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La familia Kim por Nanaa

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Capítulo 46: Furia.

 

JongHyun regresó con Taemin y Seungri cuando terminaron el examen. Dan se encontraba fuera del auto, pero lo que resultaba verdaderamente fuera de lugar era no encontrar a uno de sus hijos en donde debería estar.

-¿Dónde está Daniel?

-No lo sé. Lo busque y no lo encontré. Daniel es un imprudente.

-¿A dónde fue?-preguntó totalmente extrañado.

-Fue a buscar a Taemin aun cuando tú le dijiste que se quedara en el auto.

JongHyun pasó una de sus manos por su cabello. Suspiró.

-Muy bien, iré a buscarlo. Taemin sube, y Seungri no hace falta que te vayas, te llevo a tu casa.

-Gracias, señor Kim.

JongHyun asintió y nuevamente se alejó hacia la universidad.

 

*

 

Daniel miró un mechón de su cabello caer hacia el pasto.

Le habían recortado el fleco. Una gran parte del fleco. No podría esconder sus ojos tras su cabello. Ya no.

-¡Suéltenme, maldita sea!-gruñó, removiéndose. Lograba unos cuantos movimientos, pero no lo suficientemente fuertes como para lograr zafarse del agarre de cuatro hombres que le sostenían sobre el pasto. Le dolía, sentía la fricción sobre sus brazos; le agarraban con tanta fuerza que dolía. La jirafa había dejado de jalarle el cabello, pero alguien más lo hacía por él.

-¿Qué tal si cortamos algo más?

Observó el caminar de las tijeras, aquella dirección que estaban tomando. Se alejaban de su cabello, se dirigían hacía

Daniel abrió los ojos inmensurablemente grandes al ver la intención del muchacho.

-No… ¡No! ¡Aléjense de mí!

Se removió con más fuerza. La desesperación se apoderó de él en un solo segundo.

Las tijeras se movieron hacia su vientre. Sintió el jalón de su camiseta, segundos después el corto sobre ella. Siguió removiéndose aún con el peligro de sufrir alguna herida sobre su piel.

Era demasiado, esto era demasiado para él.

-¡No!

La jirafa de inclinó sobre él. Demasiado cerca para el gusto de Daniel. Intentó alejarse. No quería esto. No lo quería cerca.

-Te dije que te haría perder todas tus agallas.

-Idiota…-pronunció ahogadamente. Su garganta ardía.

-Eh, ¿aún queda un poco? No te preocupes, en un momento la perderás por completo-sonrió con sorna, burlonamente. Se alejó un poco, aunque no lo suficiente para el gusto de Daniel.

Fue cuando al tener un recorte lo suficiente grande en la camiseta, dejó las tijeras de lado y con sus propias manos la desgarró por la mitad.

-No, no…-pronunció desesperado. No podía pasarle esto, no podía creerlo, no podía ser.- ¡Suéltame, no me toques, asqueroso!

Comenzó a llorar sin poder soportarlo más. No más al sentir las manos del muchacho sobre su pecho. Para su horror, de  fondo escuchaba las risas de los demás muchachos.

¿Cómo podía parecerles divertido? ¡¿Cómo?!

 

-Se terminó-susurró sobre su oreja. De nuevo estaba más cerca.

No.

Sentir la voz de la jirafa, su aliento caliente y más tarde un beso sobre cuello le hizo empezar a sollozar con más ganas. La impotencia lo embriagó de pies a cabeza al ni siquiera poder mover sus extremidades. Lo tenían atrapado.

-¡Ayuda! Alguien, por favor…

-Tápale la boca, no quiero problemas.

-¡No! ¡Ayuda, ayuda!-gritó con todas sus fuerzas al escucharlo. Sentía tanto dolor en el pecho. Su corazón latía tan rápido como nunca en su vida. Tenía miedo.

Habían aplastado sus agallas.

-¡Cállate!

El golpe sobre su mejilla le hizo perder la cabeza. Su vista se nubló, creyó ver estrellas por un momento. Dejó de moverse al sentir semejante aturdimiento.

