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La familia Kim por Nanaa

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Notas del capitulo:

DATO IMPORTANTE: Los trillizos tienen 15 años.

Se me había olvidado poner su edad en el capítulo anterior asdasdasd xDD Vale97, ya tienes la respuesta, ya que tu me preguntaste sobre la edad de los trillizos, me hiciste darme cuenta que se me olvido ponerlo en el cap anterior D:

Owww, JongKey shippers, sus Rewievs fueron tan bonitos, de verdad que se los agradezco mucho, no esperaba tener tantos, me sorprendí mucho y me puse tan feliz TTnTT entrar a AY y ver 12 Rew, wooow, muchismas gracias, me animaron tanto que obviamente tenía que hacer continuación. Hasta el momento no se cuantos capítulos tendra este fic, y no es que no sepa como continuarlo o algo así, ya tengo todo el fic planeado, me refiero a que este es un fic que puedo terminar en cualquier momento, como puedo terminarlo en el cap siguiente o en unos diez capitulos más, bueno, eso...

Waaaaa, de nuevo gracias por los Rew, por lo mismo les dejó este capitulo largo, segun yo xD

Capitulo 2: Buenos días.

 

Por la mañana, un sonido chirriante invadió los tímpanos de seis personas. La primera figura, el rubio de los ojos gatunos, se removió inquieto, sostenido aun en brazos a su pequeño hijo. Akemi comenzó a removerse después de su madre, estirándose como un gato en plena cama, olvidando por completo que había más personas durmiendo a su lado. Una de sus manos golpeó, sin querer, el rostro de su hermano Onew.

 

El chiquillo de diez años arrugó el rostro por el golpe. Sus ojos pequeños se abrieron asustados; el golpe le había dolido. Se paso las manos por el rostro, en su cachete, sobándose la parte afectada. De pronto, otro golpe le fue dando en su costado, chilló despacito, quitando de un santiamén las manos de su cara. Entonces lo miró. Era Akemi, el diablillo estaba estirándose, retorciendo como gusano sin importar pegarle, aunque Akemi ni cuenta se daba, estaba muy concentrado en estirarse. Onew se sentó de golpe en la cama, empujando, sin querer, a Hiromi, su hermano con el pijama de flash. Hiromi se revolvió, abriendo sus ojos de cachorro lentamente. Y la batalla continuó.

 

Hiromi también comenzó a estirarse haciendo, a la vez, pequeños soniditos de satisfacción. Golpeó a Onew en su costado izquierdo, al mismo tiempo que recibía otro golpe en su costado derecho por parte de Akemi.

 

-¡Ya! Dejen de pegarme- Exclamó, Onew. Empujó un poquito a sus hermanos, alejándolos de él.  

 

-¡Onew!- Bramaron los chiquillos al mismo tiempo.

 

Y, entonces, los tres niños comenzaron a empujarse entre ellos. La alarma seguía sonando, cada vez chirreando con más fuerza, pero todos lo ignoraban. En este momento, los hermanos eran lo que hicieron despertar a sus padres o al menos sólo a uno de ellos.

 

JongHyun abrió los ojos de sopetón, encontrándose con la escena de esos tres chiquillos. Grace recibió un empujón, la niña seguía entre sus brazos, durmiendo hasta el momento de que recibió el empujoncito. Sus ojos, igualitos a los de su padre, se abrieron gigantes al mismo tiempo que recibía otro empujón. La niña se sentó en la cama y miró a sus hermanos con cierto enojo. Estaba a punto de lanzarse a la mini pelea cuando su appa la detuvo.

 

-Ve a tu habitación, dúchate y arréglate para la escuela- Le dijo inmediatamente. Sus ojos estaban hinchados, aun se sentía cansado como si no hubiese dormido nada.

 

-Pero appa, ellos…

 

-Kim Grace, a tu habitación ¿O es que tienes ganas de unirte a sus empujones y que te castigue a ti también?- Le sonrió a su niña, y esta, con un asentimiento de cabeza y un respingo se bajó de la cama.

 

De improvisto, y al escuchar las palabras de su appa, los tres niños dejaron de empujarse y jalonearse.

 

-Appa, ¿De verdad nos castigaras?- Hiromi se bajo de la cama como un rayo, miró a su padre con la carita tierna como un cachorrito a punto de ser castigado.

 

-Ejem, buenos días, Appa, ¿Cómo amaneciste?- Murmuró Onew, como si con aquellas palabras pudiese hacerle olvidar a su padre que estaba molesto con ellos.

