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La familia Kim por Nanaa

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Notas del capitulo:

Holi, que tal mis queridos lectores n_n/

Bueno, por un momento pensé que no podría subirles el capítulo, pero al final aquí estoy, un poco tardé, pero volví(?) Estoy pasando por unos días dificiles, las cosas no estan muy bien >u< había estado muy...am, como triste ahaha, no sé cuando se me pase, pero me esforzare mucho para traertes capitulos bonitos, despues de todo escribir es algo que me distrae y me hace feliz, me hace olvidar las cosas tristes, !Ah! Y sus Rew, me los leí antes de subir el capitulo para animarme a eso, a dubir el cap ahaha Gracias, les quiero mucho! n_n <3

Les dejo este nuevo capi c:

Capítulo 25: Alguien, jadeos y preguntas.

 

Kibum abrió perezosamente el par de parpados. Sus ojos gatunos tardaron en adaptarse a la luz blanca que le alumbraba enteramente.

Jadeó.

Movió la cabeza a los lados, después abajo; su vientre abultado le recibió en su camino. Se lo sobó con las palmas, poco después con sus dedos índice, delineándolo con los dedos delgados. Parpadeó. Sus ojos entrecerrados se batieron repentinas veces. Se sintió perdido. La habitación blanca le daba cierto aire que no sabía describir en medio de su vista nublada. Le estaba costando adaptarse a la fuerte luz colocada desde el techo.

-Jong-JongHyun…-jadeó una vez más-Amor.

Volteó el rostro hacia una de sus manos. Vio el catéter punzocat insertado en una de sus venas.

Un hospital.

Lo supo enseguida. Era inevitable no pensar en ello cuando prácticamente el entorno lo decía todo. El catéter insertado se lo confirmó.

-Taemin…-susurró.

Sus ojos se llenaron de lágrimas. Fue, después del desconcierto y la duda por saber en dónde se encontraba, cuando la angustia recorrió su entorno sanguíneo tan agresivamente como si todo se derramara de una vez como una hemorragia.   

-Jonggie-continuó, hablando solo, hablándole al hombre que sabía no estaba a su lado, continuó a pesar de todo; como si pudiera escucharlo donde sea que estuviese ahora.- ¿Dónde está, yeobo? Nuestro Taemin… amor, ¿Está bien? Dime que está bien… por favor. Mi amor…

Miró su vientre. Cerró los ojos y suspiró. No dejó de acariciar su vientre. No podía olvidar a su bebé, tampoco podía hacerlo. Sabía que le hacía daño con su llanto, sabía perfectamente que su preocupación, Minho la sentía. Su bebé lo sentía, y aunque sabía le costaría millones de infiernos poder guardar su calma, lo intentaría y pensaría que Taemin estaba bien. Sano y salvo en algún lugar.

-Alguien…-musitó.

Su cuerpo se sentía débil y cansado. Intentó tomar asiento, pero no logró nada más que un esfuerzo en vano.

-¡Alguien!-exclamó con la voz ahogada, amortiguada por un tono ronco  y sollozos entrecortados-. Mi Taemin… ah-gimió-por favor, que alguien venga…

 

*

 

El muchacho miró de reojo a su padre al tener inmovilizado el cuello por un collarín. Le miró caminar hacia él con una mueca sobre el rostro que, no era lo que esperaba. Pensaba, al menos, que le mostraría un ceño fruncido, una negación con la cabeza en un rostro desfigurado por la decepción. No fue así, fue peor.

Ver el rostro trastornado de su padre fue un latigazo de diversos sentimientos. Malos sentimientos. Se sintió mal, emocionalmente se sintió pésimo.

Arrugó el rostro al sentir un pinchazo de dolor en la pierna derecha. No podía ver qué pasaba en aquella zona, estaba cubierto por una cobija y sentía tanto frio como para atreverse a quitársela de encima. Además no sabía si tendría la suficiente fuerza para hacerlo. Tenía sueño, deseaba cerrar los ojos, y de paso, no mirar los ojos con que su padre le veía.

-Hijo…

No, por favor.

Evitó verlo, desvió los ojos.

-Taemin.

-¿Le has dicho a omma? No le digas, no quiero que le digas, por favor, appa.

-No lo he hecho, tranquilo.

Taemin sintió dedos grandes sobre su cabello hecho maraña.

Exhaló.

