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Cautivado por Kimany

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Notas del capitulo:

¡Hola de nuevo! Oh, perdónenme. Soy una mala persona > <

Sé que les puse a todas que publicaría el jueves pero no pude porque estaba en un campamento, y les pido por favor que me perdonen. Les prometo que se los recompensaré.

Aquí está la esperada actualización y espero que sea de su agrado.

Todos los personajes tanto Naruto como de Naruto Shippuden no son míos, son pertenencias de Masashi Kishimoto. Yo solo los utilizare para pasar el rato :D

Narrado en primera persona

Total de palabras: 4,304.

Advertencia: Lenguaje vulgar

¡A disfrutar! Nos vemos en las notas finales :3

La campana del instituto empezó a sonar cuando Shikamaru y yo estábamos bajo la sombra de un gran árbol, el viento soplaba levemente al tiempo que todos los chicos salieron a invadir el patio. Me encontraba acostado sobre el verde pasto decorado con pequeñas flores de cerezo mientras Shikamaru reposaba su espalda contra el tronco totalmente relajado pero en ese aspecto yo no podía dejar de pensar en lo sucedido en el pasillo.

 

Es que ese bastardo… ¡Arg! Como quería cogerlo y molerlo a golpes.

 

¡Solo tenían que ver cómo me habló! Tan mal educado.  Ni mi madre me hablaba así para que ahora venga un estreñido amargado a hacerlo.

 

Jodido Teme

 

—Naruto —miré hacia arriba donde estaba Shikamaru —Ya cálmate. Puedes superarlo.

 

—Pero si estoy calmado —el Nara miró expectante como arrancaba sin mucha delicadeza el pasto, no me había dado cuenta de eso. —Yo… Lo siento. No puedo evitarlo, en un rato se me irá.

 

—De acuerdo, solo no enloquezcas. —Me enderecé hasta quedar recostado junto a Shikamaru. — No estoy para eso.

 

— ¿Y cuándo estas para algo? —Pregunté divertido, Shikamaru apartó la mirada aburrido por lo que empecé a reír — ¡Si sigues así no conseguirás novia nunca ’’ttebayo!

 

—Mmm… —Shikamaru cerró los ojos y sonrió de lado ante mis palabras lo que me pareció bastante extraño y sorpresivo, es decir, no hizo nada de ignorarme, quejas, bostezo, fruncir el ceño. Nada. Solo sonrisa.

 

Y Eso solo podía significar una cosa.

 

— ¡Tienes novia! —exclamé sorprendido.

 

— ¿Qué?

 

— ¿Quién es? —Ignoré su pregunta — ¿Cómo se llama?

 

— ¿Pero, qué…? — El chico se hecho un poco hacia atrás porque me había acercado demasiado a él.

 

— ¡No te hagas, Shikamaru!— le piqué el pecho una y otra vez mientras alzaba ambas cejas con chulería. — ¡Shikamaru tiene novia, Shikamaru tiene novia!

 

—No es para tanto — me sujetó por los hombros y me alejó de él hasta que quedamos a una distancia prudente. — ¿Y por qué hablas tan alto? Estoy junto a ti.

 

Me puse sobre mis rodillas y me incliné ligeramente hacia él sin romper su espacio personal pero de cierta forma acosándolo. No habia respondido a mi pregunta de forma tan directa, mejor dicho su respuesta fue más positiva que negativa.

 

— ¡Eso quiere decir que es cierto!— Afirme haciendo que rodara los ojos mientras se rascaba la frente.

 

El que Shikamaru tuviera novia es algo muy bueno, principalmente para él. Siempre pensé que se quedaría solo, no tan solo, a lo mejor con un gato o un perro ya que su actitud aburrida no lo aguantaría cualquier persona o ser vivo pero siempre supe que tenía un buen corazón y a ver si habia esperanzas de que aquella chica pueda mover ese flojo trasero.

 

Mmm…

 

Además de que sería bastante beneficioso ya que ese alguien podría hacer las cosas que a él le dieran vagancia hacer, bueno le daba flojera prácticamente todo pero aun así, me sentía muy feliz por él.