 

-Buenos días- Se quitó la sabana del cuerpo a la vez que se bajaba de la cama- Y no amanecí muy bien, ciertos niños estuvieron dándose de empujones, despertándome- Se estiró hacia su mesita de noche, apagando la alarma- No sé qué podría hacer con esos niños- Miró a sus hijos mientras se cruzaba de brazos.

 

-Podrías perdonarlos-Musitó, Hiromi, encogiéndose en su sitio como si ya lo hubiesen regañado.

 

JongHyun rió, negando con la cabeza.

 

-¿Por qué iniciaron los empujones?- Preguntó simplemente.

 

-Bueno… -Trato de pronunciar Onew, pero su hermanito se le adelantó.

 

-¡Fue Onew! Estaba estirándome y él solamente empezó a empujarme.

 

-¡Eso no es cierto, tú me empujaste primero mientras te estirabas! Me diste en mi costilla y también Akemi!- Onew señaló al niño de dos cuatro añitos, Akemi estaba bien acurrucadito con su omma, durmiendo como si nada hubiera pasado. Y la madre, bueno, él seguía durmiendo de igual manera, ajeno a todo lo que pasaba. Kibum solía dormir mucho durante sus embarazos.

 

-Bien, por lo que veo todo esto fue un accidente- JongHyun se caminó al lado de su esposo, al otro lado de la cama. El rubio estaba a un bordito de caerse de la cama. Sus hijos y sus empujones casi hacen que Kibum caiga- Bien. Vallan a sus habitaciones y alístense para la escuela.

 

-Pero appa…

 

-¿Me están desobedeciendo?- JongHyun los miró serio. Los niños no lo pensaron ni dos veces y corrieron despavoridos de la habitación como abejillas fuera de su nido.

 

JongHyun rió cuando sus hijos estuvieron fuera. Tenía que comportarse así para que los niños le hicieran caso, no podía permitir que sus hijos lo retaran o desafiaran. Después, era difícil tratar de reeducarlos, ya lo habían vivido con su primer hijo, Taemin. El chico había sido demasiado rebelde, les faltaba el respeto, desobedeciéndolos y retándolos. Por suerte, supieron cómo controlar a su hijo antes de que todo se saliera completamente de control, ya que los niños más pequeños habían comenzado a imitar el mal carácter de Taemin, su desobediencia. Ahora todo estaba bien, aunque Taemin seguía siendo un poco rebelde, era un adolescente después de todo, pero JongHyun y Kibum sabían cómo controlarlo para que no volviera a comportarse irrespetuosamente con ellos.

 

-Cariño, Kibum….- El castaño le tocó las mejillas, pellizcándolas con sus dedos. Al ver que el rubio seguía profundamente dormido, comenzó a picarle la nariz, después le dio unas palmaditas en sus mejillas. Kibum comenzó a removerse, sus pestañas se movieron, temblando levemente. JongHyun sonrió, esta era la mejor manera de despertar a su esposo. Kibum sólo despertaba si le tocaban el rostro, era extraño, pero así funcionaba el rubio, él no despertaba con sonidos altos, con gritos o empujones, a él tenían que tocarle el rostro. Y JongHyun adoraba ser quien lo hiciera. Adoraba cuando esos ojos gatunos movían las bonitas pestañas antes de abrir los parpados lentamente, luego pestañeaba, acostumbrándose a la luz, para, por último, abrir por completo sus ojos preciosos, y entonces, lo miraba a él y le sonreía. Era lo más agradable de ver, lo mejor que pudiera ver por las mañanas.

 

-Buenos días, Yeobo- Si, y eso acababa de pasar, su esposo acababa de despertar, sonriéndolo tan bonito como sólo él podía hacerlo.

 

-Buenos días, Yeobo- Respondió, besándole la nariz pequeña. Kibum pestañeó al recibir su beso mañanero, para luego, sentir el más profundo: el beso en sus labios de corazón. Fue algo pequeño, un beso con duración de cinco segundos, dos movimientos de labios, a un lado y luego al otro, y luego uno más pequeño, un piquito, y a seguir con su día.

 

-Iré con Hiromi, lo mande a bañarse- Murmuró el castaño.

 

-Está bien, yo me encargare de este chiquitín- Kibum le dio un apretón a Akemi, el niño seguía bien dormidito entre sus brazos.