Su padre le acariciaba la cabeza con tanta delicadeza como si fuese un bebé. Dejó que lo hiciera sin quejarse ni una vez. No le molestaba a pesar de ser un adolescente que ya no quería recibir abrazos, besos ni caricias de sus padres.

Supo, como si alguien le hubiese abierto los ojos, que siempre podía contar con ellos sin importar las circunstancias. Aunque tuviera amigos en los que confiaba, sus verdaderos amigos siempre serían sus padres. Ellos nunca le abandonarían, siempre estarían allí en todos sus tropiezos. Le ayudarían, lo levantarían, le animarían a avanzar.

Miró a su padre.

-Lo siento.

JongHyun negó.

Supo que ellos jamás le darían a montar motocicletas en mal estado, le darían la mejor motocicleta que pudiese existir. Entendió, entonces, que haberles ocultado que aprendía a andar en moto, fue un error. Tal vez hubiera ocurrido lo que no quería: que se lo hubiesen prohibido. Pero ahora estuviese sano, el accidente no habría ocurrido y seguramente ahora estuviera en casa. Tampoco tendría que ver los ojos angustiosos de su padre.  

-Irás a cirugía en un momento, todo se arreglara. ¿Ya te han explicado lo que harán?

Taemin asintió. Imaginó que su padre le preguntaría que había pasado, porque lo había hecho. Imaginó que le reprocharía y lo regañaría. No pasó.

-Me comentó un doctor que me colocaran clavos, creo se llama…Minsu.

-Lo conozco, todo saldrá bien-afirmó.

JongHyun alejó sus manos, Taemin sintió un repentino vacío que no le agradó sentir. No quería que se fuera.

-Papá…

-No te preocupes, hijo. Estarás bien, estaré presente en la cirugía.

-Si-susurró-quería pedirte que no te fueras.

El hombro sonrió.

-No lo haré.-Se inclinó sobre él y le apartó un mechón de cabello sobre la frente.-Y te apuesto que seré el primero que veas cuando despiertes.

El rostro de Taemin se transformó en una línea de incredulidad en cuestión de un segundo.

-¿Qué?

-Te anestesiaran.

-Diablos-musitó-Oh, perdón-murmuró al darse cuenta que había maldecido frente su padre. En otras circunstancias no le habría importado, pero al verse culpable se sentía sensible. JongHyun sólo negó con la cabeza.- Appa, ¿Tú te encargaras?

-No, hijo. Estoy en urgencias, no en quirófano. Fui quien te atendió cuando entraste al hospital, estabas inconsciente. Hoy es una pequeña excepción, tengo quien me cubra mientras tanto en urgencias.

Taemin iba a continuar hablando, cuando un enfermero llegó a su lado. Lo reconoció. Le había estado tomando los signos vitales desde el momento que llegó a preoperatorio.

El enfermero, a su vez, se colocó al lado de JongHyun. Éste le miró y se apartó al ver que tenía entre sus manos un baumanometro y un estetoscopio.

-Enfermero Shin-saludó.

El hombre, al tener las manos puestas en los instrumentos, no lo vio hasta lograr escuchar su voz. Alzó el rostro en medio de una sonrisa agradable.

-¡Doctor Kim!-exclamó lleno de emoción-¡Que sorpresa! No esperaba verlo aquí ¿No es médico pediatra?

-Sí, pero ahora estoy aquí para acompañar a mi hijo.

Taemin frunció el ceño, de pronto demasiado molesto de ver a su padre siendo agradable con otro hombre que no fuese su omma.

-Ya veo-murmuró sin saber quién era su hijo.- Oh, ¿su hijo?-preguntó al captar el verdadero significado de las palabras de JongHyun.

-Qué tal-saludó Taemin. El tono de su voz sonó crudamente cortante. JongHyun lo supo, volteó a verle alzando una ceja.

El enfermero Shin se sonrojó.

JongHyun dejó de ver a su hijo en cuestión de segundos al notar las mejillas sonrojadas del enfermero. Cruzó los brazos mientras esta vez alzaba ambas cejas. ¿Qué significaba aquello?

-Cla-claro-balbuceó- Kim Taemin-pronunció al ver la hoja de identificación que colgaba encima de la camilla de Taemin. Sus dedos comenzaron a jugar con los instrumentos entre sus manos-. Hola de nuevo, Taemin. Permíteme tu brazo, te volveré a tomar la presión-terminó de murmurar sin atreverse a mirarle.

