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La familia Kim por Nanaa

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Notas del capitulo:

Holis, que tal o/

Gracias por sus comentarios <3 Intentare contestarlos todos, lo que pasa es que mi internet esta medio raro y de repente se va, luego regresa y se va de nuevo, y así está, así que quizá los vaya contestando poco a poquito n_n

Les dejo leer ahora c:

Capítulo 21: Dormidos.

 

JongHyun observaba un par de parpados cerrados, cerrados sin ninguna intención de abrirse. Las pestañas inmóviles tampoco tenían la intención de batirse en unos cuantos delicados coqueteos. Cerrados sin más. Dormidos. Dormido profundamente sobre él. Sus dedos los detallaron delicadamente, mirando en el pequeño contacto, más abajo, dos líneas oscuras y profundas; negras como si fuese un mapache o un panda. Ojeras que no deberían de estar ahí. Movió las piernas curiosamente. El cuerpo sobre él se movió a su compas, pero no pasó nada, más que un quejido del precioso cuerpo encima de él.

Kibum se había quedado dormido sobre él, en el sofá mientras los trillizos seguían jugando videojuegos.

Su esposo le había hablado sobre Taemin. Cada detalle, cada detalle doloroso debido al daño que le fue causado a su hijo cuando era un niño. Como era que aquel chiquillo había adquirido un poder destructivo en él, uno que podía usar con quien desease. Ahora sabían el porqué.

Suspiró. Había mucho por hacer, pero no le importaba. Ayudaría a su hijo, haría que aquel odio destructivo desapareciera de su pequeño de diecisiete años.

Suspiró una vez más mientras envolvía con sus brazos al cuerpo más pequeño a comparación del suyo. Kibum cerró los ojos en cuanto terminó de comentarle todo sobre Taemin. No espero algún comentario por parte de JongHyun, simplemente durmió en medio de aquellos brazos fuertes.

JongHyun sentía la pausada respiración del rubio sobre su cuello desnudo. No le molestaba en absoluto. Era extrañamente relajante, tanto, que no pudo evitar cerrar sus propios ojos. Se entregó a un sueño profundo mientras sus manos terminaban reposando en el vientre abultado, tan suave como seda, pero lamentablemente envuelta en tela, en una camiseta holgada que le era cómodo a su gran vientre.

 

*

 

-¿Eh? Taemin, has traído a uno de tus hermanitos. Creo tengo muy mala memoria porque a él no lo recuerdo.

Azai espiró aire. Él no era ningún hermanito de Taemin.

-No, Seungri. Es mi nuevo vecino, Azai.

Seungri estaba sentado en una banca junto a KyuHyun y otros muchachos mayores. Sobre sus voces sonaba el rugir de motores y unas cuantas exclamaciones. Tenían que subir la voz en algunas ocasiones, haciéndolo en momentos donde las motos pasaban por su lado.

-¡¿Cuántos años tiene?!-rugió al momento que una estampida de motos pasaba a toda velocidad. Miró hacia aquella dirección, pero muy pronto su vista volvió hacia Taemin y el pequeño niño Azai.

-Tengo dieciocho.

-¡¿Qué?!-Esta vez no rugió por culpa de las motos, rugió por culpa de su propia sorpresa-.No puede ser.

-Pues lo es-respondió mordaz. Taemin sonrió. Vaya que sí, el muchachito tenía carácter. Tal parecía que no le era agradable que las personas confundieran su edad, tomándolo por un niño de escasa edad. Sonrió un poco más grande.

-Déjenlo en paz-dijo, aunque a él también le sorprendía que el niño tuviese esa edad. No lo parecía ni por asomo, esperaba que tuviese dieciséis años o un poco menos.

KyuHyun alzó una ceja, Seungri alzó dos.

-¿Qué lo dejemos en paz, dices?-KyuHyun habló, y Taemin sabía muy bien lo que significaba aquella expresión en el rostro de sus dos queridos amigos. Empezarían a burlarse de él. Empezarían las bromas, unas que implicaban al niño. Tan fácilmente lo habían leído como un libro abierto de páginas legibles y letras en el idioma más sencillo. Habían visto el interés que tenía por Azai. No era común que Taemin llevara personas a donde él practicaba. Ni cuando hacía BMX (Bike Moto Cross), y aquel pasatiempo era uno que ya había hecho por años. Siempre eran sus amigo y él. 

