Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Fingiendo que no te amo. por LycanZero

[Reviews - 116]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Aquí les traigo la continuación! Espero sea de su grado nwn

Les entrego un poquito de amor para compensar mi ausencia.

Gracias a mi querida Luppy por ayudarme a corregir el capitulo.

 

 

 

Para el rubio era un sueño lo que estaba pasando, aun aturdido por el sorpresivo beso, se sintió un poco atrevido. Sus manos, tímidas, comenzaron a recorrer el vientre, moviéndolas hacia los costados y subiendo lentamente por la espalda, abrazando al moreno para que no se alejara. Sus labios comenzaron a moverse despacio y sus ojos fueron cubiertos por sus parpados en pocos segundos; no le importaba si era un sueño o una ilusión, quería disfrutarlo lo más que se pudiera. Escucho un bajo gruñido por parte del moreno cuando comenzó a responder el beso, incluso el brazo que rodeaba su cintura le estrecho aún más y la mano que sostenía su mentón se fue moviendo a su nuca, enredando los dedos en los rubios cabellos, impidiendo que se alejara.

 

Un gemido se ahogó en su garganta por el actuar de Aomine, por esos breves momentos el dolor desapareció, la tristeza se alejaba y la dicha embriagaba a Ryôta. Se sintió querido, deseado, adorado. Podría oírse cursi, pero no le importaba, se sentía volar en estos momentos. Una solitaria lagrima escapo de uno de sus ojos, mientras un poderoso deseo nació desde su corazón, suplicando porque aquello durara para siempre, que el tiempo se detuviera y los dejara así, unidos, amándose.

 

¿¡Eh!? ¿¡Entonces te hizo su novia solo por tus pechos grandes!? —Una voz chillona anunció que personas se acercaban al lugar, obligando al par a salir de la burbuja en la que estaban.

 

¡Meiri-chan, silencio! —Reprendió la otra chica con claro reproche por la declaración.

 

¡Es que no puedo creer que ese idiota te haya hecho eso! —Exclamo indignada. — ¡Ah! ¿Por qué los hombres siempre se fijan en los pechos grandes? —Fue lo que el rubio necesito para salir de su ensoñación. Aquellos malos recuerdos golpearon su mente como un tsunami, sacudiendo su sentir, provocando un huracán de sentimientos contradictorios que le estaban causando un dolor de cabeza.

 

¿Cómo pudo Aomine jugar con él de esta manera tan cruel? Tiempo atrás le había dejado claro que prefería a las mujeres y si tenían senos enormes mucho mejor, a Daiki no le atraían los chicos además de que había pisoteado sus sentimientos sin consideración alguna; era imposible que ahorita, de buena gana, le estuviera besando con tanta pasión y deseo. Con el dolor recorriendo su ser, reunió la suficiente fuerza para deshacer el abrazo y empujar al moreno hasta separarse por completo. En ese instante se sintió con frío y solo.

 

—Eres de lo peor, Aominecchi. —Declaro con voz ahogada, paralizando al moreno. Todo exploto de repente; Daiki estaba disfrutando demasiado de los labios del rubio, degustando del dulce que se había impregnado en su boca. Gozando del cosquilleo de su vientre, del acelerar emocionado de su corazón y de la satisfacción de por fin tenerlo en sus brazos. Por ello no supo cómo reaccionar ante la declaración de Ryôta, paralizándose el tiempo suficiente para que el rubio emprendiera la rápida huida, asustando a las chicas que no esperaban saliera una persona corriendo tan de repente.

 

— ¡Kise! —Cuando pudo salir de su estupor, el moreno dio media vuelta, dispuesto a ir tras el rubio y exigirle una explicación.

 

— ¡Detente ahí, Dai-chan! —Satsuki apareció frente a su amigo, deteniendo la persecución. —Todos tienen que ir a ver los partidos antes de ir a los vestuarios, son órdenes de los entrenadores; el siguiente partido es el de Midorin. —Satsuki era ignorante en lo que había pasado, sin embargo el bullir de las emociones en el interior de Aomine detenía cualquier capacidad para razonar en ese momento, lo único que deseaba era ir tras el rubio.

 

—Quítate de mi camino, Satsuki. —El tono osco del moreno puso en alerta a su amiga, quien volteo a ver en la dirección en la que Daiki miraba, pero no había nadie más que unas chicas curiosas observando desde una pequeña banca.

 

—No puedes irte, Aomine. Recuerda que tienes un compromiso. —Con Semblante serio, tomo la mano del chico y le dio un fuerte tirón para que le viera a los ojos. —No sé qué hiciste, pero alterado como estas solo empeorarías las cosas. Deja que tu cabeza se enfríe y, cuando te hayas calmado, podrás ir a arreglar tu problema.

 

Daiki gruñó de forma amenazante, pero la mirada de Momoi le hizo desistir; quizá tenía razón y debía pensar mejor las cosas. En su cabeza aun resonaba con fuerza la declaración de Ryôta, causándole un fuerte dolor en su pecho y llenándole de inmensas ganas de golpear una pared, pero esa no era la solución a sus problemas. Tenía que hablar con Kise, eso era definitivo pero tal vez, como decía su amiga, no era el momento. Así que el moreno hizo algo que en muy raras ocasiones hacía, inhalar y exhalar para calmarse.

 

— ¿Mejor? —Momoi se mostraba preocupada, algo muy serio debió haber pasado como para que el moreno mostrara esa actitud tan preocupada.

 

—La verdad no. —Respaldo su respuesta mientras negaba con la cabeza. —Todavía quiero mandar todo a la mierda e ir tras Kise. —Declaro con la mandíbula tensa.

 

— ¿Ki-chan? —Los ojos de Momoi fueron abriéndose más y más, esa declaración le había tomado por sorpresa y ante ello comprendió que Daiki había hecho algo que, obviamente, no resulto como esperaba. Llevo sus manos a su cabeza y se froto los cabellos, alborotándoselos pero siendo un claro signo de frustración. — ¿Ahora qué hiciste? —Cuestionó afligida.

