Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La familia Kim por Nanaa

[Reviews - 420]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Capítulo 52: Ocho miembros.

 

Kibum se removió en medio de los brazos fuertes, la cabeza le dolía horrores. lo sentía posesivo a pesar de que él seguía durmiendo. Sonrió enormemente. Dios Mío. Se sentía realmente feliz. Besó la mejilla de su esposo, así le deseo un buen día y después se alejó hacia la cocina. Preparó un desayuno sencillo, pero la bebida y el postre no lo fue. El postre fue a parar al horno, preparando panques de plátano y nuez. Kibum se sorprendió de ver tanta comida e ingredientes, imaginó que ese lugar era muy solicitado, o JongHyun se encargó de que estuviera bien surtido.

El comedor se veía acogedor, pero le pareció mucho mejor opción almorzar en el porche. Acomodó todo, ambos platos y ambos vasos. Pasó un tiempo preparando todo, le sorprendía que JongHyun aún no haya despertado, pero lo entendió. JongHyun no podía estar sólo casando por la noche llena de acción, sino también por la organización de la boda. Realmente JongHyun se había encargado de mucho, le había pedido hacer casi todo, Kibum lo aceptó porque lo veía entusiasmado con la idea. Veía en JongHyun, que tenía muchas sorpresas preparadas para él, y vaya que lo había sorprendido. Todo había sido maravilloso. 

Subió a la habitación, encontrándolo tal como lo había dejado, pensó en dejarlo dormir un rato más, pero era casi medio día y el desayuno estaba listo.

-Yeobo~ Amor.

Picó su vientre, lo removió un poco, y finalmente despertó, JongHyun sonrió tan grande hasta mostrar todos sus dientes. Kibum estaba a punto de hablar, cuando JongHyun lo tomó por la cintura y lo recostó inesperadamente en la cama, colocándolo rápidamente debajo de él.

-¡JongHyun!-rio.

-Buenos días, mi vida.

-Buenos días.

Le besó con ganas, un beso de buenos días muy animado y lleno de energía.

-¿Empezamos nuestro día?

-El desayuno está listo, después podemos bañarnos y…

-Juntos-decidió-, me parece perfecto.

-Jong…-. Iba a decir que podían esperar. Kibum sabía que bañarse juntos significaba un momento íntimo, y le apenaba decir que su entrada estaba resentida. Dolía un poco, pero… tal vez podían, otra vez, quizá, tal vez.

-Muy bien, entonces vamos.

 

*

Desayunaron cómodamente teniendo como vista un color verde formando protagonismo; los árboles, los arbustos, el pasto y algunas flores de varios colores entre toda aquella explosión verde. El fresco de la mañana era agradable, era un buen clima, aún se podía notar cierta humedad debido a la lluvia que dio lugar por la madrugada.

Más tarde, se adentraron en el bosque, caminaron y rentaron un par de bicicletas. Cada día, sus actividades eran distintas, cada día sus cuerpos de unían y cada día, cierta parte de la anatomía de Kibum se sentía más resentida. Un día de esos, simplemente no pudo evitar decirlo. JongHyun lo vio tan rojo como cuando le dio su primer beso, aún lo recordaba, lo tenía almacenado en su mente profundamente.

Lo sostuvo de las mejillas y le acarició con los dedos pulgares.

- ¿Qué pasa, por qué me miras de esta forma?

-Amor, es que… tengo que decirte algo.

Se encontraban demasiado alejados de su cabaña, se habían alejado con un claro propósito, “hacerlo” en medio de aquella naturaleza. Kibum estaba en medio de árboles y arbustos, sobre pasto, y debajo de JongHyun. Sus mejillas podrían explotar, pero se mantenían al rojo vivo sin más, sólo el adorable color impregnado y enormemente notorio.

-Cariño, puedes decirme lo que quieras.

Kibum tragó saliva.

-Lo que pasa es que… cierta parte de mí está un poco-pausa-lastimada.

JongHyun achicó los ojos. ¿Qué…? ¿Cierta parte de él?

