Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Dark Horse por LaMueRtHeSitHa

[Reviews - 93]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

No creen que el tiempo pasa muy rápido a veces??

Jojojojojojo

Yo sentía que este mes apenas y tenía tiempo de respirar.

Bueno eso y que mi musa es una perr@ y se decidió a dejarme sola ¬¬

Jojojojojo

Jojojojojo

Jojojojojo...

 

 

 

Perdón,

No me odien ._.

 


Dark Horse


“El fantasma del viento”


Por LaMueRtHeSitHa


 


 


Naruto se estaba terminando de anudar el hakama mientras Sasuke se terminaba de peinar en el baño. Su uniforme era un kimono masculino de color azul grisáceo, con mangas que les llegaban casi a sus muñecas y un hakama azul marino encima, que era un pantalón holgado con pliegues por el frente.


Para Naruto el primer día fue emocionante. Todo ese día sería nuevo. Mientras que por otra parte Sasuke estaba preocupado porque Naruto no lo echara a perder cuando aun estaban a prueba.


Por los pasillos de los edificios se veían los sirvientes andar y venir con prisa. Eran las 6:30 de la mañana y el sol apenas se anunciaba entre las nubes. Pero todo se veía con claridad por las luces de los edificios.


Naruto casi chocó con una chica que caminaba distraída maquillándose con cuidado sus labios en lo que seguía a su grupo de amigas. Ellas llevaban unos kimonos muy sencillos que eran completamente blancos con estampado de flores de líneas muy delgadas, sujetadas por un obi rojo. Todas iban con el cabello recogido y relamido apenas recogido por un listón rojo. Aunque tenía una extraña división en la parte baja que lo hacía parecer un melocotón partido a la mitad. Algo reglamentario para ellas, lucir radiantes.


Cuando llegaron a l primer piso vieron sorprendidos como había personas corriendo con toallas enrolladas por la cabeza o en la cintura. Esas personas se habían quedado dormidos o habían agarrado el baño lleno y apenas se pondrían el uniforme.


Los sirvientes tenían una puerta especial por la cual entrar al palacio. En el interior había un tablero enorme lleno de tablillas con los nombre de cada uno que debían ser volteadas cuando la persona en cuestión llegara. En esta parte estaban los supervisores que les habían entrevistado para darles una guía por el palacio.


Al ser principiantes, ellos únicamente se dedicarían a limpiar y a lo mucho a estar de mandaderos. No podían tocar el plato en que se le serviría a un sacerdote, pero debían recoger las sobras. Estando a prueba se definiría si se quedarían ahí, o si pasarían a sirviente general. Porque no cualquiera podía tener contacto con la realeza y los magos. Estando en general, nivel 2, podían ser escogidos para formar parte de la servidumbre personal de algún mago.


Y fue ahí cuando les dijeron la realidad de su paga. Les pagaban un montón, pero eso sería durante el periodo de prueba. Si se quedaban en el primer nivel, su sueldo se volvería a la mitad de lo de la prueba. Y aumentaría conforme el puesto. Pero si no quedabas, tenías tres días para desalojar.


Fueron mostrándoles los jardines, las salas de juego, los saunas, las cocinas, los salones de juntas, de oración y eventos, las bodegas y sótanos. Todas las áreas de la familia real era de acabados exquisitos. Casi todos los pisos eran de mármol, y los que no tenían alfombra. Los estilos a veces cambiaban, pero todos tenían en común la extravagancia. En varios pasillos había floreros con flores frescas, y si no las tenían eran por su diseño ostentoso, había unos jarrones que tenían paisajes o historias completas dibujadas. En unas secciones en las paredes había hermosos cuadros, y si no, tenían tapizado de flores.


El lugar al ser tan grande hacía que los sirvientes se quedaran únicamente por sección. Entonces pasó junto a ellos un sirviente en una alfombra voladora. Estas eran utilizadas por los sirvientes que les tocara ser mandaderos, pero sólo de nivel tres, los demás debían usar sus pies.


En todo el mes que estuvieron a prueba nunca pudieron ver el palacio por completo. Tanto porque había secciones en las que solo los magos podían estar y por lo inmenso que era.


Para finalizar el tour les mostraron unos intercomunicadores, que eran cajas negras de las que colgaba un cable y que estaban pegadas a las paredes. Con ellas se podía hablar con la central y este con cualquier otro. Este misterioso objeto se le llamaba “Teléfono”. La razón inicial por la que ponían estos teléfonos era por si algún mago o sirviente se llegara a perder, mandaban a alguien que lo encontrara y lo llevara a una sección más conocida o a la de su destino.


 


xXx Sasuke x Naruto Dark Horse Naruto x Sasuke xXx


 


Naruto caminaba presuroso por los pasillos alfombrados. Momentos previos a este, el rubio había tropezado con una cubeta con detergente, que creó la caída en domino de varios conserjes. De hecho, el marquitas iba con el pantalón por el trasero todo mojado.


Justo cuando había dando una vuelta donde estaba un jarrón más alto que él,  empezó a escuchar unos fuertes tosidos. Se detuvo un momento, pensando si ir o no, pero al escuchar que no paraba decidió ver si estaba todo bien. A pesar de que rompiera la regla de que ellos no podían tener contacto directo con los magos.


Entró a la habitación que era un estudio en el que entraba la luz del ventanal. Recargado en este, con su mano izquierda, estaba un hombre mayor con un sombrero de café dándose golpes en su pecho con su puño derecho. Naruto entonces notó un olor a quemado. El hombre intentó calmarse, pero se vino para atrás. El rubio de un salto fue hacia él, apenas atrapándolo a tiempo. Pero siendo muy pesado, las rodillas del menor solo resistieron un momento. Naruto protegió que no se golpeara en la cabeza, de la cual resbalo el sombrero. Entonces el señor, con bigote y ojos azules, intento hablar.


 


—Agua…—el señor apenas sí pudo articular con claridad la palabra antes de dar otra serie de tosidos, pero ahora tapándose la boca con un pañuelo de tela —…Tráeme agua.


—Enseguida, señor. —decía Naruto en lo que jalaba una almohada de un sillón cercano para poner la cabeza del hombre.


—Pero que sea pura…—aclaró el de bigote y continuó tosiendo. —PURA. No esas porquerías… con químicos que luego me dan… —Naruto volvió a asentir en lo que se dirigía a la puerta. — Y manda a llamar el coronel Barrelitz —le dijo antes de que cruzara la puerta.


