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Dark Horse por LaMueRtHeSitHa

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Dark Horse

 

“Lo prometido es deuda”

 

 

 

Por LaMueRtHeSitHa

 

 

 

 

 

 

 

Naruto deambulaba por las bulliciosas calles de la capital. Se le hacía muy pesado hacer el mandado porque estaba solo. Trataba de hacerlo lo más rápido posible para evitar ver los letreros de Sasuke.

 

Justo después de que Sasuke se había marchado habían puesto letreros de su rostro en su búsqueda. Ofreciendo recompensa por su persona, aun cuando sólo fuera dando información. Naruto se había enterado de que Sasuke no había robado el oro, pero que sí había robado algo valioso del tesorero. Y cada que veía su rostro sentía como Sasuke le mentía una y otra vez.

 

Pero sobre todo, lo que más le molestaba era como hablaban a sus espaldas las chicas “fans” de Sasuke cada que él estuviera cerca. Tanto le juraron a Sasuke su amor y que en ese momento sólo estuvieran chismeando de sobre lo que había hurtado. Las detestaba.

 

Colocó el último costal de harina en el carrito y con esfuerzo empujó. Naruto se concentró tanto en su camino para evitar notar a las chicas que no pudo notar que era seguido por un joven y tres guardias.

 

 

 

—Sasuke, al que buscan, había sido adoptado junto con el muchacho de piel blanca y ojos azules por una pareja que vive sobre aquel restaurante. —Dijo el joven. Los dos guardias vieron como el rubio llamaba a la puerta para que le abrieran en forma de clave. Lo que les hizo sospechar del lugar. —Lo han de tener escondido ahí.

 

 

 

Entre dos de los guardias se asintieron y le entregaron 6 monedas de plata. Esa era la recompensa por quien diera la ubicación del azabache.

 

Los centinelas se movilizaron rápido a la puerta trasera mientras que el joven hacía lo mismo en sentido contrario en lo que les pedía perdón mentalmente a la familia por delatarlos.

 

El ojiazul se disponía a cerrar la puerta cuando de repente alguien le detuvo con una firme palma. Naruto miró hacia arriba para ver a los imponentes guardias, quienes le mostraron un pergamino con un sello real.

 

 

 

—Tenemos órdenes de registrar el lugar. Ceda gentilmente y no habrá problemas. —dijo el guardia líder.

 

 

 

Pero antes de que Naruto pudiera responder le empujaron bruscamente la puerta azotándola. El ojiazul apenas alcanzó a llamar a Darío en lo que a Essie y a él los arrinconaban.

 

Por la violencia con que trataron a Essie esta cayó en el suelo. Naruto enfadado iba a reclamarles a los guardias, mas uno de ellos al instante saco su espada para amenazarle. Era mejor cooperar y nadie saldría herido. Y reteniendo su ira fue con Essie para ayudarle. No sin antes echarle una mirada de odio al centinela.

 

Entre forcejeos llevaron a Darío para ahí revisar con libertad la casa.

 

 

 

—Sabemos que Sasuke vive en este lugar y le buscaremos a él hasta encontrarlo o hallar el pergamino robado. —Declaro uno de ellos.

 

 

 

Uno se quedo con los tres amenazándolos con su espada, mientras que otro revisaba el restaurante y la bodega y el último en el piso de arriba. Los guardias sin cuidado revisaron hasta el más ínfimo rincón. No les importó romper jarrones o incluso algunas tablas del piso en búsqueda de un escondite secreto.

 

Essie estaba muy asustada, mientras que su esposo estaba muy calmado.

 

 

 

¿Cómo puedes estar tan tranquilo? —le preguntó Naruto en Hindi.

 

No hay de qué preocuparse. Ellos no encontraran nada. Sólo hay que dejar que hagan su trabajo y que se marchen.

 

 

 

Tras estas palabras el ojiazul dio un profundo suspiro para empezar a igualmente tranquilizarse. Mas esto era difícil recordando nuevamente el hecho de que Sasuke le había mentido sobre robar. Había roto su promesa.

 

Al no ser una casa grande los centinelas acabaron rápido.

 

 

 

—No hemos encontrado nada, su casa está limpia. —declaró uno. La familia suspiró aliviada. Eso significaba que por fin les dejarían en paz. —Pero no nos iremos de aquí con las manos vacías. Alguien debe pagar en prisión por el crimen. —el guardia que sostenía la espada la guardó y tomó a Naruto de su túnica y le colocó unos grilletes en sus muñecas.

 

—¡No!—negó Darío levantándose del suelo, pero colocaron una cuchillo en su cuello. 

 

—O es el chico o el ladrón. ¿Nos dirás donde está el ladrón?

 

—No lo sé.

 

 

 

Los guardias empujaron a Naruto para que saliera del lugar, pero este se negaba. Dio media vuelta y corrió. Un guardia le persiguió y aprovechando el desconcierto Darío saco su navaja para ir en contra de uno de los guardias. Mas los guardias eran mucho más habidos en esos temas. Fácilmente inmovilizan a Naruto y desarmaron a Darío. A ambos les golpearon en el estomago dejándoles sin aire y les noquearon para que se aplacaran.

 

Los centinelas se abrieron paso entre la multitud que escuchó el escándalo y se acercaron a ver qué pasaba. A Naruto se lo llevaron arrastrando, mientras que a Darío lo dejaron inconsciente en brazos de Essie.

 

 

 

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Naruto estaba en una húmeda celda que sólo era iluminada por una débil antorcha. El rubio gritaba con fervor por piedad. Sus lágrimas ya eran ríos de tanto sufrimiento que le había causado. El látigo no se detuvo ni un momento.