 

—Lo mejor de mi vida. —Admitió sin pudor alguno, mientras una sutil sonrisa aparecía en sus labios ante el recuerdo. —Lo besé.

 

 

*~*~*~*~*~*

 

 

Ryôta corría con toda la velocidad que daban sus piernas, azotando los pies cuando estos chocaban contra el asfalto; incluso ignoraba el insistente sonido de su celular, no tenía tiempo para responder, lo único que deseaba en esos momentos era alejarse de aquel estadio, donde había dejado atrás a Daiki. Con solo pensar en su nombre un fuerte dolor en el pecho le llegó, sus ojos volvieron a nublarse a causa de las lágrimas y un estorboso nudo en su garganta le dificultaba que pudiera exhalar el aire que sus pulmones soltaban. Solo se detuvo cuando noto que estaba en el parque, muy alejado de aquel lugar y de aquella persona.

 

Busco una banca donde dejarse caer, el cuerpo lo sentía pesado y sus pies dolían a causa del fuerte chocar con el suelo. Cuando se sentó, cubrió su rostro con sus manos, queriendo ocultar las lágrimas que salían sin cesar de sus ojos. Un leve gimoteo se escuchó, aunque no había nadie que lo escuchara más que el propio Kise. Se sentía confundido, dolido, enojado, aterrado… utilizado. Quería gritar.

 

—Maldición, maldición… —Sollozó. Definitivamente estaba perdido, no comprendía lo que había pasado. Él había ido a ver el partido, sí, pero también tenía la esperanza de ver al moreno y tener una conversación, aun cuando no se sentía listo para enfrentarlo, su curiosidad le impulso a arriesgarse ya que estaba seguro de que Daiki quería decirle algo importante.

 

Era sincero consigo mismo, no esperaba una declaración de amor y mucho menos una disculpa, sabía muy bien que Aomine no era así, sí en algo resaltaba el moreno era un su inquebrantable orgullo. Sin embargo tenía una leve esperanza de que, quizá, iba a reconocerlo como su rival; para Ryôta le hubiese bastado incluso que le dijera que deseaba jugar un partido de nuevo con él. Más nunca espero aquel beso.

 

—Un beso. —Susurro mientras sus dedos acariciaban sus labios, sintiendo un hormigueo en su estómago cuando revivió el recuerdo. — ¿Por qué? —Un gemido se ahogó con aquella pregunta. Cerró fuertemente los ojos, rememorando aquel momento mientras una oleada de calor invadía su cuerpo, haciéndolo suspirar.

 

No podía evitarlo, el solo recordar cómo se acercó y envolvió en su cuerpo contra el suyo le hacía temblar. Los músculos tonificados de su vientre, aún en proceso de desarrollo, se sintieron muy bien bajo sus manos, despertando el deseo de explorar más su cuerpo. El fuerte brazo rodeando su cintura le provocó un fuerte cosquilleo en el vientre y las ansias de besarlo fueron incontrolables una vez Aomine toco con la mano su mentón y le abrió la boca. Para él fue un sueño o quizá una ilusión a causa de su amor por él, pero cuando lo sintió moverse comprendió que era una realidad.

 

El fuerte sabor de su boca le hizo ponerse más ansioso, incluso llego a pensar que su corazón acelerado saldría en cualquier momento de su pecho, su mente se nublo y evito que la razón tomara parte de la escena. El calor que bajo desde su cabeza hasta su entrepierna fue arrollador desde el mismo momento que aquella mano grande recorrió su cuello, su nuca y enredo los dedos en su cabello, con trabajo contuvo el gemido que nacía de su garganta. Fue un momento intenso, hermoso, ansiado y, al mismo tiempo, doloroso, confuso.

 

—Daiki. —Sus dedos no dejaron de acariciar sus labios aun cuando pronuncio aquel nombre, volvió a cerrar los ojos, pero eso no evito que llorara por un largo rato ni que su corazón dejara de palpitar de manera dolorosa. Lo llamo una y otra vez.

 

 

*~*~*~*~*~*

 

 

Al ser el quinto equipo en participar, Seirin y Touou decidieron ir a ver los partidos antes de ir a los vestuarios para prepararse para jugar. Daiki, después de controlar su impulso de salir corriendo tras el rubio, mostró cierto interés, pues sabía por experiencia propia que partidos con dos equipos jugando como uno iba a ser un gran reto, algunos mostrarían una desincronización enorme, mientras que otros enseñarían un decente trabajo en equipo. Un ejemplo claro era tanto Seiho como Shūtoku, quienes estaban haciendo un buen trabajo, había una coordinación bastante precisa, aunque bien sabía que era más a causa de la base; Takao con su ojo de Halcón podía acomodar bien los pases, dar una buena dirección y causar que haya más puntos a favor de su equipo, además con Shintarô recibiendo la mayoría de las veces el balón, los puntos estaban más que garantizados‎. Aunque había algo que estaba desconcertando a Aomine, pues si bien los pases eran perfectos y se sentía la buena química entre Shintarô y Kazunari, también se sentía una ligera tensión en el par.

 

No sabía a qué se debía y aunque tuviera la curiosidad para preguntar tampoco iba a hacerlo; Shintarô era muy discreto y cuidadoso en eso, no le gustaba que las personas metieran de más las narices en sus asuntos personales. Además, después de pensarlo bien y pese a lo doloroso que iba a ser para su orgullo, tenía que admitir que necesitaba de ayuda “profesional” si quería arreglar en algo su situación con Kise, por lo tanto necesitaba que el tirador estuviera lo más tranquilo posible para que le escuche y le dé un consejo.

 

Su orgullo iba a quedar destrozado después de esa conversación pero, por primera vez en su vida, eso no le importaba. Solo tenía que cerrar los ojos para recordar el beso del rubio contra los suyos, de su brazo rodeando perfectamente su cintura y del dulce sabor de su boca para saber que valía la pena que su orgullo fuera pisoteado, si era para poder hacer que Kise le escuche y acepte ser solo suyo se pondría como una maldita alfombra y juraba que si Midorima le daba un buen consejo ya no le respondería con tanta tosquedad.