-Así está mucho mejor.

Su propia camisa rota fue usada para tapar su boca. Se sintió más expuesto y fue peor cuando otras manos comenzaron a tocarlo. Alguien más… otro.

-Abner, creo que es suficiente.

Abner.

Daniel grabó a fuego el nombre de la jirafa sobre su cabeza. Aún en medio de su miedo, lo grabó. No lo soltaría, no lo olvidaría.

-Claro. Parece que ya lo es.

¿Realmente lo era? ¿Terminaría?

Daniel creyó, por un momento, que pararía. Un segundo. Lo miró a los ojos. Vio su intención de parar, de detenerse. Ver los ojos llorosos de Daniel, verle directamente a los ojos, los ojos gatunos. Justo en aquel instante algo se encendió en él. No pudo detenerse. Algo le hizo desear continuar.

Su intención inicial había sido terminar con las agallas del chico, era lo que quería, lo que le había hecho hacer todo. ¿Entonces, ya lo había hecho, por qué no se detenía?

Realmente planeaba parar. No quería llegar hasta el final, pero… ese algo fue demasiado fuerte.

Uno de los chicos pronunció un alto, pero Abner, aun cuando con palabras aceptó, sus acciones seguían en pie. Seguía tocándolo de la misma forma.

Esto superaba a Daniel. Nunca antes alguien le había tocado de esta forma. ¡Por los cielos que nunca había tenido un novio siquiera!  

“Por favor no, esto no… no, no. Appa, ayúdame. Dan…”

En sus pensamientos sólo pedía ayuda. ¿Cómo podía ser escuchado? Ya había gritado y nadie había llegado. ¿Ahora cómo? ¿En serio esto pasaría? ¿Esos muchachos lo dañarían de esta forma tan cruel?

Por favor…

No. Esto no pasaría.

No fue Dan, ni tampoco JongHyun. Fue KyuHyun.

Sintió las manos de Abner sobre su pantalón. Llegó a sentir que los bajaba, pero no llegaron a ser quitados por completo.

Abner desapareció de su vista nublada y llorosa cuando el rostro de éste fue impactado con un duro puño.

Escuchó unas cuantas exclamaciones. Él logró sentarse al sentir sus extremidades liberadas. Se colocó los pantalones correctamente. Se pasó el brazo sobre el rostro para quitar todo rastro de lágrimas, aunque éstas seguían cayendo.

Al enfocar su vista en KyuHyun y verlo en medio del grupo de jóvenes, siendo agredido, golpeado con aquellos puños y aquellas patadas, sintió la impotencia apoderarse de él. Pero sentía que no podía ponerse en pie. Todo su cuerpo temblaba. No quería dejarlo solo. Lo estaba ayudando.

No podía quedarse tranquilo. Aquellos malditos habían intentado abusar de él… No podía. No podía. No podía.

No podía quedarse tranquilo.

KyuHyun se levantaba después de cada golpe. Comenzaba a sangrar, una vez más. Había sido golpeado en prisión, pero aquella vez su agresor fue alejado a los pocos minutos por los mismos policías. Esta vez eran más y todos le agredían al mismo tiempo.

Uno de los muchachos le hizo caer al pasto al recibir un golpe en su rostro. Cayó de lleno contra el pasto. Aturdido, miró a Daniel.

En medio de temblores, el chico se levantó lleno de rabia. La furia se apoderó de él. Con toda aquella rabia  logró estampar un puño contra uno de sus agresores. Le hizo tambalearse, pero no duró demasiado. La jirafa lo tomó por detrás, y de esta forma lo mantuvo entre sus brazos. Daniel se removía sin descanso.

-Voy a encontrarte, cosita. Una lástima para ti, me has gustado demasiado.

Daniel abrió los ojos inmensurables. ¿Aún no planeaba detenerse? ¿Con que clase de enfermo se había topado?

Esto era…

-Tú no vas a encontrar a nadie. Suelta a mi hijo ahora mismo.

