CAPITULO 7
7- HERIDAS…
Habían pasado cuatro días desde el encuentro con Doflamingo y tres desde el de Sanji con Zoro el cual quedo oculto por la noche y callado por el doctor, en el transcurso de ese tiempo Nami había despertado aunque el sentimiento de que nada mejoraba le molestaba y lo peor era que la única persona que sentía podía hacer algo, simplemente no le importaba en lo más mínimo aunque el colmo de su situación era el tener que andar con un bastón para evitar los esfuerzos. En esos días tampoco nadie le había dirigido palabra al espadachín, alejándolo de la tripulación y comenzando a dividirla.
Mientras tanto Roronoa había intentado recordar como llegó a herir a la navegante, no sentía nada, ni remordimiento, ni culpa y comenzaba a sentir que no había retorno después de su decisión, ya sólo debía seguir adelante aunque antes, se vengaría del ero-cook con su mayor tesoro no podía meter en problemas a la arqueóloga o la usurera, pero no había nada que perder, estaba en la cuerda floja o se quedaba con gente que le tenía miedo o se iba y cumplía su sueño solo como planeo desde un inicio.
Era otra tarde en el Sunny, todos acababan de comer, ahora estaban dispersos, la peli naranja y la peli negra leyendo en la cubierta, el capitán, el mentiroso y el reno intentando pescar, el carpintero en su taller, el músico tomando té y por último su objetivo el cual estaba cocinando, sin querer suspiró con un poco de melancolía al ver a sus nakamas ahí.
Entró como si nada a la cocina y el cocinero no le prestó atención al ver que tomo una botella de sake, siguió con lo suyo, quitó la olla del fuego sin apagarlo ya que estaba por colocar un sartén, cuando el espadachín notó la oportunidad dejó la botella de lado, tomó la muñeca del rubio para inmovilizarlo viendo sus manos frente al metal caliente…
-¿Qué haces? marimo idiota ¡suéltame! – ordenó el rubio un poco confundido.
- kuroashi no vuelvas a burlarte de mí promesa o de mi sueño- habló ignorando a su víctima, con un tono frío, seguro y autoritario.
Sanji oyó su sobrenombre de los labios del moreno con ese tono que le helaba la sangre, era un tono macabro para el cocinero, el cual hizo que recordara, la masacre pasada, pero al recordar la escena sus nervios salieron a flote
-de que hablas cabeza de lechuga, ya suéltame – regañó alterado aunque cada que notaba el fuego tras sus manos le invadía el terror al saber sus intenciones… no al saber que no sería nada comparado con lo que ya hizo.
- no te burles de sueños ajenos las consecuencias podrían ser terribles, ¿no sanji? – habló en un tono de fingida preocupación y cierta burla en el.
Tras unos segundos Zoro aventó al mujeriego hacia el metal caliente en ese momento poniendo una de sus manos sobre la boca del otro para evitar que el sonido salga de la garganta y la otra en sus manos para evitar que las moviera en un rato, hasta que sintió como su mano era empapada por las lágrimas cristalinas del rubio las cuales se perdían en ella, entonces la soltó sabía que si se tardaba llamaría la atención de Chopper y con el a todos los del barco, al soltarlo, tomo la botella de sake y salió sin decir nada con el rostro sereno aunque una sonrisa satisfecha en el mientras volvía al nido de cuervo.
Mientras tanto en la cocina el encargado estaba recargado en la estufa abrasando sus rodillas mientras dejaba las lágrimas fluir por su rostro hasta perderse en sus manos lastimadas en las que se notaba la marca del metal enrojecida e hinchada, con algunas partes en una escala de color café hasta negro y varias ámpulas formándose.
En esos momentos estaba en shock lo había vivido pero no lo creía, el marimo acababa de lastimarlo a propósito, había herido su más grande tesoro, los principales utensilios que usaba para cocinar. Como pudo se levantó y se dirigió a la enfermería en busca de algo para el dolor e inflamación y intentar seguir cocinando, buscó entre los ungüentos, cuando por fin lo encontró, lo aplicó en sus manos para luego vendar cuidadosamente intentando que no se formaran mas ámpulas, por último utilizó unos guantes para cubrir las vendas.
Cualquier cosa podía decir que fue un accidente menor, no quería decirle a su capitán que fue a confrontar al espadachín en busca de respuestas y acabó burlándose de él y su sueño, junto a eso solo eran sus consecuencias lo que le paso.
Cuando por fin logró terminar dio un largo suspiro, se le había complicado el cocinar con las manos tan lastimadas, con trabajo logró mitigar el dolor, no sabía como lavaría los platos pero después se las ingeniaría.
-¡¡¡ya está la cena!!!- salió a gritarles [mínimo logre hacer la proeza de cocinar en esas condiciones y terminar a tiempo.] pensó con un suspiro
Después de unos minutos ya todos estaban en el comedor y comenzó a poner platos en la mesa pero pasó demasiado cerca del doctor como para que este reconociera el olor del medicamento.
-Sanji ¿acaso te quemaste?- pregunto llamando la atención de todos
-oh- [lo noto maldición] suspiro -sí pero no quería preocuparte ya está bien- mintió el rubio–, aunque le sonrió al menor dejando su plato.
-bueno pero deja que te revise- le sugirió sin entender los verdaderos motivos de kuroashi.
