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Fingiendo que no te amo. por LycanZero

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Notas del capitulo:

Después de siglos de no actalizar les traigo aquí un cap. más nwn

Sí, sé que me tarde demasiado y que much@s llegaron a pensar que había dejado abandonado este fic, pues no. Simplemente que hay muchas cosas que hacer y el tiempo nunca me apremia, así que... no me odien pero no tengo un limite de entrega u.u

Soy impredecible en ese aspecto.

 

Gracias a Erza-san, mi beta, por dejar mis fics con una buena presentación.

Fukuda corría con desespero hacia el gimnasio, algo había pasado y, por experiencias anteriores, sabía que si la entrenadora estaba con una expresión aterradora plasmada en la cara no auguraba nada bueno para el equipo. De por sí habían comenzando a tener serios problemas con la pareja “estrella”, nadie sabía qué estaba pasando exactamente pero tanto luz como sombra no podían coordinar como antes. Primero había sido Kagami quien de un momento a otro era incapaz de recibir los pases que Kuroko le enviaba, los recibía de una manera sosa o los dejaba ir por estar dormido en los laureles. Aquello pasó, y cuando vieron que de nuevo trabajaban en armonía todos suspiraron con alivio ya que pensaron que todo volvería a estar bien, pero el gusto les duró poco.

 

De alguna forma ahora era Kuroko quien no podía coordinar a la perfección con Kagami, en varias ocasiones el balón se dirigía hacia el rostro del pelirrojo o alguna parte de su cuerpo muy diferente a sus manos y si no fuera por los reflejos de Taiga que le ayudaron a esquivar la mayoría de esos pases estaría lleno de moretones. Además el pelirrojo gruñía y se enfadaba cuando esto sucedía, reclamando a Kuroko, pero el peli azul simplemente bajaba la cabeza y se disculpaba, asegurando que no era su intención lastimarlo.

 

La entrenadora, Kiyoshi y Hyûga intentaron hablar con Tetsuya, sin embargo éste se desaparecía en el momento en el que ellos parpadeaban entendiendo de esa forma que no deseaba hablar con nadie. Todo el equipo estaba perturbado, no tanto por cómo les afectaba a nivel deportivo sino por la impotencia de ver que no podían hacer nada porque sus kouhai no se los permitían. Ahora una nueva crisis podría atacar al equipo, fragmentado como se encontraba, Riko temía que no pudiesen soportar la noticia que iba a darles. Era obvio que se había negado al principio pero siendo más una estudiante que entrenadora a ojos del director no tuvo otra opción más que aceptar este acontecimiento.

 

-¡Tenemos problemas! —Fukuda interrumpió en el momento adecuado ya que Kagami estaba harto de los golpes “indirectos” que le había dado Kuroko en esta última práctica. Quería agarrarlo y llevarlo a un lugar solitario para exigirle que le diese una explicación de la actitud agresiva que tenía hacia él. Estaba cansado de que sólo se disculpara pero que siguiera intentando pegarle. No podía demostrar que era mejor luz que Aomine si Tetsuya se negaba a cooperar.

 

-¿Qué pasa ahora? — Hyûga ya estaba cansado de todo lo que sucedía, la impotencia y su sentimiento de fracaso como capitán iban en aumento. No sabía qué pasaba con sus compañeros de equipo y por ende no podía resolverlo. Frustrante. Era la única palabra con la que podía describir esta crisis.

 

-La entrenadora está enojada. —Un frío repentino cubrió la cancha en un parpadear, incluso la ardiente ira de Taiga se había esfumado con la simple oración que el otro chico había dicho. Riko se enojaba de vez en cuando debido a algunos errores o tonterías que hacía alguno de los ahí presentes, sin embargo sabían cuando realmente estaba enfadada.

 

Con tiempo y observación los de primer año lograron comprender la diferencia entre un enojo “tranquilo” y un enojo “serio”. Y si lo que Fukuda anunciaba no era otra cosa más que la verdad, entonces debían que prepararse para lo peor. Fueron largos los segundos en los que esperaron a que la entrenadora llegara. El silencio dominó el lugar y esperaron como buenos soldados a la orden de su general. Riko tenía el ceño fruncido y sus labios estaban tan apretados que formaban una perfecta línea recta.

 

-¡¡Reúnanse todos!! — Gritó a todo pulmón aquella orden, la cual fue acatada de inmediato. Sus ojos castaños escanearon a cada uno de los integrantes, causando un escalofrío en todos ellos. — Tengo una noticia que darles… y no creo que les agrade…

 

 

 

***************

 

 

Kise se movía con más fluidez en la cancha, sus miembros respondían con gran rapidez a los bloqueos que los demás jugadores le hacían. Sus saltos, velocidad y fintas iban mejorando día a día desde que se puso a jugar one on one con Kagami. Aunque aquellos juegos eran muy diferentes a los que tenía con Aomine, eran más emocionantes, el ganador no era siempre el mismo, en ocasiones era Kagami quien ganaba y en otras obviamente era el rubio quien podía saborear la victoria. Además sus habilidades culinarias se habían desarrollado un poco más, en ocasiones aún se le quemaban platillos o freía de más el pescado para dejarlo casi como un carbón. En fin, defectos que el pelirrojo le aseguraba poco a poco irían desapareciendo.

 

La verdad es que las clases, partidos y convivencia con Taiga le habían distraído demasiado al punto en que eran raras las ocasiones en las que en su mente aparecía la imagen del moreno o que en sus recuerdos retumbara su voz que con frío desprecio rechazó sus sentimientos. Quizá podía parecer exagerado, pero cuando había soñado con aquel momento terminaba despertando con un poderoso llanto cubriendo su rostro. El pecho le dolía con tan sólo traer aquel horrible momento a su mente, sin embargo, Kasamatsu o Kagami siempre habían estado ahí para hablarlo.

 

Las clases de cocina habían disminuido un poco su frecuencia debido a que el dinero de la compra de ingredientes más los pasajes para ir a casa de uno u otro eran bastante como para sustentarlo con la mesada que se les daba, además a Kise se le había disminuido un poco el trabajo en esta temporada por lo que su pago era cada vez menor. Por ello habían decidido que fuese cada fin de semana en los que se quedaban en una de las casas, dependiendo de a quien le tocara ser el huésped de aquellos tres días, -viernes, sábado y domingo-.

 

Eran días divertidos, más porque se dedicaba a estar en la cocina, jugando videojuegos o compitiendo con el pelirrojo. Había encontrado en aquel chico a un buen amigo con el que compartía no sólo el mismo doloroso amor sino también esa pasión por el básquet y, aunque suene imposible, el amor a la cocina. La camaradería que se formó entre ellos fue de una manera extraña, eso lo admitía, pero no cambiaría nada de ello. Muchos podrían decir que Taiga es un idiota, despistado e impulsivo en la mayoría de las situaciones, sin embargo todo eso palidecía cuando decía las cosas con sinceridad, porque brotaban con una sabiduría tan increíble que lograban hacerte reflexionar verdaderamente.

 

-Kise deja de soñar despierto — Kasamatsu le pateó como siempre, sacando al kouhai de su ensoñación. El rubio chilló de manera dolorosa por la forma bruta en la que fue tratado por su senpai.

 

-¡Eso dolió, Kasamatsu-senpai! — Infantiles lágrimas brotaban de los ambarinos ojos mientras se sobaba con dramatismo la parte dañada.