Daniel nunca había escuchado la voz de su padre tan molesta como ahora. Su llegada fue un alivio para Daniel y KyuHyun. Daniel temió porque su padre fuese agredido, pero aquella preocupación terminó pronto. 

JongHyun no se midió. No le importó que fuesen estudiantes y él un médico reconocido. Parecía un toro enfurecido. Estaba fuera de sí. Era otra persona, no era JongHyun.

Todos los muchachos se fueron contra él y olvidaron a KyuHyun. Daniel incluso fue aventado sobre el pasto. La jirafa lo soltó sin ninguna delicadeza. Lo vio correr, huir de todo el alboroto, pero KyuHyun, en medio de su esfuerzo logró ponerse en pie e ir tras él. Se abalanzó contra él, cayendo encima. Más golpes iniciaron.

Daniel miró desde el suelo todo el alboroto. A lo lejos miró a un par de oficiales junto a un hombre de traje; el director de la universidad, pensó.

Se sintió tan cansado, exhausto, los parpados le pesaron y el cuerpo le dolía. Cerró los ojos. Quería que todo terminara, no quería que lastimaran a su appa, ni que siguieran haciéndolo con KyuHyun.

-Appa…-susurró-por favor, ya…ya-sollozó un poco. No alto, no fuerte. En silencio desde el pasto, comenzó a tiritar del frio. De repente llegó un escalofrió. Se abrazó a sí mismo. Quería ponerse en pie y ayudar, pero no sentía fuerzas. Todo se había ido. Sin embargo, quería hacer un último esfuerzo. Sólo uno más. Sólo uno.

-¡Appa!-gritó.

Fue cuando sintió las manos cálidas de su padre envolverle, su appa estaba… alto. Sus ojos se abrieron como platos, las manos de su appa eran más grandes, mucho más. No era él.

-¡No, no! ¡Suéltame!

Removió los brazos desesperados. Sus ojos cerrados fuertemente no querían abrirse de ninguna forma y seguir viendo como…como ellos… No. No quería. Sus manos formaron puños y comenzaron golpear el pecho ajeno.

-Shh, está bien, Daniel, Daniel…

Esa voz.

Era… ¿Era KyuHyun?

-¿KyuHyun?

-Lo siento, no quería asustarte.

Sus fuerzas flaquearon. ¿Todo había acabado? ¿Estaba seguro, ahora lo estaba?

Abrió los ojos, lleno de cansancio. Su vista se enfocó lentamente en KyuHyun. Sus lágrimas se habían detenido pero los rastros no le dejan ver claramente.

-Kyu…-susurró. Sintió que su cuerpo era alzado, pero en medio de su cansancio apenas pudo mantenerse en pie. Entonces sucedió algo inesperado. Su cuerpo fue separado completamente del pasto, por inercia sus brazos se colocaron fuertemente alrededor del cuello de KyuHyun.

Volteó el rostro enseguida para ver a su padre. Él estaba siendo alejado de los jóvenes por los policías. Estaba bien, su appa estaba bien.

Suspiró.

Su corazón comenzó a calmarse. Esos latidos tan fuertes, tan resonantes comenzaron a tomar un ritmo más calmado; ya no parecía que saldría de su boca. Sin embargo, los latidos que ahora sentía le provocaban cierto nerviosismo. Tal vez se debía a la cercanía de KyuHyun. Pero esta sensación era muy distinta, no tenía punto de comparación, a lo que sintió cuando Abner se acercó demasiado a su cuerpo.

Podía respirar mejor. No había notado que no podía respirar bien debido al susto y los latidos presurosos de su corazón. Experimentó tanto en aquellos minutos, como nunca en su corta vida.

Cielos.

Realmente estaba seguro. Ya. Lo estaba. Se tranquilizó poco a poco. A pesar del susto inmenso que experimentó, logró encontrar un poco de calma al sentirse seguro. Su appa estaba cerca, él jamás permitiría que le sucediera algo malo estando presente.