-no es necesario- respondió con simpleza
-¿Por qué traes guantes Sanji?-pregunto Usup un poco preocupado, el cual no había escuchado al renito y apenas se dio cuenta.
-sólo para que no se vea una quemadura- contesto tranquilo.
-y ¿por eso llevas vendajes abajo cocinero-san?-pregunto seria Robin.
[Como lo notó…] se dijo asi mismo perdiendo la confianza que le ayudo a decirles de la herida…
-Sanji vamos al consultorio de Chopper-le dijo el capitán con una gran sonrisa
-pero no es nada, enserio- replicó un poco alterado
-Sanji-san, sino vas nos harás pensar que es grave o que nos ocultas algo, tu no eres así- habló el esqueleto
-ve Sanji-kun sólo para no preocuparnos- agrego la peli naranja con un tono triste y explotando la debilidad del otro.
-bueno pero después de la cena- habló al sentarse, quería alargar su juicio lo mas que se pudiera
-bueno- hizo un puchero el capitán -¡¡¡a comer!!!- gritó alegre
Después de la cena la mayoría se dirigieron a la enfermería pues querían saber que le pudo haber pasado al cocinero al llegar, Chopper retiró las vendas y los guantes, para cuando giro las muñecas dejar a la tripulación impresionada con la única conclusión de que esas heridas no se las pudo haber hecho el simplemente fueron provocadas por alguien…
-¿Qué te paso Sanji?- preguntó preocupado el pequeño animal
-¿Quién te hizo eso cocinero-san?- repitió la pregunta la arqueóloga, preocupada por su nakama,
-¡¡¡respóndenos algo!!!- gritó Nami preocupada llorando y asustada pensando quien pudo haber sido y solo una persona no estuvo con ellos en todo el día
-a…acas…o fue Zor...o- dijo el mentiroso logrando que un sudor frío recorriera a los presentes, pero era lo mas lógico el era el único que no estaba con ellos que había cambiado
-¿Sanji acaso fue el quien te provoco esas heridas?- habló por primera vez mugiwara en un tono serio, exactamente el mismo que el no quería oír.
-si fue el marimo- habló en un tono bajo casi un susurro, solo para subir un poco la vista y ver como Luffy iba hacia la puerta
–¿Sanji acaso le hiciste algo a Zoro cuando le lleve la manta?- preguntó el médico logrando frenar al peli negro con una voz que para todos expresaba miedo, [lo siento pero no puedo permitir esto Zoro] pensó el renito
-es que yo,-dudo un momento- yo esa noche fui a hablar con el para escuchar sus razones y pedir le una explicación, luego comenzamos a pelear, todo se salió de control y yo acabe burlándome de sus ambiciones- relató el rubio
-entonces todo fue consecuencia de lo que hiciste- dijo el capitán serio y con un poco de reproche en su voz
-¡¡¡vez luffy el se tiene que ir nos puede matar!!!- habló alterado el tirador
-no podemos inculpar solo a Zoro, los dos tuvieron la culpa uno lo provocó y el otro no midió consecuencias- contesto el menor neutral pero enojado y muy sor prendido en el fondo no era posible, nunca se imaginó que su vice capitán pudiera hacer algo así
-¡¡¡qué dices!!!-grito -primero casi mata a Nami luego lastima a Sanji es que tuno le temes a su fuerza como nosotros, tu temes ver a tu tripulación destruida frente a tus ojos- aseguro alterado -y sabes esto no funciona por él- finalizó el narizudo.
- me haré cargo en la próxima isla, no necesito que me recuerdes lo que ya se y tu sanji si ibas a hacer algo así por lo menos nos hubieras dicho no crees – hablándole primero a su compañero de pesca y luego al cocinero declaró el capitán enojado, preocupado y confundido por primera vez no sabía qué hacer con la tripulación
-bien capitán-san ¿navegante-san cuando llegaremos a la siguiente isla?- pregunto calmada Robin
-oh- se sorprendió por la pregunta- no estoy segura de dos a cuatro días- respondió un poco calmada
-¿pero no habían dicho que esa isla estaba vacía?- pregunto el capitán regresando a ser el mismo de siempre aparentemente para todos
-sí pero servirá para reabastecernos de lo necesario- comentó la navegante que parecía estar normal aunque lo que mas quería en esos momentos era ir con el espadachín para gritarle mil maldiciones y golpearlo hasta el cansancio y reclamarle todo lo que ha hecho…
En esos momentos Roronoa estaba tranquilo mirando el océano coma casi siempre desde la discusión con el cocinero, mientras comía las últimas frutas que había sacado de la bodega esa mañana mientras todos dormían.
-ya abriste la boca no cocinerucho- se dijo el peli verde sin poder evitar un suspiro, mientras oía todo el alboroto de sus compañeros y acababa de beberse la botella de sake. Llevaba ya bastante tiempo pensando en la herida de la navegante y lo hecho al cocinero pero no sentía nada de lo que sabía debía sentir lastima, tristeza, remordimiento por lo menos culpa pero para el solo representaban a una entrometida y un castigado no más, aunque por más que pensara solo había encontrado una encrucijada como respuesta había algo mal con él o simplemente estaba perdiendo la cordura, comenzaba disfrutar el matar y la masacre fuera amigo o enemigo no le interesaba ni le preocupaba después de todo no sentía nada.
CONTINUARA…