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La vida es aburrida por CrystalPM

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Notas del capitulo:

Hoooooolaaaa, soy la madre drama  y he venido a invadir este fic!!!! 

 

Creo que me odiareis por este capítulo porque es aburrido y angustiante, pero Je! son gafes del oficio

 

Igual que puse en mi otro tic antes de leer quiero avisar de que al final cree una página de Facebook a petición de la gente donde avisaré de actualizaciones, problemas, datos... blah blah blah y donde también podréis preguntarme lo que queráis o comentar lo que queráis. Creo que está bien, porque así dará un poco más de libertad para el tema de conversar con los que quieran conversar conmigo :)

 

El link es este https://www.facebook.com/pages/Vinca-Gnone-Crystalpm/891262700958304?ref=hl

, pero como se que Amor yaoi es un troll y no os va a dejar copiarlo si buscais en Facebook Vinca Gnone o Crystalpm ( O ambos mejor?) os saldrá :)

Eso es todo por hoy. Ahora a leer :)

En un principio pensé que podría resultarse de algún tipo de broma. Que Crystal me había agarrado por detrás para burlarse de mi cara. Luego recordé que mi amiga se había quedado arriba junto a todos los demás y fue cuando me empecé a preocupar. Intenté zafarme del agarré me impedía pedir auxilio, pero todo esfuerzo resultó en vano. Aún en la completa oscuridad sentí como la persona que me había agarrado me intentaba arrastrar, a mi lado pude distinguir la figura de alguien que intentaba abrir una ventana para conseguir un poco más de luz y detrás mío escuche a una voz grabe soltar una palabrota.


—¿Eres idiota o qué? ¡Te has equivocado de chico! —Una tremenda oleada de alivio me inundó. ¡Por supuesto que se habían equivocado! Puede que no sea una persona muy sociable, pero no recuerdo haber amenazado de muerte a alguien últimamente. Se darían cuenta de eso y me liberarían... ¿no?—. ¿Qué parte de "pelo azul" no entendiste?


El alivio se esfumó en cuestión de segundos al comprender a quién estaban buscando realmente. De nuevo intenté zafarme para poder hablar, pero el hombre que me aún me agarraba apretó con más fuerza y gruñó.


—Estaba desmasiado oscuro como para ver el pelo. Además, me dijiste que era el que estaba cerca de la chica pelirroja.


Por fin el que se había estado peleando con la ventana consiguió abrirla y subir la persiana, permitiendo que las farolas de la calle iluminasen la estancia. Con un rápido vistazo supuse que estaríamos en una especie de almacén del pub. Aunque eso me pareció tremendamente irrelevante al encontrarme frente a un rostro que ya había visto antes y definitivamente no tenía ganas de volver a ver en la vida. Jack me contempló con la misma expresión de mi rostro una expresión medió sorprendida y medio cabreada.


—Ya me estoy cansando de que siempre metas tus putas narices en lo que no te llama niñato — "¡Pero si a mi me han traído a la fuerza!" Si no fuese porque aún me impedían hablar le habría gritado un par de cosas en ese instante.


—¿Qué hacemos Jack? ¿Le liberamos?— El maldito exnovio de Crystal miró al hombre que me tenía agarrado y sonrió malévolamente. 


—No. Mejor que se quedé aquí hasta que termine de hablar con su amigo el rarito. Quién sabe, a lo mejor el pelo azul se cabrea y lo hace más interesante —¡Ay! Si pudiese alzar y poco y estrangularle...—. Además, no estaría mal saldar un par de cuentas contigo. 


De repente un fuerte empujón a mis espaldas me estampó contra una de las estanterías del almacén y me hubiera quejado del relámpago de dolor que me recorrió la columna de no ser porque la mente se me nubló por unos segundos debido al golpe. Antes de que pudiese si quiera pensar en la posibilidad de escaparme otro de los compañeros de Jack se acercó a mi lado y me agarró de las muñecas asegurándose de que las mantenía a mi espalda en una posición no muy cómoda precisamente. Sin importarme mucho la mueca de dolor y rabia que estaría poniendo en esos instantes me intenté girar para ver como mi antiguo captor salía de la habitación. 


