Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Fingiendo que no te amo. por LycanZero

[Reviews - 116]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola! Vuelvo con una actualización más de este fic. Me alegro de que tenga buena aceptación por parte de tod@s ustedes nwn

 

Me tarde casi un mes en actualizarlo, pero tienen que admitir que fue menos tiempos que antes (??) uwu

 

 

 

Erza-san, gracias nuevamente por tu ayuda. Además de que me apoyas en despejar algunas dudas que luego me nacen debido a no saber si me adelanto o no en algunas situaciones.

 

 

 

Sin más que decir, les dejo leer y espero disfruten del cap. nwn

Fueron segundos fugaces, momentos efímeros en los que no entendió qué es lo que había ocurrido realmente. Su último recuerdo era una punzada en la quijada, un dolor lacerante en el labio producto de algún golpe, probando su sangre a causa de una herida abierta, además de una punzante dolencia en su trasero debido a la fuerte caída en el concreto. No había estado preparado para eso, en ningún momento pensó que iba a ser agredido, tan centrado estaba en su festejo de la victoria que no vio venir a Aomine. Fue muy tarde para reaccionar cuando volteó vio que el puño estaba a escasos centímetros de su rostro.

 

-¿Pero qué…? —Al parecer no fue el único desconcertado. Por lo que pudo notar, nadie estaba listo para ver tal reacción en Aomine. Bueno, no es como si el moreno fuese perdiendo partido tras partido para darse una idea de su reacción.

 

-¡Dai-chan! —Momoi fue la primera en predecir el siguiente movimiento de su amigo, interponiéndose en su camino. Daiki estaba furioso, cegado por los celos que no sabía que tenía. Había llevado al límite la paciencia de su amigo sin darse cuenta. Jamás pensó que en verdad Kise le importara tanto para llegar a este punto donde estaba ciego, no veía las consecuencias de lo que esta agresión traería en la futura decisión de los entrenadores sobre quienes participarían en el torneo.

 

-¡Aomine, tranquilízate! —De forma rápida los miembros de Touou se movieron para detener al moreno que estaba a punto de arremeter de nuevo contra su víctima. Luchó por unos momentos, queriendo soltarse para poder golpearle hasta dejarlo deforme.

 

Los rojizos ojos de Kagami le vieron de forma fiera. La ira también comenzaba a corroerlo, ¿cómo había osado tocarle?, ¿atacarlo por haber ganado un juego? Él no iba a permitir que Aomine se saliera con la suya. Primero limpió el sangrante labio y de un fluido movimiento arremetió contra el moreno, aprovechando que éste era detenido por los otros chicos. El puñetazo fue tan poderoso que el rostro de Aomine se volteó casi por completo junto con su cuerpo.

 

Por inercia los demás se alejaron, un instinto primitivo de preservación tomó posesión de ellos los suficientes segundos como para que el pelirrojo volviera arremeter contra el moreno y así iniciar una pelea campal donde uno recibía un golpe del otro pero al siguiente segundo respondía con la misma fuerza. Gritos desesperados se oían, súplicas estridentes para que esa pelea parara. Pero ambos estaban sordos, sólo se centraban en los movimientos del otro. Kise no salía de su estupor, aún no procesaba bien lo que había y estaba pasando, simplemente se quedó en su lugar, completamente quieto como si fuera una estatua.

 

Todos los presentes intentaron varias veces acercarse e intentar detener esa pelea, pero de una u otra forma Taiga y Daiki se les escapaban de los agarres para seguir peleando. Sólo Kuroko se armó de valor para hacer algo osado. Conocía lo suficiente a Aomine como para saber que tenía la experiencia en peleas callejeras para obtener la victoria y aun cuando nunca había visto pelear a Kagami sentía que no iba a poder ganar este encuentro, tenía que hacer algo para que se detuvieran y el pelirrojo no saliera más dañado de lo que ya estaba.

 

-¡Detente, Kagami-kun! — Sabiendo que de los dos el pelirrojo era el que podría estar más consciente que ciego de ira, Kuroko le llamó con toda la fuerza que pudo. Cerrando los ojos cuando vio que ambos cuerpos volvían a acercarse para arremeter, de alguna forma sabía que se llevaría un buen golpe por estar en medio de los dos.

 

 

Sin embargo los ojos de Kagami captaron de forma inmediata su pequeña figura, haciendo que la ira y deseos de combate desaparecieran en un segundo para ser suplantados por el miedo y la preocupación. ¿Qué estaba haciendo Kuroko? ¿Es que quería ser golpeado? Con reflejos rápidos esquivo el golpe del moreno para abrazar a su sombra y alejarse de Aomine, manteniendo un férreo control sobre Kuroko, abrazándole protectoramente. Aomine podía golpearle todo lo que quisiera pero no iba a permitir que lastimara a Kuroko de ninguna forma.

 

-¡Basta, Aominecchi! — Ryôta logró salir de su shock inicial y moverse frente al moreno para frenarle. Le veía de forma severa y al mismo tiempo decepcionada. — ¿Te das cuenta de que te estás pareciendo a Shougo-kun? Sólo él podría actuar así por haber perdido.

 

Daiki parpadeó sorprendido, observando a su alrededor para comprender lo que había hecho. Y si bien no se arrepentía de haber golpeado a Kagami le dolía que Kise le comparara con una sabandija como lo era Haizaki. Ese terrible dolor se arraigó en su pecho, haciéndole querer huir de aquel lugar porque comenzaba a sentir una irritación en sus ojos, las lágrimas amenazaban con salir debido a la frustración de no saber qué estaba pasando con él. Se puso agresivo, sí, pero estaba seguro que no había sido por perder el partido, había algo más, algo en la forma de festejar de Kise y Kagami que le hizo ponerse de esa forma. Pero seguía sin entender nada.