 

—Si te digo que si, ¿Te calmaras? —Asentí con curiosidad y emoción. —Si tengo.

 

Hasta que caí en el punto

 

— ¡No espera, espera! —moví las manos para pararlo. —Así no, dime la verdad.

 

—Ya, de acuerdo— apartó la mirada de mi y observó a los chicos jugar con una pelota en el césped— Esa es la verdad.

 

Le mire receloso por un momento para tratar de conseguir alguna pista de mentira en su cara, pero nada, era la misma de siempre aburrida y vacía de emociones y además Shikamaru no es de los que mienten. Algo que hacia mi afirmación cierta.

 

— ¡Lo sabia! — Solté una carcajada gloriosa mientras me sentaba por fin otra vez junto a él, esta vez limpiando el área de mis rodillas bajo los pantalones. — ¿Cuál es su nombre?

 

—Temari.

 

Mi boca se abrió y cerró de pura sorpresa en un mal intento de decir algo ante las palabras de Shikamaru, ¿Acabo de escuchar Temari?

 

Temari…

 

— ¡Temari! —Grité haciendo a Shikamaru dar un respingo e incluso que algunas chicas  que pasaban se quedaran mirándome raro. — ¿Temari la rubia? ¿La que es  toda seria y a veces gruñona, nuestra amiga?

 

—No dejare que hables así de ella. — su típico tono aburrido.

 

—Oh perdona. No era para ofenderla.

 

—Ya lo sabía. — Nos reímos en un rato corto hasta que le empuje haciendo que me miraba con reproche.

 

 — ¡Felicidades hombre! ¡Tienes novia!—Mi grito eufórico y que además apoyador y emocionante no ayudaron en nada porque su mirada no cambió en ningún momento.

 

— ¿Qué?—inquirí curioso.

 

— ¿Para felicitar tienes que hacer tanto escándalo?

 

Me acerque a él y le pase el brazo por los hombros sin dejar sonreír, sin duda se me iba a caer la boca de tanto hacerlo pero bueno, esa es una mis cualidades.

 

— ¡Pues claro, Shika!— entrecerró los ojos confuso por el apodo. —Conseguiste una mujer que te ajustara los pantalones.

 

— ¿Qué acabas de decir?

 

Sonreí divertido.

 

En ese mismo instante la campana del pabellón principal sonó alertando a todos los estudiantes hacer una fila para ir a sus respectivos salones. Shikamaru y yo no  hicimos fila.

 

¿Razón?

 

Los de la alta clase no la hacen. Eso es bueno pero que mierda ¡Era favoritismo!

 

— ¿Quieres moverte Naruto? La clase pronto iniciara —Shikamaru me empujó levemente hacia delante sacándome de mis pensamientos e iniciamos la marcha.

 

Los pasillos eran largos y me sorprendió que estuvieran tan llenos de gente, de vez en cuando chocaba los hombros con las personas y me disculpaba en el acto tratando de alcanzar al Nara pero era bastante rápido. Caminamos hasta doblar en la esquina donde pasamos por el A-2 y tuve la oportunidad de saludar a las chicas de antes pero esta vez de lejitos, solo para no causar problemas.

 

Cuando llegamos al salón todos estaban sentados en sus sillas y otra vez sentí esa aura de perfección en el aire causándome un dolor repentino de cabeza. No me había dado ni cuenta cuando mi uniforme se desarregló o cuando Shikamaru se alejo de mí hasta que lo vi a unos cuantos pupitres atrás junto a una chica. Temari.

 

Genial, ahora me quedé solo.

 

Pase la vista por el área en busca de algún consuelo y noté que Hinata no estaba y mucho menos Sakura, eran dos presencias totalmente nulas en mi primer día, y ahora que Shikamaru tenía novia nuestros encuentros no serian los más extensos que digamos. Y ni hablar de Kiba y los demás. Ellos ya no están junto a mí este año escolar.

 

¡Joder! Necesito más amigos.

