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Inocente Pecado [HunHan] por Laura Carreon

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Notas del capitulo:

¡A leer, chingus! :3 

La mañana del sábado había sido bastante aburrida, habían estado en casa todo el rato mirando televisión y durmiendo hasta tarde; ninguno se propuso grandes planes ese día. Baekhyun permanecía en el sofá y rápidamente  apagó el televisor cuando ese programa de dibujos animados que le gustaba dio por finalizada su transmisión. Luhan como era de esperarse estaba sentado en la mesa con un montón de libros y apuntes que tenía que repasar.

—Luhan—le llamó el menor desde su asiento, apenas alzando la cabeza para encontrarse con él.

Luhan dejó de escribir y le miró con los ojos ligeramente entrecerrados, estaba bastante cansado.

— ¿Sí, qué pasa?

— ¿Puede venir Chanyeol mañana a casa? Prometió que pasaríamos la tarde juntos. —murmuró con las mejillas coloreadas de un suave color rosa. Luhan sonrió.

— ¿Ustedes están saliendo o algo así, Baekhyun?

—Claro que no—ambos se giraron al escuchar la voz de Sehun. El muchacho estaba bajando por las escaleras y rápidamente se detuvo a un lado del sofá donde su hermano se encontraba. —, Chanyeol es de mi edad. Es mayor para ti, Baekhyun.

El menor hizo un pequeño puchero.

—Sólo son dos años, Sehunnie…

—Ni ese poste con patas ni nadie va a tocarte sin que yo lo apruebe ¿Entiendes? —inquirió su hermano con el ceño fruncido y mirada penetrante. Baekhyun simplemente bufó. Se puso de pie de un salto al escuchar como tocaban la puerta y tomando su chaqueta y su móvil maniobró para avanzar hacia la entrada.

— ¡Es Tao! —avisó él—Su madre nos llevará al cine, vuelvo más tarde. Adiós.

Salió dando un portazo y la casa quedó en silencio. El multicolor se dejó caer sobre el sofá sin quitarle la mirada de encima al mayor que parecía haber vuelto su atención a los trabajos que estaba realizando antes. Cuanto menos hablara con Sehun, pues mucho mejor.

— ¿Quién es MinSeok? —la voz grave y potente de Sehun le distrajo una vez más de lo que estaba escribiendo. Tardó unos segundos en alzar la mirada para enfrentarlo.

—Ése no es asunto tuyo. ¿No tienes algún lugar al cual largarte ahora? —le espetó de mala gana sonando convincente. Más Sehun no se dejó amedrentar por su tono y se sentó en la silla frente a él con los brazos cruzados, y sonrió de lado.

— ¿Por qué te fuiste a hablar con él en privado? ¿Es tu novio, es eso? —cuestionó el menor con los dientes  apretados. ¿Qué es esa sensación dentro de mi pecho? Se preguntaba internamente.

—No, deja de preguntar eso. No te importa.

El timbre volvió a sonar al cabo de unos minutos y Luhan se puso de pie acomodándose la ropa lo mejor que pudo; Sehun le observaba aún desde su sitio con el ceño fruncido. ¿Para qué se arreglaba, de todas formas? Dejo escapar un hondo suspiro y subió los pies sobre la mesa, encima de los libros de Luhan que estaban regados por toda la superficie.

—Baja los pies, Sehun. Compórtate… no, mejor vete. Vamos a estar ocupados y no necesito que estés aquí causando problemas.

