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La familia Kim por Nanaa

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Notas del capitulo:

Hola! o/

Les subo capi antes de lo dicho c:

Flashback de la primera vez del JK c; pasara algo más por allí...

Capítulo 7: Pasteles.

 

Gritería, risas, sacadas de lengua de parte de los hijos Kim entre sí; un “Mira mami, Onew me pegó” “!No es cierto, yo no hice nada!” Exclamó molesto el niño.

 

La familia Kim había abandonado la playa hacía apenas unos minutos. JongHyun, Taemin y compañía (KyuHyun y Seungri) cargaban con la mayoría de las cosas usadas durante su tiempo en la playa. Mañana volverían de igual manera. Estaban en el ascensor, subiendo hacía sus habitaciones de hotel mientras los niños no paraban de jugar y ser regañados por su madre por ello, porque estaban haciendo más escándalo del normal; todo el día en la playa no había hecho que perdieran sus energías. Eran tremendos. JongHyun, perdido en sus pensamientos, se había encargado de pedir una habitación cómoda para él y su esposo. Era grande, y aunque sabía que Kibum prefería los espacios pequeños, él había optado por algo más inmenso. Porque aunque el rubio no le hubiese pedido que lo hiciera suyo, él, iba a hacerle el amor de igual manera, esa habitación era planeada desde un principio para poder tener un tiempo a solas. Por supuesto, se iba a encargar de que en esa habitación sólo estuviesen ellos dos. Kibum le había pedido con sus labiecitos rosados, temblorosos, brillantes por el agua de mar, que lo hiciera suyo, no era algo que pudiera desaprovechar de ninguna manera.

 

El ascensor rechino al llegar al piso indicado, todos los niños gritaron asustados por ello y la omma sonriente, pero cansado, los calmó, los niños con los ojos fuera de sus orbitas salieron del pequeño espacio hacia los pasillos en cuanto se abrieron las puertas. Esto, de cierta forma, le trajo un recuerdo que aun guardaba celosamente en su memoria y siempre lo haría. Recuerdo de pastelillos, una habitación grande, el rechinido de un auto viejo,  brisa fresca, labios cereceros y temblorosos.

 

Era magnifico recordarlo, porque fue la primera vez que tocó más de lo debido al rubio, porque fue él quien lo marcó como suyo por primera vez y también fue el ultimo y esperaba seguir siendo el ultimo.

 

Aun mantenía fresca y vivaz el recuerdo de la delicadez de sus yemas tocando aquella piel suave, los guturales gemidos, los sonrojos infinitos, las lagrimas cristalinas mientras era invadido. Recordaba su timidez, eso era para saborearlo, disgustarlo dulcemente por su lengua, para cerrar los ojos y recordar cada mínimo detalle. Pero lo mejor, era que Kibum aun conservaba esa timidez durante su intimidad, no como la primera vez, pero lo hacía y ese era el toque del rubio, el exquisito toque que JongHyun se comía.

 

*

 

Ese día, Kibum había llegado con un gran bolso, no el habitual, su mochila escolar, sino un gran bolso colgando sobre su hombro.

 

Llevaba  casi tres años de relación con JongHyun y él estaba en su último año de preparatoria. JongHyun, después de que se graduó, pasaba por él cuando su tiempo lo ameritaba desde la universidad. Tenía un mes entero de prácticas en el hospital y apenas llevaba dos semanas. Estacionó su auto (no muy lujoso ni nuevo; su primer auto, y había sido regalo de su padre). Era blanco, con varios rallones y un sonido extraño que hacía algunas veces cuando arrancaba. En una ocasión se le había parado en pleno tráfico, y Kibum iba con él. El rubio murió de risa, pero JongHyun estaba desesperado porque su bendito auto no encendía. Pero la suerte estuvo de su lado, al fin, cuando en un intento más, arrancó y se digno a avanzar. Era bueno recordar aquel incidente, sólo por el simple hecho de recordar las sonrisas y graciosas carcajadas de su novio. Pero, aun así, no quería que el auto se le volviese a detener nunca más.