 

-¿Quieres que te ayude con el desayuno?- Preguntó JongHyun antes de salir. La puerta ya estaba abierta, Grace la había dejado así cuando salió.

 

-Sólo que me laves las frutas mientras baño a Akemi- Murmuró, levantándose de a poquito de la gran cama.

 

-Está bien, ¿y los lonches de los niños?- Preguntó ya fuera de la habitación.

 

-Serán bolas de arroz con un sándwich y una manzana- Dijo un poco más fuerte para que JongHyun le escuchara.

 

-¡Perfecto!- Exclamó.

 

JongHyun se encaminó al baño, allí estaba Hiromi,  sambutido en la tina mientras jugaba con varias figuras de acción; flash, por supuesto, y otros personajes de marvel, el capitán américa y el hombre araña. Una combinación extraña, pero el niño adoraba todo esos monitos y así mismo las películas que protagonizaban dichos personajes.

 

-Tus telarañas no sirven en el agua, hombre araña, ja- Murmuraba el niño, manejando a su querido flash con una manita.

 

-Hiromi- Entró JongHyun, viendo a su niño- ¿Ya te lavaste el cabello?

 

-No, ahora mismo- Hiromi dejó flotando a las figuras de acción mientras que su padre le pasaba el champú.

 

-Bien, cuidado con el piso cuando salgas- Le señaló antes de salir.

 

-¡Ya soy grande, ya no me caigo!- Murmuró más fuerte para que su appa le escuchara.

 

-Está bien, demuéstramelo entonces, y no te vuelvas a caer- Dijo, con la cabeza en la puerta, asomándose hacia el baño.

 

-¡Lo hare!- Murmuró el niño entusiasmado. Tenía los ojos cerrados, el champú ya estaba en su cabeza mientras se frotaba el cabello haciendo la espuma.

 

JongHyun sonrió y se encaminó a la sala, sus queridos trillizos estaban frente la televisión, jugando videojuegos. Su sonrisa decayó.

 

-Buenos días- Dijo, mirando a sus hijos con los brazos cruzados.

 

-Hola appa- Respondieron los tres muchachos al unisonó. Estaban embobados en la pantalla, no pestañeaban ni movían un sólo musculo de sus cuerpos a parta de sus dedos bien puestos en los controles.

 

-¿Empezamos de nuevo, Dan?- Pero el adolescente ni si quiero lo miró. JongHyun entrecerró los ojos- ¿Daniel?- JongHyun ladeo el rostro- ¿Dana?- Se puso enfrente de la televisión.

 

-¡Appa!- Exclamaron los tres muchachos.

 

-Los quiero listos en diez minutos, así que apresúrense a ir a sus habitaciones y ducharse.

 

-Pero el mío está ocupado. Isabelle sigue allí desde que me levanté- Refunfuño, Dana. Dejó su control en la mesita ratona.

 

-¿Y cuáles son sus excusas?- Miró a Daniel y Dan.

 

-Ah... ¿También mi baño esta ocupado?- Preguntó, Daniel. Al chico no se le daban las mentiras.

 

-Oh, ¿Si? Pero si tu y Dan comparten habitación, ¿Cómo es posible eso si él está aquí, a tu lado y con el control en mano?- JongHyun lo miró con una ceja alzada, esperado una respuesta.

 

-Ah…- Pero, claro, Daniel no supo que decir. Finalmente dejó el control en la mesita.

 

-¿Dan, que puedes decirme?- Preguntó al último mellizo. Dan se encogió de hombros, restándole importancia.

 

-Tenía ganas de jugar- Dijo simplemente.

 

-Perfecto. Ahora vallan a sus habitaciones y alístense- JongHyun les sonrió, y eso fue lo que más desconcertó a los chicos.

 

Dan dejó el control en la mesa. Ninguno sabía que esperar. Su padre estaba comportándose raro. Dana y Daniel se levantaron al mismo tiempo, alejándose hacia sus habitaciones. Dan, en cambio, se levantó lentamente, mirando a su padre afiladamente con esos ojos gatunos. JongHyun sólo le sonrió más grande.

 

-¡Appa!- El muchacho sonrió, cruzándose de brazos como su padre-Estas tramando algo- Entrecerró los ojos, alejándose lentamente del lugar, pero sin despegar su sonrisa y sus ojos afilados de su padre. JongHyun seguía sonriéndole hasta que lo perdió de vista.