 


Naruto corría tanto como pudo hasta la cocina, incluso en el camino casi tiro un florero. Cuando llegó pidió ayuda y contó lo sucedido. Una sirvienta fue a buscar al susodicho coronel mientras otros tres siguieron, con una Jarra de agua, a Naruto que los llevó al estudio donde había dejado al hombre.


Al llegar se detuvieron en seco. No había nadie. Fueron a ver las habitaciones de los lados por si se había equivocado. Pero Naruto no se había equivocado, y como prueba de ello estaba la almohada que había puesto y en el lugar del hombre estaba la luz del sol que entraba por el ventanal.


Le pidieron a Naruto que lo describiera para buscarle por si aun necesitaba algo. Fue entonces que todo se comenzó a tornar extraño. El hombre no coincidía con nadie que estuviera autorizado a estar en el palacio.


A partir de ese momento mandaron a vigilar los alrededores y las entradas en búsqueda de este hombre. Pero nunca lo hallaron.


 


xXx Sasuke x Naruto Dark Horse Naruto x Sasuke xXx


 


Una mujer de porte refinado y ojos color gris, con un suntuoso kimono lila con gris tan largo que hasta lo arrastraba, caminaba a sus aposentos seguida de su asistente de risos color caramel que le relataba los acontecimientos que habían pasado durante día y una chica con total respeto les abrió la puerta.


 


—La reina de Inglaterra está buscando una alianza comercial. Pero no está dispuesta a bajar sus aranceles. —leía el asistente en lo que la sirvienta quitaba con cuidado la corona de la suma miko, que era lisa y sencilla, para a continuación cepillar su cabellos lacios y largos hasta pasar su cintura.


—Pues tendrá que pensarlo mejor, porque no vamos a hacernos responsables si otro país planea vender al suyo más barato entrando por el nuestro. —decía la mujer mientras la sirvienta procedía a quitarles sus medias.


—Pero dice su general que están dispuestos a ofrecernos parte de su ejército si subimos los aranceles únicamente a Francia. Esto solo si el ejército es usado para uso interno.


—¿Uso interno?— “¿A qué se referían exactamente?” cuestionaba la miko en lo que la sirvienta le preparaba su ropa de dormir y su cama.


—Ellos se enteraron de que tres de nuestros barcos fueron atacados por piratas y que el puerto de aquí también ha sido atacado en dos ocasiones. —en ese momento la mujer pidió que la sirvienta, que se encontraba ayudándole a quitarse la segunda capa de su kimono de seis, se marchara inmediatamente. Ya a solas, permanecieron un momento en silencio antes de que pudiera la mujer dar una decisión. Se levantó y fue hacía su ventana circular, en ella daba la vista de su pequeño jardín privado que daba melodía con una fuente que se llenaba por medio de un bambú hueco que se mecía conforme se llenara.


—Mañana quiero ver al maestro de moneda y mándale una carta al embajador que esté en Francia. Díganle que no lo moveremos de ahí, pero que esté preparado por si de improviso se tiene que marchar. —indicó en lo que el otro escribía todo. Ella se alejó de la ventana y continuó deshaciéndose con pasividad de las capas de su kimono. —¿Fue la última noticia?


—Se sospecha de la entrada de un intruso a las 10:17 de la mañana en la sección este. —Aquello era algo insólito. Era prácticamente imposible que se traspasara la seguridad del palacio. Pero al ser una sección tan lejana de donde estaba la suma miko dio tiempo de acorralar la zona del sospechoso y resguardar la noroeste que era donde estaba ella. —Se sospecha porque nunca se le encontró. Lo único que hay de evidencia es el testimonio de un sirviente nuevo que aun está a prueba.


—¿Cómo es el intruso?


—Se le describió como una persona mayor, de entre unos 60 ó 70 años. Calvo, con bigote gris, nariz afilada y ojos azules. De alrededor de 1.60 mts. Vestimenta color café junto con un sombrero. Con la única anomalía de que tosía mucho y que buscaba a un tal “Coronel Barrelitz”—ese apellido se le hizo familiar a la mujer. Trato de recordar donde lo había escuchado, pero no daba con nada.


—¿Quién es?


—Lo hemos estado buscado y no hemos encontrado nada. Solo se cuenta con que es de procedencia europea. —entonces la mujer vio la hora. Ya se estaba haciendo tarde.


—Esa fue la última noticia. —Sentenció la miko y con su magia, señalando con su dedo, cerró las cortinas y con la otra mano envió la pluma y los papiros del asistente a la mesa más cercana. Y un segundo después ya se encontraba besándolo con fervor mientras le abrazaba.


 


Detrás de las miles de puertas del palacio, de las hermosas rosas y azucenas de cada jarrón, los brillantes candelabros, los jarrones de más de dos mil años de antigüedad, las delicadas estatuas de mármol, las bañeras con agua perfumada se guardaban los secretos de la realeza.


 


xXx Sasuke x Naruto Dark Horse Naruto x Sasuke xXx


 


El rubio se encontraba en la cocina de palacio, esperando a que le sirvieran parte del desayuno de la princesa. Qué bien no era la princesa de Japón, pero era la hija de la suma miko, que era algo muy parecido en el palacio.


Para ese entonces Naruto y Sasuke ya habían sido aceptados como sirvientes de nivel 2. El rubio platicaba con una de las sirvientas sobre si lo que sentía era admiración o no.


 


—Pero déjame ver si te entendí. —interrumpió con tosquedad la chica, de unos dieciséis años y grandes ojos verdes, al rubio. —¿Ya te le habías declarado antes?


—Sí, y me rechazó. —entonces un aura un poco triste invadió al menor.


—¿Y fuiste de necio otra vez a declararte? —y el ojiazul volvió a asentir con pena recordando como la noche anterior, justo después de cenar, se había declarado con la misma euforia, pero sin la efusividad del beso. —Déjame adivinar: te rechazó. —y el otro continuó asintiendo. —Solo un loco busca distintas respuestas haciendo siempre lo mismo.


—Lo único diferente fue que dijo que lo que yo realmente sentía era admiración. Como detesto que diga que lo que yo siento no es real. —dijo Naruto con un puchero en su rostro. La chica, de cabellos castaños llamada Katy, solo pensó que Naruto era un obstinado con todo ese asunto.


—Siendo mayor que tú, puede que por eso no te este tomando en cuenta. Y si realmente quieres superar ese obstáculo debes ser perseverante y no quitar el dedo del renglón. —fue entonces cuando le pasaron a Naruto una bandeja con una tetera, jugo de naranja y bizcochos. —Es así cuando distingues en si es un simple gusto o si es algo más.


