Capítulo 55: Se congeló.
-¡Omma!
Kibum no actuó, no se defendió, prefirió proteger a su bebé con los brazos; lo encerró fuerte, cerró los ojos y cayó.
Minho despertó, fue inevitable, sus grandes ojitos se llenaron de lágrimas y pronto comenzó a llorar estruendosamente como sólo los bebés solían hacerlo. El rubio soltó una exclamación, la reacción a su propio dolor llegó demasiado tarde, no le importó en ese momento. No lo hacía cuando su nene lloraba. Se sentó lentamente, le miró e inspeccionó por todos lados, cerciorando que no estuviese lastimado. Suspiró lleno de alivio cuando lo único que notó fue el susto en él, por ello la razón de su llanto.
Sintió las manos de su hijo sobre sus hombros. Taemin estaba a su lado, las muletas sobre el suelo y él dispuesto a ayudarle. Fue cuando sintió un tirón a fuego sobre su brazo izquierdo, era como si una mano con púas estuviera raspando constantemente sin piedad.
-Omma, tenemos que ir casa, hay que llamar a appa para que te cure.
Taemin hubiera reaccionado de otra forma, tal vez se hubiera molestado más, tal vez le hubiera gritado a la mujer, pero ver la herida en su omma, ver a su hermano pequeño llorar, no le permitió más que preocuparse y buscar inmediatamente ayudarles.
Kibum ladeó el rostro, notando una gran mancha roja sobre su brazo. Asombrado, miró a la mujer responsable. Ella permanecía en pie, justo en el mismo lugar donde le había empujado, pero su rostro no era similar al crispado y furioso de hace poco. Ella miraba como si no entendiera lo que acababa de pasar. No se movía, no se inmutaba, Azai le llamaba, pero ella no parecía escucharlo.
-Vámonos-susurró Kibum. No había porque seguir en ese lugar, discutiendo con aquella mujer que al parecer estaba en un estado de congelación temporal.
Azai se acercó a él vacilante. Kibum adivinó su intención, quería ayudarle, pero no sabía si podía hacerlo después de lo que su madre hizo. Temía que Kibum lo despreciara después de ello. Pero el niño no conocía del todo a Kibum, él no haría algo similar. Kibum le sonrió y fue la luz que el muchachito necesitó. Mientras Taemin tomaba sus muletas, Azai ayudó a Kibum a ponerse en pie.
Taemin se despidió de Azai con un corto apretón de manos, hubiera querido despedirse de otra forma, pero con la madre del niño observando, no le pareció prudente. Aunque, cuando Taemin regresó su mirada a ella, la mujer seguía observando el lugar donde Kibum había caído. Entrecerró los ojos, pero no divagó mucho sobre eso, prefirió retirarse e irse a casa, pero antes, escuchó lo que Azai tenía para decirle.
-No sé qué pase ahora, pero nos veremos más tarde si es posible-. El rostro de su niño repentinamente se volvió rojito, sus ojitos cobrizos se cristalizaron avisando una cascada de prontas lágrimas, pero Taemin no quería que su niño se sintiera culpable por todo lo ocurrido-. Lo siento mu…
-No. No lo digas, no tienes que decirlo.
Taemin notó que la mujer seguía perdida, entonces no le importó más y abrazó a su pequeño novio. Los bracitos de Azai se aferraron a su espalda, la calidez de Taemin le embriagó y pudo respirar un poquitito mejor. Una lagrima cayó, pero por suerte fue la única. Se aferró fuerte a Taemin, no sólo porque quería hacerlo, sino para ayudarle a sostenerlo debido a que Taemin hacía más esfuerzo debido a las muletas.
-Y sí, nos veremos más tarde, mi lindo.
Taemin se alejó, pero no lo suficiente. Tomó la carita chiquita entre sus manos y besó su frente. Azai parpadeó, observando, esta vez, a su novio alejarse lentamente. La puerta de cerró, los tres miembros de la familia Kim entraron a casa.
Azai miró a su madre. Parecía, por fin, haber salido de su shock. Lo miraba, pero parecía sorprendida. No dijo nada, sólo se alejó y regresó a casa. Azai caminó detrás de ella, aunque temía, y quería irse; evitar todo lo que su madre tenía para decirle, sin embargo, caminó a casa y cerró la puerta.