 

Finalmente, con un chillido, apagó el auto, y espero. JongHyun era una persona atractiva a simple vista, así que usualmente recibía miradas de diversas chicas. Pero a él no le importaba ninguna chica ni ningún chico, a excepción de que tuviera ojos de gato y se llamara Kibum. Lo vio minutos después saliendo con un gran bolso que, aunque era negra, se veía realmente femenina, aunque posiblemente no era la bolsa en sí, sino la persona que la usaba. Kibum caminaba derecho, sosteniendo la bolsa sobre el hombro mientras sus manos buscaban algo dentro. Los pasos pequeños, delicados como si flotara sobre el suelo. Sonreía, sólo porque sabía que JongHyun estaba ya esperándolo.

 

JongHyun, usando lentes obscuros, los alzó sólo para verlo con aquella mirada arrogante; ceja alzada, media sonrisa, y, descarado, lo miró de pies a cabeza. JongHyun usaba el uniforme de prácticas, blanco hasta los zapatos. Kibum adoraba ese uniforme; los pantalones, la camiseta de mangas larga con botones, aunque abotonado hasta el cuello mientras estuviese en el hospital, pero en cuanto salía volvía a su estilo típico: dos primero botones desabrochados, se quitaba la bata blanca, el estetoscopio del cuello y se alborotaba el cabello. Y allí estaba, recargado contra el auto, mirando a ese chico delgado del gran bolso.

 

JongHyun silbó.

 

Kibum, en cambio, usaba pantalón azul, corbata azul (su uniforme escolar), pero, había una diferencia en todo su aspecto. El rubio ya no usaba las sudaderas negras con gorrito. Ahora era un poco más seguro, como para atreverse a no usar más aquellos suéteres oscuros.

 

-Pero mira que preciosura de hombre y es todo mío-JongHyun pronunció cuando lo tuve frente él, quitándose los lentes por completo y colgándolos en su camiseta. Extendió los brazos hacia el rubio-Cariñito… ¿Qué traes allí?

 

Los pómulos de Kibum se tiñeron de rosa vivo y bonito. Había sacado una pequeña bolsita de plástico con coloridos dibujitos de pasteles del gran bolso negro. Y, con los ojos brillantes, se encogió de hombros, escondiendo la bolsita tras la espalda.

 

-Vamos, déjame ver, Kibum, no sea cruel con tu novio- Se acercó a él, pero cuando estuvo directamente cerca, Kibum se alejó un paso y negó con la cabeza, riendo.

 

JongHyun alzó ambas cejas y abrió la boca en forma de protesta, no estaba sorprendido de ninguna manera por la actitud de Kibum, sólo estaba integrándose al juego que su joven rubio estaba impuesto entre ellos. Porque si no… ¿Cómo era que Kibum había sacado aquella bolsa frente sus narices justamente cuando él había llegado y después no se la quería mostrar? Claro que el rubiecillo quería jugar. Él estaba allí para seguirlo, y aun más si se trataba de jugar con él de una manera sucia. Lo haría sonrojar tanto que sus mejillas terminarían por explotar. También por deseo y capricho suyo. Esas mejillas sonrojadas eran una fascinación increíble.    

 

-JongHyun, no…- Kibum se alejó de él cuando el castaño se acercó más de lo debido. La nariz de JongHyun se enterró en su cuello por unos segundos y él se alejó como si el tacto le quemara. JongHyun, sin dar tregua, se volvió a acercar. Lo que sucedió a continuación fue un gran manotazo contra uno de sus brazos,-¡Kim JongHyun!-además de una exclamación nerviosa.

 

Kim JongHyun le había tocado el trasero en su intento de arrebatarle la bola blanca de detrás de su espalda pequeña.

 

El resultado, un Kibum avergonzado, y, claro, mejillas tan rojas como el pleno amanecer. Le dio la espalda mientras se tapaba el rostro con ambas manos aun cuando sostenía la bolsa entre los dedos. El lugar estaba lleno de gente, que JongHyun llegara e hiciera eso, le avergonzaba mucho. A decir verdad, Kibum se reservaba aun más cuando había gente a su alrededor, y no era porque le avergonzara que viesen a dos hombros juntos, no, de ninguna manera, era el simple hecho que no le gustaba ser exhibicionista, si quería besar o ser besado por JongHyun, lo haría cuando estuviese solos, de esta manera sentía más confianza y comodidad, así los disfrutaba más. Pero JongHyun en esta ocasión no lo besó, si no que le tocó el par de montañitas.