 

Con una mirada dolida dirigida a Kise dio media vuelta y se fue. No le importaron los gritos y exigencias de que volviera, no importaba que sus cosas se quedaran en la cancha, porque sabía que Satsuki se las llevaría a casa, solo quería huir de ahí, escapar de todo lo que estaba pasando, evitar ver aquella mirada ambarina llena de decepción y reproche. Eso era lo que más le dolía.

 

-Kagami-kun, ¿cómo te sientes? —Kuroko se alejó de la imagen de Aomine retirándose para poner atención en el pelirrojo. No pudiendo evitar sonrojarse al sentir cómo aquellos fuertes brazos le envolvían y negaban con dejarle ir.

 

-Bien. —Mintió de forma distraía, la verdad le estaba doliendo todo el cuerpo, al parecer no le había bastado con el golpe en su quijada sino que fue a por más. Ahora sabía que tenía moretones por todo el cuerpo. — ¿En qué rayos estabas pensando cuando te metiste en la pelea? — Kagami había deshecho el abrazo para tomar a Tetsuya de los hombros y zarandearle un poco. —Pudiste haber salido herido. — Recalcó con clara preocupación. Jamás se hubiese perdonado ser parte de algo que lastimara a Kuroko. El haberlo visto en medio, a punto de recibir dos golpes hizo que el estómago se le contrajera. Jamás había tenido tanto miedo en su vida como en esos momentos.

 

-No quería que salieras más lastimado. — Responde con voz baja, la vergüenza que esa respuesta le provocaba le obligaba a bajar la cabeza para evitar que todos, incluyendo a Kagami, vieran lo rojas que estaban sus mejillas. Un confortante calor se instaló en Kagami, sintiéndose importante al saber que Kuroko se había preocupado por él y no por Aomine. Haciendo que incluso pusiera una bobalicona sonrisa en su rostro que duró solo unos cuantos segundos y que Kuroko no pudo ver.

 

-¡Bakagami! — Sabiendo que estaba muy herido, la entrenadora optó por golpearle con el abanico de papel en la cabeza. — ¡¿En qué estabas pensando?, ¿cómo te atreves a pelearte?, ¿tienes aire en el cerebro?! —Regaños e insultos comenzaron a llover después de esas preguntas. Kagami sinceramente no sabía muy bien lo que había pasado. Sólo sucedió. Recibió un golpe sin justificación y entonces todo se nubló. Un instinto de lucha nació de él, incitándole a responder a aquel reto silencioso. Al menos en su mente estaba clarísimo el por qué Aomine lo había hecho. Al perder había echado por la borda la oportunidad de volver a ser la luz de Kuroko lo cual enorgullecía al pelirrojo, puesto que eso solo significaba que había demostrado a su sombra que él era el mejor candidato para ser su luz en este y futuros partidos.

 

Por otro lado Kise estaba completamente confundido, no entendía muy bien lo que había pasado. La pelea fue impresionante, esa era la única verdad congruente. Jamás pensó que Kagami tuviera experiencia en peleas, de alguna manera se alegró de ese hecho ya que por ello evitó terminar mal parado en esta situación, sin embargo los motivos no estaban claros. Que Aomine agrediera por perder en un partido era algo que jamás creyó ver, al contrario, esperaba un saludo resignado, un bufido molesto o, lo que era más importante para Kise, una mirada de respeto, pero nada de eso pasó.

 

Una pelea. Nadie tenía previsto esto, ni siquiera Momoi que fue una de las que, valientemente, se puso enfrente de aquel par aunque fue ignorada por completo. Luego Kuroko, sabía que con él en medio al menos Kagami iba a reaccionar, había conocido lo suficiente de Taiga como para comprender que tiene una vena protectora grande hacia Kuroko, aunque era de esperarse debido a los sentimientos que tiene por el pequeño hombre fantasma, sin embargo el que aún no reaccionaba era Aomine, quien estaba a punto de arremeter de nuevo. En esta ocasión fue su turno de interrumpir, de ponerse en medio, pero aquella mirada que le dedicó el moreno aún le tiene estupefacto.

 

Dolor, eso es lo que vio en los ojos de Aomine, señalándolo a él como la causa. ¿Es que el haber ayudado a Kagami a ganar provocó eso? ¿No quedó como un digno rival ante los ojos de Daiki? ¿En qué se convirtió entonces? ¿Qué era lo que pensaba Aomine cuando le veía? Un dolor en su pecho llegó al recordar aquella mirada. Se supone que él debe ser el decepcionado por la reacción que tuvo el moreno ante su derrota y que no reaccionara cómo un jugador de su “calibre” sino que se fuera a los golpes cual novato, y aun así ¿por qué siente que el más afectado es él?, ¿por qué tiene el presentimiento de que lo único que hizo fue agrandar la brecha entre ellos?

 

-¿Kise? —Kasamatsu se acercó lentamente al rubio y puso su mano en el hombro en son de apoyo. No sabía exactamente qué pasaba por la cabeza de su kohai pero esperaba que no fuera algo deprimente.

 

-¿Senpai? —Preguntó en respuesta, volteando para ver a Kasamatsu. No podía decirle que estaba bien. No sabía exactamente qué es lo que estaba pasando en su interior, decepción, miedo, enojo, alegría, un sabor a victoria y, quizá, algo de confusión… tanta mezcla que no podía definir algo congruente.