Miró el rostro de KyuHyun. Nuevamente estaba herido, de nuevo sangraba. Su labio dejaba salir rastros de líquido rojo, mientras que en el resto de su rostro comenzaban a tomar un color violáceo en ciertas partes. El cuerpo de KyuHyun no había tenido el suficiente tiempo para curar las anteriores heridas echas en prisión. La herida del labio se había abierto una vez más.

-Lo siento, Kyu.

KyuHyun negó con la cabeza. Sonrió tenuemente. Sus ojos se achicaron extrañados al notar que el flequillo de Daniel había desaparecido. Prefirió no preguntar nada al respecto. Podía verlo mejor. Daniel tenía unos ojos muy lindos. Un rostro muy lindo.   

-¿Qué dices?-volvió a negar-. ¿Te refieres a esto?-. Los golpes-. No, de ninguna manera, no es nada-prosiguió. Su única intención era calmar al chico.

Daniel alzó una de sus manos. Simplemente, sin ser consciente, tuvo la reacción de tocar aquel rostro lastimado. KyuHyun profirió una mueca cuando Daniel tocó su pómulo. El chico alejó la mano inmediatamente como si el tacto le quemara.

-No te preocupes, Daniel.

No supo que responder. Se mantuvo en silencio, pero al contrario de las palabras de KyuHyun, y a pesar del nerviosismo que su cuerpo comenzaba a tener, no podía ignorar la preocupación que le aquejaba al pensar en su appa.

-Mi appa.

-¡Quiero a esos infelices en prisión! ¡La van a pagar!

Daniel se removió entre los brazos de KyuHyun. Su vista se posó inmediatamente en su padre. A lo lejos pudo escuchar el sonido de sirenas. Eran varias, más de una. JongHyun era apresado por dos policías. En medio de su enojo explosivo intentaba, aún, atrapar a los heridos jóvenes que él mismo había golpeado. Los muchachos no hacían nada por escapar, algunos ni siquiera podían hacerlo aunque quisieran. El único que se mantenía en pie era la jirafa. El enojo en su rostro era tan palpable como el de JongHyun. Pero no se movía, se mantenía en su sitio. Sabía que si huía no llegaría muy lejos, el mismo director estaba allí, junto a otros maestros que poco a poco habían llegado, algunos de ellos le impartían clases. Estaba atrapado. Su vista se posó de improvisto en Daniel. La mirada repleta de odio y rencor hizo asustar al chico.  

-Daniel-. La voz de KyuHyun le llamó al ver su reacción pero él no fue consciente.

Nunca en su vida había visto una mirada como tal. Era… aterradora. ¿Esa persona podía ser humano? ¿Cómo es que una persona podía estar llena de sentimientos tan descarriados?

-¿Justamente yo tenía que toparme con él?-murmuró. No lo hizo con la intención de que KyuHyun lo escuchara, pero lo hizo a la perfección. Al escucharle no mencionó nada. Daniel ni siquiera lo miraba. Supo que esas palabras no eran para él, no eran para nadie más que para el mismo Daniel.

-Appa…-. En ese momento su vista dejó de permanecer enfocada en la jirafa. Quería a su padre con él. No quería verlo pelear ni discutir más, a pesar de que aquellas personas podían merecerlo, ahora sólo quería a JongHyun a su lado. Más policías habían llegado junto a un par de paramédicos. Podía ver a lo lejos a unos cuantos estudiantes curiosos, pero los mismos maestros no les permitían avanzar.

JongHyun, al escucharlo, volteó el rostro y lo miró. Daniel exhaló. Su appa estaba lastimado, no tanto como KyuHyun, pero era notorio. Nunca le había visto en un estado como tal. Sintió que volvería a llorar, pero intentó soportarlo.

JongHyun no tenía el labio roto, pero su ceja sangraba. Un hilo de sangre bajaba hasta el inicio de uno de sus parpados.

Los ojos tremendamente enfurecidos de JongHyun calmaron sus ansias al mirar a su hijo. La mirada se suavizó, mostró esa mirada paternal y cariñosa. Los policías dejaron de sostenerlo al mirar el cambio repentino. Le dejaron ir junto a su hijo mientras los otros policías recién llegados se encargaron de llevarse a los jóvenes agresores.

