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Inocente Pecado [HunHan] por Laura Carreon

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Notas del capitulo:

Capítulo tres, chingus! 

¡A leer! *-* 

Abrió los ojos gracias a la escaza luz que entraba por la ventana; realmente había dormido muy mal la noche anterior y ese día en particular no tenía ganas de levantarse. La noche había sido una completa pesadilla para ambos muchachos.

Su madre  se había mudado a China el año anterior debido a una propuesta de trabajo y desde entonces sus vidas habían tomado un curso diferente. Él se encargaba de todo, aunque no era tan sencillo. Y después de un año, otra tragedia les había invadido de manera repentina.

Su madre  había muerto.

Había pedido unos días libres para ir a Seúl a visitarles  y se había presentado un accidente en el avión. No había sobrevivientes. Habían pasado toda la noche en estado de shock debido a la noticia, además de que tenían que ir a un juzgado para  arreglar su situación ahora que prácticamente  estaban solos en el mundo. Sehun no recordaba a ningún familiar porque jamás visitaban a ninguno y básicamente los habían olvidado al no tener contacto.

Se removió entre las sábanas y miró el despertador que reposaba en la mesita junto a la cama; eran casi las ocho, demasiado temprano para un sábado. Se talló los ojos con ambas manos y resopló, justo al momento en que la puerta de su habitación se abría de golpe.

— ¡A levantarse, he traído el desayuno! — se sentó de golpe sobre la cama y se cubrió con las sábanas.

— ¡Gema! —se quejó, tratando de espabilarse, pero ciertamente tenía mucho sueño y la aparición repentina de la chica no le ayudaba en nada. — ¡Te he dicho que toques la puerta antes de entrar! Estoy en ropa interior.

La chica de cabellos castaños recogidos en una coleta descorrió las cortinas permitiendo que la luz penetrara en la habitación por completo y se giró hacia él con las manos en su cintura.

—No me vengas con esas, Oh Sehun. Eres como mi hermano, además tienes que estar en el juzgado a las nueve y treinta, será mejor que te levantes ahora. —le apuró dando unas palmadas al aire.

Al muchacho no le quedó más remedio que pararse y buscar ropa limpia para después de salir de la ducha. Gema había sido un gran apoyo ese último año; se había mudado de intercambio desde Inglaterra y había sido su salvación. Era algo así como su madre; cuidaba de él y Baekhyun, les  hacía de comer, les compraba cosas y de más; aunque claro, todo había comenzado cuando ella le pidió que le diese clases extra de Literatura para no reprobar. En ese  transcurso, se habían hecho amigos.

Aunque el que ella le viese en ropa interior tampoco lo ponía muy cómodo. Gema no estaba interesada en Sehun, y era probablemente la única persona que era capaz de  asustarlo con amenazas de cualquier tipo. Era como hermanos, desde luego. El muchacho se metió a la ducha no sin antes pedirle a Gema que levantara a Baekhyun y le diera el desayuno.

No esperaba nada bueno de las últimas horas porque la semana había estado pésima. Ya listo bajó hasta la cocina y se sentó frente a la mesa junto a su hermano no sin antes darle los buenos  días. Gema estaba sentada sobre la mesa de la cocina con un plato de cereales entre las manos y los audífonos conectados a su reproductor de música

— ¿A qué hora debemos estar  ahí? —preguntó el castaño apurándose en comer su desayuno. La madre de Gema cocinaba estupendamente bien.

Sehun miró a la muchacha y después su teléfono móvil.

—Nueve y treinta, apresúrate.

— ¡Te teñiste el cabello de nuevo! No lo había notado, oppa. —exclamó la chica. Sehun ni siquiera se acordaba de eso; varios días antes se había cambiado el color, y ahora parecía un arcoíris andante.

 

+

 

Los hermanos salieron casi corriendo de su casa después de pedirle su automóvil a Gema, y ésta les advirtiera que la única condición era que después le dejara tomarle fotografías a su nuevo color de cabello y las pudiese subir a su red social. Gema era una persona muy extraña.

Sehun odiaba el autobús y mucho más caminar; ni hablar de Baekhyun que era la reencarnación de la flojera en persona. El mayor aún era demasiado joven para poder trabajar y tenía que ocuparse de sus estudios; así que estaba esperando una oportunidad para conseguir dinero y comprarse su propio vehículo, mientras tanto, usaba el de Gema. Su madre solía enviarles dinero cada mes pero siempre para necesidades más importantes, así que en definitiva ahora que tenía que cuidar de Baekhyun solo, debía actuar como un verdadero adulto. Sehun era así.

