Capítulo 4: Pequeño problema.
Me dirigía a mi casa porque seguramente mi madre debe estar preocupada y debe de estar regañando a madame Red, por no vigilarme; cuando sentí que me seguían y entonces todo a continuación fue de verdad una pesadilla……
Revise mi celular y encontré muchas llamadas perdidas del celular de mi madre; envié varios mensajes diciéndole que estaba bien y llegaría pronto, me contestó diciéndome que estaría en problemas si no llegaba. Era tan típico de ella, preocuparse y regañarme después.
Entonces mi teléfono celular vibro en mis bolsillos, haciéndome dar un respingo; deslice la pantalla y conteste la llamada:
-CIEL PHANTOMHIVE, ¿DÓNDE DIABLOS TE HAS METIDO JOVENCITO?-a gritos por la otra línea telefónica, hablaba mi madre con desesperación en cada palabra.
-Madre, acabas de romperme un tímpano, ya te conteste los mensajes y llegaré pronto a casa-le dije con molestia aparte de mentirle no podía decirle que aún estaba en el centro del pueblo; de verdad grita tan fuerte como madame Red, bueno está muy preocupada y como no podría estarlo sin son las once en punto de la noche, y claramente un joven de trece años no debe andar a esas horas.
-Ciel, estoy preocupada por ti, sé que te fuiste desde la mañana mientras ayudaba con las donaciones de sangre en el hospital, pero pudiste claramente decirme o llamar a tu tía para que te buscará si ibas a llegar tarde.-dijo un poco decepcionada de mí actitud.
-Lo siento madre, enserio llegare pronto no te preocupes ya estoy cerca-dije sintiéndome un poco mal por no avisarle.
-Bueno eres un “Phantomhive” después de todo-dijo con tristeza; la había hecho recordar a mi padre; él siempre se iba sin decirle la hora de regreso o cuando la llamaría, jamás considero su opinión.
-Madre soy un Phantomhive, pero soy tu Phantomhive y sabes perfectamente que no estoy escapando de ti.-dije con ánimo, sabía que esa frase que me dijo se refería a que estaba preocupada de que yo la abandonará como mi padre. Jamás heriría el corazón dulce de la mujer que me dio la vida.
-Si cariño ya me has dicho que jamás me abandonarás, pero eso no significa que no vaya a llegar el día-dijo con nostalgia, como si ya me hubiese perdido desde antes.
-Madre debo colgar llegaré pronto-dije con muchas ganas de terminar la conversación, ya no soportaba el tema.-Ciel puedo decirle a Ann que te vayamos a buscar-dijo ella algo preocupada, porque terminaría la llamada-No madre llegaré muy pronto ya puedo ver la casa-mentí apenas llegaba a las afueras del pueblo, me faltaba un trazo más para llegar a casa, cruzar el camino boscoso de la carretera. –Pero Ciel….-dijo pero termine la llamada antes.
Colgué la llamada antes de dejarla protestar, tendría problemas por eso, claro soy un problema para ella cuando actuó como un “Phantomhive”; ella siempre lo había dicho era demasiado testarudo, aunque no me considero así……
Sin embargo mis pensamientos fueron interrumpidos cuando note a mi alrededor todo, jamás había visto el bosque de manera tan lúgubre en todos estos tres años de vivir en Sorry; no podía creer que caminará tan despreocupadamente por ese tramo tan oscuro y siniestro. Los árboles parecían figuras fantasmales, los arbustos resonaban agitadamente y el cantar de las criaturas nocturnas; era la sinfonía del lugar. Note como aleteaban eufóricos un grupo de murciélagos que salían de un gran roble hueco, estos animales revoloteaban a mí alrededor, fue un gran alboroto mientras corría de ellos que estaban tan alterados; no entendía por qué pero me encontraba corriendo y muchos murciélagos me atacaban con sus fuertes aleteos.
Hasta que sentí como se alejaron de mí y me encontraba sumergido en el gigante bosque de pinos; ya no estaba en la carretera, de la carrera llegue al bosque y estaba perdido, de noche el bosque es irreconocible y ahora por culpa de la carrera estaba perdido dentro de él. Estaba en el centro de una fila de inmensos pinos, no podía ver más de lo que la luz de mi pobre celular sin carga me iluminaba, estaba inundado de la más profunda oscuridad. Sólo los cantares de los grillos que empezaban su orquesta era el sonido que me acompañaba; me sentía inquieto si comenzaba a caminar me perdería más en el bosque pero si me quedaba ahí seguramente algún oso o lobo me haría daño.
