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La familia Kim por Nanaa

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Capítulo 54: Él es.

 

Daniel caminaba al lado de sus hermanos. Su mirada trataba de mantenerse firme, pero realmente estaba sintiendo un extraño sofoco al tener a tantas personas a su alrededor.

Los pasillos de la escuela le daban la bienvenida repleta de adolescentes.

-¿Cómo te sientes?-preguntó Dan al notarlo ciertamente inquieto.

-Un poco sofocado, no es nada-respondió sinceramente. Algo de inquietud corroía por sus venas, pero sentía que podía controlarlo. Él no estaba allí. Ellos no estaban allí.

Tomó un poco de aire antes de decidir que todo estaría bien.

De improvisto, sus amigos se asomaron entre el mar de estudiantes. Kevin, Takairo, Toru y Lindsey. Eran un grupo totalmente fuera de estereotipos. Dan pertenecía al equipo de futbol, aunque no parecía estarlo. No entrenaba fuera de la escuela y no pasaba todo su tiempo con los muchachos del equipo. No consideraba a ninguno un amigo como tal, sólo compañeros de equipo y de fiestas. Takairo y Toru tenían una banda de rock, por lo que se habían unido al coro de la escuela, lo que no encuadraba con su vestimenta. Ambos solían usar ropa negra, cabello de colores, accesorios puntiagudos y pulseras negras, además de adornar en su piel piercings y tatuajes. Solían usar gorros para tapar su cabello de colores, y ropa de mangas largas para cubrir sus tatuajes dentro de la escuela debido a que no eran permitidos. En cuanto los piercings, no eran un problema, los tapaban con ayuda de sus grandes gorros, cubriendo sus orejas donde estaban insertados aquellos pedazos de metal. Solían quitarse todo aquel disfraz en el coro, donde su maestro hacia una excepción y les dejaba mostrarse como ellos eran en realidad. Toru y Taka eran novios desde hace algunos meses, congeniaron desde el primer momento.

Lindsey era una chica lesbiana súper femenina. Amaba el pop y el rock pesado al mismo tiempo. Amaba ir a toquines y amaba ir a los toquines de sus amigos, Toru y Taka.

Dana era incluso más masculina que Lindsey. Ella era increíblemente sociable, toda la escuela la conocía. Se los había ganado con su simple personalidad.

Kevin era un chico nerd, temeroso y tímido. Poco a poco comenzaba a mostrar su lado loco, ese que le permitía hablar sin parar, reír sin parar y gritar sin parar en los conciertos de rock a los que antes nunca se atrevía a ir.  

Daniel, él era el presidente estudiantil. Tampoco lo parecía, así como su hermano tampoco parecía pertenecer al equipo de futbol. No se preocupaba demasiado, todo lo que tenía que hacer lo hacía sólo en horarios de clases, fuera de ella, no hacía nada. A él le resultaba y siempre lograba hacer todo a tiempo. No hablaba mucho, pero tampoco hablaba poco. Un chico amigable, hasta cierto punto. No había que meterse con él, todos lo sabían.

Eran el grupo raro, el que estaba lleno de populares y no populares. No había que meterse con ninguno. Pero hoy, Daniel estaba inseguro, el presidente estudiantil se sentía extraño, pero avanzaba cada pasillo hasta llegar a su salón o al menos intentarlo.

-Que tal-Taka les saludó efusivamente. Sus manos fueron a parar a los hombros de los trillizos, al menos primero al de los varones y después un choque de manos contra Dana.

-¿Ya vieron los carteles? Estaremos presentado la primera obra musical en la escuela, ¿y adivinen quienes serán los esterales?-preguntó Toru, igual de efusivo que Taka. Ambos irradiaban demasiada felicidad.

-Ustedes seguramente no-pronunció Lindsey, mirándoles con una gran sonrisa, bromeando.

-Y estás en lo cierto, bella señorita-dijo Toru.

-Toru se encargará de la música, y yo, bueno, seré el villano-pronunció Taka.

-Eso es genial, ¿cuándo podremos ir a verlos? - preguntó Dana.

-Apenas empezaremos con los ensayos-respondió Toru.

-¿Y qué pasa con los carteles? ¿Por qué lo anuncian si aún no empiezan ni los ensayos?-murmuró Kevin, el muchachito bajito al lado del rascacielos que era Toru.  