 

Mientras tanto, Jong se sobó el brazo disimuladamente. Si novio podía verse un poco delicado, pero tenía unas manos pesadas.

 

-Vamos, no te enojes. Sólo quería tomar la bolsa, no fue mi intención.

 

Claro, por supuesto, y la luna es de queso y se come con galletas, y las nubes son de azúcar, y si haces un hoyo profundo en la tierra llegaras al otro lado del mundo, y… claro. Eternamente, claro.

 

-Yah…JongHyun- Lo escuchó musitar.

 

El nombrado sonrió aun más grande. Se acercó nuevamente a él, sintiendo en el proceso varías miradas puestas en ellos. No le importó, ¿Por qué lo haría? Él sólo quería abrazar a su chico. Lo hizo, por la espalda, y sintió un brinquito de parte del rubio; se había sorprendido y aferrado a él por el susto repentino.

 

-Jonggie…-Exhaló.

 

-Hm-Murmuró, pegando el rostro en el cuello suave.

 

-Es una sorpresa-Pronunció bruscamente. Estaba nervioso, eso era bastante obvio.

 

-¿La bolsa?

 

-Sí.

 

-Bien, ¿Y cuando me dirás el contenido?-Preguntó. Se alejó de él, Kibum se volteó enseguida, extendiendo la bolsa como un nene pequeño. Estaba serio y mordía su labio inferior, quería reírse.

 

-Ahora. Te va a gustar mucho, yo mismo los hice- Dijo, refregando prácticamente la bolsa contra su pecho. JongHyun la tomó extrañado. Cuando vio el contenido, simplemente suspiró. Kibum era realmente lindo.

 

-¿Son pastelillos?

 

-Si-Chilló, juntando ambas manos, emocionado-Justo como la bolsa, igualitos-señaló.

 

JongHyun volvió a alzar las cejas… ¿Igual que la bolsa? No se había dado cuenta que la bolsa de plástico tenia dibujitos de pasteles.

 

-Te lo juro-Pronunció- un día de estos me vas a matar.

 

“Eres realmente tierno”

 

-¿Qué?-Kibum no entendía.

 

JongHyun negó y Kibum le restó importancia; se encogió de hombros.

 

-Come uno-pronunció finalmente. Separó sus manos, extendiéndolas hacia la bolsa. Sacó un pastelito. Era café, con crema rosada encima y chispas de colores. Lo acercó a la boca cerrada de JongHyun.

 

JongHyun no se hizo del rogar. Abrió la boca, recibiendo el pastelillo de lleno. Chocolate, esponjoso y rico. Un buen sabor para sus papilas gustativas, lo que era sorprendente, ya que no era fan de los alimentos dulces. Lo había hecho Kibum, quizá por eso el sabor le agradaba. Aun no terminaba de deglutir el pan achocolatado cuando Kibum seguía, prácticamente, restregándole el pastelillo sobre su boca.

 

-¿Esta bueno? Da otro mordisco, otro, JongHyun- Sonaba demasiado ansioso y emocionado.

 

JongHyun movió ligeramente la cabeza hacia atrás. Pareciera como si Kibum quisiese atragantarlo con el pastel. Negó con la cabeza, esto le estaba pareciendo extrañamente cómico. Arrugó el entrecejo de manera inmediata. Jugaría nuevamente un poco con el rubio. Hizo un gesto desagradable, como si aquel pastel no le hubiese gustado. Kibum se alarmó al verlo y automáticamente alejó el pastelillo.

 

-¿S-Sabe mal?-susurró, extrañado-Pero…-su boca se abrió, angustiado- probé uno antes de echarlos a la bolsa-miró el pastel sobre su mano-no sabía tan mal…

 

-Bueno…-Kibum alzó la vista hacía él, esperando por una respuesta.

 

-¡Lo siento! No debí traerlos, no te gustan las cosas dulces, ah-gimió- que tonto soy- lo vio cabizbajo e intentó echar el pastelillo en la bolsa, JongHyun no se lo permitió. Antes de que lo hiciera, tomó la mano más pequeña entre la suya, de esta manera, ambos sostuvieron el pastel, se lo llevó a la boca y le dio otro mordisco.