No sabía que hacer pero no quería estar ahí, cómo podía ser posible que me adentrará tanto al bosque por ese extraño incidente con los murciélagos, pero lo que más me preocupaba era por qué esos animales estaban tan alterados.
Me senté en el suelo, he intente llamar a casa pero claro se había muerto la batería del celular, tenía miedo, no tenía miedo, temía de las mujeres rotas de mi hogar; mi corazón se oprimía de pensar que mi madre lloré por mí si desaparezco, no creo que la tía Ann aguante en su corazón otra muerte. No quería dejarlas solas, mal que bien amaba a esas dos mujeres; eran unas pobres damas rotas, estaban quebradas, en su centro estaba desequilibrado, no tenían más que un corazón desmembrado en mil pedazos; y yo lo único que podía hacer para animarlas era tocarles, ellas son tan distintas, a cada una le gusta muchas cosas opuestas pero lo único que las hacía sentirse en paz era cuando tocaba el violín enfrente de ellas, parecían perderse un momento de la cruel realidad y solo dejarse llevar……
Pero claro mientras más meditaba de ellas, no me percaté que alguien estaba detrás de mí; cuando gire mi cabeza todo se volvió de verdad un cuento de terror.
-Madre, tía Ann; está noche no volveré a casa-dije al notar una enorme luz purpura y un extraño aleteo fiero que vi salir de una de las más altas ramas del pino.
Y la pesadilla empezó, o el sueño por fin termino……
En las altas montañas inglesas, en lo más alto de un acantilado se encontraba un enorme castillo de piedra labrada; era de un color negro azabache tan tétrico con decorados de mármol y ladrillos rojos escarlatas, aparte de sus altas cúpulas negras tan puntiagudas en forma de dagas, no era lo más aterrador sino las interesantes gárgolas de piedra, eran unas criaturas con grandes alas de murciélago, sus protuberantes cuernos de cabra sobresalían con gracia de sus cabezas y estas parecían sonreírte de manera siniestra y maliciosa; cada una posada en un balcón como guardianas de ese enorme castillo.
En sí la edificación era mucho más grande que cualquier edificio construido por el hombre y su aspecto era demasiado horripilante, los barrotes de las ventanas llamaban tu atención y las cortinas color borgoña con hermosos estocados de satén negro relucía como una fina gema. El castillo de Vlac Drácula y el de Elizabeth Barthory quedaban como un juego de niños comparados con aquella mansión del cinismo.
Dentro de este lugar las paredes negras con muchos decorados y estampados de todos los rojos existentes hacían que sintieras la malignidad de aquellos pasillos del castillo, podías presentir un pernicioso mal con cada paso que dieras por esos elegantes y llenos de la más estricta limpieza de esa enorme construcción. Pero la pregunta era de quién es tan aterradora y devastadora casa de sadismo y maleficencia….
Un extraño taconeo resonó por el piso brillante de madera del más fino roble del mundo y el fuerte resonar de esos tacones te daban la sensación de temor más grande percibida para cualquier ser humano. Unas enormes alas se bailaban de un lado al otro con gracia, mientras más rápido caminaba la criatura de pasos elegantes; este era un joven de piel marmóreo como la piedra labrada en el castillo y en su rostro surcaba una sonrisa de sadismo tan escalofriante y a la vez excitante que sería muy difícil averiguar si es de una buena manera o no….
El joven llevaba un traje entero de color negro, la camisa negra de seda se deslizaba como el agua en su pecho y cuatro provocativos botones estaban abiertos, dejando a la vista el firme y escultural pecho. En cambio unos pantalones de corte ceñido a las piernas aclaraban a la vista un enorme bulto en el frente, estos peculiares pantalones de cuero negros tan ajustados y elegantes lo hacían ver gallardo y apuesto. Este joven de mirada escarlata relucía por la tenue luz de los pasillos del castillo, con un látigo en la mano izquierda y su mano libre se deslizaba con delicadeza por ese revuelto y alborotado cabello negro azabache con dirección alguna se detuvo en seco. Una pequeña niña tal vez de unos nueve años d edad, de cabello negro de oscuro con reflejos purpuras que llevaba un lindo vestido negro con listones rojos escarlatas llamó al joven demoníaco de grandes alas.
-Lord Michaelis, la gran Madame Lilith envió una carta hoy-dijo la tierna y suave voz de la niña de mirada purpura.
-Enserio, vaya que mi encantadora hermana no tiene nada que hacer no lo crees así Maggie-dijo la voz aterciopelada de Lord Michaelis mientras se giraba en su propio eje y veía a la pequeña niña que sonreía.
