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Fingiendo que no te amo. por LycanZero

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Notas del capitulo:

Después de siglos de no actualizar vengo con un nuevo cap.

Sí, sé que me tarde demasiado pero tuve asuntos de la universidad que atender y necesitaban mi completa atención. Así que lamento no haberlo podido entregar antes.

En fin, espero que el capitulo sea de su agrado y se los entrego mucho más largo que los otros para compensar u.u

Aunque de alguna manera sé que no se van a quedar satisfechas XD

 

Erza-san, gracias nuevamente por ayudarme a corregir mis errores para entregar algo de calidad nwn

-¡Estás loco, Kagamicchi! — Exclama un rubio con desconcierto. Había llegado hace un par de horas, agradecido de que sólo estuviera Kagami en el departamento. Entusiasmado le contó todo lo que le pasó, desde la entretenida entrevista hasta su definitiva contratación para trabajar con dicha compañía. El único inconveniente que veía es que el horario de trabajo era cerca de la noche, según su nuevo jefe era para evitar interrumpir tanto sus estudios como sus entrenamientos. No pudo quejarse aunque tampoco era de su completo agrado, pero era trabajo, así que tenía que acoplarse quisiera o no.

 

-Nunca hablé tan en serio en mi vida… bueno… quizá si hable antes de forma seria, pero no estoy seguro… una vez empecé… —Cuando Kise llegó a casa, el pelirrojo se encargó de atenderlo y escuchar cómo le había ido en el trabajo, esperando su turno para hablar. Explicó lo más detallado posible lo que había pasado y de la pequeña apuesta que había elaborado el entrenador de Touou. Necesitaba ayuda. Necesitaba la ayuda de un miembro de la Generación Milagrosa.

 

-¡Céntrate, Kagamicchi! — Pide Kise al ver cómo Kagami empezaba a decir cosas que estaban fuera del tema. Él, de alguna forma, sabía que tenía que haber consecuencias. Tanto su amigo como Aomine no podían estar en una habitación sin pelear al menos una vez, era como ver a dos alfas querer demostrar quién es el que manda más. Sin embargo jamás pensó que ésta sería una de las consecuencias. No podía hacerlo, aún no estaba listo para lo que estaba pidiendo el pelirrojo. — ¿Por qué yo? —Su pregunta sonó con tono cansado, deseoso de que todo esto no estuviera pasando en realidad.

 

-Porque eres el único que entiende cómo me siento. —La respuesta salió de forma automática, sin pensar siquiera. — Además sé que juntos podemos vencerlos. Hemos jugado muchas veces y estoy seguro de que seremos un buen equipo...

 

-No puedo. —Contestó de tajo. La fuerte convicción de Kagami no era suficiente para convencer al rubio. Él aún no se sentía capaz. Ni siquiera podía ver a Aomine fijamente por más de dos segundos sin ponerse nervioso, ¿Cómo iba a enfrentarse en todo un partido y más con Kuroko ahí? Prácticamente el partido estaba inclinado al otro lado de la balanza, aun cuando sabía que la debilidad de la misdirection era la duración eso no significaba que pudieran tener ventaja. Con la ayuda de las habilidades de Kuroko, Aomine fácilmente podría anotar un número considerable de puntos para asegurar su victoria. — No puedo, Kagamicchi. Es imposible. —Vio al pelirrojo con pesar, agradecía la confianza que éste le profesaba pero no podía corresponder. Imaginarse jugar contra Aomine de forma tan repentina sólo le provocaban imágenes de una gran muralla que era improbable de escalar. Atrancado en su temor de enfrentarse al moreno era inverosímil que pudiese tener un buen desempeño en la cancha al lado de Kagami.

 

-Kise, quiero ganar. No puedo soportar la idea de que Aomine diga que es mejor jugando al lado de Kuroko. —Confiesa sentándose a su lado, viendo en dirección a la pantalla, meditando, como en raras ocasiones hacía, las palabras que le diría a Kise, debían ser convincentes para que el rubio le diese su apoyo en este importante y significativo partido. —Pero más que eso… quiero que vean de lo que somos capaces, hemos jugado mucho y tú ya has aprendido a…

 

-Eso no es suficiente, Kagamicchi. Tengo miedo. — ¿Por qué el pelirrojo no podía entender? Además él nunca ha podido ganarle a Aomine aun cuando logró imitarlo. Era imposible que pudiera ayudarle a mantener el primer puesto en este raro campeonato; aparte no había pasado mucho tiempo desde su rechazo. ¿Y si hacia enojar más al moreno? Su desprecio ya era suficiente, no quería que le odiara por completo.

 

-¿Quieres seguir viendo su espalda? —Taiga le vio de forma directa, una mirada tan penetrante que hizo a Kise tensarse. Nunca había visto una mirada tan fiera por parte del pelirrojo, al menos no fuera de la cancha. — ¿Cómo planeas demostrar lo que vales si intentas ocultarte cada que lo ves? —Kagami le tomó de los hombros y le dio una leve sacudida. —Kise, te lo voy a repetir, quiero ganar. Vencer al idiota de Aomine para demostrarle a Kuroko que yo valgo más que él. Pero también quiero que vea quien eres realmente, que le demuestres que si te lo propones puedes barrer el suelo con él. ¿Es que has olvidado nuestra promesa?

 

La última pregunta hizo que Kise abriera los ojos llenos de sorpresa. Es cierto. Los dos habían hecho una promesa. Un pacto importante con el cual demostrarían a Kuroko y Aomine que aun con su rechazo podían ser dignos rivales. Entonces, ¿Por qué se negaba a intentar cumplir con aquel juramento? Quizá era por miedo pero Kise sabía que Kagami tenía razón. El temor de perder cualquier pequeñísima esperanza de volver a hablar con Aomine era tan abismal que le hacía dudar de sí mismo y negar su ayuda a la única persona que le tiene una incondicional confianza, ¿Qué clase de amigo es para dejar solo a Kagami con este enredo? No, él no podía permitir que Taiga peleara solo en esto.

 

-Está bien Kagamicchi, voy a ayudarte pero… no te prometo nada, aún siento que no puedo ganarle. Además Kurokocchi puede desaparecer en cualquier momento que quiera. —Esa era una clara desventaja que ambos tenían que afrontar en el partido.

 

-Eso no es del todo cierto. —El pecho del pelirrojo se inflaba con cierto orgullo y aquella sonrisa que mostraba en estos momentos le decía a Kise que, de alguna forma, su amigo tenía una estrategia para el juego de mañana.

 

-De acuerdo, desembucha*. —Pide Ryôta al notar que Kagami no diría nada más. — ¿Qué tienes en mente?

 

-Nada complicado. —Y con esto dicho comenzó a relatar a Kise lo que tenía planeado y lo que podía hacer. No había mucha desventaja en el juego como el rubio creía. Había ciertas ventajas al estar enamorado y Kagami le demostraría eso a Kuroko en la cancha. No tenía miedo de perder ni tampoco pensaba en una derrota, él apuntaba a una gran victoria y con la ayuda de Kise sabía que la conseguiría. Unidos por una experiencia igual. Trabajando juntos a causa de su amistad vencerían a aquellos dos que causaron cicatrices en su amor sincero.

 

 

 

*************

 

 

-Aomine-kun —Kuroko observaba atento desde una esquina de la cancha, siendo ocultado por la sombra de una de las paredes. Sus ojos azules observaban con detenimiento como el moreno dribleaba y anotaba canastas continuamente. Había decidido ir para hablar sobre una estrategia para el partido de mañana, sin embargo se quedó mudo al verle jugar. Ese no era un estilo muy común en Aomine, si bien eran movimientos agiles y rápido había ira en ellos, cosa muy rara de ver en el moreno.

 

-¿Reunión para estrategias de mañana? — Kiyoshi apareció detrás de Kuroko, con una notoria sonrisa en la cara. Teppei se había dado cuenta del desequilibrio con la pareja estrella de su equipo, además de la tensión que nacía cuando Ryôta y Daiki se juntaban en una sola habitación. El aire desaparecía y el ambiente era sofocante. Pero una rápida mirada le hizo comprender la situación incluso cuando tenía una actitud despistada.

 

-Sí, pero… no me hace caso. —Responde Tetsuya volteando a ver de nuevo al moreno.

 

-No lo hará sino le llamas con fuerza. —Recomienda el castaño todavía sonriendo, aunque en un segundo su rostro se volvió serio. —No sé qué clase de pelea tuvieron tú y Kagami, pero no resolverán nada el alejarse uno del otro. Romper el lazo que tienen puede ser doloroso, no sólo para el equipo, sino para ustedes mismos y en un futuro lo único que harán es arrepentirse. —Kiyoshi no observaba a su kohai, su vista permanecía atento a los movimientos de Daiki. Impresionante. Era la única forma del castaño para expresar su asombro al ver aquellas agiles jugadas. —Huir de los problemas no resuelve nada. Enfrentarlos es de valientes. Y no me lo tomes a mal, pero quien más se aleja de todo eso, eres tú, Kuroko. Si pusieras real atención en Kagami notarías que lo último que quiere es que te alejes. —Con esto dicho palmeó la cabeza de Tetsuya en forma de despedida. Se retiró con pasos lentos y perezosos, dejando a Kuroko demasiado desconcertado, no sabiendo cómo interpretar las palabras dichas por Kiyoshi.

