Capítulo 38: ¿Puedes ver el cielo?
A veces pueden ocurrir diversos sucesos que pueden marcar fuertemente. La vida no es fácil, jamás lo será, pero cada persona decide cuantos obstáculos ponerse en medio del camino y así, buscar la manera de enfrentarlos; cuantas veces llorar, cuantas sufrir, cuantas veces levantar el rostro y decidir poner un fin. Habrá muchos tropiezos, pero siempre existirá la manera de levantarse. Todo depende de uno mismo.
KyuHyun vivía una etapa de su vida en la que no podía encontrar una solución, pero estaba allí, más cerca de lo que imaginaba, simplemente había obstáculos que no le dejaban avanzar, los mismo obstáculos que él mismo se ponía. En estos momentos, no decidía llorar… al menos aún no, pero sufría en silencio en medio de tres paredes grises y una reja.
La oscuridad le recibía fríamente en aquella madrugada. Tanta impotencia podría acabar con él ¿pero, qué podía hacer?
Él quisiera que fuese más fácil, cuanto lo desearía… alzar el rostro, mirar al cielo, decirse a sí mismo “Puedo” “Puedo” “Puedo” una y otra vez, hasta cansarse, hasta creerlo.
En cambio, mirar al cielo era tan difícil. Mirar hacia arriba era sólo observar un techo mojoso y oscuro. No era más que eso, porque era lo único que él mismo se permitía ver.
Suspiró.
Tantas cosas desearía… ¿por qué no lo podía lograr?
Un suspiró más.
Otro más.
Otro, otro y otro.
Basta.
¿Dónde estaba ahora? En un lugar donde no podía salir. Irónico. No podía escapar de tantos problemas. Aunque algunos no los considera problemas. ¿Qué era exactamente?
Sus abuelos.
KyuHyun no tenía padres, pero tenía un par de abuelos que le amaban como si fuese su propio hijo, y él los amaba como si fuesen sus padres.
Una y otra vez se preguntaba si ellos lo merecían, una y otra vez se dijo que no lo merecían. Él estaba preso por culpa de una imprudencia, de un enojo pasajero, frustración encadenada que salió a flote en el peor de los momentos.
Sus dientes se frotaron entre sí lentamente, rudamente. La furia parecía apoderarse de él, el sudor corroía su frente y nuca.
Diablos.
No. No. No. No.
¡No!
Un puño se estampó contra la pared y entonces, el llanto invadió sus ojos.
Disculpen esto, perdonen que ahora mismo esté siendo lo que menos querían que fuera. Ustedes son lo que más amo, prometo no volver a esto. Nunca más volveré a este lugar, abuelos.
KyuHyun podría estar furioso consigo mismo, pero a pesar de todo, la vida le estaba dando una lección. Estaba aprendiendo, se estaba haciendo más fuerte. No era débil por llorar, simplemente estaba fortaleciéndose, estaba siendo más fuerte y maduro.
Pensar en las personas que más amaba en su vida, más que al propio Kibum, ellos se estaban convirtiendo en su fortaleza. A sus abuelos no les hubiese gustado verlo como se encontraba ahora, porque sencillamente ellos querían lo mejor para su nieto.
Olvidar a Kibum estaba siendo difícil, él lo sabía perfectamente, pero KyuHyun pareció ver más allá del techo mojoso sin darse cuenta.
¿Puedes ver el cielo?
KyuHyun levantó el rostro. Ver hacia cielo no era una figuración literal, era el simple llamado de la fuerza de voluntad, de ver hacia adelante, hacia arriba, hacia una esperanza, hacia lograr lo que creía imposible.
Decidió poner fin.
Imaginar los rostros de sus abuelos, sonriéndole, recibiendo ánimos, sentir sus voces…
Vio un rostro diferente cuando cerró los ojos… Kibum pareció desaparecer. Por un momento, se fue. Mejillas anaranjadas aparecieron. KyuHyun sonrió aunque sabía que esas mejillas anaranjadas serían más problemas. Después negó.
KyuHyun que sucede contigo, pensó, parece que te encanta meter problemas en tu vida.
¿Pero entonces, qué pasaba si una solución te llevaba a otro problema? Si buscar soluciones sólo te llevaba, al mismo tiempo, a encontrar más problemas. ¿Correrías el riesgo? Una solución… no era una solución como tal, Daniel no era una solución, era algo que crecía en KyuHyun, eso no se podía considerar como una solución.