 

Me recosté contra un pupitre totalmente ajeno del mío que estaba al otro lado del salón y me puse a pensar en mis amistades y en mi misión futura, tenía que ayudar a estas personas por que se notaba de más que se estaban ahogando en una horrible rutina y también por otro lado hacerme sus amigos, otra cosa que seguro anhelaban. A veces me ponía a pensar si tenían celulares o si alguna vez han visto los típicos videos de gatos graciosos para por lo menos forzar una sonrisa.

 

Sin duda alguna me daba pena. Si en mi primer día estoy así, no me imagino un año completo entre tanta presión y silencio, sin pensarlo dos veces me tiraría por la ventana. Me empecé a reír yo solo de mis ocurrencias sin darme cuenta como algunas personas me miraban como si tenía problemas mentales. Ya me daba igual lo que pensaran.

 

 Empecé a arreglar mi uniforme cuando la puerta del curso se abrió dando paso a unos reclamos los cuales no preste demasiada atención.

 

—Pero, eso no será posible.

 

En ese instante me había agachado para amarrarme los cordones mientras cantaba algunas notas de mi canción favorita.

 

—No me importa —todo estaba tan bien hasta que escuche esa voz que activó todos mis sentidos— Quiero todos los libros sobre esa institución. Búscalos.

 

El chico salió corriendo del salón al momento que culminaba mi tarea.

 

Mi mirada se posó enseguida en el par de zapatos junto a mí, los pantalones de tela azul marino firmes contra las piernas, la camiseta blanca, la chaqueta de la misma tela de los pantalones, la corbata roja que adornada su cuello y sobre todas las cosas esa mirada oscura.

 

— ¿Qué haces en mi asiento?— y como olvidar su voz.

 

Me incorporé sobre mi sitio y le di frente quedando ambos a la misma altura, era el grandioso presidente del consejo estudiantil que había sido capaz de provocarme antes. Aun estaba molesto y las ganas no me faltaban para cobrarle lo de hace un rato pero la expulsión me amenazaba la conciencia en cada momento.

 

—No sabía que era tu asiento. — Traté como pude evitar el tonó irritado de mi voz en ese instante pero fue imposible así que para calmar las cosas solo me aparté sin cortar la mirada de sus ojos. El me seguía el juego en todo momento.

 

—Pues ya lo sabes.

 

Su mirada estaba presente con la intención de intimidarme pero eso lejos de intimidarme me provocaba más molestia.

 

—No me interesa. —le pasé por el lado con toda la intención de volver a mi pupitre si no fuera por el breve susurro salido de sus labios o mejor dicho insulto: Dobe.

 

Dobe. Dobe.

 

— ¿Cómo me acabas de llamar?— me giré para encararlo quedando a una distancia prudente uno de otro, solo estábamos él y yo en el ambiente, todos a nuestro alrededor estaban en sus asuntos y eso me acordó al B-2 otra vez, que cuando dos chicos estaban con aires orgullosos la multitud los arropaba para motivarlos a pelear.

 

—De verdad que eres sordo, Idiota.

 

Este chico era sin duda era un grano en culo porque desde lejos se notaba que le gustaba  hacer rabiar a las personas o simplemente humillarlas.

 

Traté de respirar, solo respirar… Respirar.

 

Pero ya recordé que esa técnica no funciona conmigo.

 

No me acuerdo cuando empecé a cambiar de esta manera, cuando me molestaba con la cosa más mínima que me dijeran o que no pudiera controlarme al momento que interferían en mi estado de felicidad solo para joderme la vida. A veces pienso que la pubertad me dio un fuerte golpe para que causara esta actitud en mi pero me di cuenta que no nada de lo que había pensado era cierto.

 

Yo solo tomaba esta iniciativa cuando alguien se quería pasar de listo conmigo como en este momento:

 

Tenía al maldito bastardo sujetado por el cuello de la camiseta del uniforme, nuestros rostros estaban cerca uno del otro y nuestros pechos iban por el mismo camino, nuestras miradas se cruzaron y note su creciente odio hacia mi persona.

 

— ¡Escucha bien lo que te voy a decir, Teme!—endurecí el agarre haciendo nuestras narices rozarse en un segundo — Antes te libraste pero no creas que por eso vas a andar luciéndote frente a mí con tu maldita actitud, así que no me vuelvas a insultar si no quieres que te deforme la carita.