 

-Se equivoca, senpai. —Kuroko sabía que las intenciones del castaño eran buenas sin embargo él ya había observado y lo único que entendía es que Kagami ya no era para él. Su fría indiferencia mató cualquier posibilidad con el pelirrojo y ahora lo único que le quedaba era pagar con creces su imprudencia.

 

-¿Tetsu? —Aomine detuvo su juego al notar ligeramente la presencia lejana de Kuroko. Aún se sorprendía de como el chico pasaba desapercibido. Le hacía honor al título del sexto hombre fantasma. — ¿Qué estás haciendo aquí?

 

-Vine para hablar de lo de mañana. —Contestó con voz estoica, observando impasible a la sudada figura del moreno. Si bien en el pasado aquella silueta se le hacía atrayente ahora que volvía a verla de cerca notó que toda la atracción y excitación que la vista le provocaba en el pasado se había esfumado. Ni un cosquilleo, ni un pequeño calor en la parte baja de su cuerpo surgieron al ver a Aomine. Ya no había ningún sentimiento hacia el moreno. Se sintió aliviado sin siquiera notarlo.

 

-No hay nada de qué hablar. Mañana ganaremos fácilmente. No importa a quien elija el idiota de Kagami, venceremos sin ningún esfuerzo. —Su calma se fue al caño cuando Kuroko le recordó lo del partido de mañana. Aún no podía creer que había perdido los estribos. Si bien era impulsivo, en la mayoría de las ocasiones podía meditar la situación y actuar acorde a sus opciones. Quizá era un idiota en los estudios, o más bien flojo para poner empeño en las materias, pero en lo que se refería a escoger sus peleas era muy meticuloso, casi calculador. Así que todavía le costaba llegar a una respuesta respecto a su actitud de la mañana hacia Kagami.

 

Era claro que su enojo explotaba cuando veía al pelirrojo, el problema es que no sabía el “porqué” de ello. Ya lo había reconocido con anterioridad, le respetaba por haberle vencido, sin embargo esa derrota no era suficiente pretexto como para que se llenara de deseos de partirle la cara, de golpearlo hasta el cansancio y de que aprendiera de que no debía meterse con lo que era suyo. Sí, Kagami tenía algo suyo. Pero ¿Qué era? ¿Qué fue lo que le quitó? ¿Qué es tan importante como para que Aomine Daiki llegara al punto de querer matar al pelirrojo a golpes? Cada pregunta hecha era contestada con una imagen, una simple y desconcertante, y esa era la figura de Kise Ryôta.

 

-Kagami-kun te venció una vez. —Le recuerda Kuroko, llenándose de ira por la subestimación que Aomine mostraba hacia el pelirrojo.

 

-Pero fue porque tú estabas con él, sino fuera por ti no lo hubiese hecho. —Respondió Aomine en un gruñido, dando un paso hacia delante de forma intimidatoria pero Kuroko no retrocedió. —Ahora estás conmigo y eso nos garantiza que él no va a ganar. En otras ocasiones le he ganado en un one on one.

 

-Sólo has jugado una vez un one on one con Kagami-kun. —Le recuerda. No entendía por qué la actitud del moreno. Se supone que debería estar emocionado por un partido en el que sabía que la victoria no estaba decidida, pero no. Estaba actuando más engreído que de costumbre, muy confiado. Él tenía un mal presentimiento de todo esto, debían tener una estrategia.

 

-No importa. Si él me bloquea tú anotas. Nadie que el escoja como compañero podrá bloquearte. —De eso estaba seguro, aun cuando fueran sus compañeros sólo bastaba con que se olvidaran de Kuroko un sólo segundo para que este desapareciera y tomara ventaja.

 

-Y yo te recuerdo que el efecto de mi técnica no durará mucho. Es imposible extenderlo en todo el partido. —Ahora se arrepentía de haber perdido el control en el departamento de Taiga, hacer equipo con Aomine no fue una buena elección. Estaba más que claro que el moreno no se estaba tomando esto en serio. De seguir así las probabilidades de ganar mañana serían nulas, aunque Daiki dijera lo contrario.

 

-Durará lo suficiente como para marcar una gran ventaja. Además puedo entrar a la zona. No hay nada de qué preocuparse. —Con esto dicho Aomine le dio la espalda a Kuroko, estaba listo para una nueva ronda de canastas y dribles para despejar su mente, en esta ocasión sí necesitaba dormir. Cada gota de su energía la utilizaría para vencer a Kagami y dejarle tumbado en el piso, arrodillado ante él.

 

Sabiendo que la discusión se había terminado, Kuroko dio media vuelta y comenzó a dirigirse a su casa, no entendía por qué Aomine insistía no sólo en masacrar a Kagami en la cancha sino en demostrarle que era mejor que él. Una competencia sin sentido, al menos para Kuroko.

 

 

 

***************

 

 

-Ya veo, con que eso pasó. —Kasamatsu tenía una expresión preocupada al escuchar lo que sucedería mañana. Esperaba que Kagami no sufriera de alguna forma, quizá el pelirrojo no era de su equipo pero le tenía aprecio por haber ayudado a su kohai. — Pero no deberías preocuparte, posiblemente esto es lo que se necesite para limar las asperezas. —Comenta intentando sonar convincente mientras se inclinaba para dar un corto beso en la sien de su pareja.

 

-Eso espero. Es que… hubieras visto a Aomine. —Expresa Izuki mientras volteaba el rostro para ver a Yukio. —Tenía una expresión muy aterradora. Como si quisiera matar a Kagami. —Ambos se encontraban sentados en un largo sillón de la pequeña sala del departamento de Kasamatsu. Estaban viendo una película, una a la que no le ponían realmente atención. Izuki en algún momento había recargado su cabeza en el hombro de Kasamatsu y esté le había abrazado por los hombros para mantenerle pegado a él.

 

Al ser próximamente un estudiante universitario, los padres de Yukio le dieron la autorización y el apoyo para que comenzara a vivir solo. Una gran ventaja para el pelinegro, porque ahora podía convivir por períodos más largos con Shun. Ninguno de los dos sabía exactamente cómo llegaron a este punto, sólo se vieron unas cuantas veces en donde platicaron largamente y, en otras pocas, jugaron hasta el cansancio en una de las canchas de básquet. Y comenzó a hacerse una rutina encontrarse por “casualidad” tres veces por semana para hablar y jugar.

 

En uno de esos juegos chocaron, sin tener en claro cómo pero no les molesta recordarlo, porque fue en ese choque donde Shun terminó arriba de Yukio, donde sus rostros estuvieron demasiado cerca el uno del otro. Kasamatsu sólo supo que una de sus manos acarició una de las mejillas de Izuki mientras le atraía a él de forma lenta hasta que sus labios se juntaron. Fueron roces tímidos que poco a poco se convirtieron en un inseguro beso pero luego se hizo más firme y apasionado. No se separaron hasta que sus pulmones les recordaron que necesitaban oxígeno.

 

Después de eso todo siguió normal, se seguían encontrando, seguían jugando pero ahora incluso se escondían tras los árboles para poder besarse y tocarse con más libertad, fuera de la vista de los demás. Fue una relación que empezó de la nada, sin necesidad de palabras. Lo único incómodo, al menos para Kasamatsu, era el esconder esto a los demás. No es que fuera muy expresivo pero al menos quería tomar la mano de Shun cuando salían a algún lado, darle un abrazo o un simple beso en los labios, pero Izuki no lo permitía, mostraba miedo al “que dirán” de los demás, por eso Kasamatsu esperaba con paciencia, ayudándole a disipar todos esos miedos para que en un futuro pudiesen ser una pareja sin miedos de demostrar lo que sentían ante los demás.

 

-Tú confía, además no creo que las cosas puedan empeorar. —No había forma alguna de que eso pasara, ¿Qué podía ser peor que un moreno con exceso de soberbia? Nada, de eso Kasamatsu estaba seguro.

 

-¿Irás mañana a ver el partido? —Shun se sonrojó tenuemente al sentir como la mano de Kasamatsu descendía lentamente hasta colarse bajo su playera, ahora sentía aquel suave toque de las yemas de los dedos en su piel. Normalmente Kasamatsu era tranquilo y de caricias breves, sin embargo había ocasiones en las que decidía tocar a diestra y siniestra, recorriendo el cuerpo de Izuki, preferentemente desnudo.

