Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Fingiendo que no te amo. por LycanZero

[Reviews - 116]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola! Ahora sí ha sido menos tiempo en el que me tarde en actualizar XD

Espero sea e su agrado. Gracias a mi querida Lupp por ayudarme a corregir el cap. uwu

Solecita, esperare tu opinión uwu

Kagami sostenía la mano de Kuroko con medida fuerza, caminando en dirección a la casa de su novio. Su sonrisa se ensancho más, si es que era posible. Novio, no podía creer que por fin Tetsuya fuera su pareja. Muchas veces, desde que descubrió sus sentimientos por su pequeña sombra, había soñado con tenerlo consigo, salir a jugar basket y pasar momentos divertidos juntos, pero con la diferencia que ahora también podía abrazarlo, besarlo y expresar su amor por él.

 

— ¿Kagami-kun? —Kuroko le llamo cuando llegaron a su casa y percibió que el otro no le soltaba, si bien no quería tampoco soltarle, tenía que entrar sino sus padres se preocuparían por su tardanza.

 

—Ah, lo siento. —Con cierto pesar, soltó la mano del otro, no sin poner una cara de decepción cuando lo hizo, emocionando a Tetsuya, quien sonrió lleno de ternura al ver la sincera expresión decepcionada del pelirrojo.

 

—Hasta mañana, Kagami-kun. —Se acercó para poder abrazarlo, él tampoco quería separarse de Taiga, sentía que este era un hermoso sueño. Temía despertar mañana y darse cuenta de que todo esto no había sido real.

 

—Descansa, Kuroko. —El pelirrojo le envolvió entre sus brazos y con lentitud acerco su rostro, buscando pacientemente un beso de despedida, uno que Kuroko no se negó a darle. Su ritmo era un poco torpe, pues en su vida había besado a alguien, sin embargo Kagami le guiaba bastante bien. Movía los labios con cuidado y, de forma silenciosa, le indicaba como responder, además de que solo eran suaves roces, nada profundo. Aun cuando eso le decepcionaba, también le aliviaba pues no quería quedar en vergüenza frente a Taiga.

 

— ¿Vienes por mí mañana? —La pregunta salió con cierto tono de timidez mientras las mejillas se coloreaban de un tierno color rosado.

 

—Aquí me tendrás temprano. —Aseguro un sonriente Kagami, mostrando incluso sus blancos dientes. Era genial saber que podría ver a su novio incluso antes de llegar a la escuela, solo por ese motivo se levantaría muy temprano.

 

—Entonces hasta mañana. —Repitió Tetsuya, usando toda su fuerza de voluntad para poder alejarse de Kagami y dirigirse a la puerta de su casa. Antes de entrar por completo, se despidió con un ademan de la mano y cerró la puerta. Cuando escucho el clic del seguro, se dejó vencer. Su emoción debilito sus piernas, así que se dejó caer lentamente al piso, mientras su rostro rojo era cubierto por sus manos. Kuroko sentía tanto calor que podría asegurar que le salía humo de las orejas; quería gritar, expresar su emoción e incluso rodar por el frío suelo pero debía contenerse hasta llegar a la privacidad de su cuarto.

 

Por otro lado, Kagami espero hasta llegar a la esquina para levantar el brazo y después retraerlo, dando un grito de victoria. Se apresuró a llegar a su casa, en todo el trayecto su sonrisa no se borró. Ni siquiera noto cuando un perro callejero, oculto bajo un anuncio, le ladro. No iba a permitir que nada arruinara su alegría. Kuroko había respondido a sus sentimientos, lo había hecho, aun no podía creerlo del todo.

 

—Ryôta se va a sorprender de eso. —Moría por contárselo a su amigo, demostrarle que sí podían cambiar las cosas, aunque Aomine fuera un poco más difícil. Saco su móvil y tecleo el número del rubio, esperando pacientemente a que le respondiera. — ¿Estará dormido? —Extrañado por ser mandado a buzón, Taiga se fijó en la hora. Realmente no era muy tarde y dudaba mucho de que el rubio estuviera ya dormido. Volvió a marcar unas cuantas veces más, pero obtuvo el mismo resultado. —Supongo que será mejor decírselo en persona. —Posiblemente estaba ocupado. Debido al partido, no pudieron comunicarse muy bien estos días, quizá estaba en su trabajo y él molestando de manera desconsiderada. Así que opto por mandarle un mensaje de texto, recordándole que el día mañana iban a tener una clase de cocina, que no se le fuera a olvidar comprar los ingredientes.

 

Kagami sonrió, definitivamente Ryôta abriría tanto la boca de la sorpresa cuando se entere de que Kuroko ya es su novio, que esta llegara hasta el suelo.

 

 

*~*~*~*~*~*

 

Kise tenía tiempo que ya había llegado a su departamento, se quitó su ropa y puso una pijama antes de envolverse en una manta y caer como peso muerto en su cama, con el celular a lado; el cual no dio molestia por un largo tiempo hasta que llegó un momento en el que empezó a vibrar e insistió por un par de minutos, identificando el número de Taiga, pero aun así no se atrevió a contestar. Sabía que le iba a preguntar por qué no había ido al partido y después de tanta insistencia por parte del pelirrojo terminaría contándole todo lo sucedido con Daiki, su sentir, su miedo, su desconcierto y por ahora no quería hablar de ello. Aun se sentía confundido, las ideas revoloteaban en su cabeza sin orden alguno, provocándole dolores de cabeza.

 

— ¿Por qué me besó? —Después de desahogarse en aquel parque, comenzó a pensar en muchas cosas, pero de todas siempre resaltaba esa pregunta. Recordando una y otra vez aquel beso, pudo identificar muchas cosas pero ninguna parecía cercana a la repulsión. Su corazón, que latía desbocado cada vez que lo recordaba, nublaba su mente y aparecían ideas tan irracionales que alimentaban su esperanza. Quizá le gustaba, quizá le quería, quizá por fin podía aceptar sus sentimientos.

 

Quizá, quizá, quizá. Un palabra tan pequeña que le causa conflictos, porque así como pueden ser esas posibilidades también está el quizá está jugando conmigo. Y ese era el que más le atemorizaba, porque ya estaba lo suficientemente lastimado por el desprecio de Daiki como para soportar ahora ser su juguete.

 

—Tengo miedo, Aominecchi. —Cerró con fuerza los ojos y nuevamente comenzó a llorar. ¿Por qué todo tuvo que complicarse tanto? ¿Quizá hubiese sido mejor el no haberse confesado desde un principio? Tal vez así no tendría que estar sufriendo todo esto.