 

-Eres tan fácil de engañar- pronunció burlonamente- Sólo hice un gesto y tú te adelantaste de esa manera. Sólo bromeaba-sonrió- Deberías de haber dicho algo como…”Si no te gusta, te lo comerás de igual manera, los hice especialmente para ti”- Murmuró, intentado recrear la voz de Kibum. Dio un último mordisco al pastelillo, haciéndolo desaparecer de sus manos al habérselo terminado, en cuanto lo hizo, tomó al rubio de la cintura. En un abrir y cerrar de ojos, lo tenía tan cerca que sus pechos fueron capaces de tocarse.

 

-No es cierto, no mientas, si no te gustó sólo dímelo- lo miró molestó, pero seguía cabizbajo.

 

JongHyun supo que su broma no había salido nada bien.

 

Pero el rubio seguía viéndose adorable aun cuando estuviera enojado.

 

Sabía que Kibum tenía ciertos complejos, sabía que era inseguro consigo mismo, fácil de engañar, como fácil de lastimar, era realmente inocente en todos los aspectos. Lo que JongHyun quería era que Kibum tuviese más seguridad en sí mismo, que no tuviera miedo de expresarse. Con el paso de los años había logrado que, aunque sea, tuviera más confianza en algunas cosas, como por ejemplo, su físico, ahora Kibum se veía como alguien… no tan feo. Se veía bonito. Por ello, ya no usaba los suéteres oscuros. Eso era una gran ganancia para JongHyun. También, hablaba más, Kibum podía contarle muchas cosas sin parar de hablar un solo segundo. Se dejaba besar hasta que sus labios se cansaran y tocar íntimamente un poco. El rubio se sentía seguro cuando JongHyun estaba a su lado, pero eso el castaño aun no lo sabía.

 

-No miento. Créeme cuando te lo digo.- Lo miró profundamente. Los ojos de cachorro, serios, y hasta intimidantes, le miraron sin pestañear. Kibum no pudo con eso y desvió la vista.-En casa-prosiguió- quiero seguir comiendo cada uno de estos pasteles en casa-le tomó de la barbilla, analizando ese rostro lindo que le observaba sin saber si realmente creerle- Quiero que tu y yo, los saboreemos juntos-pero esos pequeños ojos se iluminaron con aquellas simples palabras- Ven.

 

Lo tomó de las manos y, muy lento, le indicó que entrara al auto.

 

Cuando arrancó, el auto chilló y Kibum rió por eso.

 

-Deja en paz a mi auto-dijo, mirando de reojo al chico a su lado, burlonamente. 

 

-Es genial-soltó una risita reprimida, luego, se quedó quieto-¿De verdad te gustaron mis pastelitos?

 

JongHyun sonrió- Por supuesto, un sabor agradable.

 

Aunque eso no fue suficiente para Kibum, pronto JongHyun pronunció otras palabras que lo dejaron helado.

 

-Iremos a mi casa.

 

 

*

 

 

Llegaron con un chillido de parte del auto.

 

El rubio bajó primero (aun tenía la bolsa de plástico entre sus dedos). Todo pequeño y cohibido, avanzó hacia la casa cuando JongHyun se paró a su lado. La casa de JongHyun no era precisamente pequeña, y a Kibum no le gustaba ir debido a ello, aunque había una razón más para no querer ir. En fin. Ese lugar lo sentía muy frio, inmensa, le daba un poco de miedo, sentía mucha soledad, prefería los espacios pequeños, los sentía más cálidos, así como su casa o la de sus abuelos. Aunque, si estaba con JongHyun, estaba bien, pero no le gustaba que lo dejara solo, porque de la nada podía aparecer su padre o madre, y Kibum percibía que él no era de su agrado. Esa era la otra razón por la que no le gustaba ir a la casa de novio.

 

Debido a que Kibum era bastante tímido, la primera vez que vio a los padres de JongHyun, no los saludo como era debido, estaba tan nervioso que les contestó con un escueto “Hola”. A los señores no les pareció correcto ese tipo de saludo. Siempre era de aquella manera cuando visitaba aquella casa, cuando los padres le hablaban, no se sabía que decir, los nervios lo traicionaban y terminaba usando monosílabos, lo que para los señores era una falta de respeto, pues malinterpretaban todo aquello como un Kibum cortante y sin educación. JongHyun les había explicado ya, el tipo de carácter que Kibum mantenía, su timidez y sus vergüenzas, pero los padres seguían sin aceptarlo, lo que a JongHyun no le importaba y seguía llevado al rubio a su casa.