 

El partido término con obvio resultado, el otro equipo no pudo hacer nada ante la presencia de ambos reyes, la diferencia fue abismal y quien se burlaba de ello era Tsugawa. Parecía un pato intentando vanagloriarse como si fuera un pavo real, algo patético al parecer del moreno, sonriendo complacido cuando el chico fue golpeado en su cabeza por uno de los otros jugadores, obligándolo a disculparse con el otro equipo.

 

—Interesante. —Quizá Daiki no se daba cuenta de muchas cosas sin embargo Midorima no era discreto en mostrar su total desagrado por aquel hombre. La mirada verde penetrante de su ex-compañero dedicada a Tomoki, era un deseo mudo de quererlo desaparecer; quizá no asesinarlo, pero al menos que se mantuviera a una distancia muy alejada. No entendía el porqué de ello, Midorima era serio, tajante en ocasiones y tsundere en otras pero jamás había conocido esa parte rencorosa, incluso con Kagami era más una aceptación de que era un buen rival, pero con aquel chico de cabeza rapada era un rencor puro y bruto. — ¿Qué hiciste para alertar a la bestia? —Sabía que no iba a tener respuesta a su curiosidad, pues Shintarô posiblemente corte la conversación y la de por concluida antes de empezar si se atreve a preguntarle aquello.

 

— ¿Dai-chan? —Satsuki vio con cierta extrañeza a su amigo, pues este estaba demasiado centrado en la cancha pese a que los jugadores comenzaban a salir de ella para que el otro partido diera inicio.

 

—No pasa nada. —Tranquilizó, solo esperaba que, así como él tuvo la curiosidad de observar el partido, también Midorima lo hiciera, pues quería hablar con él lo antes posible. Aun no sabía cómo iba a abordar el tema, pero se sentía confiado ya que Shintarô no es de los que hurgue mucho en las cosas, la ventaja de que sea tsundere es que no es curioso por naturaleza, así que todo lo que hablaran no saldría a la luz. La confianza que comenzaba a tenerle era, hasta cierto punto, escalofriante pero la situación era desesperante como para ser quisquilloso con la ayuda.

 

 

*~*~*~*~*~*

 

 

Sencillo, aburrido. Esa fue la forma de ver el partido a ojos de Aomine, el equipo con el que les toco competir tenía una pésima coordinación. Incluso antes de que él jugara, el idiota de Kagami ya había logrado bastantes puntos de ventaja y sus compañeros de su verdadero equipo también anotaron unos cuantos. Era evidente quien era el equipo ganador desde el principio, independiente de que él, un miembro de la Generación Milagrosa, estuviera participando. Su trabajo como equipo era pésimo y lo decía alguien que no cree en eso de trabajar con sus compañeros, bueno alguien que medio no cree en eso.

 

—Bueno, debo admitir que esperaba un poco más. —Satsuki se mantuvo cerca de su amigo, pues no quería que este saliera corriendo a buscar a Kise para hacer otra tontería, si es que un beso podía clasificarse como una tontería, claro está. Aun no podía creerse que Daiki, con total naturalidad, declarara que había besado a Kise y que incluso le había gustado hacerlo. Sino fuera porque lo escucho del mismísimo moreno, no se lo hubiera creído jamás.

 

—Fue algo patético. —Gruñó mientras se dirigía a los vestidores. —No sirvieron ni para el calentamiento. —Y eso era lo que más molestaba, pues no pudo sacar toda la energía que tenía contenida dentro de su cuerpo, además de los millones de pensamientos que invadían su mente con respecto a Ryôta; eso causaba un dolor de cabeza, pues él no estaba acostumbrado a pensar tanto y menos de un solo tema.

 

 —Debes de respetar a nuestros contrincantes, Aomine-kun. Hicieron su mejor esfuerzo. — La pareja dio un gran brinco mientras soltaban un grito de susto y asombro, tenía tiempo que Tetsuya no les asustaba de esa manera. En ningún momento, como siempre, se notó su presencia.

 

— ¡Maldita sea, Tetsu! ¿En qué momento apareciste? —Exigió saber mientras su corazón se calmaba. Pasando por desapercibido que su amiga no se arrojó con los brazos abiertos contra el chico fantasma en ningún momento.

 

—He estado aquí desde siempre, Aomine-kun. —Respondió con tranquilidad, no expresando nada en su rostro, aunque por dentro estaba temblando a causa de los nervios. Pues había decidido que ese día tenía que hablar con Kagami, no le importaba si para eso tuviera que seguirlo hasta su casa o cuantas veces quisieran interrumpirlo esta vez, no dejaría pasar otro día más. Ya estaba harto de tantas interrupciones, fuera de personas, animales e incluso objetos, esta incertidumbre le estaba consumiendo por dentro y la única forma de pararla es enfrentando sus errores.

 

— ¡Mentiroso! —Aomine le atrajo con su brazo y comenzó a despeinarlo, al menos la presencia del chico fantasma le había mejorado el humor, pues con el susto se le había ocurrido una idea. Aunque primero tenía que ver si era algo bueno y, pese a que está agradecido con Satsuki por ayudarle, tenía que preguntarle a Midorima si era algo sabio hacerlo o no, el hombre parecía tener más experiencia en esto que su amiga.

 

—Me lastimas, Aomine-kun. —Repelo sin mucha energía, cerrando sus ojos ante el insistente frote en su cabeza, sabía que el moreno lo hacía en son de juego, pero a veces se pasaba de tosco y no media su fuerza, además que muchas veces se hacía de oídos sordos y no hacía caso a las quejas para que se detuviera.

 

—Lo estas lastimando, idiota. —Kagami venía de regreso con la mayoría del equipo, hablando amenamente con Koganei, mientras que Mitobe asentía de vez en cuando, el partido había sido relativamente fácil, pero contrario a Aomine, el pelirrojo disfruto mucho el poder jugar de nuevo en una competencia, aunque fuera con personas ajenas a su equipo original. Sin embargo la sonrisa del pelirrojo desapareció al ver a Tetsuya siendo apresado por Daiki y como frotaba su mano contra la pequeña cabeza de su sombra. Se acercó con rapidez y arrebato a Kuroko de los brazos del moreno para envolverlo en los suyos, provocando que Tetsuya se quedara paralizado y Aomine frunciendo el ceño.