-Lord Michaelis, por lo que escuchado Madame Lilith está severamente enojada con usted dice que destruyó a unas de sus siervas, la que era también su consorte; no cree que buscará venganza en su nuevo ya sabe….-dijo la niña mirando a otro lado, la idea de que su gran maestro tuviera un amante masculino la hacía emocionarse ya que todas las demonios no eran más que superficiales y nada interesantes. Esperaba algún día ver a su amo con un hombre, en realidad esperaba verlo con aquel que había hecho a su amo un ser extraordinario.
-Maggie, mi bella Maggie no debes preocuparte no dejaré que esa imbécil de Lilith le haga daño a mi Ciel, él será tu amo muy pronto mi bella demonio.-dijo Lord Michaelis mientras acariciaba con frialdad la mejilla de la niña que sonreía sádicamente.
-Mi gran maestro, yo solo sirvo para os atenderlo y el nuevo consorte será mi gran amo como lo es menester-dijo la niña mientras se reverenciaba y una mirada felina de rosa brillante surcaba en sus orbes.
-Esa es mi buena niña, será la más grande sucumbo algún día, hice bien el haberte robado de las manos de la araña, ese demonio no sabe que perdió una gran sierva-dijo con risa burlona el demonio al recordar a su gran rival, mientras caminaba a las fueras del castillo.
En el hermoso jardín de rosas escarlatas que relucían y se complementaban con las rosas negras de un lado, que daban esa sensación de temor y belleza gótica en la rosaleda. La niña lo seguía a una distancia respetuosa mientras el demonio caminaba tranquilo por los jardines.
En eso una enorme gárgola descendió de los aires con una extrema velocidad que hizo mover miles de pétalos de rosas rojas enfrente del dueño de ese gran apogeo, que miró molesto a la criatura con desgano.
-Lord Michaelis, la duquesa Lilith lo espera en su mansión, ella tiene al humano de ojos azules su majestad.-dijo la espantosa y grisácea gárgola de apariencia tenebrosa.
-Has osado interrumpir a vuestro amo, gárgola inútil mereces morir-dijo la niña furiosa; que sacaba un pequeña daga y apuntaba a la gárgola que se reía de verla.
-Qué es lo que dices mocosa, he venido urgente a hablar con vuestro amo y tú intentas os atacarme, me has ofendido niña-dijo la criatura con burla. Pero en eso el gran demonio se pará enfrente de ambos y una mirada escalofriante los hizo reverenciarse a ambos.
-Dejen de jugar los dos, Magnus no molestes a mi sierva Maggie; esa mocosa es una demonio muy poderosa, es por eso que es de mi escolta personal, crees que el gran Michaelis tendría a una cría a su disposición por nada-dijo despreciativo y sarcástico el amo, para hacer sentir en grande a su aprendiz.
-Maggie, Magnus es uno de mis vigías; me decepciona que no recuerdes quienes están a mi servicio y quienes no-dijo severamente el demonio que desaprobaba la mirada acuosa de la niña.
-Muy bien así que Lilith piensa que con eso me sentiré como ella por su estúpida bruja, que ingenua hermana. Maggie prepara mi habitación y consigue ropa para un joven de trece años, Magnus anuncia a mi guardia que vigilen que los sirvientes de Lilith no se dirijan aquí, ¿entendidos?-dijo firmemente el demonio.
-Yes master- dijeron al unísono ambos.
Pero aunque la gárgola se fue volando en dirección de las cúpulas la niña observo a su maestro sin moverse. Este hastiado pregunto:
-¿Qué sucede? Piensas desobedecerme-dijo molesto de ver a su niña ahí.
-Gran maestro, no tengo pensado nada de eso pero me preguntaba, hoy vendrá Lord Phantomhive a vivir en vuestro castillo para siempre como ha deseado menester-dijo inocentemente la demonio menor.
-Maggie, eres mi mejor demonio pero debo hacerte más fuerte. Aún eres tan joven para comprender mis asuntos-dijo cansinamente el demonio.
-Lo siento gran Maestro, iniciaré con la orden; con su permiso, ¿pero antes no necesita de mí ayuda, si se dirige al hogar de la duquesa Lilith? –dijo preocupada la sierva.
-Soy un poderoso demonio niña, crees que necesito ayuda por una estúpida jugarreta de mi hermana-dijo irónico el demonio mayor.
Y no contesto la niña, con un ademan de la mano de su maestro se alejó del jardín con dirección del castillo.
