Capitulo 5: Un viaje corto.
Esa mañana, después de un número determinado de semanas, una adorable pancita de cinco meses se movía de aquí para allá.
Manzanas limpias y listas para el camino. Diversa fruta picada, sandía en su mayoría, específicamente porque aportaba líquidos y betacarotenos(estos activan los sistemas de defensa en la piel, favoreciendo protección ante los rayos ultravioletas. Aportando principalmente vitamina A) lo que es beneficioso para la piel. Por supuesto, Kibum y JongHyun sabían perfectamente que clase de alimentos llevar para cuidar a sus hijos ante el sol.
Estaban por irse de vacaciones. Su destino sería la playa.
Un gran bote de ensalada de atún y otro de huevo cocido. Finalmente, agua, mucha agua. Y una manzana de caramelo (la que no había podido comerse aun) y una cajita rosada llena de dulces; era la caja que le regaló JongHyun. Sin que nadie mirara, agregó más comida para su satisfacción. Panecitos de fresa y chocolate, juegos de durazno. Bueno, no era comida que se antojara mucho estando en la playa, pero Kibum los echo sin importar. Se puso la bolsa sobre el hombro, sintiéndola un poco pesada. Eran las siete de la mañana y se sentía tan cansado, quizá era el hecho de ser despertado por la alarma a las seis de la mañana, aunque no se levantó justamente a esa hora. JongHyun lo dejó descansar más tiempo, él se encargó de levantar a todos los niños y alistar a los más pequeños con ropa adecuada. La comida, por suerte, Kibum la había preparado el día anterior, en la noche. Cuarenta minutos después, el rubio se levantó de la cama, se dio una ducha rápida y se vistió. Después, cuando salió de su habitación, el escándalo emocionado de sus hijos lo recibió. Finalmente fue a la cocina, donde se encuentra ahora, y, justo en donde hecho la comida extra de panecitos y jugos.
-¡Niños! Suban al taxi, es hora de irnos.
Kibum se sostuvo la barriga bastante visible. Una bolita se asomaba sobre su camiseta holgada y sus shorts acentuados debajo de esta. En sus pies, unas sandalias cómodas tomaban su lugar, rosadas y ligeras.
El rubio miró a sus hijos. Los más pequeñitos corrían con instrumentos de plástico entre las manos: botes y palas en minutara de colores chillantes para jugar en la arena y hacer castillos normalmente deformes. Todos con sus shorsitos holgados y camisetas largas, algunos con gorras, como Akemi y Onew.
-¡Niños!-Volvió a llamar Kibum desde la cocina. Los niños se detuvieron de golpe, mirando a su alrededor hasta encontrar a su omma panzona-Más calmados-los reprendió- sólo suban al taxi con cuidado.
Kibum fue detrás de ellos, buscando con miradas hacia los pasillos a su esposo. Rápido lo vio, JongHyun caminaba con tres mochilas llenas de toallas, trajes de baño de los niños, ropa extra para ellos, bloqueador y salvavidas desinflados (los inflarían en la playa), sobre sus hombros. Una mochila sobre el hombro derecho, otra en el izquierdo y una más entre su mano derecha.
Taemin venía detrás de él junto con los trillizos y, los extras, KyuHyun y Seungri. El par había llegado hacía apenas unos minutos. KyuHyun, con bermudas y una camiseta blanca, anteojos de sol descansaban sobre su cabeza. Sostenía una tabla de surf en una mano a sus costados y una mochila sobre su hombro. Seungri y Taemin iban exactamente igual, a excepción de las ropas. Taemin los había invitado.
-Yeobo, sube al taxi-JongHyun pasó a su lado, tomándole de la cintura con su mano libre, en esta posición siguió caminando, llevándolo hacia el auto-Veamos…-susurró para sí una vez fuera de la casa.
Estaba planeando la manera en que viajarían hacia la central de autobuses, las posiciones. Onew, Akemi, Hiromi e Isabelle estaban en la parte de atrás, con la puerta cerrada. Grace, molesta, quería entrar, pues ella quería ir en ese taxi porque sabía que su omma viajaría allí, pero sus hermanos pusieron el seguro, jugando con ella.
-¡Basta! Déjenme entrar.
-¡No! Omma vendrá atrás, con nosotros. Tu ya no cabes -Risas, burlas, resonaron entre los niñitos dentro del taxi. Sólo quedaba un lugar, el de su omma. Isabelle entretenida en su celular mandaba los últimos mensajes, pues tenía pensando pasarla bien en la playa y olvidarse de su celular, excepto para tomarse fotos, se tomaría muchas fotos, eso era seguro, además no tendría internet en la playa. El taxista miraba la situación despreocupadamente, aburrido. No le importaba, así de sencillo, siempre y cuando no le hiciesen algún daño a su taxi.