Era un muchacho callado, muy serio, abstraído en su propio mundo incapaz de dejar que otros traspasaran las murallas que con mucho esfuerzo había construido. Excepto su hermano que era la persona que él más amaba en el mundo. Sehun no era una persona fácil de tratar; y cualquiera que escuchara que él solía ser un niño alegre y ruidoso, jamás le creería. Él mismo no recordaba haber sido un niño feliz durante su infancia. Siempre que intentaba recordar momentos felices aparecía él y lo jodía todo. Sehun jamás se había permitido que otros lo supieran o lo sospecharan, pero Sehun no lo había olvidado.

No había olvidado a Luhan.

 

+

 

—Y eso sería todo. Los asuntos referentes a su cuidado se hablarán con el esposo de su madre, así que pueden retirarse.

Sehun frunció el ceño.

— ¿Esposo? Disculpe señor, pero mi madre jamás se volvió a casar después de morir mi padre. Debe haber un error. —mencionó un tanto confuso. Seguramente el hombre se estaba confundiendo, se veía bastante mayor de todos modos.

Miró a Baekhyun que permanecía con el ceño fruncido y los labios apretados observando al hombre frente a ellos.

—No, no hay error, joven Oh. Se  casó hace casi seis meses en Beijing. Tenemos los papeles que lo prueban—le indicó él—, además el universitario ya firmó como responsable por los dos y se cambió a una universidad aquí en Seúl para continuar sus estudios.

Sehun parpadeó. ¿Universitario? ¿Pero qué mierda…?

— ¿Universitario? ¿No es una persona… muy joven para haberse casado con mamá? —habló Baekhyun, quien ciertamente no entendía lo que estaba sucediendo.

Sehun se preguntó cuantas cosas más no le había contado su madre en un año.

— ¡Genial, ahora mi madre es una asaltacunas! ¿No es eso pedofilia, señor? —gruñó el mayor alzando la voz. Cosa extraña porque Sehun no era de los que alzaban la voz o gritaban. Jamás lo hacía. El hombre puso los ojos en blanco, claramente molesto.

—Compórtese, señor Oh. —le pidió el hombre al notar que habían llamado la atención de algunas personas que pasaban por ahí. —Él ya ha firmado los papeles así que no hay más que hacer; es mayor de edad, está capacitado para cuidar de  ustedes. Su vuelo desde Beijing salía temprano así que debe estar por llegar a su casa, él tiene la dirección. Que tengan un buen día.

Ambos se retiraron  con mala cara. Ninguno estaba dispuesto a soportar  a un completo extraño en su casa, en absoluto. Además, su madre nunca les había comentado que salía con alguien, mucho menos con un universitario lo que hacía todo más incómodo. Sehun había asumido que su familia estaba rota desde hace años, pero el meter a un desconocido para cuidarlos… ¿No era su madre un poco idiota? Ya se encargaría él de echar a ese arribista que seguramente se había aprovechado de su madre y su buen corazón, porque no cabía duda de que su madre podía llegar a ser muy crédula si se  lo proponía.

Se volvieron apenas unos minutos después al recordar que no sabían quién era esa persona ni su nombre. El hombre les miró con cierta molestia pero de igual forma se respondió, y Sehun sintió que el mundo se le caía a pedazos una vez más ante la respuesta que recibió. Sehun se paralizó y deseó que la tierra se lo tragara completo y sin dejar migajas.

—Su nombre es Xiao LuHan.

 

+

 

Nada más entrar a la casa, Baekhyun se tiró en el sofá con los ojos cerrados. Gema corrió hasta ellos y comenzó a zarandear al mayor que parecía haberse quedado paralizado de manera permanente, con la mirada perdida  y los labios apretados.

— ¡¿Qué rayos te pasa?! ¡Despierta, Sehun, me estás preocupando! —gritó ella al borde de la histeria. Sehun reaccionó cuando ésta le propinó una bofetada dejándole la mejilla marcada con sus dedos.

Después de asegurarle que estaba bien y sólo necesitaba recostarse, la chica se fue pidiendo que si pasaba cualquier cosa le llamasen. El mayor se tiró en el sofá con su hermano y envolviéndolo en sus brazos se dedicaron a mirar la película que estaban transmitiendo por televisión. Era muy temprano por la mañana así que no había muchas cosas que hacer.