"Mierda, va a por Nay" No pude evitar contenerme y pregunté con contenida rabia y preocupación.


—¿Qué quieres de Nay? —Jack decidió ignorar mi pregunta y fingir que yo no me encontraba en aquella sala. Soltando un bufido de rabia intenté zafarme de nuevo del hombre que me tenía agarrado, pero me fue imposible—. ¿Tiene algo que ver con Crystal? —En realidad no tenía ningún sentido meter a mi amiga en aquel embrollo, pero pensé que mencionaba a la chica al menos conseguiría llamar su atención y acerté. Jack por fin volvió los ojos hacía mi con una expresión de cabreo.


—¿Y a ti que cojones te importa? —Antes de poder decir algo noté como mi móvil vibraba en el bolsillo de mi pantalón y una muy ridícula musiquilla no acorde con el ambiente inundó la sala, Jack pasó la mirada de mi rostro a el bolsillo, para luego volver a mi rostro—. No serás tú el novio de Crystal, ¿no? —Aquel cambio de tema me pilló desprevenido "¿What?" ¿A qué venía eso ahora? Y encima ese tono de voz... ¿Celos? Con voz grave hablé.


—Eres consciente de que Crystal no volverá contigo ni en sueños ¿Verdad? —No pretendía sonar cruel, ni burlarme, solo quería recordarle lo obvio, para que dejase en paz a mi amiga si es que todo eso tenía que ver con ella, pero Jack no pareció tomárselo muy bien ya que si expresión se crispó. Al ver la mueca de su cara llegué a sentir algo parecido al pánico por unos segundos, pero no me dio tiempo a procesarlo, porque lo siguiente que recuerdo fue el tremendo dolor en el estómago cuando el chico me pegó un puñetazo sin contenerse. 


—Alguien te debería enseñar modales. Niñato —Parpadeé repetidas veces, intentando enfocar la vista que se había vuelto nublosa después del golpe. Notaba las gotas de sudor en la frente apelmazando el flequillo e impidiéndome ver con claridad. "Mierda Dan. Esto no está yendo bien. Deberías intentar dejar de cabrearle más de lo que ya está" Sí. Definitivamente si no mantenía el pico cerrado las cosas irían a peor...pero si me quedaba callado también todo acabaría mal. Tenía que encontrar la manera de liberarme y salir de ahí para encontrar a Nay antes de que aquel musculitos de antes le encontrase. "Tal vez... tal vez si le haces creer que quieres una pelea mano a mano con él te deje libre y puedas aprovechar para huir" Tragué saliva y no me lo pensé dos veces antes de hablar o si no me acabaría arrepintiendo.


—Hablas mucho, pero ni siquiera te atreves a hacer algo sin un amigo cubriendo tus espaldas —"Bueno, en este caso está técnicamente cubriendo la tuya Dan" Pude notar como la mandíbula del chico se tensaba—. No se como esperas que Crystal salga con alguien tan patético. 


El chico lanzó otro puñetazo, esta vez apuntando a mi rostro y habría podido esquivarlo de no ser por que el hombre que me mantenía sujetas las muñecas me empujó hacia delante. No pude evitar soltar una palabrota, pero seguí—. Cabrón ¿No querías arreglar las cosas conmigo? Pues déjame suelto y lo resolvemos. 


En algún otro momento puede que Jack se lo hubiese pensado fríamente y no hubiese caído en mi ofrecimiento, pero la furia brillaba en los ojos del chico. Con un leve movimiento de cabeza le indicó a su compañero que me soltase.


—A ver si sigues diciendo lo mismo cuando acabe contigo.