 

-¡Cállate! Estás desconcentrado, te ves más idiota, así que cambia esa expresión. —Yukio agradecía que el rubio volviera poco a poco a lo que era antes. Pensaba que tendría que lidiar con su aspecto deprimente más tiempo pero agradecía que no fuese así. Al rubio aún le dolía el desprecio que le había hecho Aomine pero sabía que era fuerte y que poco a poco lo superaría hasta dejarlo como un recuerdo amargo en algún rincón oscuro de su mente. Suficiente tenía con andarle cuidando de que no estuviera de coqueto con las fans que venían a verlo y que cumpliera debidamente con los entrenamientos.

 

-Qué cruel es, senpai — El rubio infló sus mejillas para hacer un puchero sin embargo obedientemente tomo un balón y comenzó a practicar. Tenía que mejorar si quería demostrarle a Daiki que podía ser un digno rival, se lo había prometido a Kagami así como éste le prometió demostrarle a Kuroko que podía ser una excelente luz.

 

Aún no comprendía como Tetsuya había despreciado a Kagami, si en las pocas ocasiones en las que había logrado hablar a solas con él, éste hablaba maravillas del pelirrojo y se notaban ápices de sentimientos profundos cuando le mencionaba. De alguna forma Kise se dio a la idea de que el peli azul estaba comenzando a enamorarse de su nueva luz, pero al parecer se había equivocado. Lamentablemente Taiga sí se había enamorado completamente de Kuroko y la consecuencia fue su corazón roto. Lástima. Si él fuera Kuroko hubiera aceptado ser…

 

-Kise ¿qué te he…?—Kasamatsu iba a reprender de nuevo a Ryôta al ver que se quedaba quieto de repente, sin embargo lo que lo hizo callar fue la inexpresión en su rostro. Es como si se hubiese convertido en una estatua. — ¿Kise? —Todos los del equipo comenzaron a ver que el rubio se movía de manera lenta, como un robot y veía a su senpai con una mirada indecisa.

 

-Senpai… ¡Golpéeme de nuevo! — Kise tomó a su capitán de los hombros y comenzó a sacudirle con cierta desesperación pero también con la intención de provocar a Kasamatsu e hiciera lo que sabía hacer mejor, golpearle. Los demás miembros del club le veían con desconcierto, el repentino cambio de Ryôta era incomprensible.

 

-¡Detente, idiota! —Yukio logró zafarse de aquel agarre y poder dar un fuerte coscorrón en la cabeza rubia, aunque su mirada mostraba atisbos de seria preocupación. Aun cuando dijeran que era muy frío, la verdad es que Kasamatsu es alguien responsable y que muestra sincero interés en los problemas de cada miembro del club. Y ahora estaba muy preocupado por el As del equipo, quien repentinamente comenzó a mostrarse histérico sin motivo aparente. —Trae mi celular. — Ordenó de manera firme a uno de los de primero. Esto no estaba bien, el rubio no quería hablar, sólo actuaba como un niño asustado de algún monstruo. Llorando con desespero, moviéndose cual bestia enjaulada y murmurando cosas incomprensibles para sus oídos. ¿Qué había pasado?

 

Maldecía el momento en el que le dio el consejo a Ryôta de que se arriesgara en confesarse a Aomine Daiki, desde que lo había hecho la vida de su kouhai había dado un giro de 360° y a veces sus cambios repentinos de humor eran tan desconcertantes que sólo podía pedirle consejo a una sola persona.

 

 

 

*************

 

 

Satsuki caminaba cerca del entrenador e Imayoshi, habían sido convocados por el director para dar una excelente noticia, al menos así lo era para el encargado de la escuela ya que lo veía como una oportunidad para poder realzar la popularidad del club de básquet. Aunque era el único que lo veía así y se debía a que no comprendía la gravedad del asunto, desde hace días que Aomine estaba demasiado huraño, muy agresivo y no sabían si decirle lo que había sido dictado por la “cabeza” del instituto le haga algún bien, pero no tenían alternativa, órdenes eran órdenes y había que cumplirlas.

 

-Normalmente me alegraría una situación como esta. — Admite Imayoshi se forma seria para luego sonreír con nerviosismo. — Primero porque tendría una oportunidad de jugar de nuevo antes de graduarme y  segundo porque podría hacer enojar a Aomine al decirle en qué consiste esto pero… ahora no estoy tan seguro, podría decirse que incluso no quiero contarle nada, ha estado demasiado agresivo.

 

Y Momoi era la única que sabía parte del motivo de porqué su amigo actuaba de esa manera. No es como si Aomine se lo hubiese contado, ella lo había visto. La mirada fija aquella noche era en dirección a Kise quien estaba hablando animadamente con Kagami, fue en ese instante en el que había pensado algo similar a “con eso Dai-chan entenderá mejor sus sentimientos”. Sin embargo Daiki no sabía nada de eso, si bien había tenido encuentros casuales con una que otra chica de curvas exorbitantes, nunca hubo sentimientos de por medio y era eso lo que en estos momentos causaba una enorme y frustrante confusión en el moreno.

 

Iba todos los días a practicar sin falta, de eso nadie podía quejarse. El problema recaía en que se comportaba demasiado agresivo, moviéndose de un lado a otro como si fuese una pantera enjaulada y que buscaba de manera desesperante la forma de salir, porque de no hacerlo terminaría muerto por aquel sentimiento claustrofóbico que le envolvía. Sus compañeros ya tenían incluso pavor de cometer el más mínimo error, porque terminaban bajo la mirada y fuerte reprimenda de Daiki.

 

-No hay opción, es nuestro deber comunicar esto al equipo. —El entrenador se pasó la mano por su cabello, mostrando así que no estaba muy seguro de cómo decirlo. Lamentablemente era una orden que no podía ser apelada porque se trataba ya de algo oficial, si bien era nuevo, fuera de lo común e inesperado seguía siendo algo que ya habían decidido los altos mandos de la Asociación del Deporte de la prefectura de Tokio*.

 

Satsuki sólo asintió, no estaba muy segura de qué decir. Se preocupaba mucho por su amigo pero también entendía que si quería que Daiki sacara la cabeza del hoyo en la que la había metido tendría que ser extrema y llegar hasta las últimas consecuencias, rezando e implorando a cuanta deidad conocía de que su impulsivo amigo no vaya a echar a perder más las cosas de lo que ya estaban. Inhaló y exhaló largamente al verse ya entrando al gimnasio. Todos seguían practicando en una de las mitades de la cancha mientras que Daiki se movía con rapidez en la otra mitad.

 

-¡Reúnanse! — Gritó el entrenador para llamar la atención, el entrenamiento matutino estaba a punto de terminar, así que tenían que hacer el movimiento ahora si querían llegar en la tarde a practicar. — Sé que es repentino pero… los regulares del equipo se irán conmigo y Momoi-san a la preparatoria Seirin para la práctica de la tarde. — Aquel anuncio causó de manera inmediata el bullicio entre los chicos y Aomine prestó más atención a lo que estaba diciendo aquel hombre. Frunciendo el ceño cada vez más al entender que no se trataba de ninguna broma.

 

-¡¿Por qué tenemos que ir hasta allá, entrenador?! — Wakamatsu, el chico de pelo rubio claro, peinado en punta, corto por delante y largo por detrás; alto y musculoso, exigió saber a qué se debía tan “brusco” anuncio.