 

 

*~*~*~*~*~*

 

Kagami dio un gran bostezo mientras esperaba recargado frente a la pared que estaba frente a la casa de Kuroko, así como le pasaba cuando tenía partidos, no pudo pegar el ojo en toda la noche debido a su entusiasmo, incluso en la noche estuvo volteando a ver una y otra vez el reloj, esperando a que la noche fuera más rápida y diera paso al día para poder ver a su novio. Incluso su desayuno fue muy apresurado, no se alimentó como acostumbraba, pero no le importaba siempre y cuando pudiera ver lo antes posible a Kuroko.

 

—Buen día, Kagami-kun. —Kuroko tampoco se libró del insomnio. No solo por la impaciencia de ver al pelirrojo, sino también por el absurdo temor de que estuviera soñando. —Perdón por hacerte esperar. —Se acercó sonriendo, siendo correspondido por Taiga.

 

—No te preocupes, vale la pena esperarte. —Soltó de una manera tan sincera y natural que provoco un sonrojo repentino en Tetsuya, aturdiéndole por unos segundos. — ¿Te sucede algo? —Preocupado de que su novio se cubriera la cara con el antebrazo, se acercó para ver que estaba mal.

 

—No… no pasa nada. —Desvió la vista, no podía soportar la mirada de Kagami, iba a desmayarse de seguir así. —Solo que eres demasiado sincero, Kagami-kun. Me vas a provocar un paro cardiaco. —Acuso divertido, aprovechando su cercanía para darle un fugaz beso en los labios. —Te extrañe toda la noche. —Declaro aun sonriente pero avergonzado por su osadía.

 

— ¡Tú eres el que me va a provocar el paro cardiaco! —Repelo también rojo, ese movimiento no se lo había esperado, por lo que el beso le tomó por sorpresa. Kuroko sonrió y Taiga correspondió, después los dos caminaron rumbo a la escuela, había un silencio tranquilo y cómodo, solo disfrutaban de la compañía del otro.

 

—Kagami-kun. —Quizá iba a romper su burbuja de felicidad, pero había algo carcomiéndole desde hace mucho y necesitaba que se le fuera aclarado. —En el receso, ¿Podemos hablar de…? —Se le hizo un nudo en la garganta, haciéndole bajar la mirada. Todavía el miedo le paralizaba.

 

— ¿De Ryôta? —Se animó el pelirrojo a complementar, sinceramente él no sabía que tenía que ver su amigo en todo esto, pero si algo sabía bien es que Kuroko no comentaba cosas sin importancia, todo lo que decía contenía cierto significado, al menos era así en los asuntos de importancia.

 

—Sí, sobre su relación. —Le dolía mucho mencionar y recordar esa parte, más cuando era consciente que ambos habían llegado más allá de unos simples besos.

 

— ¿Qué tiene de malo? —Cuestionó con sincera curiosidad. Tetsuya volteo a verle para repelar sin embargo la expresión de su novio le freno, realmente no veía que estuviera mal tener una relación con Kise.

 

— ¿Te parece si lo hablamos después? —No podía dejarse llevar por sus celos y ser impulsivo, por fin tenía al pelirrojo para él y desperdiciar eso por un arranque no era sabio. — Ya vamos a llegar a la escuela y, sinceramente, creo que vamos a necesitar más de cinco minutos para aclarar las cosas. —Al ver el desconcierto en Kagami, añadió. —Siento que estamos hablando de dos cosas diferentes, Kagami-kun, de ser así tenemos que aclararlas bien. —Le sonrió para calmarlo, lo que menos quería darle a entender es que estaba enojado o algo similar. Desconcertado sí, pero no podría enfadarse, además tampoco podría reclamar nada, ya que fue él quien se negó a tener algo con Kagami desde un comienzo.

 

— ¿Estás seguro? —Él podría saltarse las clases sin ningún problema. Afortunadamente no iban a tener práctica a causa el partido que tendrán después, por lo que podrían evitar incluso el regaño por parte del capitán y la entrenadora.

 

—Sí, yo quiero que todo quede claro desde el principio. —Le sonrió. —Ahora que tengo a Kagami-kun no pienso dejarlo ir por algo que posiblemente ni exista. —No tenía por qué precipitarse, Taiga no es de los que gusta jugar con las personas, de hecho era bastante ingenuo e inocente como para poder pensar en esas situaciones crueles donde más de uno puede salir lastimado. Por lo que primero debe tener todo el panorama de la situación antes de estar saltando a ideas que podrían no estar nada cerca de la realidad.

 

—Kuroko… —Le abrazó por el cuello y le atrajo hacía su cuerpo, quería besarlo.

 

—Espera… Kagami-kun. —No esperaba que su novio fuera capaz de hacer eso frente a los demás estudiantes, quienes pasaban a su lado para poder entrar al recinto. —No podemos. —De manera rápida le puso la mano en la boca y marco distancia, sus mejillas estaban tornándose de un color rojo y su corazón comenzó a latir con frenesí. Maldición, anhelaba ese beso, sin embargo sabía que no era el lugar para ese tipo de demostraciones.

 

— ¿Por qué no? —Frunció el entrecejo, no comprendía porque Tetsuya se negaba a darle un corto beso en los labios. ¿Será que realmente si está enojado?

 

—Hay gente, Kagami-kun. —Recalco lo obvio, notando que uno que otro curioso caminaba más lento para poder escuchar un poco de su conversación, pues su acercamiento no pasó desapercibido por muchos de los que se dirigían al interior del plantel.

 

— ¿Y eso qué? —No entendía el punto de remarcar lo obvio, era consciente de que había otras personas a su alrededor, era la hora de entrada a fin de cuentas. — ¿Te avergüenzas? —Quizá estaba presionando demasiado.

 

— ¿Avergonzarme? —Frunció el ceño cuando el pelirrojo asintió. — ¿De lo nuestro? —Añadió y Kagami volvió a asentir. —Claro que no, Kagami-kun, ¿Cómo puedes pensar eso? De ser así me hubiera callado mis sentimientos y dejarte con la creencia de que no me interesas. —Exclamo serio mientras comenzaba a caminar, si se quedaban más tiempo parados entonces los demás notarían que estaba ocurriendo algo. Kagami no tardo en seguirle.

 

— ¿Entonces por qué? —Insistió, quería comprender.

 

—Aquí en Japón no es muy común ese tipo de demostraciones, Kagami-kun. —Respondió mientras abría su casillero y sacaba sus zapatos para la escuela. —Incluso las parejas… de un hombre y mujer se limitan. —Añade, queriendo hacer lo más fácil posible la explicación para su despistada pareja. —Para nosotros… pues… no todos lo verían con buenos ojos. —Vio que Kagami comenzaba a fruncir más el ceño. —No me importan las opiniones de los demás, Kagami-kun, así que no comiences a hacerte ideas que no son. —Su luz era fácil de leer.