 


Esto dejó un poco reflexivo al ojiazul, pero no tuvo mucho tiempo de hacerlo porque ambos se dirigieron con un grupo de sirvientes que les esperaban. Katy iba a la cabeza, dirigiendo al grupo de sirvientes, seguida de Naruto. Caminaron con prisa de la cocina al jardín, cruzando por un puente el lago en el que flotaban las últimas flores rosadas de la temporada. El comedor era como una habitación independiente, sobre una pequeña elevación, que su única razón de ser era por su vista de uno de los jardines. Subieron por unas empinadas escaleras y el rubio abrió la puerta corrediza que dejó entrar una briza algo fría junto con unos pétalos. Ya pronto empezaría el otoño.


Y como siempre, la princesa estaba sentada dándoles la espalda. Se veía su kimono rosado con flores perladas dibujadas en el. Su obi blanco estaba caprichosamente anudado con un moño alto. Su cabello rubio era tan claro que parecía blanco y apenas se notaba la diferencia con su piel. Su larga cabellera estaba sujeta en un peinado que estaba decorado con rosas rosadas y peinetas doradas. En ningún momento volteo en lo que acomodaban la mesa con el desayuno y el almohadón donde se sentaría.


Uno a uno fueron saliendo, siendo Naruto el último, dejando a Katy con la princesa. El rubio justo antes de cerrar la puerta logro ver como la princesa le miró por el rabillo del ojo. El ojiazul solo logró verle un cuarto de su perfil, pero lo que le llamo la atención fueron sus ojos color lavanda. La princesa logro ver a Naruto y se sonrojo, pero en un segundo antes de que cerrara la puerta se volvió a darle la espalda.


Cuando todos se encaminaron para marcharse obligaron al rubio a quedarse. Ya le tocaba saber porque se peleaban por ver quien se quedaba para aguantar como ayudante de Katy.


Se sentó, justo al lado de la puerta, viendo como se mecían los arbustos y sintiendo con la punta de sus dedos el frescor de la mañana. Pensó en su plática con Katy y sus sentimientos de afecto hacía Sasuke, pero ¿Qué tan fuertes eran? Estaba seguro que era algo más que “un simple gusto”, pero ¿Llegaba al grado de querer? ¿O menos? ¿Podría estar Sasuke en lo cierto y él estaba confundido? Sintió de nuevo cómo se aceleraba su corazón cómo cuando estaba con él. Definitivamente le gustaba Sasuke, pero el beso. Ese beso. Y todo lo que habían dejado atrás. Eso fue la clave. A Naruto no le gustaba Sasuke.


De repente Katy salió presurosa del comedor. Le comentó que se equivocaron de té, que ella sabe cuales le gustan a la princesa y que irá por otro rápidamente, pero que él se debe quedar por cualquier cosa que necesitara ella. El rubio no tuvo de otra más que obedecer. Tan rápido entro, que no cerró bien la puerta, dejando una abertura muy ligera.


Cuando la sirvienta entró al palacio y giró por uno de los pasillos, alguien paso por la misma puerta por la que ella había cruzado. Era la suma miko, Miroku, vistiendo un kimono verde esmeralda en el que se veía un pavo real bordado, con una cola que se arrastraba por el piso en el que se extendía por dos metros. Y como su sombra estaba su asistente junto con su sequito.


Mientras, en el comedor, el ojiazul entraba con la princesa. Fue cuando pudo verla mejor. Ella tendría casi su misma edad. Su piel apenas y tenía color. Y ni si quiera se molesto en voltear a verlo cuando entró. Ella comía delicadamente su plato de arroz. Luego continuó con su sopa, pero entonces se quejó.


 


—Está muy caliente. —entonces en un pestañeo Naruto sacó un abanico de su manga y comenzó a soplarle. Ya estaba preparado pues Katy ya le había contado que la princesa era muy delicada, algo malcriada, consentida y, unas cuantas veces, chillona. Pero no pasó mucho y la princesa volvió a quejarse. — No le echaron azúcar a mi jugo. —y de nuevo volvió a sacar de su manga unas bolsitas con azúcar. Pareciera que todo movimiento de la princesa ya estaba medido. Pero entonces algo pasó que no se podía arreglar con una simple meneada de cuchara. —¿Qué es esto verde? —entonces el ojiazul volteo a ver el platillo. Eso “Verde” a lo que se refería eran unos poco cebollines cortados finamente sobre el huevo revuelto.


—Son cebollines, su majestad. —habló el rubio con total pleitesía sentado a espaldas de la princesa de su lado derecho.


—No me gustan los cebollines. —la de ojos violetas hizo cara de asco e hizo el plato a un lado. Naruto sacó unos palillos y puso los cebollines a un lado. Volvió a acerca el plato a la princesa, pero esta volteó el rostro en forma de rechazo. —Si los cebollines tocaron el huevo, ya no lo quiero. No sabe igual.


—Pero si no fueron cocinados juntos, su majestad. El huevo sigue teniendo su sabor. —y el de marquitas volvió a acercar el platillo con insistencia.


—El cebollín luego deja un jugo que puede cambiar el sabor de todo. —y con sus dedos volvió a alejar el platillo. Ese gesto irritó al rubio, pero se controló. —Quiero que me hagan otros. —ordenó la de ojos lavanda. “Con lo cara que salía la comida y ella desperdiciándola por pequeñeces” pensaba el ojiazul.


—¿Tan si quiera ya los probaste? —dijo con cierto enojo escondido.


—No. —respondió con obstinación


—Entonces ¿Cómo sabes que tiene un sabor diferente?—cuestionó el rubio


—Lo sé y punto.


—¿Y cómo sabes que no te va a gustar el sabor si no lo has probado? —demandó Naruto. Entonces hubo un silencio que solo acentuó la tensión del ambiente.


—Quiero que me hagan otros. —volvió a ordenar la chica. Esa había sido la gota que derramo el vaso. Naruto tomó los palillos y puso cebollín en uno de los trozos de huevo y lo dirigió a la boca de la princesa.


—Pruébalo. —Naruto fue el que ordenó entonces.


—No quiero. —dijo la princesa para después cerrar su boca apretando sus labios.


—No seas caprichosa. No te va a pasar nada con que lo pruebes.


—¡No!— exclamó la chica y apretó más sus labios.


