Luhan frunció el ceño al ver que los labios de Sehun se movían pero debido a los gritos de los demás invitados, no pudo escuchar nada. Lo jaló instándolo a subir junto a él por las escaleras hacia el pasillo que conectaba con las habitaciones de la casa.
— ¿Qué dijiste antes? No pude escucharte con todo el ruido que tienen abajo. —cuestionó con curiosidad.
Sehun negó con la cabeza, repentinamente cohibido y se abrió camino hacia su habitación con el mayor detrás de él. Había ansiado estar ahí desde hacía mucho tiempo, su habitación, su casa, las personas que le importaban. Se mentiría a sí mismo si dijera que no extrañaba todo eso. Se había hecho de aventuras mientras estuvo en Inglaterra como cualquier chico de dieciocho años; había tenido citas, había salido a beber, a bailar, incluso había empujado a Gema y Jinki a salir con él para sentirse más seguro, pero no importaba lo mucho que hubiese hecho. Luhan era Luhan, su hyung. La persona que él amaba. ¿A caso iba a servir de algo negárselo a sí mismo? ¡Se había enamorado del tonto de Luhan! No estaba seguro de cómo ni cuándo había ocurrido pero una vez que comenzó, no pudo frenarlo. Y tuvo miedo, demasiado miedo de dejarse llevar por esos sentimientos, porque él jamás había amado a nadie antes. Amar a Luhan representaba un imposible, un prohibido, pero no se erradicaba. No importaba lo que hiciera, o cuantas veces lo intentara, ese sentimiento no se moría.
—Realmente extrañaba estar aquí, es bueno volver. —murmuró abriendo la puerta y dejando que el mayor pasara primero.
—Yo realmente te extrañé a ti. Estos meses fueron una tortura…
— ¡No empieces con lo cursi, Luhan! Eso no me gusta—exclamó cortándole la oración. El mayor simplemente asintió y le sujetó por el cuello para retomar el beso que habían comenzando en el jardín.
Las manos del más joven sujetaron su cintura mientras los hacía moverse en dirección a la cama; se dejaron caer ahí sobre las sábanas blancas de aquella cama que no había sido usada en seis meses. Rodaron sobre ésta acariciándose, besándose, murmurándose cosas en la oscuridad de la habitación, dado que la única iluminación era la ventaba entreabierta que mostraba la luz nocturna. Se desnudaron en tiempo récord; Sehun besó su cuello, sus clavículas, sus pezones, todo su cuerpo mientras Luhan se dedicaba a gemir pidiendo por más. Una vez que ambos volvieron a juntar sus labios en un beso; sus manos comenzaron a explota el cuerpo del menor, sintiendo esos pequeños músculos que comenzaban a formarse; frotándose contra él, fundiéndose en el calor que su cuerpo emanaba y lo embriagaba completamente.
—Hazme el amor, Sehun… quiero sentirte. —murmuró, aunque su voz sonaba más a una súplica entre gemidos y jadeos de placer.
El menor le sujetó por las caderas y se acomodó frente a él, separándole las piernas lentamente, besando sus muslos, acariciando lentamente como si desease que ese momento durara para siempre. Dos dedos entraron al mismo tiempo, dilatando la entrada del mayor, quien gimió y se removió intentando acostumbrarse a la intromisión, Sehun arremetió contra él en una sola estocada, gimiendo en el proceso, quedándose quieto unos instantes para moverse después, lento y con ganas, mordiéndose el labio para no comenzar a derramar sonidos escandalosos, cosa que no era tan simple para Luhan. Gimieron mientras se movían al mismo ritmo; siendo cubiertos por el sudor y el calor que se sentía al estar tan juntos, besándose, tocándose. Rápidamente las embestidas se volvieron más fuertes, erráticas, sus manos se movían, tocándose para poder masturbarse mejor, sintiendo a Sehun llegar tan pronto que sabía que al siguiente día le dolerían los riñones por tanta fuerza que ejercía sobre él.
—Luhan… —le llamó el menor mientras lo giraba de costado para poder entrar mejor en él, sin detenerse, buscando su mirada. Cuando sus ojos se conectaron, una descarga eléctrica recorrió a Luhan desde la cabeza hasta la punta de los pies; esa mirada del menor, llena de sentimientos, sentimientos que él estaba viendo reflejados por primera vez.
— ¿Q-qué pasa? —inquirió sintiendo interrumpido por sí mismo ante un gemido.
—Lo que dije antes… —jadeó echando la cabeza hacia atrás, gruñendo con gusto. —, te amo. Fue lo que dije antes.