 

Le mire ceñudo al tiempo que apretaba mis puños cuando una risita salió de sus labios, era la segunda vez que lo hacía pero esta vez su mirada era más de burla.

 

—Lo único que haces es hablar. — Escupió burlón para luego tomar el tono amenazador—  Yo hago lo que yo quiera, y si se me da la gana de insultarte lo haré, Te guste o no.

 

— ¿Me estas retando?

 

—Quita tus asquerosas manos de mí. —fue lo único que dijo pero no le hice caso.

 

—Te equivocaste de persona — sonreí con la misma intención de burla, me di cuenta que eso también le hacía enojar — Y mira qué curioso, ¡Yo también hago lo que se me da la gana! Y si yo quiero soltarte lo haré, te guste o no.

 

Le devolví la misma respuesta y por un momento me sentí triunfante  hasta que una de sus manos que reposaban a cada lado de su cuerpo se alzó en un rápido movimiento propinándome un fuerte golpe contra el estomago.

 

Sentí como se me iba todo el aliento en un instante al tiempo que mis piernas flaqueaban hasta que caí de rodillas al suelo, el dolor era agudo y se me hacia difícil  respirar. Me había golpeado en el estomago.

 

Me había golpeado.

 

—Te lo advertí, imbécil — masculló con ira, no me había dado cuenta cuando algunos chicos empezaron a rodearnos. — No sabes con quien te estás metiendo.

 

Me sentía sofocado y el dolor de mi estomago no cesaba, si que era fuerte el cabron. Levante la vista y la clave en sus zapatos mientras intentaba respirar, todos a nuestro alrededor no dejaban de hablar entre sí ni dejar de decir que al nuevo lo habían partido. Solo escuchaba como decían que no cavia aquí y que fue mi error meterme con el presidente, solo murmuraban cosas sobre mí una y otra vez.

 

Y eso fue un golpe duro a mi conciencia y dignidad porque nadie tenía el derecho de humillarme y mucho menos ponerme un dedo encima. Me levante como pude del suelo y llevé mi mano a mi estomago formando una mueca de dolor. Todos me miraban, algunos con risas, otros con pena y él con ira, ira y sobre todo arrogancia

.


— El que no sabe con quién se está metiendo… — exhalé el aire, nuestras miradas no dejaban de conectarse —Eres tú, Teme.

 

Y en un rápido movimiento le propine un puñetazo en la cara que lo hizo tambalearse hacia atrás, Todos los chicos gritaron sorprendidos, al parecer nadie le había devuelto el regalo a su amado presidente. Vi como llevó su mano a sus labios donde empezó a caer sangre debido al  golpe y en ese instante me sentí realmente bien hasta que se me lazó encima, chocamos contra la pared y no pude evitar soltar un quejido de dolor cuando mi cabeza choco contra el concreto.

 

 Los gritos de las chicas se oyeron por todo el salón y los chicos estaban viendo bien campantes la escena.

 

Prácticamente nos estábamos matando entre sí, nos sujetábamos de las ropas, nos mandábamos puñetazos, chocábamos contra las paredes y en esta ocasión me había propinado una fuerte patada que me hizo chocar contra unos pupitres y caer de culo al suelo. El dolor era horrible, sentía mi cabeza girar, todo mi cuerpo doler y mis músculos cansarse pero el tipo no paraba, se le veía despeinado, todo desarreglado y sin duda cansado pero sobre todo eso era orgulloso y si él no paraba, yo menos.

 

Intenté pararme del suelo pero se me subió encima, me propino muchos puñetazos que intente defender a toda cuesta con mis brazos, las chicas gritaban sin cesar y ahora era cuando lo chicos decidieron separarnos pero no funcionó porque en un rápido movimiento lo sujeté de la cintura e intercambiamos posiciones, quedé en medio de sus piernas y nuestros pechos estaban juntos. Me lanzó un puñetazo que esquivé por pura suerte y sin pensarlo dos veces escondí mi cara en su cuello tratando que así no golpeara mi cara y no perder el conocimiento, una pose muy comprometedora pero ninguno estaba pendiente de ese doble sentido. Traté como pude parar sus puños que maltrataban contra mi espalda una y otra vez pero fue imposible.