*
KyuHyun rascó su nuca. ¿Qué acababa de hacer? ¿Terminaba con los problemas para inmediatamente meterse en otros? ¿Pero qué estaba haciendo? Invitando a Daniel a dar una vuelta, con Dan y Dana justo en frente.
-Daniel no irá, KyuHyun-. Dan había dado su dictamen, por sí sólo, sin pedir la opinión de su hermano. KyuHyun no supo cómo actuar, que hacer, Daniel no decía nada y el tiempo estaba corriendo.
Daniel, él… miraba. Lo miraba. Sus mejillas naranjadas, su mirada escéptica, ¿esto estaba pasando… realmente?
-Kyu…-susurró.
KyuHyun exhaló. Quería escucharlo, Dan lo estaba poniendo, a KyuHyun, en una situación demasiado incomoda. Lo miraba realmente molesto, resentido, y a Daniel, lo miraba con una posesividad increíble. Era bastante claro que Dan era un hermano posesivo y celoso. ¿Cómo lidiar contra aquello? Dana, por otro lado, y, por el contrario, no estaba molesta, estaba sorprendida.
-Kyu, yo… creo que…
-No, Daniel-pronunció Dan.
-Creo que me gustaría.
Dan abrió la boca, sorprendido, ¡¿Qué acababa de decir su hermano?! ¿Estaba bromeando?
-¿Esto es un juego, cierto?
-Dan…-Daniel lo miró, notando enseguida el rostro crispado de su hermano, sin embargo, no se retractó de su decisión-. Dile a omma que regresaré más tarde.
-¡¿Qué estás diciendo?! Te vienes a casa-Dan exclamó. Sus manos, de improvisto, tomaron los brazos de su hermano, acercándolo a él para irse los tres juntos a casa como todos los días, como siempre era, pero su sorpresa continúo al ver la resistencia en su hermano.
-Dan estás exagerando, deja en paz a Daniel. Regresará pronto a casa-Dana habló, no pudo mantenerse callada al ver la reacción explosiva en su hermano.
-Chicos, tranquilícense. Podemos dejar este paseo para otro día-. KyuHyun sabía que esto había salido de sus manos, fue un error, lo sabía, pero no pudo evitarlo. Cuando vio al chico de las mejillas naranjas, no pudo evitar bajar de su motocicleta. Todo fue mecánico, hizo todo lo que hizo sin pensar. Realmente no pensó en nada, sólo planeaba preguntar por su estado después de lo ocurrido en aquella universidad. Le preocupaba el chico, pero ir a “dar la vuelta” no fue algo planeado de ninguna manera. ¿Por qué había pasado y por qué solo invitarlo a él? ¿No podía ser qué...? No. Daniel le agradaba, pero ¿gustarle? ¿Podía ser? ¿Qué pasaba con sus sentimientos hacía Kibum?
-No habrá otro día, KyuHyun-Dan respondió, pero las cosas aún no acababan.
-No, no habrá otro día, Kyu. El día será hoy-dijo Daniel, dirigiéndose hacia KyuHyun.
KyuHyun no lo esperaba, mucho menos al ver a Daniel hacer a un lado a su hermano para acercarse a él.
-¡Daniel!
-¡Dan! Basta, sólo voy a dar una vuelta con mi amigo, ¿cuál es tu problema?
-¿Cuál es mi problema? ¡Me has dicho que te gusta!
-Detente, Dan, dé…-dijo Dana, o al menos empezó o intentó. Un momento. ¿A su hermano, por fin, le gustaba alguien? Su boca permaneció abierta producto de aquella gran sorpresa. Miró a Daniel; el tiempo pareció perder su rumbo. Nadie pronunció palabra por unos cuantos segundos. Daniel parecía procesar lo dicho, el mismo Dan parecía hacer lo mismo, y KyuHyun, él, parecía impresionado.