Taemin le tendió el brazo tan bruscamente como si hubiese querido darle un puñetazo. El hombre parpadeó, confuso, ante la sorpresiva fuerza del muchacho. Miró su rostro, notando una mueca dolorida en el rostro del adolescente.

-Por favor, no se sobre esfuerce-pidió.

El enfermero Shin era un hombre joven, no pasaba los treinta años, ni se acercaba a ellos. Recién terminó sus estudios, realizaba su servicio social. Bien parecido, pero como JongHyun pudo notar, parecía tener preferencias por los hombres. Un muchacho bajito, lleno de carisma, cabello castaño y ojos pequeños. ¿Pero… con sonrojos incluidos?

JongHyun rio, no tan alegre, pero tampoco enojado.

-Recuerde que no pasa ni los dieciocho años, enfermero Shin-comentó JongHyun en el momento que el enfermero terminó de tomarle la tensión arterial de su hijo.

-¿Qué…?-murmuró, mirándole con unos ojos repletos de impresión-¿disculpe?

Taemin frunció el ceño. ¿Qué trataba de decir su padre? Él sólo entendía que JongHyun no dejaba de sonreír y quería que dejara de hacerlo. Hace un momento odió mirar el rostro destruido de su padre, pero ahora deseaba que dejase de sonreír. Negó, no con la cabeza, porque no podía hacerlo. Intentó hacerlo, y lo único que salió de sus labios fue un quejido. Llamó la atención de los dos hombres parados a su lado. Ambos se acercaron preocupados, aunque uno más preocupado que otro. JongHyun posó las manos en uno de los hombros de su hijo. Enfocó su mirada en el enfermero; el sonrojo en las mejillas había desaparecido, su semblante cambió, remplazándolo por un rostro serio y sin sonrisas. Entonces, habló:

-Tensión arterial de 120/80. Perfecto para entrar a sala.

Quirófano. La intervención se llevaría a cabo en cualquier momento.

Se retiró después de pronunciar las últimas palabras. Dio un vistazo suave hacia el muchacho sobre la camilla antes de dar media vuelta.

JongHyun suspiró. ¿Ya? Cuanto antes lo fuera, mejor. Escuchó un carraspeó detrás suyo, captó totalmente su atención, concentrándose en la persona que lo provocó. Se encontró con un par de ojos molestos, refugiaban una molestia extrañamente celosa.

-¿Qué significa esa mirada?-preguntó ladeando el rostro como un pájaro curioso.

-Fuiste muy amable.

El reproche en la voz de su hijo le llamó suficientemente la atención como para inclinarse sobre él y entrecerrar los ojos en una mezcla de confusión.

 -Demasiado amable diría yo, ¿no lo crees?-continuó.

-No-respondió, entonces captando lo que su hijo quería darle a entender.- Fui justo como debía ser.

-No es verdad.

-Pero si el enfermero Shin no paraba de mirarte-rebatió, atacando a su propio hijo como si fuese un adolescente en medio de una disputa.

-¡Ah! ¡Appa! ¡Por Dios!-exclamó, alzando los brazos y luego dejándolos caer sobre la camilla-. No paraba de mirarte a ti; la manera en que te sonreía.

-Pocas veces lo hace y mucho menos se sonroja conmigo.

-No puedo creer que me estés insinuando esto.

-No lo hago.

-¡Tu sólo debes ver a omma! Sólo debes sonreír a omma y ser amable con él.

JongHyun sonrió. Un sentimiento agradable le invadió su sistema como la delicada caída de una cascada a través de un rio. Ternura.

 -Creo que ya te sientes mejor-pronunció.- Es hora de la cirugía.

-¡Appa!-jadeó. Su rostro se transformó en arrugas y ceño fruncido. Dolor fue lo que invadió en su pierna derecha.

-¿Repentinamente sientes dolor?-bromeó JongHyun. Intentó bromear y hacerle olvidar su dolor, pero sabía que no lo lograría.

-¡Todo este tiempo lo sentí, sólo me aguanté!

-Claro.

-¡Appa!

-Lamento molestarlos, pero la sala donde será intervenido el joven, está lista.- Una voz femenina les interrumpió sin que lo esperaran. Ambos le miraron.

Era el momento.

