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La familia Kim por Nanaa

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Notas del capitulo:

Holaaaa mis queridos lectores n_n/

Aquí, pooor fin, les traigo continuación, disfrutenlo c:

Capítulo 19: Resuena dulcemente y con fuerza

 

Su mano viajó a su extensión. Extensión.  

 

La fina respiración se perdía entre su labio (en su boca suave, gruesa y morena), un beso, muchos besos. Era el cálido aire, esa exhalación que le hacía erizar los bellos de la nuca; brincaban estremecidos por la excitación, eran tocados y acariciados. Las manos delgadas, claros huesos, clara tacto cálido y sosegado, cuando Kibum le tocaba con sus manos, cuando esos delgados dedos acariciaban su cuello donde los bellos de la nuca se erizaban, él los aplastaba como cuando se pisa un césped verde, brilloso y fresco… perlado de sudor. Pero cuando el tacto desaparecía, cuando aquellas preciosas manos se desvanecían para tocar más… más, sus omóplatos, su espaldas, su espalda baja… los bellos volvían a erizarse, volvían a brincar llenos de excitación entremezclada con placer, amor pasional, tacto, jadeo, gemido; ronco, como un eco. El gemido de JongHyun se grababa en los oídos de Kibum. Su fundía con los suyos propios, roncos, pero más suaves como la nota más dulce de un piano.

 

Lo que podía ser, pero no era. No ahora, no en ese momento.

 

Sólo era un sueño. Una mera fantasía hecha por su cabeza que lo enloquecía. Lo había pensado, más que eso, lo había imaginado como en tiempo real, tan real. Pero no era tan malo después de todo, podía llevarlo a cabo en otro momento, quizá, pero no ahora.

 

Lo necesitaba, necesitaba a Kibum.

 

Pero no podía tenerlo.

 

Exhaló, liberándose de una batalla consigo mismo. 

 

Su mano dejó su extensión.

 

En el baño de su habitación, con seguro en la puerta y él en la bañera mientras tomaba un relajante baño. Vaya relajante y placentero baño. Aunque no del todo.

 

-Teniendo a un lindo rubio y tengo que hacer esto-murmuró mientras el desagüé se llevaba la prueba de su anterior placer imaginativo-. Perfecto- irónico, salió de la ducha y se vistió perezosamente.

 

¿Cuánto tiempo había pasado? La verdad es que no mucho, ¿pero acaso le importaba?  La respuesta era tan sencilla como sumar uno más uno. Cero más cero. Necesitaba relajarse, deshacerse de todo el estrés acumulado, pero más que aquello, lo necesitaba a él porque lo extrañaba. Kibum no había dejado que lo tocara más que lo necesario, y no lo hacía a propósito. Si los días fueran eternos, si no terminaran tan pronto, si no tuviera que ir a trabajar mañana, si los niños fuesen con la abuela otro fin de semana. Si Kibum no se cansara tanto, si no terminara hecho polvo todos los días.

 

Sólo dos meses, era el tiempo transcurrido. Lo veía distinto, a veces distante y perdido. Pensaba mucho, sabía que le pasaba. Sabía que estaba preocupado por Taemin porque salía todos los días y no sabía a donde, pero al menos sabían, ambos, con quienes salía, KyuHyun (de quien, Kibum, no sabía nada desde aquellos días en la playa)  y Seungri. O creían saber.

 

Kibum pensaba que su hijo les mentía, que no iba a donde decía ir. Una vez, solo una vez, salió con JongHyun, al parque donde Taemin solía montar en Bike Moto Cross, pero no estuvo allí ni KyuHyun ni Seungri. Ninguno de los tres, aquello aumentó su preocupación.

 

Hablaron con Taemin, pero el resultado no fue positivo. Taemin se enfrentó a ellos, y no sólo eso, se molestó, mostrando sus dotes de adolescente rebelde e independiente. 

 

"¿Acaso me espían?

No pasa nada, sólo salí a comer algo por allí, no tengo que pasar, exactamente, en ese parque, todas mis horas.

Porque quieren controlar toda mi vida, denme un respiro.

Yo sé lo que hago.

No puedo más con esto."

 

Una y otra vez, él decía: “Ustedes son los malos” “Yo soy el inocente adolescente al que tachan de mentiroso” No usó aquellas palabras, pero todo se resumía de aquella manera. La plática, terminó allí, terminó en eso, y ambos padres decidieron creer en su hijo. Tal vez decía la verdad, Taemin estaba siendo sincero y ellos estaban exagerando.