 

—Entonces ¿Cuál es el punto? Si no te importa lo que digan los demás…

 

—No quiero que nos molesten con eso. —Interrumpe de una manera algo apresurada. —Al no ser algo bien visto, al menos no por la mayoría, habrá personas que querrán molestar frecuentemente por eso. —Él lo había visto en Teiko, había una pareja que se atrevió a mostrar sus sentimientos en público y si bien la mayoría no les hizo mucho caso, hubo otros que les molestaban constantemente.

 

—Sí eso pasa entonces yo voy a darles una paliza. —Prometió el pelirrojo.

 

—Ese es el problema, Kagami-kun. Qué les harías callar pero eso significaría que tendrías problemas, te podrían incluso expulsar de la escuela. —Recalcó. Su novio no veía la magnitud a la que podía llegar esta situación. —No puedes resolver nada con la violencia, si te vas de aquí ya no podré verte todos los días y no quiero eso. —Refutó de una manera concreta, esperando que su novio entendiera mejor las cosas.

 

Taiga solo se quedó callado, tan adentrado estaba en la conversación que no se dio cuenta cuando entraron al salón y tomaron sus respectivos asientos. Se quedó pensativo y, de alguna forma, comenzó a analizar la situación. Él no quería ser expulsado, le gustaba la escuela más que por su rendimiento académico era por su equipo de basket y por Kuroko. Si peleaba, entonces no podría volver a este lugar y sería menos tiempo el que pudiera estar con su novio, no, él no quería eso.

 

— ¡De ninguna manera! —Exclamo al entender por completo el punto de Tetsuya, tapándose la boca cuando se dio cuenta de que los demás alumnos del salón volteaban a verlo.

 

—Por eso te pido que te abstengas a hacer ese tipo de cosas frente a la gente. —Cuando los demás volvieron a sus propios asuntos pudo seguir con la conversación. —No me avergüenzo y… puedo asegurar que yo también quiero besarte. —Admitió con cierta pena. —Pero sé cómo eres y si nos comienzan a molestar irías a por ellos, causándonos más problemas.

 

Ante la confesión, Kagami se quedó mudo. Maldición, jamás pensó que Kuroko sería muy sincero en lo que quería, provocando que su corazón acelerara su palpitar y su mente se quedara en blanco. Bueno, podría vivir con la idea de no tocar a su pareja en público, al menos no cuando haya mucha gente. Sonrió ante la idea de poderlo hacer de manera furtiva, en lugares escondidos e incluso en un fugaz momento donde la gente estuviera distraída.

 

—Está bien, comprendo. Prometo no hacerlo. —Repeló después de unos segundos de silencio. Sonrió y vio a Kuroko con un brillo travieso. —Puedo verlo como una ventaja, así cuando lo haga solo yo podré ver tus lindas expresiones. Serán momentos solo míos. —Determinó.

 

—Idiota. —Insulto bajo mientras hacía un hueco con sus brazos sobre el pupitre para ocultar su rostro, aquella declaración le había causado una fuerte ola de calor por todo su cuerpo. Así que debía ocultar su sonrojado rostro, esa oración había sido la cosa más linda que alguien le hubiese dicho nunca. ¿Por qué Kagami tenía que ser tan sincero en sus intenciones para con él?

 

—Kuroko. —Llamo después de unos momentos, antes de que el profesor entrara. Debía aprovechar esos escasos segundos para recordarle algo importante a su sombra, algo que esperaba decirle cada vez que fuera posible.

 

— ¿Hn? —Asomo su mirada sobre sus mechones azules, paralizándose y sintiendo su corazón queriendo salir de su pecho por la encantadora sonrisa que estaba contemplando, además de una mirada cálida que demostraba todo el amor que Kagami era capaz de darle.

 

—Te quiero. —Susurro para que solo fuera él quien lo escuchara, llenándole de una nueva y abrumadora emoción, obligándolo a ocultar el rostro nuevamente y sonreír tanto que hasta las mejillas comenzaban a dolerle. Definitivamente Kagami era la luz bajo a la que siempre querría estar.

 

 

*~*~*~*~*~*

 

Aomine soltó un fuerte bostezo, mostrando la poca energía que en esos momentos tenía. Sus ojos se mostraban cansado y las ojeras daban a mostrar que no había tenido un sueño reparador. Satsuki estaba preocupada, pues no deseaba que eso afectara su desempeño en la cancha, no porqué fueran a tener un enemigo poderoso, sino porque estaba consciente de que el moreno tenía el control de sus emociones pendiendo de un hilo y un disgusto fuerte podría acarrearle problemas. Cosa que ella tenía que evitar, desconocía por qué se había quedado atrás y a quien vio en el estadio, aunque podía darse una idea; la cuestión era ¿Fue una buena o mala conversación?

 

—Satsuki, almorcemos juntos. —Declaro Daiki mientras se frotaba los ojos, pues le ardían a causa del sueño.

 

—Está bien… —Acepto con cierta desconfianza. Son amigos, claro que sí, pero nunca compartían el momento del almuerzo, ella tenía un grupo de amigas con las que podía pasar el rato mientras que el moreno se retiraba a un lugar solitario donde comer y dormir un rato, al menos hasta que las clases comenzaban nuevamente.

 

Ambos se incorporaron y salieron del salón, bajo la atenta mirada de algunos. Pues ellos también conocían como era la interacción entre ambos y siempre era Momoi quien tomaba la iniciativa para la mayoría de las cosas, como el que hiciera los trabajos, entregara las tareas, aseara el salón y se fuera a entrenar al club; más nunca habían visto a Daiki tomar la iniciativa.

 

— ¿Me vas a decir que pasó? —Satsuki no quería quedarse con la curiosidad.

 

—Hable con Midorima. —Ya lo sospechaba.

 

— ¿Fue malo? —Ella sabía que Shintarô no era de los que daba consejos a menos que fuera muy necesario, así que debió ver mucha desesperación en su amigo como para aceptar hablar, una vez más, con él.

 

—No, fue… confuso. —Esa era la palabra que definía muy bien la situación.

 

— ¿Por qué? —Sabía que su renuencia a contar todo era falsa, pero siempre necesitaba un poco de insistencia para hablar de lo que le molestaba.

 

—Quiere que corteje a Kise. —Y es ahí de donde nacía su insomnio, sus inseguridades, dudas y un poco de flaqueo en la idea de hacer suyo al rubio.

 

—No es mala idea. —De hecho era una muy buena, ¿Qué mejor manera de demostrarle a Ryôta que Aomine iba en serio que cortejándolo?