 

—No te metas, Bakagami. —Declaro con un gruñido, molesto por la interrupción de quien quería arrebatarle a Kise de los brazos.

 

—Me meto porque le estabas haciendo daño. —El pelirrojo apego más a su compañero a su cuerpo, haciendo que este comenzara a ponerse completamente rojo y con la amenaza de tener un paro cardiaco.

 

—Dai-chan. —Satsuki, prediciendo lo que iba a pasar si permitía que siguieran discutiendo, intervino y miro a su amigo con advertencia, recordándole que no contaba con segundas oportunidades para andar desperdiciando la única que tenía para estar en este torneo. El chico solo bufo y dio media vuelta para entrar a los vestidores que les correspondían como equipo, los demás miembros suspiraron aliviados, no supieron en que momento habían dejado de respirar.

 

—Gra… gracias por la ayuda… Kagami-kun. —Musito el chico fantasma, colocando sus manos sobre los fuertes brazos del pelirrojo y jalando con escasa fuerza hacía abajo, esperando ser puesto en libertad, porque de seguir así definitivamente iba a desmayarse.

 

— ¿Dijiste algo? —Todos los demás, incluyendo a los entrenadores, pasaron a la habitación, dejando al par completamente solos. Nadie dijo nada, pues los de Seirin esperaban que su pareja estrella pudiera arreglarse y a los de Touou solo les interesaba que su estrella no se peleara con la del otro equipo.

 

—Gracias. —Repitió con más fuerza y con las manos aun sobre los brazos de Kagami, quien sonrió sutilmente por ello, no esperaba que Tetsuya aceptara su tacto y protección.

 

—No hay de qué. —Poco a poco le fue soltando, siendo claro que estaba renuente a dejar libre al hombre más pequeño, pero no quería incomodarlo más. Sentía su cuerpo tenso además que evitaba verle a los ojos, le dolía aquella reacción pero tampoco podía forzar al otro a que aceptara su afecto. Solo esperaba algún día poder estar de nuevo con él sin la incómoda barrera que se había levantado entre ellos.

 

—Kagami-kun. —Kuroko logró reaccionar a tiempo y antes de que el pelirrojo si quiera moviera la perilla para abrir la puerta, le sujeto de la playera y dio un leve tirón. —Yo… yo quisiera… hablar contigo… después…

 

— ¡Kuroko, Kagami! ¡No vamos a estar esperándolos todo el tiempo, apresúrense a entrar! —Declaro la entrenadora con voz fuerte y firme, al par no le quedaba otra alternativa más que obedecer o caerían ante la furia de Riko.

 

— ¿Nos vamos juntos a casa? —Animo a preguntar Taiga después de recobrarse del shock por la petición del otro, de alguna manera su emoción se acrecentó, después de todo desde hace tiempo que no tenían una conversación decente y desconocía que era lo que deseaba decirle pero fuera lo que fuera le escucharía, a final de cuentas un poco de tiempo con Kuroko siempre será valioso para él.

 

—Me gustaría. —Tetsuya no pudo evitar sonreír con cierta emoción, pues tendría un momento con el pelirrojo, después de tantos inconvenientes por fin podría dar su disculpa y, aun no perdiendo la esperanza, podría declararle su amor, esperando que aún no fuera demasiado tarde para alejarlo del rubio. No odiaba a Kise, pero no soportaba la idea de que fuera el actual receptor del cariño y amabilidad de su luz.

 

 

*~*~*~*~*~*

 

 

La reunión había sido corta y productiva, no se presentó percance alguno, a final de cuentas habían ganado el partido sin problema y, al saber que iba a irse junto con Kuroko, Kagami en ningún momento respondió a una que otra indirecta que el moreno le arrojaba, estaba demasiado feliz como para permitir que el otro hombre se la destruyera. Una vez terminada la reunión, los entrenadores permitieron que los miembros del equipo pudieran irse a sus casas o, si les picaba la curiosidad, ir a ver el resto de los partidos.

 

Su victoria merecía que les dejaran llegar a casa temprano para un buen descanso, la mayoría opto por esa parte, ya que sabían que tanto Riko como Harasawa se quedarían y observarían el desempeño de algunos de los equipos y mencionarían en la siguiente reunión si alguno podría ser un rival difícil, como lo eran dos de los reyes de Tokio. Era claro que serían un rival duro pues los de Seiho poseen una buena defensa y Shūtoku un buen ataque, si lograban tapar sus huecos se convertirían en un rival complicado.

 

— Satsuki, quiero que te adelantes. —Pidió el moreno con un tono fuerte pero al mismo tiempo bajo, mostrando a su amiga que en estos momentos quería estar solo pero al mismo tiempo prometiendo que no iba a meterse en ningún problema. La chica solo sonrió, palmeo su brazo y se despidió mientras se apresuraba a alcanzar al resto del equipo que se retiraba a sus hogares.

 

Daiki busco por un largo rato entre las gradas a Midorima, solo faltaban dos equipos para que el torneo de ese día se diera por terminado por ello temía que los miembros de Shūtoku se hubieran retirado. Aomine chasqueo con molestia, no le apetecía marcarle a su ex-compañero, de alguna forma sentía que le costaría más trabajo pedirle ayuda por medio de un aparato que de cara, además de que necesitaba la respuesta lo más rápido posible y si llamaba por teléfono podría no ser atendido.

 

— ¿Qué haces aquí? —Midorima y Takao iban a la salida del estadio para retirarse antes que los demás, pues deseaban poner distancia entre ellos y Tomoki, sin embargo el par se sorprendió al ver a Aomine moviéndose de un lado a otro, como si buscara algo. Para Midorima era extraño ver al moreno ahí, más con el carácter que posee pues si este notaba la “baja calidad” de los otros equipos les tacharía rápidamente de inútiles y el interés se perdería, haciéndole irse del lugar sin remordimiento y no importándole ser regañado por el entrenador.