 

-Hiciste un gran trabajo. —Felicitó con una corta sonrisa que expresaba bastante orgullo, relajando poco a poco al rubio. —Lo que ha pasado no ha sido tu culpa. Así que no vayas imaginando cosas que no son en tu cabeza. —Exige dándole un ligero golpe en la cabeza, esperando que eso lograse despejarle el remolino de pensamientos que se formaba en su mente. —Mejor ve a ver cómo está Kagami, creo que piensan llevarlo al hospital sólo para prevenir cualquier cosa.

 

Ryôta ni siquiera agradeció o despidió de Kasamatsu. La mención del nombre del pelirrojo causó un efecto en él de forma inmediata. Ahora la preocupación le embargaba ya que aun cuando Kagami se defendió con fiereza fue el que más golpes se llevó. Era exagerado pensar que tendría alguna fractura, a menos que hubiese recibido un puñetazo de lleno en su rostro, pero de no ser así posiblemente solo tendría grandes moretones.

 

-Eres un buen senpai. —Kiyoshi se acercó a Kasamatsu, ambos veían cómo Riko seguía regañando a Kagami mientras Kise preguntaba sin cesar el cómo se sentía, al mismo tiempo que el pelirrojo mantenía un firme agarre en la muñeca de Kuroko, quien hacía inútiles intentos para soltarse.

 

-No hice nada grandioso. Sólo que ese rubio idiota tiene tendencias a culparse de ciertas cosas. —Responde mientras se cruza de brazos, siendo observador de aquella escena donde poco a poco los de Touou comenzaron a ser partícipes.

 

-Siempre estás para él, yo creo que eso es grandioso. —Contrarrestó el castaño todavía sonriendo. — Espero que estés haciendo lo mismo con Izuki, no me gustaría ver a ninguno de mis compañeros tristes, menos a él que siempre intenta hacer de comediante. —Había una mezcla perfecta entre relajación y seriedad en las palabras de Kiyoshi. Sin embargo no causó efecto alguno en Kasamatsu, ya que aun cuando no conocía muy bien Teppei, sus instintos le decían que era alguien muy observador pese a su actitud despreocupada.

 

-¿Es aquí donde tengo que jurarte muchas cosas para poder estar con Shun? —Cuestiona con una sonrisa corta, dando a entender que no estaba intimidado, para nada.

 

-Nada de eso. — Asegura Kiyoshi riéndose un poco ante la actitud Yukio. Sinceramente esperaba que este se pusiera nervioso o comenzara a tartamudear, pero sorprendido estaba de notar el fuerte temple del que fuese el capitán de Kaijô. —Sólo hago un comentario. Mis amigos son también como mi familia, me preocupo por ellos.

 

-Pues si te preocupas mucho por tus compañeros, creo que deberías hacer algo con el chico fantasmagórico. —Responde señalando con su barbilla a la pequeña figura que se había resignado a mantenerse a lado de Kagami.

 

-No es el único que necesita ayuda. —Los ojos de Kiyoshi se desviaron por unos segundos a la salida donde Aomine había desaparecido. —Además Kuroko desaparece a cada rato, es imposible hablar con él.

 

-Él no me corresponde. —Contesta de forma tajante. Suficiente era con saber que el moreno había causado severo daño en los sentimientos de Kise como para tener que ofrecerle ayuda. —Deberías preocuparte primero por los tuyos.

 

-Preocuparme no me está ayudando mucho y Aomine es parte del equipo al menos de momento. —Responde Kiyoshi con tranquilidad. — De Kuroko puedo encargarme, pero Aomine también necesita ayuda. —Insiste el castaño.

 

-Créeme, no va a aceptar ayuda de mí y yo tampoco quiero darla.

 

-¿Aun cuando eso pueda beneficiar a Kise Ryôta?

 

-¿Qué tanto sabes? —Los ojos de Kasamatsu se fijaron en la gran figura de Teppei, retándole, exigiéndole una respuesta.

 

-He observado lo suficiente como para entender un poco la relación que tienen los dos y que Aomine no tiene ni la más mínima idea de lo que le está pasando, quizá un poco de información mejore las cosas no sólo para él mismo sino también para tu kohai.

 

-Eso no me corresponde a mí. —Vuelve a negarse. Si bien pocos se habían percatado de lo que estaba sucediendo en este… bueno, ya no sabía si llamarlo triangulo o cuadro amoroso, donde las malas interpretaciones dominaban, no le correspondía a él andar metiendo las narices en asuntos ajenos. —Deberías decírselo a los de Touou, son sus compañeros después de todo.

 

-Son nuevos en esto de trabajar en equipo, ni siquiera saben cómo definir la actitud de Aomine. La única que parece darse cuenta es la chica, Momoi. Sin embargo ella no es la indicada, Aomine no le hará caso.

 

-Entonces habla tú con él. —Kasamatsu no tenía idea de qué estaba planeando el castaño. Él no tenía la obligación de ayudar al moreno. Era muy irrespetuoso y sabía que ambos tenían mal carácter e iban a chocar en cualquier momento, empeorando las cosas en vez de mejorarlas. Así no iba a poder ayudar a Kise.

 

-No va a funcionar. —Acepta rascándose la cabeza mientras se reía. —No se parecen mucho, pero tengo a alguien que tiene una actitud algo similar a la de Aomine, quizá un poco más arrogante y agresiva… y si no puedo con esa persona menos podré con Aomine.

 

-Entonces tienes un problema. —La conversación se vio terminada por la presencia de Izuki, quien decía que habría reunión mañana para hablar de lo sucedido el día de hoy, hacer un juicio y dar un castigo justo. Por el día de hoy Kagami sería llevado al hospital por ambos entrenadores mientras que los demás podían irse ya a sus casas.