De repente, Daniel miró al suelo, Dana pensó, por un momento, que estaba llorando, pero incluso aquello le pareció raro. No creía que su hermano fuese a llorar por ello, pero últimamente estaba más sensible por el abuso que había sufrido. Pero, al ver a Daniel alzar el rostro, no sólo vio un rostro molesto, también vio decepción. Las adorables mejillas naranjas habían desaparecido.
Dan sabía que la había regado, no dijo nada hasta que vio a su hermano avanzar hacia KyuHyun.
-Daniel, espera un momento, déjame hablar contigo.
-No.
Pareció un no infinito, tan largo y susurrante que Dan no pudo detenerlo al verlo subir a la motocicleta y avanzar con KyuHyun. KyuHyun caminó detrás de él al verlo con la intención de subirse, le dio un casco, e incluso antes de subirse y macharse, observó a Dan. No esperaba provocar tal problema, ni mucho menos poner a los hermanos en contra. Todo había salido mal.
-Daniel, ¿estás seguro de que quieres venir? Lo lamento, no era mi intención que esto ocurriera, tal vez sea mejor que…
-Por favor, sólo no quiero hablar con mi hermano, llévame contigo, a cualquier lugar. No importa.
KyuHyun vio los ojos gatunos lagrimearse, Daniel estaba dolido. No sabía si era correcto llevarlo con él, se dijo que no, no lo era, pero Daniel se veía tan desolado, allí, solo, sentado en su motocicleta, esperando por irse, esperándolo a él. Sabía que nuevos problemas se avecinaban y se estaba subiendo en ellos, se subió en ellos. Montó la motocicleta y se marchó. A lo lejos, los gritos de Dan mencionando el nombre de Daniel quedaron olvidados poco a poco.
*
JongHyun terminó su turno, aunque más tarde de lo habitual. Se quitó su bata y la guardó dentro de su mochila. JongHyun no usaba maletín, no era lo suyo, no le gustaba, prefería una mochila grande donde meter todos sus instrumentos de trabajo, y le resultaba más sencillo, como ahora, que se le había hecho tarde para ir al recoger a sus hijos en sus escuelas.
Caminó a prisa, topándose, como siempre, con la doctora. Se despidió de ella rápidamente, la pasó de largo, a sabiendas de que, si le daba la oportunidad de detenerlo, lo haría sin dudar y comenzaría una charla sin fin.
Tomó su camioneta, condujo y llegó más rápido de lo esperado. En la secundaria, sólo Dan, Dana e Isabelle le esperaban. Taemin no estaba entre ellos, ni tampoco Daniel. Le resultó extraño y no dudó en preguntar por sus hijos faltantes. Aunque Taemin iba en preparatoria, está quedaba cerca de la secundaria de sus hermanos, por lo que, por su estado actual, su padre pasaba por él. Pero no estaba, y no podía estar tranquilo. Pero escuchar que uno de sus trillizos se fue con un muchacho y precisamente con ese muchacho, no fue agradable de escuchar.
“Daniel se fue con KyuHyun en su motocicleta”
¿Qué estaba planeando ese muchacho? JongHyun había pensado que, KyuHyun, realmente había comprendido que tenía que alejarse de su esposo, pero, ¿por qué acercarse a Daniel? Estaba preocupado, llegó a casa preocupado. Llamó a Daniel, pero no respondió el teléfono celular. Llamó a KyuHyun y tampoco lo hizo.
Respiró un poco mejor cuando vio a Taemin en casa, pero exhaló y casi cayó de boca, cuando vio el gran raspón en el brazo de su esposo.
-Jonggie, amor, no es nada, sólo me caí.
-¿Sólo te caíste? Es evidente que fue producto de una caída, pero ¿cómo ocurrió? -. Su rostro evidenciaba su preocupación. Era un raspón grande, cubría gran parte del brazo, y no dudaba que tuviera más rapones, quizá en las piernas. Más tarde lo sabría, le limpiaría una vez más la herida.
Kibum tenía entre sus brazos a su bebé. Minho balbuceaba cosas inentendibles mientras Kibum trataba de entretenerlo y al mismo tiempo hablar con su esposo, así como este, por su lado, examinaba la herida de su rubio.
-Te he dicho que solo fue una simple caída, aquí, en casa. No te preocupes, estoy bien.