 

Aunque JongHyun percibía la incomodidad en el rubio, lo seguía llevando, y Kibum jamás le decía que no le gustaba ir, y eso era justamente lo que JongHyun estaba esperando. Quería que Kibum le dijese “No” alguna vez, que tuviese la seguridad de decirle que no le gustaba ir. Quería que hubiese comunicación entre ellos, más confianza. Tenía llevándolo a su casa desde hace varios meses, así que relativamente no era mucho tiempo.

 

Una cosa era irónica, porque antes, cuando invitaba al rubio, este le decía que no, que otro día. Eso pasó por más de dos años, hasta que un día le aceptó la invitación. Kibum no era tonto, sabía lo que significaba ir a la casa de su novio. Habría más intimidad entre ellos, más toquecitos, más besos, más privacidad y mucho más lo habría si lo invitaba a pasar a su habitación, por eso tardó tanto en aceptarlo. Porque, las pocas ocasiones en casa de JongHyun, realmente habían pasado unas cuantas cositas. Kibum había experimentado sensaciones nuevas. Descubrió el placer y se echo a llorar muchas veces, pero nunca habían hecho el amor. Sólo era toques subiditos de tono. El rubio experimentó su primer orgasmo en la habitación de su novio. JongHyun lo había masturbado, y cuando eyaculó, se había echado a llorar como la misma magdalena. Había sido tanto el placer que no lo soportó. Siempre que lo recordaba se ponía más rojito que un tomatito bien madurito.

 

Y allí estaba, entrando a la casa de su novio mientras eran recibidos por la madre del muchacho.

 

Kibum tragó saliva, sentía su corazón latir como taquicardia.

 

-Hijo, has llegado-saludo la mujer. Estaba sonriendo, pero cuando vio al chiquillo menudo caminar tras su hijo, la sonrisa desvaneció.

 

-Buenas tardes, señora-Murmuró con la vocecilla suave, casi un murmullo. Ella lo malinterpretó, pensando que Kibum le estaba saludando a la fuerza, sólo porque tenía que hacerlo y realmente no quería hacerlo.

 

-Buenas tardes-pronunció. Se retiró enseguida, dándole la espalda. El cambio en la mujer había sido demasiado obvio.

 

Kibum suspiró,  bajando la cabeza rubia hacia el piso. ¿Por qué era tan difícil congeniar con los padres de JongHyun?

 

Sintió una caricia sobre su cabello. La mano grande, amable, de JongHyun se movió de arriba abajo, despeinando los sedosos cabellos. Kibum alzó la vista, y aun con la mano de JongHyun sobre su cabeza, lo miró con los ojos tristes.

 

-Lo siento, no puedo agradarle a tus padres.

 

JongHyun sonrió.

 

-Ellos no te conocen realmente-lo tomó de la barbilla, alzándola con los dedos. Los ojos gatunos lo miraron curiosos, tan tiernos y preciosos.-Pero yo tengo el privilegio de conocer a esta persona maravillosa. Mi amor, tienes un corazón inocente, noble, sincero, tímido, y nunca acabare de pronunciar cada uno-sonrió, Kibum mismo lo hizo, sonrojando ese par de mejillas como manzanitas-no te preocupes por eso, todo está bien.

 

Era como decir que, mientras estuviesen juntos, todo estaría bien, y Kibum captó ese mensaje.

 

Con el corazón entre sus manos, se abrazó a JongHyun por el cuello.