 

-¿Nos vamos? —Una vez que Kiyoshi se alejó, Shun se atrevió a hablar.

 

-Claro. Sólo deja que me despida de Kise. —Para Kasamatsu era imposible no sonreír cuando estaba con Izuki. Era algo instintivo, un hábito. —Kise, tengo que irme.

 

-Ah, sí. Gracias por venir a apoyarme, senpai. —Kise tenía en sus manos sus cosas y las de Kagami. —Pienso acompañar a Kagamicchi, quiero asegurarme de que esté bien.

 

-Cualquier cosa me marcas al celular y recuerda, nada de pensamientos idiotas, ¿entendido?

 

-Sí, lo prometo senpai. —El rubio no estaba muy seguro de las palabras de Kasamatsu, si bien entendía que no había provocado la pelea, sentía que algo tuvo que ver en la ecuación, por eso iría con Kagami, quería hablar con él para aclarar algunas cosas. Quién mejor que el pelirrojo, protagonista innegable de la pelea, para aclararle ciertas cosas.

 

Yukio, satisfecho por la respuesta del rubio dio media vuelta y se acercó a Izuki, quien le estaba esperando para poder retirarse de la cancha. Kise parpadeó sorprendido e incluso se talló los ojos para asegurarse de que no estaba bajo el efecto de una ilusión o espejismo, al notar cómo aquel chico entrelazaba su meñique con el de su senpai. Pero eso no fue lo más sorprendente, lo increíble para Kise fue ver a Yukio sonriendo y respondiendo al gesto.

 

-¿Eh?—Se sentía perdido, completamente. En definitiva no sabía que era lo que estaba pasando. Posiblemente todo el estrés le estaba jugando una mala pasada. —No, no es alucinación, es real. —Se dijo así mismo cuando se pellizcó y sintió un fuerte dolor debido a ello. Asegurándose de que estaba despierto y que lo que estaba viendo era auténtico.

 

 

 

**************

 

 

Caminar. Simplemente eso. Se alejó y se movió sin rumbo fijo. Ahora que recapacitaba se daba cuenta de que estaba sentado en una de las bancas de un pequeño parque, viendo ir y venir a las personas, hablando, riendo, haciendo gestos. Cada una con sus propios problemas, pero estaba seguro que ninguna tenía su problema, que a ninguno de ellos le pasaba lo que a él. Miro sus manos con minuciosidad, como si en ese momento fueran lo más interesante del mundo.

 

-Sabía que eras un idiota, pero no pensé que a tales extremos. —Habló una voz demasiado conocida para el moreno. No dijo nada, liberó un fuerte gruñido, mostrando su enojo por aquel insulto. —Ni siquiera puedes pensar en una respuesta, aun no entiendo cómo es que pasas tus materias. —Aomine pudo ver de reojo cómo se sentaba a su lado.

 

-¿Qué quieres? —Pregunto después de unos momentos de silencio, dejando de ver sus manos para volver a poner atención a las personas que se movían de un lado a otro, cada una a un destino diferente.

 

-Supe que tu equipo y el de Seirin iban a formar uno solo para este absurdo torneo. — Fue la simple respuesta. Aomine esperó una explicación más amplia pero nada de eso pasó, aunque no sabía por qué esperaba eso, si aquella persona era de cortas palabras.

 

-Entonces… te pusiste a espiar. —Aseguró mientras volteaba a ver a su acompañante.

 

-Tenía que asegurarme de algo. —Respondió de nuevo de forma corta, como era de esperarse. —Momoi me llamó.

 

Los ojos de Aomine se abrieron en sorpresa. No esperaba que él respondiera a una llamada de Momoi, de hecho estaba sorprendido al entender dos cosas: una, que Satsuki le hablara precisamente a él y dos, de que éste mismo sujeto hubiese aceptado la llamada, normalmente cortaba la comunicación al saber quién era. Ya que era de los que no gustaba de interactuar con sus “antiguos compañeros”. Su mirada volvió a desviarse, nuevamente al suelo. Una pequeña opresión en su pecho apareció, reprendiéndole por el trato que había tenido hacia su amiga, quien lo único que hacía era velar porque estuviera bien, incluso cuando la mayoría de las ocasiones se la pasaba regañándole.

 

-Debió ser algo importante, si atendiste a lo que dijo Satsuki. — El silencio había vuelto a extenderse entre ellos, por lo que esta vez fue Aomine quien se atrevió a hablar. No importaba lo fastidioso que fuera el hablar con ese sujeto, si su amiga había pensado que era lo mejor para él entonces podía hacer un esfuerzo, uno muy grande de hecho, para hacer plática y ver qué salía de todo esto. Ya estaba cansado de no saber que pasaba.

 

Todo lo que estaba sucediendo en su interior era nuevo y eso conllevaba a que fuera bastante confuso, lo cual le frustraba en demasía. Ya ni seguro estaba de ir a un doctor, algo le decía que la medicina no era una opción y también sabía que no estaba loco, o al menos eso esperaba, ya que sus arranques de ira estaban siendo menos controlables, asustando no sólo a los demás sino así mismo. Tenía que parar esto, si por lo menos tuviera una respuesta o una pista, no pedía más, con un indicio que se le diera le bastaría para empezar a buscar una solución a su problema.

 

-Todos sabíamos que Kise estaba enamorado de ti. —Comenzó a hablar llamando la atención de Daiki. —Bueno, todos menos tú. Y déjame decirte que lo que tú estás sintiendo son celos. Porque estás enamorado de Kise nanodayo.