 

Casi con su último aliento el ojiazul suplicó que pararan. Y cómo si sus palabras hubieran sido escuchadas, el látigo fue lanzado a un lado. Naruto recuperó el aire agradecido.

 

Pero no duró mucho su tranquilidad, ya que su verdugo regreso con una nueva herramienta de tortura: Una barra de hierro incandescente.

 

Sasuke se revolvió en su cama. Suplicó que no le hicieran daño, hasta el punto en que lo gritó y se levantó en medio de la oscuridad.

 

Todo había sido una terrible pesadilla, pero el sentimiento de angustia no se marchó de inmediato como siempre con los sueños. Trató de calmar sus pulsaciones, pero el malestar no se iba.

 

Sasuke presintió que algo iba mal. Debía regresar a su casa y asegurarse que todo estuviera bien.

 

Después de la recaída que había sufrido a falta de Sooye, había tratado lo más posible de evitar cruzarse con Orochimaru. Ahora sí le temía. Por lo que había optado por pedirle a Kabuto todo lo que necesitara, incluso aunque fuese el mismo Sooye.

 

Pero, para su desgracia, Kabuto había salido. Y no tuvo de otra más que ir directamente con el viperino a pedir permiso para salir y con la misma regresar.

 

El Sooye le había vuelto dependiente de Orochimaru. Fue algo que había entendido a la mala en el ataúd. Ya no podía dar un pie fuera del escondite con libertad, sin pensar cuando había sido la última vez que le habían dotado de Sooye y cómo repartirlo cada que lo utilizaba para no acabárselo.

 

Orochimaru se encontraba descansando en sus aposentos. Sabía que no podía mentirle, pues lo notaría, por lo que fue directo al grano y solicita el permiso.

 

El mayor no podía dejar que se marchara en ese momento. Se encontraba muy delicado de salud, por lo que cualquier cosa que le pasara era mejor tener a Sasuke cerca. Y simplemente se lo negó.

 

Sasuke no podía reclamar o pedir explicaciones. Debía tragarse su preocupación. Cuando el azabache estuvo a punto de retirarse la voz seseada de Orochimaru le pidió algo: que le trajera un medicamento especial que estaba en el laboratorio.

 

El cuerpo de Orochimaru había empezado a deteriorarse. Mas eso sólo lo sabían él y Kabuto. Por eso había mandado a su ayudante a traer un nuevo cuerpo para él. Uno con el nombre clave de “Espadachín de Hueso”. Para el viperino el mejor cuerpo era el de Sasuke, pero este todavía era muy débil e inexperto.

 

Sasuke entró en el intricado laboratorio. Revisó los frascos donde le había indicado el mayor hasta encontrar el indicado. Dio media vuelta hacia la puerta y notó algo inusual: una flor. De entre los cientos de frascos y recipientes de cristal; de entre los mecheros y utensilios quirúrgicos; estaba esa planta.

 

Sasuke se acerco curioso. La flor era como un diente de león en su primera fase, solo que sus pétalos eran más largos y de color rojizo-anaranjado. Leyó rápidamente sus indicaciones escritas en la maceta: vomito, fiebre alta, falla en percepción, dolor en torso y huesos. Muerte.

 

No le tomo más importancia y se dirigió de nuevo a la puerta. Y como un rayo su mente se iluminó. Esos habían sido casi los mismos síntomas de Essie.

 

Pero eso no era lo suficiente para relacionar esa planta con ella. ¿Para que querrían ellos enfermar a Essie? Volvió a tener ese pesar en el pecho de preocupación de cuando ella estaba muy débil. De cómo lucharon con tal de obtener dinero.

 

Recordó de nuevo cuando Naruto por primera vez vio a Kabuto, de cómo lo alejo de él y su piedra preciosa. Y con eso todo se conecto.

 

Tal vez lo de la esclava no tuvo que ver, pero ellos fueron el desencadenante de que las desgracias empezaran. Hubieran sido capaces de matar a Essie. Pero peor aun que todo aquello era el hecho de que lo más seguro que en ese momento también estaban en búsqueda de Naruto.

 

De la mano de Sasuke resbalo el frasco que estalló contra el suelo. Aunque no fue lo único que reventó. Inconscientemente y sin tocarlos el azabache quebró muchos de los frascos que estaban cerca de él. Lo que sí fue premeditado fueron las dos de bolas de fuego que tenía en cada palma.

 

Una la lanzó rápidamente a la puerta sorprendiendo a Orochimaru que sólo alcanzó a protegerse con sus brazos y las 3 serpientes de su espalda. El menor de una patada le derribó y, ya en el piso, Sasuke aplastó su pecho con su pie.

 

 

 

—¿Tú planeaste lo de enfermar a Essie?—preguntó un enfurecido Sasuke

 

—De eso se encargo Kabuto. —respondió con frialdad el mayor.

 

—¿Lo supiste todo el tiempo?

 

 

 

Orochimaru sonrió con cinismo aceptando el hecho. Sasuke sin piedad puso la bola de fuego en su cara para destruirle. Cuando la hubo acabado vio el cuerpo deforme y notó el fétido olor. Con rapidez se retiró de la escena, pero la risa del viperino le congeló.

 

Giró su cabeza y vio el cuerpo negruzco en pie. Giró todo su cuerpo y vio como se empezó a quitar la piel a trozos como si fuera un leproso. Pero debajo había una nueva piel blancuzca. Las tres serpientes de su espalda se comenzaron a erguir lentamente, pero una desistió y cayó hecha ceniza.

 

Las serpientes eran como sus vidas. Sasuke planeo cortarlas todas y finalmente matar a Orochimaru.

 

Tomó un cuchillo de su tobillo y comenzó a luchar con Orochimaru, pero lo sintió diferente ¿Más lento?