 

-¿Quieres que vaya? —Para Kasamatsu no había inconveniente pero lo que menos quería hacer era incomodar a Izuki, una cosa era ayudarle a disipar sus temores de forma continua y otra muy distinta a presionarle para que le reconozca como su pareja ante los demás, sabiendo que esto sólo repercutiría a su relación.

 

-¿No quieres? —Shun posó su mano sobre la de Kasamatsu, en un débil intento de detenerle. Su agarre carecía de fuerza y de la intención de pararle. A pesar de lo que muchos dijeran y vieran, Izuki conocía mejor a Kasamatsu, si bien era exigente y gruñón con su equipo fuera de esa responsabilidad era una persona completamente diferente. Caballeroso y atento era lo que podía definirle mejor. No era de aquellos que a cada rato expresaban sus sentimientos o hacían cosas cursis como cualquier enamorado, pero cuando realmente quería ser lindo con Izuki, lo lograba a grandes escalas.

 

-Me importa más lo que tú quieres. —Contrarrestó el pelinegro, su mano subía lentamente por el vientre, delineando cada musculo, provocándole cosquilleo a su acompañante.

 

-Y yo quiero saber si quieres ir. —Izuki se mordió el labio inferior cuando por fin los dedos alcanzaron su pezón izquierdo. Comenzó a esforzarse para no distraerse y, de forma firme, detener el avance de Kasamatsu, esta conversación era importante.

 

-Quiero ir, me gustaría ver el resultado y pasar más tiempo contigo. —Respondió Yukio sin desviar la mirada, centrándose en el rostro de Izuki, quería demostrarle que era sincero con su respuesta. —Pero no quiero incomodarte. —Agrega después de unos segundos. Izuki sonrió tenuemente, moviéndose hasta quedar a horcajadas sobre el pelinegro.

 

-Gracias. —Shun sabía que la prudencia de Kasamatsu se debía a su cobardía y no sabía la causa porque su equipo ya demostró que no tenía inconveniente con las parejas del mismo sexo, Kagami y Kise eran un buen ejemplo. Nadie de Seirin criticó a Kagami por sus preferencias así que no sabía que lo detenía a él. Más a su favor, aún no podía entender por qué el pelinegro no lo dejaba y se iba con una persona más abierta de mente con la que pudiera salir, sino que se quedaba con él, le consentía cada capricho posible y le cuidaba como si fuera alguien realmente importante. —Hoy puedo quedarme toda la noche. — Susurró Izuki en el oído, sonriendo al sentir la tensión en el cuerpo de Yukio, le encantaba saber que podía causar reacciones inimaginables en el cuerpo de un serio y responsable Kasamatsu. Y era en estos momentos donde no le importaba si actuaba muy caprichoso con su pareja o si estaba tentando demasiado la paciencia del mismo, Kasamatsu era suyo y no iba a dejar que nadie lo alejara de su lado.

 

 

 

***************

 

 

Ya era de madrugada y ella se negaba a cerrar los ojos hasta que todo estuviera listo. Los análisis y resultados que estaba obteniendo le tenían lo bastante preocupada como para pensar en ir a la cama y dormir. Su deber como manager del equipo Touou y, por el momento, del equipo Seirin es eliminar cualquier percance y problema que pueda perjudicar la estabilidad del nuevo equipo y la convivencia de los jugadores. Lamentablemente su intuición le decía que el partido no iba a acabar como su amigo deseaba si Kagami escogía a Kise como su compañero.

 

Satsuki hizo muchos análisis rápidos, utilizando a los compañeros de equipo del pelirrojo e incluso a los de Touou pero en todos ellos la victoria se aseguraba para Aomine, ya que si bien el equipo Touou podía dar batalla ninguno estaba al nivel de su amigo, Kagami y Kuroko. Más si los dos primeros estaban jugando juntos. Cada que pensaba en ello Momoi sonreía de una forma seca, es irónico, pensaba. Siempre anheló ver a Aomine y Kuroko jugar juntos de nuevo, que volvieran a ser un equipo, que su amistad resurgiera de aquellas cenizas que dejó un fuego de llamas llenas de soberbia, confusiones y narcicismo desmesurado pero no así. Esta forma de resurgir estaba mal.

 

En fin, su intuición le decía que la persona a la que Kagami escogería antes que a cualquiera del equipo sería Kise, no por ser de la Generación Milagrosa, sino por ser en este momento su amigo más cercano. Ella ya había observado a esos dos convivir y sabía que su amistad aún reciente era lo suficientemente fuerte como para que Kagami, con mucha confianza, le pidiera ayuda para esta situación. Si el rubio aceptaba o no era algo que ella no podía asegurar, ni siquiera estaba segura de que Kise estuviera realmente listo para enfrentar a Aomine.

 

El muy idiota de su amigo podía ser mortal con sus palabras sin esfuerzo, podía causar un daño en los demás sin darse cuenta. A veces quería golpearlo hasta hacerle sangrar la cabeza con la esperanza que con la pérdida de sangre pudiera hacer reaccionar a su cerebro y le hiciera entender que debía ser más sutil con sus palabras. Aunque eso obviamente era como pedir un milagro, Daiki era una persona orgullosa, sí, pero también muy sincera, decía lo que pensaba sin temer a que los demás le juzgasen por ello. Rara vez, ha dicho una mentira. Desde que lo conoce Satsuki nunca le ha oído decir una sola mentira, aunque en estos momentos…

 

-Te mientes a ti mismo, estúpido ganguro. —Refutó Momoi cerrando sus cuadernos, tenía que dormir un rato. No le quedaba nada por hacer más que observar el partido de mañana.

 

 

 

***************

 

 

Kise estaba nervioso, sino hubiese sido por unas pastillas para dormir no hubiera descansado y estuviera en las mismas condiciones que Kagami. El pelirrojo estaba calentando, esperando el momento en el que llegaran sus rivales e iniciara el juego, sin embargo sus ojos rojos y notorias ojeras a causa de un gran desvelo desentonaban en su actitud ansiosa. El rubio no sabía que antes de un partido la emoción evitaba que Taiga durmiera siquiera una hora y ahora estaba viendo las consecuencias de esto. No es que su amigo mostrara poco entusiasmo pero si cabeceaba en ocasiones a causa del cansancio.

 

-Kagamicchi, ven y siéntate un rato. —Kise suspiró con pesar, ya estaba lo bastante nervioso ahora como para añadir el hecho de que su amigo se durmiera en pleno partido. No quería pensarlo, pero comenzaba a dudar de que hubiera siquiera una pequeña posibilidad de obtener la victoria.

 

-Estoy bien, Kise. No es la primera vez que me desvelo a causa de un partido. Cuando llegue el momento el cansancio se irá solo para poder comenzar a jugar. —Promete con una sonrisa, arrojando el balón para intentar una canasta sin embargo pego en la orilla del aro y cayó al suelo, haciendo que el pelirrojo gruñera. No importaba cuántas veces lo intentara pero sin la zona anotar canastas con valor de tres puntos le era casi imposible.

 

-¡Pero Kagamicchi, tienes la apariencia de un zombi desvelado! —Refuta el rubio incorporándose y dirigiéndose hacia el balón, botándolo mientras se acercaba a la canasta para hacer una sencilla bandeja.

 

-¿Zombi? —Repite Taiga mientras lo ve anotar. —Te preocupas demasiado.

 

-Tú estás muy relajado. —Acusa Ryôta, esto era serio, al menos hasta donde llegó a comprender la noche anterior entonces ¿Por qué Kagami se comportaba como si fuera otro partido más? ¿No se supone que en este juego demostrarían su valía?

 

-Si me preocupo, ¿ganaré el partido? —La pregunta hecha por el pelirrojo distrajo unos segundos al rubio, siendo aprovechada la oportunidad para que Taiga lograse quitarle el balón y alejarse un poco de la canasta, retando a Kise a un one on one.

 

-¿Qué quieres decir? —Todavía frunciendo el ceño Kise va acercándose a Kagami para ponerse frente a él y bloquearle.

 

-Que no hay que pensar tan a futuro, la vida siempre debe vivirse en el presente. Disfrutar cada minuto de ella aunque haya malas experiencias. — Contesta con una sonrisa. —Es lo que mi mamá siempre me decía. Sé que tenemos una promesa que cumplir pero Kise… ¿no te emociona que vamos a tener un gran partido? —Enfrentar a Aomine y Kuroko era un reto, un duelo en el deporte que más le gustaba así que ¿Por qué no disfrutarlo al mismo tiempo que le dan una paliza a sus rivales?

 

-Eres un adicto al básquet, Kagamicchi. —Acusa Ryôta riendo, relajando su cuerpo para comenzar a jugar. Era cierto, hace mucho que le había dicho a Kuroko que se estaba dejando llevar por el básquet y a diferencia de muchos deportes que jugó hace tiempo, éste le encantaba, disfrutaba convivir con sus compañeros e incluso con su habilidad para copiar todavía tenía mucho que aprender. Amaba el básquet, así de sencillo.