Nada más sentir como la presión que me obligaba a mantener los brazos a mis espaldas desaparecía acaricié con mi mano mi otra muñeca, agradecido de notar como la sangre volvía a fluir libremente. En mi cara mantuve la expresión de cabreo monumental ( Que no me costaba mucho mantener en ese momento), pero en mi interior el corazón empezó a latir con fuerza. "Vale Dan. Tienes que actuar rápido y no cagarla"


Por supuesto que no pensaba luchar contra Jack. Puedo ser impulsivo, pero no soy estúpido. Además en aquel momento lo más importante era salir y encontrar a Nay antes que aquel hombre. Por ello, aunque me puse en la típica posición de "Listo para la batalla" en frente de Jack, lo que en realidad hice fue observar por el rabillo del ojo al otro compañero del exnovio de mi amiga, que se había situado a mi espalda y parecía haberse relajado considerablemente y se preparaba para observar una pelea con tranquilidad.


Antes si quiera de poder pararme a pensar (Y así que ellos tampoco pudiesen pensar también) me di la vuelta y le propiné una patada con todas mis fuerzas en la parte trasera de la pierna del compañero. El golpe le pilló desprevenido y le hizo perder el equilibrio de modo que con un pequeño empujón calló al suelo. Luego, sin pararme a mirar la reacción de Jack, pero si escuchando el grito que pegó, salí corriendo hacia la puerta ignorando el dolor punzante del abdomen y los pinchazos que sentía en la mandíbula por sus puñetazos. 


Os podéis imaginar mi dicha al ver que iba a alcanzar el mango de la puerta antes de que los chicos reaccionasen y me impidiesen salir... y también os podéis imaginar como el mundo se me vino encima cuando el manillar giró antes de que yo lo tocase y la puerta se abrió revelando una figura al otro lado de la habitación. Sin tener tiempo para frenar acabé estampando contra la figura, pero esta no se vino abajo. Lo primero que se me pasó por la mente fue al hombre musculoso que hacía unos segundos había desaparecido por la puerta para buscar a Nay "Oh, no, no, no, no, no ¡Fui demasiado lento!" Una voz inundó la sala.


—¿Que demonios está pasando aquí?— "Un momento... yo esa voz la conozco" Sintiendo una enorme oleada de alivio alcé el rostro para ver el rostro de Haddock con una expresión que nunca le había visto. Algo parecido a "¿A quién tengo que matar primero?". El silencio inundó la sala por unos minutos. Tal vez Jack y aquel otro chico hubiesen considerado fácil controlarme a mi, un chico que apenas puede levantarse a si mismo de la cama todas las mañanas, o con ayuda de su amigo a Nay, pero enfrentarse a Haddock, el típico hombre "puertas de discoteca", no parecía estar entre sus planes. Mi amigo dio unos pasos hacia el interior de la sala con un gesto más que amenazante y aquello pareció hacerles reaccionar. Jack habló titubeando mientras movía la mano exageradamente


—Cálmate Haddock. No queremos líos —El mayor alzó una ceja inquisitivamente y su tono de voz sonó como un filo de un cuchillo.


—Pues si no queréis líos ya os estáis largando— No necesitaron que se lo repitiese dos veces. Ambos salieron con rapidez de la sala sin siquiera atreverse a alzar la vista hacia Haddock cuando pasaron a su lado. Este se limitó a seguirles con la mirada con aspecto intimidante, y no fue hasta que les vio desaparecer por las escalera que volvió a centrar su atención en mi. Ahora con una expresión mucho más amable y mucho más natural en él.


— ¿Te encuentras bien?— Me pasé la lengua por los labios confundo, intentando ordenar mis ideas. Luego una debil sonrisa empezó a aparecer en mis labios, que se fue transformando en una sonrisa de oreja a oreja y que acabó conmigo estallando en carcajadas, con un ligero tono histérico. Haddock pareció preocuparse más por eso que por cualquier otra cosa —¿Te han golpeado en la cabeza? 


—No es eso —Sin dejar de reírme negué con la cabeza (Aunque técnicamente sí me habían golpeado en la cabeza) y le acerqué a mi amigo para aferrarme a su hombro amistosamente. Por fin pude contener las carcajadas y me limité a sonreírle ampliamente—. Es que nunca me imaginé que llegaría a alegrarme tanto verte con tu cara de terminator. 