 

—Quiero hablar contigo. —Declaro sin rodeos, si bien acepto que su orgullo podía ser pisoteado como una alfombra siempre y cuando obtenga a Kise, no significa que lo va a hacer de un día para otro; pese a que la causa valía la pena, el dolor de admitir que necesitaba ayuda no se desaparecía así como así.

 

— ¿Ahora? —Kazunari no tuvo problemas en mostrar la decepción en su mirada mientras hacía la pregunta con sorpresa, puesto que si Midorima habla con Aomine podrían tardar horas y él, a decir verdad, ya estaba emocionado por llegar a la casa de su pareja, hablar con él y poder dormir a su lado, pues este día en particular había sido muy estresante y muy pesado.

 

Tsugawa no hacía otra cosa más que molestar tanto dentro como fuera de la cancha, en los dos cuartos que jugó en el partido se la pasaba muy cerca de él, invadiendo sutilmente su espacio personal, algo que obviamente no le pareció a su novio. En vez de molestar a alguien del equipo contrario como normalmente lo hace se enfocaba en él, quien como base principal del equipo tuvo que jugar todo el partido. Para su condición física no era inconveniente, pero no disfruto para nada el juego. El tipo era demasiado molesto, entendía el enojo de este por convivir con uno de los miembros de la Generación Milagrosa, él lo sintió en un principio a fin de cuentas. Sin embargo era algo que no merecía la pena, le estaba dando demasiada importancia a un suceso que paso tiempo atrás y que además fue en un partido. Contrario al equipo en el que Kazunari estaba en secundaria, la derrota del equipo de Tomoki fue antes de que el talento de Midorima y los demás milagros se explotara al cien.

 

Era absurdo seguir aferrado a un rencor tan infantil y más a un que le metiera en el fuego cruzado. Ya que era claro que a Shintarô no le hizo gracia lo que Tsugawa hacía y eso le causaba temor; su relación con Shintarô apenas iba tomando fuerza, después de todo lo que sufrió, del trabajo que le costó perdonar al otro, tenía miedo que por la simple presencia de Tomoki su relación se destruyera como si fuera un cristal. No creía tener fuerza suficiente como para soportar otra decepción.

 

—Es importante. —Menciono dudando de si era buena idea insistir, Takao se veía desanimado por la posible idea de que Midorima le deje en estos momentos. Eso le hizo sentir como un entrometido, pero realmente no podía esperar, la noche incluso amenazaba con ser muy larga y sin posibilidades de poder cerrar los ojos.

 

—Adelántate, Takao. —Pidió el de cabellos verdes, sinceramente no estaba de humor como para escuchar tonterías pero había algo en la mirada de Aomine que le dio a entender que realmente era algo de urgencia y que no soportaría que le dijera que mañana hablaran. No es que le gustara la idea de quedarse con el moreno, prefería mil veces más el irse a su casa junto con su novio y poder tenerlo en sus brazos. Sin embargo él se había buscado esto, sabía que esto podría pasar desde el momento en el que Momoi hablo le hablo por teléfono. El aceptar escuchar y aconsejar a alguien como Aomine significaba que sería buscado después, si este lograba sacar la cabeza del hoyo donde la había metido.

 

—Pero… —Shintarô le dio su bolsa y con la mirada le índico donde estaba la llave de la casa, asegurándole de forma silenciosa que iban a estar juntos el resto de la noche, solo tenía que librarse del moreno y sus dudas para después ir a casa. —Está bien. No tardes. — Pidió sonriendo y se fue donde había dejado su “carruaje” para ir al hogar de su novio, al menos podía esperarlo y poder hablar.

 

— ¿Interrumpí algo importante? —Aomine no pudo contenerse en preguntar una vez que Takao desapareció en los pasillos.

 

—Nada que no se pueda arreglar cuando llegue a casa. —Declaro con firmeza, dando por sentado que Daiki contaba con tiempo limitado para exponer sus dudas. El moreno asintió y le indico con la mirada que salieran del estadio. — ¿Qué hiciste ahora? —Era mejor ir al grano.

 

—Bese a Kise. —Y Aomine no tenía problema en tocar directamente el tema, además era un desperdicio de tiempo dar vueltas, a final de cuentas el tema central iba a ser tocado tarde o temprano. Sin embargo esa no era la respuesta que Shintarô esperaba, por lo que al voltearlo a ver sorprendido no noto la pared frente a él, por lo que su choque contra aquel muro fue inevitable.

 

— ¿Cuándo? —Para Aomine fue un gran esfuerzo no burlarse de la situación, realmente el ver el abrupto abrir de los ojos por la sorpresa y luego el choque en la pared que hizo que los lentes se le subieran casi a la cabeza era muy cómico, lo suficiente para soltar una de sus escandalosas risotadas, pero no era algo que convenía.

 

—Hoy. —Y de repente la posible risa burlona se vio suplantada por una sonrisa nostálgica, como si aquel beso hubiese sido desde hace más tiempo atrás de lo que realmente fue.

 

—Y supongo que las cosas no fueron bien. —Midorima se quitó los lentes y comenzó a limpiarlos. Sabía que su ex-compañero tenía un carácter explosivo y que las posibilidades de que se desesperara e hiciera algo sin pensar eran altas pero, siendo sincero, jamás se hubiese esperado que un declarado heterosexual a amante de las modelos de senos grandes se atreviera a besar a un hombre; además Shintarô podía ver la sonrisa de moreno ante el recuerdo, no es algo de lo que se arrepentía ni tampoco algo que le asqueara, lo había disfrutado.