—No seas chillona. ¡Prueba!—el ojiazul puso el huevo sobre su boca insistentemente. En los ojos de la princesa se sentía la misma cantidad de enojo que la del rubio. Aunque en ambos eran diferentes. —Pruébalo y si no te gusta, voy por otros. —la princesa dudó por un segundo, pero accedió.


 


Abrió su boca y comió un pequeño bocado. La chica cerró sus ojos en espera del desagradable sabor, pero solo sintió un leve sabor fuerte que combinaba perfecto con el suave del huevo. Abrió sus ojos sorprendida y vio a un Naruto que le contagió una sonrisa, pero un segundo después su mirada lavanda fue a la puerta que había sido abierta y su sonrisa desapareció al ver a su madre.


Entonces Naruto cayó en cuenta de que esa no era la forma de tratar a una princesa. Su mirada cruzó con la de la suma miko y pensó que tras su rostro serio podría estar la ira más grande del mundo. Él se puso nervioso y hasta sudó pensando que le castigarían, o peor, que le despedirían por eso. Pero en lugar de eso Miroku sonrió.


 


—Ya era hora de que alguien te pusieran un alto, querida.


—¡Mamá! —se quejó la princesa, pero al instante se cubrió la boca, pues aún tenía comida en la boca.


—¿Cuál es tu nombre? —le ordenó la mujer al Rubio


—Naruto Günes


—Naruto…—“peculiar nombre” pensó Miroku— ¿Sabes escribir? —Ambos la vieron extrañados, pero al instante elimino la pregunta. —Olvídalo. No creo que le ayudes a hacer trampa.


—¿De qué hablas mamá?—cuestionó Shion un poco irritada al no entender a que iba todo eso.


—Sé muy bien que la que hace tu tarea es Katy, reconozco tu letra. —Entonces la de ojos lavanda se enfadó más por hacerla sentir como una tonta. La de ojos grises volvió a dirigirse a Naruto. —Desde mañana serás el cuidador de Shion. —sentenció la mujer.


—¡Pero si tengo casi su misma edad!—reclamó el rubio.


—Pero te obedece...


—¡Mamá! ¡Me niego!


—...Y no ella a ti —terminó con despreocupación la suma miko.


 


xXx Naruto x Sasuke Dark Horse Sasuke x Naruto xXx


 


Naruto estaba nuevamente en el estudio donde se había encontrado con el hombre mayor. Pero esta vez era de noche. Estaba recapitulándole todo al asistente. El rubio no le encontraba sentido a todo ello. Ya había dicho todo. Muchas veces. Ya pasados dos meses no se acordaba con exactitud de todo.


 


—¿A quién buscó? —pregunto el asistente.


—A un tal coronel… coronel Garri algo. —dudaba Naruto, no se iba a acordar siendo un apellido que nunca había escuchado antes de eso.


—¿Coronel Garrelitz?—dijo el mayor leyendo sus notas


—¡Sí! ¡Ese!


—Entonces no hay duda. Has hablado con un loco.


—¿Cómo?


—Ese tal “Coronel Garrelitz” murió hace más de 600 años. —eso no hizo más que tornar todo más extraño. —Los protocolos de seguridad y los hechizos de protección han sido cambiados y reforzados. Dudo mucho que vuelva a entrar, pero si vuelves a ver a ese hombre ve al teléfono más cercano y marca al 399.


 


xXx Naruto x Sasuke Dark Horse Sasuke x Naruto xXx


 


Naruto y Shion iban camino al estudio de Miroku. Ella caminaba con libertad en su kimono azul pastel que estaba cubierto con encaje blanco y que era sujetado por listones y moños de satín. Él iba detrás sosteniéndole sus papiros, pinceles y pesados libros de estudio. La princesa tenía su propio estudio, pero se sentía más cómoda en el de su madre.


Entonces la de ojos lavanda dio vuelta en sentido contrario en un pasillo. Naruto al instante trató de detenerla poniéndose en su camino y viéndola con firmeza.


 


—No te preocupes. Sí voy a hacer la tarea, sólo que ahora quiero hacerla en otra parte. —dijo con confianza, el otro solo suspiro y le siguió.


 


Continuaron adentrándose en el palacio, incluso por zonas en que Naruto nunca había estado. Con seguridad podrían secuestrar al ojiazul sin problema. Entonces llegaron frente a una gran puerta plateada y con una extraña cerradura circular. Shion la giró en forma de clave. Empujó la pesada puerta, con disimulo se limpio una gota de sudor y con una sonrisa de confianza invito a pasar al otro. Esto dio una mala espina a Naruto, quien entró lentamente viendo a detalle a la princesa con desconfianza.


Ella solo sonreía mientras pedía que el otro solo pasara rápido. Mientras que a sus espaldas, ocultándolo del rubio, había un letrero rojo que prohibía la entrada a cualquiera que no fuera un sacerdote. Eso metería en problemas a Naruto. Shion no era malvada, solo traviesa. Eso no haría que despidieran a Naruto, pero sí que se lo quitarían de encima. Era imposible persuadirlo y ella quería deshacerse de él.


A partir de ahí la decoración se volvió nula. La alfombra cambio a madera simple, el tapiz floreado cambio a uno blanco papel. El lugar se volvió sombrío y hasta frío. Inclusive ya no olía a incienso, si no a un olor que era tenue, pero penetrante a la vez, como el blanco, inofensivo pero inquietante.  Naruto todo eso lo veía extraño, y la princesa solo quería hacer tiempo en lo que se daban cuenta los de seguridad que la puerta estaba abierta y los encontraran dentro de una zona sagrada.


Pasaron por una puerta que conectaba con una habitación llena de pasillos que daban la forma de una habitación dentro de otra. Pero lo que se llamaba la atención era una especie de estante de dos niveles metálico justo en el centro de todo.


 


—¿Qué es eso? —preguntó Naruto en lo que dejaba las cosas en el piso para descansar sus brazos.


—Eso…—y la chica lo señaló— es una cama de cirugía. —y se fueron acercando, escuchando el eco de sus pisadas. Eso definitivamente no parecía una cama y Naruto se preguntaba que era “Cirugía”. En la mitad del trayecto él sintió un aroma muy contrastante, como a quemado. Este no era como el de la madera, pero el sintió que ya lo había olido antes. Al desaparecer un segundo después decidió no prestarle atención. —Cuando una persona tiene un hechizo maligno, se trae aquí y se realiza un hechizo de extinción y se cierran estos paneles. —y la chica tocó uno de los muros de papel en lo que explicaba. —La única forma en que funciona es sellando la habitación dentro de otras siete. —Llegaron frente a la cama y el ojiazul tocó el metal con la yema de sus dedos, estaba demasiado fría, como si fuera hielo. —La última vez que se utilizó con ese propósito, yo ni nacía. Ahora solo se utiliza cuando un sacerdote está enfermo. —esto llamó mucho la atención del otro.