 

Pero Kibum aún sentía que algo no estaba bien. Algo pasaba. La incertidumbre estaba plasmada en sus ojos delicadamente felinos como tatuajes hechos en ese preciso instante sobre sus escleróticas, como si la aguja siguiera un camino doloroso sobre aquel lugar, dañándole, causándolo dolor, siguiendo un camino hasta su iris café, donde seguía dañando la incertidumbre. JongHyun no quería que la aguja llegara más a fondo y tatuara permanentemente sobre la pupila. No quería que llegara hasta el final y siguiera dañando. Porque Kibum estaba más sensible, lleno de emociones y nervios y bipolaridad y ocho meses de embarazo. Tenía y quería cuidarlo para que esos ojos volvieran a iluminarse hermosamente como cada tarde cuando jugaba con sus hijos más pequeños, pasaba tiempo con ellos, ponía su atención en todos, hasta en el pequeño que yacía dentro de su vientre. Aunque admitía que descuidaba a JongHyun. 

 

JongHyun quería prevenir, ayudar a su hijo, acercarse a Taemin, saber en qué estaba metido, no quería que se desviara del camino. Porque él también sospechaba algo. Taemin estaba, extrañamente, misterioso. Hablaba menos con ellos, pero cuando lo hacía, era demasiado serio y cortante, se encerraba en su habitación y siempre cerraba la computadora inmediatamente en cuanto alguno de sus padres entraba al cuarto. Había cierto brillo especial en sus ojos, algo que no estaba allí antes, los padres Kim no sabían si aquello era bueno o malo. Esperaban que fuese bueno.

 

Algunos podrían pensar que eran unos controladores, que no dejaban respirar a su pobre hijo, pero teniendo casi diez hijos, no podían dejar que ninguno se les descarriara, si eso pasaba, y más aun siendo el hermano mayor, afectaría a todos los hermanos, al menos a los más pequeños que imitaban todo lo que sus hermanos mayores hacían, eran como sus modelos a seguir.

 

JongHyun buscaba un momento adecuada para hablar con él, aunque no sabía en qué momento lo haría y, hasta el momento, que le diría. Taemin llegaba siempre a la hora que su omma marcaba. 8:30, siempre.

 

Suspiró, tenía que seguir pensando. Pero ahora se dedicaría a descansar y apagaría su cerebro por un rato.

 

Era tarde, esta vez había trabajado todo el día. 

 

Al llegar a casa fue la luz de la cocina (la única luz encendida) quien lo recibió esa madrugada, al igual que un plato de comida, frio, dentro del microondas. Comió todo y luego se dio una ducha, y tocó su extensión en medio de una fantasía dentro de su cabeza.

 

Ahora, se preparaba para dormir. Se concentró en el bonito cuerpo hecho bolita entre las sabanas.  

 

Se inclinó sobre él, solo para poder acariciarle una pierna desnuda. Vio que movía ambas piernas al sentir el contacto solo en una, pero no abandonó su postura de bolita humana. Sólo se removió un poco y siguió durmiendo como un gatito perezoso buscando su rinconcito más cómodo. Se le antojaba enrollar los brazos en la cinturita delgada… ¿y por qué no? Tomarla, acariciarla, toda la extensión, hasta llegar al vientre increíblemente abultado. Besarla. Besarlo. Se recostó e hizo todo lo que quería hasta recargar la cabeza hecha maraña sobre su pecho, la beso sin inmutarse del desorden que era aquel cabello dorado, y cerró los ojos, y se preparó para una noche más, un momento de pequeñas horas de sueño porque dentro de poco despertaría a las siete de la mañana para ir al trabajo. Pero tenía al lindo rubio entre sus brazos, era lo que necesitaba, por el momento.  Sólo por el momento.

 

 

*

 

 

Por el momento, amaneció por completo, y que momento. Kibum lo miraba, sus ojos, no somnolientos ni llenos de un profundo sueño, más bien llamativos con una pizca geniuda y descuidada de lagañas que le hacían parecer un jovencito tierno (uno que, por supuesto, ya no era. Quizá tierno, pero un jovencito ya no). Pero JongHyun detalló su rostro sin importar nada, le quitó una cuantas lagañas y aquellos parpados se cerraron, las pestañas se batieron y temblaron. JongHyun besó sus labios, acarició su rostro como su gran vientre abultado mientras intentaba quitarle la ropa.