 

—No realmente. —Y ahí fue como Daiki comenzó a relatar los hechos, ni siquiera noto lo fácil que fue para él contarle con detalle al otro como habían sido las cosas. Tampoco se avergonzó cuando admitió que había sido, hasta ahora, la mejor experiencia de su vida. Sin embargo se entristeció cuando le dijo la declaración que el rubio había hecho más su huida. Era consciente, por fin, del daño que le había hecho, sin embargo una parte de su mente creyó ingenuamente que con aquel beso las cosas podían arreglarse, que podrían hablar con tranquilidad. —Satsuki me dijo que primero debía enfriar mi cabeza, pero aun así…

 

—No sabes cómo arreglarlo. —Declaro el de cabellos verdes con la mirada hacia enfrente. Por un momento se perdió en sus pensamientos, sus recuerdos fueron hasta el momento donde él también había arruinado las cosas, amenazando con perder lo que en estos momentos declaraba como su mejor amuleto.

 

—Sí, siento que una disculpa no es suficiente. —Realmente el moreno no se veía pidiendo disculpas y con el rubio aceptándolas como si nada. —Le hice mucho daño. —Y Dios, como dolía darse cuenta de ello.

 

—Y es algo que te va a consumir por un largo tiempo, Aomine. Una sensación molesta que por más que entretienes a tu mente en cualquier otra cosa no se quita. Ni siquiera te acostumbras a tenerla, solo te resignas a su compañía pero siempre será una molestia. —Declaro con seriedad y un toque de sabiduría, fue lo suficientemente notorio para hacerle entender a Daiki que el otro lo había experimentado.

 

— ¿Cómo se arregla entonces? —De alguna forma eso le alegraba, porque significaba que Midorima tenía la fórmula para poder resolver el dilema. Aunque también sintió empatía, ya que de igual forma daba a entender que causo mucho daño y que sufrió por poder arreglarlo. Ambos habían hecho las cosas mal.

 

—Primero tienes que ser consciente de lo que quieres, Aomine. —Volteo a verlo seriamente, siendo imitado por el moreno, así ambos hombres estaban frente a frente. — ¿Qué quieres que sea Kise para ti? ¿Un capricho? ¿Un amante de una sola vez? ¿Una pareja? —Aomine tenía que comprender primero que es lo que deseaba, ya que esta experiencia, por ser nueva, podría ser solo un capricho y una vez que saciara su curiosidad lo demás podría desaparecer y sería dañar nuevamente al rubio.

 

—Todo. —No había duda de eso y su respuesta inmediata volvió a sorprender a Midorima. El moreno es más de instintos, lo que desea lo toma y lo que no está a su alcance de momento, lucha por tenerlo. Sin embargo, aunque fuese un poco difícil de creer, esta situación Daiki la pensó con profundidad. El beso fue algo más que un simple deseo de probar que se sentía hacerlo con un hombre, no era solo curiosidad. —Quiero que él sea todo, Midorima. Mi amante, mi pareja, mi amigo, mi primera vez. —Sus ojos azules mostraban la profundidad del compromiso que quería hacer.

 

»Satsuki me dijo que debía pensar bien las cosas, que no podía solo tomarlo como un reto, porque de ser así iba a lastimar de nuevo a Kise. —Se llevó una mano a sus cabellos y se froto con medida fuerza. —Sinceramente no puedo asegurar que lo nuestro dure muchos años, esto podría ser incluso algo de unos meses… pero el tiempo que sea, quisiera disfrutarlo. —Rehuyó la mirada del otro, ya que su vergüenza iba en aumento y era más difícil controlar que sus mejillas se sonrojen. —Tú mejor que nadie debe entenderlo, Midorima, es simplemente especial y mientras lo sea… no quieres que nadie lo tenga, no porque sea un objeto ni algo que uno declare de su propiedad, sino porque quieres ser el primero en todo para hacerlo sentir feliz.

 

Shintarô no pudo evitar dar un respingo, Aomine no era de los que hacia ese tipo de declaraciones y más aún que admita ciertos sentimientos. Además, que se diera cuenta de su relación con Kazunari era algo sorpresivo, no es que le avergonzara y tampoco la mantenía en secreto, simplemente no le gustaba estar divulgando su situación personal, pero su ex-compañero tenía razón, con la diferencia de que Midorima sabía que ama a Kazunari, sin embargo ese simple hecho de llamarlo especial provocaba un egoísmo que desconocía. Uno que le hacía desear ser el primero en todas las experiencias significativas de la otra persona y que estas le hagan sonreír.

 

—Bien, si sabes lo que quieres entonces ahora va la otra parte. —Sonrió con cierta burla y eso hizo que el moreno se pusiera nervioso.

 

— ¿Y eso es? —Cuestionó impaciente.

 

—Demostrarle de lo que eres capaz de hacer por tenerlo. —Declaro con simpleza, confundiendo más al moreno. Por lo que Midorima tuvo que agregar. —Vas a cortejarlo, idiota.

 

 

*~*~*~*~*~*

 

 

Kuroko podía sentir el constante revoloteo en su estómago y el sudar de sus manos, estaba claro que sentía un gran nerviosismo ya que después de muchos obstáculos por fin estaba a solas con Kagami, la oportunidad perfecta para hablar con él se había presentado, pero ahora era su voz la que se negaba a salir, sentía un fuerte nudo en la garganta que impedía que dijera palabra alguna. Mientras Tetsuya lograba por decir algo, el pelirrojo disfrutaba de la compañía de su pequeña sombra, pues ya era bastante tiempo desde la última vez que habían salido juntos.

 

— ¿De que querías hablar, Kuroko? —Y aun cuando disfrutaba de la compañía del otro, también estaba impaciente por saber lo que su sombra iba a decirle.

 

— ¿Eh? —Dio un pequeño respingo al notar que casi llegaban a la esquina donde normalmente se separaban para ir cada quien a su casa; la decepción le golpeo, reprendiéndolo por su cobardía. Luego de muchos obstáculos, por fin podía hablar con Kagami a solas y sus malditos nervios le cerraban la garganta.

 

— ¿Te encuentras bien? —Preocupado, Taiga se inclinó para poder verle mejor, quizá el cansancio estaba tomando factura en el cuerpo de Kuroko, lo que hizo preocupar al pelirrojo de inmediato. — ¿Quieres que te acompañe a tu casa?