 

 

 

***************

 

 

-Con esto debe bajar la inflamación y quitar el dolor. —Aseguró el doctor después de haber dado un chequeo a Kagami. Aliviados estaban los ahí presentes al escuchar que sólo iba a tener morenotes y molestos dolores a causa de los golpes, pero no había nada roto así que, si los entrenadores lo permitían, Taiga estaba listo para jugar los partidos que quisiera después de un día de descanso.

 

-Muchas gracias, doctor. —Kagami al salir del consultorio junto con Riko y Harasawa comenzó a buscar de forma inmediata a Kuroko, a quien le había obligado a venir con él, puesto que tenía que hablar muy seriamente de algunos asuntos que no podían esperar, pero no lo vio por ningún lado, lo único que tuvo a la vista era Kise y a su capitán, Hyûga.

 

-Está bien, solo debe tomar unos antiinflamatorios. —Anunció Riko, escuchando que tanto Kise como Junpei suspiraban aliviados.

 

-Kurokocchi salió un momento con Momocchi para hablar de algunos asuntos importantes. —Dijo Ryôta al notar cómo Kagami escaneaba el lugar en busca de su sombra.

 

-Ya veo. —Respondió con cierta decepción, Kuroko había escapado.

 

-Kagami-kun. —La entrenadora le llamó con seriedad, provocando que el pelirrojo tragara duro, sintiendo que la muerte estaba cerca. —Aun cuando Aomine-kun comenzó la pelea no debiste responder. Tu falta de control nos tiene preocupados, queremos mostrar que podemos trabajar en equipo no que podemos dar un espectáculo de boxeo.

 

-Mañana, si nos permites, queremos hablar en tu casa. Aun cuando entiendo que todo esto lo inició Aomine no podemos dejarte sin un castigo. Los dos tienen que aprender que el respeto hacía sus rivales es tan importante como el juego mismo. La indisciplina que mostraron el día de hoy nos demostró lo poco que vale un acuerdo.

 

-¡Aomine lo rompió primero! —Respondió exaltado.

 

-Y tendremos eso en consideración. —Aseguró Harasawa con voz tranquila, demostrando que la alteración de Kagami no le afectaba en lo absoluto. —Pero vuelvo a decirlo, tú respondiste a la agresión. Al hacerlo también violaste el acuerdo al que habíamos llegado. Aomine ya estaba sujeto cuando tú lo golpeaste. Tenías opciones, ¿no es así?

 

-No… bueno… sí… — Excusas podría haber miles pero Kagami entendía que de nada serviría decirlas.

 

-En su pelea pudieron salir muchos lastimados. —Añadió Aida viendo al pelirrojo. —Compañeros que intentaron detenerlos, ¿pensaste siquiera en las consecuencias? —Y en ese momento a Taiga se le vino la imagen de Kuroko, sino hubiese reaccionado a tiempo posiblemente a quien también estuvieran revisando sería a su sombra, todo porque se metió entre ellos en un intento de parar la pelea. Su cuerpo tembló ante la sola idea, la verdad es que se cegó tanto por la ira, por el deseo de defender lo que quería que fuese suyo que no reparó en otra cosa.

 

-Bien, parece que ya lo entendiste, idiota. —Hyûga le dio una fuerte palmada en la espalda, demostrando su enojo al sentirse ignorado en toda esta situación. —Mañana llevaremos a cabo el juicio, pero de mi cuenta corre que sufras tanto como sea posible. Quizá hasta te hagamos entrenar tanto que te arrastrarás como alimaña por el suelo, al no poderte parar. —Susurró el capitán con clara malicia, las llamas de la ira le envolvían haciendo sudar frío a Kagami, quien solo comenzó a soltar bajos “lo siento” sin parar, deseando que con eso su condena no fuera tan aterradora.

 

 

 

***************

 

 

-Todo estará bien, Kagamicchi. —Kise notó que su amigo estaba deprimido y asustado. Aunque era comprensible, no sólo Kuroko huyó de una importante plática, tampoco esperó a saber si Kagami iba a estar bien o no, además de que fue amenazado con un futuro entrenamiento de muerte.

 

-Quizá mis días estén contados. —Aún decaído entro a Maji Burger a pedir su orden, empero al no tener muchas ganas de comer sólo pidió diez hamburguesas. —Creo que ni siquiera podré jugar en este torneo.

 

-No digas tonterías, Kagamicchi. Trabajamos muy duro para esto, no puedes darte por vencido. — Anima el rubio, mientras tomaba asiento en su lugar de costumbre.

 

-Vamos, Ryôta, sabemos que las cosas no sucedieron como planeamos. —El pelirrojo tomó una de sus hamburguesas y  en tres bocados la hizo desaparecer.

 

-¿Ryôta? —Kise repitió su nombre, se sentía extraño que alguien, a parte de sus hermanas, le llamara por su nombre de pila.

 

-¿Te molesta?... como tú me llamaste por mi nombre en el partido pensé que podía hacer lo mismo. —Taiga estaba acostumbrado a llamar a las personas por su nombre debido a su educación en E.U pero en Japón todo era distinto, intentaba no faltar al respeto a nadie y se esforzaba por recordar los apellidos de sus compañeros, al menos de los más cercanos.

 

-No, no me molesta. Solo me sorprendió un poco. —Admite con una sonrisa, saber que podían tener ese tipo de confianza le aseguraba a Kise que su amistad con Kagami iba tomando aún más fuerza. —Además tuve que llamarte por tu nombre de pila, ya que no me estabas haciendo caso. —Reprende en un puchero.