—Pero sí los magos nunca se enferman.


—Claro que nos enfermamos, ni que fuéramos dioses. Nos enfermamos, pero no como las personas comunes. Cuando no utilizamos correctamente nuestra magia creamos inestabilidad en nuestro cuerpo y así nos enfermamos. Tenemos nuestros propios tratamientos y medicinas. Esa es la principal razón de los Emiratos.


—¿No es por el suministro de magia?


—También, pero es más como un lugar de sanación. —ese era el secreto de los Emiratos para las personas comunes. Entonces el de marquitas volvió a oler a quemado. Pero era más fuerte.


 


Era como el aceite quemado e incluso le ardieron un poco sus fosas nasales. Entonces recordó donde había olido eso antes. Con el anciano del sombrero. De repente se escucho el estruendo de varios paneles azotándose. Shion sonrió pensando que eran los guardias, pero cuando vio al hombre, con un aura oscura y jadeante, su rostro cambió a uno de miedo.


 


—Ayúdenme. —imploró el hombre y tosió rasgando su garganta y sacando sangre de su boca. Se acercó un paso y Shion se alejó otro. Naruto entonces se colocó frente a ella como escudo. Esto la sorprendió y apretó el uniforme del otro con sus puños temblantes. El hombre continuó acercándose con agobio.


—Yo lo vigilo, tú ve al teléfono y marca 399. —le ordenó Naruto sin quitarle los ojos de encima al hombre. Ella le obedeció y salió corriendo.


—¡Ese maldito! —y el hombre volvió a toser sangre. Ya estando frente a Naruto se tropezó y se sostuvo de sus hombros, manchándolo de paso. —Ese maldito Ahriman. —increpaba con furia. El rubio entonces se asusto un poco. ¿El Ahriman no era el que había tratado de destruir al mundo? Lo más seguro era que el hombre ya deliraba. Y el aura oscura empezó a disminuir poco a poco, hasta desaparecer.


—¿Qué le ha hecho el Ahriman?—preguntó tratando de colocarlo de pie.


—Ese maldito sabe que estoy muy débil. Ya me ha de estar buscando. Pero yo nunca diré, y menos a ese infeliz, donde esta mi tesoro. —entonces el hombre alzó su rostro y vio al rubio con confianza. —Pero tú me ayudaras ¿Verdad? Tú, mi buen amigo Kurama—“En definitiva esta delirando” pensó Naruto. De repente el hombre hizo como si buscara algo. —¡Ya se acerca! ¡Hay que escondernos! —jaló al rubio del brazo, pero solo dio dos pasos antes de caer sobre sus rodillas. Y de la nada la espalda del hombre apareció una mancha negra que comenzó a hacerse más y más grande, hasta que una sustancia negra y viscosa salió de ahí.


 


Antes de que pudiera acercarse, varios sacerdotes llegaron corriendo. Ellos sintieron una fuerte cantidad de magia del hombre, pero tan malherido estaba, que pensaron que estaba ahí para que lo sanaran.


Lo ayudaron a levantarse y a Naruto lo iba a llevar fuera, pero el hombre les pidió que lo dejaran junto a él. Lo colocaron con cuidado sobre la camilla de espalda al techo. Uno de ellos fue a notificarlo a la suma miko. Una persona con tal cantidad de magia no podía pasar por alto para ella.


Uno comenzó a rasgar sus ropas para revisar la herida, y antes de que su bisturí tocara su piel la sustancia negra subió por su brazo. El sacerdote asustado se hizo hacia atrás y comenzó a gritar pues la sustancia le quemaba la piel. Intentaron quitarle la cosa negra de encima sin tocarlo directamente, pero no había forma.


El anciano apretaba la mano de Naruto del dolor. No había nada que hacer por el pobre hombre. Y el rubio podía verlo en sus ojos, ya sentía la muerte cerca.


Se escucharon los pasos presurosos de Miroku y los de su séquito. Naruto despegó su mirada del hombre por un segundo para ver a la suma miko.


Entonces el menor sintió que la tensión de las manos del anciano disminuía. Y cuando volteó a verlo, él ya había muerto. Por un segundo se quedaron en silencio. Varios sacerdotes sintieron la decepción de que esa vida se les hubiera ido de las manos y frente a sus ojos.


De repente, y para asombro de todos, el hombre comenzó a desvanecerse. Naruto se hizo hacia atrás atemorizado. La sangre del piso y su ropa también desaparecieron, y las heridas del sacerdote se borraron.


 


—Es un dios. —declaró la suma miko. Al instante todos voltearon a verla confundidos.


—Los dioses murieron hace siglos, su majestad ¿Cómo sabe que lo es? —le cuestionó uno de los que la acompañaba. Era seguro que nadie había visto antes un dios, entonces ¿cómo estaba tan segura?


—Corrijo. No es un dios. Eso ERA un dios.


 


Y es que ese hombre era como un reflejo de lo que había vivido. Cómo pedazos de su esencia que se habían perdido en el palacio en el que él había estado en casi toda su existencia, por no querer decir vida. Eso no era un dios. Eso era su fantasma. Al ser una presencia tan poderosa, había dejado cachos de su entidad esparcidos por todo el lugar.


Después de lo sucedido Naruto tuvo que contar todos los hechos junto con Shion. Olvidando por completo la forma en que le había llamado el dios. Pero cuando le mencionaron que era una zona sagrada él se angustio.


Entonces Shion no pudo dejarlo meterse en problemas, y mintió diciendo que había sentido dolor en sus ojos, que le iba a pedir a él que le ayudará a colocarse unas gotas, que no pensó que fuera algo tan grave. El ojiazul no pudo evitar verla despistado.


 


—No quería preocuparte y te lo iba a decir cuando llegáramos al botiquín.