 

*

 

Más tarde, entre algunos toquecitos y besos sobre los sillones de la sala, la madre de JongHyun se retiró. JongHyun ni siquiera prestó atención al lugar que había dicho iría, sólo conectó su mente en el momento exacto en que le dijo que tardaría en llegar. Un momento a solas con Kibum era lo único que saboreaba entre sus manos, literalmente. Entre las manos morenas, la delicada figura de Kibum era rodeada sobre los huesos de su cadera. JongHyun sabía perfectamente, por más raro que fuese, que el punto débil de Kibum era tocar la cadera huesuda, acariciarla de todas maneras posibles, Kibum se estremecía en cada instante con aquel simple toque.  Habían comido algunos pastelillos, y JongHyun, travieso, le hizo comer uno mientras se besaban. Eso era a lo que se refería cuando decía que quería que ambos “saborearan” los pastelillos juntos. Aunque, poco tiempo después, Kibum tomó algo de su bolsillo y comenzó a disgustarlo. Era esa paleta sabor cereza, de esas que JongHyun le regalaba. Pero pronto le fue arrebatada de la boca.

 

Estos eran los momentos precisos en que el muchacho tímido se dejaba hacer. Ni siquiera tenía tiempo para abrir los ojos, para avergonzarse, para hablar. Sus labios eran invadidos completamente, su boca, su lengua, ahora, experta. ¿Cuántas veces se había besado con JongHyun? Nunca terminaría de contar, ni siquiera podría tener una cuenta exacta, ni siquiera podría recordarlo, cielos que no podía.

 

Eran chicos, el apetito sexual era mayor, pero Kibum siempre daba un alto. Además de sentirse apenado por verse denudo ante JongHyun, también sabía que era capaz de concebir. Podían usar preservativo, pero incluso le daba vergüenza hablar sobre ese tema.  Pero no negaba un hecho, también le gustaba que JongHyun lo besara apasionadamente, que lo tocara. A él también le gustaba sentir los brazos de JongHyun, sus músculos duros, pero cielos, cielos con todo, le apenaba pero le gustaba.

 

Perdió el aliento cuando JongHyun lo cargó. Lo tomó de las piernas y espalda, llevándolo cargando hasta su inmensa habitación. Lo recargó sobre un espejo de cuerpo completo; era largo y ancho, y estaba frente la cama.

 

Así mismo, estaba el cuerpecito experimentando otra sensación, una más picante, más asfixiante, sus labios comenzaban a dolor pero no le importaba. Era demasiado, no podía razonar, aunque tampoco quería hacerlo.

 

Justo allí, con el corazón arder, las mejillas como fuego y el cuerpo quisquillando, JongHyun le dio un respiro. Después, sólo hubo una mirada.

 

Con las manos temblorosas, Kibum enrolló los brazos en el cuello moreno. Un estallido de sentimientos los consumió. Éxtasis. Pero también había miedo, temor, JongHyun lo sabía, Kibum estaba asustado, no por él, por supuesto que no, lo estaba porque este momento era para consumirse entre los dos, más íntimamente, juntar dos en uno. El rubio nunca le despegó la vista. Ahí, con el corazón palpitando a mil por hora, sintió una caricia en su cadera, una mirada segura de parte del hombre que amaba. Una sonrisa. Confianza. Estaba seguro, él quería entregarse a JongHyun. Estaba feliz con esto, quería entregarse, realmente quería hacerlo. Suspiró, era hora de dejar todos sus miedos atrás.

 

JongHyun era un hombre maravilloso, lo había esperado por casi tres años. Nunca lo había forzado, quizá si desesperado, pero siempre aceptó sus “No” sus “Detente” “Aun no estoy listo” Siempre.

 

Ahora, era momento de dar el segundo paso.

 

-Jonggie, mi amor…-le acarició el cabello castaño con cada yema, suave, tranquilo, aunque aún seguía temblando. Era normal después de todo, ahora era por nervios, simples y explosivos nervios. JongHyun mismo sintió algo de aquello, pero a la vez, no podía esperar por tocar ese cuerpecito flaquito y dispuesto para él. Lo quería acariciar entero, enterrar la boca en cada espacio.

 

Las caricias sobre su cabello eran pequeñas, pero las sentía como euforia, como el toque más delicado y delicioso. Entonces, el mundo se vino abajó, los sonidos dejaron de existir en el exterior. Con las ventanas cerradas, los materiales inexistentes para ellos.

 

Un pequeño vapor invadió un espejo.