 

— ¡Quítate de encima, Naruto! —Su voz entrecortada y profunda contra mi oído me hizo vibrar. — ¡Maldito Dobe!

 

Ese tono.

 

Esa voz

 

¿Porqué coños hablaba así?

 

— ¡Entonces deja de golpearme! —exclamé aun contra su cuello pero el aun seguía golpeándome e incluso había empezado a patalear dándome en seco contra mi espalda baja — ¡Eso duele, joder!

 

—Idiota —Me sujeto del cabello sacándome un quejido de dolor, y en ese instante nuestras miradas se cruzaron por segunda vez. Sus ojos me miraban desde abajo con molestia y no pude evitar notar como su cabello negro estaba todo despeinado y que algunas gotas de sangre adornaban sus labios, estábamos bastante cerca uno del otro.

 

Me sentía bastante extraño. No, mi cuerpo se sentía de esa manera.

 

— ¡Naruto! — un gritó detrás de nosotros nos hizo aparatar la mirada y girarnos, era Sakura que se acercaba a nosotros con cara sorprendida — ¿Qué está pasando aquí? ¿Estaban peleando?

 

Con una fuerza descomunal me levantó hasta dejarme parado y luego hizo lo mismo con él.

 

— ¡Estaban peleando!— más que una pregunta fue una afirmación al ver nuestros labios partidos y rasguños, su rostro mostraba claramente desaprobación y de cierto punto decepción dirigida hacia a mí. — ¿Cómo es posible que el primer día estén peleando? ¡Naruto, tu principalmente!

 

— ¿Qué, porque yo?

 

—Eres nuevo —me aclaró segura, un punto nada cierto era nuevo en el curso no en el recinto— ¿Y es que se te olvido como es tu madre? ¿Sabes qué hará si se entera de esto?

 

Recordar a mi madre me hizo sentir más de mil escalofríos.

 

—No se lo digas. Por favor. — pero mis suplicas fueron ignoradas por que Sakura dirigió sus mirada al chico junto a mí.

 

—A mi no me reclames, Sakura. —se adelantó antes de abriera la boca con tono amenazador, ¿Cómo puede hablarle así?

 

—Pero…

 

—No me importa. —le pasó por el lado y salió del salón con la atenta mirada de todos. Su tono de voz que era la cosa que más me irritaba del corto y desagradable tiempo que llevaba tratando con él y si Sakura no me hubiera sujetado del brazo ya habría ido a buscarlo para molerlo a golpes de nuevo.

 

Sakura era una chica firme y decidida pero eso no quería decir que no tuviera sentimientos, y no soy tan tonto como para no darme cuenta de lo que estaba pasando. Sakura mantenía la mirada baja, perdida y fruncía levemente el ceño pero no de molestia si no como recordando algo.

 

—Sakura- chan…—Traté de suavizar la situación pero su cara de tristeza se hizo presente.

 

—Ya no importa, Naruto —musitó —Sera mejor que te arregles, ya el maestro está por llegar.

 

Sin dirigirme la mirada salió del salón. Y por extraño que suene mientras la veía salir recordé los primero años de primaria cuando Sakura  y yo compartíamos todo, cuando me declaré y me rechazó diciendo que ya su alguien especial venia de camino y que cuando lo encontrara, haría todo lo posible para estar cerca de él y esto es claramente lo que había dicho porque ahora que la veía me di cuenta. Sin duda alguna, estaba enamorada.

 

No es que quiero sonar egoísta ni nada por el estilo pero me sentía realmente mal de que Sakura se hubiera enamorado de ese bastardo estreñido que en vez de mí. Pero las cosas no siempre salen como tú quieres y creo que ahora me toca a mi sufrir.

 

— ¡El maestro viene en diez minutos!—grito una chica bajita desde la puerta.

 

Empecé a arreglarme el uniforme mientras los chicos arreglaban los pupitres.las chicas seguían murmurando cosas a mis espaldas y a veces dirigirme una que otra mirada de odio debido al desorden y por meterme con su queridito presidente, pero les ignoré.