 

-Debido a que tenemos que hablar con ellos de la dinámica que se llevará a cabo en este mes y medio de preparación para los entrenamientos. — Explicó intentando buscar las palabras adecuadas para decir el objetivo de todo esto, sabía que todos los miembros del equipo deseaban saber más, se les notaba en sus rostros confusos.

 

-Harunoyoru**, es un festival planeado por la Asociación del Deporte para la primavera — Comenzó a decir Momoi bajo la inquisitiva mirada de Aomine. — Es algo que se quiere intentar para que no se apague por tantos meses la emoción que se vivió en la Winter Cup, sin embargo debido a la inesperada creación de este torneo y a lo cercano de la fecha de la final que sería el 21 de Marzo, se ha acordado que para disminuir más rápido los equipos participantes se fusionaran dos equipos de distintas escuelas, con la finalidad de reducir dichos participantes a la mitad…

 

-Sin rodeos Satsuki — Ordenó el enfurruñado moreno, no entendía mucho de lo que estaba pasando. Lo único que logró comprender claramente es que habría un nuevo torneo y eso causaba que su sangre comenzara a hervir por la emoción.

 

-Como dijo Momoi-san, con la intención de reducir el número de participantes dos escuelas de la prefectura de Tokio formarán un solo equipo. En nuestro caso, el aliado que nos ha tocado es la preparatoria Seirin, esta decisión fue tomada por una selección al azar. Por ello debemos ir a su preparatoria para comenzar a hacer los preparativos para crear los horarios de entrenamiento — Explicó el entrenador lo mejor posible. El asombro en todos los rostros presentes no pudo ser ocultado, incluso Aomine estaba estupefacto con lo que había oído, no sólo sería un nuevo torneo de básquet sino que tendría que trabajar codo a codo con Tetsuya y su nueva luz, Kagami Taiga, el único chico que ha logrado vencerle.

 

En ese momento todo en su cabeza dio un “clic” y lo llevó a aquel día donde vio al rubio esperando por Kagami, irse juntos y tener una cómoda charla en Magi Burger. También recordó los molestos sentimientos que tomaron posesión de su cuerpo. Aquel deseo de interrumpir la conversación y golpear al pelirrojo sin motivo aparente le habían dominado al punto de que, con una excusa barata, emprendió la huida del lugar. Él mismo se había sorprendido de su impulso por ello decidió irse lo más rápido posible, pero ahora no había escapatoria, tendría que convivir y trabajar junto Taiga para disfrutar de un buen partido. Si hubiese sido en cualquier otro momento no se hubiera negado, haría cuanto fuese para volver a jugar básquet y tener sus revanchas.

 

-Di… disculpe, Momoi-san —Sakurai, con claro nerviosismo, se atrevió a levantar la mano. Cuando los ojos de sus compañeros se concentraron en él bajó la cabeza y sus mechones castaño claro taparon su visión. Los nervios y el pánico comenzaban a hacer mella en él. —Sólo… sólo Tokio…

 

-Este torneo sólo se llevara a cabo con las escuelas de la prefectura de Tokio, en cierta forma nos utilizarán como “prueba piloto”, para ver si este torneo tiene resultados favorables. —Imayoshi, que en casi todo el tiempo se había mantenido al margen, comenzó a hablar de la situación en la que realmente está — Aquí no habrá participación de toda la Generación Milagrosa, sólo habrán dos, no, tres de ellos.

 

 

 

***************

 

 

Todo el equipo de Seirin se había quedado callado, procesando con demasiada lentitud la noticia, o mejor dicho la bomba que Riko había soltado sobre sus cabezas. Habría un nuevo torneo pero no debía ser muy largo, por ende decidieron que dos escuelas fusionaran sus equipos de básquet. Aun así, de todas las escuelas que pudiesen haberles tocado, tendrían que hacer equipo con Touou. Un rival que tenía en sus manos a la estrella de la Generación de los Milagros, Aomine Daiki.

 

Y ése era otro problema aunque todos los del equipo lo ignoraban. Kagami no estaba preparado para enfrentar a Aomine, no estaba seguro de contener su impulso de querer golpearlo hasta el cansancio por todo lo que sabía, y ahora surgía esta situación. Estaba seguro de que Kuroko aprovecharía esta oportunidad para volver a acercarse al moreno y, por ende, restablecer el lazo que se rompió hace tiempo. No, no podía permitirlo, no estaba dispuesto a perder a Tetsuya sin si quiera haber empezado la batalla.

 

-¿Por qué con ese equipo? —Hyûga preguntó al salir del shock.

 

-Fue una selección al azar, podría decirse que fue el destino quien lo decidió — Respondió Riko llevando sus manos a la cintura. — Escuchen, ya se ha hablado con el director de Touou y el equipo vendrá al entrenamiento de la tarde para poder empezar a planear todo esto. No tenemos mucho tiempo, la culminación del evento tiene lugar cuando inicia la primavera, así que tenemos un mes y medio para acoplarnos a su ritmo de juego y que ellos se acoplen al nuestro…

 

-Espera un momento, ¿eso no será contraproducente en un futuro? —Koganei le vio con suma preocupación. Mitobe asintió igual de angustiado, estando de acuerdo con lo su amigo decía. — ¿Acoplar dices? Significa que entenderán nuestra forma de juego… volveremos a enfrentarlos en el próximo Interhigh, ¿eso no es malo?

 

-¡Ya lo sé! — Aida mostró su preocupación, ella era la entrenadora, entendía muy bien lo que significaba el dejar que “extraños” entendieran por completo la forma de su juego, pero el director no comprendía esos riesgos, el viejo estaba feliz de que fueran los campeones y participar en otros torneos le era favorable para la reputación de la escuela y del equipo de básquet, más si volvían a ganar de nuevo. — Ya sé a qué nos arriesgamos, pero no tenemos opción. Nuestro club aún es reciente y aun cuando ya ganamos uno de los dos torneos más importantes de la liga de básquet, el director puede disolverlo con solo el chasquido de sus dedos. Lo único que podemos hacer es obedecer.

 

 

No, eso no les agradaba. Mostrar todo el arduo trabajo para desarrollar su forma de juego como equipo así como si nada no era algo que les gustara, pero tampoco podían poner en riesgo al equipo sólo por su egoísmo, por querer ser receloso con esto. Había un torneo, el director les inscribió, lo único que podían hacer es jugar al máximo y divertirse, como lo decía Kiyoshi.

 

-Entonces sólo nos queda desarrollar un estilo nuevo, ¿no? —Todas las miradas se dirigieron a Kagami, su mirada fiera veía hacia el futuro, uno donde estaría trabajando en equipo con Aomine, una idea que era de sumo desagrado pero si el destino decidió que ya era hora de enfrentarlo y ganar entonces no huiría. — Si aprenden nuestra forma de juego, sólo tenemos que crear una nueva. Detenernos por algo así… no debería ser… —Comenzó a bajar el tono agresivo de su voz cuando comprendió que comenzaba a faltar el respeto de nuevo a sus superiores.