Luhan se estremeció y segundos después pudo sentir su orgasmo golpearle con fuerza, siendo acompañado por Sehun un momento después, desplomándose a su lado completamente sudado y con la respiración agitada; se apresuró para envolverlos a ambos con las sábanas y abrazándose a él se quedó dormido. Por primera vez en mucho tiempo no sentía miedo de estar así con Sehun, él sabía que el menor iba a estar ahí en cuanto despertara.
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—No lo hagas, Sehun, por dios, sólo siéntate bien. No subas los pies a la mesa. —gruñó Luhan mientras se dedicaba a terminar de lavas los platos la mañana siguiente. Los ‘invitados’ del día anterior se habían marchado muy temprano aunque por supuesto no se habían tomado la molestia de limpiar un poco antes de salir corriendo lejos de él. Así que Luhan había tenido que encargarse de la limpieza porque Baekhyun seguía dormido y Sehun no parecía querer mover ni un dedo.
En algunas cosas simplemente no cambió.
—No te enojes, hyung, te arrugarás y así no te voy a querer. —murmuró el menor haciendo un puchero, algo que jamás había podido presenciar Luhan y lo cual casi lo dejó babeando ante la ternura que exponía.
—Quizá sea yo quien ya no te quiera primero. —argumentó.
—Ambos sabemos que eso no puede pasar—sonrió Sehun. Rápidamente se puso de pie y se puso detrás de él, envolviendo su cintura entre sus brazos, y cuando Luhan se giró, juntó sus labios en un beso.
—No, no podría pasar. Te amo, Sehun. —susurró con una sonrisa.
—También te amo, hyung.
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Luhan tuvo la voluntad suficiente para pasar nueve días en compañía de Sehun. Nueve días que representaron la felicidad absoluta para el muchacho de origen chino; pudo comprobar por sí mismo que Sehun había madurado enormemente, que ahora era más responsable y más afectivo, de cierto modo. Odiaba los gestos de cariño, las sonrisas o los guiños, los besos dulces sin otras intenciones, los abrazos, odiaba todo eso porque sabía que tenía muy poco tiempo para disfrutarlo y después lo extrañaría en demasía.
No obstante, quiso vivirlo. Por ese tiempo la razón de sus veinticinco años se resumieron a esos nueve días junto al mayor de los Oh. Grabó en su mente cada sonrisa, cada palabra, cada gesto… deseando conservar así a Sehun, sólo para él. Aunque nueve días son relativamente poco, y obviamente llegan a su término. Y ese día, Luhan sintió que volvía a morir, no sintiéndose capaz de dejarlo partir otra vez, sin embargo, Sehun tenía que volver a la escuela y él a su trabajo así que no había manera de argumentar en contra de lo inevitable.
—Promete que llamaras, Oh Sehun. —ordenó mientras le acomodaba el dobladillo de la camisa, esperando a que la hora llegase para que abordara el avión. Ya se había despedido de Baekhyun quien en ese momento había ido a buscar algo de tomar en compañía de Chanyeol, su amado novio.
Sehun le apartó la mano rodando los ojos y después echó un vistazo a su alrededor asegurándose de que nadie los estaba mirando.
—No hagas eso, pareces mi madre. Puedo hacerlo por mí mismo. —se quejó acomodándose él mismo la camisa aunque terminó dejándola igual que antes, pero Luhan no dijo nada.
—Promete que me llamaras, tonto.
—No estoy seguro, probablemente tenga un semestre muy ocupado, ya sabes, así es la vida universitaria… —Luhan le dio un golpecito en el hombro y él esbozó una pequeña sonrisa. —Estoy bromeando, claro que llamaré. Además… cuando el verano comience volveré, sólo son seis meses, Luhan.
—Seis meses es mucho tiempo, Sehunnie—murmuró y rápidamente lo envolvió en un abrazo sujetando sus brazos alrededor de su pecho, recargando también su cabeza, sintiendo el latido de su corazón contra su oído.
— ¿De qué estás hablando? Ya lo has hecho antes, ambos lo hicimos. No seamos tan maricas, por favor, tienes veinticinco años.
Luhan soltó una risita y se apartó después de unos segundos, no quería llorar por más que tuviese muchas ganas de hacerlo. Las personas los miraban de reojo y era un poco vergonzoso.
—No me digas marica, es sólo que voy a extrañarte mucho…. —se defendió. Sehun sonrió.
—Dame un beso, hyung.
— ¡No! Las personas nos están mirando, Sehun.
— ¿Y qué importa?
—Te he dicho que no, no insistas.