Los niños sabían que Kibum debía ir en la parte de atrás debido a su embarazo, ellos eran unos expertos ahora, casi. Habían vivido en constantes embarazos de parte de su madre, sabían varias cosas que un embarazado debía o no hacer. Para Akemi, que era el primer embarazo que presenciaba, sabía unas cuantas cositas, como en este caso, que no era seguro que una persona embarazada fuese en los asientos de adelante.
JongHyun, por su parte, miró a KyuHyun. El muchacho no perdía el tiempo. JongHyun miró que se había puesto los lentes para, de esta manera, poder mirar cómodamente las piernas bonitas de su esposo; estaban hinchadas y más carnuditas por el embarazo. JongHyun negó con la cabeza. Por supuesto KyuHyun no iría en el taxi con Kibum, optó porque Taemin fuese en el asiento del copiloto y Grace se iría con él en otro taxi.
-Grace, vienes conmigo-ordenó. La niña lo miró con un pucherito y los ojillos de cachorro medio aguados. Sus hermanos, dentro del taxi, rieron a sus anchas.
JongHyun los miró con una ceja alzada, diciendo sin palabras que callaran de una vez. Los niños borraron sus sonrisas en un segundo. Fue el turno de Grace para reír.
-Hija-Le llamó nuevamente JongHyun.
La niña caminó detrás de él sin respingar esta vez.
-Taemin…- Sus palabras murieron. Si le decía a Taemin que se fuese con su madre, seguramente el muchacho se negaría porque tenía pensando irse en otro taxi con sus amigos, además, lo correcto sería que se fuese con ellos a decir verdad. Aun seguía sosteniendo la cintura de su esposo, Kibum estaba extrañamente callado. Lo miró, este estaba rebuscando en la bolsa sobre su hombro.
-Todo está en orden-murmuró, cerrando la bolsa nuevamente-toda la comida está en su lugar, parece que no olvidamos nada- Kibum abrió la boca exageradamente-¡Ah!-Miró hacia la casa-pero si falta cerrar la puerta.
Kibum se alejó de él, rompiendo el cálido agarre sobre su cintura. Dio la vuelta, pero cierto muchacho le interrumpió el camino a seguir.
-No se preocupe, señor Kim, yo me encargó-KyuHyun olvidó completamente a JongHyun. Olvidó que el hombre estaba frente sus narices observando cada uno de sus movimientos; olvidó la advertencia que le había impuesto sobre Kibum; olvidó todo con tal de ayudar al rubio. Cerró la puerta, pero cuando dio la vuelta y vio el rostro serio de JongHyun, lo recordó. Su sangre pareció haberse congelado. Caminó a paso rígido hacia otro taxi que esperaba estacionado, recibiendo un suave “gracias” de parte del hombrecito de las piernas bonitas. Entró antes que todos, colocando antes la tabla de surf sobre el taxi y forzándola debidamente, siendo seguido después por Taemin y Seungri.
JongHyun estaba comenzando a creer que la situación se estaba poniendo cada vez más seria. Comenzaba a sospechar que KyuHyun estaba verdaderamente enamorado de su esposo. Definitivamente debía hablar nuevamente con ese muchacho y advertirle de manera más precisa.
Volvió a tomar la cintura de su embarazado, se plantó frente él, abrazándole suavemente. Le dio un pequeño beso en la frente.
-Te veo en unos minutos, Daniel ira contigo.
Daniel escuchó, deteniéndose justo a tiempo porque estaba a punto de subirse a otro taxi. Se volvió, entrando al taxi donde Onew, Hiromi y Akemi, mantenían una gritería emocionada, riendo y haciendo sus vagancias. Tomó su lugar en el asiento del copiloto.
-Está bien, Yeobo- Kibum acarició su cabello una vez, sonriéndole y luego alejándose de él. Subió al taxi.
JongHyun suspiró, abriendo la cajuela para echar las tres mochilas ahí. Después, entró al tercer taxi donde Dan, Dana y Grace le esperaban. El primer taxi, donde la omma permanecía, el segundo taxi con amigos de Taemin y el tercer taxi con el appa.
Justo cuando los tres taxis arrancaron, el primero se quedó a medias. Kibum salió disparado, entrando con cierta dificultad a la casa. No llevaba consigo la bolsa de los alimentos, al parecer la había dejado en el taxi.
-Kibum…-susurró, JongHyun. Lo observó entrar por el espejo retrovisor-Disculpe, deténgase por favor- El taxista se orilló cuando apenas había avanzado casi un metro, y JongHyun salió bajó preguntas que sus hijos le formularon, entre una de ellas… “¿A dónde vas, appa?”
JongHyun entró a la casa. Encontró al rubio saliendo del baño de su habitación. Sus mejillas estaban sonrosadas; su rostro adolorido.
-Jonggie…-Murmuró, sonriéndole un poco.
-¿Qué sucede?-Preguntó atropelladamente. Se acercó a él y lo rodeó con sus brazos fuertes. Kibum lanzó un respingó, un gemidito doloroso, y, en un momento, intentó alejarse de él. Su espalda se dobló lo suficiente como para que su pecho no se rozara contra el de JongHyun a pesar de que la pancita los separaba lo suficiente.