 

Jadeos.                                                         

 

Sólo por el simple hecho de observar el cristal empañado, las manos de Kibum pasando por allí cuando sentía que las piernas le fallaban. El cuarto de JongHyun era grande, pero estaba completamente cerrado, ni la ventana abierta, ni un orificio de aire. Tras el espejo, la espalda de Kibum golpeaba insistentemente cuando JongHyun lo tomaba aun más, mucho más fuerte, de la cintura, pegando los dedos allí como pegamento hasta llegar a lo doloroso, y Kibum no tenía tiempo de quejarse. Sabía que JongHyun lo estaba sosteniendo para que no cayera, sus piernas estaban fallando. Todo su cuerpo estaba fallando.

 

Entres un suspiró, salieron más jadeos. Su camiseta fue alzada, el aire helado calándole, el aliento de JongHyun trayéndole otra sensación; más cálida. Frió y caliente. Dos mismas sensaciones, JongHyun convertía aire frió en algo cálido, cómodo, asfixiante al mismo tiempo (Una buena asfixia sin lugar a dudas). Se sentía bien, se sentía vivo. Como nunca antes en su vida.

 

¿Esto era hacer el amor, esto era empezar a hacer el amor?

 

No quería que terminara nunca. Estaba avergonzado, si, pero era JongHyun quien lo tocaba, era quien lo recorría, quien, con sus dedos, tocó uno de sus botones rosados.

 

Salió un gemido, el primero de la noche. Sintió llorar, porque se sentía desfallecer.

 

-Mi vida…-jadeó, tapándose la boca. Los sonidos que salían eran más audibles de lo normal. Más agudos de lo que llegó a imaginar. ¿Esa era su voz?

 

En cambio, para JongHyun, aquel sonido era un suave sonidito, una melodía preciosa de cantos agudos y guturales, cual gatito, todo mimoso y tímido, el rubio se estaba entregando a él con los brazos enrollados en su cuello, totalmente dispuesto, totalmente suyo.

 

Entonces, el rubio por fin cayó, sus piernas mostraron la bandera blanca de la rendición. Final. Se acabó, estaba rendido. Fue allí cuando JongHyun lo cargó, tomó sus piernas enfundadas en los pantalones azules, escolares, desgastados por años de uso, pero entubados como le gustaban. Dejaban ver la figura delicada, bonita y ahora sexi, sudorosa, agitada. Ojos cristalinos, cara sonrosada y boca hinchada.

 

Lo recostó sobre la cama y siguió admirado ese cuerpo menudo. Allí, sobre la cama, extendido, tendido para él, con la camiseta alzada, mostrando los pezones rosados.  

 

No había forma de describir todo esto. Lo amaba, simplemente lo amaba.

 

Avanzó, hincándose frente él, le abrió las piernas, posicionándose entre ellas. Torneadas y bonitas, las acarició, escuchando más suspiros de la boca brillante. Las doblo a sus lados, subiendo lentamente hasta las caderas, hasta ese hueso puntiagudo y duro.

 

-Jonggie, no puedo…

 

-Shh-le calló, subiendo hasta los labios pequeños. Lo beso una, dos, tres veces. Besos pequeños-lo sé, lo sé, cariño.

 

Lo sabía, sabía que era su primera vez, que con aquellas palabras le pedía amabilidad, paciencia. JongHyun sabía que debía ser así, eso y más. Kibum no era cualquier persona, era su novio, su delicado novio, frágil, sensible, llorón, precioso de corazón amable. No, no podía ser rudo y no quería serlo. Quería acariciar cada parte del cuerpo níveo, cada rincón y tenía todo el tiempo del mundo para hacerlo.

 

Sus labios comenzaron la inspección. Disgustó un pezón alzadito, chiquito; le dio una mordida. Era como una cereza, roja y medio durita. Kibum gimió, aun con las manos en la boca dejó escapar esos sonidos fuertes. JongHyun lo escuchó por supuesto. Con las manos en la boca, JongHyun se las quitó, Kibum se resistió, pero terminó perdiendo.

 

-No lo hagas, quiero escucharte- Dio un beso en su pecho blanco-Son preciosos, cariño, tan agudos y quiero escucharlos, cada uno de ellos. ¿Entiendes?-Preguntó, alzando la vista, mirándolo directamente.

 

-No…Jonggie-En un hilo de voz, empezó a llorar. Negó con la cabeza, volviendo a taparse la boca. JongHyun rió, apenas estaban empezando y Kibum ya estaba desfalleciendo.