Estaba sentado en la cama, en su habitación. JongHyun de cuclillas a su lado, no parecía para nada convencido con aquella explicación.
-Dime la verdad, porque no te creo. Sé cuándo mientes y ahora mismo lo estás haciendo.
Kibum lo miró. Suspiró, sabía que no podía ocultarlo por mucho tiempo, pero la razón era que sólo quería olvidar el incidente, estaba cansándose realmente de esa mujer. No quería saber de ella. Pero JongHyun lo ponía difícil.
-Escucha, esta mañana la madre de Azai hizo un gran alboroto. Se enteró de la relación de Azai y Taemin. No sé cuál sea la razón exacta de que nos odie tanto, pero estaba muy molesta y se me vino encima. Salí para traer a Taemin a casa, él estaba en casa de Azai, pero no esperé toparme con esa desquiciada mujer armando tal alboroto.
JongHyun suspiró, aunque no fue un buen suspiro. Era un suspiro contenido de furia. Se puse en pie y esperó por más explicaciones, sabía que había más, mucho más que contar. Lo notaba al ver a su esposo morderse las uñas, Kibum sólo lo hacía cuando estaba demasiado nervioso.
-¿Entonces ella te hizo esto?-murmuró suspirando un par de veces más. Vio a Kibum asentir. Dios. Le pareció tan pequeño e inofensivo, allí, sentado, con su bebé en brazos, encogido como si JongHyun lo estuviese regañándolo. Y con aquel gran raspón. ¿Cómo alguien podría ser capaz de lastimarlo? Su Kibum era una persona tan hermosa, sería incapaz de dañar a alguien, pero a él, lo dañaban.
Suspiró una vez más, con más fuerza, pasando las manos por su cabello, ansioso y aún molesto.
-¿Dónde estaba Minho?
Kibum abrió los ojos, pareció sorprendido con la pregunta. JongHyun entrecerró los ojos. Lo sabía. Aún había más cosas por contar.
-Mi amor. No te preocupes más, estamos bien.
JongHyun se arrodilló frente él, Minho, al verlo cerca, alzó los bracitos hacia su papá. JongHyun lo tomó entre sus brazos, el nene pareció contento. Apretó fuertemente los bracitos alrededor del cuello de su appa. JongHyun sonrió, fue inevitable no hacerlo.
-¿Qué pasa, Minho? ¿Todo está bien? Qué bueno es verte, mi bebé.
Minho rio al ver una mueca extraña en el rostro de su appa. Su risita era estruendosa y adorable. Kibum sonrió y acarició las mejillas rechonchas de su pequeño, aunque sabía JongHyun seguiría insistiendo, esto sólo era un pequeño descanso a su conversación.
Algo del enojo que JongHyun sentía mitigó. Sus hijos siempre tenían ese poder sobre él. Pero, no era que estuviera molesto con Kibum, lo estaba con la mujer, mucho más que molesto.
-Cariño, dime todo lo que pasó, no me lo ocultes-. Su voz sonaba más tranquila y relajada, ese fue un punto para que Kibum se sintiera con más confianza para contarlo, pero sabía que cuando lo hiciera, todo el enojo en JongHyun regresaría, tal vez triplicado.
-Minho estaba conmigo, estaba alimentándolo cuando todo ocurrió.
-No puede ser…-JongHyun se puso en pie. Su rostro estupefacto e incrédulo miró a Kibum-. ¡Ella se te vino encima a pesar de que tenías a Minho en brazos!
-Jonggie…
Se levantó de la cama, Minho pareció asustado con la reacción de su appa. Kibum tomó al pequeñito de regreso entre sus brazos.
-¿Qué le hizo a Taemin? Seguramente también le hizo algo. ¡Es una mujer violenta y desquiciada!
-JongHyun…
-No. No me voy a quedar tranquilo, esto se acaba ahora.
-¡JongHyun, espera!
El nombrado salió de la habitación, topándose con sus hijos en el camino. Por un momento olvidó a Daniel y KyuHyun, en su mente sólo había lugar para esa mujer. Salió de casa y tocó ruidosamente la puerta de los vecinos.