 

—Satsuki. —Daiki se detuvo y volteo a ver a su amiga con seriedad. — ¿Cuántas novias he tenido? —Satsuki intentaba hacer memoria.

 

—Creo que ninguna. —Pese a que siempre compraba sus revistas eróticas, el moreno realmente no tenía experiencia alguna en cuanto a relaciones, un par de veces se había ido con chicas a pasar el rato pero no era nada lo suficientemente serio como para ponerle mucha atención.

 

— ¿¡Entonces como quieres que sepa como rayos es un cortejo!? —Su amiga debería ver el aprieto en el que se encontraba. Su experiencia en sexo era mucha, al menos sabía más de lo “básico”, sin embargo eso a un noviazgo como tal era un territorio completamente desconocido. Las chicas se le confesaban, nunca hubo una ocasión en la que pasaran las cosas al revés, él jamás mostro interés alguno en querer a una persona en específico.

 

—Bueno, ese sí es un problema. —Satsuki no estaba ayudando mucho más que para ponerle de malhumor. Él era consciente de que era algo que tenía que hacer solo, pues Midorima le había comentado que de esa manera vería el trabajo que cuesta volver tener otra oportunidad y apreciar a la persona que se quiere tener. Sin embargo no sabía cómo iniciar, en internet solo había cosas cursis, desde ramos de flores, chocolates y citas románticas; la última a su parecer era las más ridícula ya que estaba seguro de que después del beso, Kise le rehuiría cada que lo viera, añadiendo de que le dijo que era el peor, ¿por qué lo decía? Bueno, había muchas razones para responder aquella pregunta.

 

Lo que quería era cortar la distancia con él, no extenderla aún más.

 

—Sería ridículo que un hombre le mande flores a otro. —Eso era bastante obvio, no solo se veía cursi sino patético.

 

— ¿Por qué crees eso? —Satsuki le observo con seriedad. — ¿Por qué el regalar flores debe ser algo exclusivo para las mujeres? —Frunció el entrecejo. —Yo creo que si quieres expresarle tu amor no importa lo que digan los demás, si quieres llenarlo de flores para mostrar tu arrepentimiento, hazlo. —Le dio un ligero manotazo en el brazo. —Que pienses mucho las cosas no es algo común en ti, Dai-chan. —Sonrió con optimismo. —Tú eres de los que hacen lo que quieren, ignoran las cosas que no tienen importancia, entonces ¿por qué preocuparse por lo que los demás digan?

 

Tienes razón, Satsuki. —No iba a decirlo en voz alta, ya estaba lo suficientemente avergonzado por pedirle este tipo de ayuda como para levantarle más el ego a la fémina. Sin embargo eso no evitaba que Aomine apreciara aún más la amistad que tenía con Momoi, puesto que ella no se alejaba debido a que deseaba tener una relación con un hombre, contrario a ello le apoyaba incondicionalmente, cosa que dudaba otras personas pudieran hacer fácilmente. Con esto no quería decir que no existieran más personas como su amiga, pero así como había seres como Satsuki había otros que eran capaces no solo de abandonar a un amigo, sino volverse un enemigo. —Ya entendí, ya entendí. —Declaro con una sonrisa para calmar a su amiga. —Entonces… ¿flores como primer regalo están bien? —Volvió a caminar, con Satsuki a su lado, quien con una sonrisa comenzó a aportar sus ideas para los próximos regalos, siendo escuchada atentamente por Daiki.

 

Momoi tenía toda la razón, no tenía por qué importarle lo que dijeran los demás, si con eso lograba que Kise volteara a verle y otorgarle una oportunidad, sería capaz hasta de trabajar medio tiempo para comprar todo un maldito camión lleno de flores.

 

 

*~*~*~*~*~*

 

— ¿Y bien? —Kagami volvió a insistir, por fin las primeras clases habían terminado, por lo que podían hablar con tranquilidad, con trabajo se habían librado de la compañía de los otros tres, pues era una conversación de pareja. Kuroko suspiro, no sabía muy bien cómo empezar. Tenía que ser cuidadoso para evitar las malas interpretaciones o iniciar una discusión con el pelirrojo.

 

—Bueno… para ser sincero… pensé que Kise era tu novio. —Era mejor ir al grano, este era el punto principal, así que de ahí podían comenzar a desglosarse el resto de las dudas.

 

— ¿¡Ah!? —Taiga no esperaba ese tipo de comentario, ¿Por qué su sombra pensaba que él tenía una relación con el rubio? No había coherencia. — ¿Bromeas? ¿Por qué tendría una relación con Ryôta?

 

— ¿Entonces no fue o es tu novio? —Volvió a insistir, quería cerciorarse de que él era el único que tenía una relación con Kagami.

 

—Ryôta solo es un amigo. —Expreso con sinceridad, entendiendo menos lo que estaba pasando, no es como sí el estuviera haciendo algo que diera a entender que el rubio era algo más que un amigo, ¿o sí?

 

—Entonces… ¿los chupetones? —Aun aliviado como se sentía, quería respuestas, deseaba darle claridad a los enigmas que se fueron presentando poco a poco hasta llegar a uno que, en cierta forma, le confirmaba en esos momentos que su relación era mucho más profunda que la de una simple amistad.

 

— ¿Cuáles chupetones? —La ingenuidad del pelirrojo enternecía y exasperaba a Kuroko en estos momentos, puesto que eso significaba que tenía que explicar cada una de las situaciones que se fueron presentando.

 

—Un día, cuando nos estábamos cambiando en los vestidores, el capitán vio las marcas en tu cuello. —No podría olvidar aquel momento, pues fue cuando sintió una fuerte opresión en el pecho y la idea de que estaba teniendo una relación con el rubio le asusto en demasía, aun cuando era consciente de que él había provocado ese posible resultado. —Tú dijiste que esas marcas te las había hecho Kise-kun.

 

—Ah, eso. —Kagami no esperaba que se viera de esa manera, él solo había respondido con sinceridad para quitarles de la cabeza a sus compañeros de equipo la absurda idea de que tenía novia, pero al parecer había dado hincapié a otra idea más absurda. —Ryôta me convenció de que le enseñara a cocinar, esa vez le mostré como hacer unos huevos… pero el idiota tiro un poco de agua al aceite, el cual comenzó a brincar y yo estaba lo suficientemente cerca para que me cayeran unas cuantas gotas. —Explico. —Por eso me quedaron esas marcas, eran quemaduras leves.