Entonces, JongHyun frunció el seño, comprendiendo lo que estaba pasando con el rubio.
-¿Tus pezoncitos de nuevo?
El rostro de Kibum se tiñó rápidamente de un tono rojizo. JongHyun lo había dicho de una manera tan normal, como alguien que hablase casualmente sobre el clima. Asintió con la cabeza, medio avergonzado. Cerró los ojos, dejando escapar un suspiro.
-Ya se me pasara…
-Cariño-canturreó-¿Con quién crees que estás hablando? Soy médico, sé que esto no pasara. El dolor no pasara por el resto del mes y un poco más para el mes séptimo. Están doliéndote cada vez más…-Pronunció preocupado.
-Hmm-Murmuró quedamente. Abriendo los ojos gatunos lentamente. Hizo un puchero involuntario-Estoy bien, sabes que estoy acostumbrado a esto.
-No-JongHyun negó-Te cambiaras de ropa-ordenó-Quizá una camiseta más suave te hará bien- JongHyun lo soltó, caminando rápido hacia el closet. Rebuscó entre las ropas, queriendo encontrar alguna prenda que le pudiese dar alivio a aquellos pezones sensibles que adornaban el pecho blanquecino de su esposo.
-JongHyun… estoy bien- Kibum caminó hacia él, pero fue ignorado completamente-JongHyun-repitió. Le tocó el hombro, pero JongHyun ni chistó. Resignado se sentó en la cama. Los taxis estaban esperando y le preocupaba dejar a sus niños solos-Jonggie- Habló nuevamente.
JongHyun al fin lo miró, sólo porque ya había terminado de buscar. Encontró una camiseta blanca, ancha y suave, de tela delgadita, hecha de algodón. Repentinamente, ladeó el rostro como un pájaro curioso, mirando tiernamente al rubio. Se veía tan bonito allí sentadito como un niño bueno, mirándolo extrañamente con aquella pancita de cinco meses sobresaliendo.
-Yeobo… ¿Qué tienes?
JongHyun no contestó. Movió una de sus manos hacia la barbilla del panzoncito, y la alzó. Kibum lo miró con los ojos brillantes. Entonces, JongHyun lo besó; entero, con ganas, con hambre, Kibum tuvo que inclinarse hacia la cama y ahogar un gemido de sorpresa entre sus bocas. Tomó la camiseta de JongHyun entre sus dedos, haciendo puños. Arrugó la tela entre sus dedos largos. Su espalda se dejó caer sobre la cama.
-Jonggie…mi vida- Gimió cuando sus labios fueron liberados. Los besos de JongHyun descendieron hasta su cuello. Uno, dos, tres besitos sin marcas. Le abrió la camiseta, dejando expuestos al par de botoncitos anchitos, más grandes de lo normal, más sensibles de lo normal. Tocó uno, pero inmediatamente Kibum lanzó un quejido doloroso- No… JongHyun, por favor.
-Sólo estoy quitándote la camiseta-murmuró inocentemente, papel que no le quedaba precisamente bien, porque inocente JongHyun, ni sus cabellos. Aunque, su voz había sonado realmente inocente. En conclusión, JongHyun sabía actuar muy bien.
-JongHyun, no toques, sabes que me duele.-Pronunció mientras dejaba que su esposo le quitara la camiseta.
JongHyun, como era de esperarse, no obedeció. Le dio un beso en uno de los pezones, uno corto, que no logró ser doloroso para el rubio. Sonrió y luego dio otro besito en otra zona. Uno más duradero, más ruidoso, en la pancita donde una patadita lo recibió.
Un sollozó retumbó en sus oídos.
-La primera patadita de nuestro bebé- Kibum comenzó a llorar sin esperarlo, llevándose una mano a la boca de corazón y otra hacia su vientre. La emoción le ganó en un segundo. Mismo segundo que inicio la patadita, así como sus sollozos. Era su último bebé, Minho sería el último hijo que tendría, era lógico que se podría sentimental, que se conmoviera.
JongHyun, en cambio, sonrió, y siguió repartiendo besitos en toda la barriga alzadita y sobre la mano fina del rubio. Sintió la pataditas, sabiendo que su hijo iba a ser un niño al que le gustasen mucho los mimos, seguramente sería igual que su omma. Le gustaría ser consentido y muy querido. Alzó el rostro, mirando al rubio con lágrimas en los gatunos. Le sonrió grande, besando cada una de las lágrimas que descendían hasta sus mejillas rechonchas. El embarazo lo hacía más cachetón, sus mejillas se veían tan adorables cuando se teñían, los pómulos resaltaban más. Era simplemente precioso. Verlo tendido allí, con aquella pancita, con esos ojos cristalinos, pero feliz, con las primeras pataditas de Minho. Era algo simplemente indescriptible, siempre, cuando este momento llegaba, era indescriptible.