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La familia Kim por Nanaa

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Notas del fanfic:

Holaaaa :33

Hace tanto que no hacía un JongKey, me prometí a mi misma nunca más volver a hacer uno, por algo que me paso con unas JongKey shippers u.u pero aquí esta. Mis dedos picaban por empezar a escribir esto, y sólo podía imaginarme un JongKey con diez hijos xDD

Este es un Mpreg masivo (Casi ni se nota que me gusta el Mpreg xD Pff)

Notas del capitulo:

El titulo del fic, como podran darse cuenta, es muy ingenioso (Sarcasmo aquí >u<) ahaha, es que no me ocurrio nada más xDD 

Espero les guste, pa' ustedes! c:

La familia Kim

***

Capítulo 1: Buenas madrugadas.

 

¿Qué podía hacer cuando su hijo más pequeño no podía dormir debido a una pesadilla? Bueno, la respuesta era bastante simple. Ese pequeñito nunca más volverá a ver películas de terror, o al menos, no lo dejaría hasta que fuese mayor.

 

Akemi se escabulló entre las sabanas, invadiendo el espacio de en medio. El rubio, su omma, decidió abrazarlo para alejar su miedo. Le besó la cabeza pelinegra y le susurró unas cuantas cosas antes de que Akemi escondiera la cabecilla en su pecho.

 

-Déjalo, yeobo, esta aterrado- Murmuró cansado hacia su esposo. Sus ojos, rasgados con aquella formita tan especial a un minino perezoso, le observaron brillosos, cerrándose lentamente hasta volver a caer rendido.

 

El castaño, JongHyun, sólo pudo sonreír mientras observaba a esas dos personitas que adoraba tanto. 

 

Pero, aun cuando deseaba volver a dormir, alguien más abrió la puerta de la habitación. Escuchó murmullos, pero se sentía tan cansado como para indagar más sobre esos sonidos. Sintió que otra personita se escabullía entre las sabanas; era la pequeña Grace, ella bufa, porque sabe le han ganado el lugar, justo allí entre los brazos de su madre. Entonces, abraza a su appa, como puede, porque él tenía los brazos cruzados. JongHyun rió y ella se da cuenta de ello.

 

-Appa…- Susurra, moviéndolo un poco con sus brazos- ¿Tú te reíste? Appa, estoy asustada…-A medida que sus palabras salían, su voz se iba apagándose hasta convertirse en algo más bajo que un susurro.

 

-Sí, Grace. Todo está bien, estas con appa. Sólo trata de dormir.- Abrió sus ojos de cachorro, ella le miró más tranquila. Sonriendo, lo abrazó más fuerte- No más películas de terror para ti, pequeña.

 

-No, nunca más, appa, nunca, nunca- Murmuró rápidamente, escondido su cabeza en el pecho fuerte de su papá justo como lo hizo Akemi con su madre.

 

Y, entonces, minutos después, cuando JongHyun creía estaba a un hilito de quedarse dormido, los murmullos de hace un momento se vuelven más sonoros, más altos, casi como si estuviesen murmurando las palabras en su oído. Sus parpados se abren de golpe.

 

-Ya, Daniel, no seas tramposo.

 

-No es mi culpa que no sepas jugar, principiante.

 

-¡No! Es verdad, eres un tramposo, mejor ya no juego.

 

-Dana, ¡No puedes retirarte! Aun no te mato.

 

-¡Pero lo harás de todos modos, Dan!

 

Videojuegos, esos trillizos estaban jugando videojuegos. JongHyun se removió, inquieto, quitándose la sabana del cuerpo. Miró hacia un lado antes de levantarse, observando a su esposo también despierto.

 

-Yeobo- Musitó, haciendo el ademán de pararse de la cama, pero JongHyun lo detuvo a tiempo, pasándose a su lado de la cama para impedírselo. Le tocó el hombro, recostándolo nuevamente cuando apenas se había sentado en la cama.

 

-Descansa, cariño. Recuerda que debes dormir bien- Le susurró, serio. Tenía sueño, estaba furibundo, cascarrabias porque sus hijos lo habían despertado, pero le molestaba aun más que siguieran despiertos cuando él mismo los había mandado a dormir hacia tres horas atrás. Ahora era tarde; 13:10 de la mañana.

 

-No seas muy duro, sólo mándalos a dormir- Murmuró el muchacho, quien seguía abrazando a su hijo.

 

-Hmm, hablare con ellos mañana- Le señaló mientras se inclinaba para taparlo debidamente con la sabana, ya que estaba resbalando poco a poco de su cuerpo menudo que, poseía cierto bultito dentro de su pancita.

 

Antes de salir, dio un último vistazo a la cama. Sus cuatro amores descansaban profundamente. Y se veían tan, increíblemente adorables, aun cuando dos de ellos estuviesen sacando saliva por la boquilla abierta. Grace estaba hecha ovillo en su lugar, bien acomodada como si estuviese esperando a que su appa regresara a la cama; Akemi abrazando a su omma como si no hubiese un mañana; Kibum respirando tranquilamente mientras rodeaba a su hijo con los brazos flacuchos. Finalmente, estaba esa otra vida que aun no nacía, ese pequeño bultito que crecía dentro de omma, contando tres meces desde que estaba allí dentro. Minho, su próximo bebé.  

