Capitulo 2
Esa noche Ryuichi tuvo bastantes problemas para conciliar el sueño. Así que ahora también los tenía para levantarse. Su insomnio se debió a Kouya Megami, el vocalista de Sumeragui.
Cuando fue detrás de Tatsuha el día anterior, efectivamente, se lo encontró platicando abiertamente con el integrante de Sumeragui a un lado de la máquina expendedora. Fue hacia ellos a paso lento, pero apresuró el paso y la rabia lo invadió cuando vio a Megami invadir el espacio personal de su novio.
–Tat chan – agitó la mano por lo alto para que ambos chicos se dieran cuenta de su presencia aunque estuviese al otro lado del pasillo, y en cuanto estuvo a un metro de ellos hizo un puchero infantil. – ¿Por qué tardas tanto? Kumagoro y yo esperábamos nuestro jugo y como vimos que no llegabas – jaló la playera de Tatsuha –creímos que te habían raptado los extraterrestres.
–No – dijo el menor con una sonrisa que mostraba su perfecta dentadura – Yo…
–Me temo que ha sido mi culpa Sakuma san – Kouya se adelantó tendiéndole la mano –Soy Kouya Megami el vocalista de Sumeragi, mucho gusto.
Ryuichi no contestó el saludo –y dime Tat chan ¿de cuál nos has comprado?
–La verdad es que no he comprado nada, justo me encontré con Kouya san y comenzamos a platicar, él es un fan tuyo – Tatsuha se mostró algo confundido por la actitud de su pareja.
Ryuichi se dignó a mirar un segundo al otro cantante y éste le hizo un gesto de saludo con la mano. –Sí… ¡Hola Kouya kun! – al principio lo miró con desprecio pero inmediatamente sonrió y alzó a Kumagoro para que éste también lo saludara.
– Hola – repitió el vocalista esta vez reverenciando con una sonrisa al conejo.
–¿Kouya kun también está grabando?
–Sí, pero… – el joven se rascó su cabeza poblada de cabellos negros antes de acercarse a Ryuichi para susurrarle al oído –la manager nos está haciendo polvo.
–¡Kouya san! – de pronto se escuchó la voz de una mujer desde la puerta del estudio entreabierta –¡ya vamos a empezar!, te quiero aquí ¡ahora!–
–Ya voy– rezongó el chico cansado –creo que es hora de irme, nos vemos – se despidió antes de cerrar la puerta tras él.
–¡Quiero fresa! – segundos después Ryuichi fue directo a la máquina expendedora y comenzó a apretar todos los botones con alegría, pronto vendría Noriko a gritarle a él también.
–Está bien, espera, yo lo hago – Tatsuha se encargó de las bebidas y en cuanto las tuvieron en la mano comenzaron a caminar por el pasillo de vuelta a su estudio.
–Nee Tatsu – Ryuichi tomó de la mano al mencionado mientras se empinaba su jugo – no vuelvas a hablar con Megami.
El menor lo miró perspicaz –¿Por qué?
Como respuesta le sonrió de manera inocente al tiempo que hablaba –no me agrada.
Ryuichi se sentó en la cama y pasó la mano por su frente. Contando a Kouya ya eran 10 las personas que le había pedido a Tatsuha que no les hablara. Si seguía así pronto le diría que no saliera del departamento.
Esa mañana no tenía grabación ni ensayos. Así que no tenía prisa por desayunar, probablemente no lo haría, pero esa idea se vio truncada cuando Tatsuha apareció en la habitación cargando una bandeja para que comieran en la cama.
–Aquí está el desayuno – canturreó Tatsuha depositando la bandeja frente a él. Desde el plato lo miraban varios conejos hechos de peras cortadas a la mitad y con colas de queso cottage. Una sonrisa afloró en su rostro. Definitivamente, mañana lo encerraría en el departamento.
Dos meses antes
Aquella firma de autografos duraría horas, Tatsuha lo sabía porque habían sido muchas las veces que, sin importar las inclemencias del clima, él acampó fuera del centro comercial en espera de un evento similar. Afortunadamente ahora era diferente.
Casi sería un año desde que ya no se apretujaba con el resto de los fans pues actualmente era novio de Ryuichi y su puesto era a tres metros de la mesa de autógrafos, ayudando a acomodar la mercancía en venta.