 

-Jonggie, no creo que sea…-jadeo-momento, se te hará tarde para…-gemido-trabajo y…-perdió.

 

Tócame.     

 

-Ayer…o anoche o esta mañana, lo que haya sido. Esta madrugada, cuando llegue del trabajo.-Murmuró mientras besaba su frente, sus mejillas rechonchas, su nariz, su barbilla, su cuello-, te necesité, yeobo.

 

Kibum lo rodeó con sus brazos aun cuando era difícil. No podía enrollarlo por completo, JongHyun no podía descansar su rostro contra su pecho, pero lo intentó, sólo le abrazó mientras suspiraba entre los besos que JongHyun le regalaba.

 

Su camiseta desapareció y pronto su vientre fue tocado, sus pezones no, seguían sensibles, pero más grandes y rosados debido a los medicamentos que tomaba, esos que le ayudaban con el embarazo.

 

JongHyun besó su vientre y preguntó por el bebé. 

 

-Está bien, no patea como lo hacía en meses pasados, pero ya sabemos porque-apenas habló, pero lo hizo en medio de suspiros mientras se dejaba hacer.

 

-No tiene tanto espacio como antes, crece y pronto querrá salir. Sólo un queda un mes y estará con nosotros.- JongHyun alzó el rostro desde su vientre, lo miró, sonriendo con aquella boca gruesa, tan bien conocida por Kibum. Se le antojó probarla, degustarla como si fuese un helado, como antes lo había hecho… en verdad. Helado sobre su boca (una cucharada enorme) y después se sumergían en un beso demasiado azucarado.

 

-Jonggie…-musitó-bésame. 

 

Grande, inmensa, con dientes incluidos como los de un depredador. JongHyun sonrió. Claro que lo haría. Lo besaría.

 

-Dime…-susurró sobre sus labios, provocando un beso que había sido pedido pero que aún no llegaba a completarse-¿cómo te has sentido?

 

-Cansado-dijo lo inevitable-muy cansado-repitió-pero muy bien.

 

-Muy cansado pero muy bien-siguió susurrando, pero más bajo aun, grave pero bajo-,¿Tan bien para dejarte comer?

 

Kibum abrió los ojos como dos diamantes brillantes, los diamantes más grandes en la historia.

 

-¿Ahora…? 

 

-Hmm-asintió.

 

-Creo…creo que sí-su voz surgió titubeante pero segura, ¿cómo era eso? Quería hacerlo, pero le había tomado desprevenido. 

 

-Cariño, prometo que te comeré más que la boca.

 

Lástima, infinita y horrorosa lastima. Muy lastimosa lastima.

 

-¡Ommaaaaaa, no me dejan dormir!

 

¿Qué?

 

Sí.

 

JongHyun lo besó con demasiada hambre. Demasiada. Tanto que Kibum no pudo siquiera seguirle el ritmo. Pero JongHyun se lo pudo comer aunque sea por unos segundos, aunque sólo la boca. Sonrió así, como un depredador que seguía hambriento pero, sin embargo un poco satisfecho. Le besó pequeña y ruidosamente antes de alejarse y dejarlo con la respiración entrecortada, además sin camiseta, cuando gritó:

 

-¡Niños!

 

 

*

 

 

Un adolescente de ojos felinos y cabello largo, tan largo que le tapaba los ojos, despertó al escuchar ruidos molestos detrás de su ventana, la que daba al exterior, a la calle. Era tan… temprano, eso le molestaba, además eran vacaciones.

 

Pasó las manos por su cabello uno, dos, tres veces frenéticamente porque quería seguir durmiendo y no podía hacerlo con aquellos ruidos. Eran carros, motores, golpes, voces, gritos: ¡Cuidado con eso! ¡Eso por allá! ¡Ya llegaron más de nuestras cosas! 

 

¿Cosas? ¿Qué cosas? ¿Quién era esa mujer loca que gritaba como si le estuvieran correteando con una pala para pegarle hasta la muerte y después escavar con esa misma y enterrar su cadáver dentro de aquellas tierras? Pensó, se preguntó. Y luego rio debido a su ocurrencia. Se levantó más que perezosamente, chocando con unas cuantas cosas, con sus propias cosas que, hasta ese momento, ignoraba porque se interponían en su camino. Estaba tan dormido, casi dormido, que no era consciente de lo que hacía, ni de con que chocaba, ni de donde estaban sus cosas exactamente para evitar chocar con ellas. Hizo todo a un lado con sus pies descalzos. Siguió chocando, pero se detuvo al mirar a su hermano al otro lado, en la otra cama continua a la suya, a la derecha. Miró a través de su flequillo como seguía durmiendo tan profundamente como un oso obeso.