 

-¿Cuánto falta para que lleguen? —Jugaron poco, sólo lo suficiente para calentar más su cuerpo antes de sentarse y recobrar energía. Las preocupaciones se habían ido con aquel enfrentamiento. Kagami se estiró mientras daba un gran bostezo.

 

-Deben llegar en cualquier momento. —Responde el rubio, quien rebuscaba de forma insistente en su mochila. —Sé que lo tengo por aquí. —Refunfuña al no encontrar el objeto que deseaba.

 

-¿Eh? —Kagami lo volteó a ver de forma distraída y acercó su rostro para observar mejor que era lo que el rubio quería.

 

-¡Aquí esta! —Ryôta se volteó con expresión de triunfo hacia Taiga. Tan concentrado había estado en buscar el pequeño recipiente que no se dio cuenta de la cercanía del otro, así que cuando sus labios estaban a casi nada de rozarse se quedaron completamente quietos, estupefactos.

 

-¡No! —Gritó Kagami dándole un coscorrón a Kise, de alguna forma había recordado el beso que se dieron y, en un desesperado movimiento para evitar que eso volviese a repetirse, decidió alejar a Kise.

 

-¿¡Por qué me pegaste!? —Exigió saber el rubio mientras se sobaba la cabeza. — ¡Yo no iba a hacer nada! —En su mente ni siquiera sopesó la idea de repetir el beso de la otra vez.

 

-Era mejor prevenir. —Contestó Taiga mientras intentaba bajar el calor de sus rojas mejillas.

 

-La culpa fue tuya, Kagamicchi. No debiste acercarte de esa forma. —Ahora Ryôta comenzaba a hacer sus pucheros, indignado por la reacción del otro a causa de su extrema cercanía.

 

-¡Sólo quería ver qué estabas buscando! —Contesta de forma exasperada.

 

-Esto. —Responde mostrando un pequeño frasco transparente que mostraba un pequeño gotero en su interior. —Es un remedio natural para quitar los ojos rojos. Yo lo uso de vez en cuando a causa de mi trabajo. —Expresa con orgullo. —Puedo echarte unas gotas y no se notara que no dormiste en toda la noche.

 

-¿No es peligroso? —El pelirrojo miraba aquel frasquito con desconfianza. No se veía extraño, es más, tenía la apariencia de solo contener agua.

 

-Para nada, ¿Qué parte de que lo uso para mi trabajo no entendiste? —Pregunta frunciendo el ceño, temiendo que la falta de sueño estuviera causando más distracción en la mente del pelirrojo de la normal.

 

-Está bien. —Kagami permitió que Kise “llenara” sus ojos con esa cosa extraña. Al principio sintió un pequeño escozor pero desapareció casi después de unos diez segundos.

 

-Mantén los ojos cerrados. —Recomendó Kise mientras observaba la entrada a la cancha, el equipo de Seirin hizo su aparición junto con los de Touou, y hasta el final del grupo venían Aomine y Kuroko. El cuerpo del rubio no pudo evitar temblar, los nervios habían regresado y el miedo comenzaba a invadirle. Los ojos azules del moreno le taladraban hasta la más pequeña fibra de su ser, había una fiereza incontenible en aquellas orbes.

 

-¿Ya puedo abrirlos? —Pregunto Kagami con cierto desespero, logrando que Kise rompiera contacto con Aomine para voltear a ver al pelirrojo.

 

-Sí, pero hazlo lento. —Piden intentando concentrarse, recordar la conversación que había tenido antes con Kagami para poder tranquilizarse. Pero el peso de aquella mirada aún la sentía en su espalda y le incomodaba en demasía.

 

Aomine y Kuroko habían llegado desde hace unos minutos, antes que el resto de los equipos, sólo para observar como Kise y Kagami estaban a punto de besarse, aunque no sabían por qué no lo habían hecho. Incluso así no pudieron evitar sentir un lacerante burbujear en su estómago, era como si alguien atacara sus entrañas. Kuroko sabía qué era ese sentimiento y le estaba causando desagrado, todo lo contrario a Aomine que aun cuando ya conocía la sensación de experiencias previas que, curiosamente, siempre involucraban al par al que estaban observando, no sabía cómo llamar a ese sentimiento pero sabía quiénes lo provocaban y eso era un avance, ¿no?

 

-Veo que han llegado. —Kagami parpadeaba constantemente para que sus ojos volvieran a acostumbrarse a la luz y que el pequeño escozor que sintió al caer aquellas gotas en sus orbes desapareciera. —No creo que Ahomine esperara que te eligiera a ti como mi compañero. —Comenta con cierta sorna, sonriéndole de forma petulante al moreno, quien sólo frunció más el ceño y mostro una expresión de enojo.

 

-Está muy enojado. —Expresa con cierto nerviosismo el rubio, quien frotaba sus manos constantemente como si estas estuvieran congeladas y necesitaba darles calor. Las dudas comenzaron a invadirle con más insistencia. Queriendo despejarlas cerró los ojos para pensar en otras cosas, incluso se centró en la estrategia que Kagami y él habían elaborado, con el único fin de evitar que el miedo tomara posesión completa de su cuerpo y echara a perder la convicción con la que había llegado para jugar este partido.

 

-Claro que lo está, sabe que juntos podemos patearle el trasero. —Con una gran sonrisa a causa de la emoción que comenzaba a embargarle, Kagami abrazó por los hombros a Kise y le atrajo a su cuerpo para frotarle la cabeza de forma amistosa, despeinando y alborotando más esa cabellera rubia.

 

-¡Kagamicchi! —Kise se quejó de forma infantil, su peinado había quedado arruinado, pero el ánimo del pelirrojo era contagioso así que no tardó mucho en responder a la sonrisa que Kagami le proporcionaba, casi se había olvidado de un detalle esencial, no estaba solo. Tenía al pelirrojo, quien se había convertido en su apoyo desde el principio.

 

-Anda, vamos a hablar con los entrenadores. —Expresa de forma tranquila mientras se levanta y estira su cuerpo, para luego comenzar a caminar al otro lado de la cancha seguido casi de forma inmediata por Kise.

 

-Llegaste temprano, Kagami. —Hyûga ya no se sorprendía de nada, o más bien decidió que ya no debía de sorprenderse por nada de lo que el pelirrojo hiciera, estaba más que claro que entre más se sorprendiera más desfigurada podría quedar su cara.

 

-Sí, Kise y yo decidimos comenzar a calentar antes del partido. —Responde con naturalidad, procurando que el rubio permaneciera a su lado, lo que menos quería en estos momentos es que Aomine se le acercara y causara que las dudas de su amigo volvieran a atacarlo de nuevo. Le necesitaba centrado en el partido.

 

-Entonces he de suponer, con obviedad, que has escogido a Kise Ryôta para este encuentro. — Katsunori comenzó a ver esto con más interés. Kagami fue quien venció a todos los miembros de la Generación de los Milagros –con ayuda de Kuroko–, sin embargo ahora se había aliado a uno para este partido, donde los rivales eran, irónicamente, Aomine Daiki, el As de aquella monstruosa generación y Kuroko, la sombra que ayudó a Kagami a vencerlos.

 

-Me decepcionas, Kagami. —Espeta Aomine acercándose al pelirrojo. —Tú hablando de trabajo en equipo y para este partido decides contar con alguien que no está en tu preparatoria. ¿Dónde está la confianza en tus compañeros si eliges a este en vez de a uno de ellos? —El veneno que salía de su boca era incontrolable, más al reparar que Kise estaba dispuesto a ayudar a Kagami a quedarse con el primer puesto.

 

-Yo confío en mi equipo. En cada uno de ellos, pero Kise tiene algo que demostrar a un idiota como tú, y si yo puedo darle esa oportunidad entonces lo haré. — Rojo y azul chocaron en una feroz batalla de dominio, uno cegado por la ira y otro lleno de resolución. —Pero si tienes miedo de que haga equipo con él y pueda vencerlos entonces… adelante, exprésalo. Estás en todo tu derecho. —Kise se vio forzado a morderse el interior de la mejilla para callar una risita que amenazaba con salir de sus labios. Kagami estaba jugando con fuego pero eso no le preocupaba, la confianza que tenía hacía su persona era lo que le estaba manteniendo firme en su lugar, sin mostrar indicios de querer retroceder y huir cuanto antes de aquel lugar.

 

-¿Qué es tan gracioso? —Cuando Aomine reparo en un pequeño sonido que salía de la boca de Kise, se dio cuenta de que estaba riéndose. Humillado como se sentía en estos momentos no iba a permitir que el rubio olvidara con quien estaba tratando, él era Aomine Daiki, el jugador más fuerte de la Generación Milagrosa.