-Ya ves, cosas…

-¿Qué rayos?-Dan preguntó confundido

-No importa, vámonos ya a clases- Toru decidió poner fin al tema. Abrazó a su novio por un hombro, con el brazo libre tomó a Daniel.

-¿Qué pasa, presi? Te noto demasiado callado, normalmente ya hubieras dicho alguna tontería.

-Eso es verdad-secundó Lindsey.

Daniel sonrió y negó. Trató de no sentirse incomodo con la cercanía, aunque la incomodad realmente no podía ser evitada, estaba allí y no sabía si podría desaparecerla. Quería hacerlo, antes no la sentía, pero ahora…

-No es nada, sólo no dormí bien.

-Por cierto, ¿qué has hecho con tu flequillo? -preguntó Toru-. Bueno, no importa, te ves bien.

-Gracias.

Dan caminaba justo detrás de ellos. Sus cejas se alzaron, el brazo de su amigo nunca le había molestado tanto sobre el hombro de Daniel, y Toru siempre abrazaba de esa forma a sus amigos.

Exhaló, su boca se abrió y no salió nada de lo que hubiera querido pronunciar.

-¡Dan!-llamó de pronto un muchacho; alto, realmente enorme en tamaño, junto a otro de la misma medida-. ¡Los entrenamientos serás a las 11:30!

-¡Está bien!-gritó al verlo alejarse tan pronto como había llegado.

De pronto habían llegado al salón y todos se dispusieron a tomar sus lugares. Observó a Daniel, notando que sus labios temblaban, se veía bien a excepción de sus labios temblorosos, pero se notaba algo pensativo, disperso. Los ojos de Daniel chocaron con los suyos, su hermano le dedicó una sonrisa, mostrándole con la simple mueca que no debía preocuparse. Pero lo estaba, no podía evitarlo.

Suspiró, caminó los pasos que le quedaban y tomó asiento al lado de su hermano. Las clases estaban por comenzar.

Todo siguió su curso normal, todo era normal, pero Dan notaba el cambio en su hermano. No sonreía como antes. Estaba más serio, no hablaba mucho y estaba evitando el contacto con otras personas, como con Toru o Taka. Dan haría lo posible por su hermano, le protegería en todo lo que pudiera y le haría sentir cómodo nuevamente. Le haría sonreír como antes.

Aunque no imaginó que vería la sonrisa real tan pronto. No lo esperaba, tampoco que su propia reacción, al verlo sonreír de aquella forma, fuera negativa.

Salir ese día de la preparatoria y ver a KyuHyun frente la puerta de salida, al otro lado de la calle, no fue positivo para él.

El muchacho cruzó la calle. Tenía en un brazo su casco, algo extraño porque su motocicleta había sido confiscada. Caminó y llegó frente Daniel, Dana y Dan.

-Hola chicos, sólo venía a ver como estaba Daniel.

Daniel le miró sorprendido y confuso, sus ojos gatunos no podían creer que KyuHyun estuviera allí esperándolos, esperándolo, sólo para saber cómo estaba. Sintió que algo dentro de él retumbo.

-Bueno, ya lo has visto, ahora puedes irte.

-Dan, no seas grosero, KyuHyun ayudó a Daniel cuando…-pausa-bueno, tú sabes. 

Dana miró a KyuHyun sin saber que más agregar, se sintió avergonzaba por las palabras de su hermano y no sabía cómo repararlo. Dan, por su parte, había olvidado aquel detalle, aunque muy dentro de él sabía que no debía molestarse porque KyuHyun estuviera allí, no tenía por qué estarlo, no había una razón, pero, sin embargo, lo estaba.

-Estoy bien, gracias por preocuparte-dijo Daniel.

Daniel no agregó nada hacia sus hermanos, su mirada estaba sobre KyuHyun. El asombro poco a poco menguaba, la confusión había desaparecido hace instantes. Sus mejillas, entonces, retornaron a un fresco naranja, tierno y peculiar. Su rostro quedó totalmente a la vista gracias a su flequillo recortado. El adorable rostro naranja fue captado por todos, la sonrisita tímida y finalmente la cabeza gacha.

Dan nunca había visto ese actuar en su hermano. Nunca. Era incluso extraño, como también lo fue para Dana, quien miraba estupefacta la reacción de su hermano. ¿Quién era él, era realmente su hermano?    

Realmente le gustaba, a su hermano le gustaba KyuHyun.