-No te entiendo del todo. ¿Te sientes bien?

-Sí, sólo que esa parte no se siente tan bien.

-Me estás asustado, Kibum. Dime que es, no me preocupes más.

Se alejó lo suficiente de él para lograr sentarse y que Kibum también lo hiciera, pero no lo hizo, se mantuvo recostado sobre el suelo y no parecía tener la intención de tomar asiento. JongHyun le miró curioso. Sus manos se movieron hacia las manos cálidas, logró sentarle sin mucho esfuerzo, pero Kibum no pudo evitar lanzar un pequeño quejido que fue perfectamente escuchado por su esposo.

-¿Qué sucede? ¿Qué es lo que…? - Y calló.

Lo entendió perfectamente al verlo sentarse extrañamente de lado.

-Jonggie.

La dulce voz llamó su atención, pero una pizca de culpa le embriagó al darse cuenta que lo había lastimado.

-Cariño, ¿por qué no me lo dijiste antes? ¿Desde cuándo sientes esta dolencia? Lo siento, mi amor, no quería lastimarte.

Le abrazó suavemente, teniendo ese especial cuidado en no moverlo demasiado por temor a que su “parte” rozara contra el suelo. Su voz denotaba su culpa y su rostro lo hacía aún más. Kibum negó inmediatamente, no quería que su esposo sintiera aquello.

-Yeobo, no pasa nada. Sólo es porque lo hemos hecho demasiado-murmuró bajando un poco la vista, no lo hizo por completo, sus ojos seguían mirándolo a pesar de mirarlo desde abajo.

-Seré más cuidadoso. Por unos días, no lo haremos. Debo cuidarte.

Kibum respingó. ¿Qué era eso?

-No te preocupes, sólo debes ser más cuidadoso.

¿Uh?

-No, amor. No se trata sólo de eso, por unos días no te tocaré.

¿No…?

-JongHyun, de verdad no tienes que hacer esto.

JongHyun alzó ambas cejas. Captó enseguida que su esposo no quería parar de hacerlo a pesar de su dolor, al menos no por unos días como él había mencionado. Por su mente cruzó una idea fantástica, para él lo fue.

-No, no te volveré a causar daño.

-JongHyun…

-Esto parara.

-JongHyun…

-Es hora de que regresemos a casa.

Se puse en pie, pero no ayudó al rubio porque sabía le seguiría.

-Jonggie.

-Vamos.

Kibum resignó sus palabras, no pronunció nada más y sólo le siguió.

El próximo día se convirtió en un día sumamente bueno para JongHyun. No pudo desear una mejor luna de miel. Estaba en las nubes, o quizá en el mismo infierno con tanta tentación frente sus ojos. Podía quemarlo con su sola presencia, con su hermosa timidez a pesar de lo que hacía, de lo que hacía Kibum, para provocarlo.

-Amor, iré a la habitación. Me recostaré un rato, estoy algo cansado.

-Por supuesto.

En medio de la sala, Kibum se puso de pie desde el sofá.

JongHyun no vio demasiada “piel” hasta una hora después.

Su precioso rubio bajó en un chorsito celeste, tan pequeño, tan diminuto, tan lleno de piernas largas y lechosas. Una camiseta delgada, ancha y blanca, adornaba su cuerpo. Estaba descalzo y se veía excesivamente tentador.

JongHyun tragó saliva. Supo que había tomado la decisión correcta. Infinitamente correcta. Increíblemente correcta. Y lo estaba amando. Por todos los cielos que lo estaba amando.

El precioso esposo estaba sonrojado hasta las puntas de su cabello, pero se movía por la cocina como si nada pasara a pesar de que su cuerpo delataba su vergüenza. Kibum evitaba su mirada, ni siquiera habló con él. JongHyun estaba siendo ignorado hasta la medula. Pero JongHyun sabía que Kibum lo estaba evitando.