 

-Nada. —Contestó de forma automática el rubio, intentando desviar su mirada de la expresión enfurecida de Aomine, pero de alguna forma su mirada se vio anclada a la contraria y por más que peleaba no podía romper aquella conexión. Su corazón comenzó a latir con más rapidez y sentía que sus mejillas pronto se teñirían de un color rojo debido a aquella intensa mirada aun cuando esta expresaba furia.

 

-Deja de amenazar a mi kohai, Aomine Daiki. —La voz de Kasamatsu resonó en el lugar a causa del tenso silencio que se había creado. De alguna forma todos comenzaban a entender que cuando Aomine y Taiga se encuentran el ambiente se vuelve agresivo pero cuando aparece el rubio en la ecuación todo se torna tenso, así que guardan silencio, temiendo a las consecuencias que traería el romperlo de forma abrupta.

 

-¿Senpai? —Kise parpadeó sorprendido cuando vio a Kasamatsu acercarse a su persona. Sus ojos azules, fríos y severos no mostraban temor alguno ante las amenazadoras miradas del moreno. A Yukio nunca le ha importado si es más pequeño o menos robusto que sus contrincantes, siempre los enfrenta sin miedo. — ¿Qué hace aquí?

 

-Me enteré del partido y tuve una corazonada. Así que vine a echar un vistazo. —Contestó de manera contundente esperando que Ryôta dejara de indagar en el tema más de lo que podía contestar el pelinegro.

 

-¿Corazonada? —Repitió Kagami, ignorando por completo a Daiki y centrándose en Kasamatsu, sinceramente no lo esperaba por aquí.

 

-Sí, han jugado mucho en estas canchas, así que supuse que si ibas a escoger a un compañero sería alguien que pudiese acoplarse rápido a tu forma de juego y que también pueda afrontar la velocidad de Aomine, sin ofender a los de Seirin… pero el único que cuenta con esas capacidades es Kise.

 

-¡Senpai! —Conmovido por lo dicho, Ryôta se abalanzó contra Kasamatsu para abrazarlo efusivamente, siendo arrojado casi al siguiente segundo por una potente patada del pelinegro, ya que este era algo reservado para las “muestras efusivas de cariño” del rubio.

 

-¡Aléjate de mí! —Le ordenó enojado. Cada abrazo de Kise significaba un potente ahorcamiento, por ello Yukio siempre le mandaba lejos como un reflejo de auto preservación.

 

-¡Senpai es muy cruel! —Lloriqueó el rubio buscando refugio tras la espalda de Kagami, quien sólo suspiró con cansancio, demostrando que no era la primera vez que contemplaba una escena como esta entre Kise y Kasamatsu. Si bien no ha convivido demasiado con el capitán de Kaijô, sabe lo suficiente como para entender la dinámica que hay entre él y el rubio.

 

-Mejor pon atención a las instrucciones de juego. —Ordena Kasamatsu dando por concluida la infantil discusión. Dejando a un Aomine muy enojado por ser ignorado.

 

-Gracias, Kasamatsu-kun. —Harasawa se aproximó a los jugadores. — Después de irnos, Aida-san y yo concordamos en que debemos disminuir el partido a sólo veinte minutos. Debido a que Kuroko-kun aún no puede jugar en un partido completo sin perder la efectividad de su habilidad. Por lo que reducir el juego se nos hace lo más justo.

 

-No pueden hacer eso. —Espeta Aomine en un gruñido. —Habíamos quedado que era un juego con todos sus malditos minutos. Tetsu puede soportar además yo estoy aquí, estos dos ni siquiera notaran que Tetsu está cansado. — Era evidente que la ira le cegaba ya que estaba diciendo demasiadas tonterías, desde el punto de vista de Kagami.

 

-Por una maldita vez en tu vida has caso. —Ordena Satsuki poniéndose enfrente de Aomine. Estaba cansándose de la actitud tan arrogante que tenía su amigo. Kuroko sólo observaba, no mostraba indicios de decir algo aun sabiendo que todo esto estaba haciéndose gracias a su causa. — ¿¡Por qué tienes que arrastrar a Tetsu-kun en tus estupideces!? —Exigió saber. — ¿No te importa que se desmaye en el tercer cuarto? ¡Te he dicho que aprendas a pensar en los demás antes que en ti, estúpido ganguro!

 

Aomine guardó silencio, nunca había visto a su amiga tan enojada, si bien controló el tono de su voz sus ojos rosados mostraban la ira de sus palabras. Ella era la fiel novia de Kuroko Tetsuya e iba a protegerlo, principalmente de las idioteces que estaba cometiendo el moreno a causa de sus sentimientos confusos.

 

-Tetsu, ¿verdad que está bien que juegues todo el partido? —Si Kuroko no objeta nada entonces nadie se opondría a un juego completo y eso era lo que quería, deseaba tiempo para poder jugar con sus “presas” y demostrarles quien era el mejor de los tres. Sin embargo el mencionado no dijo nada, estaba meditando su respuesta, si bien quería jugar todo un partido sabía que exigirse demasiado no era algo bueno.

 

-¡Basta! —Los ojos de Kagami resplandecían a causa de la ira, con movimientos rápidos se acercó a Aomine y le tomó del cuello de la playera para jalarle bruscamente con la intención de que sus rostros chocaran. —Más te vale parar con esa actitud de mierda, porque no voy a permitir que le sobre-exijas a Kuroko sólo por tu arrogancia. —Le zarandeó un par de veces con la intención de despejarle la hueca cabeza. — Se jugarán veinte minutos, tómalo o que todo termine aquí. Sin un maldito bote de balón, porque de una vez te advierto que voy a destrozar tu cara si haces daño a MI sombra y eso incluye que le lleves fuera de sus límites.

 

Los ojos de Kuroko se abrieron en desmesura ante la amenaza de Kagami hacía el moreno, de alguna forma no podía creer lo que estaba oyendo. El pelirrojo había salido en su defensa aun cuando él aún no estaba seguro de si parar a Aomine o no ya que, como lo vio en la tarde de ayer, éste sólo pensaba jugar a su manera sin reparar en que la dinámica principal era demostrar que podían trabajar como un equipo nuevamente. Los demás espectadores mantuvieron la mirada fija en Kagami, si bien la mayoría lo ha visto enojado –cosa que es muy fácil de conseguir–; nadie le había visto con aquella expresión en su rostro. Sus ojos estaban llenos de promesa, asegurando que no estaba sólo alardeando sino que era capaz de llegar a los golpes sólo por defender a su compañero.

 

-Entonces está decidido, veinte minutos serán más que suficientes. —Sorprendido de que Aomine no dijera nada, Katsunori decidió aprovechar la oportunidad para dar por cerrada la discusión y así poder empezar el partido que, lejos de dar una solución a los problemas, estaba causando más alboroto del que hubo ayer.

 

-Gracias, Kagami-kun. —Momoi sonrió cuando vio al pelirrojo soltar a Aomine para irse a lado de Kise, quien sólo sonreía con orgullo por la reacción que había tenido Kagami. Ya que temía que la terquedad de Aomine hubiese logrado obligar a Kuroko a aceptar jugar todo el partido y, en consecuencia, provocarle alguna lesión.

 

-¿Estás seguro de esto, Kise? —Satsuki desvió su atención a Kasamatsu justo cuando le oyó preguntar aquello al rubio. Estaba preocupada de que, según sus predicciones, Ryôta saliera aún más dañado que beneficiado en este partido.

 

-Lo estoy. —Fue la respuesta de Kise sin embargo al notar como Yukio arqueaba la ceja, Momoi logró comprender que el capitán de Kaijô no estaba muy seguro de la respuesta. Quizá el rubio aun sentía nervios y la actitud con la que andaba el moreno estos aumentaban aún más pero había hecho una promesa que pensaba cumplir y tenía que enfrentar sus miedos, Kagami tenía razón en que no podía solucionar nada si huía de todo, principalmente de los enfrentamientos con Aomine. Inhaló y exhaló de forma lenta y larga, empezando a relajar el cuerpo. Era hora del juego.

 

-Se jugaran diez minutos antes de parar el partido para que tomen un respiro de cinco minutos y luego volverán a jugar los diez minutos que restan. El equipo que anote más puntos es el ganador. ¿Queda alguna duda? —Pregunta Riko con una amenazante mirada. Estaba frustrada porque en las ocasiones donde debió poner orden se quedó petrificada, pero estaba decidida a no volver a repetir el mismo error, si uno de los jugadores mostraba la más mínima indisciplina le haría una de sus letales llaves de lucha hasta que aprendiera a respetar a sus mayores.

 

-No. —Contestaron los cuatro al mismo tiempo, temerosos de las llamas de ira que envolvían a la chica.

 

-Bien, entonces los que van a saltar al centro. —Ordena mientras se acerca con el balón. Esperando a que los chicos obedecieran.