 

-¡Despierta Dan! ¡Un nuevo, radiante y espectacular día te espera para que lo desperdicies sobre el sofá de la casa mientras juegas video juegos!-exclamó entre una voz ronca y adormilada, pero eso no le impidió casi gritarlo. 

 

Lo que recibió a cambio fue un almohadazo en su cara, que  pegó directamente en su blanco, y levantó las manos cuando la almohada ya había caído al suelo.

 

-Excelentes reflejos, hermanito-murmuró ahogadamente, boca abajo, dándole completamente la espalda al chico-. Y no será un día desperdiciado, será un buen día que mi trasero disfrutara sobre el sofá de la casa-corrigió mientras tomaba la sabana que le cubría y la alzaba, cubriendo hasta su cabeza.

 

-Cállate-dijo Daniel, riendo.

 

-No.- Dan se removió en la cama sin abrir siquiera los ojos. 

 

Daniel esperó un momento antes de volver a hablar, y con una sonrisita ladina, dijo:

 

-Lo has hecho, te has callado.

 

-No. 

 

-Sí.

 

-Cierra la boca.

 

-No, ciérrala tú. 

 

-Ciérrala tú, y déjame dormir en paz.

 

-¿Cómo puedes dormir con todos esos ruidos?

 

-¿Qué ruidos?

 

Daniel rodó los ojos. 

 

-Duerme, eres el flojo más experto que puede haber, quizá te den un premio por ello-. Caminó nuevamente hacia la ventana, esta vez más despierto. No chocó contra tantos de sus objetos, sólo un par para su alivio-. Será algo como…-su pecho se infló y su voz surgió más grave, como la de un mal presentador-¡El premio al hombre más perezoso sobre la faz de la tierra, tan sordo como un…!-Otro almohadazo sobre su cara lo hizo detenerse.

 

-No es gracioso, tu chiste es lamentable.

 

-Cállate.

 

Dan se carcajeó por un par de segundos, una carcajada irónica y llena de burla. Después se detuvo y dejó de moverse. Su cuerpo quedó inerte en medio de la cama. 

 

Daniel entrecerró los ojos, pero no dijo nada más. Sonrió mientras movía la cabeza de un lado a otro, satisfecho porque él había sido quien había dicho la última palabra. “Su cállate” Y Dan se calló y no volvió a hablar. Perfecto. Daniel era así, podía ser tan infantil como ahora, otras veces podía ser tan maduro como su edad se lo permitía. Sus bromas podían ser tan inteligentes e ingeniosas, salían en el momento, como una chispa, e iluminaban todo a su paso con risas burlescas, sin embargo algunas veces eran tan lamentables como Dan lo dijo. Pero era encantador, inocente quizá, en todos los aspectos, dulce, y también era sobreprotegido por su hermano. Daniel era un varón fértil, un doncel como su omma, Dan no lo era.

 

Daniel, el chico que tenía el cabello tan largo que le tapaba hasta los ojos, abrió la ventana, vislumbrando por fin a la mujer gritona.

 

-Uh-murmuró.

 

Después, llegó un silbido ensordecedor sobre su oreja, dos segundos más tarde, una voz:

 

-Tendremos nuevos vecinos, ya se habían tardado. Después de dos meses, por fin alguien compró la casa. 

 

El chico brincó sobre su sitio, asustado debido al repentino silbido, y la voz, de quien creía deseaba tanto dormir y que él se callara.

 

-¡Pero que mierda!

 

-Uh, cuida esa boquita, hermanito, no querrás que nuestros papis te escuchen, se enojarían mucho contigo.

 

Daniel le fulminó con la mirada, en su defensa, Dan alzó los brazos a su lado en forma de inocencia.

 

-También cuida esa mirada, no mires así a tu hermano mayor.

 

-Lo eres solo por unos minutos así que no te creas tanto.

 

Dan encogió lo hombros. 