 

Llegué hasta mi asiento y  me senté en la silla para ver la ventana. Sentía mis labios arder por la leve herida al igual que mis brazos que tenían algunos rasguños y aéreas rojizas volviéndose violáceas, todas las aéreas donde me había tocado ese tipo me ardían de forma descomunal y sin dejar de lado el dolor, ¡Mierda! Solo esperaba que se sintiera igual que yo porque de verdad que la sensación era desagradable.

 

El viento entro por la ventana moviendo mis cabellos que estaban más desordenados que de costumbre por los tremendos jalones, ese bastardo peleaba como una niña, ¿Qué clase de hombre hala el cabello o aruña? Sin duda él no era normal.

 

Pero yéndome lejos de mi dolor físico, algo atrapó mi mente.

 

Yo no sabía su nombre pero él si el mío. Recordé como en la pelea mientras sujetaba mi cabello, susurró mi nombre en un tono nada santo. Sentí un escalofrió correr toda mi espalda. Su voz de por si no era santa.

 

Había empezado a dibujar círculos invisibles sobre mi mesa hasta que sentí la presencia de alguien junto a mí, alcé la vista encontrándome con Shikamaru.

 

 

— ¿Ya estas feliz? — le miré sin entender la pregunta. —Esto es lo que querías, ¿no?

 

— ¿Quieres por favor decirme de que estas hablado?

 

—Querías vengarte, ya lo conseguiste y ahora... —Llevó las manos a sus bolsillos— Mira como quedaste.

 

—Muchas gracias por intentar evitarlo —ironicé con un poco de molestia, aun me ardía el cuerpo.

 

—No agradezcas, ya eres grande. Sabes lo que está bien y lo que está mal.

 

Hay le viene con los consejos.

 

—Sí, sí. Ya lo sé.

 

Shikamaru sonrió de lado al verme con los labios fruncidos y mirando hacia la ventana como un niño pequeño.

 

—Pues si ya lo sabes, ya es hora de ponerlo en práctica.

 

Me giré para reclamarle que no necesito sus consejos pero ya se había ido a su sitio junto a su novia dejandome otra vez en soledad. Bueno mi única amiga era la ventana. Reposé la cabeza sobre mis brazos y miré hacia el cielo azul que adornaba el día, las nubes se movían, el sol iluminaba y el viento soplaba dulce las hojas de los árboles y mi cara, haciendo que cerrara los ojos encantado. 

 

— ¡El maestro ya viene! —el anunció de la chica otra vez me hizo levantar la mirada hacia la puerta y erguirme sobre mi silla, habían pasado más de dos horas contando el tiempo de la pelea y el de antes de receso en la que el profesor había salido del aula. Era sin duda muy irresponsable.

 

La puerta se abrió dejando pasar al maestro con su maletín y su librito en la mano como esta mañana, se sentó y siguió leyendo ignorando otra vez nuestra existencia. Los alumnos estaban cada uno en sus asuntos. La puerta se volvió a abrir y entraron el bastardo -el cual no sé el nombre- y detrás Sakura que seguía con la cabeza baja y con un leve rubor en sus mejillas.

 

El maestro alzó la vista hacia los dos estudiantes.

 

— ¿Qué ha pasado?—preguntó al ver al chico  pero este no respondió solo dirigió su mirada llena de rencor hacia a mí, llevaba una curita sobre los labios debido a que había asistido a la enfermería. Yo no aparté la mirada aunque estaba algo nervioso debido a intensidad de esta.

 

Kakashi dirigió la vista hacia donde apuntaba la del chico, y me miró y en ese momento Sakura lo notó.

 

—No ha pasado nada grave, solo chocamos. — Trató de llamar la atencion del profesor, forzó una sonrisa bastante creíble si una persona cualquiera la viera a simple vista pero Kakashi entrecerró los ojos al notar como él y yo no cortábamos el contacto. — ¿Kakashi-sensei?

 

—Ya veo… — musitó bajito causándole una confusión a Sakura — Deberían tener más cuidado. Siéntense.

 

Sakura movió el brazo del chico y ambos se dirigieron a sus lugares.