-Hace poco recuperé mi motocicleta, no se… ¿te gustaría dar una vuelta, Daniel?

¿Quéeeeeeeeeeeeeeeee? Un momento, un enorme momento, uno gigantesco, ¡¿QUÉ?!

-No. De ninguna manera, Daniel no irá-respondió sin dudar Dan, no lo permitiría.

 

 

*

 

Azai no pudo evitarlo.

La mujer entró a la habitación a pesar de los impedimentos de su hijo. Al abrir, parecía no haber nadie en su interior. La habitación no era extremadamente grande, ni tampoco había lugares para esconderse. Al menos, eso parecía.

-Mamá, no hay nada, ¿qué estás buscando? No creo que tu bolso esté allí.

Miró a su hijo. La angustia seguía tatuada en su rostro; ahora más latente, más marcado. Azai estaba temiendo mucho más. Lo veía completamente en su rostro.

Dio pasos al frente, su cuerpo quedó en medio de la habitación y fue cuando lo vio.

El mundo de Azai pareció derrumbarse.

Taemin cerró los ojos y suspiró. Los ojos de ella estaban puestos sobre él furiosamente. Recargado contra la pared, a un lado de la puerta, el único lugar que pudo encontrar como escondite, sobre todo por su estado de incapacidad. ¿Qué podía hacer ahora? Abrió los ojos. Ella se acercó tan furiosa como su mirada lo emitía. Las pisadas contra el suelo fueron tortuosas, cada paso, cada paso más y más cerca.

-Azai…-murmuró entre dientes, con aquella boca pintarrajeada de rojo sangre. Su pecho subía y bajaba, la furia era latente-. ¿Qué hace este aquí?

-Mamá…-susurró. Su pequeño cuerpecito estaba petrificado-. Él…

-¡Quiero una maldita respuesta, no estúpidos titubeos!

Se acercó a él tan rápido como lo hizo en su momento con Taemin. Las pisadas de sus zapatillas eran tan duras que provocaban cierto temor en su hijo. Azai retrocedió, sorprendido y a punto de llorar. Su mamá nunca le había hablado de esa forma.

-¡Basta! Sé que le ocasiona demasiado conflicto que este aquí, pero no lo pague con él.

La voz de Taemin sonó como un alto para la mujer. Tomó sus muletas con firmeza, dio unos cuantos pasos con el propósito de verla de frente. Ella se detuvo. Alzó el rostro inmediatamente hacia él, otra vez.

-Bastardo-pronunció llena de rabia-. ¿Qué haces en mi casa? ¡Te quiero fuera ya mismo!

Taemin estaba sorprendido, aunque no lo parecía debido a las expresiones de su rostro. En él, sólo se veía una clara molestia. La reacción de la mujer le parecía extremadamente exagerada. Era demasiado. Su enojo no era normal.

Ella se acercó a él, pero no llegó a tocarlo como había querido; tomarlo de los brazos y sacarlo de su casa. Para su sorpresa, el pequeño Azai, su pequeño, se interpuso entre sus cuerpos.

-¡No! Madre, por favor, detente. Detén esto, por favor…-. La voz del niño se quebró, sus lágrimas cayeron y la tristeza adornó su rostro.

-¡Cómo te atreves, Azai! Lo quiero fuera de mi casa, ¡ahora!

Ella le miró como si se hubiese vuelto loco. No podía creer que su hijo estuviera defendiendo a aquel muchacho, su vecino bastardo, como ella lo veía, un sucio muchacho como toda su familia, la familia Kim. Ella ladeó el rostro, analizado tal situación. Su reacción podía ser exagerada, pero la de su hijo también. ¿Por qué lloraba, por qué estaba tan preocupado, asustado, y le miraba tan lleno de tristeza? ¿Qué significaba Taemin para él?

-Mamá… no…-susurró sin saber que más hacer o decir. No sabía, ya no sabía.

-¿Qué hace aquí? Quiero saber porque está aquí.

Azai retrocedió, retrocedió ante ella, solo para acercarse inconsciente más a Taemin. Quería que todo fuese una mentira, deseaba que su madre nunca lo hubiese descubierto, pero allí estaba, frente él, y Taemin detrás.

-Él…-negó-él es…

Taemin movió uno de sus brazos, fue a parar hacia el vientre de su niño. Le abrazó como pudo, con un solo brazo debido a su estado.  No podía quedarse simplemente callado y esperar. La mujer, sin embargo, captó inmediatamente aquella mano intrusa sobre el cuerpo de su hijo. Enfureció aún más.  