 


Las siguientes semanas Naruto recibió las visitas fortuitas de este hombre. Lo cual le asustaba por el simple hecho de que era un fantasma. Incluso al rubio se le erizaba la piel al sentir el aroma de aceite quemado y escozor leve en los ojos. Cuando le contó a Sasuke lo de que el fantasma le seguía, el otro comenzó a reír a carcajadas. Sabía del temor del menor y de tan sólo imaginarse su cara de espanto le daba demasiada gracia. Y esa carcajada no solo era por eso. Aunque para su lamento eso sólo sucedía en el palacio.


El dios tomó cierta afección con él, como si lo conociera de toda la vida, mas nunca volvió a llamarle "Kurama"


Miroku le había permitido ser sirviente, pero con la misión de sacarle la información sobre el tesoro que menciono. Este tesoro se había considerado una leyenda. Además de que debía averiguar que cual de los cientos de dioses era. Mientras ella se preguntaba por cual había sido la razón por la qué el fantasma había decidido a aparecer por primera vez.


También había pensado en que el rubio ya no fuera el sirviente de su hija, por temor de que el fantasma le hiciera daño.


 


—No me hará nada si Naruto está conmigo.


—Pero ¿Y si se sale de control?


—Él me protegerá como la última vez. —Shion lo defendía, se sentía a gusto con él, pero esto no terminaba de convencer a su madre.


 


Pero Shion ya estaba grande y podía tomar sus propias decisiones. Y la dejo que hiciera lo que diera la gana.


 


xXx Naruto x Sasuke Dark Horse Sasuke x Naruto xXx


 


Naruto preparaba el té para la ojivioleta. Estaban en un salón que daba vista a los edificios de los sirvientes. Él estaba esperando los 5 minutos obligados para que estuviera listo, mientras ella leía un libro. Entonces el ojiazul se dio cuenta de un detalle: A pesar de que casi siempre estaba acompañando a la princesa, ella no recibía la compañía de nadie más, ni con otras sacerdotisas de su misma edad ¿Es que acaso no tenía amigas?


El de marquitas estaba vertiendo el té en la tasa cuando sintió un cosquilleo en su nariz. El del sombrero iba a hacer acto de presencia.


Conforme más se le fue apareciendo a Naruto, más se le iba perdiendo el miedo. O más bien se fue acostumbrando. Al igual que también se le había hecho costumbre que al saludarle tuviera que presentarle a Shion en cada ocasión.


 


—¿Lees a Sukhoi?—le preguntó el del sombrero con una sonrisa.


—Sí ¿Usted ha leído más libros de él?—inquirió entusiasmada.


—En realidad no, pero es una persona muy interesante, pero a veces se le zafa un tornillo y lo vuelve acomodar, pero en el lugar equivocado. —la chica soltó una risilla tonta. Entonces abrió sus ojos asombrada.


—¿Lo conoce?—el escritor ya estaba muerto, pero era de la época previa a la gran catástrofe. Mas su madre les había ordenado que de ninguna manera le dijeran al dios que estaba muerto, quien sabe cómo podría reaccionar.


—Claro, lo visitaba muy a menudo cuando se escondía del mundo en una cabaña a la orilla del mar. Pero cuando se cambio a la ciudad ya no pude visitarlo. Con tantas fabricas me hacían sentir mal. Deberían prohibir esas cosas. — entonces el ambiente se comenzó a tornar opaco y oscuro. El fantasma no se daba cuenta de ello, pues estaba concentrado recordando todo el asunto con enojo. Y comenzó a toser, sacando en el proceso su pañuelo. A los menores esto se les hizo extraño, ya que la última vez que había tosido había sido cuando le vieron morir. Y la princesa temió que volviera a repetirse el episodio. Pero el anciano lo tomaba sin peligro. Y notó la precaución de los otros.


—Cómo no me voy a poner así de mal con todo el humo de esas cosas. —pero no dejó de toser. Incluso le ofrecieron té, pero esto no ayudo en nada. Naruto iba a ir a pedir ayuda, pero Shion se le adelantó. Ya a solas, el dios dio una pista de su identidad. —La contaminación del mundo me está haciendo daño. No pensé que eso sería mi debilidad. —Él era el dios del aire o del cielo.


 


Entonces el rubio supo qué hacer. Le tomó de la mano y lo guió con prisa por los pasillos para llevarlo al exterior, al jardín más grande del palacio, lleno de árboles y arbustos. Un pequeño bosque, en un gran palacio, en una gigantesca ciudad, en un inmenso desierto.


El hombre vio el cielo. Era muy diferente a lo que él recordaba. Naruto lo ayudó a sentarse junto a un gran árbol. El dios al tocarlo, pudo sentir un gran alivio. Todo lo que estaba pudriéndose dentro de su ser, fue absorbido por la madera y las hojas. Pero cuando el hombre se conectó con la tierra, comprendió que esa no era su época.


Naruto iba a ir a buscar a un sacerdote, pero él otro le detuvo y le pidió que se sentara junto él.


 


—Es un día estupendo, disfruta la sombra. —declaró el hombre, y el menor se sentó. Ya no daba un aura oscura, era todo lo contrario, irradiaba luz. Todo lo que había necesitado era que lo purificaran, y eso sólo era posible con las plantas. —Yo no debo estar aquí. —y Naruto volteó a verle atónito ¿Ya había descubierto que estaba muerto? —Pronto me marcharé con mis amigos. Mas necesito advertirles que Ahriman está de nuevo caminando en este mundo. Deben prepararse, pero yo no les puedo ayudar, solo apoyarlos desde allá. —y señaló el cielo en el que surcaba un gran ave por lo más alto. Entonces poco a poco se empezó a desvanecer. Volvió a señalar, pero hacia enfrente. —Hacía allá, a 756 metros de aquí, escondí mi tesoro. —el rubio apenas podía verlo. —Que les vaya bien. —Y así se despidió, con una sonrisa en su rostro.


De inmediato mandaron a buscar el tesoro. Tuvieron que abrir el piso de madera, donde había una gran puerta de piedra. Tras bajar unos 20 metros en el frío agujero, encontraron una gran bóveda llena de monedas de oro, joyas con distintas piedras preciosas, metros de collares de perlas y demás tesoros.


Por su ubicación, todo le pertenecía al palacio. Todo, a excepción de una pequeña cajita. Miroku pidió hablar con Naruto en privado en su estudio.


 


—Él te ha dejado esto. —y le acercó un cofre con grabados en el, el de una persona deseando alcanzar una estrella y unas palabras que él no sabía leer. Sobre este había un pergamino en el que se leía “A mi amigo”. Naruto lo abrió y, sobre un colchoncito de terciopelo azul, había un diamante apenas del tamaño de la uña de su meñique. Naruto lo tomó entre sus dedos con extremo cuidado. —¿Qué es?—preguntó con sincera curiosidad.