 

-Estos muchachos- Suspiró, negando con la cabeza y adquiriendo una pose más tranquila. Finalmente se dirigió a la cocina para lavar las frutas que Kibum le indicó.

 

Mientras tanto, en el baño principal, Kibum ayudaba a Akemi a bañarse. El rubio sólo le observaba, cuidando de su niño. Akemi apenas había empezado a bañarse él solito, su mamá sólo lo observaba, cuidándolo, le pasaba la toalla cuando acababa.

 

El niño jugaba con sus animalitos flotantes. El típico patito amarillo, un perrito y un gatito. Akemi adoraba a los animales, siempre que veía un animalito deseaba tocarlo, lo que era un problema cuando iban al zoológico. Así que comúnmente lloraba mucho en los zoológicos cuando sus appas no lo dejaban tocar los animales que quería, pero no se podía hacer mucho, sus appas jamás dejarían que se acercara de más a un tigre o a una serpiente, por supuesto que no.

 

-Akemi, pasa la esponja por tu cuello- Akemi dejó sus juguetes y agarró la esponja. El niño siempre olvidaba lavarse el cuello, lo que ocasionaba que tuviese un collar de mugre alrededor de su cuello, su omma siempre tenía que recordarle para que se lo limpiara.

 

-Omma, saliendo del kínder ¿Podemos ir a comprar una manzana de caramelo?- Y también adoraba los dulces.

 

-Claro, pero sólo será una, ¿Bien?

 

Akemi asintió entusiasmado, normalmente siempre pedía más de una manzana azucarada, pero su omma pocas veces le hacía caso. Solamente una, y es que, en el trascurso del día pedía más dulces.

 

-Ven aquí- El niño alzó los brazos, sabía que era hora de abandonar la ducha. Su omma le paso agua por el cuello para quitarle el jabón y finalmente lo cargó, enrollándolo con una toalla. Rápido lo puso en el suelo, tenía que cuidar su embarazo.

 

-Bebé, ponte tus sandalias y pídele a appa que te cambie, ve…- Susurró la última palabra. Sentía cierto ardor en su garganta y sabía perfectamente lo que eso significaba.

 

-Omma, ¿Te sientes bien?- Preguntó el niño, mirándolo desde abajo con sus ojillos gatunos.

 

-Si mi niño, sólo ve, ahora me toca a mí darme un baño- Le sonrió como pudo. No aguantaba más, quería arrodillarse frente el inodoro ahora mismo. Por suerte, el niño se tranquilizó con la sonrisa que le dedicó, salió despacito, dejando abierta la puerta tras él. Pero aun así, él sabía que su omma estaba fingiendo. Akemi era un niño muy listo.

 

Kibum se arrodilló enseguida, vomitando lo poco que tenía en el estomago. Se tocó su pancita, apenas se sentía la curvatura en su vientre.

 

-Cielos…- Susurró, dando otra arcada. Sus ojos comenzaron a aguarse, las dos primeras lágrimas descendieron por cada una de sus mejillas sonrosadas. Se quedó un momento allí, arrodillado, una vez que terminó. Bajó la palanca del baño con extrema lentitud. No supo nada más por varios minutos, se sentía un poco perdido.

 

-Bum- Alzó el rostro, doblando su cuello para mirar al hombre parado tras él.

 

-Yeobo- Musitó rasposamente. Su garganta se sentía caliente.

 

JongHyun sabía perfectamente lo que había pasado, lo que su rubio había hecho. Se extraño cuando Akemi llegó hacia él con una sola toalla cubriéndole y los cabellos húmedos, entonces le pidió que fuera con su omma porque no se sentía bien. JongHyun no supo qué hacer por un momento, hasta que llegó Daniel recién bañado y listo con la ropa del uniforme. Le pidió que se llevara a Akemi a su habitación para que le buscara su uniforme del kínder, y así él salió disparado hasta el baño de su habitación.

 

JongHyun tomó al rubio por la cintura, alzándolo hasta ponerlo en pie.

 

-¿Te sientes bien?- Acarició sus labios, siguiendo la formita de corazón con sus dedos.

 

-Si… sólo que- Pausa- Me siento muy cansado, más que con los otros embarazos- Se dejó caer sobre los brazos fuertes de su esposo, JongHyun lo sostuvo con gustó, cargándolo sobre sus brazos en un instante.

 

-Este es tu límite, diez hijos son suficientes, ¿No lo crees?- Le sonrió mientras lo recostaba en la cama.