— ¿Quién es, tu novio Minseok? —alzó una ceja pero a pesar  de su tono burlón, Luhan no le hizo caso y se apresuró a abrir la puerta para recibir a la visita. —Pues me quedaré aquí, es mi casa de todos modos…

 

+

 

Diez minutos después la incomodidad se hizo presente en el pequeño comedor de la casa. Minseok se había sentado en una de las esquinas de  la mesa a lado de cada uno de ellos; permanecía enfrascado en su trabajo y de vez en cuando pedía ayuda o se la brindaba a Luhan si él no entendía algo. El tal Kim MinSeok había resultado completamente lo opuesto a lo que Sehun había esperado en primer lugar; no era más que un enano como Luhan con cara de niñito o de ardilla como pensó el  menor en cuanto lo vio. Un adulto muy peculiar y parecido a su “padrastro” en muchos aspectos. Pero nada más, no parecía ser su novio porque se trataban de manera respetuosa y no había nada fuera de lo común. Eso extrañó a Sehun que no dejaba de pasear la mirada de uno a otro con el ceño fruncido. Esos dos sí que eran aburridos y él seguía desperdiciando preciados momentos de su sábado.

—Hyung—escuchó la voz de Luhan, y ciertamente se sorprendió. El tal Minseok parecía el menor de ellos… pero era el mayor. Parpadeó observando al desconocido que alzaba la mirada dedicándole una sonrisa al rubio. ¿Por qué se sonríen así, joder?

—Creo que ya hemos avanzado bastante ¿no? Podríamos tomar un descanso… —le propuso. Minseok asintió con una sonrisa dejando a un lado sus libros. Sehun resopló. —Sehun… ¿Por qué no vas a comer algo por ahí? Aún no he hecho la comida y creo que nos tardaremos con esto…

Sehun negó rápidamente ante la mirada atenta de ambos. Se sentía incómodo pero su juego aún no había comenzado, no se podía ir… no todavía.

—No, en realidad me estoy divirtiendo mucho. Puedo esperar.

Los mayores siguieron trabajando sin preámbulos; eso hasta que Luhan se sobresaltó en su sitio al sentir un leve cosquilleo en su pierna por debajo de la mesa; miró rápidamente a su hyung pero éste seguía tan inmerso en su tarea que ni parpadeaba. Rápidamente notó que se trataba de la persona frente a él: Sehun. Tragó saliva y fingió que nada había pasado volviendo a sus asuntos; soltó el bolígrafo haciendo mucho ruido cuando su mano chocó contra la vidriera de la mesa y Minseok alzó la cabeza extrañado.

— ¿Te encuentras bien, Luhan? —preguntó el mayor.

El rubio asintió.

—Sí. Yo… —reprimió un suspiro cuando el pie de Sehun avanzó sobre él hasta llegar a su entrepierna y comenzar a trazar círculos ahí; el menor le miraba fijamente sin expresión alguna, como si realmente no estuviese pasando nada. El problema era que había “algo” creciendo en los pantalones de Luhan debido a sus acciones; la cara  le ardía de vergüenza. —Estoy bien, hyung.

— ¿Estás seguro? Tienes la cara  roja… ¿Tienes fiebre?

Sehun soltó una risita enderezándose en su asiento finalmente, aunque su pie seguía moviéndose sobre Luhan ahora con más fuerza, de arriba hacia abajo haciendo que el otro se mordiera el labio para no emitir sonido.

—No te preocupes. Luhan hyung está perfectamente ¿Verdad?

Luhan asintió furiosamente esbozando una sonrisa nerviosa a su hyung, aunque no terminó por convencerlo del todo. Una vez que logró meter las manos bajo  la mesa, rápidamente empujó el pie de Sehun lejos de él; y éste al no poder anticipar su acción, se tambaleó un poco en su silla casi a punto de caer. Resopló obviamente molesto y volvió a acomodarse, aprovechado que no tenía zapatos puestos y volvió a su tarea de provocar a su hyung por debajo de la mesa; acariciando lentamente sus piernas y subiendo un poco más allá… Luhan dio un salto y se cubrió la cara avergonzado aunque en segundos volvió a sentarse ya que no quería que Minseok notara su erección por culpa del mocoso frente a él.

 — ¡Minseok hyung! —exclamó casi en un grito. —Y-yo en realidad n-no me estoy sintiendo bien… ¿Te parece s-si lo dejamos para otro día?