Lo vio inclinarse para tomar ciertos alimentos del refrigerador. El traserito respingado que tan bien conocía, le dio la bienvenida al juego que él mismo había impuesto. JongHyun estaba completamente preparado. Pero notó, entonces, que quizá su autocontrol podría hacerle retroceder. ¿Cómo podía ignorar a aquel cuerpecito tentador?

Kibum pasó frente él, lo pasó de largo mientras él intentaba ver la televisión.

-Saldré un momento-su rubio habló, pero JongHyun alzó ambas cejas.

-¿Salir, vestido de esa forma? ¿estás bromeando?

Okay, ¿cómo lo iba a soportar? ¿Realmente, cómo lo haría?

No. No lo haría. Demonios que no lo haría.

JongHyun olvidó el “juego” en un abrir y cerrar de ojos. Así fue como, tan rápido como empezó, terminó.

Supo que había tomado la decisión incorrecta. Infinitamente incorrecta. Increíblemente incorrecta. Y lo no lo estaba odiando del todo, en realidad, no tanto. Usó aquella ropa para provocarlo, y su maldito rubio bonito lo había logrado demasiado pronto.

¡Pero no iba a permitir que saliera de esa forma!

-Sería mejor que vinieras a sentare conmigo.

-No.

JongHyun abrió lo boca sorprendido. Kibum salió y no lo miró, de nuevo.

Saltó de su lugar. ¿Cómo qué no? ¿Qué no? ¿Por qué no?

-¡Cariño!

Al salir, lo encontró riendo a carcajadas mientras se sostenía el vientre. JongHyun negó con la cabeza. Kibum se la había jugado buena, lo reconoció.

-Sólo ven aquí que no te dejaré escapar por todos estos días que estaremos en este lugar.

Kibum, entonces, por fin le miró. Su boca le sonrió en una linda sonrisa, esa boquita que no dejó de besar por varios días.

 

*

 

Una semana después regresaron a casa, y tres semanas después, Kibum comenzó con vómitos y nauseas mañaneras. Estaba embarazado una vez más.

JongHyun le cuidaba como siempre solía hacerlo, aunque no podía estar tanto tiempo en casa y era algo que lamentaba, pero tenía que hacerlo. Aumentó su trabajo porque, ahora, con la llegada de un nuevo bebé, los gastos eran mayores. Regresaba a casa cuando toda su familia estaba dormida. Kibum le dejaba la comida en el microondas. Todo eso le traía recuerdos de su primer bebé, Taemin. Recordó cuando Kibum vivía con Maggie, con su madre, padre y él, cuando aún no tenían casa propia. Trabajaba y regresaba a casa cuando Kibum estaba dormido. Sin embargo, en este momento, Kibum no estaba recostado, Kibum le estaba esperando y estaba allí, cenando con él.

-Cariño, debes dormir. Tu descanso debe ser saludable.

-Está bien, JongHyun, sólo es por hoy, no pasa nada con una noche que te espere.

-Bueno, ya que estamos aquí-murmuró resignado-, al menos puedo verte más que otros días.

Acarició las mejillas gorditas de su esposo, aunque algo le resultó extraño, y era esa misma gordura en las tiernas mejillas. No recordaba haberlas visto tan hinchadas esta mañana antes de irse a trabajar. Sus ojos también estaban hinchados.

-Tenía ganas de hablar un poco contigo, te extraño mucho, Jonggie. Los niños también.

-Mi vida, sólo es por un tiempo-. JongHyun tomó las manos de su esposo, sintiendo esa hinchazón extraña en las manos siempre suaves-. ¿Kibum, como te has sentido?

Era normal que ciertas partes del cuerpo se hincharan cuando estaba embarazado, como las piernas, pero… ¿el rostro, los ojos?

Sus manos dejaron las manos suavecitas para irse hacia el vientre abultado. Kibum tenía veintiocho semanas, es decir, siete meses.

-Muy bien, amor.

-¿Estás seguro? ¿No has sentido dolores de cabeza o quizá cambios en tu visión, como ver puntos o lucecitas?

-¿Lucecitas?-preguntó extrañando, mirándole con el ceño fruncido debido a esa extrañeza-¿cómo sabes…?

