-Entonces...¿Durmisteis juntos? - Agarré con fuerza el volante y chasqueé la lengua contrariado.
-¿Qué?... ¡No! ¿Te cuento todo y tú solo te quedas con eso? - A mi lado Crystal se encogió de hombros. Se había acurrucado en el asiento del copiloto y abrazaba sus piernas flexionadas con gesto infantil
-Era simple curiosidad - De no ser porque estaba conduciendo le habría dado una buena colleja.
Después de aquella escena en el baño había corrido a la terraza sufriendo un intenso ataque de nervios. Para cuando Nay salió yo ya me encontraba tumbado fingiendo que dormía en el extremo más alejado de las mantas-colchón-lo que sea-improvisadas para evitar cualquier tipo de conversación vergonzosa y el peliazul había optado por fingir que se creía mi actuación.
Se había tumbado al otro extremo y apoyando la cabeza en sus brazos había estado observando el cielo en silencio por un largo rato. Yo había permanecido quieto, espiando mediante miradas furtivas hasta que el sueño ganó la batalla y caí rendido.
Al abrir los ojos al día siguiente Nay ya se había levantado. Metiéndome prisa me sacó del apartamento sin darme si quiera tiempo de despedirme de Kyra y nos metimos corriendo en la caravana de vuelta al festival.
El camino de vuelta había sido desconcertantemente normal. Nay había permanecido en su mutismo habitual mientras ignoraba al resto del mundo como si todos fuésemos demasiado aburridos para él. Yo en cambio no poseo esa habilidad de abstracción y tuve que soportar las risitas de todas las niñas que se paraban a cuchichear sobre él. Aunque creo que soportar miraditas fue mucho mejor que tener que soportar a la señora que decidió sentarse a mi lado y que al parecer tenía un gallo como mascota escondido en el bolso. El único momento en el que Nay se dignó a prestarme atención fue para reírse a carcajadas por mi expresión de horror al ver que el animal parecía haberse propuesto arrancarme algún dedo durante el viaje o cualquier otra parte del cuerpo.
Por eso no es de extrañar que cuando puse los pies de nuevo en el camping del festival tuviese que contener las enormes ganas de besar el suelo y dar gracias a dios por seguir de una pieza.
Nada más entrar en la caravana una enorme mata de pelo rojo me nubló la vista. Crystal nos esperaba con una sonrisa preocupante y una mirada expectante justo enfrente de la puerta. Al verla no pude evitar encogerme en mi sitio. Algo me decía que iba a meterme en problemas dentro de nada. Aún con esa sonrisa espeluznante en los labios la chica alargó un brazo hacia nosotros. Como si esperase recibir algo. La miré unos instantes confuso sin saber que decir. Hasta que Nay cerró la puerta detrás mío y habló con falsa alegría.
-Feliz Cumpleaños pelirroja- Paso de largo y tras remover cariñosamente la cabellera de la chica se adentró en la caravana dejándome a mi congelado en mi sitio. "¿Cumpleaños?" Alcé los brazos y obligué a mis músculos de la cara a formar una mueca que se suponía que era una sonrisa mientras la abrazaba
-¡Feliz cumpleaños Crystal!- La chica no pareció notar como mi voz se quebraba, porque me respondió al abrazo con normalidad.
-Ya sabía yo que no se te iba a olvidar- Tragué saliva notando como mis músculos se destentaban "Oh dios Dan. Salvado por los pelos" - Ahora...¿Dónde está mi regalo? - "Mierda. Me confié demasiado pronto." Intenté pensar en algo rápido que me sacase de la situación, pero lo único que me venía a la mente era la imagen de mi lapida en ese instante. —Murió a la temprana edad de los 18 víctima de la furia de una pelirroja—
-Esto...- Me llevé las manos a los bolsillos del pantalón como fuese a sacar mágicamente un regalo de ahí, pero obviamente solo encontré pelusillas... pelusillas y una tarjeta- Te he traído el fabuloso regalo de...- Sacando el papel lo miré unos segundos desesperado. Luego volví a adoptar la sonrisa de vendedor de teletienda y hablé con falso entusiasmo - ¡El número de una desconocida a la que puedes acosar! - Crystal alzó la ceja lentamente y miró la tarjeta que le tendía sin mucha convicción. Yo intenté mantener la sonrisa en mi rostro, pero ya empezaba a notar como los músculos me temblaban por el esfuerzo.
En un movimiento demasiado lento Crystal me quitó el papel de las manos. Esperé expectante mi sentencia mientras ella lo miraba con una mezcla de curiosidad y desconcierto. Los ojos de la chica se agrandaron unos instantes y cuando me miró de nuevo tenía una expresión que no sabía muy bien como identificar.
-¿Es en serio? - "Mierda, estaba claro que no iba a colar" Asentí con la cabeza mientras me encogía en mi sitio. " Adiós Dan. Ha sido un placer ser tu voz interna".