En el piso de arriba del pub el ambiente seguía exactamente igual que antes de que me fuese y por un momento me causó la impresión de haber vivido una especie de sueño o una alucinación. Al pie de la escalera Mía nos había estado esperando, con esa expresión que ponen las madres cuando están preocupadas por sus hijos. Nada más verme me abrazó soltando un grito de alivio.


—¡Nos habías preocupado Dan! Cuando Crystal se fue nos avisó de que habías bajado al baño, pero pasaban los minutos y no volvías, no estabas por ningún lado ¡y no contestabas al móvil! —Acaricié el pelo de mi amiga agradeciéndoles la preocupación por mi—. Luego vimos a ese señor con tan malas pintas salir de esa habitación de almacenes y como no dejaba de observar a Nay y nos preocupamos aún más. 


Aquello me recordó la verdadera razón por la que Jack había estado ahí.


—¡Nay! ¿Donde está Nay? — Mía señaló al exterior del establecimiento. 


—Salió a buscarte a fuera, por si te habías ido mientras no mirábamos ¿Por?


—Mierda— Sintiendo una repentina preocupación me acerqué a la entrada del pub para asomarme por la calle. Nada más salir al frío del exterior escuché una voz justo a mi lado. 


—¿Dónde narices te habías metido novato? —Al escuchar aquel mote y distinguir la cabellera azul de Nay a mi derecha no pude evitar romper a reír de nuevo. Esta vez de puro alivio. Aquello pareció poner de peor humor al peliazul —¿De que cojones te...? Espera, ¿Eso es un moratón? —Nay alzó una mano para rozar con ella mi mejilla causándome un pinchazo de dolor y haciendo que cesase de reír y pegase un ligero bote apartando mi rostro de su mano por puro instinto. Los ojos del chico brillaron de una manera extraña. 


—No ha pasado nada. Hay algo más importante que...— Nay me agarró de nuevo de la mandíbula, aunque esta vez con más delicadeza, solo para obligarme a girar el rostro hacía él.


—Novato, dime qué ha pasado—Antes de que pudiese decir nada la voz de Haddock sonó a mis espaldas.


—Han sido Jack y sus amigos— Nay y yo nos volvimos hacia el mayor al únisono. Yo emitiendo un sonido de protesta. 


— ¡Haddock! Eso no importa ahora. Nay, tengo que decirte algo más importante —Nay no parecía prestarme la más mínima atención. Simplemente miraba a Haddock con ese brillo extraño y una expresión indescifrable.


—Explícate Haddock— Nuestro amigo contó lo ocurrido en el almacén sin prestar atención a mis quejas mientras que Nay le escuchaba en un terrorífico silencio y no fue hasta que propiné un puñetazo lo suficientemente fuerte en los brazos de ambos que se percataron de que seguía ahí— ¿¡Queréis hacer el favor de escucharme!? —Nay tensó su mandíbula.


—¿Escuchar el qué? Creo que ha quedado claro lo que pasó. Esos cabrones...


—¡Qué me escuches he dicho! —Al final tras muchos gritos y la intervención de Mía ambos aceptaron entrar en el pub, tranquilizarse y escuchar lo que tenía que decirles. Con voz lo más calmada posible les expliqué lo que había ocurrido en el almacén. Como me habían cogido por error, como al que buscaban era a Nay y como había cabreado a Jack para conseguir que me dejase libre ( Sin dejar muy claro cuales eran mis verdaderas razones para querer salir de la sala, me daba vergüenza ¿Vale?) 


Los dos escucharon en silencio, pero la expresión terrorífica no desapareció de sus rostros en ningún momento. Al final cuando terminé de hablar se hizo un pequeño silencio en la mesa que habíamos ocupado. Fue el peliazul él que habló.


—Osea... — Por alguna razón, su tono no me gustó nada— Que en realidad a quién buscan es a mi y que probablemente vuelvan a buscarme— Entendí sus intenciones al vuelo y por lo visto Mía también lo hizo porque se adelantó a hablar con tono seguro.