 

-Sí, creo- Kibum rió ruidosamente- Pero, Yeobo, aigo…- Respingó- Ya están empezando a dolerme mis…- Calló, nunca podía decir la frase completa. A pesar de que ya llevaba diez embarazos, y que en cada uno de ellos le dolía esa parte de su anatomía, nunca podía decirle que le dolían sus…

 

-¿Pezoncitos?- Sonrió, burlón, acariciando los pezones sensibles del rubio sobre la ropa de su pijama.

 

-Basta, JongHyun, duelen- Tocó las manos de su esposo, esas mismas que estaban acariciando maliciosamente sus botoncitos rosados.

 

-Haber… quiero verlos- JongHyun alzó la camisa del rubio rápidamente, sin darle tiempo de respingar para que no lo hiciera.

 

-¡No! ¡Yeobo!- Kibum se carcajeó, retorciéndose en la cama para que JongHyun no mirara sus pezones, lo que era tonto porque JongHyun los había visto millones de veces, aun así, Kibum se negaba, riendo.

 

-Ya, Bum, sólo déjame verlos, no los tocare, lo juro- Claro, eso era una completa mentira, por supuesto que los tocaría.

 

-¡JongHyun!

 

-Mira esto, se pusieron más grandes, están más anchos- JongHyun le paso el dedo por el botoncito derecho.

 

Kibum paro en ese instante, mirando sus propios pezones.

 

-Dijiste que no los tocarías, lo juraste- Posó su vista en el mentiroso, sus ojos de gato le veían serios, casi molestos. Pero JongHyun sabía que Kibum, por dentro, estaba muriendo de risa, sabía que en realidad no estaba molesto y sólo buscaba intimidarlo. Con él no funcionaba, conocía a su rubio como la palma de su mano.

 

-Lo siento, te mentí, sabes que siempre rompo mis promesas cuando se trata de tocarte…

 

Kibum se puso medio rojo, entonces, no pudo contener más la risa. Rió con ganas, pero arrugó el rostro cuando JongHyun volvió a tocar sus pezones.

 

-¡Ya! Kim JongHyun, nos los toques, en serio, duelen mucho- Susurró, haciendo uno de esos pucheros preciosos, JongHyun lo besó por supuesto, no podía perder la oportunidad de besar uno de esos exquisitos pucheros.

 

-Bien, bien, pero no olvides decirme cuando ya no te duelan- Murmuró, alejándose de su rubio para dirigirse al closet- No puedo, simplemente, no tocarlos más.

 

-Pervertido, por eso es que tenemos casi diez hijos- Pronunció, riendo a lo grande mientras JongHyun le giñaba un ojo e ingresaba al cuarto de baño con ropa en mano que previamente había sacado del closet.

 

Kibum suspiró, recuperando aire que ni si quiera sabía había perdido. Se levantó de la cama, dirigiéndose a la habitación de Taemin. El adolescente, como ya se lo esperaba, estaba totalmente desparramado en la cama como un gran oso perezoso.

 

-Kim Taemin, es hora de despertar- Corrió la cortinas, Taemin inmediatamente se cubrió los ojos con las sabanas- Lee Taemin, sal de esa cama, rápido- Murmuró calmadamente, dirigiéndose hacia los pies de la cama, entonces, le quitó las sabanas de un tirón, destapándolo en un segundo y en ese mismo segundo Taemin se hizo bolita en su lugar y se cubrió los ojos con los brazos.

 

Kibum lo miró por un instante, sonriendo mientras negaba con la cabeza. Salió del cuarto y se dirigió hacia el baño de la sala, allí estaba Hiromi, saliendo apenas del baño.

 

-¡Omma!- El niño corrió a abrazarlo, enrollando sus bracitos en las piernas de su mamá- Buenos días.

 

-Buenos días, mi niño, ¿Dormiste bien?- Kibum le acarició sus cabellos húmedos mientras hablaba.

 

-Sí, mucho, ¿Me dejaras otra vez contigo y appa, siiiiiiiiiiiii, mami?

 

-No lo creo, Hiromi.

 

El niño dejó de abrazarlo, hizo un puchero, triste.

 

-Mi niño, no me mires así- Kibum rió- ¿Qué no eres flash, debes ser valiente, o no?-El niño cambió su gestó, mirando a su omma con cierta sorpresa.

 

-Es cierto, ¡Yo soy flash!- Exclamó, sonriendo grandote. Puso una mano en alto, entonces empezó a correr lo más rápido que pudo hacia su habitación-¡Yo soy flash!- Lo escuchó gritar desde su cuarto.