 

Las serpientes de la espalda eran una maldición que había sabido aprovechar Orochimaru. Ya que las utilizaba como un truco para engañar a la muerte. Cada que el supiera que le darían a matar, justo unos segundos antes de morir, el transfería sus heridas a una de ellas y así él se libraba. Mas lo deteriorado de su cuerpo no lo podía transferir ya que era una muerte más lenta.

 

Sasuke logró rebanar una de las serpientes sólo para encontrarse con la mala noticia de que por cada serpiente que le cortara dos crecerían. Por lo que volvió a tener tres serpientes.

 

En un descuido Sasuke es acorralado por el mayor por sus muñecas. Las serpientes le muerden estas absorbiendo el Sooye. No puede formar nuevas bolas de fuego. Ve la cercanía que tiene Orochimaru con él.

 

 

 

—Eres alguien indomable. Debí suponerlo cuando el Sooye se transformó en ti en fuego. —decía el mayor con diversión. —Te encapsulare. No requiero tu alma. Sólo quiero tu cuerpo.

 

 

 

Como su último intento de lucha, Sasuke inhalo profundamente. Sacaría fuego por su boca, lo cual era muy difícil para él, pero era con sus últimos rastros de Sooye. El viperino movió su cabeza esquivando el ataque. Pero este tiro nunca fue para él.

 

El ojinegro había apuntando a una soga que sostenía el candelabro de la habitación de Orochimaru. Un grande, pesado y filoso candelabro.

 

Cayó sobre de ellos y a Orochimaru ni tiempo le dio de reaccionar. Sasuke por el cansancio y la pérdida de Sooye perdió el conocimiento momentáneamente.

 

Cuando despertó, no era él, era el ser inhumano deseoso de la magia de imitación. Tenía deformidades en su cuerpo a causa del sello maldito. No sentía lo pesado del cadáver que tenía sobre de él, sólo sentía el fuerte y delicioso aroma de Sooye el cual esta derramado alrededor de él. Como pudo se escabulló y al estar libre se arrodilló casi lamiendo el piso por adicción.

 

Cuando su nivel de Sooye regresó a la normalidad y se volvió consiente de la situación se percató que Orochimaru estaba muerto. Ninguna de sus serpientes se movía y el viperino no daba señales de vida. Entonces el ojinegro por un segundo se arrepintió de haberlo matado, a él la única fuente de Sooye.

 

Empezó a pensar lo difícil que sería volver a sus cinco sentidos cuando tuviera su recaída. Debía aplazarlo lo más que pudiese hasta que se le ocurriera una solución.

 

Fue hasta una de las serpientes y con el cuchillo le arrancó la cabeza. Con temor esperó por si salían otras dos, pero no pasó. Sólo escurría su sangre negra y espesa que era el vital Sooye. Tomó su cuerpo y succionó directamente tan rápido como pudo, aun sin importarle que escurriera por su cuello y que le manchara aquella sustancia viscosa.

 

Sintió como todo comenzó a ir en cámara lenta junto con unos flashes de imágenes de algunos recuerdos de Orochimaru: de sus experimentos y de sus hechizos. Sintió como sus latidos comenzaron a hacerle eco y como los sonidos más lejanos se volvían cercanos y fuertes, aunque un poco distorsionados.  

 

Escucho los pasos de un guardia. Sasuke sintió que el otro se movía muy lentamente en lo que se escondía junto al cadáver. Pero en realidad lo había hecho a una velocidad apenas perceptible para el ojo humano.

 

El guardia atraído por la explosión entró a la habitación y de la impresión, de ver el charco de sangre negra y el cuerpo de Orochimaru desecho entre los fierros, tiró su lanza. Al instante salió corriendo dando el grito de alerta.

 

Sasuke volvió a salir y aprovechó a huir. Escapar de la cueva y derrotar a los guardias que se fue encontrando, junto con varios pupilos de Orochimaru fue algo muy sencillo. La cantidad enorme que había consumido de Sooye le había dado súper velocidad. Y en menos de diez minutos él ya se encontraba en camino a la capital.

 

Entonces lo más importante, después de haber salido del escondite, no era terminar vivo después de que le buscaran los guardias. Lo más importante fue, y desde siempre, fue la de ir por Naruto.

 

En menos de una hora ya se encontraba caminando dentro de la capital. El Sooye ya se había estabilizado en su cuerpo. Su mente ya no trabaja a una increíble velocidad. Pero en ese momento se preguntó ¿Cómo había logrado pasar los vigilantes de la muralla? Ya se le había olvidado.

 

Sintió la mirada de más de uno. No eran únicamente de las chicas, casi todos estaban sorprendidos de verlo caminar como si nada en las calles. Prefirió ignorar el hecho y se apresuró a llegar a casa.

 

Sorprendido vio la puerta abierta. La empujó haciéndola rechinar. Todo en a casa estaba hecho un caos: muebles girados, cajas abiertas sin cuidado, suciedad en el piso y jarrones hechos añicos.

 

Un llanto llamó su atención. Era el lamento de Essie. Presuroso fue hasta ella, quien está en el suelo con Darío entre brazos.

 

 

 

—¡¿Qué paso?!—preguntó el azabache conmocionado por todo.

 

—Han venido por ti… Pero se llevaron a Naruto... Trató de detenerlos pero le golpearon…Y no responde— decía casi inentendible Essie por la desesperación. Sasuke puso su oreja en el pecho de Darío. Todavía palpitaba.

 

—Déjale en el suelo. —le ordenó Sasuke y ella le obedeció. Sasuke tomó los pies del hombre y los levantó hasta quedar como una “L”.  —Llámale. —la mujer asintió con nerviosismo.

 

—Darío. Mi amor. Soy yo. Respóndeme. —no pasó más de un minuto cuando comenzó a despertarse.