 

Era obvio que Aomine sería el escogido para brincar, sin embargo todos se quedaron asombrados cuando vieron que el otro era Kise Ryôta. Siendo que Kagami era muy bueno en el salto todos tenían previsto que tanto el pelirrojo como el moreno serían los que abrirían el partido por lo que ver a Kise en lugar de Taiga les tenía algo desconcertados.

 

-Más les vale saber lo que están haciendo. —Kasamatsu se mostraba preocupado, obligar a Kise a enfrentar desde el principio a Aomine se le hacía una jugada arriesgada que podía ser perjudicial si no se controlaban los riesgos.

 

Riko tocó el silbato mientras arrojaba el balón lo más alto que podía. Ambos jugadores brincaron con fuerza para darle alcance y cuando sus manos se arrojaron contra el balón se dio un choque estridente. Tanto Aomine como Kise habían tocado la pelota, ahora empujaban con fuerza para ganarle al otro, siendo Ryôta quien retrocedió al ser superado en fuerza por el moreno. El balón salió disparado en dirección a Kuroko, quien estaba poniéndose en posición para hacer un pase largo, si bien no había trabajo en equipo con Daiki daría lo mejor de sí para ganar este juego.

 

Aomine corrió al otro lado de la cancha cuando aterrizó, preparado para recibir el pase y siendo perseguido por el rubio. Kuroko disparo con fuerza pero el balón fue interceptado por el pelirrojo, que aguantándose el quejido a causa de dolor que le provocó el impacto y aprovechando el aturdimiento del más pequeño lo pasó de largo e hizo una fuerte clavada acompañada de un poderoso grito de guerra. El balón atravesó el aro sin problema, rebotando en el suelo hasta salir de la cancha. Dejando a todos anonadados, Aomine principalmente. Kise suspiró con alivio, el plan estaba saliendo bien hasta el momento, además este sólo era el principio, dudaba que Daiki cayera en la misma trampa dos veces.

 

Riko tardó en silbar para anunciar la validez del punto, asombrada por la estrategia que había sido usada por Kagami y Kise. Una muy buena a su parecer. Alejando a Aomine de Kuroko las posibilidades de que este lograse parar a alguien más alto que él como lo es Kagami era algo prácticamente imposible de hacer. Y conforme empezó a avanzar el juego la tensión en los espectadores fue desapareciendo, olvidándose por completo de las posibilidades de que Aomine atacase de otra forma a Kagami, ahora lo único que importaba era verlos jugar.

 

Kise tuvo razón, la estrategia de alejar a Aomine ya no resultó por segunda ocasión pero no tenía importancia, tanto él como Kagami ya tenían previsto eso así que elaboraron otro tipo de jugadas. Aún estas no estaba siendo muy efectivas, si bien anotaron la primera canasta Aomine anotó otras cuatro con valor de tres puntos en poco tiempo. Dribleaba y corría por casi toda la cancha, enfrentándose a Kise o a Kagami, dependía de quien estaba más cerca y, cuando creía que se habían olvidado por completo de Kuroko le arrojaba el balón con la esperanza de que le mandara un pase que nadie esperaba.

 

-¡Eso no va a pasar! —Kagami corrió con rapidez para bloquear a Kuroko, sus ojos estaban fijos completamente en la pequeña y sorprendida figura.

 

-¿¡Pero qué…!? —Aomine corrió en dirección a Kagami y Kuroko pero fue interceptado por Kise, quien mantenía una mirada fría y calculadora, estaba concentrándose cuanto podía para no pensar en nada que no fuera el partido, porque sabía que si su mente empezaba a divagar entonces estaría completamente perdido.

 

-Te lo dije antes, Kuroko. —La sonrisa llena de orgullo de Kagami obligó a Kuroko a bajar el balón y empezar a buscar una manera de librarse del pelirrojo. —Ya no puedo quitar mis ojos de ti. — Con aquella declaración Tetsuya se vio abrumado por unos cuantos segundos, suficiente tiempo para que el balón se le fuese robado. Aomine chasqueó la lengua en son de molestia, librándose del bloqueo del rubio para ir contra Kagami.

 

Kise tardó en reaccionar a la velocidad que implementó el moreno para esquivarlo así que cuando decidió seguirlo éste ya estaba demasiado lejos como para alcanzarle además tanto Daiki como Kagami ya habían saltado, el primero para bloquear el tiro del segundo. Esto no estaba bien, el pelirrojo no iba a poder anotar, Aomine podría detenerle o, en el mejor de los casos, desviar el tiro para que el balón fuese fuera.

 

-¡Kagamicchi! —Grito en advertencia provocando que Taiga reaccionara lo suficientemente rápido para lanzar su tiro al tablero y que este rebotara en dirección al rubio, siendo irónicamente el movimiento que utilizaron Kagami y Kuroko para el juego semifinal de la Winter Cup. Kise tomó el balón y lo arrojó de forma rápida como sólo Sakurai podía hacerlo, ya que Ryôta era consciente de que Kuroko podía interceptarle si bajaba el balón.

 

El partido iba avanzando de forma lenta. Aomine fácilmente burlaba a Kagami o a Kise cuando los tenía enfrente, lo que molestaba al moreno y aun desconcertaba a Kuroko era el hecho de que Kagami pudiese saber la posición exacta de Tetsuya, bloqueando así los pases y logrando anotar canastas para no quedarse muy atrás.

 

Sólo faltaba un minuto para que acabase la primera mitad y el marcador estaba 24-17, a favor del moreno y Kuroko. No podían permitir que la brecha se abriera aún más, Kise y Kagami intercambiaron miradas y asintieron. Si bien todo el partido el rubio enfrentó en ocasiones a Aomine en ninguna de ellas fue un verdadero one on one, y al parecer el rubio estaba listo para un enfrentamiento final, ya que si lograba pasar al moreno podría anotar una canasta de 3 puntos que les ayudaría a cerrar la brecha aún más. Taiga le lanzó el balón y se dedicó a bloquear a Kuroko, este era un enfrentamiento que su amigo tenía que hacer solo.

 

-¿Qué? ¿Quieres hacer una jugada espectacular para el final, Kise? —Pregunta el moreno con sorna, poniéndose frente al rubio, preparado para el enfrentamiento. —Nunca has podido ganarme, por más copias que hagas no puedes ganarle al original.

 

-Eso está por verse, Aominecchi. —Respondió con seguridad el rubio, quizá tenía razón pero en esta ocasión no podía perder, necesitaban anotar, Kagami contaba con él y no iba a decepcionarlo. El silencio perduró por unos segundos que se hacían eternos, todos estaban expectantes al resultado que tendría esta batalla. Si bien Kise no logró ganarle la última vez a Aomine en esta ocasión Ryôta contaba con sus habilidades aún más desarrolladas, podía imitar a cualquier miembro de la Generación Milagrosa al instante y estaba decidido a tomar ventaja de ello.

 

-Eres un mentiroso. — Y con esa declaración por parte de Daiki logró hacer que Kise se adelantara antes de tiempo, distraído por la acusación que el moreno estaba haciendo en su contra. Ryôta se movió rápido pero con la cabeza en otro lado sólo logró que el balón se le fuese arrebatado al siguiente segundo de su jugada. Aomine corrió lo suficiente para acercarse a la canasta contraria y anotar 3 puntos más antes de que Riko sonara su silbato, declarando el final de la primera parte.

 

Daiki no sabía porque había hecho esa declaración al rubio, no quería distraerlo, de eso estaba completamente seguro pero algo en su interior le obligo a decir esas sencillas palabras, una acusación amarga, llena de decepción. Más confundido que tranquilo se dirigió a la banca donde tenía sus cosas, necesitaba despejar su cabeza y tomar demasiada agua, sólo tenía 5 minutos antes de comenzar la otra parte donde se decidiría quien jugaría en primero en el maldito juego de primavera.

 

-Kise. —Kagami se acercó preocupado al rubio, quien no se había movido de su lugar desde que Aomine le quitó el balón.

 

-Lo siento, Kagamicchi, te fallé. —Susurra con la mirada baja, sino se hubiera distraído con esas palabras la brecha se hubiese cerrado en vez de abrirse más. Ahora estaban 10 puntos atrás y todo por las palabras dichas por el moreno.

 

-No pasa nada. —La mano de Kagami se posó en la húmeda cabellera rubia, alterando los cabellos, no le importaba que fuera sudor lo que estaba mojando su mano, Ryôta necesitaba su apoyo y eso era lo que iba a darle. —Vamos, tenemos que hablar de nuestra estrategia. —Le rodeó los hombros con un brazo y lo guió a donde estaban sus cosas. Necesitaban pensar en algo nuevo para cambiar el ritmo del partido.

 

-Quizá debiste escoger a otro. —Susurró un deprimido rubio.