—¡Ni se te ocurra seguirles el juego Nay! Si les ves te tienes que alejar de ellos. No te metas en problemas.


—Huir de ellos no soluciona nada —Haddock, sentado a su lado asintió como para reafirmar las palabras del chico. La chica les apuntó con gesto amenazador.


—Vosotros dos vais a dejar de lado vuestros instintos de perros callejeros y no vais a hacer nada —Como muchas otras veces me alegré de tener a alguien tan sensato en el grupo. Ninguno de los dos añadió nada más, pero aún así aquella aura extraña estuvo presente durante el resto de la noche.


 


Al día siguiente los recuerdos del día anterior parecían algo muy lejano. Me levanté tarde para observar confundido mi habitación, como si aquel sitio tan familiar me resultase fuera de lugar después de las cosas tan extrañas que me habían ocurrido aquel verano. Bajé a desayunar en silencio y agradecí a los dioses el hecho de que mi madre no estuviese en la cocina para no poder ver la marca morada y rojiza que se me había formado en la parte inferior del pómulo. No era nada grave, pero solo eso habría bastado para causar una buena regañina por parte de mi progenitora. Me preparé con lentitud y salí a la calle para dirigirme hacía el barrio de Martín. Aquel día no tenía absolutamente ningunas ganas de salir de mi habitación, pero le había prometido a mi mejor amigo que quedaría con él y con mis antiguos compañeros y no soportaba la idea de decepcionarle después de haberle ocultado todo lo ocurrido en el verano. 


Cuando llegué al portal de su casa mi amigo me esperaba con una amplia sonrisa que brillaba tanto como el pequeño piercing que le asomaba en uno de los lóbulos de sus orejas. Aún hoy en día no podía entender como su hermana le había llegado a convencer para que se hiciese aquello, pero supongo que le sobornaría con la idea de ponerse algún piercing de pokemon o el de pac man que tenía puesto en aquel instante. 


—¿Qué te ha pasado en la cara? —Me encogí de hombros intentando aparentar desinterés mientras iniciaba el camino hacía la cancha donde habíamos quedado con el resto.


—Me golpeé con el pico de la mesa mientras buscaba un boli en el suelo —Mi amigo pareció dar esa respuesta por buena y con su típica despreocupación sonrió y me siguió el paso.


Una vez nos encontramos con el resto pude comprobar que no todo el mundo parecía estar contento de mi presencia. La mayoría me saludó con naturalidad y sonrió mostrando una sonrisa que quería expresar lo mucho que me habían echado de menos, pero cuando fui a saludar a Javier, mi bastante antiguo amigo pelirrojo, noté como el chico no pudo evitar lanzarme una ligera mirada de molestia. 


La tarde pasó de la misma manera que yo recordaba, algunos jugaban despreocupadamente al fútbol mientras que el resto se dedicaba a charlar alegremente en las gradas (Creo que sabéis en que grupo estaba yo) y luego todos íbamos hacia el mismo bar de siempre a tomar lo que siempre todos tomábamos.


 Las conversaciones estaba repletas de anécdotas que habrían sucedido en verano y de las que yo obviamente no tenía consciencia. Así que bastante pronto acabé por desconcectar en cierto grado y me dediqué a mandar mensajes a Crystal por el móvil. La chica se había marchado antes de saber lo ocurrido con Jack la noche anterior y no había tenido tiempo de contactar con ella desde entonces. Algo que me tenía un poco preocupado. Un ligero golpe en la mesa me hizo alzar la vista de la pantalla del teléfono. Javier me miraba con cierto reproche en los ojos así que me obligué a mi mismo a prestar atención a la conversación. En aquel momento Milo, un chico de cabello rizado y castaño estaba proponiendo una escapada a uno de los parques de la ciudad.


—Podríamos reservar un día todos y pasar el día entero ahí. Comer juntos, hacer las carreras en las barcas del lago —Todos parecieron estar de acuerdo con la idea. Aunque yo no dije nada, ya que mi mente seguía dandole vueltas al tema de ayer. Realmente esperaba que Nay hiciese caso a Mía y no se metiese en problemas... 