 

-Los minutos importan- dijo, dando la vuelta media vuelta.- Y yo he dicho la última palabra-rio, una sonrisa, el labio que se inclinó hacia un lado, sólo la mitad de sus labios hasta formar una media sonrisa e incluyendo una ceja, una que se levantó genuinamente como un galán. Se inclinó sobre su hermano y le besó la mejilla. A continuación salió caminando apresuradamente, atravesando la puerta antes de que Daniel agregara algo más. 

 

-¡Dejen dormir niños molestos!- Al otro lado de la habitación, Dana gritó, queriendo callar las molestas voces de sus hermanos, suficiente tenía con los ruidos que hacían sus nuevos vecinos.

 

-¡¿Niños?!-gritó Dan- ¿qué niños? ¡Te recuerdo que tenemos la misma edad! ¡Y que nací minutos antes que tú!

 

-¡Agh! ¡Por favor!-Gritó irónicamente-¡Me da lo mismo!

 

-Los minutos importan.

 

Daniel rio desde su sitio mientras negaba con la cabeza.

 

-¡Ommaaaaaa, no me dejan dormir!-gritó otra voz, una vocecita aniñada e infantil, el pequeño Onew.

 

-¡Ya despierten, familia!-Gritó Dan.

 

-¡Cállense!-Una más, Isabelle.

 

-¡Niños!-Fue el appa.

 

El chico fértil siguió viendo desde su ventana, dejando de lado los gritos dentro de la casa. Miró como sacaban muebles que hasta hacia poco permanecían dentro de una camioneta grande. La mujer seguía gritando, como lo hacían dentro de su propia casa, que tuviesen cuidado con los muebles hacia las personas que le ayudaban.

 

No pudo evitar estremecerse ¿Sería alguien tan gruñona y delicada?

 

-Creo que iré por una pala-murmuró entre bromas.

 

 

*

 

 

Kibum tenía el desayuno listo y a sus hijos tomando lugar en sus sillas. Pero faltaba alguien, y no era JongHyun, que ya se había marchado a trabajar y lo había llenado de besos como si fuese a irse de viaje por muchos años, sino su hijo, el mayor, Taemin. Iba a levantarse de su lugar, para volver a llamarle, porque ya le había llamado para que tomara su desayuno, pero no bajaba de su habitación y Kibum suponía que aún seguía durmiendo, pero no hizo falta que se pusiera de pie. Taemin salió, no bajó de su habitación, salió del patio trasero con la bicicleta en una de sus manos.

 

-¿A dónde?-preguntó-. Desayuna primero si vas a salir a algún lado. 

 

Taemin se detuvo. Llevaba sobre su espalda la misma mochila que siempre llevaba consigo cuando salía, donde un casco se sumergía en su interior.

 

-Desayunare al regresar, ya he quedado con KyuHyun y Seungri.

 

-Siéntate-dijo, y no agregó nada más. Taemin supo que debía obedecer, pero no quiso hacerlo.

 

-No tengo hambre, comeré al regreso.

 

Kibum notó la hostilidad en la voz de Taemin, aquello le molestó ¿Qué le pasaba a su hijo? Le hablaba con tanta indiferencia. Kibum pensó que era parte de la adolescencia, creerse independiente y alejarse de los padres para conseguirlo, creer que podía hacer todo por sí mismo sin ayuda de sus padres, alejarlos, que no se metieran en su vida porque ya era un hombre, no un niño, sino un hombre. Taemin aún no lo era, aunque quizá él lo pensara.

 

-Hijo, no iras a ningún lado, no hoy. Siéntate ahora, quisiera hablar contigo después. 

 

Taemin rodó los ojos sin que Kibum mirara, si lo viese, se molestaría aún más pues aquello era una falta de respeto.

 

Finalmente dejó la bicicleta, la dejó caer sobre el suelo como si fuera una pelota de goma.

 

-Júntale y sácala nuevamente al patio.

 

Los niños, todos los demás hijos, miraban y escuchan en silencio. Estaban regañando a uno de sus hermanos, sabían que no debían de hablar, aunque a algunos aquello les pereciera gracioso. Grace e Isabelle contenían la risa que aquello les provocaba, Akemi y Hiromi, al verlas, le imitaron, riendo discretamente porque les daba risa mirar la risa de sus hermanas, irónico, porque sabía que estaban luchando por no reír.

 

-No- Fue la respuesta de Taemin, entonces la risita desapareció de sus rostros. Oh, no. No se le dice no a omma.- Me iré en cuanto termine con mi desayuno.