—Es un diamante. —y el rubio lo alzó para mostrárselo. Pero la suma miko sintió algo diferente.


—¿Podría verlo? —y el rubio con toda confianza se lo pasó. La mujer lo cubrió con sus manos con delicadeza y cerró los ojos por un momento. —Esto es algo más que un diamante. Es un utensilio mágico. —dijo para después abrir los ojos. Un utensilio mágico podía ser una simple vara y tener un valor similar al oro. Eso al ser un diamantes podía multiplicar su valor por diez.


—¿En serio? —exclamó entusiasmado. — ¿Y qué hace?


—No lo sé, pero tiene magia en su interior, muy leve, pero la tiene. —y la mujer se lo devolvió. “Algo tan valioso sería muy arriesgado llevarlo a casa” pensó Naruto. Entonces decidió que siendo un palacio, tendrían que tener cajas fuertes.


—¿Podría guardármelo? Estará más seguro aquí.


—Claro, no es ningún problema. Llamare a alguien para que te haga el papeleo. —El rubio permaneció en silencio, pensativo si contarle a Sasuke sobre su diamante, pero su enojo resurgió, aunque no tan fuerte. Si Sasuke le había ocultado el zafiro, él le ocultaría el diamante. Vio como la mujer se levantaba, apunto de jalar una soga de terciopelo rojo similar a su kimono para llamar a otro sirviente, entonces recordó que había algo que tenía que comentarle a la suma miko.


—Pero antes me gustaría comentarle algo que pasó antes de que el dios se marchara. —Ella asintió y volvió a sentarse para escucharle con atención. —No dijo muchas cosas. Pero una es más que importante para usted. —esto puso algo nerviosa a la suma miko. —Dijo que Ahriman está caminando en este mundo. —hubo entonces un momento de fría tensión, sobre todo para ella. Era algo que solo incumbía a ella y los demás sacerdotes, pero el rubio necesitaba saber. —Dígame, su alteza, si hace muchos años lo destruyeron, ¿Cómo es que está de nuevo vivo?—le cuestionó. La mujer le miró con fijación. Debatiéndose si su hija había revelado el secreto de ellas.


—¿Shion te ha contado de nosotras? —le interrogó de la forma más indirecta que pudo para no ser en ese caso ella la habladora.


—Sí—dijo con decisión el ojiazul. Sabiendo que se refería a que el linaje de ellas había sido creado para sellar al Ahriman. Pues aunque, ante los demás, todos eran iguales en magia, la verdad era que había un gran discordante entre los demás sacerdotes y ellas. Miroku sabiendo que Naruto no podría decir nada más allá de esa respuesta, puesto que a todos los sirvientes les colocaban un hechizo para que no hablaran de nada privado del palacio y así evitar el espionaje.


—Hace más de seiscientos años, cuando todavía no sucedía la gran catástrofe, los humanos convivían en plenitud con todos los dioses. Los dioses apoyaban por completo  a la raza humana por el simple hecho de darles bienestar.


—¿Cómo era el mundo entonces?—interrumpió la narración. Naruto había escuchado que no existían magos y que la vida era muy buena, mas no lograba imaginarse hasta qué punto los dioses habían ayudado.


—Con certeza, los humanos lograban vivir con facilidad hasta los 110 años, había tantas mezclas de culturas que casi podían considerarse una sola y podían comunicarse con quien quisieran solo con el movimiento de sus manos. —entonces el semblante de Miroku cambio de simple a uno mucho más serio, soltando de paso un suspiro. —Pero había un dios que no le agradaba esto. Ese era Ahriman. Él nos consideraba un estorbo, indecentes e inmorales; que éramos más que inferiores y que no éramos dignos de hablar con los dioses. El intentó de muchas formas poner a los dioses en contra de nosotros, pero muchos sentían gran afecto a los humanos por lo que resultó imposible. Incluso planeó aliarse con su hermano de occidente, Lucifer, un dios casi tan malvado como él. Mas este se negó, hasta él haciendo el mal lo hacía para el progreso de la humanidad. Pero lo que pasada era que los demás ya lo habían convencido.


—¿Por qué los demás dioses no convencieron a Ahriman también?


—Lo intentaron. Pero era imposible que él sintiera simpatía por nosotros por su naturaleza destructiva. —la mujer puso sus codos sobre su escritorio y junto sus manos, mostrando los bordados azules de raíces de sus mangas. —Ahriman consideró esto como una traición, y juró que todos se arrepentirían. Así por muchos años desapareció. En ese tiempo él se dio cuenta que entre más luz había en el mundo, más fuerte se hacía él. Pues, como dioses, sus fuerzas dependían de la energía del mundo para que así hubiera un equilibrio. Espero con paciencia hasta que él se considerara lo más fuerte del mundo y así derrotar sin problema a todos los dioses. Se fue devorándolo uno a uno. Pues los dioses al ser inmortales, por más que los destruyera, ellos volverían a regenerarse. Por lo que dentro de su estomago, lo más resistente de la faz de la tierra, no podrían liberarse. Pasaron muchos años de oscuridad, guerra y hambruna. La humanidad se redujo a casi a un tercio de su población. Y todo lo que se había aprendido en siglos se perdieron en unos cuantos años. Por eso no sabemos tanto de la época previa a la catástrofe y casi nada de esos años. Siendo Ahriman el último dios, espero nuestra extinción mientras deambulaba sin destino. Su fuerza para ese momento rozaba la mortalidad. Pero Casandra, la diosa de la clarividencia,  sabía que él llegaría a ese punto y dejó en algunos humanos sus poderes para que lo derrotaran. Así es como nació mi linaje, el encargado de sellar a Ahriman y destruirlo, aun a pesar del costo de no volver a tener contacto con los demás dioses.


—¿Así es como se creó la magia?—dijo el rubio conteniendo su asombro. Muchos rumores de cómo habían conseguido originalmente los magos su magia circulaban. Nadie sabía respuesta exacta. Entonces la suma miko vio de reojo un gran cuadro que abarcaba casi toda una pared de largo. En ella se veía una bella mujer de cabellos rizados ofreciendo desde los cielos frutas a otros que las recibían con gratitud. Y su tono se volvió suave.