 

-Estaba concentrado en mi enfrentamiento, no tenía tiempo para tu chillona voz. —Contestó antes de engullirse otra de sus hamburguesas, viendo cómo Ryôta comenzaba a quejarse, defendiendo la voz que, según sus fans, sonaba muy varonil.

 

-No te burles de mí… —Kise de momento calló, poniendo una expresión pensativa.

 

-¿Qué sucede?

 

-Es que… Taigacchi no suena muy bien. —Responde aun con aire pensativo.

 

-¡Ni se te ocurra ponerle a mi nombre ese molesto cchi!

 

-Taicchi no suena nada mal. —Kise ignoró de forma natural a Kagami, quien no dejaba de quejarse acerca de las modificaciones que estaba sufriendo su nombre.

 

-¡No te atrevas! —Debido al pequeño enojo que estaba sintiendo, se levantó e inclinó frente a Kise para que viera que hablaba en serio. — ¡Modifica mi nombre y te juro que vas a arrepentirte!

 

-Mooh~, pero si a las personas que respeto les pongo el cchi, no es ofensa ni nada similar. —Cruzándose de brazos, Ryôta recarga su espalda por completo en la silla, manteniendo una distancia de Kagami, ahora era él quien cuidaba que el pelirrojo no se atreviera a besarle. Dos veces ya era mucho, además el segundo fue en presencia de muchas personas y lo que menos quería era dar malas interpretaciones de su amistad con el pelirrojo.

 

-¡Pero no me gusta! —Kagami volvió a dejarse caer en su silla. —Además te dije que mi aprecio hacia ti es similar al que tengo por Tatsuya, como de hermano. Así que, más que respeto es confianza, por lo que tienes que llamarme sólo Taiga, ¿entendido? —Cruzándose de brazos y poniendo una mirada fiera, retó a Kise en silencio para que refutara su respuesta pero lo que obtuvo fueron lágrimas. — ¡Oye! — Asustado comenzó a ver a todos lados antes de volver a ver a Kise. — ¡Está bien! Tú ganas, llámame como quieras pero deja de llorar. —Pide con cierto desespero.

 

-No… no es eso… —Responde comenzando a limpiarse las lágrimas. —Es que… yo siempre quise un hermano. —Responde sonriendo de forma sincera. No es que hiciera menos a sus hermanas. Las amaba y mucho, pero aun así no podía hablar con ellas de ciertas cosas. Por lo que siempre anheló un hermano, sin embargo eso nunca fue posible y se resignó a ello. Y ahora llegaba Kagami, afirmándole lo que desde hace tiempo había querido preguntar. Temía que aquello de quererlo como un hermano sólo hubiesen sido palabras para atenuar el “rechazo” de aquella vez, cuando se dieron el primer beso.

 

Sin embargo ahora, sin confusiones de por medio Taiga le volvía a repetir aquello, llenándole de una inexplicable alegría, un lazo fraternal que se formaba de repente con solo unas cuantas palabras. Estaba avergonzado de su repentina reacción pero no podía evitarlo, la emoción era tanta que solo podía ser liberada con lágrimas y pequeñas carcajadas.

 

-Eres un idiota. —Kagami le golpeó suavemente en la cabeza, manteniéndole gacho para que pudiese limpiar sus lágrimas sin llamar tanto la atención mientras una corta sonrisa surcaba en su rostro. A decir verdad, sentía raro decir que tenía otro hermano, ya que nunca pensó que volvería a tener un lazo similar al que compartía con Himuro, sin embargo aun cuando era extraño no le incomodaba. Con Kise compartía cosas que nunca podría tener con Tatsuya, un corazón roto, un deseo de querer pertenecer a alguien especial, el anhelo de ser reconocido por la persona amada. Tantas cosas similares que les unían y una fuerte amistad que les impulsaba a seguir adelante, definitivamente tenía que llamarlo su hermano, porque estaba con él en momentos difíciles. Aunque todo hubiese comenzado con un simple choque.

 

 

 

***************

 

 

-Lamento mucho lo que pasó. No pensé que Dai-chan fuera a reaccionar así. —Satsuki estaba segura de que todas las confusiones que estaban atacando a su amigo le harían explotar pero aquella forma tan agresiva en que lo hizo le sorprendió. Aomine era idiota en algunas ocasiones, despistado en otras e ignorante en las que no eran de su interés empero con el básquet siempre ha sido muy inteligente, calculador cuando su enemigo vale la pena. Kise y Kagami fueron una fuerza a temer y su amigo lo entendió en el momento en el que Kagami logró bloquear a Kuroko. Ojos que podían encontrarlo en cualquier parte de la cancha, un gran obstáculo, añadiendo a Kise con una nueva técnica.

 

Un partido con el que estaba segura su amigo quedaría satisfecho. Pero los celos que le poseyeron fueron demasiado grandes, incontrolables. Tarde fue el entendimiento de Satsuki, cuando quiso detenerle, ya era demasiado tarde. Daiki había golpeado a Kagami no por haber perdido el partido sino por la fuerte relación que veía que tenía con Kise. Se sentía amenazado por Taiga y frustrado de igual forma al no comprender el motivo de sus arranques. Por eso llamó a Midorima, de entre todos los que podían echar un poco de luz a la cabeza del moreno, él era el adecuado.