 

-¡No digas eso! —Regañó de forma inmediata el pelirrojo, poniéndose frente a Kise para sacudirlo y hacerle reaccionar, pero el otro se estaba adentrando de nuevo en la depresión a causa de la culpa que sentía por haber fallado el último tiro. Kagami no lo pensó, sólo actuó de forma desesperada, esperando que el maldito plan funcionara porque si no iba a tener serios problemas en su mente cuando pensara en las consecuencias de lo que estaba a punto de hacer.

 

Ryôta sólo abrió con desmesura los ojos cuando sintió los labios de Kagami chocar con brusquedad contra los suyos, era un beso casto, improvisado y torpe. Y lo principal de todo no sabía por qué Kagami lo estaba besando, su mente desconcertada tardó en reaccionar como era debido sólo cuando sintió a estos moverse fue cuando logró poner sus manos en los hombros del pelirrojo para separarle.

 

-¿¡Qué rayos estás haciendo, Kagamicchi!? —Exige saber un sonrojado rubio que cubría su boca con ambas manos, deseando escuchar la respuesta de Kagami.

 

-Besándote, ¿Qué no es obvio? —Responde un muy avergonzado pelirrojo. No sólo sus mejillas sino que toda su cara y sus orejas estaban rojas, sólo le faltaba sacar humo por los oídos para demostrar su completa vergüenza.

 

-Pero quiero saber ¿por qué? —Insiste Kise aún alterado.

 

-Para que reaccionaras. —Posiblemente no fue la mejor solución pero no se le ocurrió ninguna al momento. — ¿Recuerdas qué fue lo que te dije? Cuando comenzaste a decir que Kuroko era un idiota y tú deseabas a alguien que te quisiera por quien eras y todo eso. —El sonrojo comenzaba a hacerse menos, sólo había un poco alojado en ambos pares de mejillas.

 

-Sí, lo recuerdo. También recuerdo que me cuestioné por qué me enamoré de Aominecchi y ese tipo de cosas… ¡Eso no es lo que estamos tratando aquí! —Grita al comprender como el pelirrojo se estaba yendo por las ramas.

 

-¿Entonces? —Pregunta Kagami mientras tomaba asiento y comenzaba a beber de su botella de agua.

 

-¿Por qué me besaste, Kagamicchi? —Repitió el rubio intentando mantener la calma mientras le imitaba y se sentaba.

 

-Ya te dije que era para que reaccionaras. —El pelirrojo frunció el entrecejo al tener que repetir de nuevo su respuesta.

 

-¡Kagamicchi! — Kise azotó fuertemente su pie izquierdo en el suelo, ya comenzaba con sus berrinches y el pelirrojo suspiro.

 

-Tenías la misma expresión de cuando chocamos… la primera vez. —La mirada rojiza expresaba preocupación sincera. Kise era un buen amigo y no quería verle triste, menos por causa de Aomine. —No sé qué te dijo el idiota ese pero no tienes por qué creerte nada de lo que te diga, él no sabe cómo eres realmente y te está subestimando. —Con un gesto de su rostro señala en dirección donde estaba el moreno, quien irradiaba furia pura mientras apretaba su botella. —En la siguiente mitad vas a usarlo. —Declara sin miramientos, causando que el rubio se atragante con el agua.

 

-¿¡Disculpa!? —Después de dejar de toser volteó a ver a Kagami, buscando un indicio de que estuviera bromeando. — ¡Ni hablar! ¡Aún no puedo! —Se negó de forma rotunda.

 

-Sí puedes. Sólo son diez minutos. Puedes hacerlo. —Aseguró Taiga con confianza. —Ya lo has visto muchas veces además de que también lo hemos practicado y lo estás desarrollando muy bien, no tienes por qué preocuparte. Eres bueno y lo sabes. —Su gran mano se posó en el hombro de Kise para darle un apretón en son de apoyo.

 

Por otro lado Aomine estaba hirviendo de ira. No fue su intención voltear en dirección al rubio, sus ojos simplemente se movieron hacia donde estaba pero fue en mal momento. Lo que sus orbes captaron fue el beso corto que le dio Kagami. Fue en ese efímero momento en el que su cuerpo se tensó por completo, tanto que sus articulaciones dolían, incluso podía asegurar que si le golpeaban no sentiría dolor alguno. Su mano apretó con fuerza la botella de agua, al punto de que sus nudillos comenzaban a ponerse blancos. Era definitivo, destrozaría a Kagami y demostraría a Kise que él era mucho mejor.

 

Por otro lado Kuroko dejó a un lado la inexpresión para plasmar incredulidad en su rostro. Su mente había estado abrumada a causa de la declaración del pelirrojo hace unos momentos sin embargo cualquier atisbo de esperanza murió al ver como el pelirrojo se acercaba al rubio para “robarle” un beso. Sintió como su corazón se oprimía, cortándole la respiración, el dolor era tan intenso que le costó mucho trabajo mantener la compostura e incluso decidió mojarse la cara para que nadie notara las pocas lagrimas que se le habían escapado. Saber que Kagami ya no podía ser suyo le dolía y el sentimiento de culpa comenzó a invadirle.

 

Riko pitó con fuerza, anunciando fin del descanso y la renovación del juego. Todos los de Seirin estaban completamente rojos hasta las orejas, ya que Aomine y Kuroko no fueron los únicos en ver el “afecto” con el que se estaban tratando los dos “tortolitos”. Pero todos quedaron de común acuerdo en que los dejarían estar, ya que si la relación dura entonces habrá más escenas de esas. O eso creían. Todo lo contrario a Kasamatsu, que sólo tenía el ceño fruncido. Si bien estaba al tanto de la amistad de ese par no sabía que tenían una relación más seria. Lo mejor era no sacar especulaciones apresuradas y hablar con los dos una vez todo esto hubiese terminado.

 

Aomine caminó a paso firme al interior de la cancha, sus ojos chispeaban con furor y se centraban en el par que se acercaba. Sin embargo algo llamó su atención, la expresión de Kise estaba completamente cambiada y su forma de caminar sólo resaltaba la relajación en la que se encontraba su cuerpo. Un cosquilleo nació en su vientre y sintió un escalofrío recorrerle la columna, era un aviso de que lo serio estaba por llegar. Decir que no estaba sorprendido sería una gran calumnia, reconocía este sentimiento, era el mismo que apareció una vez que se enfrentó a Kagami por segunda vez, wild. Aquel salvajismo que sólo pocos jugadores lograban despertar.

 

-Veo que has aprendido nuevos trucos. —La emoción de enfrentarse al rubio comenzó a mermar la ira que sentía hacia el pelirrojo. A Daiki siempre le emocionaba enfrentarse a adversarios fuertes y sus instintos le dictaban que Kise estaba dispuesto a otorgarle la suficiente diversión como para olvidarse del objetivo principal que tenía este juego.

 

-Los suficientes para vencerte, Aomine... cchi... —Las cejas del moreno se dispararon rápidamente hacia arriba una vez escucho a Kise pronunciar su apellido. Algo estaba mal, sintió un golpe duro en el pecho cuando creyó que aquel “cchi” iba a desaparecer, pero se recuperó de forma inmediata, no tenía tiempo para pensar en esas trivialidades ahora.

 

-Últimos diez minutos. —Anuncia Riko soplando a su silbato y anunciado la reanudación del partido. Kagami y Kise tenían el balón.

 

El pelirrojo de inmediato le lanzo el balón al rubio y se dedicó a marcar a Kuroko; pero no pudo evitar parpadear sorprendido al ver a su sombra. La expresión en sus ojos estaba apagada, no estaba el vivo y serio brillo que acostumbraba ver en esos hermosos trozos de cielo. Es como si fuera un recipiente vacío, ¿qué le había pasado? ¿Qué le había hecho el idiota de Aomine? ¿Es que le rechazó de nuevo? ¿Le habrá lastimado de alguna forma? Si era así no pensaba perdonarlo, no iba a permitir que aquel moreno volviera a causarle daño alguno a Kuroko.

 

-Relájate, no pienses en nada. Sólo guíate por tu instinto. Deja que tu cuerpo reaccione solo. —Kise inhaló y exhaló largamente, despejando su mente y centrándose en su objetivo. Recordaba claramente las veces que había jugado con Kagami, las pláticas que tuvieron y las veces que le vio de aquella forma salvaje. Tan relajado y dejándose llevar por sus instintos, fue difícil pero poco a poco aprendió a usarlo aunque no del todo. Había ocasiones en las que la razón ganaba y le hacía dudar de sus movimientos, causando huecos que siempre eran aprovechados por el pelirrojo, pero en esta ocasión no iba a darse ese lujo. Su contrincante era Aomine e iba a demostrarle cuanto había mejorado.