 

— ¿Y los almuerzos? —Volvió a cuestionar, sorprendido por la respuesta dada por su novio, no tenía por qué dudar de Kagami, una de sus grandes virtudes era su sinceridad. Pese a ello, le costaba un poco de trabajo creer que los posibles malos entendidos fueran, quizá, solo una creación de su imaginación. —Kise-kun te hacia los almuerzos. —Insistió.

 

—Bueno… —Se rasco la cabeza. —Alguien tenía que probar su mejora. —Eso había sido lo más difícil de ser el maestro de Kise, pues no sabía en qué momento iba a probar algo muy salado, empalagoso o amargo. —Aunque ese almuerzo estaba un poco quemado y no tenía buena pinta poseía un buen sabor.

 

—Entonces, ¿Lo de que le enseñabas cosas ricas y que quedaban exhaustos…?

 

—Intenta enseñarle a Ryôta a cocinar. —Exclamo con cierta frustración ante los recuerdos. —Era muy desordenado, impaciente e impulsivo. Algunos de los platillos terminaban siendo un desastre descomunal, así que le obligaba a limpiar la cocina pero a veces era tan grande que tenía que ayudarle, más mis dolores de cabeza… era algo pesado. —Recordó una vez, donde estaban haciendo tortillas de huevo rellenas con verdura picada, no supo cómo y aun no lo sabe, pero esas malditas cosas estallaron como si fueran granadas de huevo, ensuciando casi toda la cocina.

 

—Los juegos… —El alivio y la vergüenza tomaban más fuerza con el pasar de las explicaciones de Kagami, aun no podía creer que su novio no se diera cuenta que la manera en la que las cosas se dijeron en su momento formaban gran parte de la causa de que se malentendieran las cosas, y no solo él sino también el resto del equipo.

 

—El pago de las clases es un par de juegos a la semana junto con una dotación de hamburguesas de Magi Burger. —Aun cuando no se notara, Taiga estaba trabajando muy duro dentro de su mente para comprender en que momento de todo esto había dado a entender que Kise era su novio, pero no podía ver los indicios en ningún lado.

 

—El que le dieras la llave para que se fuera esa vez… ¿solo fue por las clases? —Recordaba muy bien ese día, no solo porque iban a trabajar mano a mano con Touou para el torneo, sino porque sintió una gran tensión en el ambiente cuando se reunieron Kagami, Aomine y Kise. Era tan pesado que comenzaba a sentir que le costaba respirar, aunque no se había dado cuenta en ese momento por estar adentrado en su dolor de escuchar todo lo que estaba haciendo su luz con Ryôta; pese a que actualmente supiera que nada de lo que paso por su mente había ocurrido.

 

—No, quería que Ryôta se fuera de ahí pronto. —Su semblante pasó a uno más serio. —No puedo darte muchos detalles, no porque no quiera sino porque no es mi asunto pero… él necesitaba salir de ahí cuanto antes. —Esperaba que darle las llaves no hubiese dado lugar a otro malentendido pero, pensándolo bien, no a cualquiera le dabas la llave de tu casa ni con tanta facilidad. — ¡Y sea lo que sea que estas pensado puedo asegurarte que no pasó nada! —Añadió con cierto nerviosismo, hasta este punto podía interpretar que todo lo que hizo con Kise se desviaba a su “relación amorosa”.

 

—Te creo, Kagami-kun. —Tranquilizó Kuroko, riendo un poco al escuchar el suspiro aliviado del pelirrojo. Sin embargo poco duro ese momento, porque después de mucho pensarlo Kuroko sabía que tenía que aclarar lo más importante, algo que le había hecho decidir rendirse por completo, alejarse para que su novio fuera feliz.

 

— ¿Qué sucede, Kuroko? —Insistió Taiga al observar la seriedad de su pareja, sabía que algo le estaba molestando todavía.

 

—Solo falta una cosa, Kagami-kun. —Para Tetsuya no era necesario mencionar detalles menores. Sí, había otras situaciones que dieron a entender lo que ahora sabia era falso, sin embargo no importaba en cuantas veces pensara en una escena en específico, no había manera de que aquello hubiese sido algo de amigos.

 

— ¿Cuál? —Impaciente como es, el pelirrojo presiono un poco a su novio. Él quería que su relación fuera duradera, por lo que estaba dispuesto a responder a todas las dudas de Tetsuya, a confirmarle sus sentimientos y, si era necesario, aceptar condiciones. No tal cual que le prohibiera hablar con Kise, no, eso no tenía nada de malo, pero si aceptaría tener cuidado con sus acciones para que no se malinterpretasen.

 

Aunque dudaba que Kuroko fuera de poner condiciones para una relación.

 

—Te creo en que no tienes una relación con Kise-kun más allá de una amistad, pero en el partido que jugamos. Donde Aomine-kun y yo perdimos… —Le costaba decirlo, pero tenía que sacarlo. —Te vi, Kagami-kun. Vi cómo le dabas un beso a Kise-kun en los labios. —Fuera cual fuera la explicación del pelirrojo, no evitaría sentir celos. Aquellos sentimientos asesinos hacía el rubio no mitigarían tan fácilmente, quizá con el tiempo.

 

—Bueno… sobre eso… no quería besarlo realmente… pero tenía que hacerlo… no porque me guste… —Debido a la intensa pelea de ese día, aquel detalle no estaba del todo claro en sus memorias, sin embargo ahora que Kuroko lo decía se acentuaba como algo real y, debido a que fue visto por su pareja, el nerviosismo comenzó a apoderarse de él. Sabía que tenía que responder pero también debía pensar en cómo decirlo. La situación de Ryôta con Aomine era algo que no podía ir de boca en boca.

 

No creía que Kuroko fuera a divulgar la situación sentimental de su rubio amigo, pero tampoco se sentía cómodo explicando algo que no era asunto suyo. Ryôta confiaba en él para resguardar todo lo que ha sucedido desde aquella confesión que provoco, de una manera curiosa, que ambos se reunieran y compartieran el dolor de un amor no correspondido. Pero también debía responder, sino Tetsuya podría darse una idea equivocada y dictaminar que esta relación no podía tener futuro. ¡No, no, no! Kagami no quería que eso sucediera, apenas estaban empezando ¡Maldición!

 

—Ese no fue el primer beso que nos dimos. —No era la respuesta que Kuroko esperaba, incluso su expresión estoica se vio rota por aquella confesión. —Él estaba confundido. —El pelirrojo no se atrevió a levantar la mirada, no deseaba ver como lo estaba observando su novio después de aquella revelación. —Y esa vez, en el partido, estaba muy nervioso… así que pensé… más bien no pensé… solo quería ayudarlo y… lo que se me ocurrió en ese momento… pues…

 

— ¿Fue darle un beso? —No era su intención soltar esa declaración de una manera tan tosca, pero no pudo controlarse. Los celos le consumían, causaban un ardiente burbujeo en la boca de su estómago que le incomodaba.