—Me iré por seis meses y ¿tú no piensas darme un beso de despedida? ¿Por qué eres tan cruel, Xiao LuHan? —se lamentó el menor fingidamente mientras se llevaba ambas manos al pecho dramatizando la situación. Luhan se sonrojó.
—No hagas eso, es vergonzoso. Mejor vamos a sentarnos a esperar el avión…
—Dame un beso, Luhan—insistió ladeando la cabeza y haciendo un puchero mientras le sujetaba la mano, aunque Luhan intentaba escapar sin mucho éxito. —Hyung… un beso… ¡Dame un beso!
—No voy a hacer eso en frente de tanta gente, Oh Sehun…
El menor le jaló fuertemente pegándolo a su cuerpo y sujetó su cintura antes de subir sus manos hasta su espalda y juntar sus labios en un beso. Ya rendido, Luhan le rodeó el cuello respondiendo al gesto, cerrando los ojos, tratando de memorizar el sabor de Sehun, porque le haría falta durante los siguientes meses.
—Ahora si estoy listo para abordar el avión. Tengo que irme ahora, hyung. —murmuró una vez que el beso terminó y tomó su maleta para comenzar a andar, con el mayor detrás de él.
—Te amo, Sehun. Te estaré esperando…
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Por segunda vez, Luhan se prometió no llorar y rompió esa promesa tan pronto llegó la noche. Se metió bajo la cama de Sehun y se enredó en las sábanas que aún olían a él; se quedó mirando el techo de la habitación con el rostro empapado, recordando todos esos sueños que morían esa noche. Habían pasado unas horas y él ya sentía que iba a morir, no soportaba tenerlo lejos, un hueco en su pecho se hacía cada vez más grande y más doloroso.
Luhan lo intentó, lo intentó duramente las dos semanas siguientes, pero no tuvo noticias de Sehun, lo cual comenzaba a preocuparle. Intentó tranquilizarse, esperando pacientemente por alguna noticia, éstas llegaron poco después, aunque su emoción inicial había sido incontrolable, a medida que Sehun escribía, el contenido de las cartas era cada vez menor, y eso le angustiaba, temía que Sehun comenzara a aburrirse de escribirle.
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22 de enero
Querido Luhan…
Lamento no haber escrito antes, tuve muchas tareas y poco tiempo. Gema y yo ya no estamos juntos en todas las clases y me siento un poco solo, he conocido a un chico, su nombre es Choi MinHo, es de Corea también, nos hemos hecho amigos, ya que este semestre compartimos habitaciones. Es verdaderamente agradable, aunque tiene una extraña obsesión por el futbol que yo no entiendo.
Te extraño mucho, no creí que fuese tan difícil pero realmente lo es, te necesito a mi lado.
Espero que tu trabajo este yendo bien, no quiero que te distraigas por mi culpa, escribiré cada vez que pueda, pero no te quedes esperar todos los días, concéntrate en tus cosas.
Envíale saludos a Baekhyun, por su bien espero que esté estudiando mucho y no pasando el tiempo con el tonto de Chanyeol, son muy empalagosos.
Te amo,
Sehun.
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Por supuesto que estaba entusiasmado, las primeras cartas eran lindas, concretas aunque muy cortas, Luhan no protestaba y se dedicaba a enviarle una respuesta cada vez que recibía una. Esos “Te amo” al final de cada una de las cartas del menor le daban esperanza, le animaban a soportar la larga espera.
Aunque fue a mediados de marzo cuando realmente comenzó a preocuparse, las cartas que recibía eran muy cortas, meras notas escritas como “a la carrera” y sin muchas cosas en ella. Luhan no quería sonar paranoico, pero ciertamente lo estaba.
¿A caso Sehun ya comenzaba a olvidarse de él? ¿Ya no estaba tan interesado después de lo que había ocurrido en navidad?
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17 de marzo
Querido Luhan…
Lo siento, no había podido escribirte nada. Estuve bastante ocupado, MinHo me convenció de entrar en el club de cine de la universidad, ahora no sólo lo estudio… ¡También lo vivo! Soy un actor de cine amateur, es divertido.
Los trabajos han disminuido, me siento más relajado en estos días. MinHo es un gran amigo, ahora salimos los cuatro a todos lados, somos el pequeño grupo raro de la universidad, porque somos coreanos ¿entiendes? ¡Eso es raro! Aunque Gema no cuenta, da igual.
Debo ir a reunirme con los chicos, saldremos a comer. Espero que estés bien, escríbeme.
Te amo,
Sehun.