 

*

 

Daniel y KyuHyun estaban sentados frente a frente sobre el suelo debido a los escasos asientos, en medio de un pasillo. Todos los asientos permanecían ocupados, incluso cuando Seungri intentó cederle su lugar a Daniel, éste se negó. Su humor no era el mejor, tenía el alma colgando de un hilo extremadamente fino que más bien parecía telaraña gravemente frágil; temía que pronto se rompiese si no salía alguien a decirle como se encontraba su omma.

Miró de reojo a Azai. Lo recordó sólo por verlo en una ocasión aquella vez que Taemin les hizo salir a todos a la calle sin ninguna razón aparente. Fue cuando vio a sus nuevos vecinos: La mujer gritona y el pequeño muchachito.

Frunció el entrecejo, comenzando a formar preguntas dentro de su cabeza, pero pronto las eliminó al mirar en frente y toparse con el rostro angustioso de KyuHyun.

¿Por qué tan preocupado?

-KyuHyun-llamó. El muchacho pareció no escucharlo. Su vista se veía perdida entre pensamientos. Daniel se preguntó qué era lo pensaba, aunque no indago mucho en ello. KyuHyun se veía terrible. Parecía permanecer en una especie de trance, sus ojos desorbitados parecían no observar nada. No pudo ser capaz de ignorarlo. Le llamó hasta que éste alzó la vista y, por fin, le miró.

Le miró, pero el muchacho pareció verse peor al hacerlo.

-KyuHyun…-susurró.

Lentamente se puso de pie. En medio del pasillo, el cuerpo menudo caminó hasta tomar asiento sobre el suelo al lado de KyuHyun.

-No entiendo algunas cosas-prosiguió-pero sé que omma estará bien. Él siempre está bien.

No entiendo algunas cosasNo entiendo porque te preocupas tanto por omma, no entiendo porque te vez tan apagado y pensativo. No entiendo porque lo miras con ojos brillosos. Me gustaría saber, sólo para darme cuenta que me equivoco. Una parte de mí, me dice que es real. No quiero que sea real, porque es mi omma y él tiene un esposo que es mi appa. No debe ser real, debo estar equivocado. Así que… sólo me gustaría saber para comenzar a entender muchas cosas… ¿Te gusta mi omma? Para poder decirte que sería mejor que te vayas. Perdón.

Pudo decirlo, abrir la boca por mucho más tiempo. No lo hizo. Las palabras se quedaron vagando dentro de su cabeza, flotando en medio de un lago negro sin salida. Cerró los ojos, sintiendo humedad. Sabía lo que era, y lo dejó salir. No lo soportaría por más tiempo. Salieron dos lágrimas, después tres y siguieron más, una tras otra hasta formar diez, hasta formar veinte. Sollozó.

KyuHyun lo observó. Tragó saliva.

No era un llanto agradable, era el llanto de un niño asustado a causa de su omma. Sabía que esas lágrimas no hubiesen existido si él no le hubiera llamado a Kibum.

Se arrepintió una vez más de lo que ya no había marcha atrás.

Alzó un brazo, con aquella extremidad, envolvió al cuerpo menudo. El cabello largo del chico le pegó en la barbilla, y lo que recibió de él, aparte de mechones de cabello, fue un jadeo. Era sorpresa, simple sorpresa. Recibió más sollozos. Fue lo que siguió y continuó. KyuHyun sólo pudo abrazarlo, encogerse junto a aquel cuerpo que se dejaba moldear por sus brazos.

-Sé que estará bien, Daniel.

Las palabras le llegaron, fueron escuchadas y recibidas. Asintió, sintiendo el sube y baja de su cabeza chocar contra la barbilla de KyuHyun. Se mantuvo quieto, moviéndose espasmódicamente sólo por sus sollozos.

Se dejó abrazar, no tenía ánimos de apartarlo, tampoco quiso hacerlo. Creyó que un abrazo era lo que tal vez podría animarlo un poco. Pensó que estar solo esperando por su omma, hubiese sido peor. Mil veces peor.

Solo.

Abrió los ojos, los que ya tenía abiertos, pero decidió abrirlos más, rebatiéndose en su propia impresión.

Fue una alarma la que se activó, dentro de él, en su cuerpo, en su cabeza.

La palabra solo retumbó una vez más.

Miró a Azai, luego a Seungri.