 

—No… no pasa… nada… —Declaro con esfuerzo, dando dos pasos atrás para alejarse del otro, no quería desmayarse sin hablar antes; sin embargo Kagami lo tomo de otra manera y su mirada se entristeció. Aunque no se alejó de manera abrupta le dolió la acción del otro, ya que estaba teniendo la esperanza de reanudar aunque fuese su amistad, pero era claro que Tetsuya aún se sentía incómodo ante su presencia, lo cual lastimaba en demasía, quizá era mejor irse de ahí y dejar la plática para después. — ¡Lo siento, Kagami-kun!

 

— ¿Ah? —El pelirrojo se mostró sorprendido por la repentina acción de Kuroko, el chico estaba dando una reverencia muy pronunciada luego de haber pedido disculpas. — ¿Qué está pasando, Kuroko? —Extrañado por la actitud de su compañero, se acercó y le tomo de los hombros para poder obligarlo a incorporarse. Le incomodaba un poco esa actitud.

 

—De lo que paso hace tiempo. —Tetsuya evito mirarle a los ojos, no porque se estuviera acobardando, sino por el miedo de ver el rechazo en el otro. —Cuando… cuando te me declaraste… yo me porte muy mal… por eso… — ¡Maldición! La garganta comenzaba a cerrársele de nuevo y su mente, abrumada por su emoción, nervios y miedos comenzaba a perder la coherencia del su ensayado discurso.

 

—Ah, sobre eso. —Taiga sonrió con dolorosa nostalgia, ¿Cómo olvidar el día en el que su persona especial desprecio los sentimientos que con trabajo logro expresar? —No te preocupes por eso, yo…

 

—Por favor… deja… deja que siga… —Aun tartamudeando no iba a desperdiciar esta oportunidad, tenía que decir lo que sentía, declarar sus sentimientos, orar porque aun fueran correspondidos y, lo más importante, ser perdonado por el pelirrojo, quien comprendió que tenía que mantenerse en silencio, la mirada suplicante de Kuroko indicaba que esto le estaba costando un gran esfuerzo. —La verdad no esperaba que me dijeras algo como eso… yo soy una presencia tan pequeña que nadie nota… que todo mundo olvida, así que cuando me dijiste que te gusto y… y que desearas que fuera tu luz hasta donde pudiera yo… yo me perdí…

 

En el momento en el que Taiga le hizo tal declaración, el mundo de Kuroko se sacudió. Después de lo que Aomine le dijo tiempo atrás, se resignó a la soledad, siendo consciente de que nadie voltearía a verlo, pues su casi inexistente presencia no permitiría que encontrara a alguien que le quisiera sinceramente; sin contar a Satsuki, de la cual sabía que era un cariño lo que sentía por él, un enamoramiento pasajero que esperaba se le pasara pronto, pues la chica merecía ser querida sinceramente. Sin embargo Kagami llego y, con firmeza, se le declaro y pidió ser su pareja.

 

»No esperaba que me vieras de esa manera, ¿sabes? Porque tú eres una luz muy cegadora y yo una pequeña sombra que siempre debería mantenerse atrás, desapercibida. —Sonrió con tristeza. —No voy a poner excusas a lo que dije, Kagami-kun. Soy consciente de que mi miedo no justifica que te haya lastimado de esa forma… —Se animó a verle a los ojos, aunque fuera por unos cortos segundos para poder mostrarle su sincero arrepentimiento. —Por eso primero que nada quiero disculparme, tú no merecías que te tratara de esa manera.

 

—Kuroko… —Guardó silencio de nuevo, pues Tetsuya había levantado la mano, pidiendo una vez más que guardara silencio y Taiga no tuvo problema en obedecer, estaba tan aturdido por lo que estaba escuchando que realmente no sabía que decir en estos momentos, su mente estaba completamente en blanco.

 

—Y lo segundo que… que quiero decirte es que… yo… yo… —Las mejillas comenzaron a tomar un tono rojizo, cubriendo hasta las orejas, la mirada avergonzada de su sombra lo estaba poniendo más impaciente, al mismo tiempo que su corazón latía con rapidez, aumentando su esperanza y anticipándose a una respuesta que, desde que se declaró, había esperado con ansias. — ¡Yo estoy confundido y enojado! —Grito con toda la fuerza que su seca garganta le permitió, asustando de cierta manera a Kagami y haciendo que se perdiera, pues no era la respuesta que estaba esperando. — ¡Dices que te gusto, que me quieres! ¡Pero en poco tiempo…Kise…él! —No, así no tenía que ser, no tenía derecho a reclamar.

 

— ¿Kise? ¿Qué tiene que ver Ryôta en todo esto? —Si antes se sintió perdido, en estos momentos ya no ubicaba que es lo que estaba pasando.

 

—Lo siento, lo siento… no tengo derecho a reclamarte pero… —Levanto la mirada, lagrimas silenciosas comenzaron a recorrer sus mejillas, poniendo tenso al pelirrojo. —Es que no entiendo… ¿te deje de gustar? ¿Ya no me quieres? —Limpió sus lágrimas, aunque era en vano puestas no dejaban de salir mientras que Taiga ladeaba la cabeza a un lado, mostrando aún más su confusión. —Lo siento… no era así como… como quería decir las cosas. —Tanto ensayo se había ido a la basura. Inhaló y exhaló un par de veces para controlar su llanto, cerró los ojos unos segundos y después miro fijamente al pelirrojo, sonriendo de manera corta pero poseyendo un toque dulce. —Kagami-kun, me gustas. Me gustas mucho. —Acepto por fin. —Y yo… ahora soy yo… quien pide una oportunidad… quiero saber si puedo… si aún puedo aceptar lo que sientes por mí…

 

Kagami se le quedo viendo por unos largos segundos, su mente comenzaba a trabajar a marchas forzadas, queriendo entender lo más rápido posible lo que Tetsuya acababa de decirle. Incluso llego a pellizcarse para asegurarse de que no estaba soñando y cuando el dolor llego a su brazo, logró comprender que todo esto era real. Mientras que Kuroko se sentía más nervioso a cada segundo que pasaba, aumentando incluso su miedo de ser rechazado con la misma crueldad con la que él lo hizo, aunque eso no era posible, pues sabía que el pelirrojo no era esa clase de persona.