 

Pero nadie le reclamó nada, al contrario, se sintieron tranquilos por lo que el pelirrojo decía. El chico tenía razón, ellos habían peleado mucho para poder llegar a su meta, mejoraron cuando tropezaban así que no había que temer, este equipo es fuerte y sabía salir adelante ante las adversidades, si Touou se acoplaba a su estilo de juego entonces sólo tendrían que esforzarse para hacer uno nuevo, como el As había dicho. Sí, no había ya nada que temer.

 

Kuroko sonrió cuando notó que todo su equipo se relajaba y de reojo vio a Kagami, este tenía la mirada fija en algún punto del gimnasio así que no pudo sentir la mirada azulina sobre él. Tetsuya admiraba esa virtud de su luz, aunque era un poco torpe en expresar las cosas en palabras su sinceridad le ayudaba a equilibrar las cosas. Un ser que aceptaba los retos que venían hacía él, no detenerse cuando un obstáculo más grande se ponía enfrente y disfrutar cada momento de la vida era lo más atractivo de Kagami.

 

Tetsuya negó lentamente con la cabeza y bajó la mirada, su corazón había comenzado a palpitar de forma errática, a tal punto que sentía que se saldría del pecho y sus mejillas ardían a causa de lo acaloradas que estaban. ¿Qué era esto? Simple, eran las reacciones que últimamente tenía cuando se quedaba mirando y pensando en lo atrayente que se le hacía su luz. Desde que se enteró de la relación que poseía con Kise su humor parecía un vórtice descontrolado, a veces estaba feliz de hablar tranquilamente con Kagami pero ira incontrolable surgía desde sus entrañas cuando el pelirrojo contestaba un mensaje o llamada del rubio, quedando de acuerdo en donde verse.

 

Era lo bastante maduro como para aceptar que tenía sentimientos profundos por Kagami, pero también entendía que él mismo había echado a perder su oportunidad con el pelirrojo. Había tenido miedo de que las cosas no funcionaran y, cual cobarde, decidió terminar con los sentimientos que Taiga tenía hacia él de un solo tajo. Pisoteó las esperanzas del pelirrojo sin dudarlo ni un segundo, ¿qué clase de persona hace ese tipo de cosas? Sólo las peores, estaba seguro. Y aun cuando los celos le poseyeran sabía perfectamente que no tenía derecho a hacer nada, sólo fingir lo mejor que podía.

 

-¡El entrenamiento de la mañana culmina ahora! —Anuncia Riko con renovado entusiasmo. — Sean puntuales en la tarde — Un coro de “sí”, resonó en todo el lugar. No sabían qué pasaría de aquí en adelante pero, como en el pasado, lo enfrentarían como el equipo que eran.

 

 

 

***************

 

 

-¿Está bien que nos hayamos saltado el entrenamiento de la tarde, senpai? —pregunta Kise algo nervioso. Entendía que Kasamatsu estuviera preocupado debido a su reacción de la mañana pero fue algo que no pudo evitar, aquel pensamiento que llegó a su mente le causó un desconcierto y temor enorme, por lo que en lo único que podía pensar era en cómo desecharlos, eliminarlos de su hiperactiva mente la cual tenía la capacidad de crear más embrollos y confusiones acerca de una sola situación para armar un drama total.

 

-Todos están preocupados por ti. No es normal que te desequilibres de esa manera — Fue la respuesta seria de su capitán. Como era de esperarse, cuando Kise se hubo tranquilizado contó a su senpai el efímero pero inquietante pensamiento que embargó en su mente y, como era de esperarse, Yukio tomó cartas en el asunto. Quizá había errado en darle el consejo a su kouhai de enfrentar a Aomine y que le expresara sus sentimientos, pero en esta ocasión sabía que no había que temer, Kagami no era el moreno.

 

-Pero… — La mirada penetrante de Kasamatsu le hizo morderse la lengua para no decir nada. Sabía que su reacción no había sido la más favorable pero… decirle desequilibrado como si estuviera volviéndose loco… no sabía si tomarlo a pecho o aceptar que era verdadera preocupación hacia él.

 

-No temas. Esta vez estoy a tu lado y… —Volteo a verlo, su mirada penetrante mostraba la seguridad que tenía acerca de su decisión. — Kagami Taiga no es como Aomine, él no va a lastimarte.

 

 

 

*************

 

 

Nerviosismo, es lo que sentía todo el equipo de Seirin en este momento. Las horas de clases habían sido demasiado largas, cada minuto que pasaba esperaban a que el reloj moviera más rápido sus manecillas, hasta que por fin llegó la hora esperada. Todos estaban con sus uniformes, esperando con algo de impaciencia que llegaran los miembros de Touou. La tensión podía percibirse claramente en el aire, no es que odiaran al equipo contrario sino que no esperaban que fueran a hacer aliados en algún momento de la vida.

 

-Han llegado — Anunció Furihata, removiéndose inquieto en su lugar. De alguna forma comenzaba a sudar por nerviosismo y se consoló un poco al ver que Fukuda y Kawahara estaban en la misma situación.

 

Los miembros del otro equipo caminaban intentando aparentar calma, pero se observaba en la tensión de sus hombros que tampoco estaban listos para estas cosas. Incluso Aomine mostraba una mirada fiera, no le importaba mostrar que la idea no le agradaba en lo más mínimo, sin embargo él no tenía el poder de negarse, un jugador siempre tenía que hacer caso aunque no quisiese.

 

-No pongan esa cara, tenemos que llevarnos bien si queremos ganar este torneo. —Exclama Imayoshi con una sonrisa socarrona en su rostro intentando disminuir lo pesado del ambiente que les rodeaba.

 

-Esperamos cuiden de nosotros en este tiempo en el que seremos un equipo. — Katsunori se acercó a Riko y le ofreció su mano de manera formal pero al mismo tiempo animado, si bien no esperaba este tipo de cosas sabía cómo aprovecharlas y la unión momentánea con Seirin le ayudaría a sus chicos a aprender más y mejorar para los próximos torneos verdaderamente importantes.

 

-Sí, lo mismo digo. —Aida se recuperó casi al instante y apretó la mano del otro entrenador, si bien era un adulto los dos tenían la misma posición en cuanto al básquet se refiere.

 

La tensión poco a poco fue disminuyendo sin embargo no desaparecía por completo y más cuando la mirada rojiza y azul oscura se encontraban, era como la creación de un poderoso cataclismo, dos tifones chocando con su gran poder. Los miembros de ambos equipos comprendían que los ases de sus escuelas no podían estar del todo de acuerdo en jugar juntos pero esperaban que con el tiempo fueran entendiendo que era necesario, al menos por un tiempo.

 

-¡Tetsu-kun! —Momoi se animó a acercarse a Kuroko y darle un fuerte abrazo al punto de que sus pechos se restregaban en el cuerpo del otro, causando como siempre, envidia en algunos de sus compañeros. Quienes no podían evitar desearle la muerte en esos momentos por tener tal trato por aquella linda chica.

 

-Duele, Momoi-san — Se quejó en forma neutra, no respondiendo al abrazo pero viendo con atención las miradas que el pelirrojo y el moreno se lanzaban, una declaración de guerra silenciosa pero, de alguna forma, sabía que no estaba ligado al básquet ni a la “alianza” que habían formado sus equipos de forma repentina, era algo más serio aunque sonase imposible ya que ambos jugadores amaban el básquet más que cualquier cosa.