No pude evitar soltar un jadeo de espanto cuando Crystal se me abalanzó, pero el grito quedo en la nada al notar como sus brazos en vez de estrangularme el cuello o algo peor se limitaron a rodearme para atraparme en un abrazo.
-¡OH!¡ Gracias, gracias, gracias! ¡Eres el mejor amigo friki que una puede tener! - Dicho eso la chica me soltó y sin añadir nada más salió de la caravana toda emocionada dejándome a mi solo en la puerta más confuso que un niño de 8 años haciendo un examen de matemáticas avanzadas. A mis espaldas escuché un silbido. Haddock me dio unos golpecitos amistosos en el hombro.
-Si que debía ser el número de un desconocido importante para que se pusiese así.
Tras esa desconcertante escena nos habíamos quedado todos en la caravana hasta que Crystal había regresado con una mirada que destilaba una felicidad típica de un niño de 5 años. Antes de que pudiese preguntarle el por qué de su extraña reacción Mía nos había ordenado a la pelirroja y a mi conducir la caravana de vuelta a la carretera. Una vez sentado frente al volante había podido preguntarle, pero la chica me había sonreído malévolamente desde el asiento del copiloto.
-Solo te lo cuento si tu me cuentas porque desaparecisteis Nay y tú anoche. -"Maldita pelo zanahoria manipuladora" Así es como había acabado contándole todos los hechos a Crystal. La chica había escuchado la historia pacientemente, burlándose de mi torpeza cuando era necesario o soltando alguna broma en el momento oportuno que no hacía más que ponerme de los nervios, pero al final del relato había adoptado una expresión mucho más seria. Sintiendo los nervios inundarme el estómago esperé expectante su veredicto.
-Dan - Se inclinó en su asiento para poder mirarme de cerca -¿Eres consciente de que Nay tiene un problema con el compromiso?¿Verdad? - No pude evitar notar el tono amargo de sus palabras. Asentí conteniendo una mueca. Vaya que si lo sabía. Había que estar bastante ciego no darse cuenta de que a Nay la palabra " Relación sentimental" le repelía como la lluvia repele a los gatos - En todos los años que le conozco no ha tenido ninguna novia ni novio oficial. Rollos sí, pero ¿Compromiso? Imposible - Apreté con fuerza el volante notando como pequeñas agujas se me clavaban con cada palabra.- Aunque también es verdad que nunca antes había llevado a alguien a ver a su hermana... Nay es difícil de comprender- Antes de que pudiese añadir un " Mira quien habló" la chica siguió en su monologo.- Solo quiero que lo tengas en cuenta. No quiero que salgas herido.
Aquella última frase me dejó sin respuesta. Mantuve la mirada fija en la carretera por unos minutos en silencio totalmente descolocado, hasta que Crystal hizo un movimiento con la mano llamando mi atención. Sin ningún tipo de sentimiento en la voz habló.
-Cambiemos de puesto. Llevas demasiado tiempo al volante. - Aún enmudecido asentí con la cabeza. Una vez sentado en el asiento del copiloto recordé cual había sido el trato.
-Cuéntame ahora por qué has reaccionado así con el número- Crystal sonrió y me pasó de nuevo la tarjeta.
-Mira el nombre que pone en la tarjeta y mira el nombre del autor del libro que de dejé- Con un poco de torpeza saqué el libro de la mochila y comparé los nombres. No pude evitar soltar un grito de asombro.
-Será maldita ¡No me lo dijo! - Crystal se rió.
-Solo tú eres capaz de hablar de un libro justo en frente del autor de dicho libro sin darte cuenta.- Fruncí el ceño a la defensiva.
-¡No es mi culpa! ¿Qué posibilidades hay en el mundo de que eso suceda? ¡Encima en Alemania!
Crystal iba a añadir algo, pero en ese momento mi móvil empezó a sonar interrumpiendo la conversación. Supuse que era mi madre dispuesta a hacerme la inspección mañanera para asegurarse de todo lo que se tiene que asegurar una madre y descolgué sin siquiera mirar el número. Por eso cuando escuché una voz masculina detrás del teléfono me desconcerté aún más.
-¡Dan! ¿Que te cuentas? - Alcé una ceja.
-¿Martín?- Mierda. Es la segunda vez que me olvido de mi amigo en solo dos días. Afortunadamente el chico no pareció notar mi confusión porque siguió hablando con su habitual naturalidad. Casi podía hasta notar su sonrisa deslumbrante desde aquí.
-Te llamaba para ver si hoy podías salir. Van a abrir una exposición de Juego de tronos cerca de mi casa y es gratis- Carraspeé incómodo y puse voz de falsete.
-mmm ¿Salir hoy?... Creo que me pilla un poco mal- Creo que estar a unos dos mil kilómetros de distancia se podía definir como "pillar un poco mal". La voz de Martín sonó extrañada.