No lo pensó y simplemente lo apartó de Taemin sin medir su fuerza. Azai emitió un quejido, si cuerpo fue jalado bruscamente por las muñecas, alejado de Taemin, y Taemin, cayó. Su cuerpo no pudo mantener el equilibrio y cayó sobre sus rodillas y manos.

-¡Taemin!-gritó, y sin importar la fuerza de su madre, y el dolor que él mismo sentía sobre en su muñeca, corrió hacia su novio. Intentó ponerlo en pie, Taemin se apoyó en él y rápidamente lo logró.

La mujer observó sin decir una palabra, sólo en ese momento. Espero por verlos a ambos de pie. Su rostro serio observó sólo a su hijo.

-Por última vez, Azai, ¿qué hace, él aquí?

Azai le daba la espalda, su mirada inspeccionada a Taemin, cercioraba que él estuviera bien. Tragó saliva, su mirada se topó con Taemin. Él asintió, pero Azai no supo cómo interpretar su reacción. Miró a su madre.

-Él vino porque yo se lo pedí.

Ella ladeó el rostro y cerró los ojos. Cuando los abrió, su mirada siguió siendo la misma, sólo sentimientos negativos que Azai no estaba complacido de observar.

-Señora-habló Taemin. Hace tiempo aquella mujer había despertado al virus dentro de él. Esa parte de él que podía llegar a ser cruel con las personas que él consideraba que lo merecían, pero ahora no podía despertarlo. No ahora, que era la madre de la persona que quería, no ahora que creía tener otra perspectiva de la situación, de ella. Esa mujer sufría, estaba llegando a una amargura que controlaba su vida de manera feroz. Se pregunta la razón del porque era de esa forma, ¿por qué había llenado de tanta acidez su vida, por qué lo odiaba tanto? ¿Cuál era la razón?

-¡No! Cállate, a ti no quiero escucharte.

-¡Pues lo hará!-exclamó-. Lo siento, pero lo hará.

Ella negó, intentó acercarse a él, pero Azai no lo permitió. Negó repentinas veces, estupefacta. Su hijo lo abrazó. Abrazó a Taemin, se aferró a él, lo protegió con su diminuto cuerpecito.  

-No lo hagas, mamá-. Azai ya no lloraba, pero sus ojos seguían brillosos y angustiosos-. Él es muy importante para mí, por primera vez me siento realmente feliz, no quiero perderlo, por favor mamá.  

Ella no supo cómo reaccionar. Su mente se negaba a procesar aquellas palabras. No podía ser posible. ¿Taemin importante para su niño, en qué sentido? No. Ella se negaba a creerlo.

-Azai está atrapado en una vida que le ha impuesto usted. ¿No lo ve?-habló Taemin a pesar de la mujer-. Azai no es feliz de esa forma. Está lastimándolo, y él la ama tanto que acató todas sus órdenes para verla feliz a pesar de que él no lo fuera. No dejé que caiga y acompáñelo en el camino que él decida por su cuenta.

-¿Ese camino es acaso a tu lado? Esto es una estupidez, y no lo voy a permitir.

Taemin suspiró. ¿Cómo hacerla cambiar?

-Mamá, Taemin es mi novio, y quiero estar con él.

Finalmente, las palabras que no quería escuchar fueron dichas. Su mente se perdió por un instante. La mirada que le dedicó a Azai fue terrible. Azai sintió que el alma salía de su cuerpo.

Taemin, por su parte, no esperaba que Azai lo dijera, pero ya estaba, y la mujer no podía estar más enojada.

-¡Lárgate de mi casa ahora mismo! ¡Mira lo que le has hecho a mi hijo!-gritó, apuntándole-. No debimos haber venido a este lugar, mudarnos fue la peor decisión. Precisamente vinimos a este lugar para evitar este tipo de cosas, Azai, ¡y vuelves a hacerlo!

Taemin escuchó las palabras sin comprender. ¿Volver a hacerlo? ¿Volver a hacer exactamente qué?

-Mamá siempre he sido así, no quisiste aceptar esta parte de mí… sólo por lo que mi padre te hizo. No todos son así, Taemin no es así, ni yo tampoco

-¡No!¡No te atrevas a mencionarlo! Basta, Azai. Suéltalo y regresa a tu habitación.