Los fans que esperaban recibir un autógrafo y poder tomarse una foto con Ryuichi formaban una fila cuya extensión era mayor a 5 cuadras y aunque iniciaron temprano y durante las primeras dos horas todo fue sin contratiempo, ahora la fila estaba parada. Un fan se había desmayado y Ryuichi intentaba reanimarlo golpeándolo con Kumagoro bajo la desconcertada mirada de los paramédicos.
Tatsuha no podía culpar a aquel pobre fan. Él también sentía el éxtasis cada vez que rozaba la “tan perfecta que no se podía describir” piel de Ryuichi, claro, él sí podía mantenerse consiente.
Desde que era la pareja de Ryuichi nada era como antes. Las cámaras los seguían a todos lados cada que salían juntos, Nittle Grasper fue betado de por vida en dos que tres programas conservadores y Tatsuha fue destituido como presidente del club de fans de Ryuichi antes de ser expulsado por una horda de fanáticos furiosos y celosos, pero claro, esas pequeñeces poco importaban cuando cada mañana se levantaba a un lado de Ryuichi.
Tatsuha intercambió una mirada burlona con su sustituto como presidente en el club. Estaba en la fila platicando con otros dos de los más antiguos miembros del club. A leguas se notaba que los tres, Issei, Shimizu y Masaaki; lo detestaban.
–Lo has visto – susurro Masaaki al oído de Issei con una mueca en el rostro.
–A nuestro afortunado traidor– respondió el chico castaño mientras hacía un gesto de fastidio.
Issei y Tatsuha se hicieron amigos gracias a que siempre competían por el primer puesto en la fila para cualquier evento en el que Ryuichi se presentara. Y después de todas esas horas de espera juntos terminaron por hacerse amigos y compartir mucho más tiempo como presidente y vicepresidente del club de fans de Ryuichi. Cuando Tatsuha los traicionó, fue el castaño quien propuso que lo sacaran del club sin que siquiera le temblara la mano.
–Issei, ¿has hablado con él? – Shimizu la chica del grupo peinó su lacio cabello hacia atrás.
–No y ni siquiera lo he intentado.
Shimizu resopló –¿cuándo vas a dejara atrás el rencor?
El castaño iba a quejarse cuando Masaaki se le adelantó –no es rencor, él – señalo a Tatsuha sin disimulo –¡vive con Sakuma san!– aquello lo pronunció como si fuese un sacrilegio
–… y tu lo conoces– Issei cruzó los brazos – no se lo merece.
La chica se sonrojó –Si pero…–
–No se merece a Sakuma san… él que no importa cuanto diga que te ama no es verdad– apretó los puños y tanto a Maasaki como a Shimizu los llenó una onda depresiva. Todos sabían que antes de comenzar con Sakuma san, Tatsuha e Issei hacían otras cosas aparte de platicar en las juntas privadas.
–Issei – Shimuzu recargó una mano sobre su hombro –ya hablamos de eso y acordamos que también hubieras hecho lo mismo.
–Todos– acotó Maasaki –…es decir, es Sakuma san. ¡Yo hubiera dejado a mi madre por él!
El chico torció el gestó –…y yo ya les dije que no es eso, Tatsuha no sabe como amar. No hay forma de que ame a Ryuichi como merece – llevó una mano a la frente en gesto dramático y sus acompañantes resoplaron.
–Ayer me llamó mi prima– comentó Shimizu intentando olvidar el tema y ambos chicos giraron a verla emocionados.
–¡Va a volver!
–Sí– exhaló cansada, su prima era una modelo bella y sobre todo bien proporcionada.
–¿Cuándo?– ambos chicos tenían estrellitas por ojos.
–En tres días voy por ella al aeropuerto.
La fila comenzó a moverse –También peleé con Tatsuha por ella– comentó depresivo Issei y sus dos amigos lo miraron entre compasivos y hastiados –pero ella lo prefería y como siempre…– se detuvo y una pequeña sonrisa afloró en su rostro – ¡Ya sé!, ¡Les voy a demostrar que tengo la razón!– tanto Shimizu como Maasaki lo miraron sin comprender.
Pero él no se explicó, sino que sonrió.