-¿Desde cuando te pilla mal algo gratis?- Me llevé una mano a la cabeza derrotado"Shit, sabe mis puntos débiles" A mi lado Crystal me miraba con curiosidad. Estaba tan ocupado buscando una excusa convincente que no noté la sonrisa diabólica que se formaba en su rostro. Acercándose ligeramente hacia mí habló con una voz en apariencia inocente, pero que era lo suficientemente fuerte como para que mi amigo alcanzase a escucharla. La chica habló con voz sensual
-Daaaaaan ¿Con quién hablas?- No pude evitar mirarla sin comprender su plan hasta que Martín volvió a hablar por el teléfono.
-¡Oh! ¿Así que en compañía? ¡Cabrón, deberías haberlo dicho antes!
-¿Qué?¡ No! ¡No es lo que...! - El chico se rió con fuerza.
-No pasa nada. Comprendo que tengas otras preferencias a estar con tu colega ahora mismo- Me llevé la mano a la cabeza al escuchar su tono de confidencia ¿En qué demonios está pensando este tío?
-Te estoy diciendo que no... - A mi lado Crystal hacía unos enormes esfuerzos por contener la risa
-Nada, nada. Ya me contarás más tarde qué tal todo pillín. - Dicho eso el chico colgó dejándome con la explicación en la boca. No pude evitar mirar el móvil alucinado.
-¡Por qué nadie me hace caso nunca! - Fue entonces cuando la pelirroja rompió a reír.
-Será por esa cara de pánfilo que tienes. Si es que lo pides a gritos. La fulminé con la mirada.
-¡Tú, ramera de pacotilla! ¡Por tu culpa voy a tener unas conversaciones muy incómodas que eran innecesarias! - La chica me sacó la lengua infantilmente.
-Esto no habría pasado si le hubieses dicho a esa persona desde el principio que estabas fuera del país.- Lo más frustrante de todo es que tenía razón.- Que por cierto...¿Con quién hablabas? - Abrí mucho los ojos con incredulidad.
-¿Ni siquiera sabías con quién hablaba y gastas esa broma? ¡Crystal! ¿Y si hubiese sido mi madre?- La chica no se inmutó ante el tono de reproche de mi voz y con una sonrisa gatuna respondió.
-Entonces hubiese sido aún más gracioso
Solté un par de insultos mientras ocultaba el rostro en uno de los cojines que tenía al alcance. El viaje de vuelta estaba resultando agotador. Tras 6 horas seguidas de trayecto Haddock se había apiadado de nuestra existencia y nos había tomado el relevo al volante. Consciente de todo el cansancio acumulado entre tantas fiestas y tantos líos había caído rendido en una de las literas, pero al cerrar los ojos todas las imágenes del día anterior se habían arremolinado en mi cabeza haciéndome imposible la tarea de dormir. Las palabras de Crystal resonaban en mis oídos con fuerza. Era consciente de que si no aclaraba las cosas con Nay acabaría en problemas... pero una cosa es ser consciente de lo que tienes que hacer y otra muy diferente es tener las agallas para hacerlo. Tan sumido estaba en mis pensamientos que ni siquiera noté como alguien se deslizaba dentro del hueco de la litera. No lo noté hasta que esa voz electrizante me habló al oído.
-¿En qué piensas novato?- No pude evitar pegar un respingo de sorpresa e inconscientemente me pegué a la pared de la caravana, como si quisiese poner la mayor distancia posible entre aquel cuerpo y el mío. Nervioso miré el rostro de Nay que me sonreía con burla.
-¿Qué demonios haces aquí? Fuera- La expresión divertida de Nay no hizo más que acentuarse.
-¿Por qué no puedo estar en una de las literas de la caravana? Es completamente normal
-No lo es si la litera ya está ocupada.- Nay hizo un falso mohín de queja.
-Oh vamos. Si siempre compartes la litera con Crystal y no te importa.- Intenté decir que eso no era para nada lo mismo, pero las palabras se me enredaron en la lengua con torpeza y acabé enmudeciendo. Dios, era tan frustrante no poder decir una frase coherente cuando me encontraba cerca de él. Nay me contempló en silencio sin molestarse en ocultar la sonrisa burlona, hasta que al ver que no iba a añadir nada más se rió.- Me alegra saber que has entrado en razón.
Le observé en silencio, ligeramente molesto conmigo mismo por lo cobarde que era. Entonces la conversación con Crystal volvió a mi mente. ¿Qué éramos exactamente Nay y yo? Fruncí el ceño clavando la mirada en el techo de la caravana. "Este sería un buen momento para preguntarle" Abrí la boca dispuesto a poner por fin un poco de orden en el caos de mi vida, pero acabé por cerrarla sin soltar ningún sonido. Sí, habría sido un buen momento para preguntar, pero no lo hice. Soy demasiado cobarde para preguntar.