Baekhyun no parecía preocupado ante la ‘impactante’ noticia. Sin embargo, Sehun se estremecía de sólo pensarlo; ¿Cómo carajos su madre se había casado con Luhan? ¿Por qué precisamente él? No podía entenderlo, aunque si sabía que tenía que hacer cualquier cosa para que ese maldito demonio se largara de su casa. En su puta vida iba a permitir que le hiciera más daño, ni a él ni a Baekhyun que ahora si bien era un adolescente de quince años, era el mismo niño de corazón y apariencia con sus mejillas pálidas y su sonrisa llena de dulzura. Sehun no permitiría que Luhan los dañara otra vez. Le había costado muchísimo superar todo aquello del verano hacía ocho años; ahora tenía una vida distinta. El niño crédulo y manipulable había quedado en el pasado. Sehun no era más una persona dulce ni comprensiva, y Luhan iba a verlo con sus propios ojos.

No negaba que le daba terror volverlo a ver pero no se permitiría ser débil ante él. Lo sacaría de su casa y viviría feliz para siempre con Baekhyun.

Sólo lo necesitaba a él para ser feliz. A Baekhyun.

 

+

 

Tan sólo habían transcurrido unas horas cuando el timbre sonó. Los hermanos se miraron fijamente durante bastante rato, hasta que el timbre sonando nuevamente los hizo reaccionar. Baekhyun apagó la televisión y se sentó en el sofá con las piernas cruzadas, mientras que Sehun se puso de pie para ir hasta la puerta. La mano le tembló más de lo que hubiese querido, y el corazón casi se le detuvo cuando la abrió finalmente.

¿Pero qué…? ¿Luhan?

Le miró de pies a cabeza con el ceño fruncido sin podérselo creer. El muchacho frente a él… ¡Era Xiao Luhan! Casi quiso reírse ante la imagen que tenía delante. Su ahora padrastro parecía realmente nervioso, casi podía jurar que las piernas le estaban temblando. Tenía el cabello teñido (como él) de un color rubio casi platinado que calaba mucho a la vista  debido al sol; era flacucho y Sehun no le veía músculo por ningún lado pese a que su ropa era visiblemente delgada, casi pegaba a su cuerpo. Ah, estaba vestido como un abuelito; con camisa a cuadros y ésta fajada dentro de su pantalón, su pantalón era de color negro y tenía un decorado lamentable.  Y sobre todo…

Era más bajito que él.

Sehun fácilmente podría haberle sacado diez centímetros de altura o quizá más. Repentinamente ese miedo que sentía antes de abrir la puerta… se le había esfumado de las entrañas. Él en verdad deseaba reírse de Luhan en su cara.

No quedaba ni rastro del muchacho de dieciséis años que tiempo atrás le arruinó la vida.

— ¿Es él? —la voz de su hermano le trajo de nuevo a la realidad. Luhan se mantuvo en su sitio sin siquiera moverse un poco, parecía cohibido. Sus maletas estaban en el suelo junto a él pero éste no hacía amago de levantarlas y meterse de  una vez a la casa como Sehun pensó que haría debido a su actitud de “soy mejor que tú y no puedes cambiarlo” pero no, él simplemente no se movía.

—Eso… eso creo. —murmuró con el ceño fruncido. Le observó detenidamente cuando éste alzó la vista hacia él. Aún tenía esas facciones de niños que hacía años, no había cambiado mucho físicamente hablando, por supuesto. Sus enormes ojos de ciervo le estaban dando la misma mirada sólo que ahora… no parecía intimidante, sino más bien… sumisa. Sehun se sobresaltó al conseguir aquella idea;  ¿Luhan, sumiso? ¡Vamos, era un violador! Él no sabía mejor que nadie. Esa cara de niño bueno no le iba a convencer. Sehun ya no era un niño tonto. —Venga ya… ¿O te piensas quedar en la puerta todo el día?

Se metió de nuevo a la casa con Luhan detrás de él intentando meter sus maletas, se dejó caer de nuevo sobre el sofá ensimismado en sus pensamientos.

Luhan había logrado meter  todas sus cosas al pasillo por sí mismo porque tampoco era como si esperara que ellos le ayudaran en algo. Se les  quedó mirando un largo rato sin decir nada; aquella casa seguía igual que hacía ocho años y él aún podía recordarlo todo con detalle. Observó la maraña de cabellos coloridos que era la cabeza de Sehun y suspiró. El cuerpo entero le temblaba; lo había visto en fotografías antes pero verlo frente a frente… era completamente distinto. Tenía miedo de Sehun. De su rechazo. Luhan tenía miedo de que Sehun lo odiara todavía.

 

 

 


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