-¡No lo haré! Ya no pudo más, ya no… está es mi vida-soltó a Taemin, no porque se lo hubiera pedido sino porque ahora necesitaba estar más cerca de ella-. Por favor, déjame vivirla, déjame decidir a mí, es lo único que te pido-.

-Azai, tienes que entender…

-¡Madre por favor! ¡Hiciste que me esterilizaran! Yo no quería, no quería… esa fue tu decisión. No me hagas más este tipo de cosas-susurró las últimas palabras lleno de lamento. Le entristecía tanto saber que no podría tener hijos jamás.

Ella suspiro, Azai pensó que lo consideraría, el rostro de su madre no parecía verse tan molesto como antes, pero se equivocó. En cambio, su mirada se posó en Taemin.

-No creas que correré a mi hijo de la casa o algo por el estilo. No voy a permitir que estés cerca de él.  

Azai exhaló. Las lágrimas volvieron a caer. Observó cómo su madre tomaba a Taemin y como, en medio de la dificultad de usar muletas, era arrastrado hacia la salida.

-¡Mamá! No, no hagas esto, para. ¡Detente!

Corrió, trató de impedirlo, pero Taemin no sólo salió de allí, sino que volvió a caer, ella lo aventó sin ninguna consideración.

 

 

*

 

-Muy bien, Minho. ¿Vamos a desayunar, mi bebé?

El pequeño, por supuesto no habló, pero emitió unos cuantos balbuceos. Su rostro estaba poniéndose rojito, Kibum sabía que su nene quería comer.

Se dispuso a sentarse sobre el sofá de la sala, listo para amamantar a su nene; comió cómodamente mientras Kibum encendía la televisión y se entretenía un rato de esa forma, aunque la calma terminó demasiado pronto.

Escuchó voces, gritos, reconoció las voces, Azai, aquella mujer, y una tercera, Taemin. Se puso de pie aún con su pequeño en el pecho.

Al abrir la puerta se encontró con su hijo tirado fuera de la casa de Azai. El niño lloraba e intenta acercarse a Taemin mientras aquella mujer se lo impedía. Kibum no se quedó sólo como un espectador, no podía quedarse tranquilo de ninguna manera. Y, sin importar tener a su bebé en su pecho, salió para defender a su hijo.

-¡¿Qué está haciendo?! ¡Dejé en paz a mi hijo! Maldita mujer loca. Es una desquiciada, ¿no le da vergüenza ponerse contra un muchachito?

Taemin miró a su omma con los ojos bien abiertos. ¿En qué momento había llegado? ¿Y desde cuándo maldecía?

La mujer, sin embargo, no sólo respondió, sino que se fue contra Kibum. Taemin la vio caminar hacia él, a la vez que, aprovechando el descuido de la mujer, Azai salió y se posó a su lado.

-Lo siento, Taemin, lo siento mucho.

Él negó.

-Ayúdame.

Juntos, lograron que se mantuviera en pie. Rápidamente sus miradas se posaron en sus mamás. La acalorada discusión estaba subiendo de tono.

-¿Y a usted no le da vergüenza salir a la calle en semejantes fachas? Mire nada más, alimentando a otro engendro más. ¿Por qué no le hace un favor al mundo y desaparece con todo ese fenómeno al que llama familia?

Kibum alzó una mano, y le abofeteó. El impactó fue tan duro que, no sólo le hizo voltear el rostro, sino que la hizo caer directo al suelo.

Taemin y Azai quedaron impresionados, Azai reaccionó un poco antes y se acercó a su madre. Ella lo rechazó, le empujó y no permitió que la tocara.

-¿Por qué usted no deja de ser tan insensible?-habló Kibum. Su nene había dejado de comer. Dormitaba entre los cálidos brazos de omma, a pesar de la discusión de la que no era consciente-. Deje de juzgar a mi familia y preocúpese por la suya. Su hijo la necesita, no le dé la espalda-pronunció, imaginando la razón de todo esto. La mujer estaba enterada de la relación de su hijo con Azai. ¿Qué otra razón podía ser?

-No es nadie para decirme lo que tengo que hacer-dijo aun en el suelo, enojada a más no poder, observando a Kibum con un resentimiento impresionante.