 

—¿Qué pasó?—dijo aturdido Darío. Essie no alcanzó a responderle y tomó su mano para besarla con una sonrisa. El mayor volteó y siente como colocaban sus pies en el suelo. Sorprendido vio a Sasuke.

 

—Eso es algo que debería preguntar yo. —le dice Sasuke

 

 

 

Darío le conto todo lo que había pasado desde que se había ido: que Gaspar se había ido con su dinero sin hacerles daño y sin amenazas; que Essie había regresado a las dos semanas más que sana, confirmando así que a ella la estaban enfermando; y, finalmente, que el gobierno tenía de prisionero a Naruto por su culpa.

 

 

 

—¿Qué les robaste Sasuke?—le preguntó Essie afligida. Pero el ojinegro no pudo responderle. No quería involucrar a más gente.

 

—Voy a ir por Naruto. —dijo decidido evadiendo la pregunta.

 

—Si vas con ellos, te matarán. —trató de detenerlo la mujer con angustia en su mirada.

 

—Y si no voy, lo matarán a él. —hubo unos segundos de tensión. Essie no quería que les pasara nada malo a ninguno de los dos. —No nos pasará nada. Darío, necesito que me des unas navajas y un par de sogas.

 

 

 

En lo que el de barba se levantó con esfuerzo, Sasuke fue a recoger el zafiro y a llevarse las pocas pertenencias de ambos. Sabía que ya no podían vivir en paz en la capital. Entre las cosas encontró los ahorros del rubio. No era mucho, pero ya se las arreglarían.

 

Baja directo a la entrada. Ahí Darío le entregó lo que le pidió más un extra: una bolsa con bastante oro. Sasuke se negó, pero el otro siguió insistiendo. Era lo mínimo que podía hacer.

 

Darío le abrazó siendo imitado por Essie. Es así como se despiden de él deseándole lo mejor como él siempre lo hicieron.

 

 

 

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Naruto estaba encadenado de sus pies mientras que sus muñecas con grilletes a una mesa. La humedad invadía el ambiente. Quien sabe a cuantos metros debajo del suelo estaban.

 

Llevaba más de dos horas siendo interrogado por el Jefe de la Guardia. Este no dejaba de preguntarle sobre Sasuke y el maldito pergamino. Pero Naruto no respondía nada y sólo le veía con furia.

 

El Jefe, Balto, era el encargado de la seguridad del tesorero y todo lo que le perteneciera: propiedades, joyas. Había sido algo terrible que fuera robado el hechizo. Iba a ser destituido junto con todos sus privilegios: su sueldo, su casa y su seguridad. Por lo que dio su palabra de que lo recuperaría a como dé lugar.

 

Ya estaba cansado de que el ojiazul no respondiera nada. Llamó a su ayudante y le ordenó que lo encadenara al asta. Y Naruto fue atado abrazando un grueso tronco. Cuando acató la orden, Balto le entrego un látigo.

 

 

 

—Ya sabes que hacer. —le dijo Balto. Pero el otro no lo tomó.

 

—Yo me encargo de torturar a hombres, no a niños. —Balto le aniquiló con la mirada, pero el otro no cambió su semblante. — ¿Tan seguro estas? Entonces hazlo tú. Yo no lo haré.

 

 

 

Dicho esto se retiró y cerró la puerta del calabozo dejándolos solos. Balto apretó el látigo entre sus manos. No sólo estaba agotado, estaba estresado y bajo mucha presión. Fue entonces cuando explotó.

 

Sacó un cuchillo y sin cuidado rasgo la camisa de Naruto por la espalda. Dejando el camino de la punta de su cuchillo por su piel. Al no esperárselo el menor no puedo ahogar su queja de dolor.

 

 

 

—Vamos a ver qué tanto puedes ser capaz de hablar después de esto. —advirtió Balto

 

 

 

Alzó su mano y con fuerza dio el primer latigazo por frustración.

 

 

 

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Balto se dirigió a su despacho cansado. Comenzó a deshacer su turbante en lo que buscaba una lámpara y encenderla. Casi le dio el infarto cuando vio a Sasuke recostado en su alfombra.

 

Él le estuvo esperando paciente toda la noche mientras planeaba como hacer un trato con el jefe de la guardia. Debían salir la menor cantidad de heridos.

 

 

 

—Quiero hablar. —rompió el hielo el azabache mientras se sentaba.

 

—Si no es para entregar el pergamino no me importa más que tu cabeza como comida de buitres. —dijo tajantemente Balto en lo que colocaba una mano sobre su espada. Sasuke no le podía dar el hechizo, no tenía idea de donde estuviese en ese momento. Pero esto no se lo debía decir, sabía que con una señal podían mandar a matar a Naruto.

 

—Quiero hacer un trato contigo. —el otro no se movió ni un paso y Sasuke le invitó a sentarse en la alfombra.

 

 

 

Al notar la desconfianza el azabache sacó los tres cuchillos que le había dado Darío más otros dos que tenía escondidos en sus tobillos que le habían dado con Orochimaru, los colocó en el suelo y los alejó. Fue entonces cuando Balto aceptó y se sentó frente a Sasuke.

 

 

 

—Sé de tu situación. Sé que tu puesto pende de un hilo. Te ofrezco estabilidad a cambio que me dejes ir junto con el chico que tienes prisionero.

 

—No te… —entonces Sasuke le calló mostrándole el zafiro. Balto se quedó boquiabierto ante la joya. Era enorme.

 

—Esto es la “estabilidad” que te ofrezco. —el otro estaba embobado ante el brillo. —Esta joya es capaz de mantenerte con techo y comida fácil diez años. Le perteneció al último legítimo Marajash.

 

—¿Cómo obtuviste eso?

 

—Eso no importa. Lo que importa es que será tuya si renuncias a mi búsqueda.