 

-Hey, ustedes, lárguense a dormir. Me han despertado.

 

-¡Ahhhhh! Isabelle, tu cara.

 

-¡Es el diablo!

  

Escuchó cuando abrió la puerta, y todos de callaron cuando él ingreso a la sala. 

 

-Dejen los controles, apeguen el televisor y váyanse a dormir. Hablare con ustedes mañana-Fueron sus serias y profundas palabras. ¿Cómo no temerle al hombre impotente con ese rostro de ultratumba y voz molesta?

 

Los tres adolescentes hicieron lo que su padres les pidió a una velocidad increíble mientras, a su lado, Isabell reía a sus anchas. Tenía una crema blanca embarrada en todo el rostro, por eso sus hermanos le habían llamado el diablo.

 

-Isabelle, eso va también para ti, a dormir- Pronunció autoritario, recibiendo un gruñido de parte de su hija- También hablare contigo mañana.

 

-¡¿Qué?! Pero yo no hice nada, fueron ellos que me despertaron con todo su ruido- Exclamó, enojada.

 

-Tienes doce años, una crema facial no es algo que debas usar a tu edad. No tomes los cosméticos de tu madre sólo así- La adolescente estaba a punto de abrir la boca, pero su padre continuo hablando antes de que las palabras salieran- A dormir, mañana hablamos.

 

-Ándele, por andar de quejumbrosa- Rió, Dan. Sus risas continuaron hasta contagiar a sus hermanos, Dana y Daniel.

 

-A la cama, ahora- Y su adorable padre, interrumpió su cantico de risas.

 

Los próximos segundos, los pies descalzos de sus hijos se movieron a grandes zancadas hacia sus habitaciones. JongHyun rió, dándose la vuelta hacia su recamara. Sus hijos sí que adoraban dormir tarde, pero, por supuesto, JongHyun nunca se los permitía, y Kibum pocas veces salía de la cama porque él nunca lo dejaba, siempre le decía que descansara, pues lo necesitaba debido a que estaba esperando un bebé, uno que crecía dentro de él. Pero vamos, el rubio quedaba embarazado casi inmediatamente después de que daba luz a uno. Un hijo tras otro.

 

Con esos pensamientos, el castaño ingreso a su habitación, pero cuando estaba a punto de cerrar la puerta, un pequeño flash le rodeo las piernas con sus brazos chiquitos.

 

-¡Appa!, por favor, déjame dormir con ustedes, hay un monstruo en el armario. Es el monstruo que salió en la película que vimos hoy, appa, appa, por favoooooor- Estiró la palabra como un chicloso, asustado y ansiando que su padre le dijera que sí.

 

JongHyun no dudo ni dos segundos, cargándolo sobre sus brazos en un santiamén.

 

-Claro, pero mi flash, no podrá ver películas de terror por un buen rato, ¿Estás de acuerdo?- El niño asintió enérgicamente, abrazándose a su appa con muchas fuerza – Bien, entonces, a dormir.

 

Finalmente, en la cama dormían seis personas, contando al bebé que aun no nacía. Los niños estaban bien abrazaditos a sus appas, hechos ovillos y sacando agua por la boca. Eran adorables, muchísimo.

 

Flash, el niño que adoraba a dicho personaje, él siempre decía que quería ser tan rápido como flash. Se llamaba Hiromi y tenía seis años. Su cabello pelinegro le caía hasta el cuello, era largo y lacio, con esos ojos de cachorrito que su padre poseía y esa  piel blanquecina heredada de su omma.

 

Akemi, el niño que abrazaba posesivamente a su mami en la cama. Tenía cuatro años, hasta el momento el más pequeño de la familia debido a Minho aun no nacía. Su cabello también era negro, pero extrañamente un poco rizado. Sus ojillos de gato como su madre, la piel blanquecina y la sonrisa brillante, grandota como su appa.

 

Grace, una niña preciosa de cabellos castaños. Tenía nueve años. Era muy risueña, cuando reía sus ojos se convertían en dos pequeñas líneas rectas, casi parecía que no tenía ojos. Tenía un tremendo parecido con su appa, casi toda su carita era la viva imagen su padre.

 

Isabell, la niñita de doce años que le gustaba mucho usar los cosméticos y la ropa de su omma. Era muy delicada, refinada, delgadita. Pero, no por eso era una persona arrogante. Era muy linda con la gente, sólo que se preocupaba mucho por verse bonita. Era como una mini Kibum, una mini Diva  con ojos gatunos.

     

Y los trillizos, esos traviesos que habían estado jugando hasta tarde en los videojuegos. Dan, el líder de las travesuras, risueño hasta más no poder, bromista y hasta burlesco. Su cabello más largo de un lado que de otro, un corte extraño, pero se veían bien en él. Daniel, poseyendo el mismo carácter que su hermano, pero él sabía cuando terminar las bromas, en cambio, su hermano, seguía bromeando aun cuando no era el momento correcto para hacerlo. Su cabello era largo, quizá demasiado hasta el punto de que su flequillo le tapaba los ojos de gato. Dana, la menor de los trillizos, era un poco más callada que sus hermanos, pero también poseía el mismo carácter juguetón y bromista.