-Tiene razón, pero ese niño-señaló a Azai-, no tiene la culpa de tener una pésima madre. Azai es un buen hijo, y está sufriendo, dejé de pensar sólo en usted. Y deje de meterse con mi familia porque lo va a lamentar.

-¡Cierra la maldita boca!-entonces, se puso en pie y su cuerpo se abalanzó contra Kibum.

-¡Omma!

 

 

*

  

JongHyun caminó a prisa hacia la habitación de una pequeña paciente. Una niña de tan sólo seis años estaba cayendo en paro. El personal se instaló en la habitación, las familiares salieron en medio de lamentos y gritos. JongHyun no podía consolarlos ahora, tenía que concentrarse en la niña.

Todo pasó demasiado rápido, la adrenalina corrió, y la vida de la pequeña lo hizo también, corrió y avanzó. Los latidos de su pequeño corazón volvieron a ser captados por el monitor.

Cerró los ojos y se recargó contra la pared. La niña estaba viva, seguía viva. Extrañamente se sentía casado, demasiado. Su jornada recién iniciaba, pero sentía las energías muy bajas.

Acomodó su bata y se dispuso a salir de la habitación para dar las buenas noticias a los familiares.

Más tarde, caminaba por los pasillos del módulo de pediatría. Por el momento todo parecía estar en orden. Decidió que era momento de una merienda. Entró al comedor del hospital, tomó una bandeja y se dirigió por su almuerzo. Normalmente Kibum le preparaba algo, pero con la llegaba de Minho no había mucho tiempo de ello, pero seguía preocupándose por su alimentación. Picaba un poco de fruta y siempre echaba en su maletín una botella de agua. JongHyun lo agradecía, el agua era muy necesaria para él.

El comedor estaba casi vacío, no había que tres mesas con personas en ellas. Se sentó en una vacía, aunque en pocos minutos alguien se sentó a su lado.

-Doctor Kim.

-Doctora, ¿qué tal el trabajo?

-De maravilla, los pacientes están bien, dentro de lo cabe.

-Eso es bueno, urgencias puede ser algo pesado.

-Lo es, pero nos acostumbramos.

La misma doctora de siempre, esa que siempre seguía a JongHyun. Y él no era idiota para no darse cuenta, otra cosa era que se hiciera el idiota.

-Doctor, ¿no le apetece salir a tomar un café al terminar la jornada? Claro, como amigos, no vaya a pensar mal.

JongHyun lanzó una risita sarcástica, no pudo evitarlo, salió inconscientemente. Aunque ella sólo le miró sin entender. Se acercó un poco, o demasiado a él. Su cabeza se inclinó sobre el hombro de JongHyun, su rostro lo hizo también, posando los labios rosados en aquella bata blanca.

-Lo siento, tengo que llegar pronto a casa, mi familia me espera.

JongHyun carraspeó, removiéndose un poco. La mujer alejó su cabeza, aunque no el cuerpo.

-Oh, vamos doctor, diviértase un poco. ¿No le dan ganas de hacer algo distinto, salir de la rutina?

-En realidad no-respondió-, después de todo, mi vida nunca es una rutina, no con mis hijos y mi esposo.

JongHyun se puso en pie, tomó su bandeja y se dispuso a marcharse de allí.

-Nos vemos más tarde, doctora.

-Nos vemos-contestó, aunque no le miró, su mirada gacha y la voz cortante, no causaron nada en JongHyun. Antes había sentido lastima por ella, por el hecho de que sintiera algo por él y que jamás podría corresponderle, se sentía mal por ella. Ahora ya no le importaba, era demasiado insistente y sentía que no respetaba su matrimonio, si ella quería seguir con aquello, que lo hiciera, JongHyun no iba a caer, no quería caer. Había un límite para todo.

Sin embargo, hubo algo que él no notó. En la cabeza gacha de la doctora, no había tristeza, había una sonrisa.

 

 

 

Notas finales:

¿Qué tal les pareció este capi?

Buenoooooo, pasaron muchas cosas >u< ¿Creen que Daniel se vaya con Kyu? ¿Y que pex con Kyu invitandolo a dar un paseo? ta rara la cosa(?) xD

Uh, uh, poco a poco nos acercamos a la verdad sobre Azai y su mamá. Bueno, más bien en el proximo se sabrá, creo(?) xDD

Okay, okay, no iba a actualizar, pero pos sus comentarios me convencieron y me puse las pilas asadasada >u<

Hasta la proxima beshos lectores <3  


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