 

—No puedo dejarte ir así como así.

 

—Entonces dime donde lo tienes prisionero y dejaré todo como si me hubiera infiltrado a la fuerza.

 

 

 

Con eso Balto tuvo confianza en el plan. Le dio la ubicación exacta junto con la llave que abría los grilletes. Lamentablemente traicionaría al azabache, pero llevaría una pena por años por ello.

 

 

 

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Sasuke bajó velozmente las escaleras hasta el cuarto piso de las celdas. Revisó un par de celdas hasta que distinguió a Naruto. La misma llave que abría los grilletes, abría la puerta. Ya cuando se fueran la haría explotar.

 

Naruto colgaba de sus muñecas, sucio y con la ropa andrajosa. El ruido no hizo reaccionar al ruido puesto que estaba inconsciente. Con prisa tomó su rostro viendo que tenía algo de tierra y polvo, pero le expuso que había llorado, pues sus lagrimales estaban limpios.

 

 

 

—Naruto… Naruto, reacciona…—le decía el azabache casi suplicando mientras le daba ligeros golpes en sus mejillas. Entonces el de marquitas comenzó a dar señales de vida levantando de apoco su cabeza.

 

—Hmm… ¿Sa…? —apenas alcanzo a pronunciar.

 

—¡Naruto! ¡Despierta! ¡Te voy a sacar de aquí! —sacó la llave y libero las muñecas de Naruto. Lo sostuvo con sus hombros. —¡Vamos! ¡Solo unos pasos!—le dijo Sasuke, pero sólo avanzó un par de pasos y tropezaron.

 

 

 

El rubio todavía estaba encadenado de sus tobillos. Intento abrirlas con la llave, pero esta no era. Esto le dio un mal presentimiento al azabache. Aprovechando que estaba el otro aturdido utilizó el Sooye para derretir las cadenas y vencerlas. Luego acomodo su pantalón sobre el hierro para que no se notaran.

 

Escuchó los pies de guardias pasar por el piso de arriba. El otro no había cumplido su palabra. Rápidamente colocó el brazo izquierdo del otro sobre su hombro y salieron a pie. No sin antes dejar la llave junto a las cadenas.

 

Al día siguiente, cuando recapitularon los hechos de la fuga, encontraron la llave. La única llave que podía abrir las cadenas. Y el único que las tenía era Balto. Se le enjuicio y se le declaró traidor.

 

Durante toda la huída Naruto pasó como muerto. ¿Qué tanto le habían hecho para dejarlo así?

 

Sasuke había sido más rápido que la alarma de los guardias. Por lo que no tuvo tanto problema en escabullirse con Naruto fuera de la muralla.

 

Ambos iban escondidos en la carreta de un mercader de manzanas bajo una manta. Sasuke no dormía por estar atento a todo. Temía que los guardias les estuvieran siguiendo. Mientras el rubio dormía. No sabía entonces si era por el cansancio o por el golpe que le había dado sin querer al subirlo a la carreta.

 

Tomó un par de manzanas y las guardo entre las mudas de ropa de su mochila. Estaba a punto de darle una mordía a otra cuando escuchó algo parecido al galope de varios caballos. Se giró y levanto levemente la manta.

 

Efectivamente eran caballos, pero no eran de la guardia. Eran los secuaces de Orochimaru y a la cabeza venía Kabuto. ¿Cómo diablos lo habían localizado?

 

Entonces escuchó como Naruto se levantaba.

 

 

 

—¿Dónde estoy?—dijo tallándose la frente hasta que dio con un chichón. —¡Auch!—en mejor momento no se pudo levantar.

 

—Naruto, sostente fuertemente y no salgas hasta que lo indique. —le ordenó Sasuke. Los ojos de Naruto se iluminaron al escuchar aquella voz. Pero el encanto duró menos de tres segundos.

 

—¡¿Qué haces aquí?! —gritó Naruto señalándole acusatoriamente. Esto hizo llamar la atención del mercader que no se había dado cuenta que llevaba equipaje extra. Y dio freno.

 

—Tratando de salvarnos.

 

—¡¿Salvarnos?! ¡Tú fuiste el que causo todos los problemas!   

 

—Luego hablamos de eso. No salgas hasta que diga. —Sasuke sacó su cabeza viendo a los caballos, pero al instante escuchó los reclamos del mercader que le ordeno bajar. —Será mejor que se aparte señor.

 

—¡Y TÚ POR QUÉ CREES QUE VOY A… —y al instante se tragó sus palabras al ver que Sasuke había formado una bola de fuego. El era una hormiga a comparación. Y salió por pies por el desierto.

 

 

 

El azabache deshizo la bola e inhalo fuertemente. Era más difícil hacer ese fuego porque involucraba transformar su saliva en aceite. Pero era la única manera de detenerlos por más tiempo.

 

Con una fuerza enorme y con una facilidad increíble Sasuke creó una barrera de fuego lo suficientemente larga como para ser de más de dos kilómetros y con llamas altas para que no pasaran simplemente saltando. Así hizo unas dos veces más.

 

Termino sin aliento, pero aun con bastante Sooye. Sintió que casi ni la había utilizado.

 

 

 

—Ya… Sal…—Naruto vio el fuego extrañado. No había visto nada de lo que había pasado.

 

—¿Qué es eso?—ve el fuego al fondo a los jinetes, ellos no son de la guardia. —¿Quiénes son ellos?

 

—Lo he matado… si me atrapan… sus secuaces me matarán o algo peor… —explicaba Sasuke deseoso de aire.

 

—¿A quién mataste? —preguntó un poco asustado el ojiazul. “¿Qué puede ser peor?” se preguntó

 

—Ai Zahhak—esto sorprendió al menor. Tenía muchas cosas que contarle Sasuke al respecto. Y sus pensamientos se dispersaron cuando escucho a Sasuke. —…No podía irme sin ti...