 

Botó el balón un par de veces antes de moverse de forma veloz hacia la izquierda, intentando esquivar el cuerpo del moreno, sin embargo éste reaccionó a tiempo y volvió a bloquearle, Kise dio una media vuelta del lado contrario esperando ser más rápido pero fue inútil, Aomine estaba de nueva cuenta frente a él. Y así la batalla comenzó, entre fintas, corridas y esquivadas los dos se mantenían demasiado cerca, uno deseando pasar y el otro deteniéndole. Ambos mostraban una gran agilidad, como dos animales salvajes danzando para mostrar su poderío.

 

Kagami mantenía un ojo sobre Kuroko, evitando que se moviese para ayudar a Aomine y al mismo tiempo estaba complacido de que Kise se mantuviera a la par con Daiki sin tener que recurrir a las copias. Había sido un entrenamiento muy duro pero Ryôta pronto aprendió lo esencial para el wild, lo único en lo que erraba era en creer en su propia capacidad para dominarlo, aunque era comprensible por el hecho de que su juego está basado principalmente en la copia, tener algo exclusivo podía desequilibrarle un poco.

 

-Pero Aomine está lejos de pararlo. —Kasamatsu sonrió orgulloso, por fin podía ver los frutos de los juegos constantes con el pelirrojo.

 

Daiki podría ser una pantera ágil y veloz que respondía de forma inmediata al ataque de su contrincante pero Kise tenía la esencia de un leopardo, paciente, frío y calculador. Sus ojos se movían atentos a los movimientos del moreno, esperando una oportunidad. Y cuando la vio no dudo en aprovecharla, se movió a la izquierda pero paró al siguiente segundo para ir por la derecha, atravesando la defensa y arrojando el balón para anotar tres puntos y volviendo a cerrar un poco la brecha. Todos, incluyendo a Kise, se quedaron sorprendidos con lo que habían visto. Después de mucho tiempo, luego de largos enfrentamientos por fin había llegado el día en el que Kise logró ganarle a Aomine en el one on one.

 

-Ki-chan. —Contra todo pronóstico Momoi quedó anonadada con el desarrollo que mostraba el rubio. Si bien admitía que había mejorado no se imaginaba que lo hubiese hecho a un punto tan alto.

 

-¡Bien! —Kagami sonrió victorioso, quizá aún estaban lejos de empatar pero se alegraba por el rubio. Esperaba que con esto Aomine viera con diferentes ojos a Ryôta.

 

-Nada mal. — Daiki limpió una gota de sudor que tenía en su barbilla con el dorso de la mano, estaba demasiado sorprendido de que Kise le hubiese pasado, incluso podría asegurar que sentía atisbos de orgullo llenándole el pecho y estaba lejos de sentir ira o frustración a causa de esto. Empero todo se rompió cuando decidió entrar en la zona, sabiendo que tendría clara ventaja, pero sorprendiéndose cuando se dio cuenta de que la puerta no se abría a su voluntad como las otras veces que lo había hecho. — ¿Pero qué rayos…? —No entendía, ¿Por qué no podía entrar a la zona?

 

-¡Aomine-kun! —El grito de Kuroko le sacó de su ensimismamiento, viendo como la pelota se dirigía hacia él. La tomó sin esfuerzo y corrió hacia la canasta, siendo interceptado por el pelirrojo. La ira bulló de nuevo en su interior.

 

-¡Quítate de mi camino! —Su velocidad y ritmo aumentaron bruscamente, pasando sin esfuerzo a Taiga, sin embargo luego estaba Kise, preparado para interceptarlo. — ¡No voy a dejar que él se quede con lo que es mío! —Dejando eso claro, dio un salto para hacer uno de sus tiros sin forma. Ryôta brincó cuanto pudo para parar el tiro pero lo único que logró fue rozar la punta de su dedo con la pelota, alterando el curso de la misma y evitando que entrara a la canasta.

 

-¡No voy a dejar que te quedes con él! —Declaró Kagami viendo a Aomine de forma retadora, si bien el moreno no comprendía porque había dicho lo anterior el pelirrojo entendió lo que, pensaba, era una declaración. Aomine quería quedarse con Kuroko, pero Taiga no lo iba a permitir. —Él es mío, que te quede eso bien claro.

 

-¡Cabrón! —Por alguna extraña razón las palabras del pelirrojo sólo le enfadaron aún más. Aquellas palabras sólo pudieron traerle la imagen de Kise, y eso no lo iba a permitir, no dejaría que el pelirrojo se quedara con el rubio. ¿Qué se creía el idiota de Kagami? ¿Creía que podía venir y hacerle tremenda declaración? ¿Es que creía que estaba al nivel de Aomine Daiki? —Eso lo veremos.

 

Entre fintas, jugadas, pases, bloqueos, pantallas y más jugadas que nacían en la cancha el juego comenzaba a ponerse parejo. Debido al shock que estaba sufriendo Kuroko sus pases en la mayoría de las veces eran torpes y el balón terminaba en las manos del equipo contrario. Aomine estaba frustrado, no sólo tenía que enfrentar a dos buenos jugadores sino que todavía no podía entrar a la zona y no sabía la razón de ello, por más que empujaba la puerta esta se negaba a abrirse. Poco a poco la brecha fue cerrándose hasta el punto en que lograron empatar 56-56. Kuroko estaba agotado y Kise estaba a punto de perder la concentración. Todo lo contrario a Kagami y Aomine, aún tenían energía y la última disputa quedó entre ellos. El pelirrojo ya no podía forzar a Kise a enfrentarse al moreno. De los siete one on one que tuvieron en estos diez minutos Ryôta sólo logró ganar en tres.

 

No podía forzarlo más de lo que ya había hecho, por lo que esta última jugada quedaba entre él y el moreno. Daiki era quien tenía el balón y sus movimientos en vez de ágiles y rápidos eran lentos y meticulosos, ya que sabía que no era el momento de hacer movimientos torpes. Un sólo paso en falso y regalaría la victoria a Kagami y eso era algo que no podía permitirse hacer. Luego de unos largos segundos comenzaron su duelo, bloqueándose y atacando en la mínima oportunidad que tenía. Hubo ocasiones en las que Kagami robó el balón pero casi de forma inmediata Aomine lo recuperaba.

 

Aida sólo mantenía el cronometro en mano y el silbato en la boca, contando los segundos que quedaban para poder dar por finalizado este juego. Admitía que había obtenido buenos datos e incluso que había disfrutado el partido pero lo que más le importaba a ella es que después de esto las cosas entre esos dos se tranquilicen.

 

-¡Kagamicchi! —Kise se movió a un extremo de la cancha, esperando el pase del pelirrojo. No había tiempo para ese tipo de duelos, lo que importaba en estos momentos era poder anotar aunque fuese una canasta de un punto o dos. Estaba lo bastante lejos antes de que Kuroko le alcanzara pero el pelirrojo no hacía caso. Chasqueando su lengua al verse ignorado, inhaló bruscamente para gritar con fuerza. —¡¡Taiga!! —los ojos rojos se desviaron del moreno y se centraron en Kise, no se lo pensó demasiado, arrojó el balón con fuerza en dirección al rubio.

 

Éste tomó el balón y de forma inmediata lo arrojó a la canasta. En ese momento fue como si el tiempo se detuviera. Todo el centro de atención estaba fijo en el balón, que parecía girar lentamente en dirección al aro. Rebotó un poco y dio varios giros alrededor del aro antes de caer dentro. Fue en ese segundo que Riko pito con fuerza. El partido había terminado por fin, después de unos largos diez minutos.

 

-¡Como fue apostado, Kagami-kun será el que juegue primero! —Declara la chica. Un partido intenso donde el pelirrojo y Kise se llevaron la victoria. Tardaron un poco en reaccionar pero cuando lo hicieron corrieron uno hacia el otro para abrazarse por los hombros y dar un fuerte grito de victoria. Reían emocionados.

 

-“No lo toques. Deja de reírte a su lado. Aléjate de él” —Confusos pensamientos atacaron al moreno y con la imagen de un posible beso entre Kagami y Kise a causa de su victoria, su cuerpo reaccionó de forma inconsciente. Acercándose a la pareja para interrumpir su festejo, elevando un puño y arrojándolo con ira hacia el par.

 

 

Notas finales:

Espero haya sido de su agrado y sino... pues ya saben que acepto las criticas constructivas nwn

Mi beta dice que la descripción del partido estuvo bien, pero sí alguien se confundió puede decirme en que parte para poderla hacer más entendible :)

 

*Desembucha: No sé si en otros países lo usen pero en México cuando uno menciona esta palabra quiere decir que diga todo lo que sabe.

 

Sin más por el momento, les dejo.

Hasta la próxima.

 

Y no dejen de acosarme XD entre mas presión más me pongo a trabajar, pero por favor que no solo sea "conti pls o ¿cuando la actualización". Me gusta saber lo que piensan realmente de mi historia, sí le doy muchas vueltas, si pongo escenas confusas, sí omití algo, etc. En serio, todo eso me gustaría que me lo dijeran.


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