 

— ¡Kuroko! —Temiendo la reacción del otro a causa del tono usado, Kagami le tomo de los brazos y dio una leve sacudida para obligarlo a verle a los ojos. — ¡Te quiero! ¡Me gustas! —Declaro con fuerza, jalándolo para poder abrazarlo, aferrando sus dedos en los cabellos azules aunque procurando no dañarlo. — ¡Eres lo más importante para mí! —Su miedo a los perros no era comparado con la idea de que Kuroko resintiera aquellos dos besos.

 

— ¿Kagami-kun? —Sorprendido por la reacción del pelirrojo y por las declaraciones dichas, aquel enojo se disipo como la llama de una vela sucumbiendo a un fuerte soplido. Tardo unos segundos, pero poco después logro corresponder al abrazo que se le estaba dando, acomodándose bien sobre el cuerpo de Taiga. —Lo siento, no debí haberlo dicho así.

 

—Ryôta solo es mi amigo, lo juro. Entre él y yo no hay nada más que una amistad. —Reafirmo, terminando de recargar su espalda en la pared, guiando a Kuroko a acomodarse, inconscientemente, a horcajadas sobre él. —Te lo dije antes, no es un asunto mío, son problemas que Ryôta tiene y… le afectan de cierta manera. —Se separó lentamente, enfrentando la mirada que le dedicaría Tetsuya. Para su sorpresa, este le veía con una sonrisa, ya más tranquilo.

 

—Está bien. Entiendo. —Respondió después de meditarlo bastante tiempo. —Solo no vuelvas a besarlo. —Declaro frunciendo el ceño y luego se acercó a sus labios. —Solo puedes besarme a mí, a nadie más. —Sus labios se juntaron en un suave roce, pese a la firmeza de sus palabras, Tetsuya se sentía tímido aun al mostrarle a Kagami su afecto.

 

El pelirrojo tardó un poco en responder, pero cuando lo hizo, sus brazos rodearon la cintura de Kuroko, apegándolo más a su cuerpo. Él podía cumplir muy fácilmente con esa condición, adoraba besar a Kuroko, sentirlo pegado a su cuerpo. Sintiéndose no solo aliviado sino más atrevido, delineo los labios de su sombra con la lengua, empujando suavemente contra ellos, una súplica muda para poder entrar y Tetsuya no le negó la entrada. Nervioso, abrió los labios y soltó un ahogado jadeo al sentir aquel húmedo musculo entrar y acariciar el interior de su boca.

 

Su pequeño cuerpo tembló ante una oleada calor que lo envolvió, sus manos se enterraron en las hebras rojizas y comenzó a ceder al beso, siguiendo torpemente los labios de Kagami. Su lengua se atrevió a rozar la ajena, danzando tímidamente entre ellas por un tiempo, hasta que tuvieron la necesidad de separarse para poder recobrar un poco de aire. Se vieron fijamente, ambos con las mejillas rojas pero siendo incapaces de poder dejar de mirarse, sonriendo cariñosos. Tetsuya le acarició la mejilla mientras que Kagami afianzaba su agarre.

 

Y justo cuando iban a volver a besarse, sonó la campana. El receso había terminado para disgusto de ambos, así que no les quedo de otra que recoger lo que había sobrado de su almuerzo para ir al salón.

 

—Confírmame una cosa, Kagami-kun. —Contrario a su novio, Tetsuya era más observador y pudo deducir algunas cosas mientras su novio le esclarecía los malos entendidos que en el pasado habían nacido. Así que se atrevió a hablar mientras bajaban las escaleras.

 

—Lo que quieras. — Kagami no tenía problema alguno en responder a cada una de las dudas de su novio con seriedad.

 

—El querer que Kise-kun se fuera rápido del lugar y lo del beso... ¿Fue porque paso algo entre Aomine-kun y él? —Le miró fijamente a los ojos y Kagami no tuvo que confirmar nada, la tensión en su cuerpo le dio la respuesta. Sonrió con cierto atisbo de tristeza. —Kise-kun, al igual que yo, estuvo o está enamorado de Aomine-kun desde secundaria, todos los de la Generación Milagrosa lo sabíamos… —Frunció el ceño e hizo una mueca reprobatoria. — Bueno, todos menos el cabeza hueca de Aomine-kun. —Se acercó a su pareja, que aún estaba asombrado por lo que Kuroko le estaba diciendo. —Contrario a mí, Kise-kun tuvo la prudencia de no decir sus sentimientos en ese momento. Así que Aomine-kun nunca supo del amor que Kise-kun le tenía… pero… de alguna forma… —Agacho por un momento la cabeza, pensando y reafirmando sus ideas antes de volver a ver al pelirrojo. —Creo que ese idiota ya es consciente de ello y, lo más lógico, es que haya explotado y…

 

—Eres asombroso, Kuroko. —Declaro el pelirrojo, aun no pudiendo creer que su sombra estuviera tan cerca de la verdad, él había sido lo más cuidadoso posible para no soltar tanta información que no concernía a las dudas que Kuroko le exponía sobre su relación con el rubio y aun así su aguda mente había deducido la situación que hacía sufrir a su amigo.

 

—Lo lastimo, ¿verdad? —Sonrió con cierta comprensión y algo avergonzado por la declaración de Taiga. —Aomine-kun a Kise-kun…

 

—Sí, lo lastimo mucho. —Declaro con cierto pesar. —Pero… yo siento que Ahomine no es tan indiferente a los sentimientos de Ryôta. —Eso nadie se lo quitaría de la cabeza.

 

—Lo sé. —Era una afirmación que, por el dolor a causa del rechazo de Aomine tiempo atrás, se negaba a verlo, además de que no había mucho tiempo para pensar en ello, pues a Tetsuya se le había ocurrido expresar sus sentimientos cuando todo en la vida de Aomine se estaba volviendo caótico, era lógico que no iba a estar de humor para sentimentalismos.

 

— ¿Eh? —Vio con asombro a su pareja. — ¿Por qué lo dices Kuroko? —Así que no era el único que pensaba de esa manera. Lo sabía, de alguna manera él estaba seguro de que Aomine tenía sentimientos por Kise, aunque fuera un idiota para no darse cuenta de que ahí estaban.

 

—Bastaba con observarlos jugar en Teiko. —Respondió tranquilo, ya no le dolía traer esas imágenes a su mente. —Por eso consideraba a Kise mi rival en ese momento, no por el basket, Kagami-kun. Yo sabía que, inconscientemente, Aomine-kun siempre buscaba la compañía de Kise-kun.