Abner se removió inquieto cuando sintió las esposas alrededor de sus muñecas. Su enojo pareció aumentar y sus ojos inyectados de sangre no se despegaron de Daniel. KyuHyun percibió la pesada mirada. Cualquiera podría ser capaz de notar esa aura, esa mirada repleta de enojo. La jirafa le miró, KyuHyun se mostró serio, le regaló una mirada como la que él profesaba. Lo hizo hasta que fue alejado por los policías. 

Poco después observó que el director se acercaba a ellos. Llamó a JongHyun quien hasta ese momento había intercambiado unas cuantas palabras con su hijo. Daniel preguntaba por su estado, JongHyun simplemente respondía que estaba bien, entre otras cosas: Te llevaré a casa. Todo está bien ahora. Esto nunca más volverá a pasar, hijo.

Su rostro angustioso no podía ser ocultado aunque lo intentara. Miraba a su hijo lleno de preocupación. Estaba incluso un poco ido.  Se había quitado la bata de su trabajo para ponérsela a Daniel cuando escuchó la voz del director.

-Señor, disculpe…-murmuró suavemente-. Los paramédicos han venido a revisarlos.

-No hace falta. Mejor dedíquese a ser mejor su trabajo y no acepte a cualquier alimaña en esta universidad. Mi hijo hizo examen recién, que suerte que ahora sé qué clase de universidad es esta.

Tomó a su hijo de los brazos de KyuHyun. Su molestia pareció haber regresado, aunque no era tan explosiva como lo fue en el momento que comenzó a agredir a los jóvenes. En aquel momento era un padre fuera de sí. Era un padre enojado que trataba de proteger a su hijo. No hubo razonamiento, no hubo tiempo de pensar. No fue un médico responsable, fue un padre preocupado. No le importó hacer lo que hizo aun cuando usaba el uniforme del hospital. Actuó por mero impulso y realmente no se arrepentía de nada.  

-Lamento…

-Ahórrese sus disculpas, no estoy para escucharlas.

-Señor, por favor.

JongHyun pasó de él. KyuHyun le siguió en silencio.

-Señor, hay una puerta trasera-suspiró sin más. Supo que JongHyun no lo escucharía, así que dejó de insistir-. Puede salir por allí para evitar pasar por toda universidad. Los estudiantes están curiosos de saber qué fue lo que pasó. Es mejor salir por la puerta trasera.

JongHyun asintió. Sabía que su humor no era el mejor y no cambiaría por unas largas horas. Prefirió sólo asentir para no agredir, esta vez, con palabras.

Se encaminó hacia el lugar mencionado siendo guiado por el mismo director. KyuHyun caminó detrás de él. Su caminar no era el mejor, sentía más dolor que la última golpiza contra su ser. Pero no quería quedarse.

Daniel cerró los ojos y se aferró a su padre.

 

*  

Hola mis queridos lectores n_n/

Ammmmmmmmmmmm, ¿saben? Estaba un poco indecisa con este capítulo. Pensaba en quitar algunas partes sobre lo que sucedió con nuestro Daniel, pero al final lo dejé todo. No sé cómo tomarán esto, pero ya sucedió. Muchas cosas se nos vienen, más. Daniel va a pasar por momentos difíciles :c Bueno, es todo lo que diré. Aigo, aunque en mi primer fic hice una violación, realmente no lo pensé mucho en ese momento. Está bien feo, no lo vayan a ver(?) Es Minkey, les digo, para que no lo vean porque ustedes son JongKey shippers, sean fieles(?) (sólo lo digo para que no vean ese fic) Okno. Bueno, ya hablado en serio. Este tema me parece demasiado delicadito, por eso me tardé más de lo debido una vez más >u<

Gracias por comentarios mis beshos <3 los contestaré poco a poco durante la noche n_n ¡Gracias por el apoyo! <3   


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