—De esa manera, sí, pero no para todos los magos. Las diferentes clases de magia varían por el tipo de dios que dio sus poderes e inclusive hay una categoría similar, pero obtenida de diferente manera. La mezcla de un humano con un dios: un hibrido. —volvió a ver a los ojos del menor. Su semblante nuevamente se volvió serio y continuó contando. — Mis ancestros lucharon con furia contra él hasta aniquilarle. Pero solo un dios puede destruir a otro. Y sólo podían detenerlo, pero su alma y fuerza renacería cada 666 años. Mas no se había confirmado que si eso era posible. No pude ver que él ya había llegado, con esto veo que Casandra nos dio el poder de ver más allá de lo presente y no el de ver el futuro. —la mujer apretó sus nudillos reteniendo su enojo. ¿Cómo era posible que la diosa no quisiera otorgarles eso?


—¿Qué pasará? —dijo Naruto sacándola de sus pensamientos.


—Me encargaré, junto con los demás sacerdotes a detenerle. —la mujer abrió un pesado cajón de su escritorio y sacó una libreta forrada en piel roja. —Tendré que organizar todo para cuando lo localice y saber cómo derrotarlo. —ella hojeaba su agenda viendo sus futuras reuniones. —Pero no te preocupes. Haré hasta lo imposible para protegerlos. —y volteó a ver al ojiazul y le dio una sonrisa de confianza. — Haz de estar inquieto por todo lo que acaba de pasar. Tomate un descanso por el resto del día…


—Sí, su majestad.


—…Y también durante una semana. —esto desconcertó al de marquitas. Miroku le daría tiempo para que olvidara el evento.


—Puedes retirarte. —Naruto fue a la puerta e hizo una reverencia.


—Que tenga buen día, su majestad.


 


Y dicho esto se marchó. Miroku no estaba acostumbrada que los sirvientes le hicieran ese tipo de cordialidad.


Ella concluyó en su mente que la razón por la que había aparecido el dios había sido por la presencia de Ahriman. Mas no era del todo cierta.


Sacó una pluma y tachó varios días enteros en su agenda. Esto porque Shion debía tomar un entrenamiento exhaustivo por si ella debiera enfrentarlo. En todo ese tiempo ella le enseñaría todo lo que sabía. Temía que tuviera que luchar contra él sola.


 


xXx Naruto x Sasuke Dark Horse Sasuke x Naruto xXx


 


Estaba el rubio hojeando una revista por segunda vez aburrido. Y es que no tenía nada que hacer.


Ya no podía salir a nada que tuviera que involucrar dinero, porque ya había salido a ver una película. Había sido la primera vez que iba a uno. Para él había sido asombroso. Lo comparó con un teatro, pero con más acción. El único defecto que le había visto es que era demasiado caro. ¡Se le había ido casi una semana de sueldo! ¡Y todo porque no le avisaron que los dulces no eran gratis! Es que los habían puesto adrede junto a los asientos para crearte la tentación. Si no hubiera estado Sasuke con él se hubiera quedado a barrer. Pero aun así tuvo que pagarle.


Se giro en su cama viendo hacia la ventana. El cielo estaba despejado y el aire fresco. Además no podía salir con nadie más porque todos estaban trabajando.


El ojiazul cerró la revista y la puso en un estante. Solo la veía por las imágenes. No sabía leer, solo sabía identificar algunas palabras que le había enseñado Sasuke, pero necesitaba aprender más. El japonés era muy complicado.


Fue hacia las cosas de azabache. Todo estaba acomodado con minuciosidad. Tomó uno de sus apuntes para estudiar y vio unos papiros que estaba todos llenos de garabatos. Se veía lo mucho que se había esforzando Sasuke en la escritura. Algunas palabras las identificaba, muchas otras no. Llegó al primer papiro y sus ojos se abrieron de la emoción. En ella estaban escritos varias veces sus nombres sin sus apellidos falsos. Su corazón se aceleró y sus mejillas se tornaron rojas. Por unos segundos el ojiazul se ilusionó. Pero movió con rapidez su cabeza eliminado cualquier pensamiento romántico. Sasuke le había dejado bien en claro que no tenía los mismos sentimientos.


Se sintió tentado a romper un trozo del papel donde estaban los dos nombres bien escritos con la caligrafía exacta del mayor. Pero eso lo notaría con facilidad. Pensó que al ser tantos no notaría que desapareciera uno. Lo tomó con cuidado y lo enrolló. Fue a sus cosas y lo escondió. Regresó a acomodar todo para que el otro no notara que había estado de chismoso. Vio desde distintas perspectivas si todo estaba perfecto, hasta que sin querer tropezó con la cama de Sasuke y calló de sentón. Se talló un poco en lo que desaparecía el dolor y su nariz se agudizó un poco, y es que se percató del aroma de Sasuke. Era muy débil, por eso no lo notaba desde su cama, y eso que estaba al lado.


Se acercó a su almohada y hundió su mano en ella. Llevó su nariz y rozó con la punta la tela. El aroma de Sasuke, de un tiempo a la fecha, le resultaba incitante de una manera que nunca había sentido antes. Se recostó sobre la almohada para disfrutar un poco el aroma. Su corazón daba vuelcos fuertes, pero lentos. Él ya sabía que no le gustaba Sasuke. Que lo que sentía por el otro era más que simple atracción y afecto. Él amaba a Sasuke. Y esos instintos que estaban despertando en él eran una prueba más de ello.


Apenas sería medio día y todavía faltaba mucho para que regresara el azabache. Con lentitud se recostó sobre la almohada, cerró sus ojos y entró en un profundo sueño.

Notas finales:

Primero que nada, gracias a tod@s por los reviews!!! Siempre los tengo en cuenta!!

Ya se que había dicho que lo iba a subir hace más de un mes, pero la escuela, los examenes y demás cosas me tuvieron ocupada.

Pero nada más tuve vacaciones me puse a escribir sin parar!!!

Y aquí lo tuvieron!!!

:D

Espero y que les haya gustado el capi :3

 

Si tienen alguna duda o algo por el estilo ponganlo en la cajita de comentarios!!! Igual sugerencias, quejas, bombas, etc. ^^

 

Que tengan muy felices fiestas!!!!

Les mando un beso y un abrazo enorme, enorme!!!

<( >x< )>

 

Muchas gracias a todos por los que siguen mi historia, de verdad les quiero!!

Que este año nuevo les vaya de maravilla!!

Que todos sus deseos se cumplan!!

Y que mucho polvo de estrellas les ilumine su día!!!

 

Atte.

LaMueRtHeSitHa

^^*


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).