 

 

*~*~*~*~*~*

 

¡Demonios! ¿Por qué esto del cortejo tenía que ser tan complicado? ¿Por qué no hacer un maldito manual para que gente como él no tuvieran este tipo de problemas? Y para colmo de males hoy había otro partido, así que no disponía de mucho tiempo para decidir que malditas flores comprar. Añadiendo que, gracias al entusiasmo de Satsuki, acepto ser una especie de “admirador secreto”, teniendo como objetivo entusiasmar a Kise con los regalos antes de decirle quien era la persona que se los manda. Algo muy de novela romántica a su parecer, pero su amiga tenía cierto poder en él que le impedía decirle que no cuando sus malditos ojos brillaban con tanto entusiasmo.

 

— ¿Puedo ayudarle en algo? —Picado por la curiosidad, el encargado de la florería se acercó al joven que, por la expresión que tenía, estaba pensando duramente en que comprar.

 

—Flores, necesito flores. —Respondió lo obvio sin prestarle mucha atención al hombre que le había hecho la pregunta.

 

— ¿Para qué ocasión? —Extrañado por la pregunta, Aomine se atrevió a desviar la mirada de las flores que adornaban la banqueta, metidas en botes de agua para que no se secaran.

 

— ¿Cómo dice? —Frunció el ceño. Observo la persona que le sonreía con amabilidad, pese a ser un hombre entrado en los treinta, aquella sonrisa aún mantenía su jovialidad. De cabello castaño claro, ojos verdes y piel clara; sus ropas, siendo una camisa blanca y pantalón negro, eran protegidas por un grueso mandil de tono marrón, con hojas pegadas, muestra de que recientemente había trabajado en algún arreglo.

 

—Las flores tienen su idioma, joven. —Respondió con paciencia. —Cada una de ellas puede decir algo diferente. Amor, amistad, sinceridad, animo, etc. —Tomo varias rosas de distintos tonos. —Incluso el color indica algo diferente. Desde amor puro, primer amor, amor apasionado. —Volvió a dejar las rosas en su lugar.

 

— ¿Pueden…pueden decir…“lo siento”? —Cuestiono avergonzado, desviando la mirada mientras se rascaba la cabeza.

 

—Claro, quizá no una sola, pero juntando las flores correctas y que tengan los colores indicados, se podrá expresar tu arrepentimiento. —Ah, qué bonita era la juventud. Posiblemente ese chico había cometido algún error con la novia.

 

—No creo que se arregle solo con un ramo. —Suspiro pesadamente, las flores eran solo una parte de lo que tenía que hacer.

 

—Pero es un buen primer paso. —Animo el hombre. — ¿Es a una amiga o a la novia a quien quieres pedirle perdón? —Se aproximó a los botes y comenzó a combinar entre azules, blancas y rojas.

 

— ¿Qué tiene de que ver eso con las flores? —Cuestionó a la defensiva, no quería hablar con un extraño de sus sentimientos.

 

—El color azul simboliza la sinceridad de los sentimientos que quieres expresar y la felicidad que deseas para esa persona. —Explico mientras tomaba unos cuantos lirios azules, ignorando el tono osco usado por el adolescente. —La blanca es la pureza de tu amor hacia ese ser especial. —Acomodo las orquídeas blancas entre los lirios. —Pero el que tiene importancia es si es el color rojo que significa un amor hacia la pareja, un deseo intenso de que sea solamente tuya esa persona, el color rosa que es un amor más inocente, sincero, puro o el amarillo que representa a la amistad.

 

No muchos conocen el significado de los colores en las flores o que ellas mismas, por lo que son, expresan algo. Él, como un buen florista, aconseja a las personas que vienen a escoger un ramo como presente pero lamentablemente no muchas quieren escuchar, solo se dejan llevar por lo vistoso de sus colores o por lo popular de las flores. Sin embargo el joven que tenía en frente se mostraba interesado por su explicación, pese a la desconfianza que le tenía para expresar la situación por la que estaba pasando y le comprendía, no se conocían así no podía haber confianza, sin embargo él solo deseaba saber qué es lo que deseaba expresar y a que persona. Él, en su experiencia, sabía que no era hacía una amiga sino a alguien especial, alguien a quien se le da, a su parecer, el más bello de los sentimientos, el amor.

 

Por otro lado, Aomine se encontraba en una encrucijada, pues desconocía que hasta las flores tenían un significado, sino fuera por el hombre a su lado hubiera escogido las más simples o, en el peor de los casos, unas que no expresaran su arrepentimiento. Pensó seriamente en que color escoger; claro que quería decirle a Kise que lo quería solo para él, sin embargo también deseaba darle a entender que su amor iba a ser sincero, sin mentiras y, esperaba, que sin errores. Aunque en este último punto dudaba, ya que conociéndose sabía que en algún momento su impulsividad lo iba a meter en algún problema.

 

—Es la primera vez… —Realmente necesitaba ayuda, pero no podía hablarle a Satsuki, en estos momentos ya deberían estar preparando todo para ir al estadio. Él tenía que apresurarse e ir a casa para dejar el ramo y luego ir al partido, el tiempo apremiaba. —Le estoy cortejando, ¿sabe? —Admitió desviando la mirada.

 

—Entonces le recomiendo el color rosa. —Sin juzgarlo ni preguntar demás, recomendó el color indicado. —Está bien desear que esa persona especial sea solo para uno, pero si es un cortejo entonces primero debes darle a entender que tus sentimientos son sinceros.

 

— ¡Lo son! —Declaro con seriedad, haciendo sonreír aún más al florista.

 

—Bien, entonces rosas serán. —Exclamo tomando unas pocas y entrando a la tienda para poder empezar a acomodar el ramo, logrando que los colores armonizaran. — ¿De qué color quieres el listón?

 

—Azul. —Satsuki insistió mucho en ese detalle, según ella era una forma indirecta de decirle quien era su “admirador secreto”. —Oiga… esa persona… ¿sabrá el significado del ramo que le voy a dar? —Sería en vano tanto detalle si Kise no sabía lo que quería decirle, o quería que el significado de aquellas flores se perdiera y Ryôta solo creyera que era un detalle carente de importancia.

 

—No, puede que no, pero eso se puede arreglar. —Sin alterarse, aquel hombre tomo una de las tarjetas e blanco. —Veamos, ¿Cómo podríamos ponerlo sin que suene simple? —Pensó detenidamente en como acomodar las palabras. — Ah, cierto. Necesito el nombre de la persona quién van a ser dirigidas. —No podían olvidar ese pequeño pero importante detalle.