 

-Taemin, toma tu bicicleta y llévala al patio, ahora-dijo, sin tomar en cuenta lo que Taemin había dicho con anterioridad. Era como si no hubiese dicho nada.

 

Taemin miró el rostro de Kibum, su rostro serio, pero sus ojos asesinos, gélida… decía sin duda y sin contemplaciones: “O haces lo que te digo ahora o atente a las consecuencias” No quería atenerse a las consecuencias, sabía perfectamente cuales eran. No le dejarían salir y lo impediría de la peor manera, le quitaría la bicicleta por un  corto o largo tiempo. Eso sería… abrumador. Lo enfurecería. Y arruinaría todos sus planes. Aquello por lo que había estado saliendo todos los días. Tuvo que morderse la lengua para no volver a contestarle al rubio. Hizo lo que le pidieron y luego se sentó a desayunar en silencio y sin mirar a nadie. Al terminar, no esperó ni un segundo más, dejó los platos en el fregadero y salió al patio en busca de su bicicleta. Con mochila tras la espalda, salió como una bala hacia la calle, ignorando el llamado de Kibum. 

 

-¡Taemin!

 

Se fue.

 

Subió sobre su bicicleta, los pies sobre los pedales y arremetió sin molestarse en, antes,  mirar al frente. Alzó la vista cuando iba, prácticamente, a toda velocidad, cuando el rubio embarazado salió, y lo vio, pero iba lejos, no lejos en distancia, sino lejos de su alcance, ni aunque corriera, y no podía en su estado, podría alcanzarlo. Se alejaba cada vez más y más y más y luego chocó.

 

-¡Azai!

 

Con un chico, uno muy pequeño y delgado, tan delgado, que parecía tan frágil, como una pequeña agujita a la que podría romper con sólo tocarle. Taemin no sólo lo tocó, su bicicleta chocó contra él y cayó encima de él. Pero no sintió que caía sobre una aguja delgada y frágil, sino contra un cuerpo sólido, duro y… cálido.

 

Lo vio antes de chocar contra él, pero era demasiado tarde para frenar. La carita pequeña le miró con la boca, rosada, brillante, llena de asombro y miedo. Sus cejas tupidas, cobrizas, café extraño, se fruncieron llenas de asombro. Y los ojos, cobrizos, tan cobrizos como su cabello ondulado y sus cejas, grandes y expresivos, le miraron miedosos; la luz entró en ellos llenos de vergüenza junto a un sonrojo impresionante, tan hermoso y tierno, sobre sus mejillas. Tierno, tierno, tierno. Resonaba dentro de su cabeza como un profundo, muy profundo eco. No. Gritaba. Cuando cayó encima de él.

 

-Azai-susurró-vaya nombrecito, ¿Qué significa? 

 

-Fuerte-musitó.

 

Oh, esa voz. No podía ser delicada, no podía ser tierna, era como caminar sobre un hilo, una cuerda, la de una guitarra… un arpa, ¿Qué podía ser? ¿Qué cuerda? Una cuerda suave, dulce…dulce. Pero fuerte como el significado de su nombre. Un tambor. Resuena dulcemente y con fuerza.

 

-Ya creo que lo eres.

 

Fuerte. Sí.

 

 

 

 

Notas finales:

¿Qué tal les pareció?

Quizá estuvo un poco confuso, no sé si todo se haya entendido bien, creo que revolví muchas cosas en mi narración, espero ustedes no se hayan revolvido en la lectura, si es así, pueden decirmelo que yo les aclaro sus dudas xD

¿Qué piensan de este nuevo personaje? Azai sera importante aquí. Los trillizos tambien empezaran a formar más parte en la historia, y claro el JongKey *0* No me puedo olvidar de ellos *0*

En cuando a Daniel, que es un doncel, en la familia tambien hay otro varón fertil, pueden advinar cual es? Sólo hay dos varones fértiles, ya sabemos uno, y no es Taemin (ni Dan), que como se dieron cuenta, será un macho en potencia en este fic xD No sé si les agrade esto, quizá a algunos les desagrade, porque sé les gusta el 2min, pero pueden intentar leer algo nuevo con nuestro Taemin, si no les gusta, no preocupar, que aquí la pareja principal sigue y seguira siendo el Jongkey xD

Cuídense mucho, y gracias gracias por sus comentarios, los ame todos, los quiero! n_n <3

 

 


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