-Azai, ellos son KyuHyun y Seungri.

-Hola-saludó, alzando una mano en busca de que uno de los muchachos la tomara.

KyuHyun tomó la pequeña mano entre la suya. Un saludo de parte de Azai. La detalló con sus ojos sin poder evitar curiosear con aquellos deditos tan pequeñitos. Las uñas muy bien cortadas, tan cortas que parecía como si tuviese el horrible hábito de morderlas, le parecieron…lindas, bonitas, como toda la manita suave. Pestañeó cuando vio que le era arrebatada de entre su mano. Rápidamente sus ojos se toparon con Seungri. En un arrebato había tomado aquella manita entre las suyas tan bruscamente que Azai terminó pegado al muchacho. Su cuerpo fue jalado por Seungri, por el mismo Seungri sólo para examinar su diminuta mano. Terminó de puntitas mientras aquel examinaba su mano como si fuese un espécimen raro de algún planeta lejano.

-Es… sólo una mano-susurró-¿Podrías devolvérmela?

Pero Seungri le ignoró como si no existiera.

-¿En serio tiene dieciocho años, Taemin? Esto es ridículo, no puede ser mayor que nosotros. Parece un niño de doce años.

Azai revolvió los ojos. ¿Cuántas veces le habían dicho que parecía un niño de doce, a veces de trece, y si tenía suerte podían decirle que tenía quince o dieciséis años? Resopló. De un jalón arrebato su propia mano de las garras de aquel muchacho.

-Tengo dieciocho años aunque, al parecer, te pese.

Seungri abrió los ojos.

Un bullido de voces retumbó alrededor  de ellos. Burlas y más burlas para Seungri. Un bullido de parte de algunos muchachos que permanecían a su alrededor.

-Vaya, interesante-dijo, desasiendo los ojos abiertos para adquirir unos ojos burlones.

-Fue lo mismo que yo pensé-Taemin pronunció. Azai le miró extrañado… ¿por qué Taemin decía eso? ¿Qué significaba?  Entrecerró los ojos, pensando que debía tener cuidado con aquellos chicos. Sin embargo, no se arrepentía de estar allí aunque todos parecían unos mastodontes que adoraban burlarse de las personas.

 

*

 

Los niños entraron a la casa llenos de tierra. Su ropa, sus caras, su cabello. Todo, de pies a cabeza. Jugar en el jardín trasero algunas veces presagiaba suciedad y más suciedad. ¿Qué habían jugado esta vez? Isabelle, convencida por Grace, muy insistentemente, en lágrimas, a moco tendido, le pidió que jugara con ella, por favor y mil veces por favor entre lágrimas y sollozos. No quería jugar sola, sería aburrido y no había querido jugar con sus hermanos porque ellos jugarían jueguitos de niños, y ella quería preparar comidita. A Isabelle no le quedó de otra que aceptar. Dejó su celular a un lado y se concentró en Grace. No pensó que sería un juego tan… sucio. No prepararon comida común, prepararon comida de lodo, incomible totalmente. Grace había traído una cubeta de agua y otra de tierra, junto ambas cubetas hasta formar una sola llena de lodo. Después, corrió a su habitación por platitos y vasitos en miniatura. Juntas, prepararon platillos de lodo. Había una planta de rosas, una a la que pocas veces se acercaban porque tenía espinas. Pero Grace había tomado unas cuantas para simular que eran los cubiertos. Un juego tan imaginativo, le pareció a Isabelle.

Más tarde, pidieron a sus hermanos que tomaran asiento sobre el pasto porque tenían algo para darles, una pequeña sorpresa. Aquella sorpresa consintió en platos de lodo, redondos y con hojas de rosas encima. Cuando Onew recibió el suyo, pudo observar que algo se movía en su platillo. Era algo viscoso y rosado. Un gusano. Gritó, y aventó el plato sin mirar hacia donde lo arrogaba. Cayó encima de Grace. Más gritos comenzaron. Gritos que ni sus padres ni los trillizos pudieron escuchar desde la sala; unos, porque estaban dormidos y otros porque jugaban videojuegos.