 

—Su nombre… —Rayos, no había pensado en eso, no podía decirle que eran para un chico, sería muy vergonzoso. — No, así no eres tú, Aomine. A ti no te importa la opinión de desconocidos. —Inhaló y exhaló discretamente antes de responder. —Kise, se llama Kise Ryôta. —Si quería algo con el rubio entonces no podía negarlo, sería como rechazarlo nuevamente y él no iba a cometer ese error otra vez.


Vaya, resulto ser un él en vez de un ella. —Se mostró algo sorprendido por la declaración, pero logro reponer su compostura, volvió a sonreír y se dedicó a escribir el nombre en la tarjeta. —Entendido, entonces es para Kise Ryôta. —Musito el nombre mientras lo escribía. Él no tenía por qué juzgar a las personas, ya que cada una tiene gustos distintos, en ropa, comida y la persona a la que se decide querer.

 

—No vaya a poner mi nombre… por favor. —La última palabra casi la dijo en voz muy baja, pero afortunadamente la otra persona logro escuchar.

 

—Disculpa, pero sino pones tu nombre entonces ¿cómo va a saber que tú la enviaste? —Eso sí que no tenía sentido.

 

—Aun no… aun no puede saber que soy yo… por favor. —Repitió y el hombre entendió de que trataba. Se volvió a entusiasmar, era raro ver en la actualidad a un joven que hiciera regalos secretos a la persona que desea enamorar. —Y la disculpa… bueno… no quiero que… sea tan obvia.

 

—Entendido, entonces… ¿Qué te parece algo como esto? —Escribió en su libreta y lo mostró a Aomine.

 

              Para: Kise Ryôta.

No conozco nada que inspire tanto

Como tu bella sonrisa.

                                                                    Te expreso mi amor sincero.

 

 

—Me gusta. —Eran palabras muy cortas y concretas pero que le gustaban como sonaban, además el hombre no se había equivocado del todo. Ryôta tenía una hermosa sonrisa, espontánea y sincera.

 

—Aquí tienes, mucha suerte. —De alguna forma le gusto el ramo, el celofán era transparente y el listón azul que amarraba las flores no poseía un moño complicado, pero daban un toque personal.

 

—Gracias. —Pagó y salió de ahí, aun corriendo procuraba que las flores no se maltrataran en el camino. Ya después pensaría como meterse a la escuela Kaijô, encontrar el salón de Kise y ponerle su regalo ante de que Ryôta llegara a su primer clase.

 

 

*~*~*~*~*~*

 

Momoi comenzaba a preocuparse y se movía de un lado a otro en la entrada del estadio, tenía poco de 10 minutos que todos los miembros del equipo habían llegado y ahora se preparaban para el partido y Daiki no aparecía por ningún lado. Aún tenía tiempo para llegar, pues eran ahora el tercer equipo, sin embargo eso no significaba que podía darse el lujo de llegar tarde; ella comprendía porque lo había hecho pero dudaba que ambos entrenadores estén de acuerdo en perdonar esta falta y para el colmo no respondía a sus llamadas.

 

—Tonto, Dai-chan. —Suspiro derrotada cuando su celular le mando nuevamente a buzón. Había sido mala idea dejarle ir antes del partido a conseguir el primer regalo de Kise.

 

— ¿A quién le dices tonto, Satsuki? —Con la respiración agitada, el moreno se acercó a su amiga, el sudor en su cuerpo le indicaba que había llegado corriendo.

 

—A ti por llegar tarde. —Repelo aliviada.

 

—Pero llegue, ¿no? —Contrarresto haciendo una mueca que mostraba su molestia. —Andando. —No queriendo seguir con aquella discusión, Daiki se adentró al edificio y su amiga no tardo en caminar a su lado.

 

— ¿Lo conseguiste? —La curiosidad de la chica pudo más que su prudencia.

 

—Sí, ya está en casa. —Y bien resguardado para que su madre no se diera cuenta.

 

—Significa que todo va de acuerdo al plan. —Comento Satsuki muy emocionada, ahora solo debía conseguir la información que su amigo requería para llegar sin problema al salón de Kise y poner el ramo en su lugar, iba a ser algo complicado pero de esta manera el moreno iba a demostrar lo que estaba dispuesto a hacer para conquistar al rubio.

 

—Lo difícil no fue comprarlas. —Le recordó. — ¿Cómo rayos quieres que las ponga en su pupitre mañana? ¿No sería más fácil dejarlas en la puerta de su casa?

 

—Por enésima vez, Ahomine, el que no arriesga no gana. —Momoi se cruzó de brazos y vio con reprobatoriamente a Daiki.

­

 

— ¿Y qué si alguien me ve y le dice a Kise? —Él no quería hacer el ridículo y menos en escuela ajena.

 

—Tranquilo, conseguiré la ruta más segura para que nadie te vea. —Tranquilizó, tenía mucha confianza en sus habilidades. —Tendrás que ir muy temprano, Dai-chan, en la mañana solo están practicando los que tienen club, así que es cuando los pasillos de la escuela están prácticamente solitarios. Puedes aprovechar ese momento para entrar, ir al salón de Kise, dejarle el ramo y salir de ahí. Es muy sencillo. —Satsuki se encogió de hombros y siguió caminando bajo la mirada de Aomine, pues no estaba de acuerdo en el plan, sentía que algo podría salir mal.

 

—Tengo un mal presentimiento de eso. —Susurro un resignado moreno, pero Satsuki desestimo el problema.

 

—No te preocupes, Dai-chan. Con mi guía todo será… per… fec… to… —La mirada de Momoi apuntaba hacía enfrente, sus ojos abiertos en desmesura, su cuerpo se paralizo y el corazón bombeaba dolorosamente.

 

Lo que estaba viendo rompía en añicos sus sentimientos, matando cualquier atisbo de esperanza que estuviera arraigada a su corazón. Sintió un hueco en el estómago al mismo tiempo que un escalofrió recorría su espalda, lento, como si fuera una serpiente sigilosa que se aproximaba a su presa. Por más que intentaba mover su cuerpo, no tenía las fuerzas para ello.

 

— ¿Satsuki? —Aomine, adentrado en como tenía que llegar al salón de Kise, se desprendió un poco de la realidad, así que tardo en enfocar lo que había paralizado a su amiga y le hacía poner una expresión de inmensa tristeza. Jamás la había visto así, con el cuerpo tenso, la mirada dolida y silenciosas lágrimas recorriendo sus mejillas.

 

Dirigió la mirada a donde observaba Momoi y, sorprendido, lo vio. En la pared estaba Tetsuya, siendo cubierto por el cuerpo de Kagami, quien estaba besándolo profundamente.

Notas finales:

Y saben, acepto cualquier cosa jajajajaja

Criticas, consejos, etc uwu

Cuidense.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).