 

—Otra vez. —Fue lo único que logro decir Taiga mientras se acercaba con algo de prisa y tomaba con cuidado el rostro de Kuroko entre sus grandes manos. — ¿Puedo escucharlo otra vez? —Ahora fue Kuroko el que se quedó sorprendido, no solo por la dulzura con la que su rostro era acunado, sino por la humedad en los ojos del pelirrojo, mostrando la emoción que sus palabras le habían causado.

 

Tragó con dificultad su saliva, humedeció sus labios y se atrevió a hablar de nuevo. —Me gustas, Kagami-kun. —Pero ahora lo decía con más firmeza, moviendo sus manos con lentitud para posarlas sobre las de Taiga, quien ahora movía sus pulgares suavemente sobre las mejillas, limpiando los residuos de las lágrimas. —Me gustas mucho, mucho. —Volverlo a decir le fue recompensado con la más hermosa sonrisa que Kagami ha podido darle, una sincera, llena de felicidad pura, recalcando incluso la ingenuidad que el hombre poseía.

 

—Gracias, Kuroko. —Susurro. En ese preciso momento una idea fugaz, que por mucho tiempo ideó en sus anhelos, volvió a surgir. Deseaba besarlo y ahora podía hacerlo. Lentamente, expectante a la reacción del más bajo, se inclinó un poco más y sus labios se prendieron en un suave beso, una caricia efímera pero dulce, un roce inocente que no fue más allá, pero fue suficiente para enloquecer su corazón. Tetsuya no distaba mucho de esa euforia, que se escondía tras un ligero temblor y una emoción que hacía latir con prisa su corazón.

 

—Otro. —No supo en que momento había cerrado los ojos, pero volvió a abrirlos para poder ver a Kagami, quería más que un solo roce. Deseaba sentir por más tiempo los labios de Taiga, quien no se negó. Ambos sonrieron, los dos fueron cerrando los ojos lentamente, uno a la espera de un beso y el otro aproximándose para darlo. Los labios chocaron y se quedaron unidos por unos pocos segundos antes de separarse. La palabra “otro” se escuchó nuevamente.

 

Kuroko se mostró caprichoso en ese momento, pidiendo más de lo que hace tiempo se había negado. Los besos de Taiga eran cortos, cuidadosos, cariñosos; en ningún momento mostró intensiones de traspasar la barrera de dientes que le impedían saborear el interior, contrario a ello, se dedicó no solo a besar los labios, sino que lleno el rostro de Tetsuya con estas caricias. Era inesperado que Taiga se mostrara menos explosivo en estos momentos, pero era por el simple hecho de que aún estaba procesando la idea de que por fin, después de mucho soñarlo, tenía a Kuroko recibiendo sus caricias, aceptando sus sentimientos y permitiéndole demostrarlo. Quizá era por la emoción del momento o por lo tarde que ya era y no había gente, no lo sabía y tampoco le importaba mucho.

 

—Sal conmigo, Kuroko. —Cuando la emoción por fin empezó a ser controlada y el pelirrojo se vio satisfecho por besar el rostro de su sombra, se animó nuevamente a pedirle a Tetsuya ser su pareja. Taiga aun acunaba el pequeño rostro mientras que las manos tímidas de Kuroko se aferraban a la ropa de la cintura del otro. La sonrisa del más pequeño no desaparecía y el rubor en sus mejillas volvió a aparecer, dichoso por la petición.

 

—Sí, sí quiero, Kagami-kun. —Las lágrimas volvieron a recorrer sus mejillas, demostrando de esa forma la inmensa alegría que le estaba envolviendo. Se paró de puntas y movió sus brazos para rodear el cuello del más alto, por esta ocasión su expresión normalmente estoica cambio a una de total alegría, mostrando incluso las hileras de dientes blancos.

 

En ese momento la euforia que Kagami intentaba controlar, exploto. Una enorme alegría inundo su cuerpo, haciendo tomar a Kuroko en sus brazos y dar un par de vueltas en el mismo lugar, provocando que el más pequeño se aferrara con fuerza ante el inesperado movimiento. Sin embargo Tetsuya pudo notar en todo momento que pese a ser abrazado con férreo control, la fuerza era poca, haciendo que se enterneciera al saber su significado. Contrario al bruto de Aomine, Taiga era muy consciente de que él era no solo más pequeño sino también más frágil, por ello media su fuerza para no hacerle daño.

 

—Te quiero, Kagami-kun. —Oculto el rostro lo mejor que pudo en el pecho del mencionado, deseando evitar que viera lo rojo que se había puesto su rostro, mientras sus manos se aferraban a los costados, negándose a separarse de él. En lo más lejano de su mente, sabía que tenían que hablar y aclarar muchas cosas, pero la emoción que le invadía no le permitía que tocara ese tema, pues no deseaba romper su burbuja de felicidad.

 

—Yo también, Kuroko. —Sus brazos se cerraron más contra el pequeño cuerpo, enterrando la nariz en los azules cabellos mientras una de sus manos acariciaba la nuca del otro, podía asegurar por el color de las orejas que Kuroko estaba muy avergonzado, así que esperaría a que se calmara para pedirle que lo deje acompañar a su casa.

 

El partido quizá no fue muy extenuante pero mañana volverían a jugar, así que Kuroko tenía que reponer energía, sabía que tenían que hablar de muchas cosas; incluso él tenía preguntas de porque hasta este momento Tetsuya se animó a confesarse, le hacía feliz, que eso no quedara en duda pero también era consciente de que algo debió haber pasado además estaba Ryôta dentro de la situación y eso picaba más su curiosidad, aun así eso debía esperar. La salud y bienestar de Kuroko era primero.

 

Notas finales:

¿Que les pareció?

 

Recuerden que acepto de todo XD

 

Bye


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).