Una guerra de lodo comenzó. Arrogaron tierra por todos lados. Sus uñas quedaron negras como un cielo sin estrellas. Y un pequeño Akemi terminó llorando porque alguien le tiró tierra en la boca, ¡sabía horrible! Fue cuando su guerra terminó, fue allí cuando se dieron cuenta de lo que habían hecho.

Sus papás los crucificarían. En realidad no lo harían, pero si temían al inevitable regaño. Uno a uno, de puntillas, otros en sus rodillas, gateando, entraron a la casa. Temiendo, intentando no hacer ruido, mirando el desastre que dejaban tras ellos. No importaba lo que hicieran, estaban tan llenos de lodo que dejan rastro tras ellos. Lo que iban de pie dejaban la forma de sus zapatos, lo que iban gateando dejaba la huellas de sus manos.  

Suspiraron llenos de alivio cuando vieron a sus appas durmiendo sobre el sofá. Pero casi gritan cuando los trillizos los miraron.

-Tiene que limpiar todo lo que han hecho-dijo Dan, mirándoles desde el sofá en el que permanecía, lleno de burla y gracia.

-O papás se enojaran mucho y los castigaran-murmuró Daniel.

-¡No!-Onew gritó.

-Shh-todos los niños susurraron a la vez. Fue un cantico de susurros, que por la cantidad de niños que lo hicieron, sonó bastante audible.

-Sé que quieren algo a cambio de su silencio, así que hablen-dijo Isabelle, sabiendo perfectamente a lo que iba todo esto.

-¡Ah! Isabelle, nos ofendes, como puedes pensar eso de tus inocentes y muy queridos hermanitos-murmuró lleno de ingenuidad fingida uno de los trillizos, la chica, Dana.

-¡No le digan a appas!-exclamó Hiromi.

-Shh-y otro cantico de susurros fue lo que surgió.

Los niños miraron asustados cuando el cuerpo de sus appas se movía. Primero fue JongHyun. Sus manos morenas se movieron por el cuerpo del rubio, subiendo hasta los brazos y terminando nuevamente en el gran vientre. Kibum, al sentir el contacto, se removió sobre el cuerpo fibroso, acurrucándose en el cálido cuerpo como si fuese una cuna, quizá un almohadón muy cómodo del que no tenía planeado alejarse ni loco. Sus piernas (por suerte sin rastro de los rasguños que meses atrás se había provocado a sí mismo en aquella ocasión que había hecho el amor con JongHyun, estaban limpias y libres de cicatrices), envueltas en un short corto de tela blanca. Delgadas, pero hinchadas, aquellas piernas se movieron por escasos segundos, llevándose consigo a sus pies desnudos que también movieron los dedos mientras se acurrucaba sobre el pecho de JongHyun. Después, nada. Quedaron tan inmóviles como un par de estatuas.

-Queremos esclavos-Dijo Dan.

Daniel reprimió una risita. Pero qué Diablos. ¿En qué estaba pensando Dan? ¿Esclavos? Eso sonaba ridículo, pero la idea no le desagradaba del todo.

-Harán todo lo que les pidamos por una semana completa.

Hubo protestas, pero nada más se pudo hacer. Dan había hablado y no cambiaría su condición a cambio de su silencio y el de sus hermanos.

-Tienen que ir a bañarse, vamos. Los más pequeños vengan conmigo.-Daniel se puso de pie. Dejó el control del videojuego en la mesita ratona. Señaló a Hiromi y Akemi. Los pequeñitos asintieron mientras seguían a su hermano. Por el camino, dejaron más rastros de lodo, mismos que más tarde ellos mismos limpiarían mientras los demás hermanos se encargaban del desastre hecho en el jardín.

 

*

 

-SuperMoto se trata de carreras fuera de la pista, es decir, sobre el asfalto para hacer esta explicación más sencilla.- Seungri le explicó al muchachito frente él. Azai le miró mientras asentía.

-Algunas pistas tienen saltos y bermas-habló Taemin.

-¿Bermas?-preguntó. Azai comenzó a sentirse incómodo. Sentía que estaba en mundo nuevo donde no tenía ni un solo conocimiento.