Entonces las hermosas alas de cuervo, tan oscuras y delicadas comenzaron aletear y envolver el ambiente del jardín en su plumaje mientras desaparecía el demonio con una sonrisa amarga.
-Lilith, que rencorosa eres-dijo antes de desaparecer de su enorme castillo.
En cambio un joven azulino se encontraba encerrado en una oscura mazmorra tan húmeda con un olor a putrefacción en el aire y los feroces ruidos de almas atormentadas alrededor resonaban en el lugar.
-¿Dónde estoy?-dije al abrir los ojos y note que ya no era el bosque.
No podía creer me encontraba en un piso de piedra y al intentar mover mis manos estaban encadenadas a la pared al igual que mis piernas, pude divisar una tenue luz y observe que no tenía ropa puesta me encontraba completamente desnudo y encadenando.
-¿Pero qué demonios?-dije ruborizado y nervioso de estar así.
-Con que ya has despertado-dijo una femenina voz, algo agudo y muy tétrico como el chirrido de una vieja puerta de madera.
Entre la oscuridad una luz purpura y tenue ilumino el ambiente, y me encontraba con una mujer de voluptuosas caderas y enormes senos con un vulgar traje de sadomasoquismo como en las películas de cuero negro que contrastaba con su piel lechosa y un látigo en mano y la otra con una daga.
-¿Con qué tú eres el nuevo juguete de Michaelis, Sebastián no puede dejar el pasado.-dijo aquella extraña dama que de su cabeza sobresalían unos enormes cuernos como los de un toro y en su espalda alas de murciélago con una cola de gárgola en su parte posterior.
Sebastián, ese es el nombre del caballero de mirada escarlata, él que se hace llamar mi dueño cómo es que ella sabe de él….Esperen ella lo llamó Michaelis, ese es su apellido. Me sonroje más, estaba pensando en sus caricias cuando de repente una bofetada me hizo salir de mi ensoñación.
-Háblame mortal, por qué Sebastián mato a Abbygail-dijo con euforia mientras seguía abofeteándome con fiereza el rostro hasta hacerlo sangrar.
-No sé de qué me hablas-dije con un hilo de sangre salir de mis labios. Sabía perfectamente a que se refería pero las razones de qué por qué él la matará no lo sabía.
-Eres solo un mocoso no tienes miedo, puedo matarte, puedo hacerte miles de torturas; no creas qué el príncipe de las tinieblas vendrá a salvarte-dijo enojada mientras me daba una fuerte latigazo en el pecho que me hizo gritar.
-AH-grite de dolor, mientras mi pecho se enrojecía y poco a poco me salía sangre.-No sé qué quiere él conmigo y tampoco por qué mato a esa bruja, yo no tengo nada que ver en este asunto, y nunca te mostraré terror en mi rostro-dije decidido y arrogante tan característico de mí; no me importa si es la misma hermana de Lucifer pero no le daré del placer de verme sucumbir por el sufrimiento.
-Entonces te mataré, y así mi hermano aprenderá a no meterse con mis concubinas-dijo molesta mientras empezaba a con una serie de latigazos que me hacían gritar, aunque no quisiera hacerlo, la sangre se deslizaba por mi pecho.
-Te haré todo y de todo, a que eres un pequeño niño homosexual; toda la esencia de mi hermano debe estar en tu trasero no es cierto mocoso-dijo ella cuando dejo de latiguearme y paseaba su daga por mi cuerpo desnudo, desde mi miembro hasta mi cuello. El frío del arma y su filo rasgaba con suavidad mi piel y me mordía el labio inferior para no querer gemir de dolor cuándo llegará el momento que la daga me penetrará.
-Por qué haces esto, venganza contra el caballero de mirada escarlata-dije fríamente al mirar esas orbes color carmesí intenso como la sangre que ocultaba ese largo cabello purpura.
-Sí, él mato a mi consentida y yo mataré el suyo-dijo la demonio con una risa macabra que me hizo dar un respingo. Yo consentido de ese hombre, los sonrojos en mi rostro no desaparecían.
En eso sentí como me volteaba y alzaba mi cadera dejándole a su vista mi trasero, lo acarició, su tacto me estremeció de manera asquerosa; a diferencia de las caricias otorgadas de Sebastián.
-¿Te gusta?-dijo sádica mientras deslizaba el filo del arma lentamente en mis nalgas.-No-dije seguro de mí mismo y sin temor.
-Pues te haré sentir placer con dolor, hasta mejor que tu amante-dijo ella con enojo cuando iba a dirigir la daga de su mano a penetrar mi pobre trasero.