 

Lo irónico de esta situación es que ambas estrellas estaban retando al otro por motivos muy distintos. Uno lo hacía de forma consciente mientras que el otro… no tanto. Kagami sabía que era tiempo de demostrar que podía ser una digna luz de Kuroko y, de alguna forma, que escogerlo era su mejor opción, aunque suene pretencioso. Por otro lado Aomine sentía la imperiosa necesidad de dejarle en claro a Kagami que él era mucho mejor en muchos sentidos y que no merecía lo que tenía, refiriéndose a Kise de forma inconsciente.

 

Conforme pasaban los minutos empezaron a entablarse conversaciones con más soltura. Ambos capitanes aún estaban tensos sin embargo intentaban hacer que la plática fuera amena, tocando primordialmente la forma en la que deberían fusionar sus estilos de juego, siendo ambos los guías de sus equipos comprendían la forma de juego y actuar de cada uno, mientras que Riko, Katsunori y Momoi serían quienes discutieran la forma de entrenamiento y los horarios. Tenían mucho por hacer ya que pese a estar en la misma prefectura estaban considerablemente lejos una de la otra.

 

Se notaba que este proyecto tenía varias fallas, entre ellas que el sorteo se haya realizado sin tener en cuenta la distancia que separaban a las escuelas, sin embargo eso sería una nimiedad de la que se preocuparían a futuro, afortunadamente era viernes, podían usar todo el fin de semana para hacer un plan bien elaborado, aun así era importante crear una base de ello. Con el fin de no perder mucho tiempo ordenaron al resto de los integrantes que calentaran un poco con el objetivo de empezar a comprender a sus nuevos, aunque temporales, compañeros.

 

-¡Tengamos un one on one!

 

A nadie le sorprendió que Aomine y Kagami se retaran, lo increíble es que lo hubiesen hecho al mismo tiempo, en perfecta sincronía. Sus miradas fieras y llenas de deseo por destruir al contrario hicieron a los demás retroceder. Las batallas fueron intensas pero no por ello duraderas, teniendo siempre como ganador al moreno. Si bien Kagami había mejorado su tozudez le impedían calmarse y por ende se convertía en un blanco fácil para los robos y fintas que Daiki creaba para poder tener la victoria. El enojo cegaba por completo al pelirrojo y el moreno aprovechaba esas ocasiones para poder divertirse, siendo su manera de sacar toda la ira que traía consigo desde hace días.

 

-¡Kagamicchi! — Aquella voz animada hizo que se detuviera por completo el partido. Aomine estaba sorprendido de ver a Kise entrar al gimnasio como si nada junto a su capitán, saludando con la mano alzada al pelirrojo, no notando su presencia. Mientras que Kagami, con los ojos abiertos de la sorpresa, se reprendía internamente por su falta de memoria, Izuki le había avisado de antemano que Kasamatsu y Kise vendrían a verle antes de que finalizaran los entrenamientos sin embargo al enterarse y comprender que trabajaría con Aomine en el mismo equipo había olvidado decirle al rubio que no viniera, porque sabía que aún no estaba listo para enfrentarlo.

 

-¿Qué estás haciendo aquí? — Vaya pregunta más estúpida, el pelirrojo sabía por qué estaba aquí. Dejó el balón y se aproximó al rubio, procurando taparle la vista lo suficiente para que no viera al moreno. Según lo que sabía por parte de Izuki era que algo le había pasado a Ryôta en el entrenamiento matutino y Kasamatsu decidió que tenían que hablar lo antes posible. Tanto Yukio como Kise le vieron extrañados, siendo el segundo quien hiciese un infantil puchero.

 

-¿De qué hablas Kagamicchi? Quedaste con Kasamatsu-senpai de que podríamos venir a verte. Tengo que hablar contigo de algo muy importante — Le reprocha mientras pone las manos en su cintura intentando verse molesto. Kasamatsu se da cuenta, demasiado tarde, de que en el gimnasio no estaba solo el equipo de Seirin sino también el de Touou, provocando que se tensase de inmediato. Vaya descuido de su parte el no haberse percatado de inmediato. Tenía que sacar a su kouhai de ahí lo antes posible.

 

-Bueno sí… pero yo no… aún estoy ocupado… espera afuera… — Le ordena Taiga a Ryôta comenzando a empujarlo hacia la salida, no podía permitir que Kise viese a Aomine, al menos no todavía.

 

-¿¡Qué te pasa…!? —Al momento de librarse de los empujones del pelirrojo se percata de una mirada intensa sobre él por lo que gira su rostro hacia donde sentía el peso de aquellos ojos que no dejaban de verle. Se sorprendió en demasía ver a Daiki ahí, observándole y con una mueca de ira surcando su rostro. Sin poder evitarlo el rubio retrocedió hasta que encontró una barrera segura contra la mirada del moreno y esa barrera era el cuerpo de Kagami.

 

-Lo siento, se me olvido advertirte. —Kagami le mandó una mirada llena de arrepentimiento, los ojos ambarinos de su amigo reflejaban un claro temor de ser agredido por el furioso moreno.

 

De repente el lugar volvió a llenarse de una asfixiante tensión, ahogando a todos los que ahí se encontraban. Sentían que sucedía algo pero no sabrían decir exactamente el “qué”. El silencio que duró segundos para ellos parecieron ser largas horas, incluso el entrenador, el único adulto entre todos los que le rodeaban, no podía salir de aquel letargo y volver a romper aquella barrera que nació repentinamente después de la llegada del rubio.

 

-Ki… Ki-chan, ha pasado algún tiempo desde la última vez que te vi — Intentando ocultar el nerviosismo del que era presa, Satsuki se acercó a saludar al rubio quien le respondió con una tímida sonrisa, esperando a que pudiese recuperar el habla después del shock.

 

-Hola Momocchi, me sorprende verte aquí. — Ryôta le sonrió  su amiga, para él que era modelo le era fácil crear apariencias y aun cuando su cuerpo mostrase la tensión que sentía al ver al moreno hablaba de forma natural con la peli rosa siendo observado atentamente por Kagami, quien temía que le diese un ataque mientras que Kasamatsu empezó a saludar a los presentes y a disculparse por su interrupción.

 

-Sí, fue repentino pero aprenderemos a trabajar en equipo con Seirin — Anunció con una suave sonrisa, quería bajarle la tensión al rubio pero con Aomine mirándole como lo hacía no podía lograr mucho. Ryôta le vio extrañado, no comprendiendo lo que decía su amiga por lo que volteó a ver a Kagami quien soltó un largo suspiro.

 

-Larga historia, te la contaré después — Asegura mientras busca la manera de poder sacarlo de ahí. Tan preocupado estaba que no nota sobre él la intensa mirada de Kuroko, quien irradiaba ira por todo su cuerpo. Kagami había estaba muy concentrado en su partido con Daiki, sin embargo detuvo todo cuando oyó la voz del rubio para dirigirse hacia el chico con claro entusiasmo. O eso le pareció a él.

 

-¿Aún no podemos irnos? — Su mano apretaba con cierta fuerza la correa de su maleta y mirando al pelirrojo con cierta esperanza de que le dijera que se irían de inmediato. — En serio, me urge hablar contigo.

 

-¿Podemos hablar luego? Esto de la fusión fue repentino y aún hay cosas de las que tenemos que hablar pero… — No podía dejar que Ryôta se consumiera en su nerviosismo y miedo, sus ojos claramente intentaban no desviarse de su persona pero entendía que el poderoso impulso de ver a Aomine estaba tomando ventaja en su voluntad. Corrió a donde estaba su maleta y rebuscó por unos segundos para encontrar sus llaves.