 

No sólo por el poco interés que mostraba sobre esto, que bien sabía que estaba preocupado por todo lo que estaba pasando, sino por la experiencia más o menos similar que compartían, aunque a diferencia del moreno, Midorima terminó por aceptar lo que le estaba sucediendo y ser él quien diese el primer paso, añadiendo que es de los que dice pocas palabras pero siempre concretas y sinceras. Quitando a Akashi de la ecuación, Midorima es de los pocos a los que Aomine creería gracias a este peculiar y a veces útil defecto. Decir las cosas como son cuando es un tema serio, sin rodeos, de forma fría y cruda. No dejando otra opción más que creer lo que estaba diciendo.

 

-A mí también me sorprendió. Fue como ver a otra persona. —Responde Kuroko. Se sentía algo decaído, no solo por haber quedado en la incertidumbre de lo que Kagami quería hablar con él, sino por no haber tenido el valor suficiente para esperarle y saber cómo se encontraba, pero ya no podía más con los sentimientos que estaba reteniendo en su interior. Tantas cosas sucedieron que provocaron un mayor caos en su mente. Primero Kagami le defiende de Aomine, luego besa a Kise y por último le protege y reprende con sincera preocupación cuando decidió intervenir en la pelea, como si realmente le importara…

 

-¿Tetsu-kun? —Momoi le sacudió con cuidado al verle perdido en sus pensamientos.

 

-Lo siento, ¿qué me estabas diciendo, Momoi-san? —Sacudiendo un poco su cabeza, logró regresar a su mente a la actualidad.

 

-¿De qué quieres hablar conmigo? —Repitió con paciencia, sonriendo al notar un brillo nervioso en los ojos de Kuroko. Un gesto que muy rara vez  mostraba.

 

-Intenté hablar con mis compañeros de Seirin pero realmente no pude, siempre me detuvo algo y terminaba huyendo. —Comenzó a explicar de forma atropellada, sin saber cómo decirle esto a Momoi, pero ya no podía más, necesitaba contárselo a alguien y Satsuki era de las pocas personas en las que confiaba y sabía que le daría un buen consejo. — Creí que sería algo pasajero, parte de alguna etapa, pero tarde me di cuenta de que no es así, no sé cuándo ni tampoco cómo, simplemente sucedió. —La chica estaba sorprendida de lo confundido que se mostraba Kuroko, cual niño perdido que no sabía hacia dónde ir.

 

-¿Qué iba a ser pasajero? —Era mejor encontrarle un hilo a la historia si deseaba ayudar a Tetsuya, porque al ritmo que iban tomando las cosas dudaba mucho el obtener una respuesta en breve.

 

-El amor que siento por Kagami-kun. —Respondió sin miramientos, bajando la mirada avergonzado, intentando que sus mejillas no se tornaran rojas, pero al mismo tiempo se sintió aliviado, una pesada carga le fue quitada de los hombros porque al fin lo había admitido, había revelado en voz alta los verdaderos sentimientos que tenía hacia su luz.

 

Por otro lado, Satsuki tardó un poco en procesar aquella información, si bien Kuroko le había rechazado tiempo atrás, de forma muy caballerosa debe añadir, aún tenía leves esperanzas de lograr algo en el futuro, seguir insistiendo, verse bonita y alegre para llamar su atención pero al parecer todo iba a ser en vano. Sintió su mundo temblar al oír la declaración de Kuroko, sus palabras hacían más real aquellos sentimientos que, obviamente no eran dirigidos hacia ella. Le dolía, realmente dolía mucho saber que sus esperanzas comenzaban a hacerse añicos. Tuvo que parpadear muchas veces para poder ahuyentar las lágrimas.

 

-¿Estás seguro de quererlo? — No sabía qué hacer, se sentía dividida. Quería que Kuroko fuera feliz, pero por otro lado algo le decía que no hiciera nada, que aprovechase este momento de vulnerabilidad para poder estar más cerca de él y hacerle notar que ella podría hacerle feliz. ¿Qué hacer realmente?

 

-Sí, completamente seguro. Lo medité mucho, pensé en los momentos que tuve con él. En verdad le amo, Momoi-san y aun así… le causé tanto daño. —Confiesa decaído, derrotado. Satsuki se acercó más a él, jamás le había visto así, ni siquiera cuando se enteró de que Aomine lo había rechazado. Lo sabía muy bien. Estuvo con él en ese momento, dándole animo al mismo tiempo que renovaba sus esperanzas pero en esta ocasión veía algo distinto. Veía más sufrimiento, un dolor más sincero que el de la época de Teiko. Además de un arrepentimiento verdadero. No podía aprovecharse, si en verdad lo amaba entonces debía ayudarlo no ser una aprovechada. Tetsuya vino a ella, confiando en que le ayudaría, no podía traicionar esa confianza solo por su egoísmo.

 

-Dime, Tetsu-kun, ¿Qué hiciste? —Kuroko explicó todo con detalle, desde el momento en el que comenzó a sentir atracción por él pelirrojo hasta el momento en el que aquel mismo chico se le confesó, el miedo que le carcomió, la forma cobarde en la que huyó y la crueldad con la que cortó las ilusiones de Kagami. —Sé que hice mal. —Responde al notar cómo Satsuki, a pesar de no haber dicho nada, estaba con el ceño fruncido y los brazos cruzados. —Pero me arrepiento.

 

-Por algo te llevabas bien con Dai-chan, ¿cómo es que se les ocurrió hacer lo mismo? —Circunstancias distintas, motivos diferentes, pero aun así el fin fue el mismo, romper un corazón. Satsuki comprendió que Kise estaba destrozado en el momento en el que Aomine le platicó lo que había dicho, sin embargo jamás pensó que Kagami estuviera en las mismas circunstancias. Posiblemente porque llevaba mucho tiempo aguantando ese dolor solo o la determinación de hacer algo diferente para poder llamar la atención de Kuroko fue que no notó nada. — ¿será por eso que estaba en contra de que Dai-chan jugara primero con Kuroko?