-Es un espacio elevado que separa dos zonas, como dos montañas separadas, aunque no son montañas en realidad, esto sólo es un ejemplo para que puedas entender-prosiguió Taemin-. Las motos tienen que pasar sobre aquellas montañas improvisadas, prácticamente vuelvan hasta llegar al otro lado de la montaña.

-Ah…-murmuró sin agregar nada más al respecto. Pronto arrugó el entrecejo. ¿Taemin hacía aquello? Eso sonaba peligroso.

-Las carreras de SuperMoto pueden hacerse en pistas modificadas, como pistas de carreras-siguió KyuHyun.

-Incluso en la calle-terminó Taemin-es genial-y sonrió satisfecho.-Y esto, el supercross-continuó señalando el estadio. Le explicaban al chiquillo sobre lo que ellos hacían en un lugar como aquel, lleno de motos y personas con equipo de protección en caso de caídas. –Supercross consiste en carreras en pistas de tierra, normalmente hechas artificialmente. Uno puede hacer grandes saltos y evitar obstáculos. Aunque es un poco más difícil porque las curvas son más cerradas debido al poco espacio que disponemos. Estamos en un gran estadio de béisbol, pero eso no es suficiente para tantas motos en un mismo lugar-.Taemin le palmeó la cabeza, mirándole desde arriba-. Espera aquí, iré a ponerme mi equipo. Quédate con KyuHyun y Seungri, ya regreso.-Entonces Taemin se alejó.

-Ah… Taemin, yo…- y Azai se quedó solo con aquellos dos muchachos. Los miró uno a uno, y estos le regresaron la sonrisita en medio de cejas alzadas.

 

*

 

No dejaban de hablar y hablar y hablar y parlotear y hablar y más hablar. Le habían preguntado cómo es que conoció a Taemin, sabían que era su vecino, pero ellos querían saber cada detalle. Azai fue sincero: “Taemin me atropelló con su bicicleta” Fue todo lo que agregó, no comentó el incidente de su madre en aquel atropellamiento, ni a la omma de Taemin. Azai estaba en medio de ellos dos y ahora hablaban entre ellos dos. Una mano apoyada sobre su barbilla, la palma, aunque a juzgar por su postura cualquiera pensaría que estaba abrumado o aburrido, la realidad era otra. Estaba prácticamente fascinado con las carreras de motos que se estaban llevando a cabo. Al parecer todo se debía a unas cuantas prácticas. No había muchas personas, y todos los pocos que estaban allí parecían estarlo sólo para practicar sobre sus motos. Incluso Seungri y KyuHyun usaban el equipo de protección. No les prestaba atención a pesar de estar entre sus cuerpos, su vista estaba puesta sobre aquellas motos, sobre aquellas personas que le parecían increíbles.

Su paisaje se vio opacado muy pronto sin que lo esperara. Era una explosión de rojo, blanco y negro. Tres colores y una persona. Taemin.

Azai alzó el rostro.

Pestañeó dos veces.

Taemin estaba tan… atractivo. Parecía un hombre mayor, uno con experiencia, lleno de euforia y ojos luminosos. Y sin olvidar la sonrisa. Aquella sonrisa.

Tan alto y guapo.

Tenía un casco entre uno de sus brazos. Era negro y con ciertos adornos en color blanco y rojo; parecían llamas de fuego, curvas e irregulares, llamas de color blanco con los bordes rojos, el resto era color negro. Como su traje. Negro en su mayoría y adornado con el color tan llamativo que era un rojo y un blanco. Líneas cruzadas intercalas entre aquellos dos colores. Simple. Botas, coderas y rodilleras terminaban con su equipo.

-iré a hora mismo, Damián me ha prestado una moto.

¿Quién era Damián?

Azai sintió la mirada de Taemin sobre él. Intentó no verle, aunque apenas hace unos segundos no pudo evitar mirarle de pies a cabeza. Terminó por mirarle. Taemin le sonrió y él no pudo más que regresarle una pequeña sonrisa. Taemin se inclinó hacia él y le alboroto el cabello café.

-Espera aquí. ¿Esto no parece tan aburrido, o sí?