 

Satsuki ve una oportunidad y sonríe con tenebrosa malicia, si quería echar a andar su plan entonces tendría que actuar con esta pequeña oportunidad que se le había presentado. Si bien podía arriesgarse a desatar por completo la ira de su amigo también podía ayudar a hacerle comprender, al cabeza hueca, lo que estaba perdiendo.

 

-¿Cómo van las clases, Ki-chan?— El rubio da un pequeño respingo ante la inesperada pregunta de Momoi, sonriendo ampliamente, agradeciendo que su amiga ayudara a romper el tenso silencio que les rodeaba y que, de alguna forma, estaba ahogándole. Vaya criatura inocente que no veía la doble intención tras aquella pregunta.

 

-Muy bien, Kagamicchi me está enseñando muchas cosas ricas... pero algunas me cuestan trabajo y a veces el cuerpo me termina doliendo — Se queja en un puchero y soltando un suspiro que demostraba el cansancio que a veces le causaban las clases. Los miembros de Seirin se quedan completamente de piedra y con las bocas muy abiertas, ¿Cómo podía el rubio hablar de forma tan natural de cosas íntimas?

 

-¡No te quejes! — Kagami se levanta y dirige al par que había empezado con un buen tema de conversación. — ¡Tú eres el que luego ruega por más! — Le señala de manera acusadora. El rubio en ocasiones se aferraba tanto en hacer algo que no le salía bien que terminaban completamente agotados y adoloridos, ya que la mayoría de las cosas que aún no le salían tenían como actividad principal amasar cierta combinación de ingredientes con las manos. — El que termina cansado y con dolores soy yo.

 

-¡¿Eh~?! ¡Pero si soy el que hace casi la mayor parte del trabajo! — Se defiende Kise cruzando los brazos y viendo de manera retadora al pelirrojo. La tensión en su cuerpo comenzaba a abandonarle y, por unos momentos, se olvidó por completo de que había gentes mirándoles, entre ellas Aomine.

 

-No, si lo vemos desde mi perspectiva yo soy el del trabajo duro mientras tú sólo disfrutas de ello — Exclama Taiga y era cierto, lo corajes, la impaciencia y los deseos de golpear al rubio causaban un gran esfuerzo para no ejercerlos mientras que el rubio solo reía y gozaba de las lecciones que se le daban.

 

-¡¡Están hablando demasiado!! — Fue el pensamiento grupal que tuvo Seirin. Las mejillas de todos estaban al rojo vivo a causa de los miles de pensamientos que se estaban aglomerando en sus mentes, pervertidas al parecer.

 

-Yo sé que también te gusta Kagamicchi. Además te pago muy bien por ello — Le reclama, recordando que además de comprar ingredientes tenía que jugar con el pelirrojo y comprarle sus hamburguesas, que es donde mayormente se iba su dinero. Kagami poseía el apetito más sobrenatural del mundo, al menos para el rubio.

 

-Si los dolores de cabeza y cansancio del cuerpo son el pago, no me agradan en lo absoluto — El pelirrojo se cruza también de brazos al responder causando que Kise inflara las mejillas por ello.

 

-¡Moh~! ¡¿Y los juegos qué?! —  Cada miembro de Touou les veía con cierto desconcierto y Seirin ya no sabía dónde meter las cabezas para parar sus insanos pensamientos. Esperaban que con juegos se refirieran al básquet, porque si no podrían acusar a ese par de ser unos completos desvergonzados por estar ventilando ese tipo de cosas ante tanta gente. Sabían que Kagami era un idiota que posiblemente no se daría cuenta de lo que causaban sus palabras pero esperaban que el rubio fuera un poco más consciente y reparara que sus conversaciones no estaban provocando nada sano en cada uno de ellos, quienes conocían el tipo de “relación” que ambos tenían.

 

-Disculpen si interrumpo pero necesitamos terminar unas planeaciones. — Harasawa decidió interrumpir en el momento en el que Kagami iba a responder. Ambos le miraron y al comprender que su discusión infantil estaba siendo presenciada por muchos bajaron la cabeza y se disculparon al unísono. Daiki, por otro lado, se había quedado en completo shock, el cuerpo tenso por la ira no le respondía, es como si se hubiera convertido en una estatua que sólo contemplaba el intercambio que tenía aquel par.

 

¿Cosas ricas? ¿Qué tipo de juegos? ¿Desde cuándo eran tan cercanos? ¿Por qué sus cuerpos terminaban adoloridos? ¿Qué hacían exactamente cuando estaban juntos y solos? Su mente, de nueva cuenta, estaba construyendo una maraña de posibilidades a todas aquellas preguntas que nacían de su interior y lamentablemente las respuestas eran desagradables, a su parecer, mientras más las pensaba. Cerró las manos en puños y apretó con toda la fuerza que tenía. Un instinto primitivo emergió en él, el deseo de reclamar lo que era suyo y alejar a toda persona que amenazara con quitárselo.

 

Aunque la pregunta que no tenía respuesta era: ¿Qué estaba exigiendo como suyo? Comprendía que era algo que Kise tenía, pero aún no sabía a cierta ciencia que era lo que tenía que reclamar y si en verdad al que debía alejar era a Kagami Taiga. Sus pensamientos estaban demasiado confusos, parecían como autos descontrolados, yendo y viniendo de varias direcciones creando imágenes difusas. Era impulsivo y eso todo mundo lo sabía sin embargo también tenía una reputación que mantener y enfadarse para reclamar algo que ni siquiera sabía qué era le sonaba ridículo por lo que sólo pudo ser un observador de tan desconcertante escena.

 

-Toma, aquí está la llave de mi departamento. Puedes sacarle copia si quieres, así no tendrás que venir a esperarme los días que te tocan. — Taiga lo que en estos momentos quería era sacar lo más rápido posible a Kise del gimnasio, si bien la conversación que tuvo con Satsuki le hizo relajarse sabía que sólo era un estado momentáneo.

 

-De acuerdo, entonces también le sacaré una a la mía, así cuando vayas y yo no esté puedas entrar con confianza — Era un buen plan, además no sabía cuánto tiempo iba a durar esta “alianza” con Touou así que entre menos venga a ver al pelirrojo mejor.

 

-¡¡Está relación se está moviendo muy rápido!! — Los miembros de Seirin estaban muy bien sincronizados y no podían evitar pensar que esta situación se veía muy… normal a pesar de que se tratara de una pareja del mismo sexo.

 

Kuroko observaba todo con la debida atención, el dolor en su pecho se incrementaba al entender que la relación entre Kagami y Kise se había estrechado con bastante rapidez, hasta el punto donde cada uno ya tenía completa libertad de entrar a la vivienda del otro. ¿Qué otra cosa podía significar? Su mirada azulina se vio opacada por la tristeza y necesito varias respiraciones para poder mantener la calma y la inexpresión en su rostro. Los errores del pasado tienen sus consecuencias, lamentablemente esta era demasiado dolorosa y no sabía cómo enfrentarla.