 

-¿Momoi-san? —En ningún momento se dio cuenta de que Tetsuya ya había terminado de relatar todo lo que pasaba por su cabeza y cómo sufría por su cobardía.

 

-¿Por qué no le dices ahora tú a Kagami-kun lo que sientes? —Cuestiona aún algo distraída, sabiendo que no puso la debida atención cuando Kuroko frunció el ceño.

 

-Momoi-san, ¿no entendiste lo que dije? Kagami-kun ahora esta con Kise-kun, ya fui cambiado. —Declara de forma firme, ya lo tomaba como un hecho.

 

-Ah, cierto. —Momoi suspiró con cierto desespero. En sus planes estaba usar los malos entendidos que Kise y Kagami creaban de forma natural para poner celoso a Aomine, sin embargo no tenía contemplado a Kuroko en esta ecuación. Ahora tenía que pensar en qué hacer, decirle la verdad a Tetsuya podría ser contraproducente, ya que Kuroko no podría estar muy de acuerdo con el plan y, en el peor de los casos, desmantelar su plan echando todos sus “esfuerzos” por la borda. —Eso no lo sabes. —Responde lo mejor que puede mientras aún tenía su debate interno.

 

-Claro que lo sé, los he visto. Kagami-kun ya no me ama. —Repite con dolor.

 

-¿Y sólo vas a rendirte? —Lo mira con enojo. — ¿Qué paso con el Tetsu-kun que conozco? Él que decidió vencer a toda la Generación Milagrosa para demostrar que el básquet no es sólo ganar. — Tú jamás te has rendido, siempre luchas por lo que quieres, ¿por qué con Kagami-kun es diferente?... si en verdad lo quisieras lucharías para tenerlo. Los sentimientos no desaparecen de la noche a la mañana, Kagami-kun aún debe quererte, así que no puedes dejarte vencer por Ki-chan. —La mirada decidida de Momoi sorprendió a Kuroko, haciéndole reaccionar. En cierta forma su amiga tenía razón, él no era de los que se quedaban sentados sin hacer nada. —No quieras ver cosas que quizá no son, Tetsu-kun. —Añadió con voz suave. —Se ve que Kagamin no es del tipo de persona que juega con los sentimientos de los demás. Quizá es un poco distraído, posiblemente igual de idiota que Dai-chan, pero no creo que sea mala persona. Dile lo que sientes, habla con él. Pueden aclarar muchas cosas con sólo eso. Créeme, a veces lo que parece ser un problema complicado tiene la más fácil de las soluciones.

 

-Muchas gracias, Momoi-san. Te prometo que haré caso a tus consejos. —Tetsuya se incorporó, con una sonrisa relajada, con energías renovadas. Se inclinó de forma leve, mostrando respeto y agradecimiento sincero a su amiga. —No puedo simplemente rendirme. Kagami-kun es muy importante para mí.

 

-Ese es el Tetsu-kun que conozco. —Celebra Satsuki elevando su puño. —Yo te apoyaré en todo. —Promete aun cuando sentía un escozor en el pecho.

 

 

 

***************

 

 

-Midorima, soy hombre, Kise también. —No sabía cuántas veces había dicho eso. Para Shintarô esto comenzaba a ser un poco desesperante. Agradecía que su lucky ítem del día de hoy fuera una pequeña pelota de esponja, así podía apretarla cuanto fuera necesario y evitar golpear a Aomine hasta el cansancio. Aún no sabía que era lo que le había motivado a ayudar a Satsuki con este moreno, que resultaba ser más testarudo que una mula. Quizá fue lo molesto de sus constantes llamadas, o la curiosidad que sentía sobre todo esto o, posiblemente, el comprender, hasta cierto punto, lo que Daiki sentía.

 

Jamás admitiría que tenía una relación y menos a Aomine, no porque se avergonzara de ella, sino porque no tenía por qué estar divulgando ese tipo de cosas personales. Él no era un hombre chismoso que andaba diciendo a los cuatro vientos que estaba en una relación amorosa… ¡Por Dios! De sólo recordar las cosas que había hecho para que Takao le perdonara y aceptara tener algo con él hacía que sus mejillas se tornaran de un intenso rojo. Le tomó varias inhalaciones y exhalaciones para poder controlarse.

 

-¿Eso importa? —Pregunta una vez sintió que tenía el control de la situación.

 

-¡Obvio que sí! ¡Me gustan las mujeres! —Responde exaltado. —Más si tienen pechos grandes. —Añade luego de unos segundos, ese dato era de suma importancia.

 

-Entonces deja que Kise siga con su vida. Se nota que Kagami le cuida bien y está dispuesto a defenderle de quien sea nanodayo. — Comenta con tranquilidad.

 

-¡Eso sí que no! ¡¡Kise es mío!! —Declara, sorprendiéndose de su propia respuesta, lo había dicho sin pensarlo. Lo dijo como si fuera algo natural.

 

Notas finales:

Bueno, espero les haya gustado. Y que les haya gustado la nueva adición a la historia (??) XD.

Creanme, medité varias opciones para ver quien podría ser el rayito de luz para Aomine, y cuando me decidií por Kiyoshi me llegó la iluminación (??) y recorde a Midorima. La situación se me hizo tan genial que dije: Será el tsundere quien ilumine a este idiota ewe.

Y sucedió XD, bueno, en parte -w-U

 

Byebye. Hasta la próxima.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).