Pero nunca llego el desgarrador dolor de esa daga, no se apareció; mantenía mis ojos cerrados para no ver ese fatal momento pero jamás se presentó. En cambio escuchaba unos fuertes gritos y sollozos; al abrir mis orbes me encontré con unas enormes alas negras que tapaban mi vista del suceso y vi una pierna y un brazo desmembrado cerca de mí y mucha sangre que se escurría por las paredes de esa extraña habitación.
-Parece qué es muy importante este humano para ti hermano-dijo la voz de esa demonio.
-Lilith, o mejor dicho la gran duquesa Lilith la concubina y dama del rey; o mejor dicho ya no lo serás-dijo sarcásticamente el demonio de alas de cuervo que la tomaba del cuello y empezaba a arrancarle pedazos de piel de la forma más cruel mientras la demonio gritaba auxilio.
-¡¡¡Guardias!!! –decía la demonio que habían llamado Lilith ese demonio. Mi cuerpo se iba desvanecer me sentía asqueado un poco del asqueroso olor a sangre de esa mujer demonio.
-Ya los mate, nos vemos en el infierno hermana-dijo el hombre con aquella voz que en un principio no supe descifrar pero al oírla mejor supe que era él, Sebastián el caballero de mirada escarlata, el rojo escarlata en mi oscuridad. Dándole toque final a la mujer demonio le saco el corazón y le arranco la cabeza.
Salpicaba la sangre y su piel en todas direcciones, muchas arterias se deslizaban cerca de mí.
Entonces una luz roja brillante ilumino la habitación de piedra y lo que vi me hizo estremecerme de manera ruda.
Al girarse el “tal hermano de Lilith la demonio”, vi con seguridad al hombre escarlata, era él……
Estaba asombrado jamás había visto su rostro y ahora veía un hombre de piel marmórea con cabello azabache medio revuelto que lo hacía lucir joven y fresco. La camisa negra de seda que estaba abierta en cuatro botones se encontraba manchada de sangre y sus pantalones ajustados le hacían relucir el bulto entre sus piernas; me sonroje de pensar que eso es…..Bueno ya se sabe que es, pero más de la finas facciones de su rostro, una sonrisa ladina surcaba sus labios delgados y pálidos como un fantasma. Sus enormes alas negras sobresalían con elegancia y se agitaban delicadamente mientras el plumaje de sus alas caían al suelo, aparte de ver unos interesantes cuernos como los de un cabro pero delgados y enroscados de forma peculiar sobre su cabeza. Pero aunque conociera sus ojos carmesís; me había hecho caer de nuevo al verlos y en mi interior un extraño dejavú estremeció mi cuerpo; eran tan intensamente escarlata como recordaba, no eran mucho más, mucho más…. Eran el infierno, eran el abismo más profundo, solamente eran el averno donde quería caer cautivo toda mi vida.
-Ciel, mi pequeño problema-dijo con una voz que denotaba dulzura y lujuria; me ruborice al máximo como el escarlata de sus ojos.
Pero no pude ver más y escuchar más ya que todo se volvió oscuridad……
En una elegante habitación de color rojo escarlata y estampados negros la tenue luz de una lámpara de aceite iluminaba el lugar de aquella imperial alcoba. En una cama matrimonial de sábanas negras con almohadones negros con decorados de satén rojo; se encontraba el pequeño Ciel que dormía plácidamente esa madrugada en un lugar desconocido para él….
A la par de él, se encontraba el demonio que lo había rescatado, este había curado sus heridas y vendado con cuidado, también lo había vestido con un camisón blanco de seda lleno de unos lindos botones que era corto que dejaba ver sus muslos lechosos y tentadores…..
-Siempre un pequeño problema con que batallar-dijo el demonio con una sonrisa cansina mientras lo admiraba.
-Mi hermoso problema jamás me has dejado divertirme, no es así viejo y querido Bocchan….-dijo el demonio con una sonrisa siniestra y sádica mientras se acomodaba en la gran cama y olfateaba el cabello del niño azulino, y sus ojos escarlatas se tornaban de un intenso rosa purpureo de forma felina y peligrosa mientras decía:
-Muy pronto estaremos otra vez juntos hasta el final Bocchan, jamás nos volverán a separar otra vez….¡Después de todo soy su amante de mirada escarlata y como su amante demoníaco, cómo no podría hacer una tarea tan sencilla como recordarle quién es su dueño!-dijo con una sonrisa amplia, mientras besaba suavemente los labios del niño y cerraba los ojos esperando con ansias el despertar de aquel ser amado que perdió hace tanto………