 

-¿Compro las cosas para la cena? — Pregunta con naturalidad Kise mientras guarda la llave en su bolsillo, asegurándose de que no se le fuera a caer en algún momento. Además de aprender a cocinar también tuvo que enseñarse a escoger los buenos ingredientes para sus platillos, ya que el pelirrojo le explicaba que el estado de cada cosa ayudaba a darle un buen o mal sabor a la comida.

 

-Sí, y mañana vamos después del desayuno por las cosas de la comida y el domingo. —Taiga saca su cartera y le da un poco de dinero — Con esto debe alcanzarte, no vayas a excederte con la compra de los ingredientes y recuerda todo lo que te he dicho. También dejé tu ropa en la secadora, dóblala y guárdala en el bote de planchado...

 

-Pierde cuidado, que ya sé limitarme, al menos con la comida — Responde riendo mientras acepta el dinero, normalmente diría que él pagaría todo, pero su salario se había reducido por el escaso trabajo así que no negaba un poco de ayuda. — No te preocupes yo plancharé toda la ropa hoy. — Quizá no sabía cocinar pero se le daban bien otro tipo de deberes.

 

-Te llamaré si llego más tarde — Una conversación normal entre dos amigos, eso es lo que Kise y Kagami podían ver, sin embargo no así los demás. La mayoría, sino todo el mundo, pensaban que actuaban como una pareja de recién casados. Planeando las labores del fin de semana, una relación simplemente más allá del noviazgo.

 

-¡¡Normal!! ¡¡Esto se ve muy normal!! —Hyûga tenía un constante tic en el ojo izquierdo, aun cuando no estaba en contra de parejas del mismo sexo le costaba un poco ver con naturalidad a alguna hasta este momento. A pesar de que el pelirrojo y el rubio eran una de “esas” parejas sus conversaciones les hacían parecer como un matrimonio común y corriente, no había nada especial excepto que hablaban de sus intimidades como si estuvieran diciendo el clima.

 

Touou seguía viéndolos con total desconcierto a excepción de Satsuki, quien no podía pedir mejor actuación que esa. Comprendía que tocar los límites de paciencia de Aomine era un movimiento arriesgado sin embargo era la única forma que encontraba para hacerle ver a su amigo que estaba perdiendo algo valioso, a una persona que jamás encontraría en todo lo que le quedaba de vida. La satisfacción le llenó al ver como el moreno apretaba los nudillos con fuerza y veía con intensidad la interacción del rubio con el pelirrojo.

 

-De nuevo disculpen la molestia — Kasamatsu rompió el silencio y acercó a Kise para poder salir de ahí, procurando rozar la mano de aquel que estaba a su lado en forma de despedida. No miró atrás, aun cuando era una persona bastante atrevida no podía avanzar más de lo que el otro le permitiese y, lamentablemente, aquel chico le tenía limitado con respecto a algunas “demostraciones”. — Nos retiramos pero… Kagami, necesito que platiques con este idiota cuanto antes. — Fue una exigencia natural para el capitán, ya que le urgía que su kouhai despejara un poco su cabeza y no se metiera a un laberinto aún más complejo y eso sólo podía hacerse con la ayuda del As de Seirin.

 

-Sí, hablaré con en él después… sólo… arreglamos cosas… aquí y… voy… — Kise sonrió y negó con la cabeza, sabía que Kagami intentaba decir algo que le animase pero también entendía que no estaba en una situación favorable para hacerlo. Por lo que decidió tomar una resolución, no se dejaría atemorizar por Aomine.

 

-Entonces nos vemos luego — Dice con voz firme y, por primera vez desde que llego miró a Aomine, su mirada ambarina taladró intensamente aquella azulina, provocando que de enojo cambiara a un inquietante desconcierto. —Nos vemos Aominecchi, Momocchi y Kurokocchi. —Sí, Kagami tendría que soportar por un largo tiempo la interacción entre Kuroko y Aomine, él no era el único que sufría por esto así que la mejor forma de demostrarle su apoyo al pelirrojo era a darle a entender que no necesitaba cuidar de él.

 

-Nos vemos luego, Ki-chan —Momoi levantó su mano y se despidió, Kuroko no dijo nada. La ira, el dolor, la tristeza, los celos le cerraban la garganta, no dándole oportunidad alguna de poder contestar de forma cortés como siempre lo hacía.

 

-Con permiso — Kasamatsu salió a paso firme del gimnasio con un tambaleante Kise, sabía que la presión sobre su cuerpo se iría una vez estuviesen lejos de todas aquellas miradas. — Lo hiciste bien, Kise. Muy bien — Posó su mano en la cabeza rubia, la cual estaba gacha, las lágrimas recorrían los ojos del rubio y su cuerpo aún no dejaba de temblar.

 

-Senpai… yo… — Su voz sollozante le impedía hablar. Ahora podía respirar con normalidad, dejar salir con libertad aquel cúmulo de sentimientos que le invadieron al ver a Aomine de nuevo. Aquella intensa mirada azul con brillo enfurecido le había hecho sentir como algo insignificante, una presa bajo la atenta mirada de un depredador que no tendría compasión de él. Una pantera que le destrozaría miembro a miembro sólo por haberse cruzado en su camino.

 

-Sí, lo sé. Tranquilo, tómate tu tiempo. —Yukio sonrió de forma corta. Kise tuvo mucho valor para ver a Aomine a los ojos y despedirse pero, como era de esperarse, la vulnerabilidad del rubio brotó cuando pudo liberarse de aquel aprehensivo ambiente.

 

 

 

***************

 

 

Las discusiones y debates que se llevaron a cabo entre las dos preparatorias no tenían fin, más cuando Aomine contestaba con algo sarcástico a cada recomendación dada por el pelirrojo, provocando una que otra disputa que, si no fuera por el entrenador y sus compañeros, hubiese terminado en una pelea llena de golpes. Rendidos por no poder avanzar como querían, tanto Riko como Harasawa dieron por concluida la primera reunión, nada exitosa, de su nuevo equipo.

 

-Nos reuniremos mañana para poder seguir discutiendo esto con más calma. Así que Aomine, espero que te comportes mejor — Regañó el entrenador a su jugador estrella.

 

-¿Dónde será la reunión? —Momoi levantó su mano mientras veía aprehensivamente a su amigo de infancia, si bien se alegraba de tener una respuesta favorable para la escena del dúo no le agradaba que se atreviera incluso a intentar faltarle el respeto a Harasawa, quien era el único adulto con una mente razonable entre todo el grupo de testosterona.

 

La discusión por el lugar de reunión les llevó un rato más hasta que llegaron al común acuerdo que el lugar indicado era el departamento de Kagami, quien además de vivir solo tenía abundante espacio para dar cabida a todos ellos, además de que también estaba en un punto central entre ambas escuelas. Por más que el pelirrojo quería refutar ante tal idea tuvo todas las de perder, más cuando Riko le dio un fuerte pero bien disimulado codazo en la boca de su estómago.

 

Los primeros en irse fueron los de Touou, con la intención oculta de guiar a Aomine muy lejos antes de que Kagami quedara solo en algún punto en la calle. Ambos chicos tenían cierta rivalidad desde la primera vez que jugaron uno contra el otro sin embargo nadie esperaba a que se volvieran tan “agresivos” una vez estuviesen en un mismo equipo y en un mismo lugar. Si no se mantenían alertas esto podía tener un final nada alentador.

