Cena para tres
La tarde de Sábado había trascurrido con normalidad, la señora de la cocina al ver que ni Joey ni Seto tenían planes para salir decidió tampoco salir y hacerles algo de comer, le gustaba consentir un poco a esos chicos que al final de cuentas habían terminado por ser su familia, y no veía a su trabajo como trabajo sino más bien como el cuidar a su familia.
Por su parte Joey estaba tranquilamente sentado viendo una película en la sala con un montón de frituras por todos lados, sabía que ahí estaría tranquilo un buen rato ya que el dragón jamás iba a ese lugar ya que pocas veces veía la televisión.
Kaiba se encontraba en la cocina algo totalmente fuera de lo común pero al ser sábado y no haber nadie en la casa no estaba demás hablar con la señora para enterarse de algunas cosas que sucedieran en la casa y él no hubiera tenido tiempo de percatarse en la semana.
-La señorita Tea viene todas las noches a escondidas a comer Helado de frambuesa, ya le he dicho que eso le hará daño pero parece que no quiere hacerme caso-
-sí que es un problema esa chica-
-Pues yo creo que no Seto, solo es una chica algo fuera de lo común-
-Pero si vea quien lo dice, la señora común-
-no me hables así, aun puedo darte palmadas si se me da la gana-
-Jajá solo estaba jugando-
-Más te vale- la señora se encontraba haciendo pasta para la cena, picaba los vegetales con una maestría que era digna de admirarse –Mokuba dijo que quería ir a verte un día de estos a la oficina-
-Está bien, dejare que vaya solo dime que día-
-Él quiere que Joey también vaya-
-si él quiere ir está bien-
-¿No están durmiendo juntos?-
Esto se puso nervioso no hablaba nunca de su intimidad con ella –pooor que lo diiices….-
-Todas las mañanas te he visto salir del cuarto contiguo- dijo calmadamente la mujer
-Es solo que el-
-A veces cuando las parejas tienen problemas se olvidan de la solución más fácil… hablar de lo que sienten-
-No es eso… eso solo que…-
-Sé que no eran novios, se lo que hiciste Seto Kaiba y no estoy contenta- suspiro- pero cuando me entere ya era tarde para poder pedirte que hicieras las cosas bien-
-¿Qué es lo que sabes?-
-Lo raptaste, lo obligaste a casarte con él y ahora no duermen juntos-
-¿Cómo es que sabes todo eso?-
-El otro día le leí los granos del café-
-Vieja bruja… siempre usando su magia para saber las cosas-
-si soy vieja y bruja, pero soy como tu madre así que más respeto-
-¿Y él sabe que tú sabes?-
-No-
-¿Qué le dijiste?-
-Cosas… pero eso no-
-¿Seremos felices?-
-Eso depende de ustedes no de mí, ni del café-
-Solo dime que le dijiste-
-Pues en si nada que tenga que ver contigo… ahí si solo una cosa… no seas brusco con el… si le hubiera dicho lo que le vas a hacer seguramente se hubiera espantado-
-No te entiendo-
Todo a su tiempo lo entenderás-
-Aún sigo sin entender cosas que tu prometiste que entendería en algún momento-
-Aun no es el momento, cambiando de tema el señor que cuida la casa del rio me dijo que ya tiene todo listo para mañana-
-Creo que no iremos-
-¿Por qué?-
-Peleamos-
-¿Lloraste verdad?-
-Si-
-¿Por qué pelearon?-
-Por culpa de Pedro-
-¿Pedro?-
-Si Pedro el oso-
-Pensé que Pedro el oso había muerto hace años-
-No murió solo se jubiló-
-Bueno pues ya es hora de que hablen los tres acerca de lo sucedido ¿no crees?- la mujer hizo un guiño y salió de la cocina
-Joey ya está la cena-
-Gracias Isabel, comerás con nosotros ¿verdad?-
-Lo siento, pero esta noche no poder hacer me ha surgido un imprevisto- se acerca al rubio- ya no comas tanta mala comida- y le da un beso en la frente- que tengas una bonita noche-
El rubio solo asintió y salió hacia el comedor, encontrándose con tres lugares puestos, entonces recordó que Isabel no vendría, tal vez eso era verdad, lo del imprevisto y por eso puso tres lugares, se sentó en su lugar y como la comida ya se encontraba en la mesa decidió comenzar.
-Que mal educado ya comenzaste a comer y te olvidaste de esperarnos-
-Kaiba siéntate de una buena vez- dijo para después dirigir su mirada hacia él y quedarse boquiabierto -¿Ignacio?-
-Su nombre era Pedro, era mi oso me lo regalo mi mamá cuando cumplí un mes de nacido, pero ahora quiero que lo conserves tú, puedes ponerle el nombre que quieras-
-Seto… yo…-
-Vamos no pongas esa cara, tú lo has cocido y arreglado, creo que será más feliz contigo… además un empresario no puede andar por la calle con un osito por mas excéntrico que sea-
-Tú podrías… no serias el último ni el primero en hacer algo así-
-Deja de decir tonterías quiero que sea tuyo, vamos a cenar de una buena vez- Kaiba coloco al oso en el asiento de sobra
-Sí que es lindo este chico-
-Lo se tiene algo que te hace querer abrazarlo por siempre-
-Es un oso bonito-
-Si el también es bonito- dijo seto mientras probaba la pasta –quiero hablar contigo de algo-
-¿de qué?-
-De enamorarte y hacerte feliz-