–Kim Jongin– Me presente, tome su mano y la apreté con la mía mientras que la otra sujetaba su brazo.
–D-Do Kyungsoo…–
–Es un gusto conocerte, Kyungsoo– Sonrío.
El más bajo parpadeo como si de un tic se tratara deshaciéndose de su imaginativa atmosfera, dio un apretón de poca fuerza y sonrió nervioso para el otro –El gusto es mío, es un honor que me haya dejado hacerle esta entrevista– Agradeció.
–No a todos les permito hacerme entrevistas– El apretón de manos desapareció cuando el castaño oscuro se soltó del agarre del otro castaño para tenderle su tarjeta de presentación.
–Pudiese tratarse de un golpe de suerte o el simple esfuerzo del trabajo, Señor Kim– Dijo el entrevistador y el entrevistado chasqueo la lengua.
–Vamos, no me llames ‘Señor’– Pidió –Solo dime Jongin–
–Lo siento, mi trabajo no me lo permite– Rechazo.
–Que yo recuerde, el entrevistador debe adaptarse al lenguaje del entrevistado– Se las ingenió el moreno.
–Eres muy inteligente, Jongin– El más alto había reprimido la pequeña regla del castaño a lo que tuvo que adaptarse a lo que el otro le pedía.
–Es un golpe de suerte– Imito las primeras cinco palabras del más bajo.
El silencio se volvió incomodo en escasos segundos, el ambiente no estaba tenso ni mucho menos pero si era incómodo.
–Pero que tonto soy– En un puño que transformo su mano, golpeo débilmente su frente – Toma asiento por favor, ¿Quieres algo de tomar? Lo que sea–
Kyungsoo negó y se encamino hacía el sofá individual que tenía Jongin frente a su escritorio –No, gracias. Me gustaría empezar con las preguntas–
–Bien, empecemos entonces–
El joven Kyungsoo tenía puesto un traje, un traje lo bastante elegante como para que solo fuese una sencilla entrevista al más importante Directivo General en la compañía de la familia Kim. Jongin miraba fijamente cada uno de los rasgos del castaño oscuro que tenía en el rostro y el cuerpo que se cubría por el buen planchado del saco negro y abotonado con la corbata en un nudo excelente que se amoldaba perfectamente a su cuerpo.
Jongin se sentó en su respectiva silla de piel y ordeno el desastre de hojas que había en su escritorio haciendo que este se viera un poco decente.
El de piel blanca tenía ya en manos la libreta con las preguntas que estaba a punto de hacer al jefe de la compañía Korea Travel con su bolígrafo listo y dispuesto a ser utilizado para unirse a composición blanca que obtenían los árboles.
– Kim Jongin…– Pronuncio Kyungsoo al ver la placa con su nombre en ella que fue subiendo hasta quedar a la del nombrado – ¿Cómo es considerada su compañía? –
–La compañía de la familia Kim, tiene una fama lo bastante exitosa como para ser sobre pasada por otras y como verás, me gusta presumir del esfuerzo que se hace aquí– El cuerpo del moreno se inclinó a la altura de su escritorio donde, con sus manos entrelazadas poso su barbilla en estas e intentaba ver la rapidez con la que anotaba su entrevistador.
– ¿Con cuántos empleados cuenta? – Su semblante era serio y trabajador. A Jongin le gustaba aquello.
–Alrededor de más de cuarenta y cinco mil empleados, ¿No cree qué son bastantes para que los maneje alguien tan joven? – Se apreció y cuestiono.
–Son bastantes pero todo esfuerzo vale–
– ¿A qué se debe su fama como Director General? – Pregunto después de haber terminado de escribir la respuesta.
Jongin suspiro –Lo has dicho, todo esfuerzo vale y en estos casos de fama hacía mí, lo hago con dedicación y atención. No soy como cualquier empresario que en cualquiera de las escenas sólo ve a los empleados trabajar como máquinas durante la jornada, tanto como Jefes, trabajadores y empleados se les da un trato firme. La gente me ha conocido por ser especialista en mi propio negocio que he sacado adelante con tan sólo mi joven edad; además, soy una figura con la que las mujeres les gustarían estar–
Fachada de presumido. Pensó el castaño.
– ¿Tiene algún interés además del trabajo? –
El moreno guardo silencio y Kyungsoo dudo por que aquella pregunta estuviera fuera del tema pero así se las había formulado toda la noche escribiendo lo mejor que se le pudiese organizar en mente. Levanto su vista nuevamente hacía juntarse con la del contrario y este esbozo una sonrisa.
–Me interesan muchas cosas, aunque ahora me intereso en algo buenísimo– Aquella sonrisa que tenía en los labios se convirtió en una donde mostraba su blanquecinos y perfectos dientes.
Kyungsoo intentaba concentrarse en las peguntas que tenía en aquella libreta, pues se distraía tan estúpidamente en el rostro del moreno, se había dado cuenta de que no sólo en las revistas de chismes donde había investigado de ahora quien estaba frente a él eran ciertas, se entretuvo del atractivo rostro de su entrevistado, el cuerpo que poseía con el traje que debió haberle costado casi una fortuna tan solo. Se le veía tan jodidamente bien y Kyungsoo sentía sus mejillas arder cuando su mirada se topaba con la suya varias veces que le cuestionaba pero aquella respuesta le llamo la atención, pudo notar el tono en que le respondió, como si se tratase de una indirecta para el pobre castaño de corta estatura.
