qué quería de Cas? ¿Una noche más de sexo sin sentido? ¿Amistad? ¿Qué hacía del hombre, tan especial?

Poseía muchas preguntas que en estos momentos no podía responder.

Dean podía llegar a ser totalmente opuesto a Castiel y sin embargo, parecía que estaban conectados.

El hombre tenía una especie de atracción inconsciente, como un insecto a la luz. Era como si Dean hubiese caído en una especie de hechizo. Todo en Cas exudaba misterio y sensualidad. Cada palabra que decía de esa profunda voz y cada gesto que realizaba. Sin contar del poco espacio personal que habían tenido en su despedida.

Cas se había instalado en su vida en menos de veinticuatro horas y cambiándolo por completo.

—¿Dean? ¿vas hablar del tema o tengo que enterarme por boca de terceros?—insistió Sam.

Dean trató de fingir indiferencia y se mordió el labio para no decir cosas que podría arrepentirse en el futuro.

—Ya, ya... fue bueno. Nada de otro mundo.

Evidentemente su evasiva no funciono, porque su voz lo traiciono.

Un silencio se extendió entre los dos hermanos hasta que de repente oyó el grito de Sam.

—Entiendo… —murmuró—. Te gusta.

Dean se sobresaltó.

—No sé de que estas hablando, te dije que...

—Te gusta Castiel.

Dean se quedo congelado con las palabras de Sam. Quería que la tierra lo tragara.

—¡¿Qué?! ¡No!

—¿No?—escuchó la duda en la voz de su hermano menor y no sabía que responder. Su mente le decía la respuesta obvia.

—¡No! es decir…—sus dichos se fueron haciendo un murmullo—. Uh, si. Cas es un buen sujeto.

—¿Cas? Apuesto por Dr. Sexy que gustas de Casdijo jactándose de su descubrimiento.

Maldita sea, no podía con Sammy. Otra vez volvió a caer en las manipulaciones de su hermanito.

—¡No metas a Dr. Sexy en esto!—Sam conocía sus puntos débiles y su personaje favorito de la serie de médicos era uno de ellos—. ¿Qué quieres?¿un informe detallado? Bien, Cas es caliente como el infierno, insistió en pagar la cena, es un loco ecologista y además es un profesor de universidad. ¿Satisfecho?

Dean sintió un gran alivio cuando dijo la verdad. Oyó de lejos la emoción de su hermano menor.

—Sammy, creo que la conversación de mejores amigas termino—rió cuando escuchó una maldición de su hermanito—. Si quieres más información entonces espero ver tu rostro por estos lugares.

Dean cortó la llamada y suspiró.

Mierda. La charla había sido peor que un interrogatorio del FBI.

Notas finales:

Gracias por leer... Dagi.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).