 

Kibum siguió sonriendo mientras ingresaba al baño y tomaba el rociador del estante.

 

Ingresó a la habitación de Taemin con el rociador en mano, y así, comenzó a rociar a su hijo con el agua fría, en el rostro.

 

-¡Ya! Omma, ¿Siempre tienes que hacer esto?- Preguntó molestó, sentándose de golpe en la cama mientras que con las manos se cubría del rociador de su madre.

 

-Sabes perfectamente que esto pasara si no te levantas cuando te digo. Así que si no quieres más rociador, levántate ahora mismo. Ducha, ahora- Señaló el baño individual del muchacho. Este se levantó de mala gana, ingresando al baño. Taemin siempre amanecía de mal humor.

 

Kibum dejó el rociador en su lugar y después se dispuso a hacer el desayuno. Isabelle le ayudo, preparando las bolas de arroz de sus lonches mientras que Daniel hacia los sándwiches. Agregó mucho picante a los sándwiches de Dan y Dana, sonriendo como bobito cuando terminó. Los envolvió en una servilleta para después echarlos en un botecito especial para sándwiches. Siguió sonriendo mientras hacia los demás sándwiches de sus hermanos.

 

Mientras tanto, Kibum partía diferentes frutas. Hizo muchas tostadas y un rápido Kimchi. Casi era hora de ir a la escuela, tenía que apresurarse.

 

-¡Dana, Dan!- Ayúdenme a poner los platos.

 

Cinco minutos después, todos los platos estaban en su lugar y todos los niños estaban en sus respectivos asientos, comiendo. Los últimos en ingresar al comedor fueron Taemin y JongHyun. Taemin aun estaba somnoliento y tenía esa cara de pocos amigos. JongHyun, en cambio, llegó más que despierto, hambriento y sentándose al lado de su esposo. Llevaba su uniforme de trabajo; los pantalones blancos, la camisa blanca y la bata blanca. El desayuno fue ruidoso y Daniel no paraba de sonreír por su travesura de los sándwiches.

 

Cuando la hora llegó, Kibum se fue caminando con Akemi, Hiromi, Grace y Onew tomados de su mano. Tuvo que ducharse muy rápido y vestirse a la velocidad de la luz, pero ya estaba, listo para llevar a sus hijos a la escuela. El Kínder y la primaria quedaban cerca, así que se iban a pie.

 

JongHyun salió con Isabelle, Dan, Daniel y Dana hacia su auto. Taemin se iba a parte, tomaba el autobús con unos amigos que pasaban por él, uno de ellos se llamaba KyuHyun, y, aquel muchacho, siempre miraba de manera extraña a su omma, Kibum. Pero no le tomaba importancia, quizá se le hacía raro que Kibum pudiese tener tantos hijos, cargarlos dentro de él por nueve meces; siempre un hijo tras otro.

 

JongHyun se despidió de su esposo antes de subir al auto.

 

-Yeobo, guarda el juego de los trillizos, los controles y los discos. Todo. Cuando regresen de la escuela, diles que mañana pueden pedirte el videojuego, pero por hoy…

 

-No hay videojuegos, hasta mañana. ¿Estuvieron jugando mucho mientras dormía?- Dijo, a la vez que completaba sus palabras. Kibum, aparte de dormir por las noches, también se daba sus siestecitas por la tardes.

 

-Algo así. Estuvieron jugando en la madrugada.

 

-Ay, estos niños- Kibum negó con la cabeza- Bueno, está bien. Te veo por la tarde, Jonggie, cuídate.

 

-Bien, tú también cuídate. Cualquier cosa, no dudes en llamarme- El castaño le acarició su pancita, sobándosela con mucho cariño.

 

JongHyun le tomó el rostro y le dio uno de esos besos cortos, exquisitos, y después de subió al coche, yéndose con todo el gritadero de sus hijos en la parte de atrás.

 

 

 

Notas finales:

Lo siento, no pude evitar poner a KyuHyun en la historia, adoro a ese hombre, aunque ni si quiera me guste mucho SUJU xD

!Ya aparecio el Taeman rebeldón! ¿Saben? este fic se me esta haciendo muy raro, es que también amo el Taekey xDD Taemin como hijo de Bum, aigo, pero así hice el fic y me aguanto (?) ahahah

Bueno, esto es todo por hoy, gracias ♥

 

 

 


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