Las preguntas que había eliminado al desviarse con el rostro de KyuHyun, volvieron a tomar forma. Se afilaron, se alinearon y formaron signos de interrogación. Sus pestañas parpadearon. Notó una ausencia.

Alguien.

Su hermano.

-¿Dónde?-musitó-¿Dónde está Taemin?

Inmediatamente sintió un cuerpo vibrar, luego llenándose de rigidez; tensión, no en él, sino en el cuerpo ajeno, aquel que le envolvía con una extraña calidez. Miró hacia arriba, hasta toparse con los ojos tristes de KyuHyun. Exhaló. Bajó la vista.

-¿Qué hace mi vecino aquí?...-preguntó-Seungri… ¿cómo? Ustedes… ¿Sabían de mi omma, cómo?-Negó, balbuceando las palabras tras otras desordenadamente.

Era muy extraño, no entendía absolutamente nada.

Entendía, quizá, que Seungri y KyuHyun estuviesen en el hospital, pero… ¿su vecino? No entendía, no entendía

¿Taemin dónde estaba? ¿Dónde…?

 

*

 

El doctor Kim se preparó para entrar a la sala donde sería intervenido su hijo. Se lavó las manos hasta los codos. Terminó usando una bata y un par de guantes. No se encargaría de la cirugía, pero estaría presente.

Lo último que Taemin vio, al ser anestesiado, fue a su appa. Después, todo se convirtió en un paisaje oscuro del que no fue consciente.

Fueron tres horas. JongHyun observó todo sin perder ningún detalle. Asistió en todo lo que pudo al doctor Minsu. Por tres horas, hasta que la cirugía terminó.

Taemin tenía clavos en su pierna, y la sangre que su padre había donado, ahora recorría su sistema. Durante la intervención, la transfusión sanguínea fue ingresada poco a poco hasta que la bolsa de sangre quedó vacía. Taemin siguió luciendo pálido, pero los doctores sabían que estaría bien. Quizá el problema sería el dolor que sentiría al despertar, pero se arreglaría con un poco de medicamento. Tal vez tendría que usar una silla de ruedas o muletas. Regresaría al hospital para que le quitasen los clavos, no caminaría excelente al retirárselos, no podría correr, pero lo haría con el tiempo.

Estaría bien, a partir de este momento, sólo era cuestión de tiempo.

JongHyun se quedó con su hijo hasta que despertó; en el área de recuperación, hasta que fue llevado a otro piso: Traumatología. Fue el pequeño momento que JongHyun usó para salir de quirófano y quitarse el traje quirúrgico.

Suspiró lleno de alivio al verse frente el espejo del vestidor con su bata blanca y su estetoscopio.

Su hijo estaba bien. No podría sentirse mejor.

Salió y caminó varios pasillos hasta llegar a su casillero. Metió el traje prestado de Hansol dentro de una bolsa que consiguió en el camino. Mañana se lo entregaría limpio.

Miró al techo, dejando escapar más aire de su boca.

Sonrió.

En medio del silencio, estando solo en aquel lugar. Un sonido apenas perceptible fue escuchado por sus oídos. Algo vibraba. Escuchaba que algo vibraba. Lo podía escuchar.

Tomó su celular rápidamente al sentirlo dentro de su pantalón trasero.

La pantalla parpadeaba alumbrada por destellos de luces. La luminosidad se detuvo cuando descolgó. Era Kibum. Espiró profundamente antes de responder. Pensó, que aún no le comentaría nada sobre Taemin. Respondió con la mayor naturalidad que solía hacerlo. Su voz se preparó.

-Cariño.

No  fue la voz de Kibum la que escuchó al otro lado de la línea. Fueron sollozos de fondo y una voz aniñada.

-¡Appa! ¡Appa!

La sonrisa de borró de su rostro como si le hubiesen abofeteado mil veces, en las dos mejillas, con manos grandes y toscas.  

-Omma está en el hospital.

Lo derribó, lo tumbó sin miramientos, sin sutileza. Dejaron de ser bofetadas, se convirtieron en puños.

-Se desmayó-escuchó. La vocecilla asustada de Dana le causó un retortijón. Sus hijos.-Appa, omma sólo soltó el teléfono y se desmayó. Appa… appa.

Su Kibum.

 

 

 

    

Notas finales:

Sé que soy malota por dejarlo ahí >u<

Esta malota se va ahora antes de que le peguen(?)

Cuídense mucho!! Nos leemos luego, gracias <3


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