 

Seirin habló un poco más y también se dieron la oportunidad de regañar al pelirrojo por su agresivo comportamiento. Obviamente refutó todo lo que pudo pero poco era lo que podía usar en su defensa, no podía divulgar la situación por la cual no aceptaba a Aomine como un compañero de equipo. Si bien había oído algo de: ten a tus amigos cerca pero más a tus enemigos… o algo parecido, la idea no le agradaba para nada, menos cuando también estaba Kuroko en esta ecuación; las cosas no habían estado bien desde hace un tiempo con su sombra y ahora con la presencia de su vieja luz, Kagami no puede evitar sentir un terrible miedo de perder de manera definitiva la oportunidad de tener una relación con Tetsuya.

 

No se sorprendió mucho al no ver al peli azul a su lado una vez salieron de la escuela. Desde hace días Kuroko es quien le evita. Incluso cuando sus compañeros  conviven con él todos los días llegan momentos en que se les olvida que está ahí, sin embargo para Taiga esa situación desapareció hace mucho tiempo, desde el momento que descubrió sus sentimientos por Tetsuya sus rojizos ojos le siguen de forma instintiva, le observan cada que pueden haciéndole inmune a la misdirection y también dejó de ser alguien inodoro para ser alguien que despedía el dulce y sutil olor a vainilla.

 

 

 

**************

 

 

-¡Kagamicchi, llegas tarde! — Si el pelirrojo esperaba llegar y poder descansar en su cama para luego reflexionar completamente la situación, estaba muy equivocado, Kise apareció en el recibidor para reprocharle antes que cualquier otra cosa. Ya más relajado a causa de las compras y la cocina tenía el valor de ver a su amigo a la cara aunque el problema eran sus ojos aún rojos e hinchados a causa de las lágrimas que estuvo derramando por un largo tiempo al lado de su senpai, así que…

 

-¡¿Por qué tienes lentes de sol?! — Fue la respuesta al regaño, el ceño fruncido de Kagami temblaba notoriamente al ver al rubio con unas gafas oscuras protegiendo sus ojos. Si bien sabía que a Ryôta le gustaba tener una apariencia cool la mayoría del tiempo pero esto se iba muy al extremo.

 

Kise sólo se encogió de hombros y volvió dentro, donde la cena estaba cociéndose a fuego lento y él estaba en la mesa terminando de planchar. Kagami le siguió aún exigiendo una respuesta que no le estaba siendo dada y al mismo tiempo verificar que la comida estuviese cocinándose adecuadamente, si bien el rubio ya comenzaba a ser menos desastroso en la cocina aún tenía sus “detalles”. El pelirrojo arrojó la mochila al sillón y luego se dejó caer sobre él, gruñendo de cansancio.

 

-¿Cómo te fue? — Kise tenía la intención de evitar ese tema pero la curiosidad pudo más que su voluntad de mantener la boca cerrada.

 

-Mal, simplemente no puedo estar al lado de ese idiota sin querer partirle la cara. —Su mano mueve hacia atrás sus cabellos, mostrando con claridad su frustración — Mañana vienen aquí para discutir horarios y todas esas cosas… — Con lentitud voltea a ver al rubio que en todo momento mantuvo la mirada gacha, centrándose en una camisa como si fuese algo muy importante. — No sé cuánto nos tardemos, quizá sea mejor si te vas a casa…

 

-No te preocupes Kagamicchi, hace rato me hablaron de mi agencia y al parecer mañana debo ir a una empresa que me quiere como su modelo — Por fin levanta la cara y le sonríe lo mejor que puede. — Puedo estar afuera casi todo el día así que no te preocupes por mí, estaré bien — Promete dejando a un lado la plancha, de repente comenzó a sentirse cansado por el desánimo.

 

-Bien, entonces… Dime ¿Por qué tienes esas gafas? —Taiga no iba a quedarse con la curiosidad. — Te ves ridículo — Asegura con una sonrisa burlona y es que pantalón azul, playera roja y mandil amarillo no eran exactamente una combinación “cool”.

 

-¡Eres cruel Kagamicchi! — Se queja infantilmente, comenzando a hacer sus pucheros pero acercándose a su amigo para sentarse a su lado. Tomó varias respiraciones antes de quitarse aquel objeto oscuro y poder mostrar sus ojos, hinchados por las lágrimas.

 

-Lo hiciste bien — Kagami le sonrió de forma animada, aun cuando no entendía muy bien porqué Kise se animó a despedirse de Aomine, de alguna forma comprendía que el rubio no podría aguantar mucho las apariencias.

 

-Fue lo mismo que me dijo Kasamatsu-senpai — Aseguró con una pequeña y corta sonrisa. El pelirrojo se mantuvo en silencio, esperando a que Kise comenzase a hablar. —Sabía que volvería a verlo aunque no estaba seguro cuándo ni cómo pero… algún día iba a encontrármelo, de eso estaba consciente pero… pero… no pensé que iba a ser así de doloroso yo…  sentí que me faltaba el aire, que alguien me golpeaba en el estómago y al mismo tiempo apretaba mi corazón. ¿Viste cómo me miraba? Está claro que me odia, Kagamicchi y el darme cuenta de ello… — Comienza a mover sus manos de un lado a otro ya que no podía articular nada más, las ganas de llorar obstruían su garganta, pero ya no quería llorar, estaba  cansado de eso, lo había hecho suficiente tiempo y quería parar ya.

 

-No te odia — Asegura Kagami de forma impulsiva y al ver como esos ojos ambarinos le veían con un brillo sarcástico intento explicarse, de manera torpe. — Créeme Kise, yo creo que más que odio era… era algo distinto… — Sus manos hacían formas en el aire, de alguna forma Taiga sabía que no era odio, había jugado con Aomine y si bien estaba enojado no derrochaba más que eso. — Era como un… un cachorro que… que no le dan su comida — Ante esto último Kise no puede evitar comenzar a carcajearse.

 

Imaginarse a una pequeña pantera gruñendo por un trozo de filete era algo muy cómico para el rubio, mientras que el pelirrojo desviaba la mirada avergonzado y luego voltear para ver a su amigo y exigirle que dejara de reírse como un idiota, eso no fue suficiente, Ryôta siguió riendo un rato más. Agradecía la intención de Kagami de consolarle pero sus explicaciones eran simplemente pésimas.

 

-Gracias, Kagamicchi. — La sonrisa de Kise en esta ocasión era sincera, de alguna forma se sentía mejor puesto que sabía que a pesar de la explicación tan poco convencional había algo de verdad en ella, el pelirrojo no sabía mentir, era demasiado noble para hacer ese tipo de actos.

 

-¡Cállate! —Avergonzado desvía la mirada, no estaba acostumbrado a este tipo de cosas sin embargo la mano de Kise le obligó a voltear y sus ojos se abrieron de manera abrupta cuando sintió los labios del rubio sobre los suyos. Su cuerpo se paralizó por completo, de todas las acciones que esperaba de Kise ésta no estaba en las previstas.

 

 

Notas finales:

* Investigue sobre las asociaciones deportivas de Japón y de Tokio principalmente, pero no encontre información concreta. Por lo que solo cree el nombre.

**Atardecer de primavera. Una amiga me ayudo con la creación del nombre del evento uwu más porque va a tener ciertos tintes románticos XD

 

Tomatazos, amenazas, tomatazos, etc. con bien recibidos (?)

 

AoKiLovers grupo dedicado a esta linda pareja >w<


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