-Realmente no, es increíble.

Taemin se irguió. Dejó de verle al contemplar la pista llena de motos.

-Bien.-Pero le miró una vez más antes de alejarse.-Esto no durara mucho, Azai. Sólo espera, no tardo.

El muchachito asintió.

Taemin caminó muy cerca de la pista. Allí, un hombre le prestó una moto. Enseguida se subió sobre ella. Antes de ponerse el casco sus ojos conectaron con los de Azai. El niño misteriosamente sonrojó sus cachetes, los sintió genuinamente calientes. Muy calientes. ¿Qué tan rojo estaría? Esperaba que nadie se diese cuenta. Se sentía tan extrañamente avergonzado. Palmeó sus mejillas como si con el pequeño contacto pudiese deshacer el mar rojo de sus mejillas. Era imposible, y no lo iba a lograr, al menos no por el momento.

Vio que Taemin arrancaba, aunque no a una velocidad excesiva sino calmadamente y sin aparente prisa. Se posicionó al lado de otros chicos ya montados sobre sus motos. Todos formaban una línea horizontal. Esperaban que la carrera de práctica comenzara.

-Kyu…-Seungri se vio preocupado- ¿No crees que esta vez los obstáculos son un poco más… difíciles? Y las montañas de tierra son más…

-Grandes-completó KyuHyun.-Taemin no debe empezar esta carrera, no está listo para algo así. Rayos, como no nos dimos cuenta antes.- Se puso en pie y tan rápido como pudo trató de llegar a la pista para detenerla. Pero no lo logró. Llegó a medio camino cuando la carrera comenzó.

Fue allí, cuando Seungri y Azai se pusieron en pie.

-¿Qué pasa?-preguntó el niño-¿Por qué dicen que no está listo para esta carrera?

-Aunque Taemin es bueno en esto, no tiene tanta experiencia. Él se esfuerza demasiado para ser el mejor, pero a veces puede hacer cosas estúpidas como esta. Sólo tiene algunos meses practicando este deporte, no es buena idea que intente con obstáculos que exceden su nivel. Se va a dar un buen golpe.-Seungri no lo miraba, aunque Azai a él sí. Al ver que no le prestaba atención, sino que sólo miraba la carrera, volteó en seguida. Buscó a Taemin entre tantos hasta que lo encontró. Iba en medio, ni muy atrás ni muy adelante. Pero de pronto, aceleró. La motocicleta comenzó a ganar velocidad hasta alcanzar los primeros puestos.

Azai escuchó un chasquido en la voz de Seungri. Comenzó a preocuparse.

Vio por el rabillo del ojo que Seungri se pasaba una mano por el rostro cuando Taemin se acercaba a un obstáculo grande. Era un montón de tierra, una montaña enorme de tierra.

-¡Taemin!-No supo quien gritó, si KyuHyun o Seungri. Sólo pudo ver como la moto de Taemin se elevaba, seguía el montículo de tierra rápidamente hasta llegar a la punta. Una a una, cada una de las personas en sus motos comenzó a elevarse. Taemin en cuarto lugar se elevó en el aire.

Azai exhaló.

 

*

 

Todos los niños estaban aseados y vestidos con ropas limpias; sus pijamas coloridos y pantuflas peludas. El jardín, con cada cosa en su lugar, y en la entrada de la casa, las huellas de lodo y zapatos habían desaparecido.

Era tarde, tarde para los niños que comenzaban a bostezar y a refregarse sus ojitos. Aunque los supuestos esclavos eran los niños menores, los trillizos se encargaron de darles de cenar. Eran conscientes del cansancio en sus padres. Ellos nunca, nunca se quedaban dormidos por las tardes, al menos uno tenía que estar despierto para que el otro pudiese dormir. Tenían que cuidar a sus hijos, no podían darse el lujo de dormir toda la tarde cuando tenían unos hijos tan imperativos y llenos de energía. Pero hoy lo habían hecho, y lo dos, en el mismo lugar y al mismo tiempo.