El mayor se puso de pie asintiendo y apresurándose a guardar sus cosas en la pequeña mochila que había traído consigo.

—Claro que sí, no te preocupes. Deberías ir al médico, dongsaeng. Cuídate ¿Vale? —le dijo encaminándose hacia la puerta saludando con la mano. —Gusto en conocerte, Sehun. Hasta luego.

El mayor salió dedicándoles una sonrisa amable y una vez que quedaron solos de nuevo, Luhan se puso de pie y corrió por las escaleras haciendo estruendo al subir. Sehun no perdió tiempo y salió corriendo detrás de él. El mayor había alcanzado a entrar en su habitación pero el multicolor le alcanzó sujetándole del brazo.

— ¡Suéltame, Sehun! Eres un imbécil, ¿Cómo se te ocurre hacer eso? ¡Maldita sea, vete y déjame solo! —gritó el rubio con enojo.

—No vuelvas a invitarlo a casa. No lo quiero aquí. No lo quiero cerca de ti. —masculló; rápidamente le sujetó por las muñecas y lo empujó dentro de la habitación, haciéndole caer sobre la cama.

Sehun se acomodó entre sus piernas y colocó sus manos encima de su cabeza apretándolas con una de sus manos; mientras que con la otra se encargó de sujetarle de la cintura pues el mayor hacía amago de querer soltarse y escapar.

—Tú… tú no tienes derecho a decirme a quien puedo ver y a quien no, Sehun. —se quejó casi gritando aunque no hizo más que moverse como un animalito para que el otro le soltara; el menor aprovechó eso para inclinarse sobre él y antes de poder anticiparlo; le besó.

 

Sus labios se tocaron de manera violenta pero una vez que comenzaron a moverse lo hicieron de manera ansiosa; una danza de lenguas y saliva que no daba tregua, cada uno intentando mantener el control del beso. Sehun deslizó una mano sobre la entrepierna de Luhan y comenzó a masturbarle suavemente, logrando que éste abriera la boca y así poder introducir su lengua en la húmeda cavidad. No hubo gemidos de su parte, todos los sonidos habían sido acallado por los labios del otro que recorrían su boca; el mayor se encontraba completamente acalorado pero la nube de placer en la que se encontraba le impedía pensar.

 

Sehun… su Sehun. Parecía estar celoso… ¿Cierto? Eso le parecía a él.

 

Soltando sus manos rápidamente se encargó de quitarle la camisa  al multicolor y  deslizó las manos  sobre su espalda y pecho sintiendo la suavidad del cuerpo contrario; era tan pálido y bonito como lo recordaba pero ahora estaba mucho mejor formado y apetecible. Gimió de sorpresa cuando Sehun se alejó y rompió el beso. Iba a protestar hasta que notó que luchaba por quitarle los pantalones; seguidos de su camiseta. Sehun inclinó la cabeza dejando un camino de húmedos besos en el hueso de su cadera, subiendo por su pecho hasta detenerse en sus pezones, lamiendo y chupando con dedicación. Luhan no podía pensar, habría querido preguntar cómo había aprendido a hacer todo eso… con quien había aprendido, pero sus labios no  eran capaces de emitir más que jadeos y gemidos ahogados.

Ahora  si estaba seguro de que tenía la cara roja y había comenzado a sudar; su cuerpo temblaba bajo los toques ajenos y su erección estaba más que despierta, a punto de explotar. El menor mordió un poco su pezón derecho y lo soltó haciendo un ruidito antes de volver la cabeza para enfrentarlo.

                               

—Eres mío, Luhan. No puedes ver nadie más si yo no quiero ¿Entiendes? —susurró en su oído causándole escalofríos. Asintió torpemente mientras alzaba las caderas en busca de contacto con el cuerpo ajeno, ambos gimieron ante aquella acción.

—Sehun… por favor—pidió el mayor con los ojos apretados y los labios rojos y entreabiertos.