El chico exhaló. Su interior estaba convirtiéndose en una revolución.
Abuelos, ustedes que son lo más grande que tengo, lo haré por ustedes. No me rendiré, aunque el camino se vea difícil. El amor, uno que negué mucho tiempo hacia Kibum, me está acabando ahora. No sabía que el amor podría romper, pero es un amor incorrecto. Me estoy hundiendo, no quiero ahogarme. Tengo que salir de esto.
Perdonen que a veces llegue a casa irritado y me desquite con ustedes. No lo merecen, tampoco que esté en éste lugar. Todo es mi culpa, nadie más que yo mismo tiene la culpa. Ni Kibum, ni ustedes, nadie, sólo yo. Ahora tengo que avanzar y no me detendré, aunque a veces el deseo hacia esa persona sea fuerte, tengo que luchar contra él. Es hora de poner en práctica todo lo que me han enseñado. Por ustedes y por mí, me levantaré, porque todo depende de mí.
Entonces, sus pensamientos se detuvieron y un golpe resonó en la sucia estancia. Las rejas se abrieron, vio sombras sobre el suelo. Tres personas. Cuando miró al frente, supo que no venían a sacarlo de ese lugar. Aún no era su momento de salir.
*
Capítulo 39: Donde los dedos tocaban.
-¿Te gustaría que fuésemos más que amigos?
Oh.
-Oh-.La boquita emitió un sonido que resonó en el pequeño pasillo. Pudo haber sido una exhalación, pero no sonó como tal. Fue tan quedo, cargado de sorpresa y sensaciones-.Taemin…
-Tal vez no era la respuesta que esperaba, ¿cómo debo tomarlo?
Taemin sonrió, Azai resonó, lo que esta vez, si parecía ser una exhalación.
Los dedos de Taemin recorrían su rostro, su cabello, su cuello; cada porción de piel, erizaba, cosquillaba, era más... era, era…
Donde los dedos tocaban. Su mundo parecía dar un vuelco.
Tremendo vuelco. ¿Podría ser feliz, ahora… con él?
No me importa nada más en este momento.
-¿Lindo?
Azai le mostró la sonrisa más encantadora que alguna vez fue capaz de observar. No fue simple, no le pareció sencilla, Taemin supo que había caído en Azai. ¿Cómo un cuerpecito tan pequeño, aquel muchachito que era su lindura, podría colocar sensaciones explosivas en su interior?
¿Puedes enamorarte a tan corta edad?
El niño asintió, y Taemin supo en aquel instante que Azai era ahora más que un amigo.
Se encontraban en la misma posición, ambos sentados en el suelo del pasillo, lado a lado, pero rostros observando y un par de manos tocando a un pequeño cuerpo.
Taemin no imaginó que Azai se abrazaría a su cuello y lo apretaría con tanta fuerza que él no podría evitar hacer lo mismo. La pequeña espalda se amoldó perfectamente a sus brazos.
Azai realmente era su lindura, ahora lo era.
El rostro de Azai ya no lloraba, fue sustituido por la felicidad más grande que alguna vez sintió. Lo era, no era una exageración. Azai jamás imaginó verse en un momento así, sentirse así, con alguien, tan cerca, sonriendo, mucho menos con un chico.
Quiso pronunciar millones de gracias, pero decidió omitirlo. Fue cuando nuevamente la manta de tristeza recorrió su rostro. ¿Por qué tan pronto? No lo pudo evitar, quiso olvidarlo de nuevo, pero le fue imposible. Tenía a Taemin tan cerca. Su novio.
Novio.
Ah.
-Taemin…
Taemin no pronunció palabra, sólo le miró, esperando. Una de sus manos se dirigió hacia la oreja de Azai donde tomó un mechón de cabello y lo atoró en su orejilla. Azai pestañeó y cuando abrió los ojos, sintió que su felicidad se desvanecía.
-Siento que debo decirte esto, quiero que sea ahora. No me gustaría esperar.
Taemin frunció el ceño. Por la forma en que Azai lo pronunciaba parecía ser algo realmente malo.
-Puedes decírmelo, te dije que estaría para ti.