Daniel se encargó de llevar a los niños más pequeños a la cama mientras que Dana se retiró con Isabelle y Dan con Onew. Aunque Akemi, Hiromi y Onew compartían habitación, Daniel se encargó de dormir a los pequeños, que muy pronto cayeron rendidos, por lo que rápido salió de aquella habitación. Dan se quedó un poco más pues Onew muy insistentemente quiso que le leyese un cuento hasta que finalmente quedó dormido. Onew pocas veces pedía que le leyesen cuentos debido a que ya estaba creciendo, diez años, sin embargo esa noche lo pidió.

Dan, al sentir un escalofrió proveniente del aire frio de la ventana, se abrazó a sí mismo. Pensó que sus appas necesitarían una manta para cubrirse del frio. Apenas eran las ocho de la noche, pero todos se sentían cansados por alguna razón. Quizá se debía al hecho de realizar tanta actividad durante el día.

Cogió una manta después de que Onew se quedó dormido. Bajo las escaleras hasta llegar a la sala. Sus appas seguían en el mismo lugar. Intentó despertarlos, pero sólo se removieron en su sitio. Ninguno de los dos abrió los ojos. Tampoco los movió demasiado (sabiendo que su omma despertaba como arte de magia si le tocaban el rostro, le pinchaban la naricilla o los cachetes) realmente no quería despertarlos. Se les veía muy cómodos como para osar interrumpir su sueño. Se encogió de hombros, y con la tela suave y gruesa, tapó a sus appas con mucho cuidado.

Minutos después subió a su habitación. Daniel ya estaba sobre su cama, aunque no dormía. Miraba el techo en medio de un gesto pensativo.

-¿Qué pasa? ¿Qué tanto piensas?

-No sé porque esto me vino a la cabeza-dijo, pero no miró a su hermano. Su vista siguió clavada en el techo. Sus manos, sobre su estómago, comenzaron a moverse y los dedos a entrelazarse.-Pero… Hace mucho que los amigos de Taemin no vienen a casa, antes pasaban mucho tiempo aquí.

Dan encogió los hombros.

-¿Acaso importa?

-Supongo que no-susurró.

-Mira, Taemin casi no está en casa, así que es lógico que Seungri y… ¿cómo se llama el otro?

-KyuHyun-respondió.

-KyuHyun-completó-Okay, es obvio que ellos tampoco estén aquí si Taemin tampoco lo está.

De pronto, Daniel dejó de mirar el techo. Su cuerpo se acomodó de lado, con un brazo doblado, apoyado sobre su codo y la palma sobre su mejilla. Miró a Dan.

-¿No te parecía extraño… KyuHyun?

-No, ¿Por qué lo haría? Ni siquiera me sabía su nombre, lo sé ahora sólo porque tú me lo has dicho. ¿Por qué lo preguntas?

-Por nada en especial, es sólo que a veces me parecía que veía extraño a omma. Supongo que sólo era mi imaginación-.Volvió a su posición inicial, como principal atracción, mirar el techo.

Dan se sentó sobre su cama mientras parecía meditar algo.

-¿A qué te refieres como que veía extraño a omma, de qué manera?

-Sus ojos… brillaban tanto.

-Eso no ayuda mucho, ¿sabes?

Daniel sonrió.

-Olvídalo.-Dio media vuelta, nuevamente tomando una posición de lado pero dándole la espalda a su hermano.

El trillizo mayor entrecerró los ojos.

-¿Por qué tan interesado en Kyu…-calló, rascó su nuca porque nuevamente había olvidado el nombre del muchacho.

-KyuHyun-nuevamente Daniel le recordó.

-Sí, como sea, ¿Por qué tan interesado en aquel idiota? No te estará gustando…

-¡Dan! Por dios, ¡No!-volteó a verle, sorprendido debido a su pregunta. No le gustaba, ni siquiera lo veía de una manera romántica (y nunca lo había hecho) a pesar de ser un muchacho guapo, por aquel motivo la pregunta de Dan le parecía totalmente fuera de lugar.

-Ya, ya, entiendo, no te exaltes.-Dan alzó los brazos como si fuese un delincuente siendo atrapado por un policía.-Sólo te digo, que no dejare que andes con él.

-¡Que no me gusta! ¿De dónde sacas eso? Estás loco-refunfuño mientras volvía a darle la espalda-. Y no eres mi dueño, yo puedo estar con quien quiera sin tu permiso.

