¿Las predicciones se hacen realidad?
Las semanas habían pasado entre pequeños besos nocturnos que por las mañanas se olvidaban, pequeñas caricias a los cuerpos ajenos que parecían hacerse de la vista gorda, era como si todo fuera un sueño y solo eso, no se contaban nada, no hablaban de eso. Por su parte el castaño disfrutaba tocando los pezones de Joey mientras que este delineaba con sus dedos el abdomen trabajado de Seto.
-Seto… ya levántate… nos quedamos despiertos hasta tarde…Seto- el rubio lo movía un poco tratando de despertarlo-
-Joey… sigue así…. mmm… muévete más…-
-¿Seto hablas dormido?- suspira- Kaiba ya levántate-
-Vamos Joey… solo un poco más… ahhh ya casi…-
-¿Seto? ¿Qué estarás soñando?- Joey se quedó pensando un momento en el que había dicho el castaño hace un momento y…-¡¡¡¡ ERES UN PERVERTIDO SETO KAIBA!!!!- Tomo el florero que estaba en la mini sala de la habitación, quito las flores y aventó el agua al chico que se encontraba dormido.
-Pero qué demonios pasa aquí- grito Kaiba
-Eres un pervertido- y a toda prisa Joey salió de la habitación
Sueño de Seto
La brisa me da en la cara no es fría al contrario es cálida como si una sábana me cubriera la cara en repetidas ocasiones debido a que no me deja ver del todo bien, el pasto húmedo en mis pies se siente tan bien, es húmedo pero no corta es la alfombra más tersa que cualquiera pudiera imaginar, hay también pequeñas florecitas amarillas que llenan el ambiente de su dulce aroma estoy seguro de que he visto estas flores antes aunque no recuerdo muy bien en donde, tomo una y comienzo a acariciar sus pétalos, la paso por mis labios y claro estas son las flores que mamá usaba para hacer ese te tan reconfortante, ella decía que era una bebida mágica ya que le sacaba una sonrisa a todas las personas, recuerdo cuando me hacía cosquillas en el estómago lo llamaba “escuchar las risas de los ángeles”, a veces la extraño, solo a veces necesito de ella, necesito de su amor y sé que Isabel se esfuerza siempre para que no me falte nada, pero a veces simplemente fue imposible, lo que más me desconcierta es el no saber si ella está bien, si ella sigue en este mundo o si ya no, quisiera que un día abriera la puerta del comedor para encontrarla sentada fumando un cigarrillo mientras lee alguna revista, la extraño, el cielo es naranja las primeras estrellas comienzan a verse y la media luna comienza a alzarse por los cielos, entonces frente a mí la veo, ella está ahí sonriendo con ese vestido violeta que la hacía ver como un hada, ahí estuvo todo el tiempo mientras yo buscaba en lugares equivocados, aquí estuvo siempre en este lugar, corro tras ella, ella se aleja sin dar pasos realmente es como si flotara no logro alcanzarla, lagrimas comienzan a salir de mis ojos la desesperación por alcanzarla me invade doy unos cuantos pasos y tropiezo, mi cara queda hundida en la hierba, mis lágrimas mojan algunas de esas flores amarillas, aprieto mis puños seguramente ella ya no está ahí, entonces unas manos tocan mi espalda, esa presencia es tan conocida y desconocida al mismo tiempo ¿Quién eres? Trato de preguntar, no salen palabras de mi boca, no puedo hablar.
Levanto lentamente el rostro y esas manos me toman entre ellas, secan mis lágrimas con los pulgares, son tan tersas y cálidas, tan frágiles, me hacen sentir protegido, trato de enderezarme y ponerme de pie, pero mi tobillo duele solo puedo hincarme, esa persona solo me mira, lo siento… sus manos vuelven a posicionarse en mis mejillas, pero esta vez siento como se acerca a darme un abrazo, su cuerpo también es cálido y reconfortante, el olor a miel de su cabello me hace reaccionar, EL ES JOEY, lentamente se aleja de mi para acercarse a mis labios y darme ese beso que tanto tiempo había esperado, sus labios delgados y rosados me quitan el aliento en ese beso fuerte y apasionado, mi aliento se va con el último contacto de nuestras bocas, tarto de pronunciar su nombre aunque sin éxito, me extiende la mano para ayudarme a levantar, me sonríe y de un solo tirón hace que me levante, el dolor de mi tobillo se esfuma, el comienza a correr por el pasto y no suelta mi mano, vamos –Joey- alcanzo a decir, él se detiene y me abraza-sigue así- y me da un beso en el cuello- mmm- pero me incomoda un poco su cercanía el no parece ser Joey es como si fuera lo que no conozco de él, lo empujo un poco con mis manos- muévete más- noto que se pone un poco triste por lo que he hecho-Vamos Joey- le doy la mano para continuar caminando, pero el parece estar cansado - solo un poco más- le digo mientras lo sujeto de la cintura, de pronto veo una flor diferente a todas, esta no me recuerda a mi madre me recuerda a Joey, estas flores crecían en aquel parque donde lo vi por primera vez, trato de alcanzarla- ahhh ya casi- pero está muy lejos….
Fin del Sueño de Seto
En otra parte de la ciudad un chico pelinegro caminaba por la avenida principal, cubierto hasta la nariz por una enorme bufanda, un abrigo café que le llegaba hasta las rodillas y unas botas del mismo tono, no era fácil de ignorar debido a el color de sus ojos verdes que parecían estar perdidos en un profundo trance, aquella tarde Septiembre jamás se olvidaría, el otoño comenzaba a llenar los pequeños parques de hojas color marrón que tras una larga primavera de dar luz y color se disponían a buscar la tranquilidad, el cielo teñido por rayos anaranjados de sol anunciaba el inicio del día y el inicio de lo que parecía ser un nuevo capítulo en la vida de un rubio.