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8 de abril
Querido Luhan…
Uh, ha pasado un tiempo. Escribiste seis cartas y no respondí, perdóname. El club de cine es bastante pesado, a decir verdad, he tenido mucho trabajo extra. A pesar de eso, creo que sacaré buenas calificaciones, estarás orgulloso, hyung, de verdad.
MinHo dice que tengo mucho talento, ese hyung en verdad es muy amable, en verdad. Me compra Bubble Tea todos los viernes, se parece un poco a ti, tiene alma de anciano (no te enfades, tómalo con humor) y también le gusta leer, como a ti.
En fin, quedé con él para ir a una función de teatro, te escribiré pronto.
Te amo,
Sehun.
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19 de abril
Querido Luhan….
¿De verdad has conseguido una columna más en la editorial? ¡Eso es asombroso! Lamento responder tan tarde, MinHo y yo estuvimos ocupados con las actividades del club de teatro, de verdad es lo máximo, me encanta.
Debes enviarme una copia de la columna, estoy ansioso por leerla. Ah, me he enfermado esta semana, ha sido una simple gripa pero me ha hecho sentir fatal, por suerte, MinHo estuvo cuidándome, parece mi padre, aunque es muy amable de su parte tomarse las molestias.
Deseo verte pronto, Lu. A menudo me detengo a pensar en que estarás haciendo justo en ese instante, siento un vacío en mi pecho cuando sé que falta un tiempo para poder vernos otra vez. Esperaré con ánimo.
PD: MinHo me llevará a un partido de futbol ¡Dios mío! Ni siquiera sé nada de deportes, pero dijo que sería divertido.
Me tengo que marchar, hasta pronto.
Sehun.
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Esa fue la última carta que Luhan respondió, sintiéndose angustiado ante la falta de ese “Te amo” al final que le estrujaba el corazón. Lo único que Sehun hacía en sus cartas era hablar del “asombroso” de Choi MinHo, y eso lo molestaba y lo preocupaba en partes iguales. Sentía como si le estuviese enviando cartas a su hermanito menor y no a la persona que amaba. Sin embargo, Sehun siguió enviando cartas cada tanto, unas muy cortas, otras considerables pero siempre enviaba una, aunque el mayor no respondía a ellas.
No fue sino hasta finales de mayo cuando decidió que estaba perdiendo su tiempo. Recibió otra carta, con la estampilla familiar de Inglaterra, con la mala caligrafía de Sehun y un sobre arrugado. Luhan leyó casi toda la página llena pero se detuvo en las últimas líneas de ésta y no pudo sentirse tranquilo después de eso.
MinHo hyung me besó después de la clase de cine. Creo que él estaba tratando de conseguir eso desde hacía tiempo, ¿Fui el único que no se dio cuenta, hyung? Como sea, me metió la lengua a la garganta e intentó manosearme. Dios, ¿Cómo pudo creer que dejaría que él estuviese arriba, de todos modos? No le he hablado desde entonces, es incómodo. No sé cómo pasó, tan sólo creo que perdí al único amigo que había conseguido aquí.
Sintió que las cosas poco a poco iban tomando un rumbo desconocido. Sehun conocería personas, ¿Cómo iba a creer que a los dieciocho años se iba a limitar a él que era ocho años mayor y estaba en Corea? ¡Eres un idiota, Luhan, un idiota! Se repetía constantemente mientras se echaba a llorar sobre la cama de Sehun ya que había perdido su aroma y había dejado de tranquilizarlo como antes. Se sentía devastado.
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Luhan supo que todas las palabras dichas anteriormente se habín evaporado cuando Sehun no volvió a casa al llegar el verano. Escribió diciendo que se quedaría en casa de Gema donde se iban a reunir con unos compañeros del club de cine para hacer un viaje de grupo, al que probablemente ese tal MinHo también asistiría. No pudo hacer nada, Sehun no lo había tomado como prioridad aunque había dicho que esperaba con ansias volver a verlo.
Luhan supo que no vería a su Sehun en un largo tiempo.
El menor había escrito que esperaba verlos para navidad, aunque eso significaba esperar cinco meses más por él, demasiado tiempo contando la espera que ya había soportado. Se tomó el tiempo para pensar en todo lo que habían vivido juntos; desde que tenía dieciséis años había soñado con una sola cosa: estar junto a Sehun, y ahora eso parecía más lejano que nunca antes. Luhan lloró todas las noches que le siguieron a esa; su pequeño Sehun siempre sería inalcanzable para él, lejano y demasiado liberal. Sehun sólo era su pequeño pecado, inocente y con ganas de volar. Su amado Sehun.
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