El menor dejó un fogoso beso en sus labios, bajando por su cuello dejando marcas sobre la piel blanca y lechosa del muchacho chino; le sujetó las piernas  y las separó rápidamente para meterse entre ellas frotando su miembro con maestría. Le pidió lamer dos de sus dedos y Luhan obedientemente lo hizo, dejando un rastro de saliva que le bajó por la barbilla. El primer dígito dolió pero Sehun no le dio tiempo de acostumbrarse antes de meter el segundo y comenzar a moverlos en forma de tijeras intentando abrirlo lo mejor posible. El mayor estaba hecho un puñado de gemidos a viva voz; Sehun besó su abdomen y sus muslos; no estaba siendo amable ni cuidadoso, pero eso no le importaba en lo absoluto a Sehun, estaba demasiado excitado que apenas y podía pensar. Besó sus muslos casi enterrando la cabeza entre sus piernas para acomodarse mejor y una vez que estuvo seguro de que era suficiente, y completamente deseoso, sacó los dedos de su interior y le alzó las piernas hasta colocarlas sobre sus  hombros y le penetró de golpe, haciéndole gritar.

Su interior estaba tan estrecho y caliente  que estuvo a punto de correrse sólo con eso. Comenzó a moverse rápidamente, embistiendo con fuerza, tratando de aplacar el latigazo de placer que le había nacido momentos antes sin saber de dónde había provenido. A su vez, Luhan permanecía con los labios atrapados entre sus dientes y los ojos cerrados, aunque aquello no le duró mucho antes de comenzar a gemir sin poder contenerse, empujando su cuerpo hacia el menor, buscando llegar más lejos, deseoso de recibir mucho más de su Sehun.

 

— ¿Estabas… estabas celoso de Minseok? —logró cuestionar el rubio con dificultad, mirando al menor quien no dejaba de embestirle duramente y tenía los ojos cerrados y el rostro contorsionado en una mueca de placer … aunque al escucharle abrió los ojos y le miró frunciendo el ceño, sin detenerse.

— ¿Qué?        

—Sólo somos amigos. Él… él está saliendo con alguien. —murmuró en medio de los gemidos que escapaban desde el fondo de su garganta.

Sehun hizo girar su cuerpo y lo colocó con el rostro contra el colchón; para así lograr un mejor ángulo para penetrarlo, besó su espalda ligeramente cubierta por una capa de sudor y metió su mano libre entre sus cuerpos para tomar la erección de Luhan y masturbarlo a la par de sus embestidas. Logró encontrar su próstata más rápido de lo que esperaba y se dedicó a golpear ahí una y otra vez, enloqueciendo al mayor que ya  ni  siquiera podía respirar ahogado en el placer. La habitación estaba sumida en gemidos y roces de ambos cuerpos chocando con fuerza; entregados al placer del momento, incapaces de resistirse.

Los labios de Sehun recorrían cada porción de piel que se encontraba mientras se encargaba de sujetarlos a ambos para no caerse; pero rápidamente Luhan llegó a su orgasmo apretando las paredes internas  de su cuerpo, llevando a Sehun al borde hasta llegar a su éxtasis poco después. Ambos cayeron sobre la cama; sudados y jadeantes, con respiraciones irregulares y completamente satisfechos. Luhan se enredó en el cuerpo del otro abrazándole por la cintura y reposando su cabeza sobre el pecho del multicolor; escuchando el latir violento de su corazón.

Incluso en ese momento, Sehun lucía jodidamente precioso. Mantenía los ojos cerrados intentando recuperar su respiración normal; Luhan tenía una sonrisa en los labios, sin podérselo creer todavía.

—Quédate conmigo esta noche, Sehunnie… —pidió con los ojos cerrados disfrutando del momento y el calor del cuerpo del otro que no hacía amago de querer hablar. —No te vayas, por favor.

Silencio. Se acurrucó más contra él y entre sus brazos se entregó al sueño que le esperaba ansioso. Él estaba feliz pero… ¿Qué sentía Sehun?

 

 


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