 

También estaba el mayor, Taemin; diecisiete años. Esa persona dormía como una roca, no había poder sobrehumano que lo despertara, a menos que su omma le echara agua con un rociador directamente en el rostro. Por supuesto, esa noche, ni su sombra apareció entre los pasillos de la casa. A veces solía despertar por las madrugadas, escabulléndose dentro de la cocina hasta llegar al refrigerador para comer algo, pero eso era todo. 

 

Finalmente, estaba Jinki, el niñito de diez que adoraba que le llamasen Onew. Fue el último en aparecer por la recamara de sus padres y tumbarse, como pudo, en medio de la cama para sentir protección con sus padres y hermanos, pero había un problema, él no alcanzaba ninguna sabana para taparse. Trataba de jalar alguna, pero no le tapaban lo suficiente.

 

-Ay, tengo frió, omma…- Susurró, sintiendo que sus ojillos se aguaban. Onew era un niño muy llorón, su omma solía consentirlo demasiado.

 

-Mi niño- La voz de omma cansado le hizo parar de golpe el llanto. Se sentó en la cama, mirando a su mami- ¿Tienes frio, mi vida?

 

-Si, omma- Musitó, abrazándose a sí mismo.

 

Kibum comenzó a extender aun más la sabana que le cubría, logrando sacar un pedacito para que su hijo lograra taparse.

 

-¿Listo?- Le preguntó su mamá.

 

-Sí. Gracias, omma- Murmuró, feliz, extendido una de sus manitas para tocar la de su omma, necesitaba sentir su tacto para sentirse tranquilo. Tenía miedo, sentía que el monstruo de la película que vio esa tarde con sus hermanos, aparecía en cualquier momento y se lo comería. La película la habían visto a espaldas de sus padres, ellos pensaban que estaban viendo una película animada, se dieron cuenta de la mentira cuando los más pequeños corrieron a media película, gritando por ellos, por sus appas para que los protegieran de los monstruos. Había sido gracioso para los hermanos mayores, que habían sido los genios y grandes maestros que planearon ver esa película para asustar a sus hermanitos, aunque no fue gracioso cuando sus appas los regañaron.

 

Onew Tragó duro, tomando con más fuerza la fina mano de su omma. No quería recordar la fea película.

 

-Duérmete mi niño, estamos aquí, tranquilo- Escuchó la suave voz de madre. Respiró, sintiéndose mejor con las palabras del rubio. Su omma siempre lograba tranquilizarlo, su appa no tanto, a veces se desesperaba pues Onew solía ser un tanto torpe y aprendía las cosas con lentitud, pero eso no significaba que fuese un tonto. El niño era muy listo, sólo que le gustaba escuchar las nuevas cosas que aprendía muchas veces para que se le grabaran bien, necesitaba analizar bien las cosas antes de hacerlas y eso desesperaba a muchas personas, menos a su omma, su omma siempre le tenía mucha paciencia y lograba entenderlo.

 

Y así, con una sonrisita más tranquila sobre su rostro, logró dormirse.

 

La cama terminó con siete personas al final. Esta vez eran cuatro personas las que babeaban la cama; Akemi, Hiromi, Grace y Onew. Esa era la familia Kim, y aun veían otro bebecito en camino.

 

 

Notas finales:

¿Que tal, le gustó?

Quiza, imaginaban que pondría a Taemin como el niño más pequeñito y adorable, pero Nuhhhhhh, ese papel le toca a Onew, aunque igual no es el más pequeño de la historia, ese papel le toca al Minho que sigue en la barriguita de su omma xD es raro para mi, ya que amo el MinKey, imaginarme a Minho como hijo de Bummie es... tan bizarro xDD Pero bueno.

Taemin y Onew son adoptados porque no se parecen a su appas (?) sadasadas ok no, si son hijos del JongKey, pero ellos se parecen a los parientes lejanos de Bummie y Jonggie... ejem, si, eso...

Han visto esta pelicula, ¿La Guardería de papá? ¿No se acuerdan del niño que salía allí y se vestía como Flash? No se porque, me acorde de ese niño cuando escribi sobre Hiromi, ya que, en el fic, él también adora a Flash, pense en borrar esa parte y en que Hiromi mejor amara a Batman o al hombre araña, pero nuh se... esa era mi idea original y mejor así lo deje u.u En cuanto a los trillizos, elegí nombres faciles, Dan, Daniel y Dana, ahaha, para que no se me olvidaran xDD Si les ponía nombres coreanos iba a hacer más dificil, y supongo que tambien para ustedes ya que recordar todos los nombres.... uff D:

Realmente muero por saber sus opiniones, estoy tan emocionada con este fic, si tiene buena respuesta, por supuesto que hare continuación, si no... pues, mejor no hay que pensar en eso xD Ejem, les escribí todo un testamento, perdonar xDD

Gracias, espero poder leernos c:

 


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