-Mi amor, ¿por qué no me dijiste que sentías esos malestares?

-No lo creí importante, pasaban pronto.

JongHyun no mencionó nada al respecto. No quería alarmarlo o angustiarlo con su suposición. Antes, quería comprobar.

-Espera aquí, ya vuelvo.

Kibum asintió y simplemente esperó. Al regresar, lo vio con un baumanometro y estetoscopio entre sus manos.

-Dime algo más. ¿Has sentido dolor abdominal específicamente en el lado derecho, justo debajo de las costillas o dolor en el hombro derecho?

-No-respondió-¿Qué sucede? ¿Qué crees que está pasando?

-Está bien, precioso, sólo tomaré tu presión arterial.

Kibum lo permitió. Comenzaba a angustiarse, pero confiaba en su esposo. No se sentía completamente asustado porque lo tenía a él, y JongHyun se veía completamente seguro con sus actos. No lo veía angustiado como él.

Al terminar con la toma de presión arterial, JongHyun miró a su esposo.

-Amor, dime cómo te sientes ahora. No me mientras, ¿bien?

Posó las manos sobre las piernas desnudas de su rubio. Kibum usaban una bata de dormir. No solía usarlas con frecuencia, pero las sentía cómodas sobre todo en sus embarazos. Se inclinó sobre JongHyun. Sus manos se sostuvieron de los hombros fuertes, mientras las manos morenas, a su vez, envolvían a su esposo y una de sus manos se movía hacia el vientre abultado.

-Sólo me duele la cabeza, pero no es nada.

-¿Desde hace cuánto?

-No tiene mucho, sólo desde esta mañana.

-¿Y tú visión? ¿Qué pasa con esas lucecitas que ves?

-Sólo son puntos luminosos.

-Precioso, tu presión está alta. Vamos a ir al hospital para solucionarlo. ¿Qué te parece si llamamos a mi madre para que cuide a los niños?

-Jong…-exhaló-, ¿qué tengo?

-Sólo es tu presión. Necesitamos normalizarla, sólo eso.

-¿Mi bebé…?-murmuró, esta vez, completamente angustiado. Tocó su vientre sobre la mano de JongHyun. Su tacto era más fuerte al que JongHyun imponía sobre el vientre abultado.

-Estará bien. Por favor cariño, no te preocupes, confía en mí.

-Pero… ¿qué es esto?

JongHyun se pie. Ayudó a su esposo a ponerse en pie junto a él.

-Posiblemente sea preclamsia.

-¿Preclamsia? ¿Es cuando una persona embarazada tiene hipertensión arterial?-preguntó asustado. No. Esa noticia no le había gustado en absoluto. ¿Cómo era posible? Él se cuidaba, JongHyun lo cuidaba, todo estaba bien en su alimentación. ¿Qué había pasado? ¿Por qué…?

-Así es, pero esto se va a solucionar.

JongHyun llamó a su madre mientras Kibum seguía mirándole con millones de interrogantes en su cabeza. Al finalizar la llamada, Kibum le volvió a bombardear con más preguntas.

-¿Por qué está pasando esto? No entiendo.

-No existe una causa exacta para la preclamsia, pero en tu caso, puede ser debido a embarazos múltiples.

Kibum le miró completamente extrañado. ¿Qué clase de causa era esa?

-Es una tontería-. Entonces, sólo mencionó lo que pensaba.

-Mi amor, sólo esperemos que llegue mi madre y nos vamos enseguida.

Kibum no dejó de acariciar su vientre. Su angustia aumentaba y JongHyun trataba de calmarlo. Ambos estaban sobre el sofá de la sala. JongHyun permanecía sentado mientras Kibum estaba recostado y su cabeza se colocaba sobre las piernas de su esposo.

Aunque JongHyun mencionaba que todo estaría bien, le preocupaba que la preclamsia de su esposo empeorara y se convirtiera en eclampsia, lo que provocaba convulsiones. No quería esperar, pero no podían irse y dejar a sus hijos solos. Su madre no tenía llaves de la casa. Isabelle acababa de cumplir sus dos añitos. Si amanecía y no había nadie en casa, los niños seguramente se asustarían.