El niño alzó sus manos, las manitas tomaron lugar sobre las mejillas Taemin. Azai sonrió diminutamente, casi amargamente y ladeó el rostro. La miradita se posó sobre los ojos de Taemin.
-¿Recuerdas cuando hace un momento me preguntaste qué estaba pasando conmigo, por qué lloraba?
-Claro-pronunció. Estaba extrañado, curioso, pero era más que eso. Deseaba protegerlo. Fue cuando lo atrajo completamente hacia su pecho. Azai exhaló, pero no se alejó. De pronto, sintió la confianza que necesitaba para decir las siguientes palabras que ahora, más que antes, deseaban salir de su boca.
-Hace algunos meses, me sometí a una operación. No quería hacerlo, pero me vi obligado.
Pausa.
Taemin observó. ¿Qué…?
-Fue una vasectomía. Yo jamás podré tener hijos.
Taemin sintió una inevitable furia, Azai lo percibió inmediatamente. Se asustó, pero cuando lo miró, cuando Taemin lo abrazó con más delicadeza a pesar de su expresión furiosa, supo que esa mirada no iba dirigida hacia él.
-¿Quién te obligó a que te la hicieran?-Azai negó-. Por favor, dímelo.
-Taemin, no creo…
-¿Fue tu madre?-El niño alejó su mirada, esa fue la respuesta que Taemin necesitó. Se obligó a calmarse. Podría decir muchas cosas, pero Taemin no quería insultar a su madre, a pesar de que lo deseaba. Esa mujer podía despertar al virus tan fácilmente, pero Azai podía apagarlo prontamente-.Lo siento, Azai… lindo-. Le llamó más fuerte, provocando que Azai le volviese a mirar. La expresión de genuina tristeza provocó una llamarada de protección en Taemin-.Todo estará bien, ya no habrá sufrimiento. Dejaremos todo lo malo atrás, vamos a poner un pie adelante y vamos a sonreír juntos.
Taemin sonrió, rio. Lo que dijo, fue lo más cursi que alguna vez pronunció en su vida. Si sus amigos le hubiesen escuchado, estarían muertos de risa. Él rio, porque se percató que cuando uno se burla de las parejas cursis, siente vomitar al escuchar la forma en que se hablan y no lo soporta. Cuando empieza a querer a alguien, se transforma, parece otro. Las parejas que aborrecía por ser demasiado cursis, ahora parecen… ¿lindas?
No, siguen siendo una aberración, sólo Azai es lindo, pensó.
-Azai, vamos juntos.
La respuesta de Azai fue inmediata. Fueron como palabras mágicas que activaron los ánimos del niño. Un chispado, como un chasquido de dedos.
Taemin se puso de pie y Azai tomó su mano.
Caminaron por el pasillo hasta perderse dentro de una habitación.
*
Los papás Kim llegaron a casa por la mañana. No era precisamente temprano, sin embargo, cuando abrieron la puerta, se encontraron con un sinfín de cuerpos repartidos por el suelo de la sala.
-Remi…
Anteriormente, JongHyun había ayudado a su esposo a bajar del auto, mientras él cargaba a un pequeño dormilón. Kibum permanecía detrás de él.
-Mis hijos son como unos angelitos.
Ambos entraron a la casa, la puerta se cerró tras ellos. Fue, en ese momento, cuando Minho abrió los ojos y comenzó a llorar.
-¡Minho!!
-¡Han llegado!
-¡¿Puedo cargarlo?!
-No lo puedo ver, appa, bajalo por favor.
¿Qué había sido aquello? Los que parecían profundamente dormidos despertaron gritando y animados.
Kibum no pudo evitar reír con fuerza, una risa muy característica de él, tan fuerte que siempre resonaba por toda la casa. Tan contagiosa, melodiosa y escandalosa. La risa favorita de su esposo. JongHyun sonrió a pesar del alboroto. Besó la mejilla de su esposo, antes de volverse hacia sus hijos y pedirles silencio.
JongHyun observó a Daniel, recordó la charla con Kibum. Daniel no parecía tener novio, al menos así se lo aseguró Kibum. Pero él sabía que lo estaría observando meticulosamente. Sus ojos siguieron vagando por la estancia, y supo que faltaban dos personas. Taemin y Azai, el buen vecino.