 

Kakashi habida dejado de leer, empezando a hablar sobre las nuevas instalaciones, las reglas y otros temas que no comentó antes. Se había parado y escribió literatura en el pizarrón, iniciando así la clase.

 

Todo había empezado tan bien cuando el maestro hablaba y hablaba, pero cuando se daba la espalda yo dirigía la vista hacia la derecha encontrándome con otra, era él de nuevo. Habíamos iniciado una extraña batalla visual que cuando el profesor dejaba de mirarnos se desataba. Todas las miradas eran de odio y rencor puro, de vez en cuando le sacaba la lengua y él hacia una mueca de disgusto, o a veces él me sacaba el dedo mayor  y yo le mostraba los dos míos. Parecíamos niños pequeños.

 

La clase pasó súper rápido llegando la hora de salida, yo fui sin duda el primero en salir por qué no tenía nada sobre mi mesa, me colé por la puerta trasera con la intención de llegar a la cancha y jugar un algún deporte antes de que cerraran. Ah, como añoraba la clase de deporte.

 

Pase por el pasillo largo que cruzaba la biblioteca y el A-2 hasta que llegué a un cruce de pasillos. El frente, derecha e izquierda y atrás. Joder ya se me había olvidado por donde era.

 

Miré para todos los lados en busca de alguna luz que mostrara el patio pero nada, todos culminaban en una pared que dirigía a dos direcciones mas, ¿Cómo es posible? Esta mañana fui con Shikamaru…

 

Solo tenía que pensar.

 

¿Cuántas patas tienen un gato?

 

Uno, Dos, Tres, y Cuatro

 

¡El frente! Sin duda alguna esa canción era siempre la solución más confiable de mis problemas. Caminé a toda prisa hacia el final del pasillo, cruzando por cientos de casilleres, doble hacia la derecha, luego a la izquierda y luego dándome cuenta de que estaba más perdido que nunca al volver al mismo sitio, reduciendo más la velocidad doble por la derecha de nuevo cruzando por la escalera donde me detuve en seco al sentir una presencia.

 

Un chico llevaba entres sus manos una cantidad enorme de libros, estaba bajando las escaleras y a medida que se acerba podía escuchar sus quejas, me di cuenta de que era el sudoroso saco de papas del bastardo.

 

Me acerque lentamente para pedirle ayuda de cómo salir de este laberinto y de igual modo ayudarlo a él con todos esos libros, solo esperaba que no me odiara por haber puesto en su lugar a su presidentico

 

— ¡Oye! —grite como siempre lo hacía debido a que éL estaba arriba y yo abajo.

 

Pero lo que no me esperaba era que mi grito le asustara, y lo peor de todo que le hiciera perder el equilibrio al bajar un escalón. Intente moverme pero todo paso tan rápido en mi vista. Todos los libros salieron volando en menos de unos segundos cuando mis ojos se abrieron a más no poder al verlo rodar por las escaleras.

Notas finales:

Hola de nuevo xD  Les pido por favor que me perdonen. Estuve ocupada todo esta semana con eso del campamento y el trabajo sin paga al que estoy amarrada, pero fue sin querer, les juro que cuando llegaba a casa intentaba escribir pero el sueño me vencía.  Pero se los recompensare, es una promesa :3

Quiero agradecerles a estas personas tan hermosas que han vuelto a dejarme otro review: Kaoru_himura, Genesis, Neokun y Channies_Fan. Chicas las amo aunque no las conozca, gracias por alegrarme la vida, y darle un chance a este intento de historia, me hacen tan feliz que quiero llorar. Lol xD Esto está dedicado a ustedes.

Agradecimiento también a los Anónimos y Rin-chan son un amor, también a: Mimi-chan, mi gran amiga de curso, y  Kiara mi hermana por ayudarme con las ideas y sobre todo pasar a leer.

Bueno cualquier opinión, cumplido, crítica (constructiva), tomatazos, chocolates, Ramen, ¡Cualquier cosa! pueden dejarlo aquí, yo los recibiré gustosa :3

Nos vemos muy prontooo :3    

Sin nada más que decir, les mando un beso y un abrazo, ¡Bye-bye!


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