-Eres mi hermano fértil, así que tengo que cuidarte bien.

-Eso no importa, sigo siendo un hombre que puede cuidarse muy bien por sí solo. No necesito de tus cuidados innecesarios.

-Daniel, ya duérmete.

-Duérmete tú.

-Daniel…

 

 

*

 

 

8:30pm. Taemin estacionó su bicicleta fuera de la casa de Azai.

-Gracias.

-No hay de qué, yo te lleve, tenía que traerte.

-No… me refiero a que pasé un buen rato.

Taemin asintió.

-Eso es bueno… ¿entonces, supongo que me aceptarías otra cita? Digamos que, una más normal.

Azai sonrió. Una risita cantarina y bajita. Escondió su rostro con una de sus manos. Pronto la quitó para mirar al muchacho frente él. Taemin había salido sano y salvo de su carrera, no había ganado, pero había preocupado a sus amigos y sus amigos preocuparon a Azai. Todo resultó de maravilla al final. Taemin se mantuvo en su firme cuarto lugar, pero Seungri no dejaba de murmurar que era mejor eso a quedar en último. KyuHyun no dejaba de regañarlo debido a su imprudencia, y Seungri pronto también se unió, le regaño como si fuese un padre, aunque no tanto como KyuHyun. Azai sólo sonreía, miraba a los chicos con una sonrisita, deseando no muy profundamente de su ser, tener unos amigos como los que tenía Taemin. Aliviado, también porque Taemin no había caído ni una sola vez.

-M-Me gustó nuestra cita-balbuceó. Sus mejillas volvieron a calentarse debido a su torpeza-.Nuestra cita no tan normal, fue genial-.Así fue que trató de remediarlo al final con una voz más segura.

-¿Entonces… quisieras otra cita no tan normal?

-Hmm-murmuró. Fue un asentimiento de cabeza pero nuevamente una afirmación sin pronunciar un “sí”

-Hey-Taemin le llamó. Ganó lo que quería, que el niño le mirara al rostro, que le mirara a los ojos y no apartara la vista.- Me encantaría escuchar un sí, no un murmuro ¿me lo regalarías, lindo?

-Ah…-rojo. Cachetes calientes, orejas calientes, frente caliente, boca torpe y lengua trabada. Nervioso, no hasta la medula, pero sí bastante. Tanto que no le importó que le llamase lindo.

-Ya vendrá después, puedo ser paciente.- Taemin le sonrió una última vez antes de darse la media vuelta junto a su bicicleta en una mano. Tomaba una manilla mientras caminaba con ella.-Nos vemos pronto, Azai.

-Si…-susurró, afirmó, pero Taemin no lo escuchó.

-También me gustó nuestra cita.

 

*

 

Taemin entró a casa en medio de un ceño fruncido. La casa estaba tan lúgubremente silenciosa. Eso era tan bizarro como ver un ovni en plena luz del día. ¿Qué era esto? Caminó un poco, encontrándose rápidamente con sus appas. Ambos seguían dormidos en el sofá. A pesar de no ser un lugar muy cómodo para dormir, ellos parecían dormir sobre las nubes.

No pudo evitar mirarlos con cierta ternura reflejada en sus ojos. Sus padres se amaban tanto, a veces se preguntaba cómo era que aún podían quererse tanto. No es como si deseara que sus appas se separaran, un divorcio sería como una estaca clavada en el corazón. Dolorosa como eso o más. Pero, en su círculo de amigos, los padres de aquellos chicos, en su mayoría, estaban divorciados. O algunos seguían juntos pero ya no se amaban, sólo estaban juntos por rutina. Existía cierto cariño, un “te quiero”,  pero ya no un “te amo”. El amor se acababa, pero en sus padres parecía no esfumarse. ¿Qué hacían para que no se apagara, para que siguieran amándose? Se preguntó, y creyó encontrar una respuesta. Sus appas no cambiaban. Recordaba que cuando era un niño, ellos siempre se llamaban de forma cariñosa, ahora seguían haciéndolo. Como siempre. Pero ahora tenían agregado en su lista de apodos cariñosos el muy común, Yeobo, cuando antes no lo tenían.