Agradeció a todos los santos cuando sus padres llegaron a casa, los dos, madre y padre.

Al llegar al hospital, el médico confirmó lo que ambos sabían. Era preclamsia. Este decidió que Kibum permanecería hospitalizado para poder vigilar al bebé, así como al mismo Kibum.

Kibum se sintió deprimido, no podía concebir que algo así estuviese pasando. Tocaba su vientre suavemente, lo hacía y no la soltaba. No quería hacerlo.  

La única forma de curar la preclamsia era dar a luz al bebé, pero debido a que no estaba completamente desarrollado al tener sólo siete meses, se decidió esperar al menos a los ocho meses para realizar una cesárea. Pero, pronto hubo una complicación.

Exactamente, tres semanas después, justo a los ocho meses, algo ocurrió. La cesárea tuvo que llegar inevitablemente. Un examen realizado mostró que el bebé no estaba recibiendo suficiente sangre y oxígeno.

Kibum estaba recostado, como casi siempre solía estarlo. Recibía medicamentos para controlar su presión arterial, pero no estaba siendo suficiente, no ahora que su nene tenía que nacer. Podría morir si no nacía pronto.

Trataba de respirar calmadamente, pero la realidad era que estaba extremadamente nervioso y preocupado. Mordía sus uñas, aunque cuando notaba que lo hacía, dejaba de hacerlo. JongHyun estaba a su lado. Él no podía quedarse tranquilo, esa misma intranquilidad le permitió entrar a tococirugía, donde su esposo daría a luz. Vestía como médico, aunque con un uniforme quirúrgico.

-¿Todo estará bien, verdad, JongHyun?

-Mi amor, lo estará. Yo estaré contigo, con ustedes-. Acarició la pancita abultadita, a su nene aún en el vientre de su madre, su pequeño de tan sólo ocho meses-. Será un poco más pequeño de lo habitual, pero todo saldrá bien.

Kibum confiaba en él, sus ojos estaban puestos sobre él, sabía que JongHyun no mentiría.

Todo saldría bien. Lo haría, lo confiaba.

La cesaría inició. Kibum no podía ver lo que hacían con su vientre, trataba de tranquilizarse para que el nacimiento fuera más sencillo. No quería sentirse aún más angustiado, su nene estaba a punto de nacer. A punto. En poco, poco tiempo.

Su bebé lloró, soltó esas lágrimas esperadas. Pequeñito, rosita y hermoso, fue a parar a los brazos de sus papás por un momento, un corto tiempo que apenas duró unos segundos. Pero lo vieron, y supieron que estaba bien.

Nació sano, pero bajo de peso como JongHyun lo dijo. Fue un bebé prematuro, un bebé que necesitó más cuidados de los habituales. Le llamaron Jinki, Kim Jinki.

Su chiquito era un bebé muy risueño, lleno de vida a pesar de ser prematuro. Le gustaba jugar con sus hermanos mayores, aunque normalmente sólo reía ante ellos, reía por todo lo que hacían, reía cuando entre ellos jugaban o incluso cuando se enojaban. Normalmente le vestían con ropa amarilla y ese chiquito creció amando aquel color.

Kibum lo mimaba mucho, le chiqueaba y siempre complacía en todo lo que estaba en sus manos. JongHyun, por su lado, trataba de ser un poco más serio, en cuanto a complacerlo en todo.  Creció sano, creció hasta llegar a la actualidad, a diez años.

La familia Kim se convirtió en una familia de ocho miembros.

 

 

Notas finales:

Holaaaa :3 ¿cómo están? 

Buenooooo, aquí está el último recuerdo de esta historia, me parece >u<

Ahora si, volvemos a la actualidad en el proximo capitulo, empezará el salseo xD 

Los quiero mucho, gracias por sus RW, son amor <3 Mi vitalidad(?) ahahahha cuidensen <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).