 

 

 

Sasuke separó al caballo de la carreta y se marcharon a toda velocidad. No tardaron casi nada en llegar a un apenas concurrido puerto. Esa era la oportunidad perfecta. En mar abierto no lograrían alcanzarlos nunca.

 

La buena noticia fue que en sólo poco más de una hora salían las primeras embarcaciones de la mañana, entonces las siete. Tres embarcaciones.

 

La mala es que dos de ellas ya iban llenas. 

 

 

 

—Dos boletos, por favor. —pidió Sasuke inquieto sacando la bolsa de Darío. Ya ni preguntaban el destino, sólo querían salir de ahí.

 

—¿Doble, matrimonial o King? —preguntó la señorita encargada del boletaje, que iba muy bien vestida con telas finas y con perfume de jazmín.

 

—¿Qué? —ambos le vieron extrañados al no entender a lo que se refería.

 

—Aquí es por camarote, no por persona.

 

—La que sea. —Indicó Naruto.

 

—Muy bien.  ¿Con vista o sin vista?

 

—¡Lo que sea! —volvió a exclamar desesperado.

 

—Está bien. Sería un total de $1,250 monedas de oro. —dijo con una linda sonrisa que dejó petrificado a los chicos.

 

—No tenemos tanto dinero…—dijo bajo Sasuke a Naruto. —¿No tiene algo más barato?—preguntó ya a la chica.

 

—Mmm…—la mencionada empezó a buscar en libro.

 

—Lo más barato. —indicó el menor

 

—Lo más barato que tengo es un camarote de cama individual sin vista a un costo de $175 monedas de oro. —y aunque eso aun así era muy costoso, lo tomaron.

 

 

 

Corrieron entre las personas que también irían en el barco. Notaron que todas vestían de manera elegante y que había de todo tipo de personas. Niñas con vestidos muy anchos y con peinados muy altos, señores de pieles oscuras como el café, chicas con el rostro blanco, incluso más que Sasuke. Fueron pocos los que vieron que traían turbantes como ellos. Aunque varios les vieron con arrogancia e indignación.

 

Iban por los pasillos buscando su camarote. La madera del piso relucía y las paredes estaban forradas con suaves alfombras color rojo. 

 

El camarote era de paredes brillantes color blanco relucientes de limpio. Naruto se sintió enclaustrado al ver que no había ni un hoyo por el cual pasaran los ratones. Solo pequeñas ventilaciones que daban un aire fresco. “¡Magia!” soltó Naruto.

 

Naruto siguió exclamando todo lo que veía mientras Sasuke inspeccionaba el baño ¡Hasta el baño era hermoso! ¡Y ni hablar de la cama!

 

 

 

—¡Es tan suave como los almohadones del palacio!—exclamó Naruto abrazando una almohada con entusiasmo. — ¡Ven! ¡Siéntela!

 

 

 

Sasuke sonrió por la alegría que emanaba el menor, quien ya  había dejado libre su cabellera del turbante y le imitó. Había extrañado su alegría.

 

Se recostó sobre la cama y puso su cabeza sobre una de las almohadas. Sí, tenía razón, eran como las de su hogar. Lentamente cerró los ojos cansado. Naruto lentamente se recostó junto a él.

 

 

 

—¿Ya me vas a contar que fue de ti todo este tiempo?—le interrogó Naruto.

 

—Mañana te cuento. —respondió el azabache sin abrir los ojos. Estaba más dormido que despierto. Habían sido muchas cosas las que habían pasado, demasiadas emociones.

 

—Pero sí acaba de amane… —y entonces Naruto fue abrazado por el azabache.

 

 

 

Recordó como creyó por un tiempo que no le volvería a ver. Parecía que todo era mentira. Que despertaría estando de nuevo encadenado. O quizás, pudiera ser, que ya estuviera muerto y que Sasuke también lo estaba y que le había ido a buscar para llevarlo con los demás dioses junto con el resto de sus seres queridos.

 

 

 

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Sasuke se levantó casi a medio día. Del día siguiente. Pero lo extraño fue que el rubio todavía no se había despertado y a hacer alboroto. Olió su cabello. Con el dolor de como si fueran años que no lo sintiera. Pero con un malestar en su pecho recordó lo cerca que estuvo de perderlo para siempre.

 

Notó una extraña marca en la base del cuello de Naruto. Abrió más los ojos para apreciar mejor lo que era. Era cortadas, algo profundas, pero que apenas habían empezado a sanar. Habían herido a Naruto en lo que había sido rehén.

 

Se levantó levemente recargándose en su brazo derecho. Vio como el rubio dormía profundamente. Se estaba recuperando de todo lo que le había pasado. De los dos era obvio que al que peor le había ido había sido al menor. Con apenas la punta de sus dedos movió unos mechones de cabello y descubrió otra cosa igual de mala: Naruto tenía un moretón muy oscuro desde su pómulo hasta su ceja que no había visto y que no lo había causado él.

 

Se sintió arrepentido por haberse ido dejándolo solo. Tuvo ganas de retorcerle el cuello al que lo hubiera hecho. No quería que nadie más lo volviera a maltratar.

 

 

 

—Prometo no permitir que nadie más te haga daño.

 

 

 

Entonces se acerco para sellar su promesa con un beso, pero al no alcanzar sus labios le beso sobre su moratón. El rubio parecía que se despertaría, mas sólo se enrosco un poco más a la sábana. 

 

El azabache se arrodilló a su lado y colocó su palma sobre la herida del cuello. Empezó a acumular magia asegurándose de que ni por error pasara el Sooye. Ese truco lo había aprendido de los flashes de memoria que había visto de Orochimaru. Un calor agradable empezó a sentir en su palma a la vez que la herida en Naruto desaparecía. Esto saco una sonrisa en él, pero sólo fue un momento.