Se acercó a ellos, pero al mirarlos más de cerca, no se sintió capaz de despertarlos. Le pasó los mismo que a Dan. Sólo se inclinó y le dio un pequeño beso en la mejilla a su omma. A su appa, sólo le dio una palmadita en la cabeza. Al verlo removerse, salió corriendo al patio para dejar la bicicleta. Pronto, salió hacia su habitación.

Uno hora pasó, cuando el doctor abrió uno de sus ojos. JongHyun se movió varias veces, esta vez para, por fin, despertar. Miró al precioso rubio entre sus brazos. Seguía allí, dormidito en ese lugar, apoyado sobre su pecho y con los parpados cerrados. Precioso, precioso, precioso. Le dio un apretón, muchos apretones, abrazos fuertes y llenos de vida. Kibum, en respuesta, respingó y jadeó, pero no despertó.

-Cariñito-susurró sobre su oreja-despierta, los niños…-calló, recordando algo repentinamente.

Kibum abrió los ojos de golpe. Porque un golpe fue lo que recibió.

Los niños.

Se sentó derecho sobre las piernas de su esposo. Miró al exterior, hacia una ventana, observando nada más que oscuridad, después, silencio.

Silencio.

El silencio no era normal en aquella casa.

-¡JongHyun! ¡Los niños!

-Todos ya están dormidos.

Ambos voltearon hacia la voz gruesa y adormilada. Ronca como la voz de un adolescente en desarrollo.

-Taemin… hijo, ¿Qué hora eso?

-Hmm, no lo sé, como las tres.

-¡Ay por dios!

-Tranquilo, omma. Según me dijo Dan, todos cenaron, se bañaron y ahora están más que dormidos, esto último yo mismo lo comprobé.

Kibum suspiró. Miró por un momento a JongHyun. Observando que sobaba su frente con una de sus manos. Sabía que también se había asustado tanto como él. Ahora intentaba recuperarse del gran susto que se había llevado.

-Me voy a dormir-dijo Taemin.

-¿Qué haces a estas horas levantado?-preguntó JongHyun. Pero no lo miraba, seguía sobando su frente.

-Bajé a comer algo. Ya saben, soy el glotón, el que come a veces por las madrugas. Me da hambre, que puedo hacer-murmuró meramente despreocupada mientras subía las escaleras, y una tostada con mantequilla de maní entre sus manos resonó dentro de su boca al morder.-Hmm, delicioso-terminó sus palabras a final de las escaleras hasta perderse en los pasillos.

-Yeobo…-.El rubio miró a su esposo, musitando la palabra con unos ojos angustiosos-¿cómo pudo pasarnos esto?-Se abrazó al cuerpo moreno. Sus piernas se encogieron hasta parecer una bolita humana entre los brazos del hombre.

-No lo sé, cariño. Supongo que estábamos muy cansados.

-Aun así…

-Lo sé. Me asegurare de que esto no vuelva a pasar.

-Jonggie, hay que ir a la cama de una vez.

JongHyun asintió. Lo cargó con todo y manta como si no estuviera cansado. Lo sostuvo fuerte cuando subieron las escaleras y lo dejó descansar delicadamente sobre la cama.

Se inclinó sobre el cuerpo delgado, aunque no pudo recostarse sobre el pecho no tan plano debido a los pechos aún sensibles y más grandes, y la bonita barriga. Pero aquello no evitó que le diese un gran beso, duradero a pesar de todo. Sólo un beso que calmó su estrés, su anterior susto y le trajo la paz que necesitaba durante el resto de la noche.

 

 

 

Notas finales:

Bueno, no sé si haya agradado mucho este capítulo, no vimos mucho sobre el JK, más sobre sus hijos que de ellos, pero todo lo que hago es importante para lo que se viene en los proximos capitulos. Nada es relleno, pasan por algo. De hecho hasta que los niños hayan jugado con Tierra ahaha xD porque quería que al final, por la noche, Taemin llegara y aún viera a sus appas dormiditos, así todo tierno esos dos aún dormidos en el sofa<3 

ahaha, Okay, nos vemos el proximo domingo. Cuídense mucho! <3


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