—Milo, creo que deberías repetirle el plan a Dan. Parece que el chico hoy no se entera de nada — Parpadeé, volviendo a la realidad


—¿Eh? —Javier me seguía mirando con los brazos cruzados.


—Por cierto Dan ¿Qué tal te fueron estas vacaciones? ¿Lo pasaste bien en la playa? —Un sentimiento incómodo invadió. Martín se apresuró a hablar con una sonrisa en los labios, incapaz de notar la tensión en el ambiente. 


—No. Dan no se fue este año como siempre. Se quedó aquí en la ciudad —Contuve una mueca extraña. El pelirrojo entrecerró más los ojos.


—¡Oh! ¿En serio? Que raro entonces que no quedases con nosotros ningún día. Habría sido divertido verte, para variar claro. Aunque bueno, supongo que no somos lo suficientemente interesantes para ti —Era más que obvio que el chico se consideraba ofendido por alguna razón—. Dan, si te aburrimos. No hace falta que te obligues a soportar nuestra compañía.


Gabriel, el chico que se encontraba sentado a mi izquierda habló.


—¿Te encuentras bien Javi?— El chico volvió su mirada iracunda hacia él.


—No, no me encuentro bien Gabriel. Es que ¡Miradle! —Con un gesto de mano me señaló entero —Viene completamente cambiado, ni siquiera nos presta el mínimo de atención ¿y encima quiere que nos creamos que ha estado todo el verano en la ciudad? Vivo en frente de tu casa Dan ¡Se perfectamente si estabas o no estabas!


Vale, puede que tuviese razón en enfadarse conmigo. Tal vez no había sido el mejor amigo en estos últimos meses. Con voz compungida hablé


—Si he hecho algo que te haya enfadado lo siento Javier. No era mi intención —Aquello pareció enfadar al chico aún más.


—¿No era tu intención? ¡Pues lo parecía Dan! Has pasado de nuestras narices durante tres meses enteros y ahora... ¡Ni te habría reconocido de no ser porque Martín venía contigo! —Aquella frase me golpeó con fuerza en el pecho. ¿Tanto había cambiado? No era la primera vez que alguien me lo decía. 


—Javier, lo siento pero... —En aquel momento mi móvil sonó y no pude evitar interrumpirme a mi mismo para mirar quién llamaba. Esperaba que fuese Crystal, pero al ver el nombre de Sara en la pantalla de bloqueo mi expresión se desencajó. Pude escuchar como Javier soltaba un par de insultos hacia mi y se levantaba de la mesa furioso. También escuché como algún otro chico de la mesa se levantaba también, tal vez para calmarle o tal vez para irse al igual que el pelirrojo en una muestra de su enfado hacia mi, pero no presté mucha atención. Contesté a la llamada. Sara no me llamaría para felicitarme el día o algo parecido. 


—¿Sara? —La voz de la chica sonó agitada através del auricular.


—¿Dan, eres tú? ¡Oh, Gracias a Dios!


— ¿Dios? ¿Qué pasa Sara? —La chica parecía no poder poner sus ideas en orden.


—Simplemente estábamos tomando algo y...y llegó aquel chico y le habló a Nay... Tienes que venir, tienes que venir —Noté como la sangre me bombeaba con fuerza en la cabeza. 


—¿Qué demonios ha pasado Sara? ¿Dónde estás?


—¡No se que ha pasado! ¡No se!... Estaban aquí y luego desaparecieron y encontré a Nay en el callejón. Haddock no contesta y Crystal es ilocalizable ¡No tengo coche, no puedo llevarle a ningún sitio! —Me pasé las manos temblorosas por los cabellos y respiré agitadamente un par de veces para luego mirar a mi amigo que me observaba con gesto preocupado. 


—¿Dan, estás bien? —Tragué saliva un par de veces. Por el auricular seguía escuchando los gritos de Sara.


—Martín. Necesito que me lleves a un sitio. Ahora.


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