 

El ojinegro formo una mueca de dolor por el ardor que sintió en su mano, que siguió por su brazo hasta su espalda y se repitió en muchas ocasiones sintiendo en carne lo que Naruto había recibido. Hasta que llegó a un punto en que creyó no poder retener un sonoro grito de dolor y alejó su mano.

 

Su respiración se volvió agitada y volvió a ver a Naruto. Cuanto había sufrido. Pero por lo menos ya no habría cicatrices en su espalda.

 

Entonces sintió como el menor se empezó a remover y vio como sus ojos poco a poco se abrieron con un brillo encantador.

 

 

 

—¿Pasa algo nii-san? ¿Ya llegamos?—dijo el rubio sentándose

 

—No, nada. —entonces Naruto notó el sudor en la frente del azabache

 

—¿Estás bien? ¿Tienes fiebre?—el rubio se acerco suavemente hasta tener sus frentes juntas. —Qué extraño, estás muy frío.

 

 

 

Sasuke sintió una gota recorrer su espalda. No sabía que si de sudor o tal vez sangre. Naruto, a pesar de que lo que le había pasado era culpa del azabache, se seguía preocupando por él.

 

En cambio Naruto sintió que esa confianza que se tenían desde pequeños había cambiado para él. Era la primera vez que sintió un rubor en sus mejillas por estar tan cerca del ojinegro. Y rápidamente se separó y vio hacia abajo para que no se notara.

 

El mayor aprovechó que no era observado. Se levantó y rápidamente fue a la puerta del baño para que no notara la sangre que manchaba su camisa.

 

 

 

—Me daré una ducha. —dijo viéndolo un momento antes de cerrar la puerta para ver si no había notado nada.

 

—Está bien. —respondió más de forma automática ensimismado en sus pensamientos.

 

Sasuke se comenzó a desvestir mientras pensaba como explicarle todo lo sucedido a Naruto. No quería mentirle. Lo que definitivamente nunca le contaría sería lo del Sooye.

 

Sintió como el agua entraba por las heridas limpiando. Y nuevamente se lamento por el rubio.

 

Naruto no debía haber sufrido todo eso. Y como siempre eso había sido su culpa. Y, por un segundo, deseo que el rubio estuviera siempre seguro, donde no hubiera peligros de ladrones, guerras o invasiones. Que nadie le viera y que solo él pudiera abrazarlo pues sabía que siempre que lo hiciera, sería con amor puro.

 

Entonces cae en conciencia que estaba pensando en Naruto como no debía. Tal vez estaba confundiendo las cosas, su cabeza estaba mal después de todo lo que había pasado.

 

Había sido un malo hermano mayor. Apretó un puño y golpeo la pared. Con decisión se prometió ser un buen ejemplo para Naruto como hermano. Que es lo que siempre debió ser. 

 

Pero no puedo evitar cuestionarse nuevamente. No sobre lo que su mente le decía, si no lo que decía su corazón. Veía con cariño a su hermano menor ¿No? ¿Sólo eso? Sí, solo eso. Se imponía a sí mismo.

 

 

 

xXx Sasuke x Naruto Dark Horse Naruto x Sasuke xXx

 

 

 

Estaban por ir a cenar. Lo bueno del boleto es que venían incluidas las cinco comidas. Ya había conocido su destino: los Emiratos Árabes Unidos. Que era reconocidos por ser el lugar con más magia había en el mundo. Los magos de todos los rincones se reunían ahí.

 

Ellos iban más específicamente al Emirato de Fuyaira, que era utilizado por Japón. Y en Japón no utilizaban turbantes. Por lo que si querían pasar desapercibidos debían dejar de usarlos.

 

Los cabellos negro-azulados se acomodaban de forma rebelde con las puntas hacia arriba en la parte atrás. Esto siempre llamaba la atención de Naruto “A veces parece de cacatúa” pensaba mientras Sasuke le quitaba su turbante.

 

 

 

—Lo tienes ya algo largo. —le comento el azabache. Y es que sí, estaba tan largo que le llegaba a los hombros.

 

—Sí. Cuando lleguemos lo primero que haré será cortármelo. —dijo Naruto jalando uno de sus mechones rubios de su fleco.

 

—Vi unas tijeras en el baño, en un segundo te lo corto. Ponte una toalla para que no te caiga el cabello a la ropa.

 

 

 

Naruto vio la concentración en los ojos de Sasuke. Le veía a través del espejo con detalle. Cada movimiento y gesto que realizaba su nii-san. Finalizó con los mechones del frente.

 

Naruto sentía que estaba muy cerca. Y se sonrojo. ¡¿Por qué le pasaba eso?! ¡Se suponía que no debía demostrar emoción de enamoramiento frente a Sasuke! Pero sus nervios le traicionaron. Tan sólo un segundo después de que el mayor dio por terminada su labor Naruto levanto ligeramente su rostro y le dio un beso fugaz en los labios. Sasuke se extraño ante el gesto. Sí, estaban familiarizados con esos besos, pero ese se sintió ligeramente diferente.

 

 

 

—Gracias. —dijo Naruto sonriendo ocultando la verdad.

 

 

 

xXx Sasuke x Naruto Dark Horse Naruto x Sasuke xXx

 

 

 

Naruto y Sasuke estaban en la cubierta del enorme barco, recargados en el barandal viendo la bella vista que les ofrecía los Emiratos. Los edificios bastantes altos, eran como el oro, irradiaba brillo hermoso. El cielo era de un azul profundo sin estrellas, pero no importaba.