– ¿Cuál es ese interés? – Esa pregunta no la tenía escrita pero necesitaba saber, necesitaba saber si lo que había escuchado no era una simple indirecta que pudo haber tomado erróneamente.
El castaño oscuro rió sin abrir la boca, solo para sus exhalaciones. Por un instante, el moreno quería probar los carnosos labios del otro castaño y sentirlos en un golpe contra los suyos, Kyungsoo tenía algo que con tan solo verlo, Jongin sentía unos grandes deseos de él.
Se levantó de su silla y estiro el cuerpo sobre su escritorio donde, al rozar su cuerpo cayeron uno que otro bolígrafo al suelo; Jongin se sostuvo con su mano izquierda en la orilla de la base para sostener su cuerpo de que no fuera caer de frente porque ya estaba tan cerca de un Kyungsoo sonrojado con los ojos abiertos a la tan corta distancia que habían entre sus rostros.
–Ya lo sabrás…– Se limitó a responder antes de que su diestra tomara la barbilla del blanco y fusionara sus labios con lo ajenos en un beso que el moreno esperaba con ansia a ser correspondido para poder pasarlo al siguiente nivel.
El reportero se quedó en blanco a la acción que el otro le había hecho quedar, Kim Jongin lo estaba besando se trataba de un beso simple, donde no movían sus labios o al menos era lo que no hacía Kyungsoo por tal momento que estaba pasando. Los labios del moreno se sentían tan bien junto a los del reportero, los sentía tan amoldados a los suyos y su mentalidad se volvía necesitada y deseada que sólo con una orden de sus sistema nervioso hizo que inconscientemente empezara a mover los labios como los de un experto, sus brazos dejaron la libreta y el bolígrafo que tenía cayo, perdiéndose debajo del escritorio del castaño oscuro; subió sus brazos hasta abrazarse al cuello del Director General que festejaba gustosamente el correspondido beso por el bajito.
Por otro lado, Jongin se deleitaba con los labios ajenos, tan perfectos para los suyos y las cabezas que ladeaban para acoplar el beso que hasta ahora estaban dando ambos, Jongin no perdió oportunidad cuando sintió los brazos de Kyungsoo abrazarse a su cuello y, paso su lengua por el labio inferior del castaño quién de inmediato abrió paso a la lengua del moreno que exploraba todo lugar posible con el exquisito sabor a menta que el contrario le daba a probar.
Sus lenguas se encontraron y en movimientos sensuales y lentos danzaban al compás, no tenían prisa en terminar pero si una prisa por saborearse mutuamente después de que la danza fuese terminada, esos dos músculos bucales lucharon para ser el líder de ambas cavidades donde la buena amiga de Jongin fue la vencedora en la batalla.
Cuando el aire les hacía falta, se dieron la terrible obligación de separarse para recuperar el oxígeno que habían perdido, ambos estaban jadeantes y las mejillas tanto como el rostro del más bajo estaban hechas un completo lío, su tono rojizo le hacía resaltar exageradamente comparándolas con un jitomate y este, intentaba cubrir su rostro mirando abajo.
Jongin sonreía, su entrevistador besaba tan bien que sintió unas nuevas ganas de besarlo.
Tomo la muñera de Kyungsoo y en un rápido movimiento que tomo por sorpresa a al bajito que ya se encontraba a espaldas del cristal.
–Debería explicarte con detalles sobre mi interés, puede que tengas dudas– Susurro el moreno de tono tentador en el oído del otro haciendo que este se estremeciera y girara el rostro a un lado.
No podía formular palabra alguna, no cuando Jongin le tenía acorralado sujetando su cintura y apegándola al cuerpo de este; cuando Kyungsoo había girado su rostro, le dio la entrada a un Jongin que le beso su piel lechosa y suave que a este le enloqueció de sobre manera aún más al escuchar el jadeo del castaño como una dulce melodía para sus oídos.
Los dedos del moreno se paseaban y tocaban la cintura del blanco buscando los botones del saco de Kyungsoo, uno por uno creando una sensación placentera a cada toque y beso que el entrevistado le daba.
–Jongin, cariño, eh vuelto de…~– Cantó una voz que abrió la puerta alegremente pero era apagada por tal escena que estaba presenciando.
Kyungsoo se separó bruscamente del de Jongin quien se mordió el labio con unos nervios preocupados mientras se giraba para ver la expresión de quién no había llamado antes de entrar.
–Luhan…– Susurro con los ojos abiertos al ver a un Luhan estático.
–Y-yo, l-o si-ento–
El castaño sin dudarlo dos veces, tomo con rapidez su libreta y salió a toda prisa de la oficina pasando por el lado del recién llegado que solo se limitaba a mirar al moreno.
– ¡Kyungsoo, espera! – Grito el moreno tomando el paso para seguirlo.
– ¡KIM JONGIN! – Llamo exasperado y furioso Luhan que detuvo a Jongin antes de salir de la oficina también.
–Luhan, yo… Puedo explicarlo– Trago en seco y se acercó al castaño rojizo.
Luhan cayó al piso de rodillas y comenzó a llorar.