 

-Eh, eh-JongHyun hablo-¿Qué te eh dicho?- acarició los cabellos dorados, removiéndolos hacia atrás, dejando esa frente amplia al descubierto. La besó, bajando poco a poco hasta las manos desobedientes.

 

Una de sus propias manos bajó, llegando hacia una parte que hizo chillar a Kibum mucho más. El sonido viajó hasta los oídos de JongHyun, provocando una descarga eléctrica en cierta parte de su anatomía. Kibum realmente podía matarlo.

 

Lentamente, logró quitarle las manos de la boca. Y, entreabierta, los labios rosados quedaron al descubierto.  

 

JongHyun estaba masajeándolo muy despacio, pasando la mano de arriba abajo. Kibum, tímido, abrió la boca y se dejó escapar, los dejó escapar; los gemidos comenzaron a retumbar en la habitación.

 

-Eso es, cariñito, sólo déjame escucharte. Eso me gusta- sonrió, pero esta vez, Kibum hizo otra acción. Cerró los ojos- Oh, vamos, Kibum-rió, pero finalmente lo dejó pasar.

 

Ese chico era su locura, definitivamente; tan lindo, y él, con tanta experiencia, con tantos trucos. Pero nunca se arrepentiría, estaba por quitarle una parte de su inocencia y estaba tan gustoso de hacerlo.

 

-JongHyun...-Pero entonces, él se aferró a él como un ancla, tan fuerte y feroz. JongHyun estaba acariciándolo más rápido y estaba llegando a su límite por ello. No pasó mucho tiempo cuando dejó escapar su esencia en los pantalones que usaba. Lloró más, como una fuente con agua eterna-ah, ah- pero dejaba salir los jadeos, los espasmos-Jonggie.

 

-Tranquilo, respira… fue bueno, ¿Verdad?-preguntó, acariciando sus cabellos húmedos.

 

Kibum abrió los ojos gatunos lentamente y, con la boca apretada entre sus dientes, asintió. Los pómulos le ardían, sentía mucho calor.

 

-Bien, pero hay más, sólo dime si quieres que continúe, parare justo cuando me lo pidas.

 

Kibum sintió una calidez asfixiante. Si realmente pudiera, sus mejillas ya hubieran estallado. Deseaba que JongHyun continuara, que lo tocara más aunque sus ojos terminaran derramando más agua. No importaba.

 

-S-Sí, JongHyun, por favor…- Con los labios cereceros y temblorosos, pronunció entre titubeos. De esta manera, rápidamente, con el cuerpecillo hirviendo, se escondió en el pecho ajeno.

 

JongHyun, él, simplemente no perdió el tiempo.

 

 

 

Notas finales:

Y a esto me refería... asadasadas que les corto el limón xDD 

Quiza estan un poco decepcionados, a lo mejor esperaban algo más lindo o un Kibum menos timido, considerando que el JK llevaba casi tres años de relación en este tiempo. Kibum sigue siendo inocente porque uno, JongHyun termino la preparatoria pronto mientras que Kibum aun no. Dos, JongHyun no pasaba mucho tiempo con Kibum, debido a la universidad. Tres, los amigos de Kibum en la preparatoria eran igual que él, todos vergonzosos y callados, y aunque quisiera tener amigos más... "Alocados" No podía, porque no se sentía comodo con ese tipo de gente, no sabía como expresarse. Cuatro, una más xD En este cap igual no hubo muchos dialogos por el limón (A medias) y Kibum se ponía más penoso cuando cosas intimas pasaban, eso... quería aclararlo ahaha, igual habra más flasback y sabremos quienes eran los amigos de preparatoris de Kí >u<

Pero creanme, para que una persona timida cambie, eso no es tan facil, no es como decir..."Sólo hoy hablare más, dire un chiste en publico" No, cuando una persona timida intenta hacerlo, hablar más, su corazón late como loco debido a los nervios. No es facil, por eso no lo fue para Kibum, aunque él realmente estaba feliz con su forma de ser... ya sabran mejor despues, porque les estoy haciendo mucho spoiler xDDD

Gracias por sus Rew, son realmente geniales <3 espero leernos así de bonito en este capitulo n_n

!Cuidense mucho! Adios c:

 


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