 

De la ciudad dorada salían fumarolas, pero no grises y oscuras, en su lugar era de un brillo semejante a la vía láctea. Y también, de las profundidades del mar, salían como bruma este mismo destello dorado. Hasta por un momento no se logró apreciar con claridad la división del cielo con el mar. Era como si estuvieran flotando en la inmensidad.

 

 

 

—¿Qué crees que sea este brillo?—preguntó el ojiazul tratando de alcanzar el polvo dorado desde el barandal.  

 

—No lo sé. ¿Polen?

 

—El polen sale de las flores y no brilla.

 

—Entonces ¿Tú qué crees que sea?

 

—¿Te acuerdas que Mikoto nos decía que si veíamos una estrella fugaz le pidiéramos un deseo y se nos cumpliría?

 

—Sí.

 

—Yo siento que con esto las estrellas pueden cumplir los deseos.  —dijo con un brillo de esperanza en sus ojos. El azabache no pudo evitar reír por lo bajo. A veces Naruto era un poco infantil. Y este le escuchó. —¿Qué tiene de malo? Tú me preguntaste y te respondí sinceramente. De verás. —le recriminó.

 

 

 

Conforme más se acercaban a la ciudad los brillos caían con más intensidad y con la misma suavidad que el sereno. Los polvos dorados a veces se agrupaban en forma de gotas y flotaban con la delicadeza de una pompa de jabón. Naruto logró alcanzar una con sus dedos y se la sopló a Sasuke, que sólo alcanzó a cerrar los ojos. El brillo dorado se expandió por todo su rostro, sobre todo en su nariz. Después de ello dio un ligero estornudo. Fue entonces cuando Naruto rió.

 

Sasuke se agachó y formó con el aire una bola más grande con la neblina que se formaba a sus pies y en toda la cubierta. Cuando Naruto abrió los ojos vio Sasuke sólo le echaba encima el polvo.

 

Ambos se vieron por un segundo. En el rostro de Sasuke el brillo no había desaparecido de la punta de su nariz y los cabellos de Naruto se habían esponjado y algunos mechones flotaban en todas direcciones por el polvo que remarcaba su rubio. Después de unos segundos rieron juntos.

 

Todo lo que había sufrido valió la pena entonces. Ese dolor que alguna vez sintieron estaba haciendo que ellos estuvieran ahí riendo. Porque las lágrimas se pueden transformar en polvo de estrellas.

 

 

 

—Ya que estamos cubiertos de polvos de deseos ¿Crees que podamos pedir uno? —le incitó el mayor.

 

—¡Sí! —aceptó con una enorme sonrisa. Sasuke entonces pensó que era Naruto el que parecía una estrella.

 

Ambos cerraron los ojos y pidieron un deseo con verdadera devoción. Aquel polvo no era de estrellas, pero si de algo que cumplía su labor de manera muy similar. Ese polvo en realidad era magia. Por eso también eran reconocidos los Emiratos, por ser una fuente natural de magia.

 

—¡Ya! —exclamó Naruto. Pero Sasuke todavía estaba concentrado en su deseo.

 

 

 

Naruto vio a su alrededor nuevamente. Era un paisaje que nunca se hubiera imaginado que existía. Se pregunto si todos los días sería así en los emiratos. Entonces cayó en una idea desagradable.

 

Ese ambiente, esa felicidad, se perdería. Al día siguiente todo quedaría olvidado. Al igual que su pasado. Pero él no quería que se incluyera la sonrisa de su Sasuke para también se desvaneciera. Quería ser el que formara esa sonrisa nuevamente, cada día.

 

Del fondo de su corazón empezó a brotar una fuerza extraña ¿Valor?

 

 

 

—Ya. Que no son carreras Naruto. —le dijo juguetonamente Sasuke, pero vio confundido que el semblante de ojiazul había cambiado a una más decidida.

 

—Hay algo que debo decirte. Algo que llevo mucho tiempo guardando. —el rubio dio una respiración profunda. Vio al suelo buscando las palabras que desean salir de su pecho. Hasta que finalmente lo hacen y alzó su rostro. —¡ME GUSTAS SASUKE!

 

 

 

Sorpresivamente Naruto tomó por el cuello a Sasuke acercándolo a su rostro a la vez que se alzaba ligeramente.

 

Y, justamente, cuando pasaban por debajo de la luna, Naruto besó a Sasuke como realmente era un beso. 

Notas finales:

¿Qué hará Sasuke cuando se le agote el Sooye?

¿Qué descubrimientos les aguardan a nuestros protagonistas en los Emiratos?

¿Cómo le respondera Sasuke a los sentimientos de Naruto?

 

Espero y les haya gustado el capi.

 

Lo iba a dividir en dos por el tiempo, pues debía haberlo subido ayer, pero como el de la vez pasada sentí que fue muy corto pensé en que la mejor forma de compensarlo era subiendolo largo, además del extra del final que iba venir hasta el siguiente capi xD

 

Por cierto!!! Les dejo este link:

 

N°6 Ending ۞Rokutousei No Yoru Sub Español (Version Full)۞

 

Cada que les ponga un link será de la canción que haya inspirado parte del capi, aunque me gustaría conseiderarlos como los openings (si se los pongo hasta el principio) o los endings (si se los pongo hasta al final xD) del capi.

 

Nos vemos hasta el primero de octubre!!! (Si es que no me vuelvo a atrasar, si es así ya hasta el dos xD (estoy pensando seriamente cambiar el anuncio del resumen .___. ))

 

Les mando un gran abrazo a tod@s!!! :D

Que tengan un feliz lo que se les antoje!!! :3

Y feliz puente a las que lo tuvieron en México xD

Y por fis!!!! dejen un review!! me importa mucho saber su opinión :)

 

